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Crónicas universitarias: Yesenia

Inspirado en hechos reales.


Crónicas universitarias: Yesenia



“No sabes las ganas que tengo de besarte” me decía en voz baja Yesenia mientras ponía una mano en mi pierna muy cerca a mi verga oculta bajo la mesa de un bar que compartíamos con sus amigas, acto que hizo que se me ponga super dura por lo morboso de la situación.

Me había encontrado con ella 6 meses después de mi matrimonio, éramos muy amigos y quedamos en tomar unas cervezas, ya en el lugar llegaron como 5 amigas suyas, conocía a unas 3 de antes, y en todo momento nos estuvimos riendo y pasando bien, contando experiencias de nuestras vidas. En algún punto del relato volveremos a esta parte.

“Estar en la universidad es una cosa de locos”

Yesenia era una ex compañera de la universidad, la conocí por el 4to ciclo. Vivía con Vania, otra amiga que ya conocía y la que nos presentó. El grupo era grande y la verdad era todo muy divertido, la seriedad no se asomaba casi nunca. Constantemente nos reuníamos ya sea por trabajos, estudio o simplemente para tomar cerveza al frente de la facultad o en la casa de alguno.

Justamente el departamento de Yesenia y Vania era uno de los puntos más frecuentados porque vivían solas, sin familiares que sean inoportunos.

Cuando me la presentaron nos caímos bien inmediatamente, se prestaba para la joda, seguía la broma. En esos momentos para ser sincero, no la ví con deseo a pesar de tener un muy buen cuerpo. Es morena, guapita de rostro, con lentes, tiene senos normalitos tirando para pequeños, delgada de abdomen plano, y su mejor atributo era un culito muy bien puesto, levantadito seguido de unas piernas estilizadas. Además, muchas veces venía en jeans apretados que la hacía ver muy bien.

El hecho como dije, yo en esos momentos no la veía más que como amiga. Pasaban los ciclos y teníamos una super confianza. Como ella vivía camino a mi casa, yo muchas veces me iba con ella y con nuestra amiga Vania. Íbamos normalmente en mi auto, y en los trayectos muchas veces nos parábamos a comer algo.

Muchas de esas veces, solo me venía con ella, ya que Vania frecuentemente se encontraba fuera de su facultad con su novia (era bi, pero en relaciones, ella prefería las mujeres), la cual también conocía y nos llevábamos muy bien.

Como ya llevábamos varios ciclos frecuentando, la confianza era total. Nos contábamos de todo, hablábamos de todo, pero yo seguía teniendo un interés amical con ella, cosa que al parecer ella no.

Fue en una de esas vueltas en mi auto que estábamos hablando cuando de repente me dijo:

- Javi, puedo ser sincera contigo?

La verdad es que en ese momento la miré y se me reveló todo, su mirada lo dijo todo y me puse super nervioso, no sabía que hacer.

- Pues… claro, si es que no es nada malo.

Lo dije en tono de broma, pero era más por nerviosismo.

- Tú te sientes atraído por mi?.

Me soltó de repente.

- Pues…. si, me caes muy bien, no se que decirte la verdad, porque preguntas eso?

- Porque.... yo me siento atraída por ti.

En ese momento comencé a sudar, no sé por qué la verdad, ya no era un chiquillo, ya tenía bastante experiencia, pero lo nuevo es que nunca se me habían declarado de forma tan directa, siempre fue sutil o algo compartido.

- Ehhhh… pues, jajajajaja, yo también, si quieres podemos concretarlo jajajaja, ehhhh….

Me sentía como un imbécil.

- Te has puesto nervioso no?, disculpa, no debí decirte eso, que vergüenza, no sé cómo te voy a mirar mañana.

Se le veía muy cortada, parecía una chiquilla después de una travesura.

Hay un “pequeño” detalle que se me pasó por alto. Ambos teníamos pareja.

Ambos los conocíamos en persona, por alguna que otra salida en grupo. Su novio me caía normal, tampoco es que lo había tratado mucho. Era un musculitos guapito de cara, bien extrovertido, y según palabras de ella, la pasaban muy bien en la cama. Es por eso que no entendía bien la situación por la que estaba pasando en ese momento.

Después de esa confesión, yo la traté de tranquilizar, diciéndole que no pasaba nada, que mañana estaría todo como antes. La verdad es que la tranquilizada también me la decía a mí mismo, porque estaba de los nervios. Ambos parecíamos un par de adolescentes vírgenes.

La dejé en su casa, y en camino a la mía comencé a recordar los momentos con ella, y pude darme cuenta de los detalles. Pude darme cuenta de las muchas veces que tenía actitudes conmigo que en ese momento me sentaron como de broma, pero después de esto, ya todo se aclaraba. Yo le gustaba desde hace tiempo, desde antes de ser amigos. Todas esas miradas, agarradas de brazo, empujones, subidas en la espalda, me di cuenta de que solo lo hacía conmigo, y eso que teníamos muchos amigos, y yo no lo veía, o no quería verlo.

Es por eso que cuando aún no me hablaba con ella y me quería preguntar algo, mi amiga Vania me llamaba desde su carpeta y me decía: “Amigo, aquí tu fan quiere preguntarte algo” y se carcajeaba mientras yo la miraba extrañado y Yesenia que estaba a su lado la miraba con cara de furia, para luego preguntarme cualquier cosa referente a la clase.

No se porque nunca le tomé en serio ni me di cuenta de esos detalles. Quizás era porque a mí me gustaba tontear con las chicas del grupo, estas me daban bola y ellas me seguían el tonteo, pero siempre lo hacía en plan de broma, la verdad no es que buscaba tener algo por ahí, estaba tranquilo con mi vida y mi novia.

Pero lo que pasó con Yesenia, me cambió la forma de verla, comencé a verla mejor, a admirar su figura y fantasear como sería enrollarse con ella.

Al día siguiente del episodio en mi auto, en la facultad, llegué, me junté con el grupo y estuvimos bromeando como siempre. Ella no estaba, pero no era extraño, cada uno tenía tareas y profesores diferentes donde no todos coincidían.

Estuve un rato ahí, hasta que fui a mi clase. Terminando esta, salí del salón y en el pasillo me la encontré.

- Hola, cómo estás? - Le dije.

- Ahí más o menos, estuve peleando con un profesor por una tarea, y tú?

Me le quedé mirando un momento.

- Bien, ya ves que no pasa nada? - Le decía mientras sonreía.

Ella me miró con los ojos como platos, seguro pensando que no le iba a tocar el tema. Para luego sonreír nerviosa.

- Ya ya ya, no te estés burlando. - Me dijo.

Acto seguido le pasé el brazo por el hombro y la llevé al grupo que estaba reunido, donde todo parecía estar como siempre.

Pero eso es lo que quería creer. Lo cierto es que me había cambiado la forma de verla. Todos los jueguitos que antes teníamos tomaron otro matiz. Ya no podía tomarlos de la misma forma, y ella se daba cuenta. Cada vez que hablábamos en el grupo, le sostenía la mirada y ella, aunque en un principio se intimidaba, luego me seguía el juego. Todo era frente al grupo, aunque estos no se daban por enterado, excepto por Vania que nos miraba riéndose.

Cuando íbamos a su depa para un trabajo teníamos que subir unas escaleras. La hacía ir delante mío para mirarle el rico culito que tenía y como se movía entre escalón y escalón.

- No subas muy rápido que quiero recrear la vista. - Le dije sonriendo.

Ella volteaba a verme sorprendida para luego dibujar una pícara sonrisa y luego seguir su camino.

Un día que las llevé a su casa, me dijeron para subir al depa un rato y tomar un par de cervezas. Lo hice gustoso, tenía ganas de unas “cerbatanas bien elásticas” como decimos por aquí.

Luego de un rato estar hablando los 4 (me faltó decir que en el depa vivían 3), estaba también María que era del pueblo de Yesenia y que también hacía su vida en la capital. Lo de María es para recordar, hasta ahora recuerdo esas tetototas que le gustaba lucir con pocas ropas cuando estaba en su casa, y que por la confianza, solo conmigo se ponía así. Ellas a veces se burlaban cuando se me iban los ojos, y yo me reía bastante con ellas.

La cosa es que esa noche, Vania y María se fueron a dormir a sus cuartos mientras yo me quedé con Yesenia hablando en el balcón.

La cosa entre nosotros estaba muy prendida, cada vez eran más los roces, bromas subidas de tono y demás. Cuando nos quedamos hablando, en un momento volvimos al nerviosismo, no sabíamos cómo dar el paso final, parecíamos de nuevo dos adolescentes.

- Parecemos dos chiquillos. - Dije.

- Pues si, ambos tenemos nuestro recorrido, somos amigos, pero no sé por qué me pones tan nerviosa.

- Me pasa parecido…

Volteé mi cara mirando la calle, para luego volver a mirarla, cuando me di cuenta de que se me pegó nariz con nariz.

Ya no hubo excusa. La besé seguido de abrazarla por la cintura. Nos besamos tímidamente primero para luego hacerlo con más pasión, nos metíamos la lengua como queriendo competir. Yo cada vez apretaba más y mi muchacho comenzó a reaccionar. Ella lo notó y se apretó aún más, comenzando a transpirar fuerte.

La excitación subió bastante y pasé a manosear ese rico culito que tiene. Lo sobé a conciencia apretándolo y abrazándolo con mi mano mientras ella ya gemía. Luego le comencé a besar el cuello al mismo tiempo que le sobaba una teta por encima de la ropa. Ella recién pasó su mano por mi verga sobándola en todo su largo.

Estuvimos así un momento hasta que escuchamos como alguien salía de su cuarto. Nos separamos inmediatamente, para luego decirle que mejor me voy yendo, que mañana nos veríamos. Ella asintió y me acompañó a la puerta para despedirme.

Pasaron los días. En la universidad no nos dijimos nada, como si todo estuviera igual, aunque ya no tan juguetones como antes, quizás para evitar delatarnos, quizás por miedos.

El novio de ella, de nombre Alan, estudiaba en la facultad, solo que era una promoción mayor que nosotros, por eso no coincidíamos en las clases. Pero a pesar de eso comencé a tener más confianza con él ya que teníamos muchos amigos en común. Era extrovertido y gracioso, pero el trato con ella no parecía de novios, más parecían amigos, a pesar de que todos sabíamos que eran pareja, parece que se cohibían, sobre todo él.

Como dije antes, Alan era un tipo grande, hacía pesas y tenía bastante músculo. Era de mi talla pero más grueso. A veces me preguntaba si es que por alguna razón descubre algo, iba a ser difícil defenderme.

Pasaba el tiempo y los juegos con Yesenia eran como una montaña rusa, a veces eran subidos de tono y otras bajito.

Hasta que llegó un día que me venía solo con ella, y me estacioné fuera de su edificio. Antes de bajarse me miró un momento y se me tiró encima a besarme con pasión. Se subió encima a horcajadas moviéndose, se le notaba muy excitada.

Me dijo para subir un momento y yo asentí.

Al subir y entrar por la puerta volvió a besarme con pasión restregando mi paquete que ya estaba casi en su todo esplendor. Parecía que no había nadie en el piso y ella lo sabía.

Me empujó a una esquina y se sacó la polera mostrándome sus senos, adornados con una pequeña aureola oscura que me gustó mucho. Se los comencé a chupar como orate mientras ella gemía. Luego la volteé y comencé a besarle la espalda y darle mordidas a su rico culo que me volvía loco.

Luego ella volteó de nuevo y me comenzó a besar el pecho, el estómago y continuaba el descenso. Quedó arrodillada para luego abrir mi correa, botón y cierre del pantalón, todo lo hacía mirándome a los ojos. Me los bajó y dio un pequeño mordisco a mi paquete por encima de mi trusa.

Luego la bajó, y mi cipote le saltó a la cara, ella sonrió, la agarró con su manita y comenzó a chupar.

Uffff que delicia, se sentía rico, pero algo salvaje para mi gusto. No sé si le cabía en la boca, pero llegué a sentir un poco sus dientes. Igual el morbo me ganaba y disfrutaba agarrando su pelo y marcando el ritmo de la mamada. Ella a veces se lo sacaba de la boca y comenzaba a lamer mis huevos y el tronco para luego volver a chuparlo hasta la mitad que es hasta donde llegaba.

Estuvo un rato haciendo eso, parece que le gustaba porque se le veía disfrutar. No hay nada mejor que ver a una mujer disfrutar dando una mamada.

Luego de un rato haciéndolo, la levanté y comencé a besarla con fuerza mientras le desabrochaba su pantalón. la volteé contra la pared, le bajé la prenda hasta la rodilla y comencé a chuparle la concha con calma, pero con fuerza. Ella ya estaba casi gritando, hasta que se corrió super rico, parecía que ya estaba a punto.

Luego de eso, me levanté y comencé a introducir mi verga en su conchita, mientras ella jadeaba a cada centímetro que entraba. Cuando la tenía totalmente ensartada, comencé a morderle la oreja y besarle el cuello, para luego comenzar el vaivén de forma continua, acelerando de momento en momento.

Apretaba rico esa conchita. Yo a veces la cogía de las caderas y otras de los hombros, y a veces de los 2. Iba acelerando más y más. Se sentía cada vez más fuerte el choque de nuestros cuerpos, como aplausos. Estuve un momento así hasta que ella comenzó a gemir más fuerte y luego temblar estallando en un sonoro orgasmo, apoyándose en la pared.

Yo también estaba cerca y se lo dije. Como estábamos en el pasillo, no quiso que se manche algo, así que se salió, se volteó arrodillándose para jalarme la verga al tiempo que me la chupaba de nuevo. No tardé ni un minuto cuando comencé a descargar dentro de su boca. Ufffff pero qué delicia. Ella se lo tomó todo sin dejar nada.

Una vez terminada esa faena, nos arreglamos cuando justo llega María. nos miró con cara rara y hasta me percaté que estaba oliendo el ambiente. Yo simplemente le hice un par de bromas como para no darle pie a que pensara más de lo que se imaginaba.

Pasó el tiempo y ya estábamos cerca de terminar la carrera. De cuando en cuando nos encamábamos en su cuarto. María y Vania ya se imaginaban que no solo iba a estudiar, pero no se hacían problemas.

Su forma de tener sexo a veces era medio tosca. Le gusta cabalgarme con furia, movía sus caderas de atrás para adelante a gran velocidad mientras se apoyaba con las manos en mi pecho, jadeando y gimiendo mientras cerraba los ojos, y cuando estaba cerca comenzaba a gritar hasta terminar en un fulminante orgasmo que la dejaba desfallecida. A mí me dejaba adolorido el vientre de tanto que se sacudía.

También le gustaba de perrito, y yo feliz porque es una de las que me gustan. Le daba a veces con furia e iba cambiando de ritmo, mientras ella jadeaba de lo lindo, hasta que enterraba la cara en la almohada gritando de placer por el orgasmo que le venía. Yo bombeaba un poco más hasta terminarle en toda la espalda.

Otro día, estábamos apurados en su depa terminando un trabajo que debíamos presentar, y justo antes de salir, se colgó de mi cuello proponiéndome un rapidito antes de irnos. Prácticamente me llevó a empujones al cuarto de Vania (no había nadie en casa) y nos tiramos en la cama, se sacó el pantalón y así en misionero me metí entre sus piernas y comencé a bombearla con furia mientras nos comíamos la boca. Recuerdo que cuando estaba cerca ponía los ojos en blanco mientras jadeaba y yo sin parar. Terminó 2 veces. Siempre me encantó como terminaba.

Así como esa y otras varias, yo no terminaba. No sé por qué siempre me demoraba demasiado, y había veces en que teníamos que irnos sin yo terminar.

Pero vino el tiempo que se comenzó a complicar un poco la cosa. Ella parece que se había peleado con su novio, y creo que él la sufrió más. Una vez la llamó mientras estaba conmigo en su cuarto y escuchaba que ella le decía que estaba sola en el cuarto, que lo juraba.

Otra vez cuando me quedé de un día para otro, se puso muy cariñosa, y en ese plan me dijo de que ojalá estuviera yo soltero para intentarlo como pareja. Yo le decía que no iba a poder ser, que yo ya había decidido que iba a hacer mi vida con mi novia, pero que ella era una chica increíble y que seguro encontraba a alguien que la merezca. Eso solo hizo que le salgan lágrimas mientras nos abrazábamos en la cama.

Luego vinieron los celos. Yo siempre he sido amiguero, y siempre me gustaba molestar a las amigas del grupo. Eso le comenzó a fastidiar demasiado, y me comenzaba a celar y dejar de hablarme. Para luego pedirme perdón por portarse así. Yo nunca le puse mala cara. La quería como amiga, pero la quería mucho.

Ya en el último ciclo, como que ya no teníamos encontrones. Parece que ella se dio cuenta que podía salir muy dañada de ahí al no darle ningún tipo de esperanza.

Hicimos una reunión de fin de carrera en mi casa, fue casi toda la promoción. A Yesenia la veía especialmente receptiva conmigo, regalándome miradas muy pícaras y sonriéndome como antes. Parecía que quería volver a los jueguitos.

A eso de comenzar, faltó comprar unas cosas y dije que me iba a al super a traerlas. Mariana, una chica del grupo dijo que me acompañaba y salimos rápido sin que nadie pudiera decir algo.

Mariana es una chica extrovertida y quizás en conjunto, podría ser la más bella de la promo. Su padre es negro y su mamá blanca casi nórdica, lo que resultó una bonita combinación. Morena de piel con el pelo castaño, cara de gata, ojos grandes y ovalados de color azul, unos senos grandes y bien puestos, cintura pequeña con un piercing en el ombligo, buen culito y piernas. La verdad estaba para comérsela.

En el trayecto comenzó a tontear conmigo haciendo bromas, rozando mi brazo y pierna mientras manejaba. Yo la verdad, a pesar de ser muy linda, siempre la encontraba muy engreída y eso me quitaba un poco las ganas. Lo único que hacía era darle pequeños cachetazos en la frente diciéndole que se esté quieta mientras me reía.

Eso a veces le daba cólera porque sentía que no la tomaba en serio y todo era broma conmigo.

El ida y vuelta del super se demoró porque nos agarró tráfico pesado, y cuando llegamos a mi casa, la gente nos reclamaba en broma que donde nos habíamos ido, yo siendo como soy les seguí la broma y Mariana dándome puñetes en el brazo escuchando lo que decía.

La que sí estaba con cara de perro pitbull era Yesenia. Me miraba super seria, y en un momento que me acerqué a hablarle, ella ni me contestó, sólo volteó la cara.

Yo simplemente miré hacia arriba resignado y no quise molestarla.

Terminó la noche donde la pasamos muy bien, era nuestra despedida, era lo mínimo.

Después de eso con Yesenia nos encontramos de nuevo en la facultad recogiendo unos papeles, pero ella seguía sin hablarme. Eso me enojó y la encaré.

- Yesenia, se puede saber que te pasa?, no creo que sea para tanto lo del otro día.

- Te crees que soy estúpida?, tú tienes algo con Mariana, siempre has coqueteado con ella, solo me has estado mintiendo.

- No sé de qué me hablas, yo siempre me he hablado así con todas mis amigas, no es porque les estuviera coqueteando.

- Así?, y lo que me contaste de Malena? (otra chica de la facultad y otra historia)

- Eso fue hace tiempo, además solo fue un coqueteo (mentí).

- No me lo creo, tú eres un perro que le va oliendo el trasero a todas, es seguro que has tenido algo con ella, con Mariana y con Magu (otra historia). A tu novia le has puesto los cuernos conmigo y con ellas y sabrá con quien más.

- Que no caramba, solo contigo, además a mí no me tildes de corneador que los dos estuvimos en las mismas.

- Pero tú peor, no tienes bandera y cero escrúpulos.

Luego de eso, se alejó de mí. Me supo bastante mal ya que era mi mejor amiga y la quería mucho, aunque solo como amiga.

La verdad era cierto, era un perro. Dentro de mí me justificaba diciendo que yo nunca empecé nada, que eran ellas las que habían iniciado y que solo era temporal. Pero no tenía justificación, y agradezco que mi novia nunca se enteró de esas perradas.

Pasó un año y del grupo a veces me veía con unos cuantos a almorzar u otra cosa. Y en una de esas comidas, apareció Yesenia. Yo pensé que quizás no me iba a hablar, pero fue todo lo contrario. Apenas me vio, se acercó y me abrazó fuerte, quedando así un rato. Tanto que nuestros amigos comenzaron a molestarnos que vayamos a un hotel.

Reímos y luego ella me dijo que me extrañó mucho, y que la disculpara por terminar así, pero que le daba vergüenza llamarme después.

Yo le dije que se había puesto como una niñita y que estaba a punto de darle nalgadas esa vez, sonriéndole por el doble sentido. Ella rió diciendo “tú no cambias”.

Luego de eso, no nos volvimos a encontrar, pero hablábamos por mensajes.

Hasta que… llegó el día de mi boda. Los invitados se me salieron de control, así que con mis amigos tuve que escoger a los solteros. Varios se enojaron pero no pude hacer nada.

Dentro de los solteros estaba Yesenia. La fiesta fue muy buena, nos divertimos bastante. Yesenia se veía feliz por mí de forma sincera.

Terminó todo y empecé una nueva etapa con mi esposa.

Pero… volvemos a la primera parte del relato.



6 meses después, estábamos por la enésima jarra de cerveza en ese bar, riéndonos con Yesenia y sus amigas, muy divertido todo. Yesenia nos estaba contando que justo ayer había estado con un francés que conoció y que tuvo el mejor sexo de su vida. Yo la molestaba que era solo porque es francés, y que siempre fue su debilidad. Hasta me puse a imitarla caminando de puntitas para no pisar el charco que ella hacía cada vez que conocía a uno, mientras todas estallaban de la risa.

Y mientras bromeábamos y la pasábamos bien como en los buenos tiempos, sentí como puso su mano en mi muslo cerca de mi paquete y diciéndome disimuladamente mientras sus amigas hablaban.

- No sabes las ganas que tengo de besarte, de que me hagas tuya de nuevo.

- Yesenia, contrólate que están tus amigas, además pensé que ya habíamos cerrado ese tema, mira que ahora estoy casado. Además, ya tienes un francesito.

Lo dije como un ventrílocuo mientras reía disimuladamente mirando lo que hablaban sus amigas.

- Pensé que, si me bastaba, pero el verte de nuevo me ha encendido totalmente y tengo unas ganas locas de violarte.

- Pues te aguantas, hemos salido en plan de amigos. Ahora ponte bien que ya están empezando a mirar raro.

Por suerte, Yesenia se recompuso y seguimos en la onda. Pasaron las horas y cada vez estábamos más alegres. Luego se fueron yendo y solo quedamos Yesenia, yo y su amiga Marta, una morenita de buen cuerpo, aunque tranquila de carácter.

Luego los 3 nos fuimos a la barra a ver mejor la música en vivo que empezaron a tocar. Para esto, con los tragos encima, a Yesenia se le comenzó a ir la mano, y me la pasaba por el pecho y el estómago mientras bailaba con la música. Yo la miraba de reojo moviendo la cabeza de lado a lado pero igual sonriendo.

De pronto, mientras seguíamos viendo el grupo, sentí que me volvían a acariciar el pecho, yo pensando que era Yesenia la miré, pero le vi con sus brazos en su sitio y me sorprendí mucho, hasta que giré al otro lado y vi que era Marta la que lo estaba haciendo mientras me miraba sonriendo. Me quedé de piedra y al volver con Yesenia, esta me miraba en forma pícara, parecía que eso de los celos lo había dejado atrás.

Bajo esa nueva circunstancia, bajé mis defensas y comencé a fantasear. Ambas siguieron con su jueguito y yo ya no pude quedarme atrás, así que con autoridad les agarraba el culo fuerte mientras ambas se reían.

Como ya se estaba notando el espectáculo que estábamos haciendo, Yesenia me dijo que las acompañe a su casa, que ahí se quedaba a dormir Marta.

Cogímos un taxi y nos metimos los 3 atrás. Dentro seguimos con los juegos, y no solo de manoseo, también nos comenzamos a comer la boca. Yo en el centro giraba un rato para cada una. El taxista nos miraba disimuladamente por el retrovisor.

Una vez llegamos y bajamos me dijeron para subir. La verdad no lo quise ni pensar, porque sino era capaz de escapar, como había dicho el pastor en las charlas matrimoniales: “la fuerza de voluntad no existe, lo que existe es el escape, no se pongan a prueba”.

Lo cierto es que no escapé y subí.

Una vez dentro, seguimos besándonos como locos los tres, incluso ellas lo cual no me sorprendió por las anécdotas que me había contado Yesenia antes.

En vez de ir a su cuarto nos fuimos yendo a la sala. Ahí me sacaron la camisa y comenzaron a chupetearme el cuello, y el pecho. Yo estaba en la gloria, nunca había estado en un trío y no iba a desperdiciar ese momento.

Ambas fueron bajando y entre las dos me bajaron el pantalón con todo y trusa. De inmediato comenzaron a hacerme mamadas por turnos, mientras me miraban y se besaban entre ellas. Uffffff pero que imagen tan morbosa, me pongo fierro de solo recordarlo.

Estuvieron un rato así, mientras yo les metía mano hasta donde llegara. Alternadamente fui sacando sus blusas y brasieres, para luego sobarles las tetas y pellizcar sus pezones ante los gemidos de ellas.

Luego, Yesenia se paró, se sacó el pantalón tanga y me tumbó en el sofá subiendo encima mío agarrando con la mano mi tronco y dirigiéndola hasta su estrecho coño, se fue sentando hasta tenerla toda dentro. Luego se puso a saltar mientras iba incrementando el ritmo.

Para esto, Marta se había puesto a lado para chuparle las tetas a Yesenia, y de rato en rato cambiaba para comerme la boca y pasar su lengua por mi pecho. A veces se ponía detrás de Yesenia, la empujaba hasta que mi verga se salía de su coño para chupármela un rato mientras yo me besaba con Yesenia como si no hubiera un mañana.

Parece que Yesenia venía muy caliente desde el bar, porque no tardó en gritar su orgasmo mientras seguía moviendo sus caderas. Se salió a un costado con una sonrisa en la cara.

- Ufffffff como lo necesitaba, me tenías super caliente.

- Tú también, pero yo no he terminado zorrita.

- Con que zorrita no?, maldito perro. Ahora le toca a esta putita a ver si puedes con ella.

Sin esperarlo, Marta se subió encima mío con una mirada que me intimidó un poco. Se acercó a mi oído y dijo.

- Desde que te vi en el bar, me mojé toda, no pensé terminar así contigo.

- Pues me ha encantado que se concrete, tienes un rico cuerp… uffffffffffffff….

Marta se introdujo mi verga bien lubricada con Yesenia hasta el fondo de su cueva. Para empezar a cabalgar de forma lenta y pausada. Definitivamente cada una tiene su estilo, y cada una tiene su encanto.

El ritmo se mantuvo, lento pero duro, sentía con más claridad las paredes de su vagina. Marta me apretaba las tetas en la cara.

- Cómeme las tetas hijo de puta!!!, ohhhhhhh siiiiiiiii que ricooooooooooo…..

Y yo sin hacerme rogar se las chupaba y hasta se las mordía un poco, mientras ella seguía moviéndose con fuerza, pero pausada.

Luego de pocos minutos, Marta explotó en un silencioso orgasmo, se le escuchaba unos gemidos muy bajos pero las cejas parecía que se les iba a partir de tanto que las arrugaba, a la vez de dar pequeños sacudones con la cadera producto de las contracciones.

- Que bueno fue, me dejó fulminada, pero este que no termina, será el alcohol?

- Bueno, si y no, el alcohol influye, pero yo también suelo ser un poco tardón.

- Me consta.

Dijo Yesenia.

Marta la miró extrañada

- Bueno, no sería extraño que ya hayan tenido más encuentros antes. Que guardadito lo tenías Yesenia, eres toda una perrita.

- Jajajajajaja, pero bueno, esta perrita quiere repetir y hará que este perro se corra de una vez.

Seguido de eso, Yesenia se inclinó hacia mi verga para darme una mamada colosal haciendo que mi verga recupere la poca dureza que había perdido.

Luego de eso, se volvió a subir en mi metiendo todo mi tronco de una y volver a moverse como una amazona. Marta se unió de nuevo y volvió a alternar conmigo besos con chupadas de tetas a Yesenia. También se fue de nuevo atrás y comenzó a chuparme los huevos y mi verga cuando la sacaba del coño de Yesenia.

En una de esas, sentí que Marta dejaba mi verga, y pensé que volvería a mi lado para seguir el juego, pero lo que pasó fue un gemido más fuerte de Yesenia.

- Uuuuuuuuffff… despacio Marta, que no estoy acostumbrada por ahí… ohhhhhhhhh auuuuuuu….

Marta le estaba metiendo uno o dos dedos en el culito de Yesenia. Pero que calentona resultó esta chica.

Yesenia seguía con las quejas pero poco a poco iba adecuándose. Marta entre meterle los dedos, alternaba chupándome la verga un poco para que no pierda dureza, aunque eso me parecía imposible.

- Ya te metí 3 dedos perrita, creo que ya estás lista.

Dijo de pronto Marta.

Después de decir eso agarró mi cipote y lo dirigió al agujero de Yesenia.

- Noooo que vas a hacer Marta, no estoy acostumbrada a eso, por favor con cuidado… ayyyyyyy

Mi verga iba entrando a su culito de forma lenta pero sin pausa, y yo sintiendo un placer sin igual. Yo hace tiempo que tampoco lo practicaba, desde que lo hacía con una secretaria en la empresa de mi padre.

- Ooohhhhhhhh…. me vas a partir, aaaauuuuuuuuuu…..

Y mi verga seguía su camino mientras Marta ayudaba empujando para abajo a Yesenia apretando sus hombros.

Hasta que entró toda. Yesenia no lo podía creer, y aunque tenía cara de dolor, también tenía la vista llena de lujuria. Yo por mi lado comencé a besarle y comerle las tetas, hasta que ella se fue llenando de puro placer.

Una vez amoldado al groso de mi cipote, comenzó a moverse de nuevo por si misma, incrementando los gemidos y frunciendo más las cejas. Cada vez se movía a más ritmo, haciendo bocanadas de aire como si le faltara unido a unos gemidos deliciosos.

Esta vez Marta si volvió a su sitio y estuvo alternando mi boca con las tetas de Yesenia, que no paraba de saltar ya con la velocidad de antes.

Mi verga entraba y salía de su orto a gran velocidad. El placer era mayúsculo y sentí que me quedaba poco, pero antes de eso sentí como Yesenia comenzaba a temblar como nunca la había visto, sus gemidos se volvieron más pausados, pero más fuertes, mientras me apretaba el cuello, estaba teniendo un fabuloso orgasmo, lo que provocó en mí un morbo tremendo que me hizo estallar dentro de su culo, lanzando borbotones y borbotones de leche dentro.

Nos quedamos un momento respirando fuertemente y abrazados, mientras Marta le daba besitos en la nuca y espalda a Yesenia.

Una vez tranquila, Yesenia se incorporó y trató de levantarse, pero dijo que no sentía las piernas. Nos reímos y yo tuve que cargarla haciendo que mi verga saliera despacio de su adolorido culo.

- Auuuuchhh…creo que me has roto por dentro desgraciado.

Al tiempo que la ayudaba ponerse de pie.

- Pero no fue mi culpa, fue de Martita y su genialidad.

- Pues mi mente dice que te vayas recuperando rápido que me toca a mi.

- Por el culito?

Pregunté.

- Tú que crees?

Al tiempo que se ponía como perrita apoyando sus brazos en el asiento del sofá.

Eso me prendió de inmediato, ya que como dije antes, esa pose me da mucho morbo.

Me agaché y comencé el trabajo preparatorio. Le chupé el ano a conciencia metiendo uno, dos y hasta tres dedos. Marta se retorcía de placer. Al parecer disfrutaba mucho más que nosotros los placeres anales.

Me acomodé atrás de ella, y se la metí de una sola.

- Ahhhhhhhhhhh maldito perrooooooooo!!!!!!!!! como haces esooooooooooooo!!!!

- No llores putita que se ve que este agujero soporta cosas peores.

Seguido de eso comencé a bombearla con furia durante un buen rato, chocando sus nalgas con mi vientre de forma sonora y ella gritando muy fuerte, mientras con una mano se metía los dedos al coño. Yesenia nos miraba con los ojos como platos al otro extremo del sofá.

- Siiiiiii hijo de putaaaaaaaaaaaa dame duro, maricón de mierdaaaaaaa, ooohhhhhhhhh voooyyyy voooyyyyyyy vooooooooooooooooyyyyyyyyyy

Seguido de un poderoso orgasmo que la hizo temblar muy fuerte, tuvo como un ataque epiléptico, creo que nunca lo vi tan intenso. A raiz de eso me entró una descarga eléctrica por mi espalda que me llevó a llenarla de semen dentro de todo su recto mientras apretaba sus nalgas producto de la sensación.

Se la saqué con dificultad contemplando con Yesenia que se había acercado cómo le había quedado, rojo como un tomate, super abierto y hasta latiendo.

- Mierda, yo no hubiera soportado eso. - Dijo Yesenia.

Yo me reí y fui a darle un beso apasionado, a lo que ella me miró sonriente y me lo devolvió.

Ya recuperados, Marta se despidió de mí para irse al cuarto de Yesenia. Esta se quedó conmigo para despedirse en la puerta.

- Creo que sabes que esto fue una despedida no?, no se si te vuelva a ver en un tiempo, me voy a mi ciudad a poner un bar que el turismo está creciendo allá, espero que alguna vez pases.

Yo la miré sonriendo.

- Cuídate mucho hermosa, espero seas muy feliz. Algún día nos veremos.

Seguido de un beso en la frente.

- Te quiero mucho. - Le dije.

- Y yo a ti.

Bajé las escaleras mientras ella me veía alejarme apoyando su rostro en el marco de la puerta.

- Perro!!!

Me gritó, seguido de entrar a su depa y cerrar la puerta.

Me quedé unos segundos sonriendo. Agradecí la nueva experiencia, pero a la vez ya prometiéndome sentar cabeza. En realidad, lo estaba haciendo, pero esta nueva situación me sobrepasó, y al pensar que iba a ser una oportunidad única de estar con dos mujeres, decidí tomarla. La vida es una.

Y bueno, menos mal que esta vez sí cumplí, me dediqué únicamente a mi esposa y a mis hijos que fueron llegando.

De Yesenia supe que había abierto un bar en su ciudad, la sostenía con su nueva pareja con la que tuvo dos preciosas hijas. Años después tuvimos reencuentro con los compañeros de facultad, algunos con familia como nosotros, otros solteros, pero con la misma joda que teníamos antes.

Ella se mantenía bien a pesar del tiempo y de los hijos. Por su parte ella me decía que me habían salido canas, mirándome, mientras yo le sacaba la lengua, manteniendo un rato su mirada risueña pero relajada, algo que nos hacía recordar los juegos de antes.

Un fuerte abrazo terminó la reunión, con promesas de visitas, para luego irnos todos a nuestros hogares.

Ya de vuelta a mi casa, le hice el amor a mi esposa, aunque no pude evitar recordar la tremenda experiencia que tuve con Yesenia años atrás.

- Uffff estabas como una moto amor. Te calentaste al ver a alguna de tus ex perritas?

La miré sonriendo, pero extrañado.

- Estás loca. - Le dije.

«Si tú supieras querida»

Luego la miré de reojo. Ella seguía sonriendo.

«Lo sabrá?»

FIN

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