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Compendio III
Nunca pensé que Marisol empezaría a “tercerizar” sus cornamentas…
+ ¡Mi amor, es para ti! ¡Sonia quiere hablar contigo! – me pasó su teléfono celular para que hablase con ella.
Me extrañaba bastante, dado que Sonia podría haberme llamado al mío, pero lo más curioso es que reconocía esa “coqueta mordida de labios”, que auguraba algo libidinoso…
- ¿Sí?
· ¡Hola, padre de mi hijo! –exclamó ella en un tono burlón. – Necesito pedirte un favor. Bastián tuvo un problema en su curso de verano y quería pedirte si podías asistir a la reunión con su profesora.
Bastián asiste a una escuela bastante especial que aborda los retos de los padres que trabajan. Reconociendo la necesidad de guarderías en verano, la escuela organiza cursos dirigidos por sus propios profesores en enero. Estos cursos, centrados en actividades recreativas más que académicas, ofrecen una solución flexible a los padres cuyos horarios de trabajo o vacaciones dificultan el cuidado de los niños. Para niños como Bastián, estos cursos ofrecen la oportunidad de disfrutar del verano con sus amigos.
- ¿Pero que no ve Elena esos asuntos? – pregunté confundido.
· ¡Qué padre más irresponsable eres! – Sonia me reprendió en tono de burla. – Ahora que por fin mi Ellie puede volver a trabajar en la oficina ¿Y me la quieres sacar otra vez?
Y es que, en efecto, mientras Bastián estuvo en el prescolar, Elena (su pareja) decidió quedarse en casa, cuidándolo y apoyándole en los estudios. Aunque para mantenerla en la nómina de la compañía, Sonia la habilitó a tareas concretas relacionadas con investigación de información, de manera tal que percibiera un “sueldo menor” (por trabajar de forma parcial), pero que le permitieran regresar al trabajo, una vez que Bastián fuese más independiente.
· ¡No, Marco! – prosiguió ella con una voz más seria. – Fue nuestro Bastián que me pidió si podías ayudarle. Al parecer, es “un problema de hombres…”
- ¡Oh, ok! – respondí,comprendiendo la situación.
· Pero… solo quería avisarte de su profesora…- comentó ella en esa voz tan coqueta y melosa como cuando me cita a sus reuniones. – Le decía a Marisol que seguramente… ella “será de tu interés” … y pues… solo quería advertírtelo.
Por la forma que me lo dijo, no me hubiese sorprendido si Sonia se estuviera tocando mientras me hablaba.
Al anochecer, hicimos el amor como locos con Marisol, exprimiéndome los jugos hasta casi las 4 de la mañana.
Y por la mañana del sábado, me impidió que la lamiera mucho, argumentando que “me quería caliente para la noche…”
Pues bien, fui a buscar a Bastián a su casa, donde Sonia me esperaba con esa sonrisa tan cómplice y lasciva como cuando ella me molesta con el pie en su oficina.
- ¿Qué pasó, pequeño? – le pregunté, mientras le abrochaba el cinturón del asiento trasero.
Ø No sé, papá. Karen es mi mejor amiga y nos tiró agua a Lily y a mí.- respondió mi retoño.
- ¿Y ustedes le hicieron algo? -pregunté, mientras manejaba al colegio
Ø No. Solo estábamos conversando…
- ¡Oh, ok!... ¿Y por qué le pediste a mamá para hablarlo conmigo?
Ø Es que es como tú dices, papá. Las niñas me miran distinto…-respondió mi hijo.
Creo que sentí una “puntada de empatía”, porque al igual que mi hijo, a esa edad no percibía “diferencias entre niños y niñas”. Es decir, según los recuerdos que tengo de esa edad, aunque yo “tenía polola” (al ser el menor y teniendo a mi hermano y hermana hablando constantemente de sus pololeos, yo no podía ser menos y convencí a una niña llamada Carla para que fuera mi polola), eso no impedía que Natalia y Lorena (compañeras del kínder) me dieran“besos en las mejillas”, los cuales, a esa edad, los encontraba asquerosos, porque me dejaban cubierto de babas. Además, ellas vivían interesadas en que jugáramos al “papá y a la mamá”, con platos con arena que igual tenía que comer, pero nunca querían jugar conmigo a los autos o intentar cazar lagartijas, ya que, aunque eran bonitas en colores, a ellas les daban miedo tocarlas.
Pero al llegar a la escuela, encontré la causa de por qué Marisol estaba tan excitada…
Decir que la profesora de Bastián es voluptuosa es poca cosa. Para empezar, es pelirroja, con rizos, ojos claros y lentes, con un rostro bastante agradable, pero su cuerpo…
Estimaba su busto en alrededor de unos 108 cm., mínimo, los cuales estaban cubiertos con una camisa blanca con botones que, a la distancia, me hacía imaginar un maremoto sobre un mar de leche; su cintura, aunque amplia, iba acorde con su cuerpo, porque su trasero era rotundo: si 2 globos enormes de helio estaban ocultos bajo esa falda oscura de tubo, no habría hecho diferencia.
Ø ¡Miss Cheryl! – Saludó Bastián a su profesora, que nos esperaba en la entrada de la escuela.
o Bastián, ¿Dónde están tus madres?
Ø ¡No, Miss! ¡Hoy vine con mi padre! – exclamó mi retoño, abrazando a su querida profesora, restregando su cabeza por su deliciosa falda, aunque a diferencia de como lo hizo Todd años atrás con mi mujer, mi hijo lo hacía con cariño. Aun así, no pude evitar sentir envidia…
Cuando me paré frente a ella, la sobresalté tanto como ella lo hizo a mí…
o ¿Así que… usted es su padre? –me preguntó ella, ofreciéndome su mano para saludar, sin siquiera pestañear.
- Sí… mi nombre es Marco…-respondí, cautivado por esa preciosa sonrisa… y ese suculento par de melones, que trataba de no mirar.
Ahora que lo pienso, creo que actuábamos igual de tontos como “Doña Florinda” y “El profesor Jirafales” en el “Chavo del ocho”, solo que con roles revertidos.
o ¿Y usted viene de…? – preguntó ella, al escuchar mi nombre y jugar con la punta de su cabello.
Le dije mi país de proveniencia…
Pero insisto: Soy un tipo normal y promedio. En mi país, debe haber mínimo 250 personas que tienen mí misma apariencia o lucen mejor que yo.
Pero a esta seductora docente de 28 años, le parecía tan cautivador como si fuese una criatura hecha de helado de vainilla.
Empezó diciéndome que se lamentaba que yo tuviera que irla a visitar. Que Bastián es un niño tranquilo, bueno y responsable, destacando que es un “líder positivo” en su curso: vale decir, que si bien no es de los que destaca por aptitudes físicas o habilidades, es de los primeros que actúa para resolver un problema y que por eso, ella estaba tan complicada, dado que Karen, que era la niña causante del incidente, había sido una niña a la que prácticamente todo el curso le hizo bullying por su nombre (Dado que hoy en día, una “Karen” se apoda a una persona tóxica y prepotente), exceptuando a mi hijo.
Sin embargo, lo que Marisol y Sonia no contaban era que la madre dela susodicha niña también era una hermosa mujer…
No voy a negar que lo que más me llamó la atención fue su cola de caballo dorada, que, a pesar de ser simple, sí le hacía ver atractiva, al enfatizar su precioso rostro. Sus ojos de color avellana concordaban preciosamente con sus pómulos rosáceos y delgados. Sus labios eran gruesos y rosados, sin necesidad de maquillaje. Su nariz, pequeña y sencilla, como el resto de ella, le daba algo de elegancia en su apariencia.
Pero por todo el conjunto de ella, podías darte cuenta de que es una mujer de esfuerzo: la impaciencia de sus brazos y sus piernas, la calidad de su ropa, (una falda larga y negra de tela, una chaqueta de mezclilla y una camisa celeste abotonada hasta el cuello, junto con zapatos negros de tacón gastados) que parecían haber visto mejores días tiempo atrás.
{ Espero que no tarden demasiado…-dijo la madre, mirando su reloj de pulsera con impaciencia.
- Yo también…- respondí, sorprendido de ver que la oficina de Miss Cheryl no estaba sola.
{ ¿Quién es usted?
Ø ¡Karen! – exclamó entusiasmado mi hijo al ver a su amiga.
La niña era rubiecita como la madre, con un cabello trenzado que partía desde la corona de la cabeza, con bastantes pecas, por lo que entendía por qué los niños podían burlarse de ella. Sin embargo, al escuchar a mi hijo, se cruzó de brazos y nos dio la espalda.
{ ¡Karen, por favor, saluda! –pidió la madre, tocándole del hombro, pero ella no reaccionaba.
- Pequeño, ¿Esa es tu amiga? ¿Qué le hiciste?
Ø ¡No lo sé, papá! - me respondió mi hijo, abrazándome triste. – Es mi mejor amiga. No sé qué le pasa…
Pero al oír aquello, la pequeña se sacudió levemente. Aun así, mantuvo su postura estoica.
o Es el padre de Bastián. –Aclaró Miss Cheryl.
{ Pensé que el padre de Bastián lo había abandonado…- replicó confusa la mujer, sin medir sus palabras.
Ø ¡No, papá vive con la tía Marisol y mis hermanas! – explicó mi hijo, un poco más alegre.
Nos presentamos. Su nombre era Emma.
En vista que su hija se rehusaba a conversar con Bastián y que Miss Cheryl debía esperar a la tercera apoderada, empezamos a conversar. Me dijo que estaba preocupada por la hora, dado que debía ir a trabajar en un rato más.
- Si quiere, la puedo llevar en mi auto.
{ No sé si debería…- respondió con prudencia.
- ¡Vamos! ¡Su hija es la mejor amiga de mi hijo! – insistí, haciendo que la pequeña niña volteara brevemente.- ¿En dónde trabaja usted?
Emma trabaja en un periódico en el centro, como columnista. Pensé que era una periodista, pero me aclaró que más que nada, hace reseñas de cocina: recetas, recomendaciones de restaurants y temas por el estilo.
Empecé a contarle cómo mis hijas son fanáticas del sushi y cómo tuve que aprender a prepararlo; la importancia de los aderezos como la cebolla, el ajo y el pimentón al momento de cocinar el arroz y cuando se disponía a tomar apuntes sobre cómo preparar una buena chorrillana, finalmente llegó la tercera apoderada con su hija.
| ¡Siento llegar tan tarde! – se quejó la voz de una joven mujer, con tono extenuado – Nuestro chofer no pudo encontrar estacionamiento y Lily y yo tuvimos que caminar toda una cuadra.
Por reflejo y educación, me puse de pie. Pero no estaba preparado para lo que iba a ver…
Otra mujer, quizás tan o más joven que Emma, entró en la oficina…
Su larga melena negra, que caía en forma de cascadas, definía un nuevo significado de la palabra “Glamour”. Perfectamente cuidado y resplandeciente, demarcaba a leguas su distinción social.
Sus ojos, en un tono marrón oscuro, irradiaban confianza, encanto,coquetería y seducción. Sus pómulos levemente oscuros y brillantes eran claras evidencias de una mujer que disfruta broncearse bajo el sol; sus labios en un intenso carmesí y la sombra de sus ojos se confabulaban con sus coquetas y vivaces expresiones para cautivar la atención de cualquier hombre, como una sirena llamando a los marinos…
Su vestido, por otra parte, era exquisito: una blusa sin mangas y su corta falda de cuero, dejaban exponer su delgada cintura y su ombligo, sin caer en la vulgaridad, acomodándose al estilo de su dueña, que claramente sabía disfrutar las cosas buenas y elegantes de la vida.
Pero su baja altura y las menudas redondeces de su cuerpo invitaban a incontables abrazos, con promesas de visitar lugares más oscuros y privados…
| ¡Oh! ¡Enchantée!- exclamó ella al verme, cautivada y agradada por mi presencia, sonriendo en un coqueto y perfecto tono francés, ofreciendo el dorso de su mano para saludar.
En segundos que me parecieron eternos y ante su subyugante mirada, no tuve más opción que besar su mano, gesto que le arrebató un suspiro…
Con un coqueto ataque de risa, se sentó en la silla libre que quedaba, avergonzándose como una colegiala.
Pero fue la risa de Bastián la que me trajo de vuelta al mundo delos vivos…
Ø ¡Papá, la mamá de Lily no es una princesa! – exclamaba mi hijo, riéndose a carcajadas.
De más está decir que a ni a Miss Cheryl ni a Emma les gustaron mis atenciones…
| Mon nom est Isabella, et toi? - Prosiguió hablándome en su seductor francés, como si estuviéramos solos en la habitación.
- Je m'appelle Marco. – respondí inseguro, con el poco francés que me acordaba de la escuela.
Sorpresivamente, repitió mi nombre real a la perfección, para rematar con un coqueto:
| Très sexy!!
Mientras que Emma se cruzó de brazos y miró hacia la pared hacia donde miraba también su hija, Miss Cheryl hizo un gesto de impaciencia, como si esperase a que termináramos de conversar.
Pero entonces, entró la tercera pequeñita…
« ¡Mira, mamá! ¡Es Bastián! ¡Hola, Bastián! – y la copia menuda de Isabella corrió a abrazar a mi hijo.
Fue entonces que Karen se dio vuelta y se abalanzó sobre los niños…
¶ ¡Déjalo tranquilo! – gritó la pecosa rubiecita.
Así fue como empezó el “primer lío de faldas” de mi hijo…
Luego de separar a los niños, podría decir que estaba en el centro del triángulo de las Bermudas: si miraba al frente, Miss Cheryl es de esas mujeres que puede “sentar” a sus pechos sobre el escritorio mientras trabaja.
Si miraba a mi derecha, la melena de Isabella y sus piernas eternas me devorarían como las sirenas de la mitología griega.
Y si miraba a mi izquierda, aparte que Emma seguía ofendida, al apreciar su perfil, podía darme cuenta de que Karen no debió pasar hambre cuando bebé…
o Bien, la razón por los que le mandé a llamar fue por esto mismo. – empezó a hablar suavemente Miss Cheryl- Cuando los niños pasaron por la pandemia…
| ¡Nosotras no debemos estar aquí! – interrumpió Isabella. – ¡Ese“monstruo” rasguñó a mi hija!
{ ¡Mi hija no es un monstruo!...y al menos, no es una malcriada como la suya…
La situación estaba escalando y claramente, Miss Cheryl no tenía mucha experiencia en eso…
- ¡A ver, señoras! – les dije, poniéndome de pie y alzando la voz. – No sacamos nada en discutir entre nosotros, porque el problema es de nuestros hijos.
Las mujeres callaron y Miss Cheryl me miró aliviada.
o ¡Muchas gracias! – prosiguió ella. – Como les estaba diciendo…
| ¡Mi hija nunca ha rasguñado a nadie! – interrumpió Isabella otra vez, quemando con la mirada a Emma.
{ Pues mi hija tampoco… pero conoció a la suya y aquí estamos…- replicó Emma, a punto de saltar a los golpes.
- ¡Señoras, por favor! – volví a interrumpir. Luego, miré a Miss Cheryl. - ¿Me deja manejarlo a mí? Mi esposa es profesora también.
Para la joven docente, fue un tremendo alivio. Pero habiendo presenciado cientos de reuniones de padres, con decenas de apoderados que nunca se ponen de acuerdo, he aprendido un par de cosas de mi ruiseñor.
- Bien, pequeñita. – le dije a la preciosa niñita rubia que, de nuevo, nos daba la espalda. - ¿Podrías decirnos qué te pasa?
« ¿Por qué le pregunta a ella? ¡Es mala! ¡Es una “Karen”! - me interrumpió Lily.
Ø ¡Karen no es mala! – saltó a la defensa mi hijo.
« ¿Por qué dices eso? ¡Ella es mala! ¡Es horrible! ¡Es una “Karen”!¡Karen! ¡Karen! - empezó a burlarse la mocosa.
Pero la actitud de mi hijo era simplemente admirable…
Ø ¡Te equivocas! ¡Karen no es mala! ¡Ella es linda… y tú no lo sabes!
Cuando mi hijo dijo eso, Lily se quedó callada y Karen se volvió hacia nosotros, con el rostro colorado…
- Bastián, ¿De verdad quieres ser amiga de esa niña? - pregunté a mi hijo,apuntando a Lily.
Ø No, papá… yo…
Y fue entonces que mi hijo se dio cuenta…
Ø Karen, ¿Pensaste que quería ser amigo de Lily?
La niñita pecosa asintió con sus ojitos brillantes, a punto de ponerse a llorar…
Ø ¡No, Karen! ¡Ya te lo dije! A mí me gusta dibujar contigo, pero corres muy lento… Lily es la más rápida del curso.
Sus palabras me cayeron como ladrillos en la cabeza…
- ¿Qué? – pregunté, sin poder creerlo. – Bastián, ¿Paraste de jugar con tu amiga solo porque es muy lenta?
Mi retoño asintió…
- ¡Bastián, secreto de hombres! –le dije yo, mirándolo serio, llevándolo a una parte apartada de la oficina, aunque no necesariamente guardando discreción. – No puedes hacer eso.
Ø ¿Por qué no?
- ¡Bastián, cuando yo era niño,YO era el más lento, YO era el que no recibía los pases, YO era el niño torpe de mi curso!
La noticia tomó de sorpresa a mi hijo.
- ¿Piensas que no tuve amigos?¡Tuve cientos de amigos! Y todos ellos, porque aceptaron que yo corría lento, que era malo para los deportes, y porque no podía dibujar. Por eso, tú no puedes hacer eso.
Y mientras mi hijo procesaba la información, me volví hacia la rubiecita…
- ¡Karen, te daré un consejo para toda la vida! – sobresalté a la amiga de Bastián. – Los niños somos tontos…
Ø ¡Hey! - se quejó mi hijo ofendido.
- Hacemos un montón de cosas: jugamos futbol, dibujamos, cocinamos y vemos televisión. Pero que un niño no quiera hacer algo contigo no significa que no te quiera ni que deje de ser tu amigo. Tienes que entender que tenemos muchos amigos y que nos gusta hacer cosas diferentes con ellos. Y si tú quieres a tus amigos, también tienes que querer a los amigos de tus amigos.
Y finalmente, me volví con Lily…
- Lily, si quieres ser amigo de Bastián, debes ser amiga de Karen.
« ¡Pero ella es fea!
- ¡No lo es! – respondí a coro con mi hijo. – Lily, ¿Qué pasaría si Bastián va a tu casa y dice que tus cosas son feas? Que tu perro es feo. Que tu cama es fea. Que tu casa es fea ¿Te gustaría invitarlo a tu casa de nuevo?
« No, pero…
- ¡Bastián quiere a Karen! - le interrumpí, alzando la voz. – Si tú dices que Karen es fea, Bastián no querrá ser tu amigo.
« ¡Pero es una “Karen”! – insistió la mocosa petulante.
- Ok, y si yo me llamara“zapato”, ¿Me haría eso un zapato?
La mocosa no me entendió…
- Te llamas Lily, ¿Cierto? – la mocosa asintió- ¿Sabes qué es una Lily? ¡Es una planta, que vive en el agua!
Cargué Google y le mostré la foto de la planta.
(Nota de Marco: “Lily”, en realidad, es el lirio. En esos momentos, me confundí con el “Lily pad”, que es la planta acuática.)
- ¿Eres una planta?
« No.
- Entonces, Karen no es una“Karen” …
Pude notar que me estaba entendiendo…
- ¿Sabes incluso qué significa ser una “Karen”? - pregunté, preparando el toque final. – Una “Karen” es alguien que molesta a otras personas y las hace sentir mal. Si es así, tú eres más “Karen” que lo que es Karen.
Finalmente, la mocosa quedó sin palabras, al notar que tenía razón.
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Cuando se lo conté a Marisol, aparte de reírse a carcajadas, me dijo que mi único error fue que insulté a la niña, diciéndole que era una “Karen”, y que alcé mi voz, lo que podía ponerme en problemas con sus papás.
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En vista que las madres y la profesora me contemplaban atónitas, consulté para normalizar el ambiente.
- A Bastián, lo que más le gusta es leer. ¿Alguna de ustedes sabe hacerlo?
Ø ¡No, papá! La única que sabe leer es Sophie y solo lee cuentos de romances. – contestó mi hijo, rematando con la misma expresión que hace Verito cuando come beterragas.
Sobra decir que el rostro de las niñas era imposible, porque había una “tercera rival” que no habían considerado…
Después de eso, no supimos cómo tomarlo…
No pasaron más de 5 minutos y los niños entendieron sus errores, por lo que la profesora nos agradeció por nuestro tiempo. Pero sus madres y la profesora me miraban intrigadas.
Lo más seguro es que no me vuelvan a invitar a esas reuniones.
Sin embargo, Emma sí aceptó mi brazo cuando le ofrecí caballerosamente llevarla a su trabajo, gesto que molestó bastante a Isabella.
Pero en el camino a dejarla…
Ø ¿Sabes? – escuché a Bastián decirle a su amiga. – Me gustaría mucho presentarte a mi hermana Pamela. Ella dibuja tan bonito como tú.
Tras escuchar eso, Ema y yo nos miramos, sonreímos y “hubo algo…”
Pero si se preguntan por qué esta historia se llama así, es porque mi hijo es fanático de la lectura por los comics de “Archie” …
Y en esas ironías de la vida, su personaje favorito es “Torombolo”(Jughead), que aparte de comer hamburguesas, se caracteriza por vivir arrancando de las mujeres…
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