-JONAS! JONAS! Estas bien Jonás?
-Si, mamá.
-Estas seguro hijo mío? Tienes que decirme algo?
-No mamá.
-No me estas escondiendo nada verdad?
-No mami.
-Uff…esta bien. Jonás, sabes donde esta la cajita negra que estaba en mi cuarto?
Su hijo piensa un rato a lo que le había pedido y se pone de pie y de su mueble de juguetes agarra una cajita negra con su mano y se la da a su madre.
-Oh, gracias hij…no Jonás, no está, la otra.
Su hijo la mira con unos ojos confundidos; el en serio no sabía de que estaba hablando ella. Sabía reconocer de la mirada cuando sus preciosos hijos mentían y el no lo hacía.
Teresa se pone a buscar por su cuarto todo desordenado la cajita negra en medio de otras que Jonás solía usar como juguetes fingiendo que eran edificios, obviamente con la única regla que esas cajitas estuvieron vacías.
Mientras Teresa estaba inclinada buscando entra Pedro a llamarla.
-Mamá?
-Oh…dime Pedrito, que quieres?
-Nomas quería decirte que la cena está lista. Y tu mamá? Estas bien?
-Si, si, claro que si hijo. Nomas estaba…
-Cajita negra!
Interrumpe Jonás impidiendo a su madre de mentir.
-Que?
-Amm si. Una cajita negra, una de aretes, no la encuentro.
-Y como eran los aretes?
-No, no. Solo busco la cajita de aretes, no los aretes.
-Oh y porque solo la cajita? Creía que no te gustaba guardarlas, por eso dejabas que Jonás las use.
-Si, así eso es, nomas que…Kimiko me pidió la maraca de mis aretes porque le gustaron mucho y yo no la recuerdo así que…
-Entiendo. Pero mejor te ayudo a buscarla después que papá dijo que no te tardes porque la cena se va a enfriar.
-Ok ya vengo.
Teresa buscó la cajita por unos dos minutos más pero no logró encontrarla así que se decidió a bajar para la cena.
Felipe cocinó esa ves para su esposa y familia porque trataba de hacerla sentir más valorada por ser una esposa y madre tan buena. Felipe cocinaba muy bien ya que empezó a hacerlo muchos años atrás cuando su madre lo abandonó y su padre cayó en depresión. No es que le gustaba hacerlo pero era bueno en ello después de preparar tantas veces la cena para el y su padre.
En medio de las charlas el argumento de la cajita negra salió a causa de que Jonás no lograba estar cayado.
-Que cajita?
-Una cajita de aretes negros tesoro, nada de importante. A Kimiko le gustaron y me pidió la marca pero yo no me recuerdo.
-Tu no te recuerdas la marca? Eso es una novedad.
Teresa siempre se acordaba de la marca de sus joyas ya que iba muy orgullosa de la calidad de ellas.
-Si, es nomas que…esos aretes los compré en una tiendita en la calle porque me gustaban, ósea…no son de buena marca.
-Ya veo. Sabes que…esa cajita creo que me la encontré.
Teresa comenzó a sudar frío.
-Enserio?
-Si, la otra vez cuando llegamos tarde y puse a Jonás a dormir en su cama, su cuarto estaba con juguetes por todas partes y yo pisé una cajita negra que se rompió. Lo siento tesoro pero la tuve que botar.
-Uff menos mal.
-Porque?
-Bueno…Kimiko quería saber la marca y yo me avergonzaba un poco revelar que eran de esas baratas de la calle.
-Porque te avergonzabas mamá?
-Oh Pedro, hijo mío, acaso no sabes que tu mamá nació en un palacio, creció rodeada de sirvientes y joyas preciosas de todo mundo? Mujeres como ella no pueden permitir que se sepa que compraron cosas baratas.
Todos rieron, también Teresa, al chiste de Felipe. Era verdad. Teresa venía de una muy buena familia, casi rica y por eso creció mimada.
El bonito momento familiar fue interrumpido por el BRR del celular de Teresa. Ella vio que era Marcelo el cual le pedía una foto de sus tetonas.
-Ahora?
-Claro que si. Si no como crees que me la pueda jalar como se debe sin un buen material?
Marcelo le mandó otra foto de su verga a Teresa la cual se esforzó de mantener la compostura delante de su familia fingiendo que estaba todo normal.
-Chicos, Kimiko me escribió y me pidió una foto de mi bellísima familia.
Los tres se juntaron para la foto y sonrieron mientras la bella mujer puso el celular frente a ellos y a su pecho fingiendo tomarles una foto a ellos cuando en realidad hacía un selfie de sus pechos.
Click
-Ya esta!
-Déjame ver mamá.
-Espera, espera…mejor hacemos otra que esta no vino bien.
Click
A los tres les gustó mucho la nueva foto y a Marcelo le gustó el selfie de los pechos de su nueva puta y mientras la miraba otra puta le mamaba la verga en su cama.
VIDA DE JUAN
El joven Juan era un buen chico pero la vida con el no había sido buena. No era de familia rica, no era muy inteligente, fuerte o de buen aspecto pero tenía un buen corazón. Su padre falleció cuando era pequeño y desde ese día solo su madre se ocupó de él.
“Ahora eres tu el hombre de la casa hijo, ahora es tu deber proteger a tu mamá” fueron las ultimas palabras que su padre le dijo y Juan prometió que cumpliría ese deber.
Él era un buen hijo pero Miranda no era tan buena madre a causa de su adicción. Ella sufrió mucho por la muerte de su esposo y comenzó a tomar para ahogar su dolor. Por un tiempo lograron vivir bien los dos pero Miranda se dejó llevar por su vicio y se volvió una de esas borrachas graves. Estaba tan mal que asta un día le golpeó a su hijo por reprocharle su comportamiento. Miranda se disculpó inmediatamente y lloró prometiendo dejar su mala costumbre. Y así fue…al principio.
Esa promesa, el amor por su madre y la pena que sentía por ella motivaban a Juan para ir adelante y no rendirse con ella. A diferencia de su amigo Pedro, él no tenia dinero o una familia que lo ayudara pero, como su amigo, también era víctima de Marcelo y su banda.
El chico era muy reservado con su vida y no contaba nada a su amigo Pedro porque si él hubiera sabido habría tratado de ayudar sin lograrlo, pero hubiera intentado. La verdad era que se avergonzaba de su vida y eso lo llevó al silencio.
Juan, las mañanas iba a la escuela con el miedo en el corazón pero por otra razón de la de Pedro. Él temía que Marcelo no estuviese en la escuela.
Su regreso a casa no era bueno tampoco estando en ansia pensando en que estado estaría su madre.
Ya faltaban pocos pasos para su casa y delante de el la puerta de su hogar estaba cerrada. Juan pone adelante su mano y gira la manilla de esa puerta para ser recibido por la terrible vista de su adorada mamá follada por Marcelo y por sus gemidos de placer.
-Ah, ah, ah, ah, ah, ah
-Mamá llegue a casa.
Ella no responde o lo mira mientras Marcelo, su bully le llenaba de verga su coño mojado. La cara de su madre estaba sobre la mesita de la sala rodeada de droga que también estaba sobre su nariz y así los dos follaban sin importarles de él.
Juan fue directo a su cuarto, encendió el estéreo de su padre al máximo y se echó en su cama tratando de escuchar música.
-Jodeeer! Ah, ah, ah, ah,
-Te gusta mi verga puta?
-Si, joder, siiii! Ah, ah, ah, ah, ah
Juan no podía quedarse ahí donde follaban pero lo mismo en su cuarto lograba escucharlos así que se puso la almohada sobre las orejas y se durmió.
Eso no era nuevo para el chico pero lo mismo se sentía una mierda al escuchar a su madre gozar por el miembro descomunal del bastardo que lo había torturado por tanto tiempo.
Juan no sabía cómo exactamente había comenzado todo eso pero se daba la culpa porque el era una de las razones por las que su madre conoció a Marcelo. Un día fue golpeado más fuerte de lo normal por Marcelo en su colegio lo que causó que Pedro corriera a buscar ayuda del conserje que paró el asalto.
Marcelo y Juan fueron llevados donde el director y cada uno dio su versión. Pedro obviamente suportó la versión de Juan pero la banda de Marcelo apoyó a su líder y de alguna manera lograron corromper al conserje en testimoniar en su favor. Los dos fueron dejados libres de ir después de recibir una predica del director sobre no pelearse en la escuela.
Miranda ese día fue llamada de la escuela mientras estaba trabajando y tuvo que recoger a su hijo. Al verlo tan pegado se lanzó a gritar de rabia al bruto de Marcelo el cual no dijo nada y la miró como si todo eso lo divirtiera. El director y el conserje la calmaron y le pidieron que se lleve a su hijo pero primero de salir ella pidió a su hijo de esperarla en el auto mientras ella sola iba ande Marcelo para terminar su discurso.
Juan no sabía que se dijeron ese día pero tres meses después, cuando regresó a casa de escuela, encontró la misma escena de él día presente. No sabe si primero su madre se volvió adicta a la droga o a la verga de Marcelo pero lo que sabía era que fue el bully que la introdujo a ese veneno.
Al despertar parecía que los ruidos habían acabado así que el chico salió de su escondite para agarrar algo de comer en la cocina. Juan trató de ir directo a su objetivo sin mirar a otra dirección, abrió el refrigerador que estaba casi vacío y sacó lo que podía lo más rápido posible escuchando en el mientras los disparos de la tele.
-Maricon!
Justo cuando estaba para regresar a su cuarto la voz de Marcelo interrumpió su fuga.
-Tráeme una cerveza.
-Esta bien.
Juan abre de nuevo el refrigerador que estaba casi lleno de cervezas, lo único que había en abundancia. No tenía opciones, tenía que dársela en su mano.
El chico se dio la vuelta y tuvo que ver al puerco de Marcelo sentado en el sofá completamente desnudo con los pies apoyados sobre la mesilla donde su madre primero apoyada su cara. Al lado de él estaba Miranda, también desnuda, mirando la tele junto a él. No tenía el coraje de mirar la cara de su hijo.
Marcelo de mala manera le toma de su mano la cerveza y de la otra también el sándwich que se había preparado para si mismo y comienza a comerlo con mordiscos grandes.
Juan se sienta en su cama a tomar su vaso de cocacola y agarrar unas pocas migajas que estaban en el platillo. No pasó mucho tiempo primero que los ruidos comenzarán nuevamente esta vez más fuertes.
GLACK, GLACK, GLACK, GLACK
Juan no veía pero lograba a imaginarse todo lo que hacían.
Continuaron y continuaron llenando la casa de los gritos de placer de Miranda que parecía estar muriéndose de placer. Parecía que lo hacían de propósito.
-Ah, ah, ah, ah, ah
-Mmm…me gusta como gritas perra!
-Ah, aaah, ah, ah, aaaah
Marcelo se la había follado por un par de horas más asta el anochecer y después se fue. Cuando Juan salió nuevamente de su curto su madre estaba destruida por el día de intenso sexo con el bully de su hijo y dormía desnuda sobre el sofá. El buen Juan sólo agarró una cobija y la cubrió para después salir al supermercado primero que cierre.
PRIMERO DE LA CENA DE TERESA
-Te pido por favor que no lo hagas nunca más.
-Si serás una puta desagradecida. Y yo que pensaba que te iba a gustar mi regalito.
-Bueno no fue así…lo siento. Pero tienes que entender que si mi marido o hijos encontraban tu “regalito” para mi es la fin.
-Ajj eres linda perra pero también aburrida. No sería mejor divertirnos los dos sin que los maricones de tu familia sean de obstáculo?
-…
Teresa se quedó callada por demasiado tiempo sin responder.
-Esta bien. No mas regalitos linda, pero tu eres la que pierde.
-Gracias.
-Pero explícame una cosa. Como es que mi polvito blanco que te dejé en tu bolsa esta mal y el que te dejé en la cajita esta bien?
-Que?
-No te hagas a la tonta, el polvito que te dejé en la cajita de los aretes.
-En la cajita de aretes? NO! Pero cuando?
-Yo pensaba que ya lo habías encontrado jaja.
-Oh Dios mío…Jonás!
Teresa primero de ir a dormir se estaba recordando de lo que había pasado, de como después de esa llamada corrió al cuarto de su hijo a buscar la cajita negra. Parecía que la suerte estaba de su parte porque su marido se había desecho de la cajita sin saber lo que había adentro.
Ella estaba feliz pero también preocupada. Ese criminal que la follaba cuando quería sin saberlo había puesto en peligro a ella misma y a sus hijos a causa de ese “regalito”. Comenzaba a pensar que su presencia en su vida podía dañar a su familia más de lo que pensaba posible pero lo mismo, el deseo de encontrarlo de nuevo no pasaba.
Si solo Teresa hubiera buscado mejor habría encontrado la dicha cajita que estaba entre la cama de su hijo y su mueble de juguetes, en una parte donde no llegaba la luz, fuera de vista, lista para revelar sus secretos.
Continúa…
-Si, mamá.
-Estas seguro hijo mío? Tienes que decirme algo?
-No mamá.
-No me estas escondiendo nada verdad?
-No mami.
-Uff…esta bien. Jonás, sabes donde esta la cajita negra que estaba en mi cuarto?
Su hijo piensa un rato a lo que le había pedido y se pone de pie y de su mueble de juguetes agarra una cajita negra con su mano y se la da a su madre.
-Oh, gracias hij…no Jonás, no está, la otra.
Su hijo la mira con unos ojos confundidos; el en serio no sabía de que estaba hablando ella. Sabía reconocer de la mirada cuando sus preciosos hijos mentían y el no lo hacía.
Teresa se pone a buscar por su cuarto todo desordenado la cajita negra en medio de otras que Jonás solía usar como juguetes fingiendo que eran edificios, obviamente con la única regla que esas cajitas estuvieron vacías.
Mientras Teresa estaba inclinada buscando entra Pedro a llamarla.
-Mamá?
-Oh…dime Pedrito, que quieres?
-Nomas quería decirte que la cena está lista. Y tu mamá? Estas bien?
-Si, si, claro que si hijo. Nomas estaba…
-Cajita negra!
Interrumpe Jonás impidiendo a su madre de mentir.
-Que?
-Amm si. Una cajita negra, una de aretes, no la encuentro.
-Y como eran los aretes?
-No, no. Solo busco la cajita de aretes, no los aretes.
-Oh y porque solo la cajita? Creía que no te gustaba guardarlas, por eso dejabas que Jonás las use.
-Si, así eso es, nomas que…Kimiko me pidió la maraca de mis aretes porque le gustaron mucho y yo no la recuerdo así que…
-Entiendo. Pero mejor te ayudo a buscarla después que papá dijo que no te tardes porque la cena se va a enfriar.
-Ok ya vengo.
Teresa buscó la cajita por unos dos minutos más pero no logró encontrarla así que se decidió a bajar para la cena.
Felipe cocinó esa ves para su esposa y familia porque trataba de hacerla sentir más valorada por ser una esposa y madre tan buena. Felipe cocinaba muy bien ya que empezó a hacerlo muchos años atrás cuando su madre lo abandonó y su padre cayó en depresión. No es que le gustaba hacerlo pero era bueno en ello después de preparar tantas veces la cena para el y su padre.
En medio de las charlas el argumento de la cajita negra salió a causa de que Jonás no lograba estar cayado.
-Que cajita?
-Una cajita de aretes negros tesoro, nada de importante. A Kimiko le gustaron y me pidió la marca pero yo no me recuerdo.
-Tu no te recuerdas la marca? Eso es una novedad.
Teresa siempre se acordaba de la marca de sus joyas ya que iba muy orgullosa de la calidad de ellas.
-Si, es nomas que…esos aretes los compré en una tiendita en la calle porque me gustaban, ósea…no son de buena marca.
-Ya veo. Sabes que…esa cajita creo que me la encontré.
Teresa comenzó a sudar frío.
-Enserio?
-Si, la otra vez cuando llegamos tarde y puse a Jonás a dormir en su cama, su cuarto estaba con juguetes por todas partes y yo pisé una cajita negra que se rompió. Lo siento tesoro pero la tuve que botar.
-Uff menos mal.
-Porque?
-Bueno…Kimiko quería saber la marca y yo me avergonzaba un poco revelar que eran de esas baratas de la calle.
-Porque te avergonzabas mamá?
-Oh Pedro, hijo mío, acaso no sabes que tu mamá nació en un palacio, creció rodeada de sirvientes y joyas preciosas de todo mundo? Mujeres como ella no pueden permitir que se sepa que compraron cosas baratas.
Todos rieron, también Teresa, al chiste de Felipe. Era verdad. Teresa venía de una muy buena familia, casi rica y por eso creció mimada.
El bonito momento familiar fue interrumpido por el BRR del celular de Teresa. Ella vio que era Marcelo el cual le pedía una foto de sus tetonas.
-Ahora?
-Claro que si. Si no como crees que me la pueda jalar como se debe sin un buen material?
Marcelo le mandó otra foto de su verga a Teresa la cual se esforzó de mantener la compostura delante de su familia fingiendo que estaba todo normal.
-Chicos, Kimiko me escribió y me pidió una foto de mi bellísima familia.
Los tres se juntaron para la foto y sonrieron mientras la bella mujer puso el celular frente a ellos y a su pecho fingiendo tomarles una foto a ellos cuando en realidad hacía un selfie de sus pechos.
Click
-Ya esta!
-Déjame ver mamá.
-Espera, espera…mejor hacemos otra que esta no vino bien.
Click
A los tres les gustó mucho la nueva foto y a Marcelo le gustó el selfie de los pechos de su nueva puta y mientras la miraba otra puta le mamaba la verga en su cama.
VIDA DE JUAN
El joven Juan era un buen chico pero la vida con el no había sido buena. No era de familia rica, no era muy inteligente, fuerte o de buen aspecto pero tenía un buen corazón. Su padre falleció cuando era pequeño y desde ese día solo su madre se ocupó de él.
“Ahora eres tu el hombre de la casa hijo, ahora es tu deber proteger a tu mamá” fueron las ultimas palabras que su padre le dijo y Juan prometió que cumpliría ese deber.
Él era un buen hijo pero Miranda no era tan buena madre a causa de su adicción. Ella sufrió mucho por la muerte de su esposo y comenzó a tomar para ahogar su dolor. Por un tiempo lograron vivir bien los dos pero Miranda se dejó llevar por su vicio y se volvió una de esas borrachas graves. Estaba tan mal que asta un día le golpeó a su hijo por reprocharle su comportamiento. Miranda se disculpó inmediatamente y lloró prometiendo dejar su mala costumbre. Y así fue…al principio.
Esa promesa, el amor por su madre y la pena que sentía por ella motivaban a Juan para ir adelante y no rendirse con ella. A diferencia de su amigo Pedro, él no tenia dinero o una familia que lo ayudara pero, como su amigo, también era víctima de Marcelo y su banda.
El chico era muy reservado con su vida y no contaba nada a su amigo Pedro porque si él hubiera sabido habría tratado de ayudar sin lograrlo, pero hubiera intentado. La verdad era que se avergonzaba de su vida y eso lo llevó al silencio.
Juan, las mañanas iba a la escuela con el miedo en el corazón pero por otra razón de la de Pedro. Él temía que Marcelo no estuviese en la escuela.
Su regreso a casa no era bueno tampoco estando en ansia pensando en que estado estaría su madre.
Ya faltaban pocos pasos para su casa y delante de el la puerta de su hogar estaba cerrada. Juan pone adelante su mano y gira la manilla de esa puerta para ser recibido por la terrible vista de su adorada mamá follada por Marcelo y por sus gemidos de placer.
-Ah, ah, ah, ah, ah, ah
-Mamá llegue a casa.
Ella no responde o lo mira mientras Marcelo, su bully le llenaba de verga su coño mojado. La cara de su madre estaba sobre la mesita de la sala rodeada de droga que también estaba sobre su nariz y así los dos follaban sin importarles de él.
Juan fue directo a su cuarto, encendió el estéreo de su padre al máximo y se echó en su cama tratando de escuchar música.
-Jodeeer! Ah, ah, ah, ah,
-Te gusta mi verga puta?
-Si, joder, siiii! Ah, ah, ah, ah, ah
Juan no podía quedarse ahí donde follaban pero lo mismo en su cuarto lograba escucharlos así que se puso la almohada sobre las orejas y se durmió.
Eso no era nuevo para el chico pero lo mismo se sentía una mierda al escuchar a su madre gozar por el miembro descomunal del bastardo que lo había torturado por tanto tiempo.
Juan no sabía cómo exactamente había comenzado todo eso pero se daba la culpa porque el era una de las razones por las que su madre conoció a Marcelo. Un día fue golpeado más fuerte de lo normal por Marcelo en su colegio lo que causó que Pedro corriera a buscar ayuda del conserje que paró el asalto.
Marcelo y Juan fueron llevados donde el director y cada uno dio su versión. Pedro obviamente suportó la versión de Juan pero la banda de Marcelo apoyó a su líder y de alguna manera lograron corromper al conserje en testimoniar en su favor. Los dos fueron dejados libres de ir después de recibir una predica del director sobre no pelearse en la escuela.
Miranda ese día fue llamada de la escuela mientras estaba trabajando y tuvo que recoger a su hijo. Al verlo tan pegado se lanzó a gritar de rabia al bruto de Marcelo el cual no dijo nada y la miró como si todo eso lo divirtiera. El director y el conserje la calmaron y le pidieron que se lleve a su hijo pero primero de salir ella pidió a su hijo de esperarla en el auto mientras ella sola iba ande Marcelo para terminar su discurso.
Juan no sabía que se dijeron ese día pero tres meses después, cuando regresó a casa de escuela, encontró la misma escena de él día presente. No sabe si primero su madre se volvió adicta a la droga o a la verga de Marcelo pero lo que sabía era que fue el bully que la introdujo a ese veneno.
Al despertar parecía que los ruidos habían acabado así que el chico salió de su escondite para agarrar algo de comer en la cocina. Juan trató de ir directo a su objetivo sin mirar a otra dirección, abrió el refrigerador que estaba casi vacío y sacó lo que podía lo más rápido posible escuchando en el mientras los disparos de la tele.
-Maricon!
Justo cuando estaba para regresar a su cuarto la voz de Marcelo interrumpió su fuga.
-Tráeme una cerveza.
-Esta bien.
Juan abre de nuevo el refrigerador que estaba casi lleno de cervezas, lo único que había en abundancia. No tenía opciones, tenía que dársela en su mano.
El chico se dio la vuelta y tuvo que ver al puerco de Marcelo sentado en el sofá completamente desnudo con los pies apoyados sobre la mesilla donde su madre primero apoyada su cara. Al lado de él estaba Miranda, también desnuda, mirando la tele junto a él. No tenía el coraje de mirar la cara de su hijo.
Marcelo de mala manera le toma de su mano la cerveza y de la otra también el sándwich que se había preparado para si mismo y comienza a comerlo con mordiscos grandes.
Juan se sienta en su cama a tomar su vaso de cocacola y agarrar unas pocas migajas que estaban en el platillo. No pasó mucho tiempo primero que los ruidos comenzarán nuevamente esta vez más fuertes.
GLACK, GLACK, GLACK, GLACK
Juan no veía pero lograba a imaginarse todo lo que hacían.
Continuaron y continuaron llenando la casa de los gritos de placer de Miranda que parecía estar muriéndose de placer. Parecía que lo hacían de propósito.
-Ah, ah, ah, ah, ah
-Mmm…me gusta como gritas perra!
-Ah, aaah, ah, ah, aaaah
Marcelo se la había follado por un par de horas más asta el anochecer y después se fue. Cuando Juan salió nuevamente de su curto su madre estaba destruida por el día de intenso sexo con el bully de su hijo y dormía desnuda sobre el sofá. El buen Juan sólo agarró una cobija y la cubrió para después salir al supermercado primero que cierre.
PRIMERO DE LA CENA DE TERESA
-Te pido por favor que no lo hagas nunca más.
-Si serás una puta desagradecida. Y yo que pensaba que te iba a gustar mi regalito.
-Bueno no fue así…lo siento. Pero tienes que entender que si mi marido o hijos encontraban tu “regalito” para mi es la fin.
-Ajj eres linda perra pero también aburrida. No sería mejor divertirnos los dos sin que los maricones de tu familia sean de obstáculo?
-…
Teresa se quedó callada por demasiado tiempo sin responder.
-Esta bien. No mas regalitos linda, pero tu eres la que pierde.
-Gracias.
-Pero explícame una cosa. Como es que mi polvito blanco que te dejé en tu bolsa esta mal y el que te dejé en la cajita esta bien?
-Que?
-No te hagas a la tonta, el polvito que te dejé en la cajita de los aretes.
-En la cajita de aretes? NO! Pero cuando?
-Yo pensaba que ya lo habías encontrado jaja.
-Oh Dios mío…Jonás!
Teresa primero de ir a dormir se estaba recordando de lo que había pasado, de como después de esa llamada corrió al cuarto de su hijo a buscar la cajita negra. Parecía que la suerte estaba de su parte porque su marido se había desecho de la cajita sin saber lo que había adentro.
Ella estaba feliz pero también preocupada. Ese criminal que la follaba cuando quería sin saberlo había puesto en peligro a ella misma y a sus hijos a causa de ese “regalito”. Comenzaba a pensar que su presencia en su vida podía dañar a su familia más de lo que pensaba posible pero lo mismo, el deseo de encontrarlo de nuevo no pasaba.
Si solo Teresa hubiera buscado mejor habría encontrado la dicha cajita que estaba entre la cama de su hijo y su mueble de juguetes, en una parte donde no llegaba la luz, fuera de vista, lista para revelar sus secretos.
Continúa…
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