Primeros pasos hacia mis cuernos 5
Y ese fin de semana se me hizo interminable, en el trabajo no podía concentrarme en nada, me dijo mi esposa en que bar me esperaban, cuando llegué los vi sentados en unos especies de reservados, que son con un sillón de cada lado, mi esposa del lado de la pared, el tipo del otro lado, la mano derecha de él estaba sobre la mesa, supuse que la izquierda estaba debajo, pero no quise pensar más, mi esposa, su nombre es Cecilia, estaba con un escote más que generoso, no conocía ese top, sus pechos estaban expuestos de una manera increíble, su boca estaba pintada, Carlos se puso de pie para saludarme,
-Hola… Martín… -le dije.
-Sentate Martín…-dijo señalando el sillón enfrente de ellos, llamó al mozo y me preguntó que quería tomar-
-Una cerveza está bien… -yo la miraba a mi esposa ella me miraba sonriente, no podía creer que saliera con semejante escote.
-Le encanta exhibirse… es muy caliente… y lo que le gusta que le den por atrás… me contó que a vos no te va mucho… pero ella… créeme que se vuelve loca… casi es un vicio te diría… -ella bajo la cabeza, no queriendo que nuestras miradas se cruzaran, su rostro estaba colorado, Carlos hizo una larga pausa, nos quedamos en silencio, -vino el mozo, me sirvió mi vaso de cerveza y se retiró, el me miró y volvió a hablar.
-No puede pasar sin que le de por atrás… -dijo mirándome fijamente con ese tono de voz grave que tiene, me sentía raro, jugaba fuerte, me sentía muy excitado, quizás traicionado, pero de a poco iba pensando, traicionado por quien, porque este tipo en solo unos pocos encuentros había descubierto cosas de Cecilia que yo ni sospechaba. Ella tenía la cara colorada, avergonzada, él le habló al oído, se levantó y la dejó pasar a ella que se fue caminando al baño, tenía una mini muy corta que dejaba a la vista el comienzo de sus nalgas, unos hermosos zapatos de taco que le levantaban un poco más su culo, si es que eso es posible. Estuvimos unos minutos en silencio, yo no decía nada. Él hablo
-Sabes que?… a mi me parece… que no estás preparado para bancarte esta situación… quizás lo mejor sea que yo me siga viendo con ella a solas… -otra vez hizo una larga pausa, ella no volvía del baño- viste como se vistió hoy… le encanta darme los gustos… y cuando vayamos a mi casa… lo primero que me va a pedir es que se la meta bien duro por atrás… que le deje toda mi leche en su culazo… tendrías que escucharla como dice… lléname el culo de tu leche…!!! y ufff!! Darle en cuatro por ese agujerito glorioso que tiene, viendo cómo se mueven esas nalgas y ella te pide cada vez más mientras gime, y en el espejo que tengo junto a la cama se ven como se mueven esas tetazas que se carga, mi Dios!!! Si existe el paraíso debe ser asi… ufff… -otra vez estuvimos en silencio, yo no podía articular palabra, me sentía muy cerca de llegar con lo que Carlos decía. Cecilia no venía. Carlos habló de vuelta,
-Está esperando que le mande un mensaje, diciéndole que puede venir… ahora cuando venga nos vamos para casa… a hacer lo que te dije… después ira para tu casa… pensá bien lo que querés… si te interesa que te integremos en nuestro juego… pedile mi teléfono a Ceci, mándame un mensaje y nos juntamos de nuevo a tomar un café, te cuento como van a ser las cosas… sino… no hay problema… pero tu esposa no me va a dejar de ver de un día para otro… -tomó su celular y le mando un mensaje, ella vino caminando lentamente, él se puso de pie la tomo de la cintura
-Vamos a Casa Ceci… saluda a tu marido…
-Chau amor… -dijo y me tiró un besito con la palma de la mano, el la llevaba de la cintura, bajando de a ratos a acariciar sus nalgas en el medio del bar, cerré los ojos para no acabar.
Salí a la calle, sentí el frio de julio golpeándome el rostro y me hizo bien, me venían las palabras del tipo a la cabeza… me va a pedir que se la meta en ese culazo que tiene… a mí no me llamaba el sexo anal, pero era obvio que a ella le encantaba, y también era obvio que se fue tranquilamente con su amante sin importar lo que pasara, confiaba en él plenamente, paré un taxi y me fui a casa. Me tomé un par de copas de vino, y me tiré en el sillón, cerca de las doce llegó Ceci, se sacó los zapatos al entrar y camino descalza hasta el sillón.
-Hola.. –dijo.
-Hola… -le conteste
Me pidió si le servía una copa de vino, vine con la copa, serví otra para mí y me senté a su lado. Ninguno de los dos sabía que decir, ni como arrancar.
-La pasaste bien…? –dije y sentí que había dicho una pelotudez
Ella no contestó, bebió de su copa en silencio. Me fui al baño, me cambié y me fui al cuarto a dormir, en realidad no podía, salí al living Cecilia dormía acurrucada en el sillón, me quedé mirándola, todavía tenía ese mini, que le dejaba el culo a la vista, sus pechos asomaban sobre el top, no se había cambiado. Muy despacio le levante la mini, su culo quedó al aire, no tenía ropa interior, lo primero que me va a pedir es que se la meta bien duro por atrás… me empecé a pajear recordando las palabras del tipo y acabé tirando toda mi leche, que fue un montón sobre las nalgas de Cecilia, le bajé la pollera y me fui a dormir.
A la mañana siguiente cuando desperté ella dormía desnuda a mi lado, su culo precioso de costado la acaricie un poco, yo estaba caliente, ella no trabajaba, podía dormir, la acaricié un poco y empujó su culazo para atrás, me acomodé y se la metí de una en su conchita, le fui dando suaves viajes…
-Si… asi papi asi… cógeme rico… -con mi mano derecha le apreté fuerte los pechos, yo que no era el que solía hablar empecé a hacerlo y a darle cada vez más duro mientras me calentaba con lo que le decía.
-Te viste como una puta eh…? Porque sos una puta… -ella gemía caliente.- Así que revienta ese ortazo de puta que tenés… y te lo deja lleno de leche… eh puta… -ella gemía cada vez más fuerte por toda respuesta.- Sino te entregó a alguno de sus amigotes ya te va a entregar… eso querés puta…? –le dije apretándole el cuello, ella no paraba de gemir cada vez más fuerte.
-A todos los tipos les calienta partirles el culo a las putas como vos eh…? Y a vos te gusta que te lo llenen… que puta sos eh..?
-Si… soy muy puta… me encanta que Carlos me lo llene de leche… me coge bien duro primero… y se que soy su puta… y me encanta cuando hace que me vista mostrando bien mi culo… y quiere que se lo de a muchos más… dice que las hembras como yo que gozamos mucho por el culo somos una bendición…
Le apreté más fuerte el cuello mientras aceleraba mi cogida y la llenaba de una abundante corrida, me quedé esperando que mi pija saliera, pero tardaba en perder su dureza. Me salí igual, me fui a duchar y me fui de raje al trabajo.
Y ese fin de semana se me hizo interminable, en el trabajo no podía concentrarme en nada, me dijo mi esposa en que bar me esperaban, cuando llegué los vi sentados en unos especies de reservados, que son con un sillón de cada lado, mi esposa del lado de la pared, el tipo del otro lado, la mano derecha de él estaba sobre la mesa, supuse que la izquierda estaba debajo, pero no quise pensar más, mi esposa, su nombre es Cecilia, estaba con un escote más que generoso, no conocía ese top, sus pechos estaban expuestos de una manera increíble, su boca estaba pintada, Carlos se puso de pie para saludarme,
-Hola… Martín… -le dije.
-Sentate Martín…-dijo señalando el sillón enfrente de ellos, llamó al mozo y me preguntó que quería tomar-
-Una cerveza está bien… -yo la miraba a mi esposa ella me miraba sonriente, no podía creer que saliera con semejante escote.
-Le encanta exhibirse… es muy caliente… y lo que le gusta que le den por atrás… me contó que a vos no te va mucho… pero ella… créeme que se vuelve loca… casi es un vicio te diría… -ella bajo la cabeza, no queriendo que nuestras miradas se cruzaran, su rostro estaba colorado, Carlos hizo una larga pausa, nos quedamos en silencio, -vino el mozo, me sirvió mi vaso de cerveza y se retiró, el me miró y volvió a hablar.
-No puede pasar sin que le de por atrás… -dijo mirándome fijamente con ese tono de voz grave que tiene, me sentía raro, jugaba fuerte, me sentía muy excitado, quizás traicionado, pero de a poco iba pensando, traicionado por quien, porque este tipo en solo unos pocos encuentros había descubierto cosas de Cecilia que yo ni sospechaba. Ella tenía la cara colorada, avergonzada, él le habló al oído, se levantó y la dejó pasar a ella que se fue caminando al baño, tenía una mini muy corta que dejaba a la vista el comienzo de sus nalgas, unos hermosos zapatos de taco que le levantaban un poco más su culo, si es que eso es posible. Estuvimos unos minutos en silencio, yo no decía nada. Él hablo
-Sabes que?… a mi me parece… que no estás preparado para bancarte esta situación… quizás lo mejor sea que yo me siga viendo con ella a solas… -otra vez hizo una larga pausa, ella no volvía del baño- viste como se vistió hoy… le encanta darme los gustos… y cuando vayamos a mi casa… lo primero que me va a pedir es que se la meta bien duro por atrás… que le deje toda mi leche en su culazo… tendrías que escucharla como dice… lléname el culo de tu leche…!!! y ufff!! Darle en cuatro por ese agujerito glorioso que tiene, viendo cómo se mueven esas nalgas y ella te pide cada vez más mientras gime, y en el espejo que tengo junto a la cama se ven como se mueven esas tetazas que se carga, mi Dios!!! Si existe el paraíso debe ser asi… ufff… -otra vez estuvimos en silencio, yo no podía articular palabra, me sentía muy cerca de llegar con lo que Carlos decía. Cecilia no venía. Carlos habló de vuelta,
-Está esperando que le mande un mensaje, diciéndole que puede venir… ahora cuando venga nos vamos para casa… a hacer lo que te dije… después ira para tu casa… pensá bien lo que querés… si te interesa que te integremos en nuestro juego… pedile mi teléfono a Ceci, mándame un mensaje y nos juntamos de nuevo a tomar un café, te cuento como van a ser las cosas… sino… no hay problema… pero tu esposa no me va a dejar de ver de un día para otro… -tomó su celular y le mando un mensaje, ella vino caminando lentamente, él se puso de pie la tomo de la cintura
-Vamos a Casa Ceci… saluda a tu marido…
-Chau amor… -dijo y me tiró un besito con la palma de la mano, el la llevaba de la cintura, bajando de a ratos a acariciar sus nalgas en el medio del bar, cerré los ojos para no acabar.
Salí a la calle, sentí el frio de julio golpeándome el rostro y me hizo bien, me venían las palabras del tipo a la cabeza… me va a pedir que se la meta en ese culazo que tiene… a mí no me llamaba el sexo anal, pero era obvio que a ella le encantaba, y también era obvio que se fue tranquilamente con su amante sin importar lo que pasara, confiaba en él plenamente, paré un taxi y me fui a casa. Me tomé un par de copas de vino, y me tiré en el sillón, cerca de las doce llegó Ceci, se sacó los zapatos al entrar y camino descalza hasta el sillón.
-Hola.. –dijo.
-Hola… -le conteste
Me pidió si le servía una copa de vino, vine con la copa, serví otra para mí y me senté a su lado. Ninguno de los dos sabía que decir, ni como arrancar.
-La pasaste bien…? –dije y sentí que había dicho una pelotudez
Ella no contestó, bebió de su copa en silencio. Me fui al baño, me cambié y me fui al cuarto a dormir, en realidad no podía, salí al living Cecilia dormía acurrucada en el sillón, me quedé mirándola, todavía tenía ese mini, que le dejaba el culo a la vista, sus pechos asomaban sobre el top, no se había cambiado. Muy despacio le levante la mini, su culo quedó al aire, no tenía ropa interior, lo primero que me va a pedir es que se la meta bien duro por atrás… me empecé a pajear recordando las palabras del tipo y acabé tirando toda mi leche, que fue un montón sobre las nalgas de Cecilia, le bajé la pollera y me fui a dormir.
A la mañana siguiente cuando desperté ella dormía desnuda a mi lado, su culo precioso de costado la acaricie un poco, yo estaba caliente, ella no trabajaba, podía dormir, la acaricié un poco y empujó su culazo para atrás, me acomodé y se la metí de una en su conchita, le fui dando suaves viajes…
-Si… asi papi asi… cógeme rico… -con mi mano derecha le apreté fuerte los pechos, yo que no era el que solía hablar empecé a hacerlo y a darle cada vez más duro mientras me calentaba con lo que le decía.
-Te viste como una puta eh…? Porque sos una puta… -ella gemía caliente.- Así que revienta ese ortazo de puta que tenés… y te lo deja lleno de leche… eh puta… -ella gemía cada vez más fuerte por toda respuesta.- Sino te entregó a alguno de sus amigotes ya te va a entregar… eso querés puta…? –le dije apretándole el cuello, ella no paraba de gemir cada vez más fuerte.
-A todos los tipos les calienta partirles el culo a las putas como vos eh…? Y a vos te gusta que te lo llenen… que puta sos eh..?
-Si… soy muy puta… me encanta que Carlos me lo llene de leche… me coge bien duro primero… y se que soy su puta… y me encanta cuando hace que me vista mostrando bien mi culo… y quiere que se lo de a muchos más… dice que las hembras como yo que gozamos mucho por el culo somos una bendición…
Le apreté más fuerte el cuello mientras aceleraba mi cogida y la llenaba de una abundante corrida, me quedé esperando que mi pija saliera, pero tardaba en perder su dureza. Me salí igual, me fui a duchar y me fui de raje al trabajo.
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