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PDB 08 La presentación ante el curso (II)




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Compendio III


Mientras salía del salón, Emma me tomó sorpresivamente del brazo, aferrándome violentamente hacia sus pechos…

·        ¡No quiero que mi “Romeo” se pierda! – se justificó, siempre sonriente.

Pero al llegar al sector de los patios, presencié uno de los “strip tease” más improvisados…

PDB 08 La presentación ante el curso (II)

Se tomó la punta de su larga falda, cruzando sus brazos y levantándolo por su cintura, sus pechos y su cabeza, revelando un hermoso bikini amarillo…

·        ¿Qué?– preguntó coqueta, al ver que casi se me caía la baba al verla. – Me gustan los clásicos.

Peor fue verla doblarse para guardar su ropa, porque demarcaba un par de muslos carnosos comparables con jugosos perniles de jamón…

Sorprendido porque había escogido ese bikini solo para mí, mi única reacción fue cantar…

-         It was an itsy bitsy, teeny weenie… (la letra en su idioma original del “bikini amarillo”)

Al que ella empezó a caminar, meneando sus caderas, para rematar con un…

·        …yellow polka dot bikini…

Que me dejó con la boca abierta, junto con su mirada seductora, porque ni siquiera Marisol había escuchado esa canción.

·        ¿Qué? Te dije que me gustan los clásicos…

Pero una vez que dejé mis cosas junto a ella, decidí dar una mano a las madres que cargaban los congeladores con la carne para la barbacoa.

Particularmente, no le quitaba el ojo a Cheryl, quien, al cargar una caja con hamburguesas, por poco liberaba sus opulentos pechos.

-         Hay algo que quiero preguntarle hace tiempo.

o  ¿Sí? Dígame, ¿En qué le puedo asistir? – preguntó la docente con curiosidad, buscando un lugar discreto en donde no pudiesen interrumpirnos y tuviéramos algo de privacidad.

bikinis

-         ¿Por qué usa un rollo de sushi como foto de perfil?

Ella se rió de buena gana…

o  ¡Lo siento! ¡Lo siento!... es que recordé cómo me saludó ese día. Le pido disculpas. Es que usted puede darse cuenta… que mi apariencia es muy llamativa para algunas personas. – comentó ella levemente apesumbrada, mirando que el resto de las madres no captaran su breve momento de espontaneidad.

-         Créame que eso puedo entenderlo. Pero ¿Por qué sushi?

o  Si me permite serle sincera… es porque es mi “placer culpable”. ¡Simplemente, me encanta! Nada mejor que un sábado por la noche, comiendo sushi sin parar.

Para su sorpresa, me acerqué como si le contara un secreto. Un delicioso aroma a jazmín llego a mi nariz…

-         Debo asumir, entonces, que usted es soltera…

 Con una mirada levemente más nerviosa, mostró un gesto parecido a la culpabilidad y al notar la cercanía de nuestros rostros, sus preciosos ojos sonrieron jocosamente.

o  ¿Es demasiado evidente?

-         Solamente, para aquellos que la observamos a usted con mayor atención. – le dije, tocando levemente su antebrazo, empatizando con ella. – Aun así, es una lástima que nadie le trate como se lo merece… pero podría hacer algo por usted. Si lo desea y tiene tiempo, podría enseñarle a preparar sushi.

Sus preciosos ojos brillaban en admiración…

o  ¿Usted sabe preparar sushi?

-         A mis hijas les encanta y no es tan difícil, si uno adquiere la práctica.

o  No sé si debiera aceptar. No soy buena cocinando…

Acaricié su rostro con dulzura, para tranquilizarla y darle ánimos.

-         Yo tampoco sabía. Pero me atreví, lo intenté, lo intenté y lo volví a intentar, hasta que mis hijas dijeron que estaba delicioso.

Ella sonrió, pero aun desconfiaba…

-         Mire, al menos, piénselo como un panorama distinto para la noche del sábado. Llegará algún día que alguien querrá probar su sushi…

Compartimos una breve sonrisa de complicidad, comprendiendo sutilmente el juego de palabras…

Pero entonces, la íntima atmósfera colapsó con la llegada de los niños, al sonar la campana. Bastián desbordaba de felicidad al verme.

Ø  ¡Papá! – exclamó mi retoño, dándome un fuerte abrazo…

Y como era de esperarse, me mostró todos los lugares que él consideraba importantes: el baño, la sala de computación, el patio de juegos, la cancha de deportes…

-         ¡Bastián, nunca dijiste que tu escuela tenía una piscina olímpica!

o  ¡Así es! - respondió Cheryl muy orgullosa al escucharme. – Nuestra escuela cuenta con un programa completo de natación para nuestros estudiantes y a partir del cuarto año, los entrenamos para la selección nacional.

Y viendo que la pista de entrenamiento estaba prácticamente inmaculada, dada que la zona poco profunda estaba del otro lado, no aguanté mis impulsos para decirle a mi hijo:

-         Bastián, ¿Sabías tú que, si das 20 vueltas en esa piscina, nadas un kilómetro?

Por supuesto, mi hijo no es como Pamelita, que, para ella, esos datos sí son importantes. Lo que sí puedo decirles es que, para la decepción de las madres que esperaban que preparase las carnes, me saqué la polera y me arrojé al agua…

Bastián me seguía fascinado, desde la parte poco profunda, echándome ánimos…

Ø  ¡Vamos, papá! ¡Tú puedes! ¡No te rindas!

De a poco, las constantes porras de mi hijo fueron atrayendo más y más apoderadas, junto con otros niños, que celebraban junto con mi hijo.

Ø  ¡Llevas 5, papá! ¡Tú puedes! ¡6! ¡Te falta poco! ¡7! ¡No pares, papá!

Para cuando cruzaba la 8va vuelta, tenía mi propio “fan club de madres” …

milfs


+       ¡8! ¡Sigue nadando! ¡No te rindas!¡9! ¡Falta poco!... y ¡10! ¡Hurra!

Pero por alguna razón, pensaron que eso era todo…

Ø  ¡Vamos, papá! ¡Yo sé que puedes! ¡Casi llegas! ¡11!

A partir de ese punto, se volvió “el evento deportivo”, porque si antes, estaban la mitad de las madres, en esos momentos, al menos había 4/5 de todas ellas.

Ø  ¡Vamos, papá! ¡No te canses! ¡Sigue nadando! – decía mi hijo, porque cambié mi estilo de nado a perrito a mitad de la vuelta 13.

Algunas de las madres se empezaron a reír y otras, a darme ánimos, con algunas compartiendo sus propias dificultades al nadar.

Al parecer, creyeron que se me estaban acabando las fuerzas, cuando en realidad, estaba llegando a “mi muro”: en donde los brazos te pesan como piedras y las piernas las sientes de mármol…

Pero como mencioné en otro relato, cuando corría con Amelia (mi cuñada), yo sobrepasaba ese punto y seguía corriendo, en lo que denominaba “modo zombie”, porque ya no me importaba el cansancio, el dolor o mi cuerpo. Lo único que me interesaba era llegar a la meta.

Y cuando llegué a ese punto en donde sientes “apatía general por todo tu cuerpo”, retomé el estilo de nado de pecho, para la algarabía del resto.

+       ¡16! ¡Vamos, vamos! ¡17! ¡18!¡19! Y ¡20! ¡Hurra!

Estaba completamente muerto de cansancio. Sentía los brazos pesados y apenas podía subir por la escalerilla de la piscina.

Sin embargo, mi hijo no podía estar más orgulloso de mí...

Ø  ¡Miren! ¡Miren! ¡Mi papá nadó un kilómetro entero! ¡Miren todos! ¡Mi papá es el mejor!

Pero en sus saltos de alegría desbocada, pude distinguir cómo Karen, Lilly y la pequeña morenita que imagino que debe ser Sophie, intentaban abrazar a mi hijo, sin mucho éxito.

·        ¡Ven conmigo! – dijo Emma, envolviéndome en una toalla para el frío.

Mientras Emma me escoltaba de vuelta a nuestro lugar, algunas de las madres me ofrecían hamburguesas, perros calientes y refrescos, pero estaba tan cansado, que lo único que quería era tenderme en la toalla.

·        Apuesto que nunca nadas…- comentó Emma en un tono sarcástico, medio reprendiéndome.

-         Pero es una piscina olímpica. ¿Cuándo tengo oportunidad para nadar en una piscina olímpica?
Emma sonrió con una dulce resignación, como si me admirase.

·        Supongo que nunca paras de sorprenderme.

Me tendí en el suelo, sobre mi estómago, disfrutando de las dulces caricias del sol…

-         ¿Qué haces? – pregunté,mientras ella se arrodillaba a mi lado.

·        Masajeo los músculos de tus hombros y de tu espalda, para que mañana no amanezcas adolorido. – respondió Emma, realmente sabiendo de lo que hablaba. – No eres el único que hiciste un curso. Hablas con una “quiropráctica licenciada”.

-         ¿De verdad? – pregunté, sintiendo el alivio de mi hombro, luego que lo hizo crujir.

·        Sí. Te sorprenderías lo que una madre soltera está dispuesta a aprender para pagar las cuentas.

Mientras sus manos se movían sobre mis hombros, sentía que casi me quedaba dormido. El movimiento de sus dedos era tranquilizante y relajador, al punto que el ruido ambiental parecía desvanecerse y parecíamos estar solamente los 2, en medio del cada vez más lejano caos de la junta de madres.

·        Tienes hombros amplios…-comentó, como si le llamara mucho la atención.

-         ¡Gracias!

·        Quería decirte que lo que hiciste por Bastián fue muy bonito… he disfrutado mucho compartir el tiempo contigo… quiero decir, pues, que tienes algo especial que es distinto al resto de los hombres… y puedo apreciar que genuinamente te preocupa el cuidado de tu hijo, por lo que…

§  ¿Se puede saber qué intentas hacer? – nos interrumpió Isabella.

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Al igual que Emma y como podía esperarse de ella, Isabella usaba un traje de baño menudo, revelador y caro.

·        Solo le doy un masaje a él para que no le duelan los músculos.

§  ¡No hablo contigo, hablo con él! ¿Qué planeas? ¿eh? ¿Acostarte con todas nosotras?

·        ¡Ay, por favor, Isabella!¡Madura!

§  ¡Tú misma lo escuchaste! ¡Él está casado!

·        Como si eso fuera un gran impedimento para ti…- respondió Emma en un tono sarcástico.

§  ¿Qué?

·        Solo admítelo. Él también te gusta…

§  ¿Qué?... ¡No!... solo me molesta que juegue con todas nosotras.

·        Sí, claro… porque todas nosotras cuchicheamos pequeñas cosas dulces en francés cuando conocemos un latino alto, apuesto e inteligente. – replicó Emma, en una voz cansina. -Isabella, la única que se está engañando aquí eres tú. Marco es inteligente, yo puedo darme cuenta de lo que te pasa y Cheryl nos entiende, porque también él le gusta. La única que parece que no quiere ver la verdad eres tú.

§  ¡Pero está casado! - protestó Isabella.

·        ¿Y eso qué? ¿Acaso ves a su esposa aquí? Además, esto es solo un juego. – suspiró cansada Emma.- Dime, Isabella, ¿Cuántos hombres en su posición nos habrían mentido sin decir nada?Al menos, él ha tenido la decencia de decirlo desde un principio… y tú lo has visto. Él no es igual a los otros…

Entonces, ella se acercó a la altura de mi oído, sintiendo sus cálidos dedos sobre mis hombros…

·        ¡Marco, me gustas! ¡Me muero de ganas de besarme contigo! Y si quieres algo más, estoy dispuesta a explorar…

Y luego, ella se volvió a Isabella, para desafiarla…

·        ¿Lo ves? Sencillo…

En esos momentos, sentía el cuerpo tan cansado, que no me di cuenta de que el masaje o las palabras de Emma me habían estimulado la circulación sanguínea, por lo que cuando me di vuelta…


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2 comentarios - PDB 08 La presentación ante el curso (II)

wade-x +1
Que hijo de p... Recién voy por "Seis por ocho (XLII): Cosplay de Verónica.
" No debo spoilearme tus historias pero no puedo evitar leer algunos de los relatos actuales +10
wade-x
@metalchono deseale un feliz cumpleaños de mi parte y decile que la historia de ambos se convirtió en la fantasía ideal de este nerd y Otaku (entusiasta de la programación y la tecnología, fanático de caballeros del zodiaco; Yu Yu Hakusho y Deadpool)
wade-x +1
@metalchono claro que lo voy a seguir leyendo de forma secuencial. A modo de sugerencia podrías hacer un posteo con un índice de tus relatos dividos por sagas tal como lo hizo NOKOMI para facilitar la lectura de los relatos antiguos
metalchono +1
No sé cómo lo habrá hecho NOKOMI, pero los míos están divididos por titulos de serie (El primero es "6x8" y la saga de Adelaide es "7x7"). Los de Marisol, por otra parte, son los que tienen portada de Sailor Jupiter. Como te habrás dado cuenta, estoy revisando los antiguos y agregando fotos para que se vea mejor, así que te agradezco que también los estés revisando. Saludos.
eltrozo896
Se rsta poniendo muy excitante esto.
metalchono +1
Gracias, pero todo a su tiempo. Espero que no te decepcione la siguiente parte.