-Teresa donde estas?
-En el auto.
-Porque estas todavía en el auto? Sabes que Jonás se pone nervioso al estar solo.
-Lo sé, lo sé, es que…no me di cuenta de la hora y después tuve un pequeño accidente.
-Accidente?
-Nada de grave después te explico.
-Apúrate Teresa. Me llamaron de la escuela para decirme que tu no llegaste a recoger a Jonás y no respondías al teléfono.
-Si, si, lo sé, también la otra vez pasó lo mismo.
-Y como la otra vez Jonás se asustó y lloró todos los días por una semana porque no quería que lo abandonáramos en la escuela.
-Ajj, no seas dramático Felipe, se me hizo tarde, puede pasar.
-Pero tu sabes que Jonás es delicado en ese aspecto así que…
-Nos vemos en la casa Felipe.
Teresa cuelga la llamada de mal modo irritada por la presión que le metía su marido y regresa a chupar la verga de Marcelo mientras el conducía su auto.
-Ese tu marido Jaja…parece un maricon como tus hijos Jaja.
Teresa no responde a ese insulto y continúa a mamar con todo la energía que tenía. Después de un rato el auto se para.
-Ya llegamos?
-Regresa a mamar perra, sabes que tenemos un trato.
-Pero…
-Ahora!
La madre de Pedro regresa a mamar la verga del bully si bien en ese momento tendría que estar recogiendo a su hijo. Después de la agotadora sección de sexo, Teresa regresó consciente y se dio cuenta que tenía que recoger a su hijo pero Marcelo no pareció dispuesto a dejarla ir sin primero haberlo satisfecho una última vez. Es así que llegaron a un trato: Teresa le mamaria la verga mientras el conducía su auto en el viaje para ir a la casa de él; solo después tendría el permiso de ir ande su hijo. El trato también decía que si ella lograba hacerlo correr primero que llegaran a la destinación entonces hubiera podido dejarlo en la calle e ir ande su hijo pero si no lo lograba tenía que mamarlo asta que logrará correrse. Teresa lo sabía que Marcelo no se corría fácil, por eso se esforzaba tanto en su trabajo de boca.
Al fin el joven se vino en la boca de Teresa ensuciando también la silla del pasajero. Ella pensaba de finalmente estar libre pero el chico le dijo que espere y que cerrara los ojos. La cosa le parecía extraña pero tenia que obedecer.
-Ábrelos.
Apenas abre los ojos Teresa ve que el chico le ofrecía una cajita pequeña, una de esas para las joyas. Ella estaba muy sorprendida de ese gesto y no sabía que decir. La abre y ve que adentro estaban unos aretes muy particulares el cual significado le vendrá revelado en futuro. Marcelo los agarra y se los pone mientras ella en silencio se dejaba seducir por ese gesto.
-Quiero que te los pongas todas las veces que sales conmigo o cuando yo te lo digo… si quieres también cuando no te lo digo Jaja.
-Gra…gracias.
Ahora que finalmente estaba en camino para recoger a Jonás, Teresa se puso a pensar al obsequio del chico, a su significado. No había culpa, remordimiento o vergüenza en ella en ese momento, solo confusión y las memorias de lo que pasó. No le tomó mucho para llegar ande su hijo que la recibió llorando y con un abrazo. El niño hizo caprichos en el momentoen que le dijo de sentarse en los asientos de atrás. Cuando los dos llegaron a casa, al salir del auto vieron a Pedro llegar a casa.
-Mamá? Recién regresas a casa?
-Ah si Jaja…nomas me hice tarde con Sofía.
-Ah ok.
El resto del día pasó normalmente y Teresa se encargó de ordenar su cuarto y lavar las sábanas manchadas de semen y sudor. No fue difícil encontrar una excusa con su esposo por su retraso y la foto pero el vestido tuvo que botarlo.
Por el resto del día se comportó normalmente, resolvió las cosas con Felipe y asta programaron juntos una cena para el fin de semana a un costoso restaurante, pero la verdad era que estaba todavía pensando en Marcelo y todo lo que le hizo a su cuerpo, a su mente y a su espíritu. Ya no podía negarlo, ella adoraba tener sexo con el. Sabía que era algo terrible pero sabía que era la verdad. No sé explicaba porque ese chico tenía tanto poder sobre ella pero lo único que sabía con seguridad era que el podía destruir su vida como la conocía en un rato así que tenía que hacer todo lo que él decía.
Es aquí que Teresa toma la decisión que la cambiaría para siempre. Había intentado confesar todo a su marido pero no era fuerte lo suficiente para soportar las consecuencias así que solo podía tratar de vivir todo lo que pasaría de la mejor manera posible. Sabía que le gustaba tener sexo con ese degenerado que había atormentado a su hijo así que si no era posible evitarlo por lo menos lo habría gozado sin contenerse. Claramente ya lo había echo, las sábanas de su cama lo demostraban pero ahora tomó la decisión que lo haría sin resistir a sus instintos o tampoco a él. “Es la única solución, si trato de negarme el me arruinaría a mi o peor, regresaría a atacar a mi hijo. Si, es por el, por ellos que lo hago.”En su locura Teresa se convenció a sí misma de ser una mártir víctima de las circunstancias.
Para Pedro las cosas eran como siempre, podía ir mejor pero también peor. Marcelo algunas veces se presentaba a escuela y asistía a los golpes que le deba su banda, a veces asta daba instrucciones en como hacerlo; otras veces no estaba y lo mismo le pegaban pero por lo menos sin la supervisor del bully. También el pobre y fiel Juan compartía con el dolor. Si la vida escolástica le iba mal, también porque la profesora Verónica lo presionaba en clase, por lo menos en su casa todo parecía tranquilo ya que sus padres parecían haber resuelto los problemas.
En el examen del día primero estaba seguro de haber echo bien no obstante fuese muy difícil, lo que le sorprendió fue saber de sus compañeros que el examen no eran tan difícil, casi parecía que al único que le tocó difícil fue a él. Eso podía ser ya que la profesora Verónica lo trataba peor de todos desde cuando se atrevió a contestar su calificación
De todos modos ahora esperaba los resultados pero para el cuando fueron comunicados le llegó la terrible noticia que el suyo fue el peor de todos. Pedro trató de hacerse dar el examen por la profesora pero ella le negó. Era la primera ves que no regresaba los exámenes corregidos y daba sólo los resultados. Como si no bastara a la salida de la es escuela Marcelo y su banda le dieron un asalto memorable. El chico llegó a su casa caminando apenas pero se esforzó de fingir de estar bien. No quería preocupar a su madre.
En la noche cenó normalmente con su familia y se complació en ver sus padres conversar felices y sonreír. Lo único que estaba fuera de la norma era la vestimenta de su mamá que también sorprendió a su padre pero para evitar más problemas prefirieron no decir nada.
-Mamá, Papá…emmm…desde la próxima semana comienzan las pruebas oficiales para el espectáculo así que llegaré a casa más tarde, esta bien?
-Claro que si Pedrito, te tendrás que llevar comida entonces?
-Si creo que si.
-Y dime hijo, que rol harás tu?
-Yo tengo el rol del protagonista.
-Que bien Pedrito, estoy muy contenta.
-Si, yo también.
-Gracias, quiero dar lo mejor de mi.
Pedro estaba muy emocionado por el espectáculo teatral que se tendría de ahí a poco tiempo. Siempre quiso recitar en teatro pero siempre fue muy tímido para eso, solo el soporte de su madre lo ayudó a ofrecerse voluntario.
Al día después Teresa recibió un mensaje de Marcelo que le ordenaba de ir al gimnasio vestida sexy, sin ropa interior y usando los nuevos aretes. Ella obedeció y a la misma hora de siempre se presentó al gimnasio donde muchos más ojos de lo normal se paraban a verla y con más descaro. Se había acostumbrado a eso pero ese día en particular las miradas y las charlas atrás de sus espaldas eran más obvias pero eso ya no parecía molestarle. Hizo sus ejercicios como siempre pero con el simple echo que sin interior, los legins frotaban muy bien su conchita que comenzó a mojarse. Si no fuera que ese día se había masturbado ya tres veces pensando en el bully hubiera corrido al baño a placar sus deseos.
Mientras pasaba entre una maquinaria y el otro algunas chicas jóvenes la miraban y se reían hablando entre ellas y otros hombres mayores la miraban con desaprobación. Ella no sabía a qué se debía todo eso. “Talvez es por mí vestimenta…no las mujeres aquí suelen ponerse lo mismo y son más jóvenes y más atrayentes que yo”. La última cosa no era verdad porque ella siempre ha sido la belleza de ese puesto aunque sí no lo sabía.
Al terminar de su entrenamiento fue al vestuario de mujeres donde las risas continuaron provocando al final que Teresa se moleste. Estaba para decir algo cuando una chica se le acercó.
-No te preocupes por ellas, son celosas.
-Que?
-Me llamo Claudia.
-Teresa, mucho gusto.
-Como te decía Teresa no les prestes atención, vive siempre a tu modo y no al de otros.
-Amm…si gracias, lo haré.
Claudia se va y Teresa tiene la posibilidad de mirarla mejor mientras se alejaba a las duchas. Era muy joven, talvez de la edad de su hijo, cabello muy negro, talvez teñido, piel pálida, ropa oscura muy apreta que resaltaba su figura. Ella había visto alguna ves en su iglesia algunas jóvenes así, una emo, gótica o algo símil.
De todas maneras esa chica era un encanto para los ojos con sus nalgas rellenas y firmes por el gimnasio y unos senos no tan grandes pero lo mismo lindos que estaban bien con su tipo de cuerpo.
“Que chica tan rara" pensó Teresa no sabiendo a que cosa se refería. A todos modos ahora que estaba en su casa le llegó otro mensaje por Marcelo.
-Como te fue en el gym?
-Bien.
-Nada de nuevo?
-A que te refieres?
-No nada, solo era curioso.
Ella se esperaba que el chico organizara otro encuentro para los dos pero no fue así, solo le pidió informaciones sobre ella, su familia y su planes por el fin de semana así que reveló el plan de cenar con su marido al restaurante.
-Si lo conozco, se come bien.
-Pero porque te interesa?
-Lo veras.
DIAS DESPUES…
Faltaban dos días para la cena con Felipe y Teresa no lograba resistir más, su deseo, su calentura eran casi incontrolables. Cada día se masturbaba como mínimo dos veces y cada vez era obligatorio para ella llegar por lo menos a dos orgasmos pero ya no era suficiente. Necesitaba a su macho. Su conchita hambrienta ya parecía tener mente propia y le decía que hacer, cuando hacerla, con que cosa y en donde. Fueron muchas las veces en que se retiró a puestos privados para complacerse y con los objetos más raros posibles.
Teresa necesitaba otra vez el contacto físico de un hombre y su marido no era suficiente.
-Hola?
-Entonces que va a pasar?
-Hola linda, no me esperaba que fueras tu en llamarme, no me digas que ya estás hambrienta de verga otra ves.
-Te llamo para saber que planes tienes conmigo para yo organizarme con el resto de mi vida. No quiero que me interrumpas en los momentos importantes.
-Jajaja…claro. No te preocupes linda, no tengo planes para vos, por lo menos asta el sábado.
-Oh…Ok.
Era ridículo que Teresa tratara de esconder el echo que deseaba a Marcelo, el y ella lo sabían pero ella lo intentaba.
-Mmm…tienes algo más que decirme porque ahora estoy ocupado.
-No, nada yo…
GLACK, GLACK, GLACK, GLACK
Teresa escuchó un ruido raro por el celular.
-Que fue eso?
-A ti que te importa?
SLAP!
Un fuerte ruido como un golpe se escuchó y después de nuevo el glack, glack, glack.
-No me importa, nomas estaba curiosa.
Marcelo cuelga la llamada sin primero dejar escuchar de nuevo a Teresa ese ruido. Ella no sabía que hacer o que pensar. “El…El estaba con otra?”pensó Teresa. Los celos llenaron el cuerpo de la madre de Pedro al pensar que el bully no la había contactado todos esos días porque estaba entretenido con una zorra cualquiera. Obviamente sabía que estaba celosa pero no lo admitía completamente, trataba de encontrar excusas para su enojo.
Al atender a sus hijos también estaba de mal humor y asta le riñó al pequeño Jonás por haber manchado el sofá con sus colores. Obviamente no era nada de bueno pero ella nunca se había enojado con él de ese modo y sobretodo por una cosa tan simple. Su mal humor le duró todo el día sumado al echo que estaba constante frustrada por no tener sexo volvieron esos días muy difíciles para los hombres de la familia.
Para lograr mantener su hambre de Marcelo bajo control y no saltar sobre el primer desconocido, Teresa había comprado un dildo, su primer dildo. Lo compró en un sexyshop entre su casa y el gimnasio, un puesto que solo había visto por afuera en todo su vida asta ese día. Adentro la mujer casada se sintió rodeada por un gran número pervertidos y maníacos sexuales por como la mmiraban, y así era. El gran problema era que no le preocupaba, al contrario la excitaba aún más sentirse tan vulnerable, expuesta y deseada. Compró el primer dildo que más le recordaba al miembro de Marcelo pero también eso no se podía comparar, pero de consuelo su juguete tenia una función vibrante que complació su deseos por un poco de tiempo.
Llegado el Sábado la calentura de Teresa iba aumentando, el deseo de sentir carne viva adentro de ella se hacía más fuerte. Ella trataba de concentrarse en la cena de esa noche con su adorado esposo. Esa era una excelente ocasión para conectar nuevamente con el.
El destino quiso que Marcelo se entrometiera en eso con un mensaje que envió a su mujer.
-Que planeas usar para tu esposo esta noche?
-A que te refieres?
-Al vestido? Que vestido usaras? Déjame ver.
Teresa le manda una foto contenta que se haya recordado de ella pero su buen humor fue rápido apagado por las frías palabras del chico.
-Que es eso? No linda, eso no es un vestido.
-Mi marido dice que es muy lindo.
-Tu marido es un idiota, espera unos 15 minutos y abre tu la puerta.
-Que?
No recibe respuesta pero después de 15 minutos sonó el timbre y ella fue a abrir.
-Juan?
-Ho…Hola, yo…nomas quería pasar para saludar a Pedro y…ammm, me dijeron que le entregará esto.
Juan le da a Teresa un paco y con el permiso de ella va ande su amigo. Ella estaba muy confundida y preocupada por lo que había sucedido, gracias al cielo su marido estaba en la ducha en ese momento. Sin hacerse ver por sus hijos va a su cuarto y abre el paco. Era un vestido rojo maravilloso con unos tacos negros muy altos. Teresa estaba sorprendida, contenta y asustada todo en uno. No podía saber que cosa Marcelo tenia para ella, le gustó que le hubiera echo un regalo pero estaba preocupada porque fue Juan que lo trajo. “Acaso el sabe algo? Y si le cuenta a Pedrito?”
Ella tenía que saber, así que llama al chico para pedirle explicaciones. El responde con tranquilidad y explica que el buen Juan es también víctima de él y de su banda pero también revela que a veces el es usado para hacer algunos favores a él o a sus amigos. Obviamente Pedro no sabe nada de esto y Juan no tiene idea para que le hayan ordenado de dar un paco a la madre de su mejor amigo, por ahora. Lo más importante era que al chico le era prohibido hablar a alguien de la colaboración ocasional que tenían si no quería recibir un castigo especial por Marcelo en persona.
Teresa se tranquiliza un poco y prueba el vestido que le llegó. Era seguramente bello, demasiado bello ya que era muy abierto, revelaba mucha piel y era completamente inadapto para una cena con su marido. Sabía que era una mala idea usarlo pero lo hizo lo mismo, puso también los tacos y como el chico pidió al último momento asta los nuevos aretes.
Apenas Felipe salió de la ducha se quedó a boca abierta y pijita parada en ver lo magnífica que estaba su esposa. Al mismo tiempo pero creció en el la inseguridad de que otros hombres la vean así y la desearon como el lo hacia en ese momento.
-Te…Teresa, Dios mío estas…estas…
-Jeje, bueno gracias. Apúrate que es mejor no llegar tarde.
Felipe no tenía palabras para describir a su esposa pero sabía que era mejor callar y tener para sí mismo cada crítica para no arruinar la cita. Los dos padres se despiden de sus hijos y de Juan que un poco a boca abierta ve la diosa de Teresa salir de la casa la cual le lanza una mirada media de amenaza y media de complicidad.
-Juan…todo bien?
-Si, si, yo todo bien…tu?
-Estoy bien pero tu parecías medio raro primero…
-Disculpa tengo que usar el baño.
El restaurante era entre los mejores de la ciudad y todos adentro parecían gente. El mesero llevó a marido y mujer hacia la mesa y Felipe como todo un galán pone atrás la silla para hacer sentar a Teresa que en ese momento se queda parada al ver frente a ella a Marcelo.
-Teresa?
-Oh, muchas gracias tesoro.
Teresa al sentarse no para de mirar al chico y el no para de mirar a ella. El estaba a una meza de distancia en el lado derecho de la sala mientras ella y su marido estaban en el lado izquierdo. Su marido se sentó dándole la espalda a Marcelo mientras ella lo tenía de frente.
El chico no estaba solo, a su frente estaba una chica rubia con un lindo vestido negro que daba las espaldas a ella y a su esposo. Teresa no lograba ver la cara de la misteriosa chica que acompañaba al joven pero al recordar los ruidos que escuchó cuando estaba al celular se llenó de celos como nunca. Felipe trataba de hacer una conversación con su esposa pero esta estaba interesada en otra cosa.
Por su parte Marcelo se divertía al ver la cara de Teresa y sus intentos de ser discreta en mirarlo. La cena de los dos esposos procedió bien por un rato cuando la esposa se dignó de prestar atención a lo que decía su esposo. La diversión terminó cuando con un movimiento de su cabeza el chico indico el baño.
Teresa sabía que quería que fuera al baño donde seguramente el la encontraría. Estaba cenando con su esposo en un restaurante de clase pero el orden de Marcelo no era algo que ella quería contestar. Comenzó a imaginar todas las cosas que podían pasar con los dos en el baño y su bombachita comenzó a mojarse.
-Amm…discúlpame un rato, tengo que retocarme el maquillaje.
-Oh ok.
Teresa se levanta y se dirige al baño del restaurante moviendo sus caderas sensualmente al caminar.
Continúa...
-En el auto.
-Porque estas todavía en el auto? Sabes que Jonás se pone nervioso al estar solo.
-Lo sé, lo sé, es que…no me di cuenta de la hora y después tuve un pequeño accidente.
-Accidente?
-Nada de grave después te explico.
-Apúrate Teresa. Me llamaron de la escuela para decirme que tu no llegaste a recoger a Jonás y no respondías al teléfono.
-Si, si, lo sé, también la otra vez pasó lo mismo.
-Y como la otra vez Jonás se asustó y lloró todos los días por una semana porque no quería que lo abandonáramos en la escuela.
-Ajj, no seas dramático Felipe, se me hizo tarde, puede pasar.
-Pero tu sabes que Jonás es delicado en ese aspecto así que…
-Nos vemos en la casa Felipe.
Teresa cuelga la llamada de mal modo irritada por la presión que le metía su marido y regresa a chupar la verga de Marcelo mientras el conducía su auto.
-Ese tu marido Jaja…parece un maricon como tus hijos Jaja.
Teresa no responde a ese insulto y continúa a mamar con todo la energía que tenía. Después de un rato el auto se para.
-Ya llegamos?
-Regresa a mamar perra, sabes que tenemos un trato.
-Pero…
-Ahora!
La madre de Pedro regresa a mamar la verga del bully si bien en ese momento tendría que estar recogiendo a su hijo. Después de la agotadora sección de sexo, Teresa regresó consciente y se dio cuenta que tenía que recoger a su hijo pero Marcelo no pareció dispuesto a dejarla ir sin primero haberlo satisfecho una última vez. Es así que llegaron a un trato: Teresa le mamaria la verga mientras el conducía su auto en el viaje para ir a la casa de él; solo después tendría el permiso de ir ande su hijo. El trato también decía que si ella lograba hacerlo correr primero que llegaran a la destinación entonces hubiera podido dejarlo en la calle e ir ande su hijo pero si no lo lograba tenía que mamarlo asta que logrará correrse. Teresa lo sabía que Marcelo no se corría fácil, por eso se esforzaba tanto en su trabajo de boca.
Al fin el joven se vino en la boca de Teresa ensuciando también la silla del pasajero. Ella pensaba de finalmente estar libre pero el chico le dijo que espere y que cerrara los ojos. La cosa le parecía extraña pero tenia que obedecer.
-Ábrelos.
Apenas abre los ojos Teresa ve que el chico le ofrecía una cajita pequeña, una de esas para las joyas. Ella estaba muy sorprendida de ese gesto y no sabía que decir. La abre y ve que adentro estaban unos aretes muy particulares el cual significado le vendrá revelado en futuro. Marcelo los agarra y se los pone mientras ella en silencio se dejaba seducir por ese gesto.
-Quiero que te los pongas todas las veces que sales conmigo o cuando yo te lo digo… si quieres también cuando no te lo digo Jaja.
-Gra…gracias.
Ahora que finalmente estaba en camino para recoger a Jonás, Teresa se puso a pensar al obsequio del chico, a su significado. No había culpa, remordimiento o vergüenza en ella en ese momento, solo confusión y las memorias de lo que pasó. No le tomó mucho para llegar ande su hijo que la recibió llorando y con un abrazo. El niño hizo caprichos en el momentoen que le dijo de sentarse en los asientos de atrás. Cuando los dos llegaron a casa, al salir del auto vieron a Pedro llegar a casa.
-Mamá? Recién regresas a casa?
-Ah si Jaja…nomas me hice tarde con Sofía.
-Ah ok.
El resto del día pasó normalmente y Teresa se encargó de ordenar su cuarto y lavar las sábanas manchadas de semen y sudor. No fue difícil encontrar una excusa con su esposo por su retraso y la foto pero el vestido tuvo que botarlo.
Por el resto del día se comportó normalmente, resolvió las cosas con Felipe y asta programaron juntos una cena para el fin de semana a un costoso restaurante, pero la verdad era que estaba todavía pensando en Marcelo y todo lo que le hizo a su cuerpo, a su mente y a su espíritu. Ya no podía negarlo, ella adoraba tener sexo con el. Sabía que era algo terrible pero sabía que era la verdad. No sé explicaba porque ese chico tenía tanto poder sobre ella pero lo único que sabía con seguridad era que el podía destruir su vida como la conocía en un rato así que tenía que hacer todo lo que él decía.
Es aquí que Teresa toma la decisión que la cambiaría para siempre. Había intentado confesar todo a su marido pero no era fuerte lo suficiente para soportar las consecuencias así que solo podía tratar de vivir todo lo que pasaría de la mejor manera posible. Sabía que le gustaba tener sexo con ese degenerado que había atormentado a su hijo así que si no era posible evitarlo por lo menos lo habría gozado sin contenerse. Claramente ya lo había echo, las sábanas de su cama lo demostraban pero ahora tomó la decisión que lo haría sin resistir a sus instintos o tampoco a él. “Es la única solución, si trato de negarme el me arruinaría a mi o peor, regresaría a atacar a mi hijo. Si, es por el, por ellos que lo hago.”En su locura Teresa se convenció a sí misma de ser una mártir víctima de las circunstancias.
Para Pedro las cosas eran como siempre, podía ir mejor pero también peor. Marcelo algunas veces se presentaba a escuela y asistía a los golpes que le deba su banda, a veces asta daba instrucciones en como hacerlo; otras veces no estaba y lo mismo le pegaban pero por lo menos sin la supervisor del bully. También el pobre y fiel Juan compartía con el dolor. Si la vida escolástica le iba mal, también porque la profesora Verónica lo presionaba en clase, por lo menos en su casa todo parecía tranquilo ya que sus padres parecían haber resuelto los problemas.
En el examen del día primero estaba seguro de haber echo bien no obstante fuese muy difícil, lo que le sorprendió fue saber de sus compañeros que el examen no eran tan difícil, casi parecía que al único que le tocó difícil fue a él. Eso podía ser ya que la profesora Verónica lo trataba peor de todos desde cuando se atrevió a contestar su calificación
De todos modos ahora esperaba los resultados pero para el cuando fueron comunicados le llegó la terrible noticia que el suyo fue el peor de todos. Pedro trató de hacerse dar el examen por la profesora pero ella le negó. Era la primera ves que no regresaba los exámenes corregidos y daba sólo los resultados. Como si no bastara a la salida de la es escuela Marcelo y su banda le dieron un asalto memorable. El chico llegó a su casa caminando apenas pero se esforzó de fingir de estar bien. No quería preocupar a su madre.
En la noche cenó normalmente con su familia y se complació en ver sus padres conversar felices y sonreír. Lo único que estaba fuera de la norma era la vestimenta de su mamá que también sorprendió a su padre pero para evitar más problemas prefirieron no decir nada.
-Mamá, Papá…emmm…desde la próxima semana comienzan las pruebas oficiales para el espectáculo así que llegaré a casa más tarde, esta bien?
-Claro que si Pedrito, te tendrás que llevar comida entonces?
-Si creo que si.
-Y dime hijo, que rol harás tu?
-Yo tengo el rol del protagonista.
-Que bien Pedrito, estoy muy contenta.
-Si, yo también.
-Gracias, quiero dar lo mejor de mi.
Pedro estaba muy emocionado por el espectáculo teatral que se tendría de ahí a poco tiempo. Siempre quiso recitar en teatro pero siempre fue muy tímido para eso, solo el soporte de su madre lo ayudó a ofrecerse voluntario.
Al día después Teresa recibió un mensaje de Marcelo que le ordenaba de ir al gimnasio vestida sexy, sin ropa interior y usando los nuevos aretes. Ella obedeció y a la misma hora de siempre se presentó al gimnasio donde muchos más ojos de lo normal se paraban a verla y con más descaro. Se había acostumbrado a eso pero ese día en particular las miradas y las charlas atrás de sus espaldas eran más obvias pero eso ya no parecía molestarle. Hizo sus ejercicios como siempre pero con el simple echo que sin interior, los legins frotaban muy bien su conchita que comenzó a mojarse. Si no fuera que ese día se había masturbado ya tres veces pensando en el bully hubiera corrido al baño a placar sus deseos.
Mientras pasaba entre una maquinaria y el otro algunas chicas jóvenes la miraban y se reían hablando entre ellas y otros hombres mayores la miraban con desaprobación. Ella no sabía a qué se debía todo eso. “Talvez es por mí vestimenta…no las mujeres aquí suelen ponerse lo mismo y son más jóvenes y más atrayentes que yo”. La última cosa no era verdad porque ella siempre ha sido la belleza de ese puesto aunque sí no lo sabía.
Al terminar de su entrenamiento fue al vestuario de mujeres donde las risas continuaron provocando al final que Teresa se moleste. Estaba para decir algo cuando una chica se le acercó.
-No te preocupes por ellas, son celosas.
-Que?
-Me llamo Claudia.
-Teresa, mucho gusto.
-Como te decía Teresa no les prestes atención, vive siempre a tu modo y no al de otros.
-Amm…si gracias, lo haré.
Claudia se va y Teresa tiene la posibilidad de mirarla mejor mientras se alejaba a las duchas. Era muy joven, talvez de la edad de su hijo, cabello muy negro, talvez teñido, piel pálida, ropa oscura muy apreta que resaltaba su figura. Ella había visto alguna ves en su iglesia algunas jóvenes así, una emo, gótica o algo símil.
De todas maneras esa chica era un encanto para los ojos con sus nalgas rellenas y firmes por el gimnasio y unos senos no tan grandes pero lo mismo lindos que estaban bien con su tipo de cuerpo.
“Que chica tan rara" pensó Teresa no sabiendo a que cosa se refería. A todos modos ahora que estaba en su casa le llegó otro mensaje por Marcelo.
-Como te fue en el gym?
-Bien.
-Nada de nuevo?
-A que te refieres?
-No nada, solo era curioso.
Ella se esperaba que el chico organizara otro encuentro para los dos pero no fue así, solo le pidió informaciones sobre ella, su familia y su planes por el fin de semana así que reveló el plan de cenar con su marido al restaurante.
-Si lo conozco, se come bien.
-Pero porque te interesa?
-Lo veras.
DIAS DESPUES…
Faltaban dos días para la cena con Felipe y Teresa no lograba resistir más, su deseo, su calentura eran casi incontrolables. Cada día se masturbaba como mínimo dos veces y cada vez era obligatorio para ella llegar por lo menos a dos orgasmos pero ya no era suficiente. Necesitaba a su macho. Su conchita hambrienta ya parecía tener mente propia y le decía que hacer, cuando hacerla, con que cosa y en donde. Fueron muchas las veces en que se retiró a puestos privados para complacerse y con los objetos más raros posibles.
Teresa necesitaba otra vez el contacto físico de un hombre y su marido no era suficiente.
-Hola?
-Entonces que va a pasar?
-Hola linda, no me esperaba que fueras tu en llamarme, no me digas que ya estás hambrienta de verga otra ves.
-Te llamo para saber que planes tienes conmigo para yo organizarme con el resto de mi vida. No quiero que me interrumpas en los momentos importantes.
-Jajaja…claro. No te preocupes linda, no tengo planes para vos, por lo menos asta el sábado.
-Oh…Ok.
Era ridículo que Teresa tratara de esconder el echo que deseaba a Marcelo, el y ella lo sabían pero ella lo intentaba.
-Mmm…tienes algo más que decirme porque ahora estoy ocupado.
-No, nada yo…
GLACK, GLACK, GLACK, GLACK
Teresa escuchó un ruido raro por el celular.
-Que fue eso?
-A ti que te importa?
SLAP!
Un fuerte ruido como un golpe se escuchó y después de nuevo el glack, glack, glack.
-No me importa, nomas estaba curiosa.
Marcelo cuelga la llamada sin primero dejar escuchar de nuevo a Teresa ese ruido. Ella no sabía que hacer o que pensar. “El…El estaba con otra?”pensó Teresa. Los celos llenaron el cuerpo de la madre de Pedro al pensar que el bully no la había contactado todos esos días porque estaba entretenido con una zorra cualquiera. Obviamente sabía que estaba celosa pero no lo admitía completamente, trataba de encontrar excusas para su enojo.
Al atender a sus hijos también estaba de mal humor y asta le riñó al pequeño Jonás por haber manchado el sofá con sus colores. Obviamente no era nada de bueno pero ella nunca se había enojado con él de ese modo y sobretodo por una cosa tan simple. Su mal humor le duró todo el día sumado al echo que estaba constante frustrada por no tener sexo volvieron esos días muy difíciles para los hombres de la familia.
Para lograr mantener su hambre de Marcelo bajo control y no saltar sobre el primer desconocido, Teresa había comprado un dildo, su primer dildo. Lo compró en un sexyshop entre su casa y el gimnasio, un puesto que solo había visto por afuera en todo su vida asta ese día. Adentro la mujer casada se sintió rodeada por un gran número pervertidos y maníacos sexuales por como la mmiraban, y así era. El gran problema era que no le preocupaba, al contrario la excitaba aún más sentirse tan vulnerable, expuesta y deseada. Compró el primer dildo que más le recordaba al miembro de Marcelo pero también eso no se podía comparar, pero de consuelo su juguete tenia una función vibrante que complació su deseos por un poco de tiempo.
Llegado el Sábado la calentura de Teresa iba aumentando, el deseo de sentir carne viva adentro de ella se hacía más fuerte. Ella trataba de concentrarse en la cena de esa noche con su adorado esposo. Esa era una excelente ocasión para conectar nuevamente con el.
El destino quiso que Marcelo se entrometiera en eso con un mensaje que envió a su mujer.
-Que planeas usar para tu esposo esta noche?
-A que te refieres?
-Al vestido? Que vestido usaras? Déjame ver.
Teresa le manda una foto contenta que se haya recordado de ella pero su buen humor fue rápido apagado por las frías palabras del chico.
-Que es eso? No linda, eso no es un vestido.
-Mi marido dice que es muy lindo.
-Tu marido es un idiota, espera unos 15 minutos y abre tu la puerta.
-Que?
No recibe respuesta pero después de 15 minutos sonó el timbre y ella fue a abrir.
-Juan?
-Ho…Hola, yo…nomas quería pasar para saludar a Pedro y…ammm, me dijeron que le entregará esto.
Juan le da a Teresa un paco y con el permiso de ella va ande su amigo. Ella estaba muy confundida y preocupada por lo que había sucedido, gracias al cielo su marido estaba en la ducha en ese momento. Sin hacerse ver por sus hijos va a su cuarto y abre el paco. Era un vestido rojo maravilloso con unos tacos negros muy altos. Teresa estaba sorprendida, contenta y asustada todo en uno. No podía saber que cosa Marcelo tenia para ella, le gustó que le hubiera echo un regalo pero estaba preocupada porque fue Juan que lo trajo. “Acaso el sabe algo? Y si le cuenta a Pedrito?”
Ella tenía que saber, así que llama al chico para pedirle explicaciones. El responde con tranquilidad y explica que el buen Juan es también víctima de él y de su banda pero también revela que a veces el es usado para hacer algunos favores a él o a sus amigos. Obviamente Pedro no sabe nada de esto y Juan no tiene idea para que le hayan ordenado de dar un paco a la madre de su mejor amigo, por ahora. Lo más importante era que al chico le era prohibido hablar a alguien de la colaboración ocasional que tenían si no quería recibir un castigo especial por Marcelo en persona.
Teresa se tranquiliza un poco y prueba el vestido que le llegó. Era seguramente bello, demasiado bello ya que era muy abierto, revelaba mucha piel y era completamente inadapto para una cena con su marido. Sabía que era una mala idea usarlo pero lo hizo lo mismo, puso también los tacos y como el chico pidió al último momento asta los nuevos aretes.
Apenas Felipe salió de la ducha se quedó a boca abierta y pijita parada en ver lo magnífica que estaba su esposa. Al mismo tiempo pero creció en el la inseguridad de que otros hombres la vean así y la desearon como el lo hacia en ese momento.
-Te…Teresa, Dios mío estas…estas…
-Jeje, bueno gracias. Apúrate que es mejor no llegar tarde.
Felipe no tenía palabras para describir a su esposa pero sabía que era mejor callar y tener para sí mismo cada crítica para no arruinar la cita. Los dos padres se despiden de sus hijos y de Juan que un poco a boca abierta ve la diosa de Teresa salir de la casa la cual le lanza una mirada media de amenaza y media de complicidad.
-Juan…todo bien?
-Si, si, yo todo bien…tu?
-Estoy bien pero tu parecías medio raro primero…
-Disculpa tengo que usar el baño.
El restaurante era entre los mejores de la ciudad y todos adentro parecían gente. El mesero llevó a marido y mujer hacia la mesa y Felipe como todo un galán pone atrás la silla para hacer sentar a Teresa que en ese momento se queda parada al ver frente a ella a Marcelo.
-Teresa?
-Oh, muchas gracias tesoro.
Teresa al sentarse no para de mirar al chico y el no para de mirar a ella. El estaba a una meza de distancia en el lado derecho de la sala mientras ella y su marido estaban en el lado izquierdo. Su marido se sentó dándole la espalda a Marcelo mientras ella lo tenía de frente.
El chico no estaba solo, a su frente estaba una chica rubia con un lindo vestido negro que daba las espaldas a ella y a su esposo. Teresa no lograba ver la cara de la misteriosa chica que acompañaba al joven pero al recordar los ruidos que escuchó cuando estaba al celular se llenó de celos como nunca. Felipe trataba de hacer una conversación con su esposa pero esta estaba interesada en otra cosa.
Por su parte Marcelo se divertía al ver la cara de Teresa y sus intentos de ser discreta en mirarlo. La cena de los dos esposos procedió bien por un rato cuando la esposa se dignó de prestar atención a lo que decía su esposo. La diversión terminó cuando con un movimiento de su cabeza el chico indico el baño.
Teresa sabía que quería que fuera al baño donde seguramente el la encontraría. Estaba cenando con su esposo en un restaurante de clase pero el orden de Marcelo no era algo que ella quería contestar. Comenzó a imaginar todas las cosas que podían pasar con los dos en el baño y su bombachita comenzó a mojarse.
-Amm…discúlpame un rato, tengo que retocarme el maquillaje.
-Oh ok.
Teresa se levanta y se dirige al baño del restaurante moviendo sus caderas sensualmente al caminar.
Continúa...
3 comentarios - La madre de Pedro y el bully 7