Dicen que pinchar o que te pinchen es bueno a cualquier hora. Que te tiren la goma es delicioso a cualquier hora también. Pero encontrar una goma pinchada a las 4:30 de la mañana justo ese puto día que tenés que llegar antes de las 6 al laburo, es una cagada. Le puse aire y salí refunfuñando a buscar una gomería de 24 Hs, por mi recorrido hasta la oficina.
Justo en el Camino General Belgrano y H vi el típico cartel, detrás un rancho de 4 chapas viejas, con un cobertizo donde entré el auto, el cricket de carrito por el piso y la mugre y la grasa tradicional en las gomerías. Una lamparita iluminaba mortecinamente el ambiente, nadie a la vista.
Al fondo, una especie de cortina sucia, sostenida por un alambre separaba algo. Me arrimé al borde y miré al interior. Adentro dos pendejos durmiendo sobre una cama vieja, bellos y esbeltos los dos, sucios los dos, musculosos los dos, en bolas los dos. Uno dormía boca abajo, trigueño claro, unas nalgas increíbles, el otro de costado, le apoyaba sobre la pierna una verga de considerables dimensiones y lo rodeaba con los brazos. Se me paró la pija. Me dieron ganas de meterme en la cama con ellos, pero no era el momento.
Me alejé de la rendija y golpeé las manos.
-Uy, boludo, nos quedamos dormidos!- escuché junto con un rechinar de elásticos y ruidos de cremalleras que subían.
Salió primero el pijudo, acomodándose el cinturón de su pantalón de trabajo, se notaba que no traía calzones. Lo miré bien decidido a los ojos como hacemos los putos que estamos de cacería, pero con lo embarazoso de la situación no creo que se diera cuenta. Le señalé la goma y se puso a trabajar.
El chico de la cola increíble salió un par de minutos después, con cara de sueño y el aspecto lánguido y feliz de un pasivo bien cogido, se me volvió a parar la pija, mi morbo imaginaba su culito aún mojado de semen y jugos rectales y tal vez el sabor a pija que aún tenía en la boca. Me saludó con un "buen día" y una sonrisa somnolienta y sensual. Me llevé la mano al bulto y le devolví el saludo con una mirada como para desnudarlo. Se puso serio, se dio cuenta.
En 10 minutos la goma estaba reparada, les di las gracias y una buena propina, de nuevo mi mano en el bulto y, para mi esperanza, el pasivo con su mano derecha acariciándose las nalgas y una sonrisa muy especial.
Pude llegar en hora al laburo, pero entré y me fui directo al baño, mi lechazo fue a dar contra la puerta del box, por suerte estaba solo. Algo tenía que hacer, me tenía que coger a ese pibe, y si eso me costaba tener que meterme en el culo los 20 cm de su amigo, me la iba a bancar, a pesar que soy mucho más activo que versátil.
Salí del laburo tarde, en realidad me puse a hacer tiempo viendo porno en mi PC y a eso de las 9 de la noche volví a la gomería con la excusa de controlar la presión de los neumáticos. Mientras el pasivo las inflaba me puse a conversar animadamente con el pijudo, tenía que hacerme amigo, pero me ocupé de que se diera cuenta que mis ojos se clavaban en el culito del pasivo cada vez que el nene se agachaba.
Llevé el auto de mi vieja, llevé el auto de mi tía, la motito de mi sobrino y si la silla de ruedas del nono hubiera tenido ruedas inflables la hubiera llevado también, con nono y todo. Terminé siendo amigote de los dos: Matías el culoncito y Alejo el pijudo.
Etapa 1 de la cacería completada, ahora tenía que llevarlos a mi casa con alguna excusa.
-Che muchachos, tengo que limpiar la cisterna y el tanque de casa, no se animan a hacerlo ustedes y se ganan unos manguitos extra? O laburan de lunes a domigo acá?
Los dos se miraron, era más que claro que con la gomería se cagaban de hambre, así que aceptaron de inmediato. Iban a venir el sábado a la tarde.
Ese sábado me levanté como siempre, me metí en la ducha, y mientras me jabonaba el glande, lo miraba y le decía al amigazo: hoy laburás pibe, te conseguí un culito que no sabés lo que es! Por las dudas, me metí dos dedos con jabón bien dentro del culito para que estuviera impecable por si Alejo era tan cogedor como me lo imaginaba, dolió, hacía ya como un año que nadie me lo pedía y estaba cerradito, demasiada oferta de culos en el mercado, jeje! Me puse un jean recortado sin calzones y una camiseta amplia.
A las 3 sonó el timbre. Bingo!, era Matías solo, habían caído dos o tres autos a la gomería y como la tarde pintaba bien, Alejo decidió quedarse. Él adelantaba hoy con la cisterna y el domingo venían los dos para el tanque.
Vivo en una casa vieja, de esas de piso de pinotea y habitaciones que da a un patio techado, que reciclé a full, pero que aún conserva el bañito chiquito afuera, con puerta al patio, después de la última habitación. La cisterna?, justo en el patio delante del baño.
Lo llevé al patio y comenzó a hacer su trabajo, preparé mate y me acomodé en la mesita vieja de madera cerca de donde Mati trabajaba. Charlaba con el, le cebaba mate y no dejaba de comerlo con los ojos, cuando me devolvía el mate, mis manos ayudaban a hacerle entender mi objetivo. en un momento dado, Matías se tuvo que acostar boca abajo completamente en el piso para poder llegar a limpiar el fondo de la cisterna. Pude ver sus piernas largas y bien torneadas, los hoyitos en el fondo de su espalda, y esa cola!, esa cola perfecta, de curvas increíbles. Sin darme cuenta, me encontré murmurando
-Ahh, qué culito mamita!
-Qué, Lucas?
-Nooo, nada, nada.
Fui a buscar unos bizcochitos de grasa.
-Che, sentate un rato y descansá.- entre mate y mate seguimos conversando, le fui preguntando, Alejo era su primo, vivían en una pieza al fondo del terreno donde estaba la gomería y galgueaban mal para sobrevivir, pero estaban contentos con el "emprendimiento" que tenían juntos. De tanto en tanto yo le tocaba el muslo con cualquier excusa. De a poco el pibe se fue animando y pude notar como ya comenzaba a mirarme discretamente el bulto. Listo!, cacería en pleno, me lo iba a coger!
-Mm, che, mucho mate, jeje.- Me fui al bañito y comencé a mear con la puerta abierta. Terminé, sacudí y me di vuelta con la verga afuera, semierecta, saliendo por mi bragueta. Tengo 19 cm bien gruesitos, así que era para ver, y Matías no le sacaba los ojos de encima. Me subí el cierre y seguí hablando de cualquier cosa, ya Matías se notaba nervioso, había que volcar definitivamente la situación. Y la volcó él.
-Ahora voy yo Lucas- Entró al bañito, se aflojó el cinturón, se desabotonó el jean y bajó el cierre, como hacen muchos machos para mear, pero bajando un poco más el pantalón, dejando ver el comienzo de sus nalguitas. Era la señal, corrí a él y me clavé a su espalda mientras le mordisqueaba el cuello y la apretaba las tetitas.
-Ahh, Lucas, qué me hace?
-Lo que quiero hacerte desde la madrugada esa que te vi el culito en la gomería, Mati!, te voy a comer el ojete nene!- Me respondió con un gemido.
Lo tomé de la mano, lo llevé a la mesa, lo incliné, apoyó sus manos sobre la mesa y quebró la cadera.
De un golpe bajé sus pantalones al piso, me arrodillé, le abrí los cachetes y comencé a chuparte el orto, ya habría tiempo para mimos, ahora tenía que clavarlo.
Apenas lo noté con un mínimo de dilatación, me levanté, me ensalivé la pija y se la apoyé en el ojete. Le dí el primer empujón, gritó, si escuchaban los vecinos me chupaba un huevo, se la saqué y se la volví a meter con fuerza, de una y hasta el fondo, el grito fue largo.
-Cuidado Lucas, estoy muy seca y la tenés muy gruesa, despacito por favor!
-Ya la tenés toda adentro, Mati- Sonrió y echó la cola más para atrás.
Empecé a bombearlo furioso, Matías gemía, yo gemía, la mesa crujía, el mate fue a dar el piso, dos tres, cinco, diez minutos de bombeo a ese culo increíble, no intercambiamos una palabra, ni dulce ni guarra, sólo el chaf chaf de mi pubis contra sus nalgas, nuestros gemidos y los crujidos de la mesa vieja a punto de desarmarse. Le acabé con todo y él me llenó de semen las baldosas del patio. Caí extenuado en la silla mientras Matías, con la respiración entrecortada, decía "qué rico, qué rico" y un hilo de semen rosado apenas bajaba por su muslo y mojaba su ropa arrugada debajo de sus rodillas. Se sentó sobre mis piernas, me abrazó y nos besamos, el juguito de su culo abierto. me mojaba el muslo. -Vení- Ahí nomás, en el patio, nos pusimos completamente en bolas y lo llevé de la mano a mi cama. -Acostate boca abajo-, lo quería ver igual que esa madrugada en el camastro sucio de la gomería. Me acosté a su lado y le apoyé la verga como la tenía apoyada esa madrugada.
-Así te ví putito esa madrugada, con la tremenda verga de Alejo sobre tu pierna, te había comido el culo esa noche, no?- Matiás se rio con ganas.
-Mi primo?, naaaa, si es más puto que yo!
-Y entonces?-
-El Colo nos rompe el culo a los dos-
-Qué?, tienen un macho que se los coge?-
-Jajaaa, no, a menos que vos quieras ser nuestro macho....., el colo es un consolador de 20 cm, rojo, cabezón, divino! Esa noche me lo puso como media hora, me hizo acabar dos veces, por eso me quedé frita, y nos encontraste así. Con el Ale nos chupamos, nos besamos, pero somos como dos lesbianas, jeje, para penetrar nos penetra el colo-
-Bueno, me dejás más tranquilo, estaba convencido que para cogerte a vos le iba a tener que dar el culo a tu primo, y ya me estaba doliendo-, Sonrió
-Ay, Lucas!, sabés las ganas que te tiene Alejo?, cuando le cuente que me rompiste el culo y le diga lo que calzás, se muere de celos!
-Bueno, mañana lo hacemos los tres? O mejor vienen esta noche. Primero comemos y después cogemos, te va?
-Siiii-, me dijo antes de zambullirse en mi pubis y darme una mamada de órdago, que terminó como tenía que terminar, con mi pija en su culito y mis sábanas manchadas por su semen.
A las 9 de la noche sonó el timbre. Matías me saludó con un beso en los labios, Alejo no se animó. El culoncito lo tomó de la mano y meneando ya sin disimulo alguno sus increíbles cachetes se fue directo a la cocina.
-No, no, llevalo para el fondo.
-Qué?, sos tan democrático que te lo vas a coger al lado de la cisterna como a mi?, mirá que me pongo celosa!
-Nooo, vamos a la parrilla
Los choris ya estaban casi listos, puse la entraña y les ofrecí un vaso de vino. Matías se movía como en su casa, Alejo, callado, miraba para todos lados, sopesaba el alto de los medianeras, me miraba serio.
-Mati, vos que sabés hacerlo tan bien, te encargás de los chorizos? Tengo que hablar con tu primo. Vení Ale!
-No te los vayas a meter ahí, goloso, mirá que están calientes-, le dije mientras tomaba de la mano a Alejo y lo llevaba hacia el living.
-Ay!, calientes es como más me gustan, amorcito!
Nos sentamos frente a frente.- Gracias por venir Ale, la vamos a pasar bien-
-No se Lucas-
-Por?-
-Vos te lo cogiste a mi primo, y mi primo es más que eso, entendés?-
-Qué, son pareja?, él me dijo que vos sos pasivo también-
-Y que tiene?, igual la pasamos bien-
-Y por qué te enojás? No te gustan los tríos?
-De qué me hablás?-
-De lo que le dije a tu primo esta tarde, que hoy hagamos un trio ustedes y yo-
-Eso?-, dijo con cara extrañada
-Si eso, coger los tres a morir, y si nos gusta repetir mañana-
-Qué hijo de puta este puto de mierda!!-, dijo Alejo con una cara entre sonrisa y bronca-, ¿sabés lo que me dijo el muy puto?, que te había gustado tanto su culo que lo invitaste a que se quedara a vivir con vos. ¡Esta cena era para presentarte como su novio!
Me cagué de risa 10 minutos seguidos, le apoyé las manos en los muslos y le di un pico suavecito.
-Esta noche es cena de putos Ale, prepará la colita- A Alejo le cambió la cara.
-Ya va a ver ese hijo de puta-, dijo incorporándose, se acercó a mi y me agarró el bulto, -es cierto que calzás 20 cm o es otra broma de Matias?-
-Que te parece?, queres verla?-
-Mmm, si es tan grande como dice mi mano, mostrámela!-
Me desabotoné el jean y la dejé salir, me la empezó a acariciar y pajear despacito con una cara de lujuria como jamás había visto, mientras yo lo acercaba tomándolo de la cintura para forzar el beso. Entre explosión y explosión de besos pude decirle -mi amiga esta triste, ella también necesita besos-
Sonrió y se arrodillo, se la fue metiendo en la boca con los ojos cerrados y cara de placer, lo dejé hacer un poquito y después lo tomé de la cabeza y lo empecé a coger por la boca, Alejo me paró, me tomó de las nalgas y en segundos hizo desaparecer mis 20 cm en su garganta, me miró orgulloso.
-La querés en el culo?- Me dijo que sí con la cabeza. Le bajé los pantalones y lo puse en perrito en el sofá, apenas unas lamidas, un par de dedos y se la clavé de una. El grito trajo a Matías que ya se había puesto "cómodo": un jean hecho short que dejaba los comienzos de sus nalgas la vista y una musculosa ajustada. Se desnudó en segundos y me besó, se acomodó en el sillón y le ofreció el culito a su primo que comenzó a lamerle el agujerito, pero no podía, cada embestida mía le sacaba un grito de dolor, era mucho más estrecho que Mati y mi pija estaba saliendo rosadita. Decidí parar.
-Chicos, si les como el culo se nos quema el asado.- Alejo giró su cabeza y suspiró aliviado. Un farmaceutico que me cogí me había dado una receta infalible: fui al fondo, corté una hoja gruesa de aloe vera, preparé con su tallo jugoso un supositorio y se lo metí en el agujero enrojecido al pibe, que me regaló un "ahh" de alivio. El supositorio se fue diluyendo con el calor de su esfínter y Alejo se incorporó sonriendo (y rengueando un poco).
Comimos en pelotas, nos contamos las vidas, nos fuimos a la cama.
Había que terminar el trabajo, Alejo más que caliente, parecía asustado, Mati, en cambio, no dejaba de acariciarme y provocarme con su cola.
Me paré con las piernas abiertas y ordené "chupen", los amigos sonrieron y se arrodillaron un a cada lado de mi verga. Comenzaron lamiendo, hasta que Mati le dio un empujón a su primo y se metió toda mi pija en la boca. Al rato el empujón sacó a Mati y Alejo se engulló mi pija mientras Mati lamía suavecito mis bolas, yo les acariciaba las cabezas y gozaba de la lujuria de sus miradas.
-Hay que saber compartir putitos", les dije mientras les daba chirlos con mi pija en las mejillas.
Llevé a Mati al borde de la cama pies en el piso y a Alejo también boca abajo para que justo la cabeza de Mati quedara en sus nalgas. Siempre me gustó ser pija cruel, así que a Mati sólo lo escupí y se la clavé de una. La dilatación de los dos polvos de la tarde seguía aún.
-Ayyyy, brutoooo, me vas a partir en cuatro amorcito!!!
-¿No te gusta?-
-Ay si amor, rompeme el culo es todo tuyo, partime, desfondame, haceme olvidar del colo.
Alejo ya se había separado las nalgas y se había acomodado para que la lengua de Mati hiciera su trabajo
A Mati le costaba, gemir y chupar, pero lo intentaba. Alejo gemía y sentía su cola abrirse y mojarse.
Se salió de la pose y se puso al lado de Mati, ahhhh, los dos culos para mi. Mis 19 salieron despacito del culo de Mati y buscaron la vulva de Ale. Esta vez entró al fondo sin dolor, el aloe y la lengua de Mati habían hecho maravillas.
Mi pija exploraba un rato el culo de Ale y volvía al culo de Mati y al rato de nuevo al de Ale. Los putitos se besaban, se tomaban de la mano, se decían "te quiero primo". Las nalgas sonaban por mis chirlos, los ojetes temblaban de placer, mi pija de cazador invadía las entrañas calientes de mis dos presas. Los pibes gemían gritaban lloraban de felicidad, la leche de Mati vino con mi pija dentro, su orgasmo anal fue tan intenso que me hizo vaciar en el acto. Ale, ya sabía que hacer, llevó su verga a la boca de Mati y lo empezó a coger furibundo mientras yo le metía mi pija semidura en su ojete dilatado. Literalmente lo atragantó de leche, Ale no sólo era pijudo sino recontra lechero. Nos besamos los tres de rodillas en la cama y compartimos el tibio manjar mientras mis dedos exploraban esos dos ojetitos dilatados.
Se quedaron a dormir esa noche y el domingo sólo salimos de la cama para coger en otro cuarto, en la cocina, en el jardín, en la ducha. Perdí la cuenta de polvos que me sacaron entre los dos putitos. Eran insaciables, me destruyeron.
El lunes sonó el despertador a las 6 para ir a laburar. Mandé un wsp "jefe, esto engripado, me duelen todos los huesos" "cuidate" me respondió". ¿A quién el escribiste amorcito?- me preguntó Mati.
- Yo preparo el desayuno-, dijo Ale, mientras meneaba su cola desnuda rumbo a la cocina
-Hoy la gomería abre recién a la noche-
Justo en el Camino General Belgrano y H vi el típico cartel, detrás un rancho de 4 chapas viejas, con un cobertizo donde entré el auto, el cricket de carrito por el piso y la mugre y la grasa tradicional en las gomerías. Una lamparita iluminaba mortecinamente el ambiente, nadie a la vista.
Al fondo, una especie de cortina sucia, sostenida por un alambre separaba algo. Me arrimé al borde y miré al interior. Adentro dos pendejos durmiendo sobre una cama vieja, bellos y esbeltos los dos, sucios los dos, musculosos los dos, en bolas los dos. Uno dormía boca abajo, trigueño claro, unas nalgas increíbles, el otro de costado, le apoyaba sobre la pierna una verga de considerables dimensiones y lo rodeaba con los brazos. Se me paró la pija. Me dieron ganas de meterme en la cama con ellos, pero no era el momento.
Me alejé de la rendija y golpeé las manos.
-Uy, boludo, nos quedamos dormidos!- escuché junto con un rechinar de elásticos y ruidos de cremalleras que subían.
Salió primero el pijudo, acomodándose el cinturón de su pantalón de trabajo, se notaba que no traía calzones. Lo miré bien decidido a los ojos como hacemos los putos que estamos de cacería, pero con lo embarazoso de la situación no creo que se diera cuenta. Le señalé la goma y se puso a trabajar.
El chico de la cola increíble salió un par de minutos después, con cara de sueño y el aspecto lánguido y feliz de un pasivo bien cogido, se me volvió a parar la pija, mi morbo imaginaba su culito aún mojado de semen y jugos rectales y tal vez el sabor a pija que aún tenía en la boca. Me saludó con un "buen día" y una sonrisa somnolienta y sensual. Me llevé la mano al bulto y le devolví el saludo con una mirada como para desnudarlo. Se puso serio, se dio cuenta.
En 10 minutos la goma estaba reparada, les di las gracias y una buena propina, de nuevo mi mano en el bulto y, para mi esperanza, el pasivo con su mano derecha acariciándose las nalgas y una sonrisa muy especial.
Pude llegar en hora al laburo, pero entré y me fui directo al baño, mi lechazo fue a dar contra la puerta del box, por suerte estaba solo. Algo tenía que hacer, me tenía que coger a ese pibe, y si eso me costaba tener que meterme en el culo los 20 cm de su amigo, me la iba a bancar, a pesar que soy mucho más activo que versátil.
Salí del laburo tarde, en realidad me puse a hacer tiempo viendo porno en mi PC y a eso de las 9 de la noche volví a la gomería con la excusa de controlar la presión de los neumáticos. Mientras el pasivo las inflaba me puse a conversar animadamente con el pijudo, tenía que hacerme amigo, pero me ocupé de que se diera cuenta que mis ojos se clavaban en el culito del pasivo cada vez que el nene se agachaba.
Llevé el auto de mi vieja, llevé el auto de mi tía, la motito de mi sobrino y si la silla de ruedas del nono hubiera tenido ruedas inflables la hubiera llevado también, con nono y todo. Terminé siendo amigote de los dos: Matías el culoncito y Alejo el pijudo.
Etapa 1 de la cacería completada, ahora tenía que llevarlos a mi casa con alguna excusa.
-Che muchachos, tengo que limpiar la cisterna y el tanque de casa, no se animan a hacerlo ustedes y se ganan unos manguitos extra? O laburan de lunes a domigo acá?
Los dos se miraron, era más que claro que con la gomería se cagaban de hambre, así que aceptaron de inmediato. Iban a venir el sábado a la tarde.
Ese sábado me levanté como siempre, me metí en la ducha, y mientras me jabonaba el glande, lo miraba y le decía al amigazo: hoy laburás pibe, te conseguí un culito que no sabés lo que es! Por las dudas, me metí dos dedos con jabón bien dentro del culito para que estuviera impecable por si Alejo era tan cogedor como me lo imaginaba, dolió, hacía ya como un año que nadie me lo pedía y estaba cerradito, demasiada oferta de culos en el mercado, jeje! Me puse un jean recortado sin calzones y una camiseta amplia.
A las 3 sonó el timbre. Bingo!, era Matías solo, habían caído dos o tres autos a la gomería y como la tarde pintaba bien, Alejo decidió quedarse. Él adelantaba hoy con la cisterna y el domingo venían los dos para el tanque.
Vivo en una casa vieja, de esas de piso de pinotea y habitaciones que da a un patio techado, que reciclé a full, pero que aún conserva el bañito chiquito afuera, con puerta al patio, después de la última habitación. La cisterna?, justo en el patio delante del baño.
Lo llevé al patio y comenzó a hacer su trabajo, preparé mate y me acomodé en la mesita vieja de madera cerca de donde Mati trabajaba. Charlaba con el, le cebaba mate y no dejaba de comerlo con los ojos, cuando me devolvía el mate, mis manos ayudaban a hacerle entender mi objetivo. en un momento dado, Matías se tuvo que acostar boca abajo completamente en el piso para poder llegar a limpiar el fondo de la cisterna. Pude ver sus piernas largas y bien torneadas, los hoyitos en el fondo de su espalda, y esa cola!, esa cola perfecta, de curvas increíbles. Sin darme cuenta, me encontré murmurando
-Ahh, qué culito mamita!
-Qué, Lucas?
-Nooo, nada, nada.
Fui a buscar unos bizcochitos de grasa.
-Che, sentate un rato y descansá.- entre mate y mate seguimos conversando, le fui preguntando, Alejo era su primo, vivían en una pieza al fondo del terreno donde estaba la gomería y galgueaban mal para sobrevivir, pero estaban contentos con el "emprendimiento" que tenían juntos. De tanto en tanto yo le tocaba el muslo con cualquier excusa. De a poco el pibe se fue animando y pude notar como ya comenzaba a mirarme discretamente el bulto. Listo!, cacería en pleno, me lo iba a coger!
-Mm, che, mucho mate, jeje.- Me fui al bañito y comencé a mear con la puerta abierta. Terminé, sacudí y me di vuelta con la verga afuera, semierecta, saliendo por mi bragueta. Tengo 19 cm bien gruesitos, así que era para ver, y Matías no le sacaba los ojos de encima. Me subí el cierre y seguí hablando de cualquier cosa, ya Matías se notaba nervioso, había que volcar definitivamente la situación. Y la volcó él.
-Ahora voy yo Lucas- Entró al bañito, se aflojó el cinturón, se desabotonó el jean y bajó el cierre, como hacen muchos machos para mear, pero bajando un poco más el pantalón, dejando ver el comienzo de sus nalguitas. Era la señal, corrí a él y me clavé a su espalda mientras le mordisqueaba el cuello y la apretaba las tetitas.
-Ahh, Lucas, qué me hace?
-Lo que quiero hacerte desde la madrugada esa que te vi el culito en la gomería, Mati!, te voy a comer el ojete nene!- Me respondió con un gemido.
Lo tomé de la mano, lo llevé a la mesa, lo incliné, apoyó sus manos sobre la mesa y quebró la cadera.
De un golpe bajé sus pantalones al piso, me arrodillé, le abrí los cachetes y comencé a chuparte el orto, ya habría tiempo para mimos, ahora tenía que clavarlo.
Apenas lo noté con un mínimo de dilatación, me levanté, me ensalivé la pija y se la apoyé en el ojete. Le dí el primer empujón, gritó, si escuchaban los vecinos me chupaba un huevo, se la saqué y se la volví a meter con fuerza, de una y hasta el fondo, el grito fue largo.
-Cuidado Lucas, estoy muy seca y la tenés muy gruesa, despacito por favor!
-Ya la tenés toda adentro, Mati- Sonrió y echó la cola más para atrás.
Empecé a bombearlo furioso, Matías gemía, yo gemía, la mesa crujía, el mate fue a dar el piso, dos tres, cinco, diez minutos de bombeo a ese culo increíble, no intercambiamos una palabra, ni dulce ni guarra, sólo el chaf chaf de mi pubis contra sus nalgas, nuestros gemidos y los crujidos de la mesa vieja a punto de desarmarse. Le acabé con todo y él me llenó de semen las baldosas del patio. Caí extenuado en la silla mientras Matías, con la respiración entrecortada, decía "qué rico, qué rico" y un hilo de semen rosado apenas bajaba por su muslo y mojaba su ropa arrugada debajo de sus rodillas. Se sentó sobre mis piernas, me abrazó y nos besamos, el juguito de su culo abierto. me mojaba el muslo. -Vení- Ahí nomás, en el patio, nos pusimos completamente en bolas y lo llevé de la mano a mi cama. -Acostate boca abajo-, lo quería ver igual que esa madrugada en el camastro sucio de la gomería. Me acosté a su lado y le apoyé la verga como la tenía apoyada esa madrugada.
-Así te ví putito esa madrugada, con la tremenda verga de Alejo sobre tu pierna, te había comido el culo esa noche, no?- Matiás se rio con ganas.
-Mi primo?, naaaa, si es más puto que yo!
-Y entonces?-
-El Colo nos rompe el culo a los dos-
-Qué?, tienen un macho que se los coge?-
-Jajaaa, no, a menos que vos quieras ser nuestro macho....., el colo es un consolador de 20 cm, rojo, cabezón, divino! Esa noche me lo puso como media hora, me hizo acabar dos veces, por eso me quedé frita, y nos encontraste así. Con el Ale nos chupamos, nos besamos, pero somos como dos lesbianas, jeje, para penetrar nos penetra el colo-
-Bueno, me dejás más tranquilo, estaba convencido que para cogerte a vos le iba a tener que dar el culo a tu primo, y ya me estaba doliendo-, Sonrió
-Ay, Lucas!, sabés las ganas que te tiene Alejo?, cuando le cuente que me rompiste el culo y le diga lo que calzás, se muere de celos!
-Bueno, mañana lo hacemos los tres? O mejor vienen esta noche. Primero comemos y después cogemos, te va?
-Siiii-, me dijo antes de zambullirse en mi pubis y darme una mamada de órdago, que terminó como tenía que terminar, con mi pija en su culito y mis sábanas manchadas por su semen.
A las 9 de la noche sonó el timbre. Matías me saludó con un beso en los labios, Alejo no se animó. El culoncito lo tomó de la mano y meneando ya sin disimulo alguno sus increíbles cachetes se fue directo a la cocina.
-No, no, llevalo para el fondo.
-Qué?, sos tan democrático que te lo vas a coger al lado de la cisterna como a mi?, mirá que me pongo celosa!
-Nooo, vamos a la parrilla
Los choris ya estaban casi listos, puse la entraña y les ofrecí un vaso de vino. Matías se movía como en su casa, Alejo, callado, miraba para todos lados, sopesaba el alto de los medianeras, me miraba serio.
-Mati, vos que sabés hacerlo tan bien, te encargás de los chorizos? Tengo que hablar con tu primo. Vení Ale!
-No te los vayas a meter ahí, goloso, mirá que están calientes-, le dije mientras tomaba de la mano a Alejo y lo llevaba hacia el living.
-Ay!, calientes es como más me gustan, amorcito!
Nos sentamos frente a frente.- Gracias por venir Ale, la vamos a pasar bien-
-No se Lucas-
-Por?-
-Vos te lo cogiste a mi primo, y mi primo es más que eso, entendés?-
-Qué, son pareja?, él me dijo que vos sos pasivo también-
-Y que tiene?, igual la pasamos bien-
-Y por qué te enojás? No te gustan los tríos?
-De qué me hablás?-
-De lo que le dije a tu primo esta tarde, que hoy hagamos un trio ustedes y yo-
-Eso?-, dijo con cara extrañada
-Si eso, coger los tres a morir, y si nos gusta repetir mañana-
-Qué hijo de puta este puto de mierda!!-, dijo Alejo con una cara entre sonrisa y bronca-, ¿sabés lo que me dijo el muy puto?, que te había gustado tanto su culo que lo invitaste a que se quedara a vivir con vos. ¡Esta cena era para presentarte como su novio!
Me cagué de risa 10 minutos seguidos, le apoyé las manos en los muslos y le di un pico suavecito.
-Esta noche es cena de putos Ale, prepará la colita- A Alejo le cambió la cara.
-Ya va a ver ese hijo de puta-, dijo incorporándose, se acercó a mi y me agarró el bulto, -es cierto que calzás 20 cm o es otra broma de Matias?-
-Que te parece?, queres verla?-
-Mmm, si es tan grande como dice mi mano, mostrámela!-
Me desabotoné el jean y la dejé salir, me la empezó a acariciar y pajear despacito con una cara de lujuria como jamás había visto, mientras yo lo acercaba tomándolo de la cintura para forzar el beso. Entre explosión y explosión de besos pude decirle -mi amiga esta triste, ella también necesita besos-
Sonrió y se arrodillo, se la fue metiendo en la boca con los ojos cerrados y cara de placer, lo dejé hacer un poquito y después lo tomé de la cabeza y lo empecé a coger por la boca, Alejo me paró, me tomó de las nalgas y en segundos hizo desaparecer mis 20 cm en su garganta, me miró orgulloso.
-La querés en el culo?- Me dijo que sí con la cabeza. Le bajé los pantalones y lo puse en perrito en el sofá, apenas unas lamidas, un par de dedos y se la clavé de una. El grito trajo a Matías que ya se había puesto "cómodo": un jean hecho short que dejaba los comienzos de sus nalgas la vista y una musculosa ajustada. Se desnudó en segundos y me besó, se acomodó en el sillón y le ofreció el culito a su primo que comenzó a lamerle el agujerito, pero no podía, cada embestida mía le sacaba un grito de dolor, era mucho más estrecho que Mati y mi pija estaba saliendo rosadita. Decidí parar.
-Chicos, si les como el culo se nos quema el asado.- Alejo giró su cabeza y suspiró aliviado. Un farmaceutico que me cogí me había dado una receta infalible: fui al fondo, corté una hoja gruesa de aloe vera, preparé con su tallo jugoso un supositorio y se lo metí en el agujero enrojecido al pibe, que me regaló un "ahh" de alivio. El supositorio se fue diluyendo con el calor de su esfínter y Alejo se incorporó sonriendo (y rengueando un poco).
Comimos en pelotas, nos contamos las vidas, nos fuimos a la cama.
Había que terminar el trabajo, Alejo más que caliente, parecía asustado, Mati, en cambio, no dejaba de acariciarme y provocarme con su cola.
Me paré con las piernas abiertas y ordené "chupen", los amigos sonrieron y se arrodillaron un a cada lado de mi verga. Comenzaron lamiendo, hasta que Mati le dio un empujón a su primo y se metió toda mi pija en la boca. Al rato el empujón sacó a Mati y Alejo se engulló mi pija mientras Mati lamía suavecito mis bolas, yo les acariciaba las cabezas y gozaba de la lujuria de sus miradas.
-Hay que saber compartir putitos", les dije mientras les daba chirlos con mi pija en las mejillas.
Llevé a Mati al borde de la cama pies en el piso y a Alejo también boca abajo para que justo la cabeza de Mati quedara en sus nalgas. Siempre me gustó ser pija cruel, así que a Mati sólo lo escupí y se la clavé de una. La dilatación de los dos polvos de la tarde seguía aún.
-Ayyyy, brutoooo, me vas a partir en cuatro amorcito!!!
-¿No te gusta?-
-Ay si amor, rompeme el culo es todo tuyo, partime, desfondame, haceme olvidar del colo.
Alejo ya se había separado las nalgas y se había acomodado para que la lengua de Mati hiciera su trabajo
A Mati le costaba, gemir y chupar, pero lo intentaba. Alejo gemía y sentía su cola abrirse y mojarse.
Se salió de la pose y se puso al lado de Mati, ahhhh, los dos culos para mi. Mis 19 salieron despacito del culo de Mati y buscaron la vulva de Ale. Esta vez entró al fondo sin dolor, el aloe y la lengua de Mati habían hecho maravillas.
Mi pija exploraba un rato el culo de Ale y volvía al culo de Mati y al rato de nuevo al de Ale. Los putitos se besaban, se tomaban de la mano, se decían "te quiero primo". Las nalgas sonaban por mis chirlos, los ojetes temblaban de placer, mi pija de cazador invadía las entrañas calientes de mis dos presas. Los pibes gemían gritaban lloraban de felicidad, la leche de Mati vino con mi pija dentro, su orgasmo anal fue tan intenso que me hizo vaciar en el acto. Ale, ya sabía que hacer, llevó su verga a la boca de Mati y lo empezó a coger furibundo mientras yo le metía mi pija semidura en su ojete dilatado. Literalmente lo atragantó de leche, Ale no sólo era pijudo sino recontra lechero. Nos besamos los tres de rodillas en la cama y compartimos el tibio manjar mientras mis dedos exploraban esos dos ojetitos dilatados.
Se quedaron a dormir esa noche y el domingo sólo salimos de la cama para coger en otro cuarto, en la cocina, en el jardín, en la ducha. Perdí la cuenta de polvos que me sacaron entre los dos putitos. Eran insaciables, me destruyeron.
El lunes sonó el despertador a las 6 para ir a laburar. Mandé un wsp "jefe, esto engripado, me duelen todos los huesos" "cuidate" me respondió". ¿A quién el escribiste amorcito?- me preguntó Mati.
- Yo preparo el desayuno-, dijo Ale, mientras meneaba su cola desnuda rumbo a la cocina
-Hoy la gomería abre recién a la noche-
5 comentarios - Los gomeros (relato gay)