Joder como paso el tiempo desde la última vez que actualice esta historia. Y siempre entro en el dilema de si hacerlo más corto para subirlo más rápido o hacerlo largo para justificar la espera. Creo que este está al límite, espero que, aunque sea el contenido sea de su agrado y la espera valga la pena, desde ya que metí tanto sexo como es humana mente posible.
Si de por mi fuera me metería en la Sala del Tiempo y saldría con todas las historias terminadas para subir una cada fin de semana, lástima que la realidad es otra y entre el trabajo y las obligaciones cada vez se tiene menos tiempo para un hobby que requiere tanta dedicación y tiempo.
Si les gustó les agradecería a mil que dejaran sus puntos, un comentario, lo que sea que ayude y me motive a continuar. Por cierto, tenía en mente que fuesen 11 capítulos como en las temporadas 1 y 2, pero faltan varias cosas que contar y no sé si me van a alcanzar otros 3, veremos si se extiende un poco más… faltan sucesos importantes.
Momentos familiares
- ¡Escuchen, escuchen, a ver Sakura, repetí “Pikachu, Pi-ka-chu”! – Intentó como por 3era vez Ivonne, que juraba y perjuraba que había dicho su primera palabra.
- ¿No la gravaste antes? Capaz después nos podés mostrar un video… – Preguntó Tomás, sentado en el sofá del living en casa de sus padres, donde junto a su hermana, atendían una llamada de Ivonne pensando que sería una emergencia.
Se sentía raro hablar con su prima por videollamada sobre las primeras palabras de sus hijos en ese sofá debido a que tenía un historial de pecados encima más largo que el de videos de castings de Brazzers... al menos en defensa de ese legendario sofá, todo lo acontecido en él habían sido asuntos laborales. Aunque su prima no sospechaba nada, Tomás estaba incómodo hablando sobre sus hijos allí, era como relajarse a ver televisión en medio de un incendio o comer pastas en la ducha, no se sentía en el lugar apropiado para lo que hacía y no tenía escapatoria.
Ivonne comenzó a notar algo raro en el papá de las criaturas, como un dejo de impaciencia para que terminara con ese comunicado de último minuto.
- Igual te creemos, no la presiones a mi Saku que se pone nerviosa. – Se compadeció Tammy, que estaba con la cabeza pegada a su hermano, aunque esta no estaba sentada, sino inclinada sobre el respaldo desde atrás con su torso apoyado. – Cuando lleguemos después podemos seguir intentando, aunque lo más seguro es que quieran ocupar sus bocas con estas jeje… - Observó agitando sus dos grandes ubres colgantes, casi desprendiéndose de un top de lana.
- ¡Les juró que dijo Pikachu! Les estaba cantando el pokerap para que se entretengan y…
Ante los padres (aunque teléfono de por medio) ocurrió el milagro y Sakura, algo apresurada, algo por casualidad, abrió la boca y balbuceó un galimatías más o menos parecido al nombre de ratón eléctrico.
- ¡Paahachúuu!
- ¡Awwww me muero, Saku, lo hiciste mi reina! – La felicitó a la distancia su madre.
- ¡¿Vieron, vieron?? ¡Se los dije! – Se los echó en cara Ivonne ya que los tenía en vilo hacía quince minutos con esa video llamada jurando y perjurando el hito verbal de la bebé. – Ahora falta que le enseñe una a Hiro, me parece que es un poco más remolón.
- Hiro no es tan hablador, hay que tenerle más paciencia. – Informó Tomás.
- ¡Sí, me di cuenta! Es muy vos, jaja no sé por qué tanta coincidencia, aunque Saku tiene el pelo de Sandra y los cachetitos de la madre… Hiro en cambió es un mini Tomás con…
- He, dejemos el jueguito de los parecidos, ellos son ellos, no me gusta que me los desmenucen como si fueran dos fusiones. – La paró en seco Tomás, ya algo cansado de la videollamada… y no era para menos… aunque su prima no lo notaba por la perspectiva de la cámara, estaba sumamente ocupado.
- ¡Eeeeu, que mala onda, encima que les comparto este momento familiar! Por lo que veo ya ni ropa se están probando. – Observó Ivonne viendo que Tammy ni siquiera parecía estar usando un cosplay.
No podía ser más cierto. Aunque habían buscado varios conjuntos de cosplay antiguos desperdigados de forma desordenada en cajas húmedas en el sótano, entre que varios no le entraban, los mejores habían sido vendidos y muchos de los que quedaban estaban incompletos o demasiado desordenados, los pocos que estaban en condiciones no eran cosplays en sí, sino más bien lo que ella llamaba “puticosplay”. Versiones menos dignas híper sexualizadas con una ligera reminiscencia a un personaje conocido…
Por ejemplo un puticosplay de Isabelle (o Canela para los hispanohablantes) de Animal Crossing que consistía en unas orejitas y una colita amarillas de perro con un bikini verde manzana, un traje de maid (que podría usarse para casi cualquier personaje de anime) que Tammy usó para representar a Rem de la popular franquicia Re:Zero junto a una peluca de un celeste eléctrico. Una clase de cuernitos u antenas con un traje carmesí de corte militar que Tammy le dijo era de un viejo cosplay de Zero Two de Darling in the FranXX… y la lista seguía y seguía. Algunos remanentes de Ryuko Maoti de Kill la Kill, el pulóver de Velma, el sombrero todo arrugado de Megumin de KonoSuba! Mavis de la película animada Hotel Transilvania y algunos bastante bizarros que los hacía más por capricho que otra cosa como la indumentaria rayada roja y blanca del elusivo Wally de “¿Dónde está Wally?”, un cosplay de Beerus el Dios de la Destrucción de cuando Dragon Ball Z volvió a los cines, unas orejitas grises de coneja, unas esposas y una indumentaria de policía sexy que armaban una Juddy Hopps de Zootopía humanoide súper putona entre tantos otros que eran difíciles de identificar y que Tammy, de colgada que era, ni recordaba a que personaje, concepto y disfraz pertenecían.
La cuestión es que estaban desordenados, ordenarlos para ver si podían completarlos les llevaría demasiado tiempo y algunos coplays resultaban insuficientes dado que consistían en orejitas de neko, pelucas u orejas puntiagudas. Eso explicaba porque estaba vistiendo un top de lana holgado negro, y fuera del ángulo de visión de su prima, unas medias largas oscuras, una tanga diminuta con alitas de murciélago que a duras penas podía ocultar su empanada ya sea porque era un conjunto viejo o porque la vagina de su hermana había detonado en algún momento.
- Es que nos distrajimos. – Admitió la morocha mientras Tomás seguía alunado y solo su hermana sabía por qué. – Al final por comodidad me termine quedando con un set de halloween de Mavis, aunque todavía estamos buscando las medias rayadas del conjunto…Si fuera por mi hermano estaría vestido como Wally, le encantaban sus libros. – Mencionó apretando la mejilla de Tomás como si fuera un niño pequeño, este en cambio había quedado algo ofuscado por un comentario anterior…
“No sé por qué tanta coincidencia, aunque Saku tiene el pelo de Sandra y los cachetitos de la madre… Hiro en cambió es un mini Tomás con…” había dicho su prima sin ninguna malicia como solían hacer siempre todos los familiares con cada recién nacido, no obstante, Tomás detestaba aquellos comentarios tan naturalizados sobre los parecidos de los bebés. Que tenían los ojos del padre, la nariz de la madre, la boca de la abuela, el pelo del primer perro de la familia, las manos del tatarabuelo… al final terminaban no siendo hijos de uno sino productos del Doctor Frankenstein. Ahora que se veía a sí mismo en la posición de padre y recibía esos comentarios todo el tiempo, al menos comenzaba a ceder un poco en ciertas coincidencias generales: Su hija Sakura tenía los genes arios de Sandra, su jovencísima abuela le heredó su piel blanquecina, detalle que se mezclaba con el rostro redondeado proveniente de su madre.
Hiro no obstante, como todos los varones de la familia, tenía el cabello oscuro combinado con el rostro afilado de Sandra, más rasgos propios de su padre, la disposición de sus pequeñas cejas, la mirada… Sin dudas era una amalgama familiar perfecta y no había que ser genio para saber el porqué; todo había quedado en familia, al no involucrarse 3eros, eran la viva imagen de Tommy y Tammy con un mix de rasgos de sus abuelos.
- Uh la puta madre, se queda sin batería, prima, ahora que lo decís mejor seguimos probando conjuntos, falta muy poco para el evento y ni siquiera elegimos uno. – Comenzó a cortarle la llamada Tamara, luego de disociar como por cinco minutos y perder por completo el eje de la conversación.
- Tammy tiene razón, mejor seguimos con lo nuestro, no te preocupes que a la hora acordada volvemos, mil gracias por compartirnos el momento Ivo
- Heee… okey, bueno, de nada, entonces nos vemos en un rato, sigan probándose, podes mandarme fotos para ver cómo te quedan o…
- Sí, sí, no te preocupes que después nos comunicamos. – Interrumpió desde atrás Tamara para estirarse y tras un saludo de mano insípido, cortar la interminable llamada ante una extrañada Ivonne que no comprendía del todo porque la extirpaban de súbito del momento familiar.
- Dios, por fin, me estaba costando hacerlo sin hacer ningún ruido. – Admitió Sandra, que llevaba varios minutos arrodillada entre las piernas de su hijo realizándole una jugosa, aunque silenciosa mamada de verga, por supuesto que detrás del celular, a salvo de su lente comprometedor. Había estado todo lo que duro la conversación vía celular lamiendo y escupiendo con cuidado de que no se le escape ni un jadeo.
- Acá yo la tuve más fácil, atrás de este culo es como estar en una cámara de grabación. – Mencionó Gustavo, que no había dejado de lamer y besuquear la jugosa vagina de su hija durante toda la videollamada.
- Me di cuenta, no paraste ni un segundo, me costó mucho poner cara de madre enternecida con tanta lengua metiéndose en mi concha. – Admitió Tamara, liberándose con un prolongado jadeo de la opresión de actuar. – ¡Es hermoso que nuestros bebés estén creciendo pero que inoportuna! ¡Justo cuando estamos teniendo un reencuentro familiar!
- ¿Pasó tiempo he? ¿Él último fue en mi cumpleaños? Creo que de ahí siempre estuvimos separados. – Reflexionó Tomás, acariciando los cabellos rubios de su madre mientras esta se metía un testículo en la boca y lo succionaba haciendo todo el ruido que se le cantaba. Mientras lo hacía, le calvaba los ojos claros en los suyos y los entrecerraba como si estuviera bajo los efectos de un narcótico.
- ¿No es tierno que ya estén diciendo sus primeras palabras? – Susurró Sandra mientras lamía los testículos de su hijo como si fueran deliciosas bochas de helado. – Aunque para mi estuvo lejos de decir Pikachu lo que vale es la intención.
- El tiempo pasa, todos estamos creciendo… en especial este culo. – Metió a modo de latiguillo el patriarca de la familia, separando de par en par los cantos de su hija y admirándolos como un guerrero caído ante las puertas de Valhala.
- ¡Vos no tenés corazón, todos acá enternecidos y nomás hablas del culo de tu hija!
- Mmmm el padre del año mmmm aaahhh. – Jadeó Tammy dejando caer un chorrito de saliva de sus labios cuando este hundió su boca en la vulva húmeda y comenzó a frotarse como un perro refregando el hocico contra las piernas de su amo. - Creció bastante de cuando jugábamos al ico ico caballito, ¿no?
- Ya en ese entonces me daba cuenta de que ibas a tener un culito precioso. – Admitió con orgullo su padre, despegándose para verle los orificios en primer plano, hasta el punto de gravarse en la retina cada arruga del ano y cada pliegue de la mojada vulva.
- No me hagas acordar, ahora me cierra porque ya estabas grandecita y lo seguían jugando como locos… no sé si vos te acordas, Tomás. – Agregó Sandra, que había perfeccionado el arte de Tamara de hablar durante el sexo como quien está teniendo una fina charla de café entre señoritas. Tras preguntar, envolvió el glande de la verga y fue bajando hasta que toda esta desapareció dentro de su boca, estirando bien el cuerito con su cálido abrazo bucal.
- Sluuurp, sluuurp, sluuurp, schuuuick, sluuurrp… - Hacía Sandra mientras mamaba… Tamara en cambio gemía tiernamente pegada a su oído.
- Ahora que lo mencionas, sí que me acuerdo…- Sin dudas ese dueto de sonidos sexuales estaba reconectando viejas neuronas desenchufadas.
De no haberlo mencionado, quizás el recuerdo nunca hubiera vuelto a él. Ocurría más en verano, durante las vacaciones, en casi todas en las que Tomás tenía memoria pasó un par de veces o varias más. Era difícil dar con la última vez que Tomás recordaba que lo habían hecho, menos con la primera. Los recuerdos eran un galimatías de imágenes entrecortadas y difusas.
Aunque la canción oficial decía “Arre” en lugar de “Ico” la versionada por Gustavo decía “Ico caballito vamos a Belén, que mañana hay fiesta y pasado también…” una inocente canción infantil de carácter religiosa cuyo origen me era ignoto y no viene a cuento. Quizás la versión de papá se refería al caballo de la película animada argentina de los 80 llamada “Ico el Caballito Valiente” la cuestión es que, como todo en la familia, se pervirtió con el tiempo, adoptó otro significado, se volvió lascivo, como pasó con el concepto de momento familiar, como pasó con el sofá, como paso con los juegos de Tamara y papá.
Era Tamara la que siempre encontraba alguna excusa para jugar ese tonto juego con papá, Por lo general cuando mamá no estaba o no había nadie presente, sin embargo, en una de las vacaciones a las Toninas, la anterior a la del 2011 aunque no muy distante a esta, Tammy estaba aburrida al lado de la reposera de Gustavo, pulsando un domo plástico que contenía un dado para hacerlo rebotar y así avanzar a su pequeño peón en un clásico juego de mesa llamado “Ludo Matic”.
- ¡Me aburro papi! – Se quejó una muy joven Tamara a la que le tocaba esperar el turno de su hermano. El juego consistía en hacer llegar a los peones del color escogido a la base siempre y cuando entren a ella con el número justo proporcionado por el dado, de lo contrario, debían retroceder los casilleros sobrantes. Su aborrecible hermano menor ya tenía 3 peones rojos en la base y estaba esperando el golpe de suerte que le haga entrar al peón ganador. – ¡Thiago pudo traer a un amigo y yo me tengo que quedar con este bodoque!
- ¡Heeeey! Yo también me aburró con vos, pesada. Encima siempre te gano jeje. Sos re fácil Tammy. – Se defendió desilusionado una muy niñata versión de Tomás.
- ¡Encima este me dice fácil! ¡Fácil las bolas, nene!
- Este tiene nombre y es tu hermano. Y no lo dijo en el mal sentido de la palabra, por favor. – La reprimió su padre con las ganas que tiene un monotributista de levantarse un lunes a las 5 de la mañana.
Gustavo estaba igual, aunque menos arrugado y no tan delgado, leyendo el diario La Nación con lentes de sol inclinado en una reposera en el patio de un cuantioso hotel, al resguardo de una fina llovizna que había sido suficiente para vaciar de gente la piscina interior y había dispersado a todos los turistas. Ellos en cambio se habían quedado a salvo bajo un techo de plástico y decididos a sacarle jugo hasta al último segundo de vacaciones, seguían allí tomando aire fresco. Tomás más de grande comprendería que esos pequeños momentos de tranquilidad, en los papeles, aburridos, en los que no se hacía nada, eran las verdaderas vacaciones de los laburantes, y en especial de los padres.
Sandra había salido con una amiga, por lo que brillaba por su ausencia. Ya en esos años alguien perspicaz podía percatarse de que el matrimonio no estaba del todo bien por la cantidad de tiempo separados que pasaban en unas vacaciones juntos. Por lo general, era el hombre el que hacía de niñero de hermanos los “T” más chicos, Tammy y Tomás, sin embargo, este no tenía tanta paciencia como para llevarlos de acá para allá y requería descansos que cada año eran más numerosos y prolongados. Sin dudas ese matrimonio necesitaba una inyección de vitalidad que no sabrían que llegaría en el futuro y de una forma impensada.
El recuerdo estaba tan plagado de costumbres perdidas que bien podía tratarse de una memoria implantada como en las películas de ciencia ficción, o un efecto Mandela como los que veía el Tomás actual en los videos de youtube… su padre leyendo el diario en formato papel, los tres hermanos compartiendo (hasta cierto punto) el mismo destino vacacional, Tammy renegando de la mera existencia de su hermanito menor, mamá y papá siendo mamá y papá… las cosas habían cambiado un poco desde entonces.
- ¡Encima esta lluvia del orto! Tendríamos que habernos ido al Sacoa del centro como dije. – Siguió refunfuñando la morocha pulsando el domo plástico que hacía saltar el dado en su interior con fuerza.
- Tranquilízate que lo vas a romper, y no vamos a ir al centro cada dos minutos, tu papa estuvo todo el día caminando con ustedes de acá para allá, vamos a descansar y más a la noche salimos.
- Estás hecho un viejo choto. – Se rebeló cambiando de posición, de sentada a tirada en el embaldosado frío boca a abajo, dándole la espalda a su progenitor. Ella era de las que nunca sentían frío.
- Déjate de joder… Tamara.
Para colmo Tomás ganaba el juego, su último peón llegaba a la recta final tras sacar el número de dados justo y sabiendo que eso empeoraría el humor de su hermana, pidió permiso para regresar a su cuarto de hotel, alegando que de seguro Thiago había dejado su Gameboy Color allí.
- No le toques las partidas de pokemon como la otra vez o te va a matar – Lo alertó su hermana viéndolo dejar el lugar con el juego de mesa bajo el brazo. – Solo a mí me deja seguirle las partidas.
- ¡Ya sé, ya sé! – Dijo antes de regresar a su cuarto y escuchando las advertencias de su padre de no prestarle atención a extraños ni desviarse bajo ningún motivo.
Fue en ese momento que Gustavo tuvo que bajarse las gafas para ver sin disimulo si la imagen que veía de su hija era la correcta, por un momento le pareció ver la viva imagen de la actriz Dominique Swain en su papel de Dolores en Lolita, cuando esta conoce al personaje de Jeremy Irons estando en el suelo, mojada por los regadores de su patio… echada contra la losa de cerámica que bordeaba la piscina, en bikini, cuya parte inferior se le pegoteaba como guante de goma a sus redondeadas pompas, con los pies por fuera del resguardo del techo de plástico mojándose y salpicándose con gotas de lluvia en las piernas y la espalda… en su colita también., colita que encima apuntaba a él.
- ¿Qué miras papi? – Preguntó desconfiada.
- Lo grande que te pusiste… - Admitió sin desviar la mirada ni un poco. - Pensar que antes te hacía ico, ico caballito sin problemas, ahora no creo que pueda.
- ¿Me estás diciendo gorda como el otro pesuti? – Se molestó desafiándolo con la mirada. – Ahora me vas a hacer ico caballito o me voy a molestar, y mucho.
- No digas pavadas, estas hermosa. No quise decir que estas gorda, soy yo que estoy más débil. – La quiso pilotear mirando a su alrededor y arriba a ver si había miradas indiscretas. Sabía que cuando su Tammy pedía algo no obtenía un no como respuesta (a no ser que eso que pedía lo sacara de su momento de relax).
- ¡Es lo mismo! No sos vos el que se puso más flaco sino yo la que subió de peso, vamos a ver si todavía podes… esto no va a quedar así. – Expresó con decisión, incorporándose y posicionándose de pie, sobre una de las piernas de su padre, sin apoyarse en esta, sino teniéndola entre rodilla y rodilla… su padre vio como no solo por detrás el bikini se le pegaba a su candente piel, por delante también la telita le envolvía la galletita boca de dama como un envoltorio envuelve un bombón.
- Amor, no quise insinuar que estas gorda, creciste, nada más que eso ¿Vos queres crecer y seguir pesando lo mismo? Ja, el sueño de medio mundo. – Aunque su padre se negaba, Tamara mostraba las manos abiertas y su padre las tomaba entrelazando sus dedos, como era costumbre, se jugaba tomados de las manos, aunque era muy generoso llamar juego a eso.
- ¿Y? Dale, haceme ico. – Lo presionó sentándose sobre su muslo, con su sexo casi pegado a su piel, lista para saber si su padre podía levantarla como antes. La verdadera incógnita era saber si la cadera de Gustavo iba a aguantar más que la reposera.
- Bueno, uno rapidito que no sé si alguien está mirando. – Acepto levantándose las gafas, sintiendo a su hija frotar la empanadita contra su muslo… de no ser por esa condenada bombacha habría contacto piel con piel. - ¿Lista?
- Lista… ¡Arre, arre!
Y ambos comenzaron a cantar la clásica canción “Ico caballito vamos a Belén, que mañana hay fiesta y pasado también…” Como seguía la canción, Tomás no lo recordaba, ni siquiera sabía si alguna vez la cantaron completa, lo que si recordaba muy bien era haber visto todo desde el pasillo del hotel en el piso superior, el que daba a la piscina. Allí, tras el cristal siendo azotado por la lluvia tenue, vio a su papi y a su hija jugando ese tonto juego de niños en los que ella simulaba montar un caballito que en realidad era la pierna de su padre.
Claro que antes él podía levantarla con una pierna extendida sin problemas, ahora era Tamara la que se impulsaba desde el suelo dando saltitos suaves pegada al muslo de su padre, que veía como la telita húmeda de su bikini se le pegoteaba al muslo, veía los pechitos incipientes bambolearse y sentía el peso de su hija contra toda su pierna.
- ¡Ay, para papi que me tengo que acomodar la bombacha!
- ¿Padre? Soy un caballo, mí no entender el lenguaje humano… - E imitó el relinche (la pobre imitación de un relinche) haciendo reír a su hija.
- ¡Aaay se me corrió casi toda, pare señor caballo! ¡Pareeeee! – Se preocupó de verdad intentando soltarse para acomodar su ropa interior para que no vea más que medio gajo de su duraznito inmaduro, aunque como su padre (que no le soltaba las manos entrelazadas) podía ver con claridad, su duraznito ya tenía una fina cubierta de pelusa rizada que se sentía con cada roce contra su piel.
Tammy se dejó caer sobre Gustavo para terminar con el juego y entre risas de comercial de dentífrico y cosquillas de escena emotiva en película de acción (antes de un secuestro, muerte o desastre).
- Papi, se me corrió toda… ¡No veas! – Le recriminó mientras con una mano entre las piernas se acomodaba su ropa interior estando reclinada sobre él, con un brazo en el respaldo de la reposera mientras él le hacía cosquillas…
Tomás lo vio todo desde lo alto, desde su lugar Tamara estaba casi en 4 sobre Gustavo. No dejaba de pensar que cualquiera que los observara realizando ese… “jueguito” podía denunciarlos a cualquiera por actos de indecencia. Detrás del monótono sonido de base de la lluvia casi que se escuchaba el golpeteo de la cadera de Tamara contra el muslo de Gustavo… “Plaf, plaf, plaf, plaf…”
Sabiendo que podían correrlos a todos del hotel por ese comportamiento, se refregaba la frente mientras el cristal de la ventana lo reflejaba de un lado y del otro, le mostraba aquello que tanto envidiaba sin saber bien porqué… no porque quisiera montar nada, mucho menos algo de su padre, eso lo tenía en claro, sino porque sabía que él nunca tendría una atención afectiva similar de su padre por el simple e irrefutable hecho de no ser el hijo favorito.
De regreso al presente, a pesar de que tantas cosas habían cambiado, otras no. Tammy seguía siendo la favorita y seguía montado a su papi. Tomás ahora veía a la vida como un círculo. Todos tenían que comparar a la vida con algo mundano y la analogía de la caja de chocolates ya había sido tomado algunos años antes. Su hermana nunca dejo de querer montar a su padre, solo que ahora llevaba puesta una tanga diminuta, no le importaba que se corriera a un lado y la verga de su padre estuviera por fuera, frotándose en la raja de su vagina lista para entrar y ni bien el hombre posicionó sus manos en sus glúteos grandes, abriéndolos de par en par, se dejó caer enfundándose como una vaina en la polla que la procreó.
- Oooh, oooh mmmmm, papi, que dura.
Tanto Sandra como Tomás lo vieron, ni bien la pija estuvo ensartada, cerró el culo de Tamara como si fuera un bloqueo de seguridad, disfrutando de como su falo era aprensado, frotado, acariciado entre sus cálidas y húmedas paredes dadoras de vida, deliciosas en cada centímetro que frotaba su rabo.
Tamara subía y bajaba, subía y bajaba, cada tanto Gustavo la sostenía de las nalgas manteniéndola en alto, con el glande apenas apresado entre los labios vaginas y manteniendo el suspenso, la dejaba caer ensartándola como un croto a un bife de chorizo.
- Aaaah, mmm, papi… despacito, la tenés muy dura, aaah, aah, aaah, aaaah. – Chillaba llevándose un dedo a la boca como una bebota.
- Se siente tan rico… papito no se puede contener, vos lo sabes mi amor. – Le menciono en un susurró, extasiado con cada roce de su glande contra las paredes vaginales de su hija, ni habla de cuando llegaba al anegado tope. Sintiendo además el peso de su monumental culo contra sus manos, comenzó un peligroso bamboleó que podía significar el fin del legendario sofá. Este rechinaba como queriendo acompañar los gemidos de Tammy y se movía centímetro a centímetro por la sala.
- Mmm papi, papi, aah, aah, aah, aaaaah, aaaaah, uuuuh… - Comenzó a soltar cabalgándome a una velocidad creciente sin importarle en lo más mínimo que el sofá en forma de “L” estuviera sosteniendo 4 cuerpos a duras penas (aunque Sandra permanecía arrodillada en el suelo).
Sandra cabeceaba dándole una muestra de todo el repertorio que la mujer tenía a la hora de mamar. Se sabía la del remolino, en el que cabeceaba girando la cabeza estirando el cuerito de la verga como una tuerca en un bulón. Se sabía el carpinterito, dando cabezazos cortitos y rápidos como si quisiera picar madera, cubriendo solo el enrojecido glande y la mitad del tronco mientras succionaba con fervor. Y por supuesto, la favorita de Tomás, la garganta profunda, donde se llevaba la verga hasta las cuerdas vocales y la mantenía allí, como queriendo tragarla hasta liberarla de súbito, salpicando espesos chorros de saliva por todos lados.
- Aaaah, aaaah, que rico comerse una pija tan linda, a medida de mi boca, parece que la confeccioné perfecta para mí. – Le confesó mientras pasaba al modo manual, con las manos todas pegoteadas y el rostro rojo del esfuerzo. – Siempre que chupo una pija tan rica siento que el tiempo se detiene, me lleva a otro mundo.
Gustavo también estaba en su mundo: tenía el rostro escondido entre las tetas de Tamara y se frotaba la cara contra ellas hasta que tuvo la genial idea de oprimirse el rostro entre las tetas usando sus manos, como si fueran una suave prensa del placer.
- Así hacía el Maestro Roshi contra las gomas de Bulma en los primeros episodios de Dragon Ball… paffu-paffu, paffu-paffu… - Tiró el datazo sin dejar de bambolear su cuerpazo sobre el cuerpo de su padre. Solo ella podía recordar esos momentos tan oscuros en la cronología de las bolas del dragón en una situación así.
- ¿Te están distrayendo? – pregunto Sandra, que observaba de reojo a la verga de su esposo perderse entre los monumentales glúteos de Tammy y escuchaba como le chuponeaba las ubres lecheras. – Parece mentira, todavía me sigue pareciendo un espectáculo surreal verlos así de unidos… igual podríamos estar más unidos todavía.
- ¿A qué te referís? Me parece que somos una familia bastante unida.
- Siempre se puede estar un poco más juntos. - La escultural mujer lamió el pene de su hijo desde su nacimiento hasta el glande y soltó un esputo espeso y blancuzco sorpresivo en su extremo que no se molestó en esparcir, quedando este como una ameba en la cima de una piedra en marea baja… o como la crema sobre una frutilla para ser más poéticos.
- Ya está lubricada, bombón. Ahora seguime… tengo una idea. – Le susurró misteriosa.
El corazón de Tomás dio un vuelco, si era lo que tenía en mente tenía una madre diez veces más pervertida de lo que imaginó, y a esa altura del partido ya era decir suficiente. Si no se trataba de lo que pensaba, entonces el pervertido cabeza sucia sin remedio era él.
Tomándolo del rabo como si sacara a pasear a su mascota, Sandra le indicó a Tomás que se pusiera en pie y lo guío hasta Tammy y Gustavo que no dejaban de coger.
- Ejem, perdón, Tomás también quiere jugar. No me gusta que dejen a mi bebé afuera. – Expresó la rubia y tomando a su hija del culo, le separó las nalgas hasta que el ano pasó de ser un asterisco nudoso a un orificio con un jugoso centro rosado visible.
- Oooh Dios. – Susurró Gustavo, que como despertando de un sueño comenzaba a darse cuenta de la situación. Su verga iba a tener compañía en el departamento contiguo a la vagina.
- Mamá… ¿Queres que… - Se mostró dubitativo Tomás, hipnotizado por el ano de su hermana como si lo viera por primera vez. Al menos que sea su madre el que se lo presente así era algo que no se veía todos los días.
- Si van a meter algo ahí antes quiero lubricación. Son las reglas. – Exigió Tamara con decisión, al parecer no muy preocupada por lo que iba a ocurrir, casi como aceptando que era algo inevitable.
- Nunca hicimos una doble penetración, no sé si vas a aguantar, más después de que tu último anal te dejo tan… lastimada. – Mencionó Tomás recordando cual había sido la última vez que su hermana habilitó el paso por colectora: cuando tuvo la maravillosa idea de experimentar con la prostitución exprimiendo la billetera de Don Roque y la que terminó exprimida fue ella.
- Ya pasó bastante tiempo, ototo-san, ya estoy lista siempre y cuando alguien me lubrique bien. – Exigió dedicándole una mirada directa a su madre. – Esta muy sudado y calentito, pero no es suficiente. Ah, y no sé cómo estaré adentro, no quiero quejas ¿Ok? Mi fábrica de bombones no los hace de chocolate precisamente.
- Bueno, bueno, mami se ocupa. Deja a tu nena quieta unos minutos amor que tengo que prepararla bien. – Aceptó Sandra arrodillándose debajo del culo de Tamara, tan grande que le hacía sombra.
- Como digas. – Aceptó Gustavo, excitado por la situación y tentado por el último comentario de su hija.
- ¡Espera! – Arremetió de repente Tomás. – Mama… no necesitas arrodillarte en el suelo, podes sentarte acá así estás más cómoda. - Propuso señalando su rostro. – Quiero estar ocupado mientras preparas a Tammy, además, así la mantengo dura para cuando llegue el momento.
- ¿En serio? Bien, espera que mami se ponga cómoda.
En un pequeño intervalo, Tomás se posicionó acostado en línea recta hacia ellos boca arriba mientras Sandra se despojaba de su ajustada calza de yoga y se retiraba la minúscula tanga de encaje anaranjada, frotándosela en la vagina hasta dejarla toda ensopada. Cuando su hijo desde abajo iba a preguntar porque se refregaba su tanga en toda su concha y el culo, está la metió en la boca a su hija hasta el fondo, empujándola hasta la garganta con su mano ante la atenta mirada de Gustavo, que veía como un hilillo de saliva caía como una soga de alpinista desde el mentón de Tammy.
Gustavo desde abajo, sin poder contenerse, sorbió el chorrito de baba que caía de su hija como si chupara el último fideo de la sopa.
- Mami te va a lubricar bien la colita, después no quiero quejas de ningún tipo, ¿estamos?
Tamara, entre sorprendida e intrigada rodeada de sus padres en modo dominante, asintió con una expresión lastimera en el rostro, como la última cachorrita que quedaba en el refugio rogando por ser adoptada.
Así, Sandra se acomodó bien con la concha sobre la boca de su hijo, frotándose bien hasta sentirse cómoda sobre su impúdico cojín viviente. Sintiéndose lista, ahora con las nalgas de su hija siendo abiertas por las manazas de su padre, tenía el ano oscuro y dilatado entre ceja y ceja listo para ser profanado con su boca, y sin escupirlo antes ni otro preámbulo, la madre conectó sus labios al orificio astringente y pujó lo más que pudo para invadir el culo con su lengua, que no tardó en hacer remolinos en su interior logrando poner los ojos de Tammy en blanco del placer.
Hermana insaciable
- Mmmngh, mmmmngh. – Balbuceó Tamara aún con la tanga empapada que había usado su madre en la boca, hasta que se la retiró para expresarse. – Mamá… no pensé que fueras tan cerda, Diosssssss.
- Cuando fuimos con mi bebé a la casa de Nayla ella le metió los dedos en el culo hasta el fondo y después sin preguntar me los paso por toda la boca, estas cosas no son nuevas para mí. – Expreso en una pausa a la comida desaforada de culo. Lo tenía abierto de par en par frente a ella y no dejaba de hurgarlo con su lenguas y labios.
- Es que te escandalizó tanto lo que pasó con Roque.
- Eso fue en otra escala, mami se preocupó por vos y se arrepintió, igual ya zanjamos ese asunto, ahora tengo otra zanja de la que ocuparme…
- Oooh, oooh, mmmm. – Se enloqueció Tammy poniendo los ojos en blanco cuando, además de sentir la lengua de su madre hurgándole el ano, su padre volvió a arremeter contra sus tetas succionando un pezón mientras lo presionaba con su mano como si fuera una bota de vino.
Abajo en la cadena alimenticia familiar, Tomás estaba tan concentrado en reconstruir la escena del delito sobre él como en saborear la deliciosa matriz que lo trajo al mundo, de izquierda a derecha, de norte a sur, no dejaba de refregar su boca y su lengua por la pulcra vagina de genes alemanes de su madre, mientras que con sus manos inquietas busca sus tetas para juguetear con ellas, apretujándolas, masajeándolas y buscando los pezones que lo alimentaron en su más tierna infancia.
- Mmmm mi bebé, que coordinación que tenes, pareces un pulpo llenándome todo el cuerpo de placer.
Y precisamente hablando de criaturas enrevesadas, cuando más entrelazaban sus cuerpos, cuando más se enroscaban unos con otros formando un mismo ser, a Tomás más le venía a la mente la polémica película “El ciempiés humano”, película que vio por primera vez junto a su hermana y con la que también disfruto de sus secuelas.
Aunque su favorita era la primera por su simpleza y la crudeza con la que explayaba su simple premisa, Tammy prefería la agudeza visual y el carisma del protagonista de la 2da de la saga. Al menos ambos coincidían en que la 3era era un espectáculo grotesco y excesivo carente de originalidad y calidad, la peor de la trilogía.
Dejando toda comparación de lado, cualquier similitud que hubiera con la realidad, Tomás sabía que en algo ese ciempiés era superior a cualquiera visto en el cine y era que compartían tanto material genético como era posible. Con su hermana eran piezas emergidas de la misma matriz, progenitores y su progenie amoldando sus cuerpos, uniendo bocas a orificios impúdicos, arrastrando manos en cavidades prohibidas, respirando el mismo aire viciado de las sustancias que afloraban de sus cuerpos y reciclaban una y otra vez, alimentándose, deglutiendo y digiriendo sustancias provenientes de un cuerpo y del otro, en especial en el caso de Gustavo, que siempre encontraba algo de leche en su vaquita favorita y si no había, tenía al suficiente paciencia como para seguir chupando hasta sacar algunas gotas.
- Aaay papá, chupa despacio, si están vacías, están vacías… - Se quejó Tammy en un prolongado jadeo.
- Papi no se puede controlar, no puede dejar de chupar las tetas de su nena. – Expresó pasando de una (a la que dejó colorada y con los pezones inflados) a la 2da, la que apretó enfático y se puso a amamantar. – Chuick, chuick, chuick, chuick, chuick…
- Mmm aah, aaah, aaah uuuuh.
Aunque las fuentes de alimento variaban, las onomatopeyas no. Tanto Sandra como Tomás tocaban los mismos instrumentos y hacían sonidos parecidos. La mujer sopleteando el saxofón oxidado con ganas, metiendo su lengua lo más profundo que podía en el ano grisáceo y dilatado de su hija, casi olvidando que solo debía atenerse a prepararla para un anal, Sandra invadía el anillo astringente tan profundo como podía casi con la auténtica intención de hacerle un enema. Debajo Tomás, seguía buscando y rebuscando dentro de la vagina de su madre su primer hogar, como deseando volver a él, con el rostro enrojecido de tanta fricción piel con piel y la boca chorreándose de más de 2 sustancias distintas.
Sandra introducía su lengua en el centro de la dona rosada e intentando escurrirla hacia su interior, la hacía zafar hacia los lados como si las pequeñas arruguitas fueran canaletas que la desviaban. Aunque ya estaba brilloso y reluciente de limpio, siguió con el anilingus de forma diligente compenetrada en disfrutar del placer prohibido de un beso negro de madre a hija.
- Es hora… está lista. – Expresó Sandra abriendo las nalgas de Tamara y dándole una sonora nalgueada. La escarapela estaba que se chorreaba de saliva, brillaba tanto que podía devolver el reflejo como uno de esos pequeños espejos de muñeca. – Y como dije no quiero quejas, si vas a ser la pareja de mi bebé tenés que satisfacerlo de todas las maneras posibles.
- Como si no me hubiera hecho la colita antes… - Susurró Tammy observando hacia atrás en busca de su hermano. Si iba a ser cogida por su culo al menos quería enterarse de cuando ocurriría.
Tomás se incorporó relamiéndose, con la boca remojada en los jugos provenientes de su madre, ante él tenía una vez más el ano expuesto de su hermana listo para sodomizar, sin embargo, era la primera vez que lo haría con la verga de su padre colmando el compartimiento contiguo, la primera vez que lo haría ante la expectante mirada de su madre que, como para alentarlo, le besaba los labios en un jugoso beso francés antes del anal.
- ¿Estás listo? – Le preguntó Sandra una vez que despegó su anti higiénica boca de los labios de su hijo agarrando los glúteos de Tammy desde la zanja para separar sus carnes lo más posible. Tomás tardo unos segundos en responder, tenía tantos sabores y olores en la boca que sentía que viajaba tras drogarse con hongos alucinógenos, los labios de su madre le habían pegado como una patada de caballo.
- Eeeh, sí, por supuesto… ¿Estás lista, hermana? – Preguntó, aunque era más un tecnicismo que una preocupación legítima. No importaba cuanto chillara o se retorciera, iba a ser doble penetrada y eso estaba gravado en piedra.
- Como si tuviera opción. Mami quiere que me rompas el culo, así que me lo voy a tener que aguantar.
A todo esto, Gustavo, que por su posición no podía ver nada (estaba cubierto casi al completo por el exuberante cuerpo de su hija) mantenía devoto silencio, mientras tuviera esas ubres lecheras frente a él y la vagina de su hija fundiéndose contra su tronco, no tendría nada de que quejarse.
- Tommy, dale… no me hagas impacientar.
Al mirar hacia abajo no supo si lo dijo con su boca o era que su ano había aprendido a hablar. El orificio estaba abierto como una pequeña boca sumida en un ruego de pija eterno. Sin hacer esperar un segundo más a sus ansias de tragar carne a contramano, Tomás frotó su glande en la escarapela de cuero, rozó su centro, sus contornos rugosos y una vez que recolectó la humedad a su alrededor como una esponja, lo presentó en el centro del ano y comenzó a pujar.
A diferencia de otras oportunidades, el anillo cedió rápido y como la boca de una aspiradora, se chupo su verga hasta que Tomás sintió el glande abrazado completamente por carne caliente y latiente. Había entrado en un solo movimiento, limpio y sencillo, sin dudas ese culo era una segunda boca que clamaba por una pija que colmara su hambre.
- Nnnnhg, mmmm una nunca está preparada uuh, uuuh, uuuuuh… - Exclamó la morocha con los ojos bien abiertos mientras su padre, inmóvil, veía las curiosas expresiones faciales de su hija.
- Eso es, buena nena, sea una buena nena y coma pija por el culo… - La alentó su padre atenazado a las bamboleantes carnes de su cadera como si temiera que lo sacaran de su sitio de privilegio.
Tomás fue empujando y retrocediendo poco a poco, sintiendo todas esas deliciosas y contradictorias sensaciones que el sexo anal ofrecía. Por empezar, la lubricación con saliva sobre la escarapela era una ilusión. Adentró esa salivita dejaba de surtir efecto y lo más probable era que empezara a arrastrar sedimento y toda lubricación se volvía nula. Tampoco sabía hasta donde se abrirían las compuertas internas, por lo que tenía que abrirse paso con paciencia, con trabajo y además, estaba más apretada y caliente que nunca.
- Oooh, Tammy, lo tenés tan calentito, se me derrite.
Tomás comenzó a pegarse cada vez al cuerpo de su hermana, sintió el olor de su piel, de su sudor, sintió como su cuerpo estaba niveles febriles de temperatura. Era como acercarse a un núcleo de plutonio inestable a punto de hacer volar todo a la mierda. Su padre debajo de ella era el que más se estaba fumando el olor a sudor de esa lujuriosa mujer, acalorada como cubana bailando en las calles de la Habana, y sin dudas lo estaba gozando.
- Oooh Dios, oooh, Dios… mmmm, aah, aaah, aaaah, uuuuh. – Comenzó a gemir una vez que Gustavo abandonó su postura pasiva y comenzó a menear su cadera, provocando que sus dos cavidades se llenen y se vacíen, se llenen y se vacíen como pistones de un motor rotando por acción de la combustión interna al unísono, bombeando de forma rítmica hasta que, provocándole un cortocircuito de placer, ambas vergas la penetraron afondo al mismo tiempo. De no ser por las delgadas capas de piel que separaban el recto de la vagina, ambos glandes se hubieran encontrado a la altura del ombligo de Tamara.
Las manos de ambos se agarraban de donde podían, le apretaban el cuerpo a medida que la penetración se descontrolaba. Tamara se sentía la carne remojada de un sándwich de lujuria con más calorías que el desayuno de un fisiculturista. Ambos hombres oficiaban del pan que la envolvía, que la amasijaban y pronto le echarían la salsa adentro.
- Uuuuhg. – Bufó Gustavo desde abajo, sintiendo como de repente la vagina se apretaba víctima de una contracción violenta mientras Tomás, por detrás, sentía lo mismo. El ano le estaba serruchando el tronco amenazando con caparlo de tanto que lo contraía, sin dudas su hermana ya había perdido el control de su orificio y este se cerraba con una fuerza inusitada.
- Joder, que apretado tenés el culo, hermana. – Expresó apoyando la cabeza sobre su hombro izquierdo sin dejar de empujar su verga a contramano por su recto.
- Aaah, aaaah, aaaah me parten en dos, brutos… bestias, aaaah. – La vio gemir con los pelos negros todos pegoteados en la cara, incluso en la boca, sin importarle. La sensación placentera y dolorosa de dos vergas llenándola de carne familiar eran demasiado resonantes como para preocuparse de su peinado. Siempre uno de sus agujeros era llenado de carne y a veces, cuando se llenaban al mismo tiempo a tope, le hacían respingar del placer.
Gustavo la tomó de la nuca y llevo la boca de su hija a la suya para ahogar sus gemidos en todo lo que duro ese lascivo beso, después fue Tomás el que le hizo girar la cara para lengüetearle los labios y la lengua por fuera por varios minutos, por último, Sandra se inclinó contra su hija para tomarla de los pelos y comerle la boca como nunca antes, pasándole la lengua hasta por la nariz, compartiendo el olor y el sabor que su propio culo le habían dejado impregnados y parecía que ni en una semana se le iría. Los tres por turnos estaban zamarreándole la cabeza para compartir los sabores y los olores de sus bocas con la agasajada, la reina del harem familiar.
Completamente idos de toda realidad, siguieron satisfaciendo a la morocha insaciable con besos de lengua intercalados, con caderazos que además de batirle todo adentro, comenzaban a mover el sofá de un lado a otro hasta que, como si se comunicaran telepáticamente, ambos hombres apretujados contra ella la levantaron para darle caña de parados, como dos animales desbocados, le dieron bomba por delante y por detrás mientras Sandra miraba ambas vergas avanzando y retrocediendo faltas de sincronización y de toda consideración por los castigados orificios de Tammy.
- ¿Te gusta mi amor? ¿Esto quería mi nena, que le llenen los agujeros de carne? – Preguntó Gustavo, que estaba haciendo un esfuerzo sobre humano para sostener a su hija en brazos sin que se le saliera la pija de la resbalosa concha.
- Uuugh, uuuuh, uuuuh, hermanita, no te caigas que me quebras la pija… joder, voy a tener que volver al gimnasio, no te aguanto. – Mencionó desde atrás Tomás, rojo como un tomate dándolo todo por colaborar en sostener al cuerpazo de su hermana sin dejar de penetrar el ano.
- Gracias, aaah, aaah, aaaah, aaaah, aaah, sí, sí, siiiiiii, esto es lo que quiero, llénenme con sus vergas, llénenme con su leche… aaaaah, aaaaaah, uuuh DIOS.
- ¿Duele mucho? – Intervino Sandra desde un costado, observando de cerca a su hija haciendo muecas de sufrimiento tratando de aguantar el intenso espadeo que ocurría dentro de ella. Las vergas parecían estar limando sus paredes internas, escurriéndolas como a esponjas mojadas, sacando algo de viruta cada vez que salían. En el suelo ya había gotas provenientes de las intensas corridas de Tammy y las piernas de ambos hombres estaban salpicadas.
- Sí nnnngh… duele mucho, igual prometí no quejarme y aguantar hasta el final… voy a aguantar como dije, mami... – Menciono mordiéndose el labio tan fuerte que se dejó una marca profunda.
- No te preocupes, mami te va a ayudar… Bebé sacalá un ratito, mami te la va a remojar así entra más fácil.
Tomás abrió los ojos como platos. Él mejor que nadie sabía el estado en el que estaba esa pija, sabía muy bien que al sacarla ocurriría un enchastre y su madre se arrodillaba y abría la boca esperando que le metiera esa verga toda sucia hasta la garganta. La excitación los estaba llevando a lugares impensados incluso traspasando los límites de la lujuria.
¿Y es que acaso la palabra límites significaba algo a esta altura? Tamara estaba siendo doble penetrada por su padre y su hermano al mismo tiempo, la vara para ellos estaba alta, muy alta y las cosas que para cualquier otro ser humano eran un escándalo de proporciones mundiales digno de ser transmitido por CNN, para ellos empezaban a ser rutina. Sandra incapaz de permanecer en el molde y ser una mera espectadora, estaba decidida a robarse parte de la atención a su manera, aunque eso signifique llegar más lejos que nunca.
- No es buena idea… la tengo toda sucia, ya sabrás a lo que me refiero… - La alertó Tomás, que pensaba que su madre no estaba pensando bien las cosas.
- Mami está esperando, dale, sacala un ratito, mami te la refresca toda… dale. Vas a ver que rico se siente. – Insistió y mirando tanto a su hermana como su padre, obedeció.
- Esta bien. Aunque es mejor si cerras los ojos… es mejor que no la veas.
Sandra cerró los ojos y abrió la boca como desaforada, hasta que se le vio la campanilla. Tanto Gustavo como Tammy se detuvieron incapaces de perderse algo así. Tomás de a poco fue retirando la verga del culo de su hermana, viendo como el ano, abrazado al tronco, se estiraba como una pequeña manga, despacito tanto para no descocerle el recto como para que no se caiga nada impúdico al suelo, Tomás la retiró y una vez afuera, tan calentita como olorosa, la llevó a la boca de su madre y esta la succionó.
- Oooh mami, que cerdita, por Dios… nunca creí que harías algo así. – Mencionó Tomás, tomándola de sus cabellos rubios viendo como cabeceaba su verga toda pringosa. La mujer tenía el ceño fruncido como una chiquilla caprichosa a la que le obligan a comer sus asquerosas verduras, sin embargo, se bancaba el sabor, se bancaba el olor y cabeceaba sin miedo, sonrojada, de manera profunda y constante.
- Sluurp, sluuurp, sluuurp, haaack, ggggck, aaaaack… - Hizo algunas arcadas cuando sintió a sus sentidos, en especial el del gusto, sobrepasados ante semejante prueba de fuego, prueba en la que ella misma se metió.
- Te lo dije. - Tomás fue sintiendo como la saliva refrescaba su verga y lo iba limpiando a medida que se chorreaba por la comisura de sus labios, directo a sus tetas, la temperatura iba bajando de a poco, meter su verga así de hirviendo en su boca fue como sumergir una pieza de acero al rojo vivo al agua, aunque para desgracia de la experimentada mujer, eso no hacía más que excitarlo en demasía, por lo que no pudo contenerse y tomando a su madre con ambas manos, comenzó a mover su cadera para penetrarla, llegando a fondo, sintiendo la laguna de saliva en su boca remojándole la verga desde el glande hasta el nacimiento del trono.
- Oooh, oooh, oooh, mami, mami, que bien la chupás… ooooh, ooooh, ooooh. – Gimió ido por completo, sin importarle ni un ápice la integridad de su madre, obligándola a tragar todo, sin siquiera respirar.
- Ahora sabes dónde heredaste todo esto. – Le susurró Gustavo a su hija. – Ahora estas conociendo la verdadera cara de tu madre, la que ocultó por demasiado tiempo.
- Que lindo no tener secretos entre nosotros. – Continuó Tamara, hipnotizada con la imagen de su madre mamando la verga de su hermano fuera de control, entregada por completo a la fellatio más sucia que realizo en toda su vida. – Entonces ahora que no hay secretos y nos mostramos tal como somos, tienen que saber que esto no es suficiente para mi…en mi cuerpo hay lugar para recibir amor de uno más.
- ¿Cómo que no es suficiente? ¿Querés que mami se ponga la cinturonga y te demos de a 3?
- No, el plástico no me genera nada, quiero carne, quiero una verga de verdad que me dé su leche y aunque estoy contenta de tener a mi papi y a mi hermano llenándome, cogiéndome la concha y el culo… – Y como si fuera una escena guíonada, Tomás retiró la pija humeante de la boca de su madre toda salivada, toda brillosa como baranda de bronce y la volvió a introducir en su culo en un solo movimiento, limpio en todo sentido, con la sencillez de un pie de dama deslizándose en una media de seda. Tamara prosiguió: - Uuunnngh… aunque amo como me cogen, acá falta una pija y todos sabemos bien la de quien.
Gustavo asintió mientras volvía a menear su cuerpo para penetrar a su hija.
Sandra, que se había quedado tildada procesando la locura que había realizado, incapaz de determinar si le excitaba o le daba asco el sabor que tenía impregnado en la boca, también supo de quién se refería.
- Entonces tenemos que esmerarnos en el concurso de cosplay así nos llevamos los primeros lugares. – Intervino Sandra. – Estoy seguro que si le pagamos todo vamos a ser una familia completa de nuevo…
Tamara asintió complacida. Aunque no faltaba mucho para llenar el frasco de los ahorros secreto y cumplir el cometido, su madre estaba en lo cierto. Si alguna de las dos ganaba el premio en efectivo de la WaifuCon el regreso del hermano “T” mayor era un hecho. Thiago tenía que ser recobrado por la familia a como dé lugar.
Mientras Tomás y Tamara procesaban la inminente llegada del hermano mayor de ambos, Gustavo los traía al presente, demostrando que podían estar cogiendo desenfocados, como seteados en piloto automático.
- Papi tendría que haber largado todo hace media hora… con esto de la doble penetración hice lo que pude para aguantar, pero hasta acá llegué… Estoy a tres minutos de largar todo y a cinco de un paro cardíaco, así que terminemos ¿Estás listo campeón? – Le preguntó buscando la aprobación de su hijo como un padre fraternal de película yanquee a punto de hacer un lanzamiento de béisbol especialmente veloz.
- Dale viejo, terminemos, llenémosla de leche. – Aceptó agarrándose fuerte del cuerpo de su hermana mientras su padre hacía lo propio. Ambos la tenían levantada de las piernas con fuerza y distribuían el peso listos para la arremetida final. Pegados a ella, Gustavo contra sus tetas y su cadera, Tomás contra su espalda y su culo, sintiendo ambos sus testículos rozándose cada vez que hacían tope… comenzaron la bombeada final.
- Aaaah, aaah, aaaah, sí, sí, llénenme a la vez, quiero que dejen su semen tan adentro como puedan, mi papi en mi vagina, y mi hermanito en mi culo aaah, aaaah, uuuuh, nnnngh.
Gustavo la agarró de las nalgas hundiendo sus dedos como en masa pastelera, pronto a eyacular, Tomás detrás, hizo lo propio y sintiendo como la verga contigua se ponía dura, movió su cadera como taladro neumático hacia arriba hasta hacer salir chispas de ese culo todo castigado.
- Aah, uuuf, sí, nena, si, te lleno toda, sí, sí, mmmm… - Gruño Gustavo sintiendo a su verga hacer tope y endurecerse colmando la vagina de su hija… le glande estaba presionando contra el cérvix y su meato coincidía con el orificio de entrada de su útero.
- Nnngh, nnnngh, nnnnngh, no puedo más… me vengo, me vengo en tu culo, hermana nnnnngh… - Completó Tomás, también con la pija toda amatambrada entre esa carne inflamada de tanta fricción, el cabezal de su verga estaba tan pronto a tapizar el recto de Tammy como su padre de venirse todo adentro de su vagina.
- Oooo, ooooh, AHAHAHAH. – Gimió Tamara arqueando su cuello hacia atrás casi dándole un cabezazo a su hermanito cuando ambas vergas se tensaron en su interior haciendo tope y comenzaron a soltar todo el pendejerío crudo dentro suyo. Las que decían que el semen no se sentía al rebotarle adentro como balines era porque no habían sido llenadas apropiadamente como ella, que sintió como el esperma calentito comenzaba a chorrearle por ambos agujeros de inmediato y cuando la dejaron en el sofá y descorcharon sus agujeros al unísono, la espuma de la sidra caliente se rebalso directo al tapizado. Sus dos agujeros, como respiraderos taponados, empezaron a soltar chorros de leche de hombre que se caía por la zanja de su culo mezclándose el caudal de su padre con el de su hermano formando uno. Tamara, extasiada de placer, separo las piernas para que todos los allí presentes vieran la obra de arte de sus agujeros dilatados y enlechado, ella con los ojos cerrados como en trance, con el cabello negro pegoteado en todo su sudado rostro, gozaba de ser el vertedero de semen de sus machos, el botadero de esperma, la puta de la familia.
Los celulares volvían a sonar y nadie los atendió. Ni el de Tammy, ni el de Tomás, Sandra o Gustavo. Ivonne, cuyo tiempo se había acabado, se preguntaba cuando volverían por los gemelos sin saber que del otro lado de línea Tomás se había trepado al sofá y en posición de ranita sobre el torso de su hermana, le hacía limpiar la verga metiéndosela en la boca para que de paso se bebiera las últimas gotitas de semen que le quedaron rezagadas en el tronco… sin saber que Sandra tampoco atendería, porque más sumisa que nunca, como una meretriz de la antigua Roma, le sacaba lustre al falo de su esposo decidida a su labor de limpieza de vergas sin importarle ni un ápice si estas estuvieron en una concha o un culo antes.
En esos momentos el mundo entero podía esperar, porque el mundo entero se esfumaba como una cortina de humo de espectáculo. Cuando la familia se reunía a compartir sus mejores momentos, los más especiales, los más impensados en una familia, era cuando el telón del mundo bajaba, las funciones de Tomás y Tamara se volvían sagradas y pronto todos los personajes de la obra subirían a escena para dar el acto principal.
Aunque antes de sumar intérpretes, quedaba un compromiso ineludible: WaifuCon, con el nuevo juguete de Tamara, Hernán, sus amigos que creían que era su novia y sorpresas, muchas sorpresas.
Continuará…
Recuerden, comentar y puntuar es agradecer, hasta la próxima!
Si de por mi fuera me metería en la Sala del Tiempo y saldría con todas las historias terminadas para subir una cada fin de semana, lástima que la realidad es otra y entre el trabajo y las obligaciones cada vez se tiene menos tiempo para un hobby que requiere tanta dedicación y tiempo.
Si les gustó les agradecería a mil que dejaran sus puntos, un comentario, lo que sea que ayude y me motive a continuar. Por cierto, tenía en mente que fuesen 11 capítulos como en las temporadas 1 y 2, pero faltan varias cosas que contar y no sé si me van a alcanzar otros 3, veremos si se extiende un poco más… faltan sucesos importantes.
Momentos familiares
- ¡Escuchen, escuchen, a ver Sakura, repetí “Pikachu, Pi-ka-chu”! – Intentó como por 3era vez Ivonne, que juraba y perjuraba que había dicho su primera palabra.
- ¿No la gravaste antes? Capaz después nos podés mostrar un video… – Preguntó Tomás, sentado en el sofá del living en casa de sus padres, donde junto a su hermana, atendían una llamada de Ivonne pensando que sería una emergencia.
Se sentía raro hablar con su prima por videollamada sobre las primeras palabras de sus hijos en ese sofá debido a que tenía un historial de pecados encima más largo que el de videos de castings de Brazzers... al menos en defensa de ese legendario sofá, todo lo acontecido en él habían sido asuntos laborales. Aunque su prima no sospechaba nada, Tomás estaba incómodo hablando sobre sus hijos allí, era como relajarse a ver televisión en medio de un incendio o comer pastas en la ducha, no se sentía en el lugar apropiado para lo que hacía y no tenía escapatoria.
Ivonne comenzó a notar algo raro en el papá de las criaturas, como un dejo de impaciencia para que terminara con ese comunicado de último minuto.
- Igual te creemos, no la presiones a mi Saku que se pone nerviosa. – Se compadeció Tammy, que estaba con la cabeza pegada a su hermano, aunque esta no estaba sentada, sino inclinada sobre el respaldo desde atrás con su torso apoyado. – Cuando lleguemos después podemos seguir intentando, aunque lo más seguro es que quieran ocupar sus bocas con estas jeje… - Observó agitando sus dos grandes ubres colgantes, casi desprendiéndose de un top de lana.
- ¡Les juró que dijo Pikachu! Les estaba cantando el pokerap para que se entretengan y…
Ante los padres (aunque teléfono de por medio) ocurrió el milagro y Sakura, algo apresurada, algo por casualidad, abrió la boca y balbuceó un galimatías más o menos parecido al nombre de ratón eléctrico.
- ¡Paahachúuu!
- ¡Awwww me muero, Saku, lo hiciste mi reina! – La felicitó a la distancia su madre.
- ¡¿Vieron, vieron?? ¡Se los dije! – Se los echó en cara Ivonne ya que los tenía en vilo hacía quince minutos con esa video llamada jurando y perjurando el hito verbal de la bebé. – Ahora falta que le enseñe una a Hiro, me parece que es un poco más remolón.
- Hiro no es tan hablador, hay que tenerle más paciencia. – Informó Tomás.
- ¡Sí, me di cuenta! Es muy vos, jaja no sé por qué tanta coincidencia, aunque Saku tiene el pelo de Sandra y los cachetitos de la madre… Hiro en cambió es un mini Tomás con…
- He, dejemos el jueguito de los parecidos, ellos son ellos, no me gusta que me los desmenucen como si fueran dos fusiones. – La paró en seco Tomás, ya algo cansado de la videollamada… y no era para menos… aunque su prima no lo notaba por la perspectiva de la cámara, estaba sumamente ocupado.
- ¡Eeeeu, que mala onda, encima que les comparto este momento familiar! Por lo que veo ya ni ropa se están probando. – Observó Ivonne viendo que Tammy ni siquiera parecía estar usando un cosplay.
No podía ser más cierto. Aunque habían buscado varios conjuntos de cosplay antiguos desperdigados de forma desordenada en cajas húmedas en el sótano, entre que varios no le entraban, los mejores habían sido vendidos y muchos de los que quedaban estaban incompletos o demasiado desordenados, los pocos que estaban en condiciones no eran cosplays en sí, sino más bien lo que ella llamaba “puticosplay”. Versiones menos dignas híper sexualizadas con una ligera reminiscencia a un personaje conocido…
Por ejemplo un puticosplay de Isabelle (o Canela para los hispanohablantes) de Animal Crossing que consistía en unas orejitas y una colita amarillas de perro con un bikini verde manzana, un traje de maid (que podría usarse para casi cualquier personaje de anime) que Tammy usó para representar a Rem de la popular franquicia Re:Zero junto a una peluca de un celeste eléctrico. Una clase de cuernitos u antenas con un traje carmesí de corte militar que Tammy le dijo era de un viejo cosplay de Zero Two de Darling in the FranXX… y la lista seguía y seguía. Algunos remanentes de Ryuko Maoti de Kill la Kill, el pulóver de Velma, el sombrero todo arrugado de Megumin de KonoSuba! Mavis de la película animada Hotel Transilvania y algunos bastante bizarros que los hacía más por capricho que otra cosa como la indumentaria rayada roja y blanca del elusivo Wally de “¿Dónde está Wally?”, un cosplay de Beerus el Dios de la Destrucción de cuando Dragon Ball Z volvió a los cines, unas orejitas grises de coneja, unas esposas y una indumentaria de policía sexy que armaban una Juddy Hopps de Zootopía humanoide súper putona entre tantos otros que eran difíciles de identificar y que Tammy, de colgada que era, ni recordaba a que personaje, concepto y disfraz pertenecían.
La cuestión es que estaban desordenados, ordenarlos para ver si podían completarlos les llevaría demasiado tiempo y algunos coplays resultaban insuficientes dado que consistían en orejitas de neko, pelucas u orejas puntiagudas. Eso explicaba porque estaba vistiendo un top de lana holgado negro, y fuera del ángulo de visión de su prima, unas medias largas oscuras, una tanga diminuta con alitas de murciélago que a duras penas podía ocultar su empanada ya sea porque era un conjunto viejo o porque la vagina de su hermana había detonado en algún momento.
- Es que nos distrajimos. – Admitió la morocha mientras Tomás seguía alunado y solo su hermana sabía por qué. – Al final por comodidad me termine quedando con un set de halloween de Mavis, aunque todavía estamos buscando las medias rayadas del conjunto…Si fuera por mi hermano estaría vestido como Wally, le encantaban sus libros. – Mencionó apretando la mejilla de Tomás como si fuera un niño pequeño, este en cambio había quedado algo ofuscado por un comentario anterior…
“No sé por qué tanta coincidencia, aunque Saku tiene el pelo de Sandra y los cachetitos de la madre… Hiro en cambió es un mini Tomás con…” había dicho su prima sin ninguna malicia como solían hacer siempre todos los familiares con cada recién nacido, no obstante, Tomás detestaba aquellos comentarios tan naturalizados sobre los parecidos de los bebés. Que tenían los ojos del padre, la nariz de la madre, la boca de la abuela, el pelo del primer perro de la familia, las manos del tatarabuelo… al final terminaban no siendo hijos de uno sino productos del Doctor Frankenstein. Ahora que se veía a sí mismo en la posición de padre y recibía esos comentarios todo el tiempo, al menos comenzaba a ceder un poco en ciertas coincidencias generales: Su hija Sakura tenía los genes arios de Sandra, su jovencísima abuela le heredó su piel blanquecina, detalle que se mezclaba con el rostro redondeado proveniente de su madre.
Hiro no obstante, como todos los varones de la familia, tenía el cabello oscuro combinado con el rostro afilado de Sandra, más rasgos propios de su padre, la disposición de sus pequeñas cejas, la mirada… Sin dudas era una amalgama familiar perfecta y no había que ser genio para saber el porqué; todo había quedado en familia, al no involucrarse 3eros, eran la viva imagen de Tommy y Tammy con un mix de rasgos de sus abuelos.
- Uh la puta madre, se queda sin batería, prima, ahora que lo decís mejor seguimos probando conjuntos, falta muy poco para el evento y ni siquiera elegimos uno. – Comenzó a cortarle la llamada Tamara, luego de disociar como por cinco minutos y perder por completo el eje de la conversación.
- Tammy tiene razón, mejor seguimos con lo nuestro, no te preocupes que a la hora acordada volvemos, mil gracias por compartirnos el momento Ivo
- Heee… okey, bueno, de nada, entonces nos vemos en un rato, sigan probándose, podes mandarme fotos para ver cómo te quedan o…
- Sí, sí, no te preocupes que después nos comunicamos. – Interrumpió desde atrás Tamara para estirarse y tras un saludo de mano insípido, cortar la interminable llamada ante una extrañada Ivonne que no comprendía del todo porque la extirpaban de súbito del momento familiar.
- Dios, por fin, me estaba costando hacerlo sin hacer ningún ruido. – Admitió Sandra, que llevaba varios minutos arrodillada entre las piernas de su hijo realizándole una jugosa, aunque silenciosa mamada de verga, por supuesto que detrás del celular, a salvo de su lente comprometedor. Había estado todo lo que duro la conversación vía celular lamiendo y escupiendo con cuidado de que no se le escape ni un jadeo.
- Acá yo la tuve más fácil, atrás de este culo es como estar en una cámara de grabación. – Mencionó Gustavo, que no había dejado de lamer y besuquear la jugosa vagina de su hija durante toda la videollamada.
- Me di cuenta, no paraste ni un segundo, me costó mucho poner cara de madre enternecida con tanta lengua metiéndose en mi concha. – Admitió Tamara, liberándose con un prolongado jadeo de la opresión de actuar. – ¡Es hermoso que nuestros bebés estén creciendo pero que inoportuna! ¡Justo cuando estamos teniendo un reencuentro familiar!
- ¿Pasó tiempo he? ¿Él último fue en mi cumpleaños? Creo que de ahí siempre estuvimos separados. – Reflexionó Tomás, acariciando los cabellos rubios de su madre mientras esta se metía un testículo en la boca y lo succionaba haciendo todo el ruido que se le cantaba. Mientras lo hacía, le calvaba los ojos claros en los suyos y los entrecerraba como si estuviera bajo los efectos de un narcótico.
- ¿No es tierno que ya estén diciendo sus primeras palabras? – Susurró Sandra mientras lamía los testículos de su hijo como si fueran deliciosas bochas de helado. – Aunque para mi estuvo lejos de decir Pikachu lo que vale es la intención.
- El tiempo pasa, todos estamos creciendo… en especial este culo. – Metió a modo de latiguillo el patriarca de la familia, separando de par en par los cantos de su hija y admirándolos como un guerrero caído ante las puertas de Valhala.
- ¡Vos no tenés corazón, todos acá enternecidos y nomás hablas del culo de tu hija!
- Mmmm el padre del año mmmm aaahhh. – Jadeó Tammy dejando caer un chorrito de saliva de sus labios cuando este hundió su boca en la vulva húmeda y comenzó a frotarse como un perro refregando el hocico contra las piernas de su amo. - Creció bastante de cuando jugábamos al ico ico caballito, ¿no?
- Ya en ese entonces me daba cuenta de que ibas a tener un culito precioso. – Admitió con orgullo su padre, despegándose para verle los orificios en primer plano, hasta el punto de gravarse en la retina cada arruga del ano y cada pliegue de la mojada vulva.
- No me hagas acordar, ahora me cierra porque ya estabas grandecita y lo seguían jugando como locos… no sé si vos te acordas, Tomás. – Agregó Sandra, que había perfeccionado el arte de Tamara de hablar durante el sexo como quien está teniendo una fina charla de café entre señoritas. Tras preguntar, envolvió el glande de la verga y fue bajando hasta que toda esta desapareció dentro de su boca, estirando bien el cuerito con su cálido abrazo bucal.
- Sluuurp, sluuurp, sluuurp, schuuuick, sluuurrp… - Hacía Sandra mientras mamaba… Tamara en cambio gemía tiernamente pegada a su oído.
- Ahora que lo mencionas, sí que me acuerdo…- Sin dudas ese dueto de sonidos sexuales estaba reconectando viejas neuronas desenchufadas.
De no haberlo mencionado, quizás el recuerdo nunca hubiera vuelto a él. Ocurría más en verano, durante las vacaciones, en casi todas en las que Tomás tenía memoria pasó un par de veces o varias más. Era difícil dar con la última vez que Tomás recordaba que lo habían hecho, menos con la primera. Los recuerdos eran un galimatías de imágenes entrecortadas y difusas.
Aunque la canción oficial decía “Arre” en lugar de “Ico” la versionada por Gustavo decía “Ico caballito vamos a Belén, que mañana hay fiesta y pasado también…” una inocente canción infantil de carácter religiosa cuyo origen me era ignoto y no viene a cuento. Quizás la versión de papá se refería al caballo de la película animada argentina de los 80 llamada “Ico el Caballito Valiente” la cuestión es que, como todo en la familia, se pervirtió con el tiempo, adoptó otro significado, se volvió lascivo, como pasó con el concepto de momento familiar, como pasó con el sofá, como paso con los juegos de Tamara y papá.
Era Tamara la que siempre encontraba alguna excusa para jugar ese tonto juego con papá, Por lo general cuando mamá no estaba o no había nadie presente, sin embargo, en una de las vacaciones a las Toninas, la anterior a la del 2011 aunque no muy distante a esta, Tammy estaba aburrida al lado de la reposera de Gustavo, pulsando un domo plástico que contenía un dado para hacerlo rebotar y así avanzar a su pequeño peón en un clásico juego de mesa llamado “Ludo Matic”.
- ¡Me aburro papi! – Se quejó una muy joven Tamara a la que le tocaba esperar el turno de su hermano. El juego consistía en hacer llegar a los peones del color escogido a la base siempre y cuando entren a ella con el número justo proporcionado por el dado, de lo contrario, debían retroceder los casilleros sobrantes. Su aborrecible hermano menor ya tenía 3 peones rojos en la base y estaba esperando el golpe de suerte que le haga entrar al peón ganador. – ¡Thiago pudo traer a un amigo y yo me tengo que quedar con este bodoque!
- ¡Heeeey! Yo también me aburró con vos, pesada. Encima siempre te gano jeje. Sos re fácil Tammy. – Se defendió desilusionado una muy niñata versión de Tomás.
- ¡Encima este me dice fácil! ¡Fácil las bolas, nene!
- Este tiene nombre y es tu hermano. Y no lo dijo en el mal sentido de la palabra, por favor. – La reprimió su padre con las ganas que tiene un monotributista de levantarse un lunes a las 5 de la mañana.
Gustavo estaba igual, aunque menos arrugado y no tan delgado, leyendo el diario La Nación con lentes de sol inclinado en una reposera en el patio de un cuantioso hotel, al resguardo de una fina llovizna que había sido suficiente para vaciar de gente la piscina interior y había dispersado a todos los turistas. Ellos en cambio se habían quedado a salvo bajo un techo de plástico y decididos a sacarle jugo hasta al último segundo de vacaciones, seguían allí tomando aire fresco. Tomás más de grande comprendería que esos pequeños momentos de tranquilidad, en los papeles, aburridos, en los que no se hacía nada, eran las verdaderas vacaciones de los laburantes, y en especial de los padres.
Sandra había salido con una amiga, por lo que brillaba por su ausencia. Ya en esos años alguien perspicaz podía percatarse de que el matrimonio no estaba del todo bien por la cantidad de tiempo separados que pasaban en unas vacaciones juntos. Por lo general, era el hombre el que hacía de niñero de hermanos los “T” más chicos, Tammy y Tomás, sin embargo, este no tenía tanta paciencia como para llevarlos de acá para allá y requería descansos que cada año eran más numerosos y prolongados. Sin dudas ese matrimonio necesitaba una inyección de vitalidad que no sabrían que llegaría en el futuro y de una forma impensada.
El recuerdo estaba tan plagado de costumbres perdidas que bien podía tratarse de una memoria implantada como en las películas de ciencia ficción, o un efecto Mandela como los que veía el Tomás actual en los videos de youtube… su padre leyendo el diario en formato papel, los tres hermanos compartiendo (hasta cierto punto) el mismo destino vacacional, Tammy renegando de la mera existencia de su hermanito menor, mamá y papá siendo mamá y papá… las cosas habían cambiado un poco desde entonces.
- ¡Encima esta lluvia del orto! Tendríamos que habernos ido al Sacoa del centro como dije. – Siguió refunfuñando la morocha pulsando el domo plástico que hacía saltar el dado en su interior con fuerza.
- Tranquilízate que lo vas a romper, y no vamos a ir al centro cada dos minutos, tu papa estuvo todo el día caminando con ustedes de acá para allá, vamos a descansar y más a la noche salimos.
- Estás hecho un viejo choto. – Se rebeló cambiando de posición, de sentada a tirada en el embaldosado frío boca a abajo, dándole la espalda a su progenitor. Ella era de las que nunca sentían frío.
- Déjate de joder… Tamara.
Para colmo Tomás ganaba el juego, su último peón llegaba a la recta final tras sacar el número de dados justo y sabiendo que eso empeoraría el humor de su hermana, pidió permiso para regresar a su cuarto de hotel, alegando que de seguro Thiago había dejado su Gameboy Color allí.
- No le toques las partidas de pokemon como la otra vez o te va a matar – Lo alertó su hermana viéndolo dejar el lugar con el juego de mesa bajo el brazo. – Solo a mí me deja seguirle las partidas.
- ¡Ya sé, ya sé! – Dijo antes de regresar a su cuarto y escuchando las advertencias de su padre de no prestarle atención a extraños ni desviarse bajo ningún motivo.
Fue en ese momento que Gustavo tuvo que bajarse las gafas para ver sin disimulo si la imagen que veía de su hija era la correcta, por un momento le pareció ver la viva imagen de la actriz Dominique Swain en su papel de Dolores en Lolita, cuando esta conoce al personaje de Jeremy Irons estando en el suelo, mojada por los regadores de su patio… echada contra la losa de cerámica que bordeaba la piscina, en bikini, cuya parte inferior se le pegoteaba como guante de goma a sus redondeadas pompas, con los pies por fuera del resguardo del techo de plástico mojándose y salpicándose con gotas de lluvia en las piernas y la espalda… en su colita también., colita que encima apuntaba a él.
- ¿Qué miras papi? – Preguntó desconfiada.
- Lo grande que te pusiste… - Admitió sin desviar la mirada ni un poco. - Pensar que antes te hacía ico, ico caballito sin problemas, ahora no creo que pueda.
- ¿Me estás diciendo gorda como el otro pesuti? – Se molestó desafiándolo con la mirada. – Ahora me vas a hacer ico caballito o me voy a molestar, y mucho.
- No digas pavadas, estas hermosa. No quise decir que estas gorda, soy yo que estoy más débil. – La quiso pilotear mirando a su alrededor y arriba a ver si había miradas indiscretas. Sabía que cuando su Tammy pedía algo no obtenía un no como respuesta (a no ser que eso que pedía lo sacara de su momento de relax).
- ¡Es lo mismo! No sos vos el que se puso más flaco sino yo la que subió de peso, vamos a ver si todavía podes… esto no va a quedar así. – Expresó con decisión, incorporándose y posicionándose de pie, sobre una de las piernas de su padre, sin apoyarse en esta, sino teniéndola entre rodilla y rodilla… su padre vio como no solo por detrás el bikini se le pegaba a su candente piel, por delante también la telita le envolvía la galletita boca de dama como un envoltorio envuelve un bombón.
- Amor, no quise insinuar que estas gorda, creciste, nada más que eso ¿Vos queres crecer y seguir pesando lo mismo? Ja, el sueño de medio mundo. – Aunque su padre se negaba, Tamara mostraba las manos abiertas y su padre las tomaba entrelazando sus dedos, como era costumbre, se jugaba tomados de las manos, aunque era muy generoso llamar juego a eso.
- ¿Y? Dale, haceme ico. – Lo presionó sentándose sobre su muslo, con su sexo casi pegado a su piel, lista para saber si su padre podía levantarla como antes. La verdadera incógnita era saber si la cadera de Gustavo iba a aguantar más que la reposera.
- Bueno, uno rapidito que no sé si alguien está mirando. – Acepto levantándose las gafas, sintiendo a su hija frotar la empanadita contra su muslo… de no ser por esa condenada bombacha habría contacto piel con piel. - ¿Lista?
- Lista… ¡Arre, arre!
Y ambos comenzaron a cantar la clásica canción “Ico caballito vamos a Belén, que mañana hay fiesta y pasado también…” Como seguía la canción, Tomás no lo recordaba, ni siquiera sabía si alguna vez la cantaron completa, lo que si recordaba muy bien era haber visto todo desde el pasillo del hotel en el piso superior, el que daba a la piscina. Allí, tras el cristal siendo azotado por la lluvia tenue, vio a su papi y a su hija jugando ese tonto juego de niños en los que ella simulaba montar un caballito que en realidad era la pierna de su padre.
Claro que antes él podía levantarla con una pierna extendida sin problemas, ahora era Tamara la que se impulsaba desde el suelo dando saltitos suaves pegada al muslo de su padre, que veía como la telita húmeda de su bikini se le pegoteaba al muslo, veía los pechitos incipientes bambolearse y sentía el peso de su hija contra toda su pierna.
- ¡Ay, para papi que me tengo que acomodar la bombacha!
- ¿Padre? Soy un caballo, mí no entender el lenguaje humano… - E imitó el relinche (la pobre imitación de un relinche) haciendo reír a su hija.
- ¡Aaay se me corrió casi toda, pare señor caballo! ¡Pareeeee! – Se preocupó de verdad intentando soltarse para acomodar su ropa interior para que no vea más que medio gajo de su duraznito inmaduro, aunque como su padre (que no le soltaba las manos entrelazadas) podía ver con claridad, su duraznito ya tenía una fina cubierta de pelusa rizada que se sentía con cada roce contra su piel.
Tammy se dejó caer sobre Gustavo para terminar con el juego y entre risas de comercial de dentífrico y cosquillas de escena emotiva en película de acción (antes de un secuestro, muerte o desastre).
- Papi, se me corrió toda… ¡No veas! – Le recriminó mientras con una mano entre las piernas se acomodaba su ropa interior estando reclinada sobre él, con un brazo en el respaldo de la reposera mientras él le hacía cosquillas…
Tomás lo vio todo desde lo alto, desde su lugar Tamara estaba casi en 4 sobre Gustavo. No dejaba de pensar que cualquiera que los observara realizando ese… “jueguito” podía denunciarlos a cualquiera por actos de indecencia. Detrás del monótono sonido de base de la lluvia casi que se escuchaba el golpeteo de la cadera de Tamara contra el muslo de Gustavo… “Plaf, plaf, plaf, plaf…”
Sabiendo que podían correrlos a todos del hotel por ese comportamiento, se refregaba la frente mientras el cristal de la ventana lo reflejaba de un lado y del otro, le mostraba aquello que tanto envidiaba sin saber bien porqué… no porque quisiera montar nada, mucho menos algo de su padre, eso lo tenía en claro, sino porque sabía que él nunca tendría una atención afectiva similar de su padre por el simple e irrefutable hecho de no ser el hijo favorito.
De regreso al presente, a pesar de que tantas cosas habían cambiado, otras no. Tammy seguía siendo la favorita y seguía montado a su papi. Tomás ahora veía a la vida como un círculo. Todos tenían que comparar a la vida con algo mundano y la analogía de la caja de chocolates ya había sido tomado algunos años antes. Su hermana nunca dejo de querer montar a su padre, solo que ahora llevaba puesta una tanga diminuta, no le importaba que se corriera a un lado y la verga de su padre estuviera por fuera, frotándose en la raja de su vagina lista para entrar y ni bien el hombre posicionó sus manos en sus glúteos grandes, abriéndolos de par en par, se dejó caer enfundándose como una vaina en la polla que la procreó.
- Oooh, oooh mmmmm, papi, que dura.
Tanto Sandra como Tomás lo vieron, ni bien la pija estuvo ensartada, cerró el culo de Tamara como si fuera un bloqueo de seguridad, disfrutando de como su falo era aprensado, frotado, acariciado entre sus cálidas y húmedas paredes dadoras de vida, deliciosas en cada centímetro que frotaba su rabo.
Tamara subía y bajaba, subía y bajaba, cada tanto Gustavo la sostenía de las nalgas manteniéndola en alto, con el glande apenas apresado entre los labios vaginas y manteniendo el suspenso, la dejaba caer ensartándola como un croto a un bife de chorizo.
- Aaaah, mmm, papi… despacito, la tenés muy dura, aaah, aah, aaah, aaaah. – Chillaba llevándose un dedo a la boca como una bebota.
- Se siente tan rico… papito no se puede contener, vos lo sabes mi amor. – Le menciono en un susurró, extasiado con cada roce de su glande contra las paredes vaginales de su hija, ni habla de cuando llegaba al anegado tope. Sintiendo además el peso de su monumental culo contra sus manos, comenzó un peligroso bamboleó que podía significar el fin del legendario sofá. Este rechinaba como queriendo acompañar los gemidos de Tammy y se movía centímetro a centímetro por la sala.
- Mmm papi, papi, aah, aah, aah, aaaaah, aaaaah, uuuuh… - Comenzó a soltar cabalgándome a una velocidad creciente sin importarle en lo más mínimo que el sofá en forma de “L” estuviera sosteniendo 4 cuerpos a duras penas (aunque Sandra permanecía arrodillada en el suelo).
Sandra cabeceaba dándole una muestra de todo el repertorio que la mujer tenía a la hora de mamar. Se sabía la del remolino, en el que cabeceaba girando la cabeza estirando el cuerito de la verga como una tuerca en un bulón. Se sabía el carpinterito, dando cabezazos cortitos y rápidos como si quisiera picar madera, cubriendo solo el enrojecido glande y la mitad del tronco mientras succionaba con fervor. Y por supuesto, la favorita de Tomás, la garganta profunda, donde se llevaba la verga hasta las cuerdas vocales y la mantenía allí, como queriendo tragarla hasta liberarla de súbito, salpicando espesos chorros de saliva por todos lados.
- Aaaah, aaaah, que rico comerse una pija tan linda, a medida de mi boca, parece que la confeccioné perfecta para mí. – Le confesó mientras pasaba al modo manual, con las manos todas pegoteadas y el rostro rojo del esfuerzo. – Siempre que chupo una pija tan rica siento que el tiempo se detiene, me lleva a otro mundo.
Gustavo también estaba en su mundo: tenía el rostro escondido entre las tetas de Tamara y se frotaba la cara contra ellas hasta que tuvo la genial idea de oprimirse el rostro entre las tetas usando sus manos, como si fueran una suave prensa del placer.
- Así hacía el Maestro Roshi contra las gomas de Bulma en los primeros episodios de Dragon Ball… paffu-paffu, paffu-paffu… - Tiró el datazo sin dejar de bambolear su cuerpazo sobre el cuerpo de su padre. Solo ella podía recordar esos momentos tan oscuros en la cronología de las bolas del dragón en una situación así.
- ¿Te están distrayendo? – pregunto Sandra, que observaba de reojo a la verga de su esposo perderse entre los monumentales glúteos de Tammy y escuchaba como le chuponeaba las ubres lecheras. – Parece mentira, todavía me sigue pareciendo un espectáculo surreal verlos así de unidos… igual podríamos estar más unidos todavía.
- ¿A qué te referís? Me parece que somos una familia bastante unida.
- Siempre se puede estar un poco más juntos. - La escultural mujer lamió el pene de su hijo desde su nacimiento hasta el glande y soltó un esputo espeso y blancuzco sorpresivo en su extremo que no se molestó en esparcir, quedando este como una ameba en la cima de una piedra en marea baja… o como la crema sobre una frutilla para ser más poéticos.
- Ya está lubricada, bombón. Ahora seguime… tengo una idea. – Le susurró misteriosa.
El corazón de Tomás dio un vuelco, si era lo que tenía en mente tenía una madre diez veces más pervertida de lo que imaginó, y a esa altura del partido ya era decir suficiente. Si no se trataba de lo que pensaba, entonces el pervertido cabeza sucia sin remedio era él.
Tomándolo del rabo como si sacara a pasear a su mascota, Sandra le indicó a Tomás que se pusiera en pie y lo guío hasta Tammy y Gustavo que no dejaban de coger.
- Ejem, perdón, Tomás también quiere jugar. No me gusta que dejen a mi bebé afuera. – Expresó la rubia y tomando a su hija del culo, le separó las nalgas hasta que el ano pasó de ser un asterisco nudoso a un orificio con un jugoso centro rosado visible.
- Oooh Dios. – Susurró Gustavo, que como despertando de un sueño comenzaba a darse cuenta de la situación. Su verga iba a tener compañía en el departamento contiguo a la vagina.
- Mamá… ¿Queres que… - Se mostró dubitativo Tomás, hipnotizado por el ano de su hermana como si lo viera por primera vez. Al menos que sea su madre el que se lo presente así era algo que no se veía todos los días.
- Si van a meter algo ahí antes quiero lubricación. Son las reglas. – Exigió Tamara con decisión, al parecer no muy preocupada por lo que iba a ocurrir, casi como aceptando que era algo inevitable.
- Nunca hicimos una doble penetración, no sé si vas a aguantar, más después de que tu último anal te dejo tan… lastimada. – Mencionó Tomás recordando cual había sido la última vez que su hermana habilitó el paso por colectora: cuando tuvo la maravillosa idea de experimentar con la prostitución exprimiendo la billetera de Don Roque y la que terminó exprimida fue ella.
- Ya pasó bastante tiempo, ototo-san, ya estoy lista siempre y cuando alguien me lubrique bien. – Exigió dedicándole una mirada directa a su madre. – Esta muy sudado y calentito, pero no es suficiente. Ah, y no sé cómo estaré adentro, no quiero quejas ¿Ok? Mi fábrica de bombones no los hace de chocolate precisamente.
- Bueno, bueno, mami se ocupa. Deja a tu nena quieta unos minutos amor que tengo que prepararla bien. – Aceptó Sandra arrodillándose debajo del culo de Tamara, tan grande que le hacía sombra.
- Como digas. – Aceptó Gustavo, excitado por la situación y tentado por el último comentario de su hija.
- ¡Espera! – Arremetió de repente Tomás. – Mama… no necesitas arrodillarte en el suelo, podes sentarte acá así estás más cómoda. - Propuso señalando su rostro. – Quiero estar ocupado mientras preparas a Tammy, además, así la mantengo dura para cuando llegue el momento.
- ¿En serio? Bien, espera que mami se ponga cómoda.
En un pequeño intervalo, Tomás se posicionó acostado en línea recta hacia ellos boca arriba mientras Sandra se despojaba de su ajustada calza de yoga y se retiraba la minúscula tanga de encaje anaranjada, frotándosela en la vagina hasta dejarla toda ensopada. Cuando su hijo desde abajo iba a preguntar porque se refregaba su tanga en toda su concha y el culo, está la metió en la boca a su hija hasta el fondo, empujándola hasta la garganta con su mano ante la atenta mirada de Gustavo, que veía como un hilillo de saliva caía como una soga de alpinista desde el mentón de Tammy.
Gustavo desde abajo, sin poder contenerse, sorbió el chorrito de baba que caía de su hija como si chupara el último fideo de la sopa.
- Mami te va a lubricar bien la colita, después no quiero quejas de ningún tipo, ¿estamos?
Tamara, entre sorprendida e intrigada rodeada de sus padres en modo dominante, asintió con una expresión lastimera en el rostro, como la última cachorrita que quedaba en el refugio rogando por ser adoptada.
Así, Sandra se acomodó bien con la concha sobre la boca de su hijo, frotándose bien hasta sentirse cómoda sobre su impúdico cojín viviente. Sintiéndose lista, ahora con las nalgas de su hija siendo abiertas por las manazas de su padre, tenía el ano oscuro y dilatado entre ceja y ceja listo para ser profanado con su boca, y sin escupirlo antes ni otro preámbulo, la madre conectó sus labios al orificio astringente y pujó lo más que pudo para invadir el culo con su lengua, que no tardó en hacer remolinos en su interior logrando poner los ojos de Tammy en blanco del placer.
Hermana insaciable
- Mmmngh, mmmmngh. – Balbuceó Tamara aún con la tanga empapada que había usado su madre en la boca, hasta que se la retiró para expresarse. – Mamá… no pensé que fueras tan cerda, Diosssssss.
- Cuando fuimos con mi bebé a la casa de Nayla ella le metió los dedos en el culo hasta el fondo y después sin preguntar me los paso por toda la boca, estas cosas no son nuevas para mí. – Expreso en una pausa a la comida desaforada de culo. Lo tenía abierto de par en par frente a ella y no dejaba de hurgarlo con su lenguas y labios.
- Es que te escandalizó tanto lo que pasó con Roque.
- Eso fue en otra escala, mami se preocupó por vos y se arrepintió, igual ya zanjamos ese asunto, ahora tengo otra zanja de la que ocuparme…
- Oooh, oooh, mmmm. – Se enloqueció Tammy poniendo los ojos en blanco cuando, además de sentir la lengua de su madre hurgándole el ano, su padre volvió a arremeter contra sus tetas succionando un pezón mientras lo presionaba con su mano como si fuera una bota de vino.
Abajo en la cadena alimenticia familiar, Tomás estaba tan concentrado en reconstruir la escena del delito sobre él como en saborear la deliciosa matriz que lo trajo al mundo, de izquierda a derecha, de norte a sur, no dejaba de refregar su boca y su lengua por la pulcra vagina de genes alemanes de su madre, mientras que con sus manos inquietas busca sus tetas para juguetear con ellas, apretujándolas, masajeándolas y buscando los pezones que lo alimentaron en su más tierna infancia.
- Mmmm mi bebé, que coordinación que tenes, pareces un pulpo llenándome todo el cuerpo de placer.
Y precisamente hablando de criaturas enrevesadas, cuando más entrelazaban sus cuerpos, cuando más se enroscaban unos con otros formando un mismo ser, a Tomás más le venía a la mente la polémica película “El ciempiés humano”, película que vio por primera vez junto a su hermana y con la que también disfruto de sus secuelas.
Aunque su favorita era la primera por su simpleza y la crudeza con la que explayaba su simple premisa, Tammy prefería la agudeza visual y el carisma del protagonista de la 2da de la saga. Al menos ambos coincidían en que la 3era era un espectáculo grotesco y excesivo carente de originalidad y calidad, la peor de la trilogía.
Dejando toda comparación de lado, cualquier similitud que hubiera con la realidad, Tomás sabía que en algo ese ciempiés era superior a cualquiera visto en el cine y era que compartían tanto material genético como era posible. Con su hermana eran piezas emergidas de la misma matriz, progenitores y su progenie amoldando sus cuerpos, uniendo bocas a orificios impúdicos, arrastrando manos en cavidades prohibidas, respirando el mismo aire viciado de las sustancias que afloraban de sus cuerpos y reciclaban una y otra vez, alimentándose, deglutiendo y digiriendo sustancias provenientes de un cuerpo y del otro, en especial en el caso de Gustavo, que siempre encontraba algo de leche en su vaquita favorita y si no había, tenía al suficiente paciencia como para seguir chupando hasta sacar algunas gotas.
- Aaay papá, chupa despacio, si están vacías, están vacías… - Se quejó Tammy en un prolongado jadeo.
- Papi no se puede controlar, no puede dejar de chupar las tetas de su nena. – Expresó pasando de una (a la que dejó colorada y con los pezones inflados) a la 2da, la que apretó enfático y se puso a amamantar. – Chuick, chuick, chuick, chuick, chuick…
- Mmm aah, aaah, aaah uuuuh.
Aunque las fuentes de alimento variaban, las onomatopeyas no. Tanto Sandra como Tomás tocaban los mismos instrumentos y hacían sonidos parecidos. La mujer sopleteando el saxofón oxidado con ganas, metiendo su lengua lo más profundo que podía en el ano grisáceo y dilatado de su hija, casi olvidando que solo debía atenerse a prepararla para un anal, Sandra invadía el anillo astringente tan profundo como podía casi con la auténtica intención de hacerle un enema. Debajo Tomás, seguía buscando y rebuscando dentro de la vagina de su madre su primer hogar, como deseando volver a él, con el rostro enrojecido de tanta fricción piel con piel y la boca chorreándose de más de 2 sustancias distintas.
Sandra introducía su lengua en el centro de la dona rosada e intentando escurrirla hacia su interior, la hacía zafar hacia los lados como si las pequeñas arruguitas fueran canaletas que la desviaban. Aunque ya estaba brilloso y reluciente de limpio, siguió con el anilingus de forma diligente compenetrada en disfrutar del placer prohibido de un beso negro de madre a hija.
- Es hora… está lista. – Expresó Sandra abriendo las nalgas de Tamara y dándole una sonora nalgueada. La escarapela estaba que se chorreaba de saliva, brillaba tanto que podía devolver el reflejo como uno de esos pequeños espejos de muñeca. – Y como dije no quiero quejas, si vas a ser la pareja de mi bebé tenés que satisfacerlo de todas las maneras posibles.
- Como si no me hubiera hecho la colita antes… - Susurró Tammy observando hacia atrás en busca de su hermano. Si iba a ser cogida por su culo al menos quería enterarse de cuando ocurriría.
Tomás se incorporó relamiéndose, con la boca remojada en los jugos provenientes de su madre, ante él tenía una vez más el ano expuesto de su hermana listo para sodomizar, sin embargo, era la primera vez que lo haría con la verga de su padre colmando el compartimiento contiguo, la primera vez que lo haría ante la expectante mirada de su madre que, como para alentarlo, le besaba los labios en un jugoso beso francés antes del anal.
- ¿Estás listo? – Le preguntó Sandra una vez que despegó su anti higiénica boca de los labios de su hijo agarrando los glúteos de Tammy desde la zanja para separar sus carnes lo más posible. Tomás tardo unos segundos en responder, tenía tantos sabores y olores en la boca que sentía que viajaba tras drogarse con hongos alucinógenos, los labios de su madre le habían pegado como una patada de caballo.
- Eeeh, sí, por supuesto… ¿Estás lista, hermana? – Preguntó, aunque era más un tecnicismo que una preocupación legítima. No importaba cuanto chillara o se retorciera, iba a ser doble penetrada y eso estaba gravado en piedra.
- Como si tuviera opción. Mami quiere que me rompas el culo, así que me lo voy a tener que aguantar.
A todo esto, Gustavo, que por su posición no podía ver nada (estaba cubierto casi al completo por el exuberante cuerpo de su hija) mantenía devoto silencio, mientras tuviera esas ubres lecheras frente a él y la vagina de su hija fundiéndose contra su tronco, no tendría nada de que quejarse.
- Tommy, dale… no me hagas impacientar.
Al mirar hacia abajo no supo si lo dijo con su boca o era que su ano había aprendido a hablar. El orificio estaba abierto como una pequeña boca sumida en un ruego de pija eterno. Sin hacer esperar un segundo más a sus ansias de tragar carne a contramano, Tomás frotó su glande en la escarapela de cuero, rozó su centro, sus contornos rugosos y una vez que recolectó la humedad a su alrededor como una esponja, lo presentó en el centro del ano y comenzó a pujar.
A diferencia de otras oportunidades, el anillo cedió rápido y como la boca de una aspiradora, se chupo su verga hasta que Tomás sintió el glande abrazado completamente por carne caliente y latiente. Había entrado en un solo movimiento, limpio y sencillo, sin dudas ese culo era una segunda boca que clamaba por una pija que colmara su hambre.
- Nnnnhg, mmmm una nunca está preparada uuh, uuuh, uuuuuh… - Exclamó la morocha con los ojos bien abiertos mientras su padre, inmóvil, veía las curiosas expresiones faciales de su hija.
- Eso es, buena nena, sea una buena nena y coma pija por el culo… - La alentó su padre atenazado a las bamboleantes carnes de su cadera como si temiera que lo sacaran de su sitio de privilegio.
Tomás fue empujando y retrocediendo poco a poco, sintiendo todas esas deliciosas y contradictorias sensaciones que el sexo anal ofrecía. Por empezar, la lubricación con saliva sobre la escarapela era una ilusión. Adentró esa salivita dejaba de surtir efecto y lo más probable era que empezara a arrastrar sedimento y toda lubricación se volvía nula. Tampoco sabía hasta donde se abrirían las compuertas internas, por lo que tenía que abrirse paso con paciencia, con trabajo y además, estaba más apretada y caliente que nunca.
- Oooh, Tammy, lo tenés tan calentito, se me derrite.
Tomás comenzó a pegarse cada vez al cuerpo de su hermana, sintió el olor de su piel, de su sudor, sintió como su cuerpo estaba niveles febriles de temperatura. Era como acercarse a un núcleo de plutonio inestable a punto de hacer volar todo a la mierda. Su padre debajo de ella era el que más se estaba fumando el olor a sudor de esa lujuriosa mujer, acalorada como cubana bailando en las calles de la Habana, y sin dudas lo estaba gozando.
- Oooh Dios, oooh, Dios… mmmm, aah, aaah, aaaah, uuuuh. – Comenzó a gemir una vez que Gustavo abandonó su postura pasiva y comenzó a menear su cadera, provocando que sus dos cavidades se llenen y se vacíen, se llenen y se vacíen como pistones de un motor rotando por acción de la combustión interna al unísono, bombeando de forma rítmica hasta que, provocándole un cortocircuito de placer, ambas vergas la penetraron afondo al mismo tiempo. De no ser por las delgadas capas de piel que separaban el recto de la vagina, ambos glandes se hubieran encontrado a la altura del ombligo de Tamara.
Las manos de ambos se agarraban de donde podían, le apretaban el cuerpo a medida que la penetración se descontrolaba. Tamara se sentía la carne remojada de un sándwich de lujuria con más calorías que el desayuno de un fisiculturista. Ambos hombres oficiaban del pan que la envolvía, que la amasijaban y pronto le echarían la salsa adentro.
- Uuuuhg. – Bufó Gustavo desde abajo, sintiendo como de repente la vagina se apretaba víctima de una contracción violenta mientras Tomás, por detrás, sentía lo mismo. El ano le estaba serruchando el tronco amenazando con caparlo de tanto que lo contraía, sin dudas su hermana ya había perdido el control de su orificio y este se cerraba con una fuerza inusitada.
- Joder, que apretado tenés el culo, hermana. – Expresó apoyando la cabeza sobre su hombro izquierdo sin dejar de empujar su verga a contramano por su recto.
- Aaah, aaaah, aaaah me parten en dos, brutos… bestias, aaaah. – La vio gemir con los pelos negros todos pegoteados en la cara, incluso en la boca, sin importarle. La sensación placentera y dolorosa de dos vergas llenándola de carne familiar eran demasiado resonantes como para preocuparse de su peinado. Siempre uno de sus agujeros era llenado de carne y a veces, cuando se llenaban al mismo tiempo a tope, le hacían respingar del placer.
Gustavo la tomó de la nuca y llevo la boca de su hija a la suya para ahogar sus gemidos en todo lo que duro ese lascivo beso, después fue Tomás el que le hizo girar la cara para lengüetearle los labios y la lengua por fuera por varios minutos, por último, Sandra se inclinó contra su hija para tomarla de los pelos y comerle la boca como nunca antes, pasándole la lengua hasta por la nariz, compartiendo el olor y el sabor que su propio culo le habían dejado impregnados y parecía que ni en una semana se le iría. Los tres por turnos estaban zamarreándole la cabeza para compartir los sabores y los olores de sus bocas con la agasajada, la reina del harem familiar.
Completamente idos de toda realidad, siguieron satisfaciendo a la morocha insaciable con besos de lengua intercalados, con caderazos que además de batirle todo adentro, comenzaban a mover el sofá de un lado a otro hasta que, como si se comunicaran telepáticamente, ambos hombres apretujados contra ella la levantaron para darle caña de parados, como dos animales desbocados, le dieron bomba por delante y por detrás mientras Sandra miraba ambas vergas avanzando y retrocediendo faltas de sincronización y de toda consideración por los castigados orificios de Tammy.
- ¿Te gusta mi amor? ¿Esto quería mi nena, que le llenen los agujeros de carne? – Preguntó Gustavo, que estaba haciendo un esfuerzo sobre humano para sostener a su hija en brazos sin que se le saliera la pija de la resbalosa concha.
- Uuugh, uuuuh, uuuuh, hermanita, no te caigas que me quebras la pija… joder, voy a tener que volver al gimnasio, no te aguanto. – Mencionó desde atrás Tomás, rojo como un tomate dándolo todo por colaborar en sostener al cuerpazo de su hermana sin dejar de penetrar el ano.
- Gracias, aaah, aaah, aaaah, aaaah, aaah, sí, sí, siiiiiii, esto es lo que quiero, llénenme con sus vergas, llénenme con su leche… aaaaah, aaaaaah, uuuh DIOS.
- ¿Duele mucho? – Intervino Sandra desde un costado, observando de cerca a su hija haciendo muecas de sufrimiento tratando de aguantar el intenso espadeo que ocurría dentro de ella. Las vergas parecían estar limando sus paredes internas, escurriéndolas como a esponjas mojadas, sacando algo de viruta cada vez que salían. En el suelo ya había gotas provenientes de las intensas corridas de Tammy y las piernas de ambos hombres estaban salpicadas.
- Sí nnnngh… duele mucho, igual prometí no quejarme y aguantar hasta el final… voy a aguantar como dije, mami... – Menciono mordiéndose el labio tan fuerte que se dejó una marca profunda.
- No te preocupes, mami te va a ayudar… Bebé sacalá un ratito, mami te la va a remojar así entra más fácil.
Tomás abrió los ojos como platos. Él mejor que nadie sabía el estado en el que estaba esa pija, sabía muy bien que al sacarla ocurriría un enchastre y su madre se arrodillaba y abría la boca esperando que le metiera esa verga toda sucia hasta la garganta. La excitación los estaba llevando a lugares impensados incluso traspasando los límites de la lujuria.
¿Y es que acaso la palabra límites significaba algo a esta altura? Tamara estaba siendo doble penetrada por su padre y su hermano al mismo tiempo, la vara para ellos estaba alta, muy alta y las cosas que para cualquier otro ser humano eran un escándalo de proporciones mundiales digno de ser transmitido por CNN, para ellos empezaban a ser rutina. Sandra incapaz de permanecer en el molde y ser una mera espectadora, estaba decidida a robarse parte de la atención a su manera, aunque eso signifique llegar más lejos que nunca.
- No es buena idea… la tengo toda sucia, ya sabrás a lo que me refiero… - La alertó Tomás, que pensaba que su madre no estaba pensando bien las cosas.
- Mami está esperando, dale, sacala un ratito, mami te la refresca toda… dale. Vas a ver que rico se siente. – Insistió y mirando tanto a su hermana como su padre, obedeció.
- Esta bien. Aunque es mejor si cerras los ojos… es mejor que no la veas.
Sandra cerró los ojos y abrió la boca como desaforada, hasta que se le vio la campanilla. Tanto Gustavo como Tammy se detuvieron incapaces de perderse algo así. Tomás de a poco fue retirando la verga del culo de su hermana, viendo como el ano, abrazado al tronco, se estiraba como una pequeña manga, despacito tanto para no descocerle el recto como para que no se caiga nada impúdico al suelo, Tomás la retiró y una vez afuera, tan calentita como olorosa, la llevó a la boca de su madre y esta la succionó.
- Oooh mami, que cerdita, por Dios… nunca creí que harías algo así. – Mencionó Tomás, tomándola de sus cabellos rubios viendo como cabeceaba su verga toda pringosa. La mujer tenía el ceño fruncido como una chiquilla caprichosa a la que le obligan a comer sus asquerosas verduras, sin embargo, se bancaba el sabor, se bancaba el olor y cabeceaba sin miedo, sonrojada, de manera profunda y constante.
- Sluurp, sluuurp, sluuurp, haaack, ggggck, aaaaack… - Hizo algunas arcadas cuando sintió a sus sentidos, en especial el del gusto, sobrepasados ante semejante prueba de fuego, prueba en la que ella misma se metió.
- Te lo dije. - Tomás fue sintiendo como la saliva refrescaba su verga y lo iba limpiando a medida que se chorreaba por la comisura de sus labios, directo a sus tetas, la temperatura iba bajando de a poco, meter su verga así de hirviendo en su boca fue como sumergir una pieza de acero al rojo vivo al agua, aunque para desgracia de la experimentada mujer, eso no hacía más que excitarlo en demasía, por lo que no pudo contenerse y tomando a su madre con ambas manos, comenzó a mover su cadera para penetrarla, llegando a fondo, sintiendo la laguna de saliva en su boca remojándole la verga desde el glande hasta el nacimiento del trono.
- Oooh, oooh, oooh, mami, mami, que bien la chupás… ooooh, ooooh, ooooh. – Gimió ido por completo, sin importarle ni un ápice la integridad de su madre, obligándola a tragar todo, sin siquiera respirar.
- Ahora sabes dónde heredaste todo esto. – Le susurró Gustavo a su hija. – Ahora estas conociendo la verdadera cara de tu madre, la que ocultó por demasiado tiempo.
- Que lindo no tener secretos entre nosotros. – Continuó Tamara, hipnotizada con la imagen de su madre mamando la verga de su hermano fuera de control, entregada por completo a la fellatio más sucia que realizo en toda su vida. – Entonces ahora que no hay secretos y nos mostramos tal como somos, tienen que saber que esto no es suficiente para mi…en mi cuerpo hay lugar para recibir amor de uno más.
- ¿Cómo que no es suficiente? ¿Querés que mami se ponga la cinturonga y te demos de a 3?
- No, el plástico no me genera nada, quiero carne, quiero una verga de verdad que me dé su leche y aunque estoy contenta de tener a mi papi y a mi hermano llenándome, cogiéndome la concha y el culo… – Y como si fuera una escena guíonada, Tomás retiró la pija humeante de la boca de su madre toda salivada, toda brillosa como baranda de bronce y la volvió a introducir en su culo en un solo movimiento, limpio en todo sentido, con la sencillez de un pie de dama deslizándose en una media de seda. Tamara prosiguió: - Uuunnngh… aunque amo como me cogen, acá falta una pija y todos sabemos bien la de quien.
Gustavo asintió mientras volvía a menear su cuerpo para penetrar a su hija.
Sandra, que se había quedado tildada procesando la locura que había realizado, incapaz de determinar si le excitaba o le daba asco el sabor que tenía impregnado en la boca, también supo de quién se refería.
- Entonces tenemos que esmerarnos en el concurso de cosplay así nos llevamos los primeros lugares. – Intervino Sandra. – Estoy seguro que si le pagamos todo vamos a ser una familia completa de nuevo…
Tamara asintió complacida. Aunque no faltaba mucho para llenar el frasco de los ahorros secreto y cumplir el cometido, su madre estaba en lo cierto. Si alguna de las dos ganaba el premio en efectivo de la WaifuCon el regreso del hermano “T” mayor era un hecho. Thiago tenía que ser recobrado por la familia a como dé lugar.
Mientras Tomás y Tamara procesaban la inminente llegada del hermano mayor de ambos, Gustavo los traía al presente, demostrando que podían estar cogiendo desenfocados, como seteados en piloto automático.
- Papi tendría que haber largado todo hace media hora… con esto de la doble penetración hice lo que pude para aguantar, pero hasta acá llegué… Estoy a tres minutos de largar todo y a cinco de un paro cardíaco, así que terminemos ¿Estás listo campeón? – Le preguntó buscando la aprobación de su hijo como un padre fraternal de película yanquee a punto de hacer un lanzamiento de béisbol especialmente veloz.
- Dale viejo, terminemos, llenémosla de leche. – Aceptó agarrándose fuerte del cuerpo de su hermana mientras su padre hacía lo propio. Ambos la tenían levantada de las piernas con fuerza y distribuían el peso listos para la arremetida final. Pegados a ella, Gustavo contra sus tetas y su cadera, Tomás contra su espalda y su culo, sintiendo ambos sus testículos rozándose cada vez que hacían tope… comenzaron la bombeada final.
- Aaaah, aaah, aaaah, sí, sí, llénenme a la vez, quiero que dejen su semen tan adentro como puedan, mi papi en mi vagina, y mi hermanito en mi culo aaah, aaaah, uuuuh, nnnngh.
Gustavo la agarró de las nalgas hundiendo sus dedos como en masa pastelera, pronto a eyacular, Tomás detrás, hizo lo propio y sintiendo como la verga contigua se ponía dura, movió su cadera como taladro neumático hacia arriba hasta hacer salir chispas de ese culo todo castigado.
- Aah, uuuf, sí, nena, si, te lleno toda, sí, sí, mmmm… - Gruño Gustavo sintiendo a su verga hacer tope y endurecerse colmando la vagina de su hija… le glande estaba presionando contra el cérvix y su meato coincidía con el orificio de entrada de su útero.
- Nnngh, nnnngh, nnnnngh, no puedo más… me vengo, me vengo en tu culo, hermana nnnnngh… - Completó Tomás, también con la pija toda amatambrada entre esa carne inflamada de tanta fricción, el cabezal de su verga estaba tan pronto a tapizar el recto de Tammy como su padre de venirse todo adentro de su vagina.
- Oooo, ooooh, AHAHAHAH. – Gimió Tamara arqueando su cuello hacia atrás casi dándole un cabezazo a su hermanito cuando ambas vergas se tensaron en su interior haciendo tope y comenzaron a soltar todo el pendejerío crudo dentro suyo. Las que decían que el semen no se sentía al rebotarle adentro como balines era porque no habían sido llenadas apropiadamente como ella, que sintió como el esperma calentito comenzaba a chorrearle por ambos agujeros de inmediato y cuando la dejaron en el sofá y descorcharon sus agujeros al unísono, la espuma de la sidra caliente se rebalso directo al tapizado. Sus dos agujeros, como respiraderos taponados, empezaron a soltar chorros de leche de hombre que se caía por la zanja de su culo mezclándose el caudal de su padre con el de su hermano formando uno. Tamara, extasiada de placer, separo las piernas para que todos los allí presentes vieran la obra de arte de sus agujeros dilatados y enlechado, ella con los ojos cerrados como en trance, con el cabello negro pegoteado en todo su sudado rostro, gozaba de ser el vertedero de semen de sus machos, el botadero de esperma, la puta de la familia.
Los celulares volvían a sonar y nadie los atendió. Ni el de Tammy, ni el de Tomás, Sandra o Gustavo. Ivonne, cuyo tiempo se había acabado, se preguntaba cuando volverían por los gemelos sin saber que del otro lado de línea Tomás se había trepado al sofá y en posición de ranita sobre el torso de su hermana, le hacía limpiar la verga metiéndosela en la boca para que de paso se bebiera las últimas gotitas de semen que le quedaron rezagadas en el tronco… sin saber que Sandra tampoco atendería, porque más sumisa que nunca, como una meretriz de la antigua Roma, le sacaba lustre al falo de su esposo decidida a su labor de limpieza de vergas sin importarle ni un ápice si estas estuvieron en una concha o un culo antes.
En esos momentos el mundo entero podía esperar, porque el mundo entero se esfumaba como una cortina de humo de espectáculo. Cuando la familia se reunía a compartir sus mejores momentos, los más especiales, los más impensados en una familia, era cuando el telón del mundo bajaba, las funciones de Tomás y Tamara se volvían sagradas y pronto todos los personajes de la obra subirían a escena para dar el acto principal.
Aunque antes de sumar intérpretes, quedaba un compromiso ineludible: WaifuCon, con el nuevo juguete de Tamara, Hernán, sus amigos que creían que era su novia y sorpresas, muchas sorpresas.
Continuará…
Recuerden, comentar y puntuar es agradecer, hasta la próxima!
11 comentarios - Hermana Otaku 3era Temporada. Capítulo 8
oye donde quedó el capitulo 7 qué no pude leerlo amigo?
Gracias! SOS LO MAS!