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Trilogia Tranny...

Casi todas las travestis comenzamos a vestirnos usando ropa de nuestras madres o hermanas. Yo lo hice hasta los 20 años, después comencé a usar, esporádicamente, los panties de mis novias. Durante mucho tiempo dejé de hacerlo, la ropa de ellas no me gustaba o simplemente no me interesaba. Hace cinco años la chica con la que salía dejó unos panties en mi apartamento. Un día, después de fumar marihuana, me puse muy caliente, recordé esos panties y me los puse, eran unas lindas tangas de las que tienen un par de tiras a cada lado de la pierna. Estaba tan caliente que me masturbé tres veces seguidas, una proeza que no conseguía desde que era adolescente. Al otro día, corrí a comprar mis primeras piezas de lencería, quería seguir sintiendo el encaje de las prendas sobre mi verga. Al principio fueron solo un par de panties y un brasier. En menos de un mes ya había comprado mucha lencería, varios panties, brasieres, un body, dos ligueros, uno blanco y uno negro, también medias de liga y unos tacones muy muy altos (casi no los podía dominar). Era tan extraño y excitante a la vez ir a una tienda de ropa íntima para comprar ropa para mí, sabiendo que en muy poco tiempo toda esa ropa iba a sentirla sobre mi piel o que iba a estar manchada de mi semen...


Trilogia Tranny...

Historia

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2. ENCUENTROS VIRTUALES


Al tiempo que comencé a vestir lencería, tenía un blog en el que publicaba fotos de mujeres exclusivamente en vestidos de baño, bodies o leotardos. De mi fetiche por la lencería esas siempre han sido mis prendas favoritas. El blog se llamaba One Piece y llegué a tener más de 3000 seguidores en Tumblr, con el tiempo comenzaron a escribirme y llegue a pertenecer a varios grupos de una red social llamada kik. En los grupos solíamos compartir fotos de nuestro fetiche favorito: chicas en lencería. Pero con el tiempo varios miembros comenzaron a pedirme por mensajes personales que les mandara fotos de mi verga. Al principio me molestaba porque no me gustaba mostrarle nada a un hombre, pero con el tiempo cedí y poco a poco comencé a compartir fotos y pequeños videos de mi verga (obviamente siempre en panties), eso siempre excitaba a los hombres con los que charlaba y comencé a desarrollar, además de mi gusto por la lencería, el gusto por que me miraran. No tenía ni idea en lo que iba a terminar, pero por ese momento me comenzó a gustar mucho y a excitarme, saber que a otra persona se le ponía la verga dura de verme,  ¡a mí!
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3. ENCUENTRO REAL

Hacía mucho rato que quería tener mi primera experiencia real. Un día conocí una chica trans y pasé una noche con ella. Ella era divina, además era tan suave, como besaba... como rozaba su verga contra la mía... ¡me encantó!, además, después de pedírselo, me maquilló. Nos tomamos varias fotos juntas, las dos en lencería, jugando a las espaditas (rozando nuestras vergas durísimas) besándonos, tocándonos. Estuvimos culiando toda la noche, fue la primera verga que chupé y me encantó, era tan suave y me encantó sentir como palpitaba mientras su semen salía. Tomar su lechita caliente me supo a cielo, hasta ese momento solo había tomado la mía, no quería que dejara de eyacular, quería que siguiera llenándome la boca de semen, pero solo lo hizo dos veces. Igual lo disfruté mucho y lo más importante, después de verme maquillada, compré mis propias cosas: base, polvos, lápiz de ojos y cejas, rimel, labial y por supuesto, una peluca. Poco a poco comencé a volverme una nena con la que podía jugar como yo quisiera.


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