Desde que escribo acá, muchos me preguntan cómo conocí a mi esposa, María, así que aquí les voy a contar.
Les garantizo un doble morbo: 1) me enamore de ella en una orgia 2) era la novia de mi amigo, sin que el supiera lo que ella hacia.
Antes de ser novios, María era la novia de un amigo de la playa. Lo llamaremos Javier.
Mi familia y la familia de Javier tenían sus respectivas casas en una localidad de la Costa (prefiero omitir el lugar) y alquilaban carpa en el mismo parador desde que éramos chicos. Así que forjamos una amistad con el trascurso de los años.
Sin embargo, a medidas que íbamos creciendo, Javier se iba convirtiendo en un tipo engreído y prepotente. Un poco “banana” para decirlo mal y pronto.
Cuando teníamos cerca de 20 años fui como todos los años a la Costa y me encontré con que Javier había llevado a su novia, María. En ese entonces, Maria tenía 21 años y era una bomba hermosa. Pero yo, como buen amigo, reprimí todo deseo sexual hacia ella.
Resulta que Maria también iba confrecuencia a ese lugar de la costa, aunque a otro parador. Y desde hacía un parde años se inscribía en un evento de Bikini Open de una reconocida marca de ropa de ese entonces (creo que ya no existe), llamado “Cola Reef”. Básicamente era un desfile en tanga donde elegían el mejor culo.
El día del desfile Javier debía estar en Buenos Aires por un compromiso, y yo no tenia mejor plan que estar en la playa con mis viejos, así que me ofrecí a llevarla y traerla después del evento.
Tuve acceso al VIP de la sección privada de la playa, al backstage de la competencia y al piso del hotel reservado para las chicas. Tuve un gran espectáculo todo el día: chicas mostrando el culo en la playa, cambiándose en el backstage, rumores subidos de tonos, acceso a la sesión de fotos. Para mí, que tenía 20 años, ¡era el paraíso!
El desfile estuvo fabuloso. Una vez terminado, pase a buscar por el hall del hotel a Maria que ya se habia bañado y cambiado post desfile. En eso llega otra de las chicas, que ya identificaba de verla durante todo el día y le dice, “los pibes del parador de Corona quieren hacer una partuza esta noche,están buenos, te sumas?”. Obvio, no podía creer que lo dijera con tanta liviandad y delante mio, cómo si fuera algo totalmente normal.
María me miró con una expresión que nunca había visto en su cara, como si estuviera terriblemente caliente pero tratando de ocultarlo. Le preguntó a su amiga si yo también podía ir. En ese momento la pija se me puso durísima. La amiga me miró de arriba abajo y dijo que no había problema. No lo podía creer, eso era muy bueno para ser verdad.
Una vez que estuvimos solos, le pregunté si hablaba en serio. María me dijo que si, con la condición de que nunca se lo dijera a Javier y que no haga nada raro.
Como dije, era amigo de Javier y nunca tuve intenciones sexuales hacia María. Claro, me parecia una mina muy atractiva, pero la conocía sólo como la novia de mi amigo. Igual, estaba muy emocionado para decir que no a esa invitación. Así que a la noche la pase a buscar y fuimos a una casa enorme donde se iba a hacer la partuza.
Una vez que llegamos, acordamos con Maria ir cada uno por su lado y simplemente disfrutar. Había un living enorme y la movida ya estaba empezado. Diría que había unas 12 minas y 8 pibes (conmigo 9).
María me dio un beso en la mejilla y comenzó a caminar hacia un rincón del living, luego de unos tragos se saco el vestido y la vi desnuda por primera vez desde lejos. La pija se me puso dura al instante. No sólo que era hermosa, sino el hecho de que no debía verla así, el tabú de eso, la fruta prohibida.
A ese entonces yo también me fui poniendo en bolas y me fui a la otra esquina, donde parecía haber más minas. Encontré una con quien había hablado durante el día.
Ella me saludó y sin decir más empezó a chuparme la pija. Ella era buena, pero había mucho que ver por todos lados. Minitas desnudas por todas partes y mucho olor a sexo. Mientras miraba todo lo que podía, vi a Maria al otro lado de la habitación, estaba chupando dos pijas con otras dos mians. Pero lo mejor era que ella me miraba mientras lo hacía. Maria apartó la mirada cuando se dio cuenta de que la estaba mirando.
De a poco fui rotando por el lugar, cogiendo un ratito con varias minas. Y cada vez que miraba al otro lado de la habitación, María me estaba mirando.
En un momento, un pibeo estaba acostado boca arriba con una chica sentada en su cara, mientras Maria le chupaba la pija, grande y venosa (la más grande de la fiesta), probablemente unos 23 cm. Otro pibe estaba detrás de ella, la cogia. Así que pensé que podría ver mejor en un primer plano, ahora que ella no me estaba mirando.
Su cuerpo estaba tan caliente que, a medida que me acercaba, veía todos los detalles que se suponía que no debía conocer. La forma exacta de cada curva, cómo se movían sus tetas (ya operadas) mientras se la cogian, cómo se le abria el orto mientras le metían una pija en la concha, etc. El chico detrás de ella termino acabandole dentro , y cuandose puso de pie, simplemente me golpeó con la mano, como diciendo “te toca”.
No pude resistirme, me puse detrás de ella y le enterre la pija directamente. Hacía tanto calor que no solo la estaba cogiendo, sino que ella no sabía que era yo. Y no le importaba. Podría haber sido cualquiera, ella sólo quería pijas.
Cuando el chico en su boca comenzó a acabar, ella también lo hizo. Maria se levantó, empujando su concha hacia mi pija con más fuerza y luego miró hacia atrás. Me quedé helado. Tenía miedo de que gritara y se enojara. Ella estaba muy sorprendida y trató de sacarme, pero cuando empujé una vez más, comenzó a gritar y a acabar con mucha intensidad.
Seguimos cogiendo como animales. Incluimos a otras personas pero estuvimos juntos el resto del tiempo. Tomamos descansos, observamos la acción y decidimos con quién queríamos coger a continuación, con quién ella no ha tenido la oportunidad de hacerlo todavía. Quería asegurarse de que todos los pibes le acabaran encima al menos una vez. Como si los estuviera tachando de una lista. Fue en ese momento en el que me enamoré de ella. Fue tan fácil, tan libre, sin barreras, solo placer en estado puro.
La vi comerse todas las pijas esa noche. Vi a muchos acabarle en su boca, en su cara, en sus tetas, en su culo y en su espalda. Aunque también me cogi a muchas chicas y vi a muchas minitas cogiendo en todas las posiciones, ahora, mientras escribo todo esto, el 90% de lo que recuerdo es sobre ella.
Nunca tocamos el tema mientras estuvo de novia con Javier. Ella me provocaba mostrándome sus tetas cuando el estaba de espaldas, pero se quedó con el durante casi un año mas antes de que volviéramos a estar juntos.
En este trascurso de ese tiempo me llamo varias veces para decirme cada vez que lo engañaba. Quería asegurarse de que yo lo supiera.
Luego de que corto con el, terminamos juntos. Una relaciónque viene de hace años, con muchas aventuras sexuales y probablemente con muchas más en el futuro.
FIN
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Les garantizo un doble morbo: 1) me enamore de ella en una orgia 2) era la novia de mi amigo, sin que el supiera lo que ella hacia.
Antes de ser novios, María era la novia de un amigo de la playa. Lo llamaremos Javier.
Mi familia y la familia de Javier tenían sus respectivas casas en una localidad de la Costa (prefiero omitir el lugar) y alquilaban carpa en el mismo parador desde que éramos chicos. Así que forjamos una amistad con el trascurso de los años.
Sin embargo, a medidas que íbamos creciendo, Javier se iba convirtiendo en un tipo engreído y prepotente. Un poco “banana” para decirlo mal y pronto.
Cuando teníamos cerca de 20 años fui como todos los años a la Costa y me encontré con que Javier había llevado a su novia, María. En ese entonces, Maria tenía 21 años y era una bomba hermosa. Pero yo, como buen amigo, reprimí todo deseo sexual hacia ella.
Resulta que Maria también iba confrecuencia a ese lugar de la costa, aunque a otro parador. Y desde hacía un parde años se inscribía en un evento de Bikini Open de una reconocida marca de ropa de ese entonces (creo que ya no existe), llamado “Cola Reef”. Básicamente era un desfile en tanga donde elegían el mejor culo.
El día del desfile Javier debía estar en Buenos Aires por un compromiso, y yo no tenia mejor plan que estar en la playa con mis viejos, así que me ofrecí a llevarla y traerla después del evento.
Tuve acceso al VIP de la sección privada de la playa, al backstage de la competencia y al piso del hotel reservado para las chicas. Tuve un gran espectáculo todo el día: chicas mostrando el culo en la playa, cambiándose en el backstage, rumores subidos de tonos, acceso a la sesión de fotos. Para mí, que tenía 20 años, ¡era el paraíso!
El desfile estuvo fabuloso. Una vez terminado, pase a buscar por el hall del hotel a Maria que ya se habia bañado y cambiado post desfile. En eso llega otra de las chicas, que ya identificaba de verla durante todo el día y le dice, “los pibes del parador de Corona quieren hacer una partuza esta noche,están buenos, te sumas?”. Obvio, no podía creer que lo dijera con tanta liviandad y delante mio, cómo si fuera algo totalmente normal.
María me miró con una expresión que nunca había visto en su cara, como si estuviera terriblemente caliente pero tratando de ocultarlo. Le preguntó a su amiga si yo también podía ir. En ese momento la pija se me puso durísima. La amiga me miró de arriba abajo y dijo que no había problema. No lo podía creer, eso era muy bueno para ser verdad.
Una vez que estuvimos solos, le pregunté si hablaba en serio. María me dijo que si, con la condición de que nunca se lo dijera a Javier y que no haga nada raro.
Como dije, era amigo de Javier y nunca tuve intenciones sexuales hacia María. Claro, me parecia una mina muy atractiva, pero la conocía sólo como la novia de mi amigo. Igual, estaba muy emocionado para decir que no a esa invitación. Así que a la noche la pase a buscar y fuimos a una casa enorme donde se iba a hacer la partuza.
Una vez que llegamos, acordamos con Maria ir cada uno por su lado y simplemente disfrutar. Había un living enorme y la movida ya estaba empezado. Diría que había unas 12 minas y 8 pibes (conmigo 9).
María me dio un beso en la mejilla y comenzó a caminar hacia un rincón del living, luego de unos tragos se saco el vestido y la vi desnuda por primera vez desde lejos. La pija se me puso dura al instante. No sólo que era hermosa, sino el hecho de que no debía verla así, el tabú de eso, la fruta prohibida.
A ese entonces yo también me fui poniendo en bolas y me fui a la otra esquina, donde parecía haber más minas. Encontré una con quien había hablado durante el día.
Ella me saludó y sin decir más empezó a chuparme la pija. Ella era buena, pero había mucho que ver por todos lados. Minitas desnudas por todas partes y mucho olor a sexo. Mientras miraba todo lo que podía, vi a Maria al otro lado de la habitación, estaba chupando dos pijas con otras dos mians. Pero lo mejor era que ella me miraba mientras lo hacía. Maria apartó la mirada cuando se dio cuenta de que la estaba mirando.
De a poco fui rotando por el lugar, cogiendo un ratito con varias minas. Y cada vez que miraba al otro lado de la habitación, María me estaba mirando.
En un momento, un pibeo estaba acostado boca arriba con una chica sentada en su cara, mientras Maria le chupaba la pija, grande y venosa (la más grande de la fiesta), probablemente unos 23 cm. Otro pibe estaba detrás de ella, la cogia. Así que pensé que podría ver mejor en un primer plano, ahora que ella no me estaba mirando.
Su cuerpo estaba tan caliente que, a medida que me acercaba, veía todos los detalles que se suponía que no debía conocer. La forma exacta de cada curva, cómo se movían sus tetas (ya operadas) mientras se la cogian, cómo se le abria el orto mientras le metían una pija en la concha, etc. El chico detrás de ella termino acabandole dentro , y cuandose puso de pie, simplemente me golpeó con la mano, como diciendo “te toca”.
No pude resistirme, me puse detrás de ella y le enterre la pija directamente. Hacía tanto calor que no solo la estaba cogiendo, sino que ella no sabía que era yo. Y no le importaba. Podría haber sido cualquiera, ella sólo quería pijas.
Cuando el chico en su boca comenzó a acabar, ella también lo hizo. Maria se levantó, empujando su concha hacia mi pija con más fuerza y luego miró hacia atrás. Me quedé helado. Tenía miedo de que gritara y se enojara. Ella estaba muy sorprendida y trató de sacarme, pero cuando empujé una vez más, comenzó a gritar y a acabar con mucha intensidad.
Seguimos cogiendo como animales. Incluimos a otras personas pero estuvimos juntos el resto del tiempo. Tomamos descansos, observamos la acción y decidimos con quién queríamos coger a continuación, con quién ella no ha tenido la oportunidad de hacerlo todavía. Quería asegurarse de que todos los pibes le acabaran encima al menos una vez. Como si los estuviera tachando de una lista. Fue en ese momento en el que me enamoré de ella. Fue tan fácil, tan libre, sin barreras, solo placer en estado puro.
La vi comerse todas las pijas esa noche. Vi a muchos acabarle en su boca, en su cara, en sus tetas, en su culo y en su espalda. Aunque también me cogi a muchas chicas y vi a muchas minitas cogiendo en todas las posiciones, ahora, mientras escribo todo esto, el 90% de lo que recuerdo es sobre ella.
Nunca tocamos el tema mientras estuvo de novia con Javier. Ella me provocaba mostrándome sus tetas cuando el estaba de espaldas, pero se quedó con el durante casi un año mas antes de que volviéramos a estar juntos.
En este trascurso de ese tiempo me llamo varias veces para decirme cada vez que lo engañaba. Quería asegurarse de que yo lo supiera.
Luego de que corto con el, terminamos juntos. Una relaciónque viene de hace años, con muchas aventuras sexuales y probablemente con muchas más en el futuro.
FIN
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