Para esa altura de la relación yo ya estaba completamente perdido en el mundo Turro. No habia vuelta atrás. Todavía no lo sabía pero mi vida ya había cambiado de rumbo. Con mi turra arreglamos de vernos el jueves después del mediodía. De modo que fui unas horas al colegio aunque la verdad ya me chupaba un huevo y cada vez me iba peor. El mundo cheto ya me había cansado me había aburrido con sus pensamientos retrogrados con sus ceremonias con el colegio doble jornada y con todo lo que fuera de la mano de la chetada en ese momento. Por el contrario el mundo de mi turra era una aventura mucho más interesante, con fuego con alma. Por otro lado el haber caminado un poquito la calle en el mundo de mi turra empezaba a marcar una diferencia gigante con mis compañeros que seguían dentro de la burbuja de cristal. Para ese momento miraba a los varones como nenes de mamá y a mis compañeras como chetitas insoportables.
Para las once de la mañana mi ansiedad me gano y arranque para lo de mi turra. Debería de salir a las 12 pero ya la verdad se me hacía eterno estar ahí. Los minutos no avanzaban nunca. Llegué temprano lógicamente pero aproveché ese tiempito para vivir un poco más el mundo turro. Estacione el 147 frente a un supermercadito y baje a chusmear. No había mucha gente pero pese a la hora una turra me llamo mucho la atención. Embarazada (presagio de lo que se venía con mi turra) encalsadisima mal caminaba despacito junto a su macho que empujaba un carrito de bebé. Que buen orto pensé !!. Compré un chocolate para mí turra y volví al auto para arrancar para su casa.
Una vez que llegue a la casa la madre me hizo pasar y me convido un mate. Jesica se estaba terminando de cambiar. Cuando apareció en el comedor se me pusieron los ojos con dos llamitas de fuego. Turrisima estaba, tenía una calza azul eléctrico que en esa época no era tan común, medio transparente que dejaba ver por completo su tanguita hilito blanca. Tenía la concha bien marcada en la calsa y eso me prendía fuego. Arriba tenía una camperita abierta y debajo una remera corta sin corpiño. Automáticamente se me paro la verga y sentí el fuego el rose en el joggin. Mi turra se me acercó y me saludo con un buen beso en la boca.
Apenas subimos al auto le di el chocolate a mi turra que le encantó el regalo y comenzó a comerme a besos. Me hacía mimos caricias y se dejaba que yo le apriete el orto entangado. Fuimos a pasear al shopping de Catan, durante el camino ella me iba contando su semana su día a día y yo escuchándola hablar tan turro más me calentaba. Apenas nos estacionamos nos volvimos a comer a besos. Con más pasión con más fuego. Transabamos con lengua mientras con una mano ella me tocaba la pija. Me bajo el joggin y dejo mi verga dura parada cabezona al aire frente a ella. Se inclino y comenzó a hacerme un Pete. Yo volaba de calentura. Miraba un poco de reojo que nadie se acercará al auto. Mi turra seguía chupandomela y su tanguita hilito asomaba por encima de la calsa dándome más ganas de cojer. Yo sentía como me la chupaba como se atragantaba con mi verga y parecía que explotaba. Estábamos a pleno pero bajamos antes de que nos echen.
Almorzamos en burguer y si bien el shopping tenía una buena cantidad de turras para mostrar sin dudas Jesica era una de las que más llamaba la atención. Esa calsa azul eléctrico era una locura. Caminando veías como meneaba esa burra preciosa. Todavía le había quedado asomada la tanguita hilito y peor más calentaba. Se ganó varias miradas y yo aprovechaba para abrazarla rosarla toquetearla y comerle la boca delante de quién la miraba. Me sentía el más poronga. Dimos unas cuantas vueltas y como buena turra Jesica entro en todos los locales de zapatillas y celulares. Mientras ella miraba zapatillas yo le miraba el orto. "Mira bebu altas llantas" me dijo señalando me unas fuccias bien llamativas. Así fuimos pasando la tarde. Paseando y disfrutando de nosotros dos.
Camino para la casa de mi turra y con toda la calentura y las ganas de cojer acumuladas se rompió una manguera de agua del 147. La temperatura empezó a subir rápido asique tuvimos que detenernos. A media cuadra se veía como una estación de servicio asique fuimos despacito hasta ahí. Era lo que parecía una de esas "truchitas" que fueron de bandera en algún momento y siguieron después sin la marca. Hoy es casi imposible encontrar alguna pero antes había varias incluso en capital. Entramos con el auto y lo pare enseguida. Era lógico tanto viaje ida y vuelta a Virrey del Pino había agotado un poco al buen cuarenti. Me baje abrí el capot y efectivamente había perdido toda absolutamente toda el agua. La manguera del radiador se había safado posiblemente por tener el radiador ya medio tapado sucio lo que genera presión. Levanté la mirada para observar el lugar. La estación de servicio se venía abajo. Mugre sucia con el shop cerrado hacía como fácil diez años, algunos vidrios rotos y el sector de lavadero y lubricentro abandonado por años. Más lejos dos surtidores le daban nafta a algún remis tan cagado a palos como la estación.
Ante la atenta mirada de mi turra fui al baúl agarre mi caja de herramientas y me puse a ver bien lo que pasaba. Pedi prestada la manguera y le mandé unos buenos chorros de agua al radiador. Se limpio bastante. Luego conecte de vuelta las abrazaderas y le hice un arreglo improvisado a la manguera que se safo y listo. Le eche agua al tachito y estamos. Mi turra que había observado toda la situación se había recontra exitado al verme trabajar en el auto. Engrasado sucio y metiendo mano. La luchona tenía la concha en llamas al ver eso y apenas entre al auto me dijo "cojeme". "Cojeme acá". Yo mire de reojo el baño, nadie los cuidaba de modo que le comí fuerte la boca y le dije "vení" para ese momento yo ya me sentía alto turro. Volví a abrir el capot del auto para tapar un poco la visión desde los surtidores y entramos al baño de hombres. Los azulejos blancos estaban negros básicamente y entramos en la única puerta de inodoro que había quedado más entera. Mi turra se puso contra la pared sacándome esa colita hermosa preciosa redondita hacia mi. Le baje la calsa y la tanguita hilito hasta la rodilla. Le pase mi mano por la concha. La tenía empapada. Flujeadisima mal. Me baje el joggin y así con la verga dura se la meti de una. Jesica pego dos grititos cortitos agudos. Por suerte nadie escucho. Empeze a bombearle verga dentro de su concha suave. Para ir aclimatando. Yo sentía el calor de su concha. Me envolvía la verga en cada ensartada. Mi turra gemia despacito y me pedía que le diera más fuerte. Mientras le daba pija sin forro piel con piel le mandaba una mano a la teta izquierda. Aprovechando que mi turra no usa corpiño se le apretaba se la tocaba le pasaba el dedo por el pezón y ella más se calentaba. El fuego que sentía en la pija era cada vez más. "Más fuerte" me dijo mi turra con voz de nena caprichosa. "Dame tu pija bebu" cada palabra que decía me volvía loco. No sabíamos que estaba pasando afuera pero seguíamos a pleno en el baño. El garchar sin forro es algo que las chetas no entienden y no saben lo que se pierden. Disfrutaba y gozaba yo de tener una turrita tan putita que no le importe nada. Los gemidos de Jésica se hacían cada vez más fuertes y la situación me calentaba más y más. Yo podía sentir el flujo de su concha en mi verga. "Lléname de leche bebu" me dijo mi luchona mientras yo seguía bombeandole verga dentro. Me libere por completo y le acabe hasta la última gotita dentro de su concha. Me quedo la verga titilando de esa acabada y mi turra gozaba de placer y se dió vuelta a darme un rico beso en la boca.
Salimos del baño sin disimular mucho pero nadie se había dado cuenta de nada. Bajamos el capot subimos al auto y huimos cagandonos de risa.
Para las once de la mañana mi ansiedad me gano y arranque para lo de mi turra. Debería de salir a las 12 pero ya la verdad se me hacía eterno estar ahí. Los minutos no avanzaban nunca. Llegué temprano lógicamente pero aproveché ese tiempito para vivir un poco más el mundo turro. Estacione el 147 frente a un supermercadito y baje a chusmear. No había mucha gente pero pese a la hora una turra me llamo mucho la atención. Embarazada (presagio de lo que se venía con mi turra) encalsadisima mal caminaba despacito junto a su macho que empujaba un carrito de bebé. Que buen orto pensé !!. Compré un chocolate para mí turra y volví al auto para arrancar para su casa.
Una vez que llegue a la casa la madre me hizo pasar y me convido un mate. Jesica se estaba terminando de cambiar. Cuando apareció en el comedor se me pusieron los ojos con dos llamitas de fuego. Turrisima estaba, tenía una calza azul eléctrico que en esa época no era tan común, medio transparente que dejaba ver por completo su tanguita hilito blanca. Tenía la concha bien marcada en la calsa y eso me prendía fuego. Arriba tenía una camperita abierta y debajo una remera corta sin corpiño. Automáticamente se me paro la verga y sentí el fuego el rose en el joggin. Mi turra se me acercó y me saludo con un buen beso en la boca.
Apenas subimos al auto le di el chocolate a mi turra que le encantó el regalo y comenzó a comerme a besos. Me hacía mimos caricias y se dejaba que yo le apriete el orto entangado. Fuimos a pasear al shopping de Catan, durante el camino ella me iba contando su semana su día a día y yo escuchándola hablar tan turro más me calentaba. Apenas nos estacionamos nos volvimos a comer a besos. Con más pasión con más fuego. Transabamos con lengua mientras con una mano ella me tocaba la pija. Me bajo el joggin y dejo mi verga dura parada cabezona al aire frente a ella. Se inclino y comenzó a hacerme un Pete. Yo volaba de calentura. Miraba un poco de reojo que nadie se acercará al auto. Mi turra seguía chupandomela y su tanguita hilito asomaba por encima de la calsa dándome más ganas de cojer. Yo sentía como me la chupaba como se atragantaba con mi verga y parecía que explotaba. Estábamos a pleno pero bajamos antes de que nos echen.
Almorzamos en burguer y si bien el shopping tenía una buena cantidad de turras para mostrar sin dudas Jesica era una de las que más llamaba la atención. Esa calsa azul eléctrico era una locura. Caminando veías como meneaba esa burra preciosa. Todavía le había quedado asomada la tanguita hilito y peor más calentaba. Se ganó varias miradas y yo aprovechaba para abrazarla rosarla toquetearla y comerle la boca delante de quién la miraba. Me sentía el más poronga. Dimos unas cuantas vueltas y como buena turra Jesica entro en todos los locales de zapatillas y celulares. Mientras ella miraba zapatillas yo le miraba el orto. "Mira bebu altas llantas" me dijo señalando me unas fuccias bien llamativas. Así fuimos pasando la tarde. Paseando y disfrutando de nosotros dos.
Camino para la casa de mi turra y con toda la calentura y las ganas de cojer acumuladas se rompió una manguera de agua del 147. La temperatura empezó a subir rápido asique tuvimos que detenernos. A media cuadra se veía como una estación de servicio asique fuimos despacito hasta ahí. Era lo que parecía una de esas "truchitas" que fueron de bandera en algún momento y siguieron después sin la marca. Hoy es casi imposible encontrar alguna pero antes había varias incluso en capital. Entramos con el auto y lo pare enseguida. Era lógico tanto viaje ida y vuelta a Virrey del Pino había agotado un poco al buen cuarenti. Me baje abrí el capot y efectivamente había perdido toda absolutamente toda el agua. La manguera del radiador se había safado posiblemente por tener el radiador ya medio tapado sucio lo que genera presión. Levanté la mirada para observar el lugar. La estación de servicio se venía abajo. Mugre sucia con el shop cerrado hacía como fácil diez años, algunos vidrios rotos y el sector de lavadero y lubricentro abandonado por años. Más lejos dos surtidores le daban nafta a algún remis tan cagado a palos como la estación.
Ante la atenta mirada de mi turra fui al baúl agarre mi caja de herramientas y me puse a ver bien lo que pasaba. Pedi prestada la manguera y le mandé unos buenos chorros de agua al radiador. Se limpio bastante. Luego conecte de vuelta las abrazaderas y le hice un arreglo improvisado a la manguera que se safo y listo. Le eche agua al tachito y estamos. Mi turra que había observado toda la situación se había recontra exitado al verme trabajar en el auto. Engrasado sucio y metiendo mano. La luchona tenía la concha en llamas al ver eso y apenas entre al auto me dijo "cojeme". "Cojeme acá". Yo mire de reojo el baño, nadie los cuidaba de modo que le comí fuerte la boca y le dije "vení" para ese momento yo ya me sentía alto turro. Volví a abrir el capot del auto para tapar un poco la visión desde los surtidores y entramos al baño de hombres. Los azulejos blancos estaban negros básicamente y entramos en la única puerta de inodoro que había quedado más entera. Mi turra se puso contra la pared sacándome esa colita hermosa preciosa redondita hacia mi. Le baje la calsa y la tanguita hilito hasta la rodilla. Le pase mi mano por la concha. La tenía empapada. Flujeadisima mal. Me baje el joggin y así con la verga dura se la meti de una. Jesica pego dos grititos cortitos agudos. Por suerte nadie escucho. Empeze a bombearle verga dentro de su concha suave. Para ir aclimatando. Yo sentía el calor de su concha. Me envolvía la verga en cada ensartada. Mi turra gemia despacito y me pedía que le diera más fuerte. Mientras le daba pija sin forro piel con piel le mandaba una mano a la teta izquierda. Aprovechando que mi turra no usa corpiño se le apretaba se la tocaba le pasaba el dedo por el pezón y ella más se calentaba. El fuego que sentía en la pija era cada vez más. "Más fuerte" me dijo mi turra con voz de nena caprichosa. "Dame tu pija bebu" cada palabra que decía me volvía loco. No sabíamos que estaba pasando afuera pero seguíamos a pleno en el baño. El garchar sin forro es algo que las chetas no entienden y no saben lo que se pierden. Disfrutaba y gozaba yo de tener una turrita tan putita que no le importe nada. Los gemidos de Jésica se hacían cada vez más fuertes y la situación me calentaba más y más. Yo podía sentir el flujo de su concha en mi verga. "Lléname de leche bebu" me dijo mi luchona mientras yo seguía bombeandole verga dentro. Me libere por completo y le acabe hasta la última gotita dentro de su concha. Me quedo la verga titilando de esa acabada y mi turra gozaba de placer y se dió vuelta a darme un rico beso en la boca.
Salimos del baño sin disimular mucho pero nadie se había dado cuenta de nada. Bajamos el capot subimos al auto y huimos cagandonos de risa.
6 comentarios - Garchamos en el baño de estación de servicio (cap 6)