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Mi Vecino Superdotado [14].

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Mi Vecino Superdotado [14].


Capítulo 14.

Tarde de Amigas.

Silvana recibió a Paulina con un abrazo amistoso, y la atrevida de su amiga la besó en la boca, allí, en el pasillo del piso 19. Por suerte no había nadie a la vista. Tiró del brazo de Paulina y desaparecieron las dos dentro del departamento.
—Ay, tarada… no hagas estas cosas sin avisar, que alguien nos puede ver —dijo Silvana, entre risas.
—Y esa es la parte más divertida.
Paulina la sujetó suavemente por la nuca y esta vez le dio un beso cargado de pasión. En la mente de Silvana se activó el mismo interruptor que aquella noche de besos lésbicos en la discoteca. Cerró los ojos y se dejó llevar. No podía rechazar un beso tan bueno como ese. ¿Por qué su novio no la besaba así?
—Me encantaron las fotos que me mandaste —dijo Paulina, mirándola a los ojos—. Cumpliste con la consigna con la mejor nota. Te sacaste fotos con el dildo en el culo… en tu oficina.
—Y en la sala de reuniones.
—Sí, eso fue tremendo. No creí que te animaras a tanto.
—Fue una de las cosas más arriesgadas que hice en mi vida sexual. No sé qué hubiera pasado si alguien descubre que yo tenía el dildo en el culo. Pasé mucha vergüenza. Espero que el sacrificio valga la pena. Dijiste que me ibas a contar algo increíble.
—Sí, y eso voy a hacer; pero vamos adonde podamos hablar cómodas —Silvana la invitó a sentarse en el living—, no nena… no me estás entendiendo. Vamos a la cama. 
En el dormitorio, Paulina se quitó toda la ropa. Si iban a charlar sobre un tema tan candente, lo mejor era hacerlo desnudas. Silvana accedió porque ya no le importaba en lo más mínimo mostrarle la concha a Paulina. Recordó a Malik hablando sobre el nudismo. Estaba comenzando a entender la filosofía del senegalés.
Se acostaron y Paulina no perdió el tiempo. Empezó a chupar la teta derecha de Silvana al mismo tiempo que le acariciaba la concha. 
—Epa… andás mimosa.
—Vos me ponés mimosa —le metió dos dedos.
—Ay, Paulina —Silvana soltó una risita—. Voy a terminar pensando que estás caliente conmigo… o que te gustan las mujeres.
—¿Y habría algún problema con eso?
—No, em… pero… vos dijiste que…
—Olvidate de todo lo que dije. Estaba equivocada. Me dejé llevar por prejuicios absurdos —la besó la boca y aceleró el ritmo de la masturbación—. Soy un poquito lesbiana, lo reconozco. Y me gusta. Me calienta. Vos me calentás. Sos la mujer más hermosa que vi en mi vida. No sabés las pajas que me hice mirando tus fotos y videos. Me muero de ganas de coger con vos.
—Emm… gracias, lo tomo como un halago; pero… yo tengo novio. Puedo tolerar ciertos jueguitos. La infidelidad es otro tema… ay… Paulina.
Pasó muy rápido. No le dio tiempo a nada. Su amiga bajó hasta poner la cabeza entre sus piernas y se lanzó a comerle la concha. Silvana arqueó la espalda y agarró a Paulina de la cabeza, pegándola más a su sexo. Fue instintivo. Las lamidas fueron tan efectivas que ni siquiera pensó si eso contaba como infidelidad o no. Para colmo esa putita empezó a jugar con su culo, le metió un dedo mientras le chupaba el clítoris y la hizo delirar de placer. Después a ese dedo le siguió otro y la masturbación fue principalmente anal. Las lamidas sí se centraban en el área de la vagina. 
—Te quiero meter el dildo en el culo —dijo Paulina.
—Está en el cajón de la mesita de luz. También hay lubricante.
«No lo dudaste ni un poquito, puta. ¿Qué mierda te pasa?». No sabía lo que le pasaba. La simple idea de que su nueva amiga invadiera su culo con un dilo le pareció fascinante.
Disfrutó del roce de la punta del dildo cubierto de lubricante. Le pareció maravilloso que Paulina lo presionara contra su culo sin dejar de lamerle la concha. Ponía la misma dedicación en ambas tareas. De a poco el juguete fue entrando, provocando espasmos de placer en Silvana. 
—Empujá fuerte que ya tengo el culo acostumbrado. Durante la cuarentena me lo castigué un montón.
No tenía sentido ocultárselo a su amiga. Sintió una gran liberación al poder decirlo en voz alta. Una buena parte del dildo se hundió dentro de su culo y el dolor agudo la hizo excitar más. Paulina le dio un fuerte chupón en el clítoris y luego dijo:
—Sabía que lo habías usado por el culo antes. En los videos que me pasaste se nota que te entraba fácil.
—Tampoco tan fácil… me duele; pero… eso me gusta. Ahora me cuesta un poquito más, porque hacía rato que no agarraba este ritmo. Durante la cuarentena me lo metía cada vez que podía…
—¿Siempre por el culo?
—Sí —Silvana sintió otra ola de placer y una punzada de dolor provocada por el dildo—. Era lo único que lograba excitarme. ¿Y vos? ¿Qué me ibas a contar?
—Cuando te enteres, no lo vas a poder…
Timbre.
Silvana se puso tensa. El estridente zumbido le indicó que había alguien en el pasillo. 
—¿Será Malik?
—No creo —respondió Paulina—. Tuvo que jugar un partido en Chaco. Hasta mañana no vuelve. 
Silvana fue hasta la puerta y miró por la pequeña mirilla. Se le subió el corazón a la garganta al ver a su novio. Por instinto (o culpa) abrió inmediatamente.
—Hola, Renzo… ¿cómo andás? —Le sonrió como si fueran viejos amigos que no se ven desde hace tiempo. 
Silvana permaneció oculta detrás de la puerta, pero con las tetas a la vista. Por suerte en el pasillo no había nadie. 
—Hola amor… decidí pasar a visitarte de sorpresa. 
—Uy, tendrías que haber avisado —improvisó—. Yo, em… no me encuentro bien. Estaba acostada y ¡ay! 
Paulina se arrodilló detrás de ella y reanudó la chupada de concha. Silvana se puso muy tensa. Su novio no podría verla mientras ella sostuviera la puerta; pero aún así… ¿notaría que a Silvana le estaban practicando sexo oral? La lengua de su amiga estaba recorriendo las zonas más sensibles de su sexo. 
—¿Pasa algo?
—No, nada nada… te decía que mejor lo dejamos para otro día. ¿Puede ser?
—Si querés te puedo preparar algo para tomar… un té o algo así.
—No, gracias… no hace falta. Solo quiero dormir un rato. Auch! —Dio un pequeño salto, sus tetas se sacudieron.
—Te está pasando algo.
Y sí que pasaba. Esa desgraciada de Paulina acababa de meterle medio dildo por el culo, sin previo aviso. Silvana se mordió el labio inferior, en un claro gesto de dolor, y soltó un gemido. Las lamidas volvieron a su concha y el placer no hacía más que crecer.
—¿Amor?
—Este… no, no me pasa nada. Es solo que cuando salí a correr me dio un calambre y la pierna… ay… me duele un poquito. 
—¿Querés que te haga un masaje? —Renzo empujó levemente la puerta. Silvana la sostuvo con fuerza.
—No, no… no es para tanto. Me acuesto un ratito y se me pasaaaayyy… 
Tiró una patada cortita hacia atrás, que impactó en la rodilla de Paulina. Fue su forma de decirle: «Pará, pelotuda… me estás haciendo mal y mi novio se va a dar cuenta de todo». Su amiga respondió hundiéndole más el dildo. Luego empezó el bombeo. Silvana sintió que sus rodillas se debilitaban. 
—Si querés puedo quedarme, amor…
—No, te dije que solo quiero dormir. —Cerró los ojos y se aferró al borde de la puerta. El dildo le estaba taladrando el culo y la lengua jugueteaba dentro de su concha.
—Ah… ok. ¿Y no te molesta si me quedo en la compu?
Ella lo fulminó con la mirada. 
—Ah… ya entiendo. Claro… qué boluda. ¿Cómo no se me ocurrió antes? Con razón estabas tan servicial. Lo único que querés es usar la compu para tus jueguitos de mierda.
—No, no… es que… em… —Renzo se rascó la nuca, a Silvana le molestaba que hiciera eso mientras discutían, porque le resultaba increíblemente sexy. Aunque ahora lo más “sexy” estaba a cargo de Paulina—. Mis amigos me invitaron a jugar unas ranked en el LoL. 
Podría haberle cerrado la puerta en la cara, pero inconscientemente quiso estirar un poco más ese momento, por incómodo que fuera.
—No, Renzo. Si vas a venir a mi casa solo para jugar a la compu… auch —ese maldito dildo hundiéndose hasta el fondo de su culo—. Si es solo para eso, entonces te podés ir a la mierda.
—No te enojes, amor…
—¿Y cómo querés que me ponga? —Un fuerte chupón en la concha, cortesía de Paulina, la hizo flexionar las rodillas. Tuvo que agarrarse fuerte de la puerta—. Venís solo cuando querés jugar a la compu. Sos un boludo, Renzo. 
—Perdón, es que mi compu no es tan buena como la tuya y…
—¿Esa es tu justificación? Caés sin avisar y… mmhhh uff… ay…
—¿Estás bien?
—Sí. Me duele un poco —«El culo», pensó mientras el dildo la invadía—. La pierna. No es nada, en serio. En fin, como sea… no vas a pasar. Me hiciste enojar.
Pasó entre sus piernas y con dos dedos se abrió la concha, ofreciéndosela a Paulina, quien no tardó en meterle la lengua otra vez. 
—No seas así, amor. Es solo un rato, te juro que después…
—Después nada. Yo… auch… ay… ah… —el dildo se hundió hasta el fondo, quedando solo la base por fuera. 
—¿Te duele la pierna?
—No, el culo —contestó cortante. 
—Bueno, tampoco te pongas así. Solo quería saber si estabas bien.
—Estoy muy bien. Solo necesito descansar.
Renzo ni siquiera le miraba las tetas. Esto la ofendió. De haberlas visto, hubiera notado que tenía gotitas de sudor bajando por el canal entre ellas. Quizás, de ser un poco más atento, también se hubiera dado cuenta de que Silvana se estaba inclinando cada vez más hacia adelante, por levantar su culo para que Paulina pudiera castigarlo.
—Está bien. Entonces… em… —volvió a rascarse la nuca—, entonces me voy… supongo.
—Suponés bien. Y la próxima vez que vengas, que sea por mí y no por la compu. ¿Está claro?
—Sí, sí… perdón. 
—Mmpfff… 
Silvana cerró los ojos, se mordió el labio inferior y se contoneó de placer. El dildo y las lamidas habían llegado a un ritmo perfecto.
—¿Qué fue eso?
—Estoy caliente, boludo. ¿No te das cuenta cuando tu novia está caliente?
—Emm… sí, claro. Pero… ¿por qué…?
—Eso ya no importa, Renzo. Perdiste la oportunidad. Si hubieras venido con intención de verme a mí, ahora estaríamos en la cama. 
—Este… perdón…
—No te preocupes, ya voy a encontrar la forma de quitarme la calentura.
Le cerró la puerta en la cara.
Apoyó las manos en sus rodillas, cerró los ojos y disfrutó de ese dildo invadiéndole el culo y de lo buena que se había vuelto Paulina para comer conchas. Se notaba que estuvo practicando mucho. A Silvana también le quedó claro que ahora su amiga sentía menos prejuicios por el sexo lésbico. Se animaba a disfrutarlo más.
«¿No me estará pasando lo mismo a mí?»
Prefirió cambiar de tema.
—Ahora sí… podés contarme lo que hiciste.
—Volvamos a la pieza, tengo que mostrarte algo.
Una vez que estuvieron acostadas en la cama, Paulina apoyó la cabeza sobre una de las tetas de Silvana y le mostró su celular. 
—Mirá esto:
Comenzó una escena en la que Norma, la madre de Paulina, estaba chupándole la verga a Malik. La mujer ya parecía una petera experta, de esas que cobran por sus servicios. Silvana ya sabía que Norma tenía una aventura con Malik y que su marido era un cornudo. No entendió por qué le estaban mostrando esto. Aún así, lo disfrutó, Norma no tenía el atractivo juvenil de su hija, parecía una ama de casa común y corriente; pero al mismo tiempo eso hacía la secuencia tan morbosa. Ella no parecía entrar en el típico perfil de las putas amantes de Malik, sin embargo lo era. 
De pronto ocurrió algo que cambió toda la intención de la escena. La cabeza de Paulina apareció junto a la de su madre. Se miraron a los ojos con una sonrisa picarona y Norma le ofreció la pija de Malik. Su hija comenzó a chuparla con la misma soltura.
—¿Qué carajo…? ¿Me estás jodiendo? Chupaste una pija con tu mamá?
—Exacto —chilló Paulina—. Ahora entendés por qué te pedí tantas cosas antes de mostrarte esto? Necesitaba saber que podía confiar en vos. Espero que no le cuentes a nadie sobre esto.
—Claro que no. Jamás traicionaría tu confianza, amiga.
La abrazó. Le encantó saber que, luego de pasar tanto tiempo sin amigas, había hecho una tan rápido. Y en especial que era una amiga que estaba dispuesta a contarle sus secretos más íntimos. Eso mereció un apasionado beso en la boca.
—Y seguí mirando, porque hay más.
—¿En serio? ¡Quiero ver todo! 
—Mmmm… si te portás bien, te muestro todo.
Silvana entendió a qué se refería. Volvió a besar a su amiga y al mismo tiempo le acarició la concha. Le metió dos dedos y con el pulgar masajeó su clítoris. «Debo admitir que Paulina tiene una concha muy linda».
Después del beso volvió a mirar la pantalla, pero siguió con la masturbación. La escena cambió a Norma en cuatro, con su concha peluda bien abierta, y recibiendo dentro de ella toda la pija del negro. Era impresionante ver cómo esa mujer era capaz de soportar todo lo que le entraba. Y para colmo le entraba duro. Malik era de los que sacudían toda la cama con cada embestida. Los gemidos de la mujer no tardaron en llegar. Esto calentó a Silvana lo suficiente como para acelerar la paja a su amiga. 
Ya se había olvidado por completo de su novio, como si Renzo jamás hubiera tocado el timbre.
Paulina apareció en cuatro junto a su madre y Malik se la clavó en la concha hasta la mitad.
—Ay, no lo puedo creer…
—Ya me entra bastante fácil.
—No, boluda. No hablo de eso… me refiero a que te dejaste coger junto con tu mamá. Esto es tremendo. Es tu vieja…
—Y eso te molesta?
—Emm… no. Creo que no. O sea, es tu mamá. No sé… es raro.
—Y se va a poner todavía más raro.
Silvana se puso tensa. ¿Más raro que estar junto a tu madre mientras un tipo con la poronga enorme se las garcha a las dos? Se le aceleró el corazón. Quería ver más, quería saberlo todo.
—¿Cómo fue que pasó esto? —Preguntó Silvana, mientras veía cómo Malik metía la verga en una concha y luego pasaba a la otra. Iba cambiando cada pocos segundos—. Debió ser difícil hablar con tu mamá sobre esto.
—En realidad no lo fue tanto, porque un día la sorprendí chupándole la pija a Malik en el pasillo. 
—Ay… tu vieja es peor que vos. 
—Es que… coger con riesgo es más excitante. —A Silvana se le vinieron a la memoria todas las cosas que había hecho en los últimos días—. Yo llegué sin avisar, porque quería coger con Malik y ya no pudimos disimular. Al principio ella se puso muy mal, porque creyó que yo le iba a contar a mi papá. Hasta que le prometí que no lo haría. Le dije: “Mamá, te re entiendo. A mí también me encanta la pija de Malik”. Se quedó boquiabierta. Tuvimos que entrar al departamento a charlar. Le conté que ya sabía de su aventura y que ahora me parece perfecto. Hasta me calienta que lo haga. Me calienta verla coger. 
—¿Por qué? 
—No sé… me da un morbo especial. Será porque es mi mamá… y yo nunca me había imaginado que fuera tan puta. Ella también se sorprendió de que yo lo fuera. Me creía casi virgen. En fin, llegamos a un acuerdo: compartir a Malik. Eso lo propuse yo. Y ahí empezamos a grabar el video, yo quería quedarme con un recuerdo de todo esto… y además poder compartirlo con vos.
—Oh… me tuviste en cuenta. Qué lindo —volvió a besarla en la boca con una pasión inusitada. Ni siquiera besaba así a su novio. Luego la miró a los ojos y con voz sensual agregó—. Qué hermosa que sos.
—¿Querés ser mi novia?
Silvana se quedó paralizada. Completamente muda.
—Ay, boluda… tranquila que era un chiste —Paulina se rió.
—Ah… ok, ok… em… 
—Sé que tenés novio, aunque no sé mucho de él, se nota que se llevan bien.
—Pero… si nos escuchaste discutir.
—Eso también fue un chiste, Silvana. 
—Ah, perdón. Lo que dijiste me dejó un poco aturdida.
—Esta vez lo dije en broma; pero si no tuvieras novio, te lo pediría en serio.
—¿Qué? Pará… ¿de verdad me pedirías que fuera tu pareja… aunque seamos las dos mujeres?
—Sí. De verdad. Es que… me gustás mucho Silvana. Creo que estuve mintiéndome toda la vida al decir que no me gustan las mujeres. Pero sí me gustan. Me encanta la pija de Malik, pero de él solo busco que me coja, quiero sentir todo ese pedazo de carne adentro. En cambio con vos… me encanta estar con vos. Me calentás de una forma muy particular. Y si algún día tengo que decirle a mis padres: “Soy tortillera y les presento a mi novia”; me gustaría que esa novia estuviera tan buena como vos. 
—Mmmm… lo único que puedo decir es gracias por considerarme tan linda… y por la propuesta. Pero…
—Pero nada. No hace falta que hablemos de esto. Sé que no vas a dejar a tu novio y que las mujeres no son tu principal interés.
A Silvana le pareció un comentario muy maduro por parte de Paulina, aunque vino después de un golpe bajo. 
—Ay, no me digas que…
Silvana se fijó en la pantalla del celular. Vio a Paulina acostada boca arriba mientras Norma estaba recibiendo la verga de Malik por el culo. Estaba entrando cada vez más y eso seguramente se debía a la gran cantidad de lubricante… y a que Norma ya debía tener el culo muy abierto, luego de tantas cogidas con esa pija enorme.
La cara de Paulina estaba a pocos centímetros de la concha de su madre. La acariciaba lentamente con un dedo y jugaba con sus vellos púbicos. 
—¿Cómo pasó esto?
—Solo le dije a mi mamá que quería ver de cerca cómo le daban por el culo.
—Y era necesario mirar tan de cerca?
—Sí, extremadamente necesario. Quería darle una sorpresa a mi mamá.
En la pantalla pasó algo que provocó que el estómago de Silvana se sintiera repentinamente vacío. Paulina empezó a chuparle la concha a su madre. Lo hizo con total naturalidad, como si ya lo hubiera hecho muchas veces, y Silvana lo hubiera creído así de no ser por el comentario de Norma.
—Hija… ¿Qué hacés? Paulina… ay… calmate, no me hagas esto. Ay…
Obviamente las lamidas no se detuvieron. Silvana observó la escena anonada. Estaba viendo un genuino acto de incesto: una hija comiéndole la concha a su propia madre.
—Sos una zarpada…
—Lo sé —dijo Paulina, con una risita picarona—. Fue una de las experiencias más excitantes de mi vida.
—Se ve que a tu mamá no le gustó mucho.
—Ahí es donde te equivocás… 
Siguieron mirando el video y poco a poco los reclamos de Norma se fueron desvaneciendo. Su voz se difuminó en el aire y fue reemplazada por gemidos. Las chupadas siguieron y Malik marcó un ritmo tan potente que Silvana no podía entender cómo esa mujer no estaba llorando de dolor. ¿Cómo era posible que le entrara tanto?
Paulina parecía estar cumpliendo una de sus más grandes fantasías. Ahora las dos amigas se pajeaban la una a la otra en la cama, sin dejar de mirar la pantalla. La escena se extendió durante un buen rato, hasta que Malik sacó la verga. El culo de Norma había quedado tan dilatado que Silvana creyó que por ahí podría meter toda su mano. Al estar libre la mujer podría haber huído, espantada por el atrevimiento de su hija. Sin embargo, se dio la vuelta y puso la concha sobre la boca de Paulina. Malik se quedó grabando esta escena. Paulina parecía encantada de poder meter su boca entre los carnosos labios vaginales de su propia madre.
—No puedo creer que hayas hecho esto —no había repudio en la voz de Silvana, solo sorpresa… y algo de admiración—. ¿Y ella? ¿Hizo lo mismo?
—No. Ni siquiera lo intentó.
—Wow, todavía no puedo creer esto. Es tremendo. Le comiste la concha a tu mamá.
—Estaba muy caliente, ni siquiera lo pensé. 
—Me dijiste que querías darle una sorpresa… así que lo pensaste un poquito.
—Ok, sí… un poquito; pero fue durante la cogida que nos dio Malik. Nunca me imaginé que terminaría chupándole la concha a mi mamá.
—¿Y qué te llevó a hacerlo? Y no me digas que fue solo la calentura. Acá hay algo más.  
—Es que… de tanto ver a mi mamá cogiendo, empecé a pajearme con los videos que tenía de ella. Después empecé a hacer cosas con mujeres y la idea de probar su concha se fue haciendo cada vez más fuerte. 
El video terminó de forma abrupta.
—¿Te arrepentís de haber hecho esto?
—No, ni un poquito. Aunque sinceramente ni siquiera lo analicé. Quería hacerlo, lo hice y ya está. 
—¿Y hablaste con tu mamá sobre esto? 
Silvana estaba sumamente interesada en saberlo todo acerca de la relación incestuosa de Paulina.
—No hablamos de nada. Ni siquiera de Malik. Después de esto retomamos una vida normal. Si charlamos, fue sobre boludeces… y con la ropa puesta. Ni siquiera volví a verla desnuda. Capaz que tiene miedo de que le chupe la concha sin avisar.
—Y… ya lo hiciste una vez. Norma debe estar muy confundida.
—Lo sé. Ahora sabe que su hija es una puta morbosa. 
—Y también que sabés lo de la infidelidad…
—Ah, sobre eso… justo antes de salir de la casa de Malik le dije: “Me calienta que le pongas los cuernos a papá”. Y ella me aseguró que le pasa lo mismo, y que por eso lo hace. Descubrí que me calienta mucho la infidelidad.
Besó a Silvana en la boca, ella entendió la indirecta; pero no dijo nada. 
Los toqueteos prosperaron. Las dos mujeres retomaron el ritmo de la paja mutua y los besos se pusieron más apasionados. De a poco la habitación se fue llenando de gemidos ahogados. Las lenguas se entrelazaban y dedos entraban y salían de conchas húmedas. 
—Ay, no aguanto más —dijo Silvana, jadeando—. Necesito que me la chupes toda, hasta hacerme acabar. No me importa que eso me haga sentir como una traidora con mi novio. De verdad lo necesito.
—¿Querés que te ayude a sacarte la calentura?
—No es solo eso… quiero verte haciéndolo. Que seas vos.
Paulina sonrió. Le pareció fantástico que su amiga se lo pidiera de esa manera, haciéndola sentir tan valorada.
Se lanzó a chuparla y Silvana disfrutó con los ojos cerrados, mientras contoneaba todo su cuerpo. La agarró de la cabeza, la empujó hacia abajo y le dijo:
—Así, así… como se la chupaste a tu mamá.
En su mente todavía estaba el vívido recuerdo de esa escena. Tan nítido, tan explícito. 
El sexo oral se extendió durante largos minutos. Silvana jadeó de placer hasta que explotó en un orgasmo. Paulina se había vuelto extremadamente buena en esto.
Silvana se quedó llena de dudas; pero la calentura la ayudó a posponerlas. No quería pensar en eso ahora. Ya tendría tiempo para mortificarse por lo que había hecho. Lo que sí le importaba era que el vínculo de confianza con Paulina quedó fortalecido. Ahora conoce su secreto más íntimo. 

—------------

El pasillo estaba vacío y Silvana sintió un impulso que no pudo frenar.
—Chupame la concha.
Paulina no esperó a que se lo dijera dos veces. Se arrodilló y Silvana levantó una pierna. Empezó a chupársela con ganas.
Era súper morboso estar completamente desnuda en el pasillo con una mujer comiéndole la argolla. 
—No pares, no pares… —le dijo, mientras la sujetaba con fuerza de la cabeza.
Su corazón latía a toda velocidad y estaba sintiendo descargas de placer increíbles. Pasaron los segundos y su amiga no se detuvo, movía la lengua dentro y fuera de la vagina y le daba lamidas al clítoris cada vez que podía. 
Silvana quiso estirar este loco momento lo máximo posible. Alentó a Paulina para que siguiera. Y el proceso se alargó tanto que pasó lo que tenía que pasar: una puerta se abrió.
Silvana se quedó paralizada, mirando cara a cara a Sonia, quien se quedó tan dura como ella. A Paulina no pareció importarle ser sorprendida en pleno acto lésbico. Se puso de pie y se despidió de su amiga con un beso en la boca. 
Le susurró al oído: 
—Si no podemos ser novias, al menos podemos ser amantes.
Silvana quiso explicarle que eso de “ser amantes” le parecía demasiado. Lo que pasó fue algo de una sola vez. Que no quiere ponerle los cuernos a su novio y que tampoco se siente muy cómoda cogiendo con mujeres. Pero no pudo decir nada, Paulina se alejó por el pasillo y ella no quería hablar de eso frente a Sonia. Cuando su amiga (¿o amante?) entró al ascensor, levantó su blusa y le mostró las tetas antes de que las puertas se cerraran. Silvana sonrió y pensó: “Dios, qué linda es”. 
¿Estaría dispuesta a “cambiarse de bando” por una mujer como Paulina?
El solo dudarlo la hacía sentir demasiado lesbiana, y no quería sentirse así. 
Sonia la quedó mirando, sin siquiera respirar. 
—No preguntes nada. ¿Tenés ganas de chupar concha?
—Sí… —la respuesta de Sonia fue decidida. Hasta se dibujó una sonrisa en sus labios.
—Entonces, pasá.
Entraron al departamento juntas. Silvana se sentó en un sillón, con las piernas en los apoyabrazos. Sonia no esperó ninguna orden. Simplemente se arrodilló y empezó a chupar la concha que tan loca la volvía. Le metió la lengua, para poder saborear los jugos sexuales de esa mujer increíble y le chupó el clítoris con fuerza. Silvana gimió de placer.
Sonia pasó más de media hora chupándosela sin parar. Silvana tuvo potentes orgasmos, muy húmedos. A Sonia le encantó esto, se tragó todo con una expresión de felicidad en el rostro. 
Después de esta improvisada práctica lésbica, se sentaron a tomar un té, como si fueran viejas amigas. No hablaron de temas sexuales. Se centraron en banalidades y chismes del edificio. Silvana se quedó desnuda todo el tiempo.  


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3 comentarios - Mi Vecino Superdotado [14].

sleepmaster +1
Tremendo!!! Estoy loco esperando que Mali le rompa el culo a Silvania!!!
mca19000 +1
Esto se pone cada vez mejor!
bale06 +1
que delicias todas esas chupadas