Despierto un poco más temprano de lo habitual, incluso antes de que suene la alarma. Esto es bastante raro en mí ya que suelo dormir bastante, pero supongo que anoche dormí más relajado de lo habitual gracias a los buenos tratos de mi madre, la satisfacción de que ella también empezó a disfrutar de este cambio jerárquico.
Precisamente estoy acostado en su cama, al ver a mi lado, está ella acostada; generalmente cuando despierto está preparando el desayuno, pero como me levanté más temprano está ahí, durmiendo tranquilamente; completamente desnuda, puedo ver sus pezones rosados y la completa palidez de su cuerpo que a pesar de su edad se mantiene en un estado que cualquier hombre desearía por poseerlo para sí mismo. Se me ocurre una idea, despertarla y darle un pequeño baño caliente.
Me levanto de la cama, me pongo a su lado y veo su tranquila cara durmiendo. Saco mi pene y empiezo a liberar todo mi fluido dorado encima de ella. Despierta con un sobresalto al sentir el líquido, pero lejos de enojarse abre la boca y trata de atrapar la mayor cantidad de este. —Buenos días, madre— le digo con una gran sonrisa sádica. Ella traga, realizando un sonido de "glup" y contesta —Buenos días, amo. ¿Cómo durmió?—. —Bastante bien, pero veo que tú despertaste incluso mejor— le respondo. —Así es. Gracias por esa bebida matutina, amo—.
—Voy a hacer el desayuno— expresa mientras se levanta de la cama empapada con mi aroma, sale de la habitación e inmediatamente se dirige a la cocina. Yo voy detrás de ella y me siento a esperar que esté listo. Termina de cocinar y sirve la comida. Yo termino bastante más rápido que ella, ya que siempre ha sido de comer lento. Pasa un pensamiento por mi cabeza, empiezo a masturbarme a su lado mientras come; ella en un momento me mira pero no me dice nada, cuando siento que me voy a venir libero todo sobre su comida. Ella sigue comiendo tranquilamente sabiendo que ahora su comida tiene un glaseado extra, sin hacer malas caras.
Me preparo para ir a la universidad al terminar la hora del desayuno y salgo. Paso un día aburrido, como siempre, esperando regresar a casa y divertirme con mamá. Terminan las clases e inmediatamente salgo, tomando un desvío nuevamente hacia la tienda de juguetes sexuales, esta vez para ir a la sección de lencería. Compro una minifalda que deja ver la totalidad del trasero y un top semitransparente. Además, aprovecho y compro un plug anal.
Terminadas las compras voy directo a casa. —Ya llegué— aviso al entrar. Va mi madre a recibirme —Buenas tardes, amo. ¿Cómo le fue hoy?—. —Estuve ansioso todo el día de volver y divertirme contigo— le contesto. —Que bien, amo. Pero antes, ¿me concede el permiso de bañarme? Esta mañana se fue y se me olvidó preguntarle si podía, he estado con su aroma todo el día— afirma ella, haciendo que me sienta excitado de pensar que estuvo oliendo a mi orine todo este tiempo, pegajosa por ese líquido que seguramente se secó a lo largo el día. —No te puedo dar permiso para eso. Tengo planes contigo esta noche, planes inmediatos— le replico.
Saco la ropa que le compré junto al plug anal. —Ponte todo esto— le ordeno. Ella obedece sin decir nada, se coloca hasta el plug anal, con cierta dificultad ya que no está acostumbrada a usar ese agujero de esa manera. —Vamos a salir al parque, quiero divertirme afuera— manifiesto. —¿Me vas a llevar así vestida?— declara manifestando sus dudas de ir exhibiéndose. —Por supuesto— le reafirmo yo. Ella no pronuncia ninguna otra palabra y solo se prepara para hacerlo.
Procedemos a salir, pero antes de hacerlo tomo el vibrador con el que la molesté para que se convirtiera en mi sumisa total. La ropa le queda estupenda, la minifalda se la puso sin nada abajo, es ajustada así que no se debería subir con el viento, pero incluso así casi se puede ver su vagina. Además de que si uno se fija lo suficiente, el top que lleva puesto deja suficiente claridad para ver sus pezones. Por si fuera poco, en todo ese conjunto tiene un accesorio especial, el plug anal, con el que está caminando hacia el parque.
Llegamos, es de noche así que no hay nadie, pero está abierto así que realmente puede pasar alguien en cualquier momento. Está además relativamente cerca de la casa, por lo que nos podría ver un conocido perfectamente. Nos sentamos en una banca cualquiera, donde le empiezo a toquetear suavemente, ella no dice nada al respecto, solo va liberando leves gemidos de vez en cuando. Se humedece, en el momento que lo hace sé que es momento.
Le pido que se orine encima, sobre la banca del parque. Ella se me queda mirando dudando, pero obedece. Veo cómo libera poco a poco su fluido sobre la banca, generando en mí ver tal denigración una gran excitación. Yo me quito los zapatos y cuando ella termina con su acto, ordeno que me lama los pies. Sin dudarlo ella se pone de cuclillas y empieza a hacerlo, pasando su lengua recorriendo centímetro a centímetro, saboreando el sudor de ellos.
En tanto disfruta del sabor y olor de mis pies, yo bajo el cierre de mi pantalón liberando mi miembro viril, para así empezar a orinarle todo el cuerpo mojando primero su cabeza, empapando todo su pelo, impregnando mi olor aún más en ella. Veo como el líquido baja poco a poco por todo su cuerpo, mojando el top que lleva haciendo que se vuelva aún más transparente. Ella no hace ningún sonido ni movimiento de queja, solo sigue lamiendo mis pies.
—Toma, ponte esto— impongo terminando de orinar sobre ella, para sacar así el vibrador que tomé antes de salir de la casa. Ella sin decir nada acata mi imposición, posando sobre su clítoris con una cinta que tenía guardada en mi bolsillo. Al mismo tiempo que se lo pone, le saco el plug de su recto y se lo meto en la boca sin avisarle. —Ahora vamos a ir al McDonald's— sostengo mientras me levanto de la banca en la que estábamos sentados, no sé cuál fue la reacción de ella ante esto porque inmediatamente empecé a caminar sabiendo que ella lo haría detrás de mí. Veo además de que en ningún momento retiró el plug de su boca.
Llegamos al McDonald's, le doy permiso de guardar el plug que todavía tenía en su orificio. Al entrar ella atrae un par de miradas por el atuendo que lleva puesto, observo como se pone roja de la vergüenza. —Tú haces la orden, pide lo que quieras— afirmo mientras le doy mi tarjeta. —Amo, ¿de verdad es necesario estar acá?— cuestiona ella avergonzada. —Sí, va a ser divertido, créeme— aseguro yo. Mientras pide la comida yo activo el vibrador, haciendo que le empiece a temblar la voz y a tener mini espasmos frente a la cajera.
Termina de pedir y se sienta, momento en el que apago su vibrador. —Estaba cerca— susurra ella refunfuñando para sí misma. Está listo lo que ordenó y va a buscarlo, cuando se sienta aparecen de la nada unos amigos de la universidad. Mi madre trata de cubrirse lo más posible, pero poco logra ya que ella con sus brazos solo puede tapar sus senos, dejando a la vista el resto de su bello cuerpo; sobretodo su abdomen queda reluciendo. Mis amigos preguntan quién es ella, yo les miento diciendo que es solo una amiga, ella por su lado se pone incluso más roja de lo que estaba.
Aprovecho esta situación y disimuladamente enciendo su vibrador al máximo, poco a poco ella cae más en el éxtasis liberando gemidos en voz baja. Pasan un par de minutos y ellos por fin se van, momento en el que mi progenitora cae sobre la mesa teniendo espasmos claros en señal de que se corrió. Excitado por toda la situación, le digo que regresemos a la casa rápido, sin ni siquiera terminar nuestra comida.
Estando en casa inmediatamente saco mi pene, ella se pone de cuclillas y yo bruscamente lo introduzco en su boca. Le hago realizarme una felación de manera poco suave, sintiendo como su saliva inunda mi miembro; no duro mucho ya que me estuve aguantando todo el día, sumado además a toda la excitación de las cosas que le hice hacer a ella las cuales me causaron una gran excitación. Acabo en lo profundo de su garganta, tan profundo que veo como gotas de mi semen ruedan por su nariz.
Finalizado ese momento, la pongo en 4, en posición de perrito. Sin embargo, en lugar de penetrarla normalmente, lo introduzco en su ano, ella no lo esperaba así que suelta un ligero grito. Mientras siento la calidez de este orificio, dándole a toda máquina, le empiezo a dar nalgadas y jalar el pelo al mismo tiempo que hago afirmaciones como —¿Te gusta esto, perra? Se supone que eres mi madre y mírate—. Gime fuertemente, entendiendo así que lo está disfrutando.
Paso de esa cavidad a su vagina, cambiando de posición al misionero (estando yo encima). Ya estamos en el punto más álgido, donde ya se empiezan a perder los sentidos, en el que el cerebro empieza a quedar más y más en blanco. Mientras gime, yo empiezo a ahorcarla, haciendo que poco a poco yo esté más cerca de venirme, hasta que en un momento siento que su vagina empieza a apretar más, significando que se está viniendo, yo no aguanto más y me vengo dentro de ella.
Acabando los dos, nos recostamos sobre la cama respirando extasiados y acelerados. Sin decir nada me voy quedando dormido agotado pero relajado por esta noche tan apasionada.
Relativamente disfruté haciendo este relato, no estoy muy confiado con la redacción así que tal vez lo modifique un par de veces, pero no va a cambiar el sentido total de la obra. Agradecería que dejaran sus puntos, recuerdo que esta es la mejor forma de apoyarme y que siga con una saga, de eso depende realmente. Muchas gracias por leer hasta el final.
Precisamente estoy acostado en su cama, al ver a mi lado, está ella acostada; generalmente cuando despierto está preparando el desayuno, pero como me levanté más temprano está ahí, durmiendo tranquilamente; completamente desnuda, puedo ver sus pezones rosados y la completa palidez de su cuerpo que a pesar de su edad se mantiene en un estado que cualquier hombre desearía por poseerlo para sí mismo. Se me ocurre una idea, despertarla y darle un pequeño baño caliente.
Me levanto de la cama, me pongo a su lado y veo su tranquila cara durmiendo. Saco mi pene y empiezo a liberar todo mi fluido dorado encima de ella. Despierta con un sobresalto al sentir el líquido, pero lejos de enojarse abre la boca y trata de atrapar la mayor cantidad de este. —Buenos días, madre— le digo con una gran sonrisa sádica. Ella traga, realizando un sonido de "glup" y contesta —Buenos días, amo. ¿Cómo durmió?—. —Bastante bien, pero veo que tú despertaste incluso mejor— le respondo. —Así es. Gracias por esa bebida matutina, amo—.
—Voy a hacer el desayuno— expresa mientras se levanta de la cama empapada con mi aroma, sale de la habitación e inmediatamente se dirige a la cocina. Yo voy detrás de ella y me siento a esperar que esté listo. Termina de cocinar y sirve la comida. Yo termino bastante más rápido que ella, ya que siempre ha sido de comer lento. Pasa un pensamiento por mi cabeza, empiezo a masturbarme a su lado mientras come; ella en un momento me mira pero no me dice nada, cuando siento que me voy a venir libero todo sobre su comida. Ella sigue comiendo tranquilamente sabiendo que ahora su comida tiene un glaseado extra, sin hacer malas caras.
Me preparo para ir a la universidad al terminar la hora del desayuno y salgo. Paso un día aburrido, como siempre, esperando regresar a casa y divertirme con mamá. Terminan las clases e inmediatamente salgo, tomando un desvío nuevamente hacia la tienda de juguetes sexuales, esta vez para ir a la sección de lencería. Compro una minifalda que deja ver la totalidad del trasero y un top semitransparente. Además, aprovecho y compro un plug anal.
Terminadas las compras voy directo a casa. —Ya llegué— aviso al entrar. Va mi madre a recibirme —Buenas tardes, amo. ¿Cómo le fue hoy?—. —Estuve ansioso todo el día de volver y divertirme contigo— le contesto. —Que bien, amo. Pero antes, ¿me concede el permiso de bañarme? Esta mañana se fue y se me olvidó preguntarle si podía, he estado con su aroma todo el día— afirma ella, haciendo que me sienta excitado de pensar que estuvo oliendo a mi orine todo este tiempo, pegajosa por ese líquido que seguramente se secó a lo largo el día. —No te puedo dar permiso para eso. Tengo planes contigo esta noche, planes inmediatos— le replico.
Saco la ropa que le compré junto al plug anal. —Ponte todo esto— le ordeno. Ella obedece sin decir nada, se coloca hasta el plug anal, con cierta dificultad ya que no está acostumbrada a usar ese agujero de esa manera. —Vamos a salir al parque, quiero divertirme afuera— manifiesto. —¿Me vas a llevar así vestida?— declara manifestando sus dudas de ir exhibiéndose. —Por supuesto— le reafirmo yo. Ella no pronuncia ninguna otra palabra y solo se prepara para hacerlo.
Procedemos a salir, pero antes de hacerlo tomo el vibrador con el que la molesté para que se convirtiera en mi sumisa total. La ropa le queda estupenda, la minifalda se la puso sin nada abajo, es ajustada así que no se debería subir con el viento, pero incluso así casi se puede ver su vagina. Además de que si uno se fija lo suficiente, el top que lleva puesto deja suficiente claridad para ver sus pezones. Por si fuera poco, en todo ese conjunto tiene un accesorio especial, el plug anal, con el que está caminando hacia el parque.
Llegamos, es de noche así que no hay nadie, pero está abierto así que realmente puede pasar alguien en cualquier momento. Está además relativamente cerca de la casa, por lo que nos podría ver un conocido perfectamente. Nos sentamos en una banca cualquiera, donde le empiezo a toquetear suavemente, ella no dice nada al respecto, solo va liberando leves gemidos de vez en cuando. Se humedece, en el momento que lo hace sé que es momento.
Le pido que se orine encima, sobre la banca del parque. Ella se me queda mirando dudando, pero obedece. Veo cómo libera poco a poco su fluido sobre la banca, generando en mí ver tal denigración una gran excitación. Yo me quito los zapatos y cuando ella termina con su acto, ordeno que me lama los pies. Sin dudarlo ella se pone de cuclillas y empieza a hacerlo, pasando su lengua recorriendo centímetro a centímetro, saboreando el sudor de ellos.
En tanto disfruta del sabor y olor de mis pies, yo bajo el cierre de mi pantalón liberando mi miembro viril, para así empezar a orinarle todo el cuerpo mojando primero su cabeza, empapando todo su pelo, impregnando mi olor aún más en ella. Veo como el líquido baja poco a poco por todo su cuerpo, mojando el top que lleva haciendo que se vuelva aún más transparente. Ella no hace ningún sonido ni movimiento de queja, solo sigue lamiendo mis pies.
—Toma, ponte esto— impongo terminando de orinar sobre ella, para sacar así el vibrador que tomé antes de salir de la casa. Ella sin decir nada acata mi imposición, posando sobre su clítoris con una cinta que tenía guardada en mi bolsillo. Al mismo tiempo que se lo pone, le saco el plug de su recto y se lo meto en la boca sin avisarle. —Ahora vamos a ir al McDonald's— sostengo mientras me levanto de la banca en la que estábamos sentados, no sé cuál fue la reacción de ella ante esto porque inmediatamente empecé a caminar sabiendo que ella lo haría detrás de mí. Veo además de que en ningún momento retiró el plug de su boca.
Llegamos al McDonald's, le doy permiso de guardar el plug que todavía tenía en su orificio. Al entrar ella atrae un par de miradas por el atuendo que lleva puesto, observo como se pone roja de la vergüenza. —Tú haces la orden, pide lo que quieras— afirmo mientras le doy mi tarjeta. —Amo, ¿de verdad es necesario estar acá?— cuestiona ella avergonzada. —Sí, va a ser divertido, créeme— aseguro yo. Mientras pide la comida yo activo el vibrador, haciendo que le empiece a temblar la voz y a tener mini espasmos frente a la cajera.
Termina de pedir y se sienta, momento en el que apago su vibrador. —Estaba cerca— susurra ella refunfuñando para sí misma. Está listo lo que ordenó y va a buscarlo, cuando se sienta aparecen de la nada unos amigos de la universidad. Mi madre trata de cubrirse lo más posible, pero poco logra ya que ella con sus brazos solo puede tapar sus senos, dejando a la vista el resto de su bello cuerpo; sobretodo su abdomen queda reluciendo. Mis amigos preguntan quién es ella, yo les miento diciendo que es solo una amiga, ella por su lado se pone incluso más roja de lo que estaba.
Aprovecho esta situación y disimuladamente enciendo su vibrador al máximo, poco a poco ella cae más en el éxtasis liberando gemidos en voz baja. Pasan un par de minutos y ellos por fin se van, momento en el que mi progenitora cae sobre la mesa teniendo espasmos claros en señal de que se corrió. Excitado por toda la situación, le digo que regresemos a la casa rápido, sin ni siquiera terminar nuestra comida.
Estando en casa inmediatamente saco mi pene, ella se pone de cuclillas y yo bruscamente lo introduzco en su boca. Le hago realizarme una felación de manera poco suave, sintiendo como su saliva inunda mi miembro; no duro mucho ya que me estuve aguantando todo el día, sumado además a toda la excitación de las cosas que le hice hacer a ella las cuales me causaron una gran excitación. Acabo en lo profundo de su garganta, tan profundo que veo como gotas de mi semen ruedan por su nariz.
Finalizado ese momento, la pongo en 4, en posición de perrito. Sin embargo, en lugar de penetrarla normalmente, lo introduzco en su ano, ella no lo esperaba así que suelta un ligero grito. Mientras siento la calidez de este orificio, dándole a toda máquina, le empiezo a dar nalgadas y jalar el pelo al mismo tiempo que hago afirmaciones como —¿Te gusta esto, perra? Se supone que eres mi madre y mírate—. Gime fuertemente, entendiendo así que lo está disfrutando.
Paso de esa cavidad a su vagina, cambiando de posición al misionero (estando yo encima). Ya estamos en el punto más álgido, donde ya se empiezan a perder los sentidos, en el que el cerebro empieza a quedar más y más en blanco. Mientras gime, yo empiezo a ahorcarla, haciendo que poco a poco yo esté más cerca de venirme, hasta que en un momento siento que su vagina empieza a apretar más, significando que se está viniendo, yo no aguanto más y me vengo dentro de ella.
Acabando los dos, nos recostamos sobre la cama respirando extasiados y acelerados. Sin decir nada me voy quedando dormido agotado pero relajado por esta noche tan apasionada.
Relativamente disfruté haciendo este relato, no estoy muy confiado con la redacción así que tal vez lo modifique un par de veces, pero no va a cambiar el sentido total de la obra. Agradecería que dejaran sus puntos, recuerdo que esta es la mejor forma de apoyarme y que siga con una saga, de eso depende realmente. Muchas gracias por leer hasta el final.
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