Luego de la luna de miel, entramos en un período de calma. Habíamos regresado como si lo que sucedió no había sido parte de nosotros. Pasaron dos meses de aquellos eventos. Dos meses donde Pauli consiguió trabajo y yo no supe nada de Maca. Perdón. Supe lo que ella me permitió y la respeté. Dos meses de arduo trabajo y más llegando a fin de año con la premisa de que las vacaciones no serían posibles ya que Paula recién arrancaba y no había posibilidad.
Los días fueron pasando y un mediodía recibí un mensaje de Pauli, necesitaba hablar conmigo urgente. Me sorprendió, ya que no era habitual o por lo menos el último tiempo. Vi el horario, fui al baño y la llamé.
- ¿Estás?- Le pregunté, escuchando medio cortado.
- Amor... ¿Puedo verte?-
Me sorprendió, activé la cámara.
- Amor...- Me dijo.
Se la veía sentada.
- ¿Qué pasa?-
- No puedo evitarlo pero no me dejes...-
- ¿Qué pasa?- Repetí, está vez con un nudo en la garganta.
- Estoy encerrada en el baño y te juro que estoy al borde de mandarme una cagada.-
Otra vez y otra vez y otra vez.
- ¿De qué hablas?- Dudé pero lo entendí.
- No sé cómo se dieron las cosas pero te juro que necesito hacerlo.- No decía nada porque los dos sabíamos de qué hablaba.
- No entiendo, ¿Me estás pidiendo permiso?- Esto último lo dije en voz baja y con bronca.
- Amor, no puedo evitarlo.- Me dijo angustiada, casi como si ella fuese la víctima.
Sentí el ruido de la puerta del baño.
- No sé, Paula. Fíjate.- Corté, angustiado.
Salí, saludé y volví a mi puesto de trabajo. La tarde sucedió entre pensamientos de qué carajo me pasaba y otros todavía más horribles.
Llegué a casa y Pauli estaba en el sillón.
- Hola...- Le dije, cortante, mientras cerraba la puerta.
- Amor... por favor, entendeme.-
- ¿Que sos una puta? ¿Eso?- Contesté, dejando las cosas sobre una silla.
- ¿Cómo vas a decir...-
- ¡Ay, Paula! dejame de romper las pelotas. Me cansé. Hacete cargo de qué carajo sos, de qué carajo querés y déjame de joder. - Dije, alterado, obvio, descolocado, desfigurado.
- Pero...-
- ¡Nada, Paula! Nada.-
Me fui a la habitación, agarré ropa y prendí la canilla de la ducha.
- Yo te juro...- Comenzaba a llorar, se le trababan las palabras. - Te juro que no sé qué me pasa.-
- Basta. En serio. Estoy cansado de el mismo discurso. El discurso pelotudo de que yo te metí, de que yo esto, que yo lo otro. - Dije, furioso, rápido, angustiado.
- Amor... perdón...-
- ¿Lo hiciste?- Le pregunté, mirándola a los ojos, en la puerta del baño. No contestó. -Lo hiciste...-
Entré a bañarme. Me quedé bajo el agua durante diez minutos. Sentí la puerta del baño.
- No me rompas las bolas, por favor.- Dije y así y todo sentí la cortina que se corría y ella detrás mío.
- Perdón...- Me abrazó por detrás y me besó la espalda.
Sentía una angustia en el pecho. Sentía ganas de llorar y todo era peor cuando ella me abrazaba y sentía sus tetas en mí espalda, sus labios cerca de mí hombro y sus manos apretándome el pecho.
- Habíamos dicho algo. Una vez más...-
- Ya lo sé, por eso te llamé y por eso te pedí permiso y por eso te pedí perdón.-
- Tenías todo decidido.- Le dije, todavía mirando la pared y sintiendo el agua que recorría mi cuerpo.
Sentí su mano recorrer mi panza y agarrarme la pija. Empezó a pajearme.
- Basta.- Le pedí.
- Te gusta...- Me Susurró cerca del oído. -¿ Te cuento?- Agregó.
- No.-
- Pero estás súper caliente.-
- No me interesa.-
- Dejame contarte.-
- Parece que querés humillarme.- Le dijo e hizo un silencio, todavía pajeandome.
Me masturbó y no hice nada. Me masturbó y no acabé. Cinco minutos después, apagué el agua y salí. Agarré las cosas, me sequé rápido y fui a la habitación.
- Amor.- Siguió mis pasos, pero mojada. Desnuda y mojada.
- Te pido por favor. Necesito un tiempo.- No la miré, aunque de reojo podía observar sus tetas y los labios de la concha.
- Necesito que me escuches.-
-¿Más?-
Ella se acercó e intentó besarme. La esquivé.
- Por favor, te amo. Por favor, escúchame.-
No dije nada. Me senté en la cama, y ella se arrodilló frente a mí, mirándome fijo.
- Necesito que entiendas que todo esto es un momento. Necesito que le banques en esta.- Me dijo, con los ojos llorosos, los párpados un poco caídos, tratando de ser "honesta".
- ¡Ja! ¿Vos estás pretendiendo encubrir tu putez como si fuese una situación normal?-
- ¡ah, bu...-
- ¡No! - La interumpi y me miró. - No me rompas las pelotas con la boludez de que si es normal o no. Si querés victimizarte, no me hables.-
Ella no dijo nada.
- Hacete cargo.- Agregué.
- Necesito hacerme cargo de esto y que me pase este impulso.- Dijo, acariciándome la pija y mirándola.
- Mientras tanto, te coge cualquiera y yo soy el pelotudo que es humillado.-
- ¿Cuál es la parte que te molesta?- Me pajeó un poco y me chupó la pija. - ¿Te molesta que me coja cualquiera o sentirte un pelotudo humillado?- Dijo, comiendosela entera. No respondí, tiré mí cabeza hacia atrás de placer.
Se la comía entera, lento y pausado. Recorría con la lengua el tronco, volvía a la cabeza ayudada por la mano y se la comía hasta ahogarse.
- Es un superior mío.- Dijo. - Un tipo grande.-
Me reí por dentro y me dió asco pero no salí.
- El tipo ni puede creerse que me trago su leche.- Dijo y mi pija se puso todavía más dura. Ella sonrió, sin mirarme.- Es un tipo casado pero se ve que la mujer es una boluda porque cuando me metió el dedo en el culo, lo empezó a meter y sacar desesperado y se la chupé tanto que me llenó la boca de leche.-
- ¿Y dónde fue?- Dije tratando de controlar los gemidos.
- Desde donde te llamé. - Continúo chupándomela.
- ¿Cuándo empezó esto?-
- Hoy...-
- Pero dijiste "que me trago..." cómo si fuese algo que ocurrió más de una vez.-
- Hoy pasó dos veces.- Agregó y empezó a chuparmela con ganas.
La agarré del pelo y la quedé mirando con bronca.
- Me das asco.- La escupí.
- Y vos sos un cornudo.- Respondió, riéndose.
La agarré de los hombros y la tiré sobre la cama. Estábamos en posición misionero y la agarré del cuello. Le metí la pija hasta el fondo y se quejó.
- Sos una puta de mierda.- empecé a cogerla con fuerza y apretando su cuello.
- ¡Ah! ¡ah, ah, ah! Si cornudo, flor de puta, ¡ah! cógeme.- Me dijo y más me decía, más la apretaba. - ¡Ahg! Me estás ahogando, por favor- La miraba con bronca, mordiendo los dientes. Sentí sus manos en mi mano y me fui a sus tetas.- Bésame, Ahg... Ahg... besame, por favor...- Me dijo, sin mirarme.
- No te mereces nada de mí, puta...-
La tomé de las piernas y las puse al hombro. Comencé a cogerla con fuerza, hasta llenarla de leche. Salí, acabado. Me cambié y me fui al comedor.
- ¿En serio pensas eso de mí?- Me dijo, parada desde el pasillo, con la le he chorreandole entre las piernas.
- ¿No te parece que hasta me quedo corto?- Ni la miré.
Al rato, la escuché llorar en la habitación. No fui, no hablé. Me dormí a su lado, dándole la espalda.
Pasaron unos días. Intenté buscar a Maca pero si respuesta siempre fue la misma: No.
Una noche de viernes, con Paula hablábamos muy poco, me avisó que tenía una cena de trabajo. Se había puesto muy tranqui, inclusive, más de lo normal. Un vestido por las rodillas, ajustado al cuerpo pero nada sugerente. Así y todo, estaba hermosa. En esos días, habíamos vuelto a coger pero algo pasaba.
Cerca de las tres de la mañana Recibo un mensaje.
PAULI: ¿Te querés esconder en la habitación?
YO: No.
PAULI: ¿Entonces vas a querer ver?
YO: No.
PAULI: Escondete.
Pensé en irme pero le hice caso. A los pocos minutos abrió la puerta. Entró ella y detrás un tipo alto, bastante mayor, con canas, de traje y con una panza que sobresalía.
- ¿Querés algo?- Le dijo ella.
- Quisiera que me chupes la pija.-
- ¡ay! ja, ja... de tomar.- Respondió, haciéndose la avergonzada.
- No...- Respondió él. - ¿Tu marido?- Preguntó, mirando por la ventana, cómo si sospechara de que lo seguían.
- En una cena de fin de año. Tenemos un rato.-
Paula sonrió, le sacó el traje y lo llevó al Sillón. Se arrodilló, le bajó todo y comenzó a chupársela.
- Que hermosa...- Decía, mientras se retorcía de placer. - Voy a hacer que me chupes muchísimo la pija...-
- ¿Si?- Dijo Pauli, mirándolo pasando su lengua por la pija.
- Si, puta.-
- Me encanta chuparte la pija.- Se la metió entera.
- ¿ Hoy me vas a dejar un poquito más?- Él le levantó el vestido y pude ver una diminuta tanquita azul, de tiras bien metida en su culo.
- Ay... es que por la colita la tenés muy gorda...- Dijo, beboteando y acercándole el culo para que empiece a meterle dedos.
- ¿El cornudo no la tiene tan grande?-
Me dolió, escuchar eso, me hizo sentir una puntada en el pecho.
-A él no lo dejo.- Sonrió la puta y se paró.
Se corrió la tanga y se puso sobre él. Empezó a cogerle la concha con ganas. Él empezó a chuparle las tetas, morderselas y ella lo abrazaba gimiendo como loca.
- Que buena estás, te voy a coger hasta en la oficina.-
- Ahg... si... Ahg... por favor... si...-
Saltaba y ella no lo miraba.
- Te voy a dar todo, puta... -
Se miraron. Ella sonrió y se detuvo. Salió un poco y colocó la pija en su culo.
- ¿Querés el premio que no tiene el cornudo?- Pauli empezó a sentarse lentamente. Él, afirmaba desesperado.
Se la metió toda, no era para nada grande la pija. Saltó, desesperada, gritando y metiéndose toda la pija en el culo.
- ¡Flor de puta!-
- ¡Ahg! ¡Si! ¡Si! -
- ¡ Sos mi puta! - Le agarró de las caderas y le daba con más fuerza.
- !Si, papi! !Si!- Decía con los ojos cerrados, saltando desesperada.
El viejo la agarró del pelo y mientras ella saltaba, se miraron.
- Sos tan puta que no podes ser de uno solo.-
- No, papi... soy muy puta...-
Él la acercó y comenzaron a besarse y ella con la pija en el culo se retorció y él explotó. Yo, era la primera vez que presenciaba cómo alguien la besaba y no sé porqué pero me partió al medio. No había amor en todos los demás y acá.... ¡Que boludo que fui! Se la cogieron de mil formas y esto me partía al medio. Lloré, con la pija acabada.
Se quedaron así. Ella sobre su pecho y con la pija en el culo. Unos minutos después le dijo que supuestamente yo llegaría. Salió de él, y el viejo le pidió si no podía chuparle la concha. Ella no se negó. Se fue, vino a la habitación y la cogí, llorando pero la cogí.
Un mes después, le pedí un tiempo a Paula. Ella no entendía por qué. Me fui a vivir a otro departamento, necesitaba aclarar mis ideas. Una tarde, la vi pasar a Maca.
- Hola...- Le dije y nos detuvimos con una sonrisa.
- ¿Que haces acá?- Me dijo, sorprendida.
- Me mudé. - Le señalé el departamento, cómo si supiera cuál es.
- ¿Me o nos?-
- Me...hl-
-¿Y te mudaste a cinco cuadras de mí casa?-
Miré hacia abajo y me reí.
- Era lo más barato. -
Ella me sonrió y me abrazó.
- ¿Hablamos?- Le dije.
- Hoy no... pero puede ser...-
Se fue y sonó mi celular.
PAULI: ¿no querés ver un videito más?
Leí eso y subí a mi departamento. Me bajé el cierre y me comencé a pajear, viendo cómo se la cogía el viejo.
Los días fueron pasando y un mediodía recibí un mensaje de Pauli, necesitaba hablar conmigo urgente. Me sorprendió, ya que no era habitual o por lo menos el último tiempo. Vi el horario, fui al baño y la llamé.
- ¿Estás?- Le pregunté, escuchando medio cortado.
- Amor... ¿Puedo verte?-
Me sorprendió, activé la cámara.
- Amor...- Me dijo.
Se la veía sentada.
- ¿Qué pasa?-
- No puedo evitarlo pero no me dejes...-
- ¿Qué pasa?- Repetí, está vez con un nudo en la garganta.
- Estoy encerrada en el baño y te juro que estoy al borde de mandarme una cagada.-
Otra vez y otra vez y otra vez.
- ¿De qué hablas?- Dudé pero lo entendí.
- No sé cómo se dieron las cosas pero te juro que necesito hacerlo.- No decía nada porque los dos sabíamos de qué hablaba.
- No entiendo, ¿Me estás pidiendo permiso?- Esto último lo dije en voz baja y con bronca.
- Amor, no puedo evitarlo.- Me dijo angustiada, casi como si ella fuese la víctima.
Sentí el ruido de la puerta del baño.
- No sé, Paula. Fíjate.- Corté, angustiado.
Salí, saludé y volví a mi puesto de trabajo. La tarde sucedió entre pensamientos de qué carajo me pasaba y otros todavía más horribles.
Llegué a casa y Pauli estaba en el sillón.
- Hola...- Le dije, cortante, mientras cerraba la puerta.
- Amor... por favor, entendeme.-
- ¿Que sos una puta? ¿Eso?- Contesté, dejando las cosas sobre una silla.
- ¿Cómo vas a decir...-
- ¡Ay, Paula! dejame de romper las pelotas. Me cansé. Hacete cargo de qué carajo sos, de qué carajo querés y déjame de joder. - Dije, alterado, obvio, descolocado, desfigurado.
- Pero...-
- ¡Nada, Paula! Nada.-
Me fui a la habitación, agarré ropa y prendí la canilla de la ducha.
- Yo te juro...- Comenzaba a llorar, se le trababan las palabras. - Te juro que no sé qué me pasa.-
- Basta. En serio. Estoy cansado de el mismo discurso. El discurso pelotudo de que yo te metí, de que yo esto, que yo lo otro. - Dije, furioso, rápido, angustiado.
- Amor... perdón...-
- ¿Lo hiciste?- Le pregunté, mirándola a los ojos, en la puerta del baño. No contestó. -Lo hiciste...-
Entré a bañarme. Me quedé bajo el agua durante diez minutos. Sentí la puerta del baño.
- No me rompas las bolas, por favor.- Dije y así y todo sentí la cortina que se corría y ella detrás mío.
- Perdón...- Me abrazó por detrás y me besó la espalda.
Sentía una angustia en el pecho. Sentía ganas de llorar y todo era peor cuando ella me abrazaba y sentía sus tetas en mí espalda, sus labios cerca de mí hombro y sus manos apretándome el pecho.
- Habíamos dicho algo. Una vez más...-
- Ya lo sé, por eso te llamé y por eso te pedí permiso y por eso te pedí perdón.-
- Tenías todo decidido.- Le dije, todavía mirando la pared y sintiendo el agua que recorría mi cuerpo.
Sentí su mano recorrer mi panza y agarrarme la pija. Empezó a pajearme.
- Basta.- Le pedí.
- Te gusta...- Me Susurró cerca del oído. -¿ Te cuento?- Agregó.
- No.-
- Pero estás súper caliente.-
- No me interesa.-
- Dejame contarte.-
- Parece que querés humillarme.- Le dijo e hizo un silencio, todavía pajeandome.
Me masturbó y no hice nada. Me masturbó y no acabé. Cinco minutos después, apagué el agua y salí. Agarré las cosas, me sequé rápido y fui a la habitación.
- Amor.- Siguió mis pasos, pero mojada. Desnuda y mojada.
- Te pido por favor. Necesito un tiempo.- No la miré, aunque de reojo podía observar sus tetas y los labios de la concha.
- Necesito que me escuches.-
-¿Más?-
Ella se acercó e intentó besarme. La esquivé.
- Por favor, te amo. Por favor, escúchame.-
No dije nada. Me senté en la cama, y ella se arrodilló frente a mí, mirándome fijo.
- Necesito que entiendas que todo esto es un momento. Necesito que le banques en esta.- Me dijo, con los ojos llorosos, los párpados un poco caídos, tratando de ser "honesta".
- ¡Ja! ¿Vos estás pretendiendo encubrir tu putez como si fuese una situación normal?-
- ¡ah, bu...-
- ¡No! - La interumpi y me miró. - No me rompas las pelotas con la boludez de que si es normal o no. Si querés victimizarte, no me hables.-
Ella no dijo nada.
- Hacete cargo.- Agregué.
- Necesito hacerme cargo de esto y que me pase este impulso.- Dijo, acariciándome la pija y mirándola.
- Mientras tanto, te coge cualquiera y yo soy el pelotudo que es humillado.-
- ¿Cuál es la parte que te molesta?- Me pajeó un poco y me chupó la pija. - ¿Te molesta que me coja cualquiera o sentirte un pelotudo humillado?- Dijo, comiendosela entera. No respondí, tiré mí cabeza hacia atrás de placer.
Se la comía entera, lento y pausado. Recorría con la lengua el tronco, volvía a la cabeza ayudada por la mano y se la comía hasta ahogarse.
- Es un superior mío.- Dijo. - Un tipo grande.-
Me reí por dentro y me dió asco pero no salí.
- El tipo ni puede creerse que me trago su leche.- Dijo y mi pija se puso todavía más dura. Ella sonrió, sin mirarme.- Es un tipo casado pero se ve que la mujer es una boluda porque cuando me metió el dedo en el culo, lo empezó a meter y sacar desesperado y se la chupé tanto que me llenó la boca de leche.-
- ¿Y dónde fue?- Dije tratando de controlar los gemidos.
- Desde donde te llamé. - Continúo chupándomela.
- ¿Cuándo empezó esto?-
- Hoy...-
- Pero dijiste "que me trago..." cómo si fuese algo que ocurrió más de una vez.-
- Hoy pasó dos veces.- Agregó y empezó a chuparmela con ganas.
La agarré del pelo y la quedé mirando con bronca.
- Me das asco.- La escupí.
- Y vos sos un cornudo.- Respondió, riéndose.
La agarré de los hombros y la tiré sobre la cama. Estábamos en posición misionero y la agarré del cuello. Le metí la pija hasta el fondo y se quejó.
- Sos una puta de mierda.- empecé a cogerla con fuerza y apretando su cuello.
- ¡Ah! ¡ah, ah, ah! Si cornudo, flor de puta, ¡ah! cógeme.- Me dijo y más me decía, más la apretaba. - ¡Ahg! Me estás ahogando, por favor- La miraba con bronca, mordiendo los dientes. Sentí sus manos en mi mano y me fui a sus tetas.- Bésame, Ahg... Ahg... besame, por favor...- Me dijo, sin mirarme.
- No te mereces nada de mí, puta...-
La tomé de las piernas y las puse al hombro. Comencé a cogerla con fuerza, hasta llenarla de leche. Salí, acabado. Me cambié y me fui al comedor.
- ¿En serio pensas eso de mí?- Me dijo, parada desde el pasillo, con la le he chorreandole entre las piernas.
- ¿No te parece que hasta me quedo corto?- Ni la miré.
Al rato, la escuché llorar en la habitación. No fui, no hablé. Me dormí a su lado, dándole la espalda.
Pasaron unos días. Intenté buscar a Maca pero si respuesta siempre fue la misma: No.
Una noche de viernes, con Paula hablábamos muy poco, me avisó que tenía una cena de trabajo. Se había puesto muy tranqui, inclusive, más de lo normal. Un vestido por las rodillas, ajustado al cuerpo pero nada sugerente. Así y todo, estaba hermosa. En esos días, habíamos vuelto a coger pero algo pasaba.
Cerca de las tres de la mañana Recibo un mensaje.
PAULI: ¿Te querés esconder en la habitación?
YO: No.
PAULI: ¿Entonces vas a querer ver?
YO: No.
PAULI: Escondete.
Pensé en irme pero le hice caso. A los pocos minutos abrió la puerta. Entró ella y detrás un tipo alto, bastante mayor, con canas, de traje y con una panza que sobresalía.
- ¿Querés algo?- Le dijo ella.
- Quisiera que me chupes la pija.-
- ¡ay! ja, ja... de tomar.- Respondió, haciéndose la avergonzada.
- No...- Respondió él. - ¿Tu marido?- Preguntó, mirando por la ventana, cómo si sospechara de que lo seguían.
- En una cena de fin de año. Tenemos un rato.-
Paula sonrió, le sacó el traje y lo llevó al Sillón. Se arrodilló, le bajó todo y comenzó a chupársela.
- Que hermosa...- Decía, mientras se retorcía de placer. - Voy a hacer que me chupes muchísimo la pija...-
- ¿Si?- Dijo Pauli, mirándolo pasando su lengua por la pija.
- Si, puta.-
- Me encanta chuparte la pija.- Se la metió entera.
- ¿ Hoy me vas a dejar un poquito más?- Él le levantó el vestido y pude ver una diminuta tanquita azul, de tiras bien metida en su culo.
- Ay... es que por la colita la tenés muy gorda...- Dijo, beboteando y acercándole el culo para que empiece a meterle dedos.
- ¿El cornudo no la tiene tan grande?-
Me dolió, escuchar eso, me hizo sentir una puntada en el pecho.
-A él no lo dejo.- Sonrió la puta y se paró.
Se corrió la tanga y se puso sobre él. Empezó a cogerle la concha con ganas. Él empezó a chuparle las tetas, morderselas y ella lo abrazaba gimiendo como loca.
- Que buena estás, te voy a coger hasta en la oficina.-
- Ahg... si... Ahg... por favor... si...-
Saltaba y ella no lo miraba.
- Te voy a dar todo, puta... -
Se miraron. Ella sonrió y se detuvo. Salió un poco y colocó la pija en su culo.
- ¿Querés el premio que no tiene el cornudo?- Pauli empezó a sentarse lentamente. Él, afirmaba desesperado.
Se la metió toda, no era para nada grande la pija. Saltó, desesperada, gritando y metiéndose toda la pija en el culo.
- ¡Flor de puta!-
- ¡Ahg! ¡Si! ¡Si! -
- ¡ Sos mi puta! - Le agarró de las caderas y le daba con más fuerza.
- !Si, papi! !Si!- Decía con los ojos cerrados, saltando desesperada.
El viejo la agarró del pelo y mientras ella saltaba, se miraron.
- Sos tan puta que no podes ser de uno solo.-
- No, papi... soy muy puta...-
Él la acercó y comenzaron a besarse y ella con la pija en el culo se retorció y él explotó. Yo, era la primera vez que presenciaba cómo alguien la besaba y no sé porqué pero me partió al medio. No había amor en todos los demás y acá.... ¡Que boludo que fui! Se la cogieron de mil formas y esto me partía al medio. Lloré, con la pija acabada.
Se quedaron así. Ella sobre su pecho y con la pija en el culo. Unos minutos después le dijo que supuestamente yo llegaría. Salió de él, y el viejo le pidió si no podía chuparle la concha. Ella no se negó. Se fue, vino a la habitación y la cogí, llorando pero la cogí.
Un mes después, le pedí un tiempo a Paula. Ella no entendía por qué. Me fui a vivir a otro departamento, necesitaba aclarar mis ideas. Una tarde, la vi pasar a Maca.
- Hola...- Le dije y nos detuvimos con una sonrisa.
- ¿Que haces acá?- Me dijo, sorprendida.
- Me mudé. - Le señalé el departamento, cómo si supiera cuál es.
- ¿Me o nos?-
- Me...hl-
-¿Y te mudaste a cinco cuadras de mí casa?-
Miré hacia abajo y me reí.
- Era lo más barato. -
Ella me sonrió y me abrazó.
- ¿Hablamos?- Le dije.
- Hoy no... pero puede ser...-
Se fue y sonó mi celular.
PAULI: ¿no querés ver un videito más?
Leí eso y subí a mi departamento. Me bajé el cierre y me comencé a pajear, viendo cómo se la cogía el viejo.
1 comentarios - 1. Su ex Mejor amiga. Sé el porqué y el cómo.