Esto me loconto una amiga, con la que solemos hablar de sexo entre otras cosas cada vezque nos vemos.
“Este relatoque te voy a contar, es una cosa re loca que una vez me propuso mi marido.
Tengo 32años de edad y siempre me he esforzado por mantener una buena figura, con elafán de agradarle a mi esposo y también a mí misma. Tengo unas tetas grandes yen su lugar, y para no ahondar en tallas y medidas solo les diré que cuandocamino sola por la calle soy el blanco de miradas y piropos de los hombres.
Aunque ha habido ocasiones en que mefastidian por la calle cuando estoy con mi esposo, él no se molesta y más bienparece que le agradara. Me gusta usar minifaldas y ropa ceñida, pero adiferencia de lo que me cuentan mis amigas, que a sus esposos no les gusta quevistan así mi marido más bien me alienta para que lo haga. En el plano sexualdebo decir que mi relación con él siempre fue un poco aburrida, ya que tiene unpene más bien pequeño y en vez de aprovechar la mujer que tiene, prefiere verpelículas porno y hacerse la paja.
Durantealgún tiempo estuve intrigada en saber que era lo que le excitaba realmente,hasta que un día en que nos quedamos en casa tomando unas cervezas me loconfesó. Sé que a algunos hombres les excita que su mujer se vista conlencería, látex o cuero y hasta que les peguen con un látigo, pero lo que medijo mi marido me dejo sorprendida. Quiero sentirme un cornudo me confesó,quiero que dejes que otros hombres te penetren delante mío. Al principio penséque estaba borracho o que me estaba gastando una broma, pero empezó aexplicarme que cuando hacíamos el amor se imaginaba que antes que él ya me lohabía hecho otro.
Me dijo también que le gustaría vercomo otro hombre me metía mano y yo le chupaba su verga. No podía creer todo loque me estaba diciendo, pero debo confesar que me excitaba pensando en el morbode la situación. Se puso de rodillas pidiéndome que lo complazca, y yo le dijesi no se arrepentiría de lo que me estaba proponiendo. Me aseguró que no y medijo que yo escogiera al hombre con que lo haría cornudo. Esa noche alacostarnos pensé que cuando se le pasara la borrachera entraría en razón, perono fue así ya que al día siguiente me recordó mi promesa. Me fui a trabajar yno podía dejar de pensar en lo que me había pedido. Casualmente el sábadoanterior había tenido una reunión en la que me encontré con Enrique, el cuálconocí cuando era soltera hace un par de años, y a pesar de que era casado salícon él, y en un restaurante me robó algunos besos.
Enrique siempre me había gustado yaque era muy alto y grande, a diferencia de mi marido que es menudo y de miestatura. Busqué su teléfono en mi directorio y lo llamé un poco nerviosa.Cuando me contestó se alegró mucho y me invitó a almorzar, aceptando yo deinmediato. Durante el almuerzo me empezó a halagar y me dijo que aún recordabaesos besos que nos dimos. Le dije que tenía que pedirle algo un poco extraño, yél me respondió que ya estaba concedido de antemano. Cuando se lo dije se quedómudo al principio y luego me respondió que haría cualquier cosa por poseerme,así sea delante del cornudo de mi marido. Le pedí que fuese a nuestrodepartamento el sábado por la noche, y luego me despedí dándole un beso cercade su boca.
Llamé a mi marido desde la oficina yle dije que el sábado se cumpliría su fantasía, y él me respondió que iría acomprarme ropa para esa ocasión. El día sábado en la tarde mi marido recién medio la ropa que había comprado. Fui a mi habitación a cambiarme y me desnudécompletamente para ponerme la ropa nueva. Primero me puse unas braguitas colorblanco las cuales tenían una pequeña abertura por la parte delantera, y quepermitían que se viera una buena parte de ella. El sujetador dejaba mis pezonesal aire y solo sostenían los senos por debajo.
Me coloqué unas medias de nylon colorcarne y unos zapatos de taco alto. Al mirarme al espejo parecía una puta, peroeso le gustaría a Enrique mucho, y finalmente me puse una minifalda de vuelo yuna blusa que dejaba la parte de la cintura al aire. Me maquillé y peiné lomejor que pude, y salí a la sala para que mi marido me viera. Al verme sesintió complacido y me dijo que me dejara meter mano y que dejara que metocara, de forma que él pudiera excitarse con todo lo que viera. Asentí sinmucho convencimiento de lo que iba a hacer, pero no había vuelta atrás ya queEnrique estaba por llegar de un momento a otro, y además de eso pensabadisfrutar de la cogida que me iba a dar.
Sonó el timbre de la puerta y mimarido me dijo que abriera, así que fui a recibir a Enrique, que cuando me viome miro de pies a cabeza y me dijo al oído que estaba hermosa. Se lo presenté ami marido y al estar ambos parados se podía ver la diferencia entre susestaturas. Se pusieron a conversar como si fueran amigos, y le dijo a Enriqueque esperaba que esa noche se sintiera totalmente a gusto, y Enrique lecontestó que él esperaba lo mismo. Me acerqué a ellos con una bandeja con copasy se las ofrecí. Cuando le di su copa a Enrique y me incliné para dejar labandeja en la mesita de centro, sentí su mano que acariciaba mis piernas porencima de las medias de nylon. Tu mujer es hermosa y tiene lindas nalgas, ledijo a mi marido. El de una manera increíblemente natural le contestó que asíera, y que le agradaba saber que le gustaban.
Enrique al ver que era verdad todo loque le había dicho bebió su copa de un sorbo, se abrió la bragueta delante denosotros y dejó salir una verga grande y con una cabeza toda colorada. Almirarla me arrepentí de no haber aceptado los avances de Enrique hace unosaños, pero ahora podría disfrutar de ella. Miré a mi marido y él con una miradame indicó que quería que me acercara a Enrique.
Decidida atodo, me dije a mi misma que iba a aprovechar esa oportunidad, y me acerqué aEnrique y siguiendo el juego le pregunté, Que deseas que haga?. Inclínate ydame una mamada me dijo. Yo me acerqué y mostrándole el culo a mi esposo meincliné a chupar esa verga inmensa. Enrique agarraba mis tetas y yo seguía enlo mío, comiéndome su miembro hasta la base.
Luego me incorporé y Enrique levantómi falda para masajearme la conchita delante de mi marido, que solo miraba comomanoseaban a su mujer.
El toqueteoque me daba, me estaba excitando al punto de sentir que de mi concha empezabana salir mis fluidos. Yo sola me quité la falda y la blusita que llevaba puesta,y como no tenía necesidad de sacarme las braguitas debido a la abertura quetenía, Enrique hizo que me pusiera en cuatro patas sobre la alfombra, y meempezó a penetrar como si fuera una perra. Él le decía a mi marido si legustaba como hacía gozar a su mujer, y el muy cornudo no atinaba a responderviendo como entraba y salía su verga de mi concha.
Me separé deEnrique para quitarme el sujetador y las braguitas, ya que quería que me vieradesnuda. Solo me quedé con las medias y los zapatos puestos, y me tendí bocaarriba para recibirlo. Enrique también se había despojado de su ropa y nosmostró a ambos su cuerpo atlético y su verga pétrea.
Mientras seponía sobre mí y comenzaba a bombearme, pensé que estaría pasando por la mentede mi marido, y al ver su cara se notaba que le gustaba presenciar como otraverga que no era la suya me recorría a su antojo. Me olvidé que mi maridoestaba presente y empecé a besar a Enrique en la boca, y él me chupaba loslabios mientras me hacía jadear por el movimiento de su verga dentro mío.
Laresistencia de Enrique en no eyacular tan rápido como lo hace mi marido me hizosentir un primer orgasmo, y luego él se separó de mi para sentarse en el sillóny me atrajo hacia él, sentándome sobre su verga de tal modo que ambos nos encontrábamosmirando a mi marido de frente.
Mientras me culeaba de esa forma meabrazaba y agarraba mis tetas con ambas manos, hasta que sentí que un líquidocaliente invadía mi interior. Yo me seguía moviendo sobre su verga y de prontosu semen empezó a salir por un costado de mi concha. Mi marido al ver esto separó de su sitio y se arrodilló ante nosotros y empezó a lamer lo que salía. Enese momento la verga de Enrique se salió y mi marido la tomó con una de susmanos y empezó a chupársela. Yo voltee a mirar a Enrique y me besóapasionadamente mientras mi marido le limpiaba lo que aún le salía de su verga.
Luego que sela dejo bien limpia le pidió que por favor se marchara, así que Enrique sevistió y así desnuda lo despedí en la puerta con un beso en la boca, y en vozbaja le prometí llamarlo a día siguiente. Al cerrar la puerta mi esposo sehabía desnudado y me decía que era lo más excitante que le había sucedido. Mellevó a la cama y empezó a chuparme la concha lamiendo todo el semen que aúnsalía de ella. Luego me metió su verga y me culeaba rápidamente hasta queeyaculó dentro de mí, haciendo que su semen se una al de Enrique.
Luego de esa vez mi marido me hapedido que no solo invite a uno, sino quiere ver como dos hombres me culean ala vez.
Pero esa esotra historia que otro día te voy a contar.”
FIN
“Este relatoque te voy a contar, es una cosa re loca que una vez me propuso mi marido.
Tengo 32años de edad y siempre me he esforzado por mantener una buena figura, con elafán de agradarle a mi esposo y también a mí misma. Tengo unas tetas grandes yen su lugar, y para no ahondar en tallas y medidas solo les diré que cuandocamino sola por la calle soy el blanco de miradas y piropos de los hombres.
Aunque ha habido ocasiones en que mefastidian por la calle cuando estoy con mi esposo, él no se molesta y más bienparece que le agradara. Me gusta usar minifaldas y ropa ceñida, pero adiferencia de lo que me cuentan mis amigas, que a sus esposos no les gusta quevistan así mi marido más bien me alienta para que lo haga. En el plano sexualdebo decir que mi relación con él siempre fue un poco aburrida, ya que tiene unpene más bien pequeño y en vez de aprovechar la mujer que tiene, prefiere verpelículas porno y hacerse la paja.
Durantealgún tiempo estuve intrigada en saber que era lo que le excitaba realmente,hasta que un día en que nos quedamos en casa tomando unas cervezas me loconfesó. Sé que a algunos hombres les excita que su mujer se vista conlencería, látex o cuero y hasta que les peguen con un látigo, pero lo que medijo mi marido me dejo sorprendida. Quiero sentirme un cornudo me confesó,quiero que dejes que otros hombres te penetren delante mío. Al principio penséque estaba borracho o que me estaba gastando una broma, pero empezó aexplicarme que cuando hacíamos el amor se imaginaba que antes que él ya me lohabía hecho otro.
Me dijo también que le gustaría vercomo otro hombre me metía mano y yo le chupaba su verga. No podía creer todo loque me estaba diciendo, pero debo confesar que me excitaba pensando en el morbode la situación. Se puso de rodillas pidiéndome que lo complazca, y yo le dijesi no se arrepentiría de lo que me estaba proponiendo. Me aseguró que no y medijo que yo escogiera al hombre con que lo haría cornudo. Esa noche alacostarnos pensé que cuando se le pasara la borrachera entraría en razón, perono fue así ya que al día siguiente me recordó mi promesa. Me fui a trabajar yno podía dejar de pensar en lo que me había pedido. Casualmente el sábadoanterior había tenido una reunión en la que me encontré con Enrique, el cuálconocí cuando era soltera hace un par de años, y a pesar de que era casado salícon él, y en un restaurante me robó algunos besos.
Enrique siempre me había gustado yaque era muy alto y grande, a diferencia de mi marido que es menudo y de miestatura. Busqué su teléfono en mi directorio y lo llamé un poco nerviosa.Cuando me contestó se alegró mucho y me invitó a almorzar, aceptando yo deinmediato. Durante el almuerzo me empezó a halagar y me dijo que aún recordabaesos besos que nos dimos. Le dije que tenía que pedirle algo un poco extraño, yél me respondió que ya estaba concedido de antemano. Cuando se lo dije se quedómudo al principio y luego me respondió que haría cualquier cosa por poseerme,así sea delante del cornudo de mi marido. Le pedí que fuese a nuestrodepartamento el sábado por la noche, y luego me despedí dándole un beso cercade su boca.
Llamé a mi marido desde la oficina yle dije que el sábado se cumpliría su fantasía, y él me respondió que iría acomprarme ropa para esa ocasión. El día sábado en la tarde mi marido recién medio la ropa que había comprado. Fui a mi habitación a cambiarme y me desnudécompletamente para ponerme la ropa nueva. Primero me puse unas braguitas colorblanco las cuales tenían una pequeña abertura por la parte delantera, y quepermitían que se viera una buena parte de ella. El sujetador dejaba mis pezonesal aire y solo sostenían los senos por debajo.
Me coloqué unas medias de nylon colorcarne y unos zapatos de taco alto. Al mirarme al espejo parecía una puta, peroeso le gustaría a Enrique mucho, y finalmente me puse una minifalda de vuelo yuna blusa que dejaba la parte de la cintura al aire. Me maquillé y peiné lomejor que pude, y salí a la sala para que mi marido me viera. Al verme sesintió complacido y me dijo que me dejara meter mano y que dejara que metocara, de forma que él pudiera excitarse con todo lo que viera. Asentí sinmucho convencimiento de lo que iba a hacer, pero no había vuelta atrás ya queEnrique estaba por llegar de un momento a otro, y además de eso pensabadisfrutar de la cogida que me iba a dar.
Sonó el timbre de la puerta y mimarido me dijo que abriera, así que fui a recibir a Enrique, que cuando me viome miro de pies a cabeza y me dijo al oído que estaba hermosa. Se lo presenté ami marido y al estar ambos parados se podía ver la diferencia entre susestaturas. Se pusieron a conversar como si fueran amigos, y le dijo a Enriqueque esperaba que esa noche se sintiera totalmente a gusto, y Enrique lecontestó que él esperaba lo mismo. Me acerqué a ellos con una bandeja con copasy se las ofrecí. Cuando le di su copa a Enrique y me incliné para dejar labandeja en la mesita de centro, sentí su mano que acariciaba mis piernas porencima de las medias de nylon. Tu mujer es hermosa y tiene lindas nalgas, ledijo a mi marido. El de una manera increíblemente natural le contestó que asíera, y que le agradaba saber que le gustaban.
Enrique al ver que era verdad todo loque le había dicho bebió su copa de un sorbo, se abrió la bragueta delante denosotros y dejó salir una verga grande y con una cabeza toda colorada. Almirarla me arrepentí de no haber aceptado los avances de Enrique hace unosaños, pero ahora podría disfrutar de ella. Miré a mi marido y él con una miradame indicó que quería que me acercara a Enrique.
Decidida atodo, me dije a mi misma que iba a aprovechar esa oportunidad, y me acerqué aEnrique y siguiendo el juego le pregunté, Que deseas que haga?. Inclínate ydame una mamada me dijo. Yo me acerqué y mostrándole el culo a mi esposo meincliné a chupar esa verga inmensa. Enrique agarraba mis tetas y yo seguía enlo mío, comiéndome su miembro hasta la base.
Luego me incorporé y Enrique levantómi falda para masajearme la conchita delante de mi marido, que solo miraba comomanoseaban a su mujer.
El toqueteoque me daba, me estaba excitando al punto de sentir que de mi concha empezabana salir mis fluidos. Yo sola me quité la falda y la blusita que llevaba puesta,y como no tenía necesidad de sacarme las braguitas debido a la abertura quetenía, Enrique hizo que me pusiera en cuatro patas sobre la alfombra, y meempezó a penetrar como si fuera una perra. Él le decía a mi marido si legustaba como hacía gozar a su mujer, y el muy cornudo no atinaba a responderviendo como entraba y salía su verga de mi concha.
Me separé deEnrique para quitarme el sujetador y las braguitas, ya que quería que me vieradesnuda. Solo me quedé con las medias y los zapatos puestos, y me tendí bocaarriba para recibirlo. Enrique también se había despojado de su ropa y nosmostró a ambos su cuerpo atlético y su verga pétrea.
Mientras seponía sobre mí y comenzaba a bombearme, pensé que estaría pasando por la mentede mi marido, y al ver su cara se notaba que le gustaba presenciar como otraverga que no era la suya me recorría a su antojo. Me olvidé que mi maridoestaba presente y empecé a besar a Enrique en la boca, y él me chupaba loslabios mientras me hacía jadear por el movimiento de su verga dentro mío.
Laresistencia de Enrique en no eyacular tan rápido como lo hace mi marido me hizosentir un primer orgasmo, y luego él se separó de mi para sentarse en el sillóny me atrajo hacia él, sentándome sobre su verga de tal modo que ambos nos encontrábamosmirando a mi marido de frente.
Mientras me culeaba de esa forma meabrazaba y agarraba mis tetas con ambas manos, hasta que sentí que un líquidocaliente invadía mi interior. Yo me seguía moviendo sobre su verga y de prontosu semen empezó a salir por un costado de mi concha. Mi marido al ver esto separó de su sitio y se arrodilló ante nosotros y empezó a lamer lo que salía. Enese momento la verga de Enrique se salió y mi marido la tomó con una de susmanos y empezó a chupársela. Yo voltee a mirar a Enrique y me besóapasionadamente mientras mi marido le limpiaba lo que aún le salía de su verga.
Luego que sela dejo bien limpia le pidió que por favor se marchara, así que Enrique sevistió y así desnuda lo despedí en la puerta con un beso en la boca, y en vozbaja le prometí llamarlo a día siguiente. Al cerrar la puerta mi esposo sehabía desnudado y me decía que era lo más excitante que le había sucedido. Mellevó a la cama y empezó a chuparme la concha lamiendo todo el semen que aúnsalía de ella. Luego me metió su verga y me culeaba rápidamente hasta queeyaculó dentro de mí, haciendo que su semen se una al de Enrique.
Luego de esa vez mi marido me hapedido que no solo invite a uno, sino quiere ver como dos hombres me culean ala vez.
Pero esa esotra historia que otro día te voy a contar.”
FIN
6 comentarios - Mi marido me pidio que lo haga Cornudo