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Compendio III
Como esperaba, el chat con la “V” dorada permaneció inmóvil. Podía notar actividad de su extremo, cuando ella estaba “en línea” y en realidad, pensaba ignorarla…
Pero la próxima semana, además de que mi ruiseñor cumple 29 años, celebramos nuestros 10 primeros años de matrimonio, por lo que decidí jugar con Isabella un poco más…
Así que de la misma manera que uso grupos de chats difuntos (vale decir, donde termino siendo el último miembro del grupo) para cargarme “recordatorios a futuro”, hice lo mismo con el chat de Isabella.
Empecé cargando la información de distintos y bonitos tipos de pasteles que ofrece una tienda especializada en repostería de chocolates (Y créanme que lo sé. También tengo que narrar esos pendientes con Doris…), con diferentes diseños y colores…
Luego siguieron algunos videos musicales en español, de cantantes como Arjona y grupos como Maná, que a mi ruiseñor le fascinan…
Continuaron los hermosos diseños de arreglos florales que nos escogió Lizzie, quien literalmente “ha florecido” en su estilo de ikebana…
Unos cuantos folletos para saunas, salones de belleza y centros de masaje, que sé bastante bien que mi esposa no buscaría por su cuenta…
Y para finalizar, la pieza de resistencia: un manual de 50 páginas, para la cámara digital perimetral que deseo instalar en el jardín.
Isabella (I): ¿Me puedes decir cuál es el significado de esto?
Marco (M): ¡Hey! Pensé que me habías borrado de tus contactos.
I: ¡Ja! Decidí no caer en tus “jueguitos mentales”.
M: Como quieras. Ya sabes mi opinión. Necesitas ir al psicólogo…
I: ¡BASTA DE JUEGOS! ¿QUÉ SIGNIFICA ESTO? (refiriéndose al manual)
M: Es un manual de una cámara que estoy tratando de instalar en el jardín.
I: ¿POR QUÉ ME LO ENVIASTE?
M: Te lo dije. Pensé que me ibas a bloquear y quería forzarte a que lo hicieras, bombardeándote con información basura.
I: ¿QUÉ TE HE HECHO PARA QUE ME ODIES?
M: Hey, no te odio. Pero tampoco me gusta tu actitud para que insultes a una niña pequeña.
I: ¿Y QUÉ QUIERES QUE HAGA?
M: Para empezar, escribir como la gente. Yo solo estaba bromeando. Discúlpame por eso.
I: Está bien. Lo siento yo también.
M: Y lo otro que me molestó fue que asumieras que yo tenía que invitarte a salir.
I: Ok, discúlpame por eso también.
M: ¡Muy bien! ¿Te parece si empezamos desde cero? Hola, mi nombre es Marco.
I: Sí, me gustaría. Hola, Marco. Soy Isabella.
M: Quiero pedirte disculpas sobre lo que dije de tu culo.
I: Mhm… sí. Lo aceptaré. Aunque sé que te gusta.
M: Pero sí es cierto que me gustaría rompértelo. En fin, quisiera proponerte algo.
I: Dejaré eso pasar por ahora… pero está bien. Escucharé tu propuesta.
M: En vista que no quieres borrarme de tus contactos y a mí, no me interesa tener sexo contigo ahora, quería proponerte que fueras mi “compañera de armas”.
I: Espera un poco: ¿Qué quieres decir con que “no te interesa tener sexo conmigo”? ¡Acabas de decirme que te gustaba mi culo!
M: ¿Por qué te quejas? Tú misma dijiste que no quieres que te lo rompa. En fin, puesto que eres tan infiel como yo, quiero pedirte ayuda para decidir si me acuesto primero con Emma o con Cheryl.
I: ¿Y POR QUÉ HARÍA SEMEJANTE LOCURA?
M: Para empezar, primero, letras. Segundo, tú misma dijiste que no querías borrarme de tus contactos, algo que todavía puedes hacerlo. Y tercero, porque es algo que no le puedo preguntar a mi esposa, así que eres la única que puede ayudarme a tomar una decisión.
M: ¿Qué opinas?
M: ¿Eh?
M: Ok. Para empezar, no niego que me encantaría acostarme con Cheryl. Han sido pocas veces que me he acostado con mujeres con pechos tan grandes…
I: Te estoy ignorando…
M: Pero, por otro lado, aunque me tienta bastante volverla una ninfómana por tener sexo un buen fin de semana entero con ella, sigue siendo la profesora de Bastián y creo que se volvería obsesiva conmigo.
I: Aunque es bueno saber que eres un imaginativo cerdo con morales, me interesa saber por qué crees que se volvería obsesiva contigo.
M: Es obvio. Si está saliendo con alguien, no la está cogiendo bien.
I: ¿Cómo puedes saber eso?
M: ¿No la has visto? Sigue extremadamente insegura y tensa. Trata de recordar las mejores veces que te han cogido. ¿Te sentías nerviosa después?
I: No que sea de tu incumbencia, pero no.
M: ¡Exacto! Porque cuando te cogen bien, tu cuerpo libera un montón de endorfinas que te tranquilizan. Deberías conocer a mi esposa. Llega a ser la “maestra zen” en paz mental.
I: Jaja. Ok. Eso fue gracioso.
M: Pero, por otro lado, Emma debe ser fantástica dando mamadas.
I: ¿Y cómo puedes saber tú eso?
M: Piénsalo: Madre soltera, probablemente no ha tenido sexo durante mínimo 2 años…
I: ¡Espera! ¡Espera un poco! ¿Cómo puedes saber que esa solterona santurrona amargada no ha tenido sexo en al menos 2 años?
M: ¿No es obvio? Es madre soltera y trabajadora. No puede arriesgarse a embarazarse de nuevo y el sexo debe ser la última de sus prioridades.
I: Y aunque siento asco por preguntar…¿Cómo sabes que debe ser fantástica dando mamadas?
M: Es curioso que lo preguntes, porque tu boca también parece lo suficientemente buena para hacerlo. Pero si quieres saberlo, es por lo mismo que te decía antes: llegar al sexo es la última de sus prioridades. ¿Qué mejor defensa hay para una mujer que busca evitar tener sexo con un hombre que ella lo haga acabar con su boca o con sus manos?
I: Ugh… por favor. No me hagas pensar en eso… y mucho menos de la santurrona amargada esa.
M: Ja. ¿Y qué hay de ti? ¿Cómo seleccionas a tus blancos?
I: ¿Qué quieres decir?
M: En qué te fijas para decidir con quién te vas a acostar.
I: Jaja, cariño, cuando te ves tan bien como yo, tú solo escoges lo mejor de lo mejor.
M: Ok… Pero ¿Cómo discriminas? ¿Qué es lo que te hace decidirte por uno o por otro?
I: Ya sabes. Una mirada… una sonrisa… ese tipo de cosas.
M: Ok, hagamos el siguiente supuesto: imagina que estás en una de esas tediosas reuniones de gala con tu marido en el salón de eventos del Hyatt.
I: ¿Conoces el Hyatt?
M: Sí, he llevado a varias de mis amantes. La verdad, todavía me perturban las promociones de sus concursos. Pero, en fin, imagina que estás decidiendo con quién te quieres acostar. Te fijas entre toda la gente y encuentras un mesero de buena presencia, de unos 40 años, hombros amplios pero caídos, que te sonríe lujuriosamente. ¿Lo aceptas?
I: ¡Por supuesto que sí! ¿Has visto cómo son esos adonis?
M: Acabas de escoger mal.
I: ¿Qué? ¿Por qué? ¿Qué tiene de malo?
M: No estás considerando que él lleva trabajando al menos 6 horas en ese lugar. Es decir, para él, será la sesión de sexo de su vida. Pero para ti, tal vez no sea la mejor.
I: jaja. Sí, tienes razón. Este es un juego divertido. Hazlo de nuevo.
M: Está bien. Ahora, imagina que te fijas en uno de los escoltas de los invitados. Alto, fornido, musculoso. ¿Qué decides?
I: Mhm. No lo sé. Es decir, si me lo hubieses dicho 5 minutos antes, me habría arrojado a él sin problemas. Pero ahora, tengo mis dudas.
M: ¡Es bueno que las tengas! El problema aquí son los músculos.
I: ¿Los músculos? ¡Por dios! ¿Por qué tendrían que ser los músculos, si son lo que lo hacen ver mejor?
M: El primer problema es el origen de los músculos. Si él usó esteroides a temprana edad, probablemente no cargue una“gran herramienta” o dure poco, ¿Me entiendes? Pero si no los usó, el problema es otro.
I: ¿A qué te refieres?
M: Piensa en los entrenadores de gimnasio. Siempre están rodeados de muchas mujeres. No te niego que el sexo con ellos sea probablemente bastante bueno. Pero el problema viene que serás tú la que se tiene que ajustar a sus tiempos y no él a los tuyos.
I: Ahora veo lo que dices. Es cierto. Entonces, según tú, ¿Quién sería mi blanco perfecto?
M: Un hombre casado.
I: Pues es aquí donde te equivocas, Sherlock. Ya he estado con hombres casados y tampoco son tan buenos.
M: Espera un poco, es que no te he dado los detalles de este maravilloso ser. Para empezar, no debe pasar de los 35 años. Segundo, no debe tener más de 10 años de casado. Tercero, dependiendo de la cantidad de años de casado que tenga, debe tener hijos al menos cada 2 años y finalmente, si va acompañado de su esposa, debes fijarte si ella lo deja alejarse demasiado.
I: jaja. Pues ahora, has exagerado mucho. ¿Por qué debería fijarme en tantas cosas?
M: Pues, aunque puede tener más de 40 y más de 10 años de casado, sí es importante que tenga una gran cantidad de hijos. Eso significa que le gusta coger. Que tenga hijos cada 2 años, significa que está enamorado de su esposa y que apenas nace un bebé, la vuelve a embarazar otra vez. Y sobre la esposa, es porque si ya la están cogiendo bien y el marido está proveyendo, no querrá que se lo quiten. Al menos, así es mi esposa conmigo.
I: Sí, eso tiene sentido.
M: Pues bien, volviendo a mi tema, ¿Con quién debería acostarme primero: con Emma o con Cheryl?
I: Espera un poco. ¿Qué hay de mí?
M: ¿Qué? ¿Quieres que me acueste contigo?
I: No, no es eso. En el mismo análisis que les hiciste a ellas, ¿Qué viste en mí?
M: ¿De veras quieres saberlo?
I: ¡Por supuesto! Al menos, no debo estar tan mal como ellas…
M: En realidad, creo que estás peor que ellas.
I: ¿Qué? Pero si me he acostado con más tipos que la solterona santurrona amargada.
M: Es que ese es tu problema: estás viendo el sexo como el todo.
I: ¿Qué quieres decir? ¡ELLAS NI SIQUIERA ESTÁN TENIENDO SEXO!
M: Ese es el punto. Doy por hecho que Cheryl y Emma se masturban cuando están a solas. Pero no puedo decir lo mismo de ti.
I: ¿POR QUÉ DEBERÍA HACERLO? ¡PUEDO COGER CON QUIEN QUIERA!
M: Sí… pero si no te tocas tú misma, ¿Cómo esperas que alguien más te toque?
I: ¿Y POR QUÉ QUERRÍA QUE YO LO HICIERAN?
M: ¿Nunca te has dejado masturbar por otro? Quiero decir, ¿Nunca has sentido esa incertidumbre de un hombre que mete sus dedos dentro de tu ser?... ¿No saber si te hará alcanzar el orgasmo? ¿Saber que está dentro de tu parte más sensible, metiendo y sacando sus dedos, haciéndote acabar cada vez, más y más? ¿Esa curiosidad de saber qué tan profundo llegará o cuánto tiempo tardará?
M: ¿Eh?
M: ¿Y qué me dices del sexo oral? ¿Cómo esperas recibir sexo oral, si ni siquiera te tocas? La sensación que tienes cuando te muerden el clítoris o de una lengua húmeda, explorando minuciosamente el interior de tu vagina. La manera viciosa en que un hombre se come tu sexo, literalmente comiéndote a orgasmos, bebiéndose con entusiasmo cada uno de tus jugos y te hace disfrutar cada vez más y más, sin saber hasta cuándo vas a terminar de acabar. ¿Cómo podrás experimentar eso, si ni siquiera te atreves a tocarte?
M: ¿Eh, qué me dices?
M: ¡Hey, Isabella! ¿Me estás ignorando otra vez?
M: ¿Isabella?
I: NO VUELVAS A HABLARME… YO NO SOY COMO ELLAS…
M: ¿De qué hablas? ¿Por qué dices eso? ¿En qué te ofendí?
I: YO NO NECESITO TUS DEDOS… NI LOS MÍOS…YO TENGO EL CONTROL… DEBO LAVAR MIS MANOS… Y EL TECLADO… DIOS, MIS MANOS ESTÁN ASQUEROSAS…DEBO IRME.
M: Espera, ¿Qué?
Y sin decir más, ella se desconectó.
Y lo que es peor, que ella tampoco me ayudó a tomar una decisión.
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2 comentarios - PDB 06 Hermana de armas
Se masturbo hasta el teclado tuvo su orgasmo.