Primeros pasos hacia mis cuernos 3
Ella no lo vio a este muchacho, realmente había servido su jugada para recuperar nuestra calentura, otra vez estábamos recalientes todo el tiempo, estábamos disfrutando como pocas veces antes, yo sentía que hacía poco tiempo que me había dado cuenta que mi esposa era una mujer especial, una de esas hembras que los hombres no podemos dejar de mirar, proporcionadas, carnosas, sensuales, que tienen un andar especial, realmente estaba muy feliz con como lo estábamos pasando.
A mediados de noviembre otra vez las cosas se empezaron a complicar en la empresa, y otra vez mi odiado jefe apuntaba su artillería sobre mí, otra vez mi atención hacia mi esposa fue decayendo, estaba realmente exhausto por el trabajo, poca energía me quedaba para algo más, el jueves de la siguiente semana, mi esposa, me dijo que el viernes necesitaba que estuviera en casa a las tres de la tarde, le recordé que mi horario es de 8 a 18, que mi jefe no me iba a dejar salir, me dijo que lo resolviera, que era importante.
Le dije a mi jefe que mi mujer estaba con un problema de salud, que necesitaba irme un rato el viernes a la tarde, me recordó lo complicado que estábamos con el trabajo, me dijo que podía irme un par de horas pero que tendría que trabajar el sábado, nadie lo hacía, sentí una furia inmensa, ganas de pegarle, pero obviamente solo me iba a tocar perder, así que acepte sus términos.
A la noche le dije a mi esposa que había conseguido el permiso, y que a cambio tenía que trabajar el sábado, no hizo ningún comentario, quedé rendido en la cama, exhausto, realmente la exigencia a la que estaba sometido era extrema.
El viernes a las tres de la tarde entré en casa, quedé shockeado con lo que vi, mi esposa estaba en ropa interior, con el conjunto blanco que habíamos comprado para cuando tuviera el encuentro con algún amante, unos zapatos de taco aguja, se estaba pintando los labios, se había hecho un corte de pelo carre, y se había teñido de rubia, tuve una erección inmediata, me acordé que me había contado que cuando estaba con su ex Martín, la hacía teñir de rubia porque él decía que rubia parecía más puta, y realmente como decirlo, la veía más sensual, más provocativa, no se, quizás fuera sugestión, cuando me vio me miró por el espejo del cuarto en que se estaba pintando.
-Hola amor!!! Hoy voy a ver al chico ese que me había dicho Johana, hace un par de días que estamos chateando, me pasa a buscar en media hora a un par de cuadras de acá… vamos a ir a su casa…
Sentía que el cuerpo me temblaba, no era una amenaza ni un intento de llamar mi atención, se estaba arreglando para ver a su primer amante, sentí una punzada en el pecho, y una excitación cada vez más creciente, se terminó de pintar y se puso un vestido corto blanco que resalta esas tetazas y su culazo.
-No se si es el mejor vestido para esta hora amor…
-Le quiero causar una buena impresión al muchacho… igual ya le mandé algunas fotos… y él me mandó algunas de los efectos que mis fotos le produjeron… muy interesante… -dijo riéndose. Se estaba retocando los labios – me va a pasar a buscar, si querés acompañarme, a distancia claro, así ves que subo en su auto… a ver si te pensas que voy a ir al cine con una amiga y solo te quiero calentar…
Estaba completamente nock out, no tenía palabras y ni me imaginaba que esto realmente iba a pasar, estaba deliciosa, mi pija estaba dura como una piedra, salimos a la calle y fui caminando ese par de cuadras detrás de ella, un auto paró, ella se subió, me pareció que era un muchacho de nuestra edad, le dio un suave pico en los labios, arrancó y los vi alejarse en la distancia, volví a casa, las imágenes se me arremolinaban en la cabeza, estaba muy caliente, la casa estaba rara, o quizás yo era el que estaba raro, me venía a la cabeza la imagen del momento de darse un pico, me masturbé como un mono, chorros de leche salieron de mi pija, me calmé un poco, me arreglé y volví al trabajo, finalmente arregle con mi jefe quedarme hasta las ocho y no tener que trabajar el sábado.
Cuando llegué a casa, mi esposa estaba en la cocina preparando la cena, estaba cantando cuando llegué, me dio un beso muy suave en los labios,
-Que tarde viniste amor…
-Me quedé hoy, sino mi jefe quería que fuera a trabajar mañana…
Ella sacó una cerveza de la heladera, sirvió dos copas y brindó conmigo, por nuestro amor dijo…
Me moría de ganas de preguntarle, a la vez estaba tan hermosa con ese vestido blanco, la agarré y la lleve hacia el cuarto la tire en la cama, le levanté un poco el vestido desde abajo, le corrí la ropa interior a un lado, puse sus pechos saliendo por el escote del vestido y la penetré de una,
-Que caliente estás amor…
-Me volvés loco…
-Que bueno… hacía unos días que no me dabas mucha bola…
Le estuve dando bien duro sin hablar, chupándole los pechos como un desesperado y dándole bien duro sobre la cama, la puse de perrito solo con el vestido levantado, tenía las nalgas rojas todavía, como si la hubieran cacheteado bien duro.
-Tenes todo el culo colorado…
-Si viste…
La agarré fuerte de la cintura y le empecé a dar bien duro, ella gemía y no decía nada, otra vez sentía el choque de mi pelvis contra sus caderas, le cacheteaba fuerte los glúteos de a ratos.
-Se ponen rojos así… ya me pasó…
La agarré fuerte del pelo le giré la cabeza y le comí la boca, no hablamos más le seguí dando bien duro hasta que caí sobre ella en el momento de acabar, si bien me había masturbado a la tarde, otra vez acabé un montón, sentía como la iba llenando de leche, me salí de ella y me quedé respirando agitado acostado boca arriba en la cama, se levantó, me tiró un beso y me dijo que me llamaba cuando estuviera la cena, que descansara un poco, me quedé dormido enseguida.
Ella no lo vio a este muchacho, realmente había servido su jugada para recuperar nuestra calentura, otra vez estábamos recalientes todo el tiempo, estábamos disfrutando como pocas veces antes, yo sentía que hacía poco tiempo que me había dado cuenta que mi esposa era una mujer especial, una de esas hembras que los hombres no podemos dejar de mirar, proporcionadas, carnosas, sensuales, que tienen un andar especial, realmente estaba muy feliz con como lo estábamos pasando.
A mediados de noviembre otra vez las cosas se empezaron a complicar en la empresa, y otra vez mi odiado jefe apuntaba su artillería sobre mí, otra vez mi atención hacia mi esposa fue decayendo, estaba realmente exhausto por el trabajo, poca energía me quedaba para algo más, el jueves de la siguiente semana, mi esposa, me dijo que el viernes necesitaba que estuviera en casa a las tres de la tarde, le recordé que mi horario es de 8 a 18, que mi jefe no me iba a dejar salir, me dijo que lo resolviera, que era importante.
Le dije a mi jefe que mi mujer estaba con un problema de salud, que necesitaba irme un rato el viernes a la tarde, me recordó lo complicado que estábamos con el trabajo, me dijo que podía irme un par de horas pero que tendría que trabajar el sábado, nadie lo hacía, sentí una furia inmensa, ganas de pegarle, pero obviamente solo me iba a tocar perder, así que acepte sus términos.
A la noche le dije a mi esposa que había conseguido el permiso, y que a cambio tenía que trabajar el sábado, no hizo ningún comentario, quedé rendido en la cama, exhausto, realmente la exigencia a la que estaba sometido era extrema.
El viernes a las tres de la tarde entré en casa, quedé shockeado con lo que vi, mi esposa estaba en ropa interior, con el conjunto blanco que habíamos comprado para cuando tuviera el encuentro con algún amante, unos zapatos de taco aguja, se estaba pintando los labios, se había hecho un corte de pelo carre, y se había teñido de rubia, tuve una erección inmediata, me acordé que me había contado que cuando estaba con su ex Martín, la hacía teñir de rubia porque él decía que rubia parecía más puta, y realmente como decirlo, la veía más sensual, más provocativa, no se, quizás fuera sugestión, cuando me vio me miró por el espejo del cuarto en que se estaba pintando.
-Hola amor!!! Hoy voy a ver al chico ese que me había dicho Johana, hace un par de días que estamos chateando, me pasa a buscar en media hora a un par de cuadras de acá… vamos a ir a su casa…
Sentía que el cuerpo me temblaba, no era una amenaza ni un intento de llamar mi atención, se estaba arreglando para ver a su primer amante, sentí una punzada en el pecho, y una excitación cada vez más creciente, se terminó de pintar y se puso un vestido corto blanco que resalta esas tetazas y su culazo.
-No se si es el mejor vestido para esta hora amor…
-Le quiero causar una buena impresión al muchacho… igual ya le mandé algunas fotos… y él me mandó algunas de los efectos que mis fotos le produjeron… muy interesante… -dijo riéndose. Se estaba retocando los labios – me va a pasar a buscar, si querés acompañarme, a distancia claro, así ves que subo en su auto… a ver si te pensas que voy a ir al cine con una amiga y solo te quiero calentar…
Estaba completamente nock out, no tenía palabras y ni me imaginaba que esto realmente iba a pasar, estaba deliciosa, mi pija estaba dura como una piedra, salimos a la calle y fui caminando ese par de cuadras detrás de ella, un auto paró, ella se subió, me pareció que era un muchacho de nuestra edad, le dio un suave pico en los labios, arrancó y los vi alejarse en la distancia, volví a casa, las imágenes se me arremolinaban en la cabeza, estaba muy caliente, la casa estaba rara, o quizás yo era el que estaba raro, me venía a la cabeza la imagen del momento de darse un pico, me masturbé como un mono, chorros de leche salieron de mi pija, me calmé un poco, me arreglé y volví al trabajo, finalmente arregle con mi jefe quedarme hasta las ocho y no tener que trabajar el sábado.
Cuando llegué a casa, mi esposa estaba en la cocina preparando la cena, estaba cantando cuando llegué, me dio un beso muy suave en los labios,
-Que tarde viniste amor…
-Me quedé hoy, sino mi jefe quería que fuera a trabajar mañana…
Ella sacó una cerveza de la heladera, sirvió dos copas y brindó conmigo, por nuestro amor dijo…
Me moría de ganas de preguntarle, a la vez estaba tan hermosa con ese vestido blanco, la agarré y la lleve hacia el cuarto la tire en la cama, le levanté un poco el vestido desde abajo, le corrí la ropa interior a un lado, puse sus pechos saliendo por el escote del vestido y la penetré de una,
-Que caliente estás amor…
-Me volvés loco…
-Que bueno… hacía unos días que no me dabas mucha bola…
Le estuve dando bien duro sin hablar, chupándole los pechos como un desesperado y dándole bien duro sobre la cama, la puse de perrito solo con el vestido levantado, tenía las nalgas rojas todavía, como si la hubieran cacheteado bien duro.
-Tenes todo el culo colorado…
-Si viste…
La agarré fuerte de la cintura y le empecé a dar bien duro, ella gemía y no decía nada, otra vez sentía el choque de mi pelvis contra sus caderas, le cacheteaba fuerte los glúteos de a ratos.
-Se ponen rojos así… ya me pasó…
La agarré fuerte del pelo le giré la cabeza y le comí la boca, no hablamos más le seguí dando bien duro hasta que caí sobre ella en el momento de acabar, si bien me había masturbado a la tarde, otra vez acabé un montón, sentía como la iba llenando de leche, me salí de ella y me quedé respirando agitado acostado boca arriba en la cama, se levantó, me tiró un beso y me dijo que me llamaba cuando estuviera la cena, que descansara un poco, me quedé dormido enseguida.
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