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Biografía sexual - Capitulo 1

Me presento: me llamo Valeria, tengo 30 años, vivo en Rosario, Argentina, soy profesional, Lic. en Administración de Empresa y trabajo actualmente en una organización pública provincial. Con respecto a mi vida sentimental, estuve de novia 5 años con un chico que se llamaba Hernán, con el cual rompí relación ya hace tres años y medio; también es profesional, más grande que yo (actualmente tiene 33 años) y se dedica a Consultorías por cuenta propia.

Físicamente soy una persona que sube o baja de peso constantemente, pero mis medias son aproximadamente 96, 65, 95 y considero que tengo un cuerpo sensual pero no perfecto, ya que tengo estrías; mis senos son grandes pero no tan parados, aunque sí tengo una cola firme y parada.

Mi familia se compone por mis padres, Oscar de 53 años y María Olga de 49 años y tres hermanos: dos varones, Claudio (27 años) y Martín (25 años) y una mujer más chica que yo, Daniela que tiene 23 años. Además tengo una abuela, Ana María. Viví tres años con ella: es una mujer de 68 años que parece de menos, con quien me llevo muy bien.

Hecha esta pequeña introducción les cuento cual es mi historia, en la cual deberé retroceder en el tiempo desde mis comienzo cuando empecé a salir con Hernán el año 2000. Lo conocí en el trabajo, en ese tiempo trabajábamos en el mismo lugar. Al verlo por primera vez me quedé petrificada, me pareció una persona muy linda e inteligente. Me gustó inmediatamente, pero debo reconocer que la sensación de él no fue idéntica a la mía.

En ese entonces yo era media gordita y eso me traumatizaba para vestirme. Usaba pantalones, camisas y remeras sueltas y polleras largas; no me gustaba vestirme de forma llamativa ni provocativa. No obstante, Hernán se fijó en mí y yo apuré los trámites: lo llamé por teléfono para conversar, él tomó el gesto como un lance, y me invitó a almorzar ese mismo día; al cabo de un mes empezamos a salir, luego me propuso noviazgo.

Los primeros años del noviazgo fui muy feliz con él, a pesar que no estaba enamorado de mí, y además tenía una amante (me enteré después, era la mismísima ex novia, que al final se termino casándose con ella); también parece que yo no lo excitaba físicamente en ese momento.

Vivía para él; es más, casi era su sirvienta, soportaba sus malos tratos y para colmo suponía que me era infiel, hasta que esas dudas se disiparon cuando al revisar su casilla de correo me encontré con un mail de su ex. Fue un baldazo de agua fría: lloré, pataleé y luego hablé. Le dije que necesita un tiempo y me fui de viaje a San Juan a visitar a mis primos por dos semanas; él me llamaba permanentemente, me mandaba mails pidiendo perdón, incluso ante de irme se arrodilló ante mí para pedirme disculpas, pero no cedí (a pesar que me moría de ganas de estar con él) y le dije que no lo podía disculpar ahora, que necesitaba tiempo y así fue.

En ese tiempo de meditación mi cuerpo se transformó notablemente; por culpa de mi malestar sentimental bajé 5 Kilos y mi cuerpo cambio: se volvió muy sexual y excitante, eso me incentivó a cuidar las comidas y empecé a ir al gimnasio para mantenerme en forma.

Una vez regresada de mi viaje de San Juan, finalmente perdoné a Hernán, pero me juré a mí misma que las cosas iban a cambiar y así fue. A partir de aquí le contaré mis historias sexuales con varios protagonistas, espero les gusten:

Como bajé mucho de peso, eso me trajo aparejado que mi ropa me quedara grande. Por eso encomendé a mi abuela que me achique los pantalones de vestir que habitualmente usaba (en ese tiempo tenía dos lindos, uno crema y otro bordó), pero además me compré pantalones vaqueros ajustados, remeras de todo tipo, polleras, minifaldas y otras prenda de moda.

A media que transcurría la relación, mi novio empezó a verme con otros ojos, ya que me vestía de forma más sexy y su forma de actuar conmigo cambió radicalmente. Una vez me vestí con un pantalón ajustado crema y una remera escotada verde. Mi novio se quedó turbado de lo lindo, pero me sugirió que debería usar bombachas tipo cola less con esa clase de pantalones. Le contesté que no me gustaban esas prendas, ya que eran incómodas. A pesar de esa contestación tan abrupta, mi novio (muy obstinado) me regaló una tanga blanca y un corpiño haciendo juego; me dijo que solo lo debería usar cuando saliera con él, sólo para esas ocasiones. Al ver ese juego de lencería le hice un escándalo, me había encaprichado que no usaría eso; mi novio se enojó conmigo y se marchó.

Al día siguiente, sábado a la noche, sabía que debería remediar el episodio del día anterior, ya que sinceramente me había comportado con una nena tonta. Por eso decidí complacer a mi novio y qué mejor que ponerme la lencería que me había regalado el día anterior; por ello me vestí con un pantalón vaquero muy ajustado color celeste y una remera roja, con tacos no muy altos rojos, por supuesto que no se me marcaba la bombacha que lleva puesta, ya que era de tela gruesa, pero sí se me veía el corpiño de encaje.



Al verme, Hernán dijo que estaba muy linda y nos fuimos a cenar. Luego, a su departamento, obviamente para hacer el amor como todos los sábados. Éramos bastante estructurados; al llegar nos empezamos a besar y a tocar, el me metió su mano por debajo de mi pantalón y allí recién comprobó que me había puesto su regalo, se puso como loco:

Veo que te pusiste mi regalo, eso me calienta mucho…

Entonces demostrámelo, le contesté.

Inmediatamente, me bajo el pantalón y puso mis manos contra la pared de living, me corrió la tanga y me penetró de una.

Así mi Hernán, haceme el amor- le decía.

¿Te gusta que te cojan por atrás? –contestó.

Me sorprendió, ya que nunca había utilizado esa palabra conmigo, pero debo confesar que me excitó mucho, y le repliqué:

Sí bebe, métemela toda adentro…

Y por fin llegamos los dos juntitos, sentí su semen inundar mi vagina y un cosquilleo único que nunca había sentido hasta ese momento.

Luego de ese episodio tan excitante, tomé conciencia que a mi novio le calentaba mucho cuando me vestía con tangas y ropa provocativa. Por eso, el siguiente sábado por la noche me vestí con la misma tanga, y lo combine con un pantalón gasa color gris, que no era transparente pero sí se marcaban los contornos de mi tanga. Arriba me coloqué una strapless negro – sin corpiño -, dando una buena vista de mis senos bien parados, y el toque de arte fue unos guantes haciendo juego. Mi novio me dijo que estaba divina y noté que se le paró el pene inmediatamente, eso me excitó mucho. En el trayecto hacia el pub donde íbamos a tomar algo, notaba que las personas jóvenes y otras no tanto me miraban fijo a los ojos y luego se daban vuelta a mirar mi culo; ese pantalón era muy sexy, mi novio receloso se ponía muy serio ante esos gestos.



Alrededor de las 3 AM ambos estábamos cansados y nos fuimos a su departamento a dormir. Al entrar inmediatamente me agarró de atrás y me preguntó si me gustaba que me vieran el culo, mientras me apoyaba su pene en las nalgas; estaba muy caliente y yo también. Luego empezó a manosearme los pechos jugando con mis pezones los cuales se pusieron duros al instante, allí le dije:

Así Hernán, seguí acariciándolos, sabes que eso me vuelve loca, así muy bien cariño, no pares.

¿Te gusta Vale?

Siiii bebe, claro que me gusta, pero parece que vos tenés ganas de guerra, ehhhhh, parece que te gusta la combinación de la tanga con este pantalón…

Claro, fíjate como la tengo…

Allí noté algo duro apretándose contra mis nalgas, sabía que se estaba poniendo dura con el roce sobre mi culo. Luego introdujo una de sus manos por debajo del pantalón y me subió la tanga, metiéndose la parte delantera por mi concha; eso me calentó aun más y finalmente me desabrochó y me sacó completamente el pantalón, dejándome los tacones puestos. Me besó en el cuello y espalda, se agachó y besó mi culo, chupando y mordiendo mis nalgas; me corrió la tanga y metió su lengua entre mi raja, me chupaba toda, pasaba su lengua también sobre mi ano, todo esto sin dejar de pellizcar y jalar mis pezones hacia abajo, estaba en la gloria, era riquísimo:

Comételo bebe, aaaahhhh, me encanta lo que me haces con tu lengua, me vuelves loca, no pares, me encanta …, uuummmm, qué placer, voy a llegar, me encanta cómo me lo chupás así…

No podía creer las cosas que salían de mi boca, pero estaba muy caliente tras aquel fantástico orgasmo. Luego me dio vuelta y me pidió que se la chupe; a mí nunca me gustó mucho eso, pero accedí a su pedido y le dije:

Ahora me toca a mí hacerte sufrir, voy a tomarme la revancha de lo que me has hecho, prepárate a gozar mi amor.

Abrí la boca de forma golosa y engullí su pene para empezar una lenta mamada. Mi novio me acariciaba el cabello ayudándome con la felación:

Chúpala mi vida, lo haces muy bien, chupala bien ¿te gusta mi pija?

Sí amor, me encanta tu pija- le contesté.

Entonces me pidió que escupiera saliva sobre ella; lo miré y le dije que no, entonces me agarró de los pelos y me dijo:

Dale bebe, hacelo, por favor, eso me excita mucho…

Acepté de mala gana. Escupí para ensalivarla por completo dejándola bien mojada; a esa altura estaba entregada, luego lo empecé a pajear fuertemente.

Aaaahhhh bebe, lo estás haciendo muy bien. Si sigues así harás que me llegue, chupala ahora… -y así lo hice hasta que me dijo- voy llegar bebe, sigue chupando de esa manera y conseguirás que te llene la boca de leche.

Al escuchar eso saqué su pija de mi boca, la tomé con mi mano derecha y lo empecé a pajear para un costado, pero el agarró su pija y se empezó a masturbar, mientras me dijo:

Abrí la boca bebe?

Por supuesto me negué.

Estás loco!!

Hacelo por mí, amor, hacelo por favor.

Me rogó, me suplicó y lo hice por él, abrí la boca y sentí una espuma caliente en mi cara y en mis labios, mientras escuchaba

Aaaaahhh bebe, así, así, hora chupala

Y se la empecé a mamar con su leche todavía saliendo; no podía creer lo que estaba haciendo, pero en realidad lo había hecho.

Para colmo cuando giré mi cabeza vi a Julieta, la novia de Pablo (el amigo que vivía con Hernán, quien supuestamente esa noche no estaba en el Dpto.) que estaba mirando la escena muy atentamente. Hice como si no la hubiera visto, pero ambas sabíamos que sí.

Al terminar nos besamos, pero todavía no salía de mi asombro de como estuve excitada esa noche: realmente me había gustado mucho.

A esa altura la relación con Hernán pasaba sin sobresaltos, disfrutando de mi familia, de la suya, de los viajes, de salidas con amigos. En fin, éramos felices, hasta que apareció otra persona, que hizo confundir mis sentimientos.

Mario tendría en ese tiempo unos 30 años; era una persona muy importante en la institución donde trabajo. Apenas lo vi sentí una emoción y pasión que hacía mucho no sentía por nadie. Me volví loca al conocerlo, pero había tres problemas: 1) yo estaba de novia, enamorada de Hernán y nunca se me había pasado la idea de serle infiel; 2) Mario era muy amigo del hermano de mi novio, y también amigo de Hernán, pero no tan intimo; por último 3) Mario nunca se fijaría en mí como yo quería, ya que yo era novia del hermano de su mujer amigo, o sea una mujer sagrada; no obstante de eso, me miraba en forma muy sensual, pero no pasaba a mayores.

Ya que nunca tomaría la iniciativa, decidí actuar yo. Un día le pedí a Mario que viniera a mi oficina; antes me cercioré que estuviera sola. Apenas llegó, le dije lo que me estaba pasando con él, que estaba confundida y que creía que me estaba enamorando de él y otras cosas lindas que decimos las mujeres.

Él se quedo mudo, y luego reaccionó:

Lo nuestro no puede ser Vale, ¿sabes por qué? sos la novia de Hernán, y yo estoy casado y tengo hijos…

Se despidió con un beso en la boca; esa actitud me mató, por dos motivos: primero, porque le fui infiel por primera vez a mi novio, aunque sea por un simple beso; y segundo, Mario no me iba a dar más bola, por eso debía hacer algo urgente.

Con mi novio las cosas estaban mal, yo estaba en otra y él lo percibía, a pesar que confiaba ciegamente en mí. Una noche de noviembre discutimos fuertemente. Él se fue del Dpto. de mi abuela pegando un portazo; sentí alivio y libertad. Empecé a preparar lo que me iba a poner para trabajar al día siguiente; no sé por qué, pero se me vino a la mente Mario. Decidí vestirme de forma diferente de lo habitual: saqué de mi ropero un pantalón que hacía mucho no usaba. Era viejo, pero casi sin uso, de una talla muy chica, tanto que sólo lo pude usar cuando tenía 18 años, y en ese momento tenía 22.

Al día siguiente, me vestí con ese pantalón de lino que había elegido la noche anterior, color crudo, muy ajustado marcándome bien el culo. Pero no solamente eso: era transparente, por eso decidí ponerme la tanga crema que me había regalo mi novio. Arriba me puse el sostén blanco y una remera negra muy escotada, me pinte los labios y las uñas, me até el cabello y me puse unos tacones muy altos, al verme en el espejo comprobé que estaba infernal, muy provocativa, la tanga se me trasparentaba por delante y por atrás. Y aun más: cuando me senté para ponerme los tacos comprobé que se me salía la bombacha por fuera, quedando a la vista un triangulo por arriba del pantalón. Al verme por última vez en el espejo me di cuenta que estaba vestida muy provocativa, entonces decidí ponerme un saquito que tapara mi escote y mi media cola por encima de pantalón, no pudiéndose observar mí tanga; en ese instante pensé que si mi novio me veía así vestida me mataría.



Al llegar al trabajo, mi jefe Carlos me saludó como siempre, al parecer no le llamé la atención, pero cuando me saqué el saquito se quedó perplejo al verme, hasta el punto que esa mañana me hizo ir a su oficina más de lo común. Yo notaba cuando me levantaba del asiento, él me miraba fijamente el culo cuando giraba. Esa situación y sumado que la tanga se me metía en mi rajita de atrás y adelante, me puso como loca; sólo pensar que me viera Mario así vestida me hizo aflorar algo de puta, algo que nunca habría hecho antes: me agaché para buscar unos papeles que supuestamente se me habían caído al suelo y al hacerlo quedo a la vista de mi jefe la tanguita por fuera del pantalón, luego me paré como si nada hubiese sucedido. Observé que mi Jefe estaba rojo de caliente.

Transcurrida la mañana con mucho trabajo, a las dos de la tarde le hablé a Mario. Le dije que lo quería ver, y me respondió que vaya a su oficina que estaba solo. Llegado el momento, partí para su oficina (no tenía el saquito puesto) Al entrar, me recibió con un beso, pero inmediatamente puso cara de asombro al ver cómo se transparentaba el triángulo delantero de bombacha; ahí noté como su pene crecía entre su pantalón. Entonces me di vuelta con la excusa de ver un cuadro en la pared, mostrándole la parte trasera de mi tanga que se me metía por mi culo. Mario se quedó tonto a ver semejante espectáculo, mientras yo seguía paseándome por la oficina meneando mi culo. En un momento me senté y abrí mis piernas para que viera mi zaga; esa situación me excitó, el peligro y la infidelidad. Entonces empezamos a charlar sobre varios temas, luego Mario se dirigió a hacia mí de modo especial, con dulces palabras me dijo que me veía hermosa vestida así:

¿De veras me veo bien?- le contesté.

Sí, cualquier hombre se sentiría maravillado de tener una mujer como vos al lado.

¿No es muy atrevido?

No, de verdad, te queda muy bien.

Gracias eres muy lindo…

No para nada, la verdad yo me sentiría orgulloso de lucir a mi mujer vestida así, que sepan que pedazo de mujer tan sexy tengo.

Gracias, eres un amor Mario.

Me acerqué y le di un beso en la mejilla, pero el giró de repente y su boca se pegó a la mía; nuestras lenguas se enredaron, el estómago se me revolvió al saborear su saliva. Nos empezamos a besar frenéticamente, luego sus manos bajaron hasta mi remera, me tocó las tetas. Le dije que por favor no siguiera, que estaba mal, ya que amaba a mi novio y él reacciono; me soltó, yo no deseaba eso, al contrario, quería que me siguiera tocando, pero el me dijo que no estaba bien y se despidió con un beso seco; yo me fui mal de allí, pero sabiendo que la vida da revancha.

Luego de un tiempo recibí una llamada de mi abuela para que la acompañe al traumatólogo. Por supuesto le dije que sí y quedamos que la pasaría a buscar por el Dpto. En el trayecto hasta la clínica, allí tome cabal conciencia que estaba vestida muy tentadora, ya que todas las personas, de distintas edades se daban vuelta a ver mi cola, me decían piropos bastante zafados que la ponían incómoda a mi abuela y también a mí.

Al llegar a la clínica, nos recibió el médico de mi abuela llamado Gustavo, de unos 35 años, que dicho sea de paso estaba muy rico. Inmediatamente la atendió a mi abuela, mientras me miraba de forma muy sugerente. Luego, mi abuela se fue a otra sala para que le hagan unos estudios, yo me quedé sola con el Doctor y aproveché para decirle que por el esfuerzo en el gimnasio me estaba doliendo mucho la columna; me pidió entonces que me recueste en su camilla boca abajo. Me di cuenta que observaba fijamente mi culo con ese pantalón que trasparenta mi tanguita perdida por el orto. Luego me empezó a tocar la espalda, mientras me decía si me dolía allí, yo le conteste era más al medio, entonces el me subió la remera un poco, me apretó justo en el medio de la espalda: "¡¡Ahííí me duele!!" para luego bajar con sus manos hasta tocar las tiras de mi bombacha que sobresalía fuera del pantalón. Luego me pidió que me diera vuelta; ahora Gustavo tenía una visión directa de mis tetas y el triángulo de mi tanga por delante. Ya veía el abultado paquete en su entrepierna, mientras rozaba varias veces el bulto contra el costado de mi cuerpo. Yo estaba mil, mientras seguía tocándome suavemente la cadera y me preguntaba si me dolía allí; yo le contestaba que sí. Dejó de palparme y me dijo que me esperaba dentro de dos semanas para revisarme con más tiempo, me agendo el turno y me despedí de él con un beso sugerente en la mejilla.

Salí de la clínica re-excitada y nos dirigimos con mi abuela a nuestro departamento. Cenamos y alrededor de las 22 hs sonó el portero eléctrico, era mi novio que quería hablar. Bajé al lobby del edificio para abrirle, al verme como estaba vestida se quedó congelado; inmediatamente me recriminó lo que tenía puesto: la bombacha que me había regalado y el pantalón muy transparente. Le contesté que no se me había visto nada ya que llevaba puesto un saquito, pero se puso como loco y me empezó a decir barbaridades, como que era una hija de puta, que era una calentona, una putita y esa clase de cosas. Yo me largué a llorar y le tiré una cachetada que me atajó con la mano. Así me llevó hacia atrás del lobby del edificio (un lugar poco transitado) y me empezó a besar bruscamente. Al principio me negaba, pero luego cedí a su manoseo contaste; me dio vuelta, me sujetó fuertemente por detrás y con una mano me tapó la boca, mientras yo forcejeaba e intentaba gritar. Escuché su voz que me ordenaba

Cálmate y no grites porque sin no te va a ir muy mal

Comencé a sentir como una de sus manos presionaba mis senos, mientras apretaba su cuerpo contra el mío; podía sentir su pene duro muy pegado a mis nalgas, mientras su mano se metía por debajo de mi blusa. Luego me arrancó el brasier de un tirón, me masajeó mis pechos, mientras sentía su respiración agitada en mi oído, sus labios besaban mis mejillas y metía su lengua en mi oído. No pude evitar excitarme, pero seguía forcejeando para guardar las apariencias, sobre todo porque al moverme sentía más su pija en mis nalgas. Su mano tocaba mi culo por encima del pantalón, luego llegó a mi conchita, que para entonces estaba muy mojada y me dijo:

Te pusiste este pantalón transparente para que todo el mundo vea la tanga pedida por el culo, ¿no? te gusta mostrar el culito ¿no, Vale?

Me dio vuelta, me desprendió el pantalón, sus dedos se introducían hábilmente en mi conchita y acariciaba mi sexo con toda su mano, yo estaba excitadísima, sus labios bajaron por mi cuello, mis hombros y llegaron a mis senos, los succionaba, mientras sus manos debajo de mi tanga acariciaban mis nalgas, apretándolas. Sus labios continuaban succionando, besando, mordiendo mis senos; me tomó de las nalgas, me bajó completamente el pantalón, y me empezó a dedear frenéticamente, mientras yo le decía:

Basta Hernán, ¿qué te pasa, estás loco?

Sí Vale, estoy loco, estoy re caliente como te vestiste hoy, quiero que te vistas como una puta para a mi.



Por favor, Hernán, paraaaaaa, no quiero!!!, le grité.

Para esa altura ya esta muy caliente y húmeda, mientras él me preguntaba qué me habían dicho en el trabajo y en la calle de cómo me quedaba ese pantalón, yo le contestaba que no me dijeron nada, pero el insistió:

¿Cómo que no? si tenés un culo hermoso y más con ese pantalón que te pusiste…

No pude más y contesté:

Siiiiiii, me decían cosas groseras, en la calle me dijeron que se me perdió el trapo por el culo.

¿Y que más? pregunto Hernán

En la oficina todos me miraban el culo, más cuando me sentaba y se me salía la tanga por fuera…

Mientras le decía eso le empecé a tocar su bulto por encima de pantalón; lo desabroché y le saqué su pene muy parado y lo empecé a pajear. Me giró y quedé de espalda, me metió sus dedos en mi boca, luego con una mano se apoyaba en mi culo y con la otra me frotaba los senos o los introducía en mi concha, salía y entraba en mi concha como si nada, yo le decía:

Dame más, dame más, ahhhhhh, cogeme por favor…

Me puso contra la pared y en forma salvaje empezó a cogerme por la concha; yo abría mis cachetes del culo con ambas manos para facilitarle una penetración extremadamente profunda. No me daba tregua, si quería coger a su novia se la cogeria a lo bestia. Pasé la mano por debajo de mí y le rasguñaba con suavidad la piel de sus testículos, cosa que le producía un placer especial.

El gemía y gritaba con cada rasguño, con cada apretón de mis dedos mientras me decía:

Asii, zorra, así, húndeme las uñas en mis huevos, ahhhhhhh, siiiiiiiiiiiiii bebe.

¿Te gusta que me vista así mi amor, que todos vean mi culo y mi tanguita?

Siiiiiiiiii, quiero que te vistas de puta para a mi, únicamente para a mí.

Y así va ser mi amor…

Al pronunciar estas palabras, llegué al orgasmo con un grito estremecedor; en ese momento Hernán sacó su pija, me tomó del pelo y me dijo:

Abrí la boca, vamos, lo último…

Me estaba pidiendo una cosa que yo no soportaba: que me acabara en la boca, que me trague toda su la leche, y así lo hice. Abrí la boca casi sin resistirme, metió la pija bien adentro de mi boca, me tomó con ambas manos de las orejas para tragar bien la pija. Sentí que me pasaba la garganta, me dieron como arcadas ya que no podía respirar, me tenía bien apretada contra su pelvis. De pronto acabó, un chorro gigante, yo me ahogué, seguía saliendo semen y yo, como buena novia, le limpiaba todo sus restos y así seguí chupando un rato más hasta que su verga quedó limpita y arrugada.

Nos vestimos los dos sin mediar palabras, agarré mis cosas y me fui muy enojada; le dije que no quería verlo más, subí a mi departamento y él se fue.

Continuará……… Vale

Fuente:Todorelatos.com

3 comentarios - Biografía sexual - Capitulo 1

Adricasi
Excelente ya quiero la continuaciones
cazador1960
me dejasta muy al palo, 10 puntos, no te imaginas como te deseo
cazador1960
me imagino que sos una mina que relata una vivencia real