- ¿Qué necesitas?- Lo increpé, apenas cruzó la puerta.
- No, disculpe... es... que...- Se lo notaba por demás nervioso. Tocaba su nuca, transpiraba excesivamente.
- Qué necesitas.- Reiteré, firme.
Paula estaba de brazos cruzados. No decía nada. No decía nada, cómo todas las veces que se avecinaba el descubrimiento de una de sus mentiras. Yo estaba furioso.
- No quiero ser intrépido...- Tartamudeó, cómo si "intrépido" haya sido una palabra que escuchó en algún momento y no supo dónde ponerla y se le ocurrió ahora.
- ¡Mario!- Enfaticé, buscando su mirada.
- Don Lucio me dió esto...- Metió su mano en el bolsillo, saco la famosa colaless y se la dió a Paula.
- ¿De dónde la sacaste?- Preguntó ella, mirando que estaba llena de leche seca. Posiblemente, todavía estaba la cogida que le había pegado Lucio.
- Es suya...- Sonrió, tímidamente el verdulero.
- ¡Tomatela y no vuelvas más!- Lo agarré del cuello de su camisa y lo empujé hacia la puerta.
- Tengo fotos...- Exclamó, antes de sacarlo.
- Me importa un huevo.- Respondí, entendiendo que eran de la colaless.
- Y videos de hoy...- Agregó y me frené.
Giré y la miré a Paula.
- ¿Qué hiciste?- Me le acerqué, desencajado.
- Te juro que sólo eso. Te juro por todo lo que te amo.- me miraba con los ojos abiertos, a punto de llorar.
Volví a Mario, que continuaba en la puerta, parecía un poco más seguro que antes.
- Andate, dale. -
- Yo no le creía a Lucio, ¿Saben?-
- Andate.- Repetí.
- Me obligó a poner cámaras y me venían bien para saber si me robaban, porque estoy sólo. -
- andate...- Esta vez, ya no era tan convincente.
- Y recién ví que Lucio no mentía en nada.- Se rió.
- Tomatela.-
Mario sacó su celular y me lo extendió.
- Quizás usted deba saber...-
Lucio le mandaba mano en el culo a Pauli y ella se dejaba. Por primera vez, no mentía. Por primera vez, era eso y nada más. La miré a ella y lagrimeaba.
- Un error lo tiene cualquiera. - Le devolví el celular.
- Quizás, usted todo esto ya lo sabía.- Se guardó el celular en el delantal.
- ¿Qué querés?- me mordía la mandíbula de la bronca.
- Un ratito...- La señaló a Pauli, cómo si fuese una mercancía.
- ¡Ni loca!- Exclamó, con bronca.
El petiso estaba seguro, jocoso.
- Tomatela porque te cago a piñas.-
- Don Lucio no tiene ni un golpe...- Susurró, desafiante. - Un ratito y me voy. Quiero probar, sólo eso.-
- ¿Y si no quiero?-
- Señora, disculpe pero no quisiera que esto se sepa. Usted sabrá que el barrio es muy chusma.- Se acomodaba el delantal, mientras garraspeaba y miraba el suelo como si ser manipulador no fuera lo suyo.
Yo estaba confundido. Venía de casi coger con la amiga de mi futura esposa, a casi acabar con mi futura esposa, tan caliente como hacía tiempo; a este momento, donde no sabía qué hacer.
- ¿Que es un ratito?- Agachó la cabeza Pauli.
Mario levantó la cabeza, con los ojos iluminados.
- Un ratito.- Sonrió.
- ok...- Contestó Pauli. - Yo pongo el límite.-
- Bueno, pero... - Mario me miró.
- No te hagas el boludo. Yo me quedo.-
- Me da vergüenza, sabe...-
Pauli se acercó.
- Por favor, que se termine esto. Metete en la habitación y listo. -
- ¿Qué vas a hacer? -
- No sé, le muevo el culo y listo. No sé, amor. Perdón, creí que necesitábamos esto.- Me besó, casi llorando.
- Te dije que esto no se termina...-
Me fui a la habitación y dejé entreabierta la puerta. El departamento no era grande y podía ver y escuchar.
- Sentate. - Le ordenó Pauli, cómo si supiese lo que hace.
Mario se acomodó frente a ella.
- Me bajo esto...- Le dijo Pali, dejando caer su pantalón y mostrando su culo con la colaless que minutos antes yo se la corría para cogerla.
- ¿ Me puedo masturbar?- Le preguntó y Pauli giró asintiendo, revoleando la mirada.
Mario se bajó el pantalón y usaba de esos boxer de tela, viejos. Pauli abrió los ojos sorprendida pero no dijo nada. Volvió a su posición y abrió su culo.
- Por favor, acaba rápido. -
Se escuchaba que Mario le daba con ganas a la paja.
- Disculpe, ¿Me podrá escupir?-
- Hacelo vos...- Pauli giró y quedó dura de asombro. Mario tenía una verga negra, gordisima y más larga que la mía.
- Por favor...-
Pauli suspiró, juntó saliva y se la dejó caer en la pija de Mario que se pajeaba con fuerza. Pauli volvió a girar y abrirse de piernas, dejando ver su concha y como el hilo de la colaless ingresaba en su culo.
- Ayúdeme...- Repitió después de cinco minutos y darle duro, no lograba acabar.
Pauli se dió vuelta, se acercó con mal humor.
- Tanto querías un ratito y no acabas, ¿Qué querés?-
Dijo eso y Mario le tocó el culo. Ella no se movió. Estaba cruzada de brazos por abajo de las tetas, con la remera puesta. Mario le amasaba el culo con ganas y sonreía.
- ¿ Me escupe de nuevo?-
No se negó. Juntó saliva y se agachó, dejándola caer lentamente. Mario aprovechó y acercó un dedo por abajo de la colaless. Pauli se quedó en esa posición. a 20 cm de ese vergón con las manos apoyadas en las piernas del verdulero que se pajeaba con mucha fuerza. Su mano pasó del culo de Pauli a su concha que estaba húmeda desde nuestra cogida. Comenzó a frotar sus dedos gruesos por arriba de la tela, húmeda. No tardó mucho en correrla. Pauli le tomó la mano.
- Hasta ahí...- Estaba visiblemente agitada. Los dedos gruesos la volvían loca, cómo ninguna.
- Es para que acabe más rápido...-
- a... apúrate...- Tartamudeó.
Mario hizo una leve sonrisa y continúo masajeando su clítoris, todavía siendo tomado por ella.
- a... a... apurate... apurate...- Se me empezó a retorcer, mientras el verdulero apretaba con fuerza y lento, entendiendo que ese era el ritmo.- Por .... por... ah... por favor... ah...-
Mario sacó la mano y volvió a su culo. Esta vez, la empujó un poco hacia él, dejando las tetas de ella a nada de su cara. Pauli pasó los brazos a los hombros y el dedo de él comenzó a jugar con su ano. Yo estaba en la habitación, explotado. Asumiendo.
- ¿Está bien esto?- Preguntó él.
- Necesito que acabes...- Respondió, un poco agitada, ya con los ojos cerrados y haciendo fuerza con la cabeza hacia arriba para no toparse con la boca de él.
- No creo que pueda con una paja...- Escuché que le dijo, muy suave, casi imperceptible.
- Eso es muy grande...- Le señaló la pija. -¡ay!- Vi la cara de Pauli, cuando Mario le metió un dedo en el culo.
- Seguro podrá....-
Pauli se alejo. Respiró profundo y fue hasta el baño. Pasó por la habitación.
- Amor...- Me dijo e ingresó.
- Ya sé...- Le dije.
- No acaba más.- Me dijo, con los ojos un poco idos, un poco compungidos, calientes y tristes.
- Claro.-
Pauli se acercó a mí y me besó.
- Chupame un poco el culo.- Me Susurró.
- ¿Qué?-
- Dale, necesito para que esto pase. - me chupó la oreja.
bajé, abrí su culo y la escupí. Se la chupé y le colé los dedos.
- No hace falta... ya está...- Me sacó la mano y se alejó mordiéndose los labios. - No puede calentarte esto...- Me miró y me agarró la pija.
Salió, fue al baño, abrió el botiquín y llevó un gel. Tenía razón, no podía calentarme eso, pero me calentaba.
- Sin perservativo, nada- Se cruzó de brazos Pauli, desnuda solo con su remera.
Mario no dijo nada. Sacó de su delantal y comenzó a colocarselo. La pija parecía explotarle, casi deforme y Pauli no paraba de mirarla.
-Ponete esto...- Le dijo, estirándole el gel. - Bastante y no creo que entre. Hasta donde vaya y listo.-
Pauli se puso contra la mesa, abrió bien las piernas. Mario se colocó atrás, casi en puntas de pié.
- ¡Para, animal! es enorme...- Lo frenó en el primer intento de Mario.
- Disculpe... con este tamaño, nunca pude...- Se rió.
- Despacio...- Pauli le mantenía la distancia con la mano, mientras él hacia fuerza. - ay... ay... para... ay...- Se contrajo, con dolor, respiraciones profundas.
Mario ya estaba como loco. Volvió a ponerse atrás.
- No, para...- Escuché que le dijo Pauli.
- Para lubricar, mejor...-
- ah... no... agh... no la metas, no... Ahg...-
Mario, jugaba con su verga entre los labios de la concha de Pauli. Ella ya estaba hirviendo.
- Acaba con esto... Ahg... acaba con esto...-
- No puedo- Dijo Mario y vi cómo apoyó la punta de su vergón en la concha de Pauli.
- ¡Ahg! no, por favor... Ahg... por la concha no... Ahg...- Por primera vez, lo miró a los ojos, casi extasiada. - Es de mi marido...- Beboteó, moviéndose, con la verga del verdulero en la entrada de su concha.
- Un poquito más...-
- No, Ahg... no... intenta en el culo... Ahg...-
Mario escuchó eso y fue música para sus oídos. La apoyó en el culo de Pauli.
- ¡ay! ¡ah! ¡Ugh!- Exclamaba ella, mordiendo los dientes, sintiendo como le entraba la pija. - es enorme, ¡ah! despacio...- Se tiró en la mesa y parecía entregada.
Mario comenzó a cogerla con un poco de ritmo, no tanto, mientras Pauli sufría.
- Ponele gel, por favor... Ahg... gel... es enorme... Ahg... no aguanto...- Suplicaba, gimiendo como nunca, mezclando el dolor y el placer.
- Un poquito más.-
- ¡ay! No ¡Ahg! Por favor, sacala... Ahg...- Se trató de alejar Pauli pero Mario la agarró.
- ¡Estoy que exploto!- estaba desencajado.
- ¡Soltame y seguís!-
- ¡No puedo!- Mario la tomó de las manos y la tomó de atrás. Salió de su culo y ella gritó. rápidamente volvió a apoyar su vergón en su concha.
- No, Ahg... te pedí que no... Ahg... ¡no me entra!- Gritó Pauli.
Mario le metió un cuarto de pija y Pauli arqueó su espalda. Yo me tocaba con fuerza y todavía no me daba cuenta.
- ¡Ah, por dios! ¡Ay es enorme! ¡hasta ahí, por favor!- Volvió a Mirarlo, mientras Mario le daba pequeños vaivén, para no metérsela toda. - Por favor... acaba... por favor...- Suplicaba entre gemidos.
Mario salió de su concha y volvió a su culo. Tiró gel, abundante y la tomó de las caderas. La cogía hasta donde podía. Estuvo varios minutos, dándole rápido y cortito. Pauli apretaba las manos.
- Ahí va entrando... despacio... por favor que nunca me metí algo así... - Agitada, entre quejidos y respiraciones.
- Con esto no puedo.- dijo Mario, salió y se sacó el preservativo.
- ¡No!- Pauli lo detuvo. Estuve apunto de salir. - Sentate y te la chupo.-
Mario sonrió. Se sentó. Ella se arrodilló, visiblemente dolorida. Comenzó a chuparle la pija, con un poco de asco y al instante, ya se la chupaba con locura.Estaba imnotizada por ese enorme pedazo. Mario tiraba la cabeza hacia atrás y la tomaba del pelo. No la guiaba, dejaba que ella use su lengua por todos lados.
- Yo estoy sano. - Le susurraba Mario.
Paula seguía chupando.
- Sin el preservativo, acabo rápido.- Repitió y Pauli chupaba con más ganas. - Un poco nomás y acabo...- Dijo y ella se encendió.
Se paró, agarró el gel y con una sonrisa , mirándolo con ojos bien de puta le empezó a tirar gel y pajearlo. Mario la tomó del pelo con fuerza y la paró. Ella se abrió bien el culo y el verdulero se la empezó a meter despacio.
- ah, que puta...-
- Ahg... ay... Ahg... ahí está mejor...-
- ¿así está bien puta?-
- ah... - Ella no respondía, estaba tirada en la mesa, apretando la mano.
- ¿Así te cogió don Lucio, puta?- La tomó del pelo, con bronca y la llevó hacia él.
- ¡Ay! despacio, Ahg...-
- Respondé, puta.- Le daba un poco más rapido
-¡Ahg!- mordía los dientes pero no intentaba salir.
- Te voy a dar más rápido.- La soltó y ella se quedó mirándolo, desafiante. - ¿Así te cogió don Lucio?-
- Ahg... - Mario aceleró el ritmo y ella sufría, sin dejar de mirarlo. - Ahg... no, no ... no podía cogerme así de rápido...- Sonrió y se mordía los labios, mirándolo.
- ¿Te cogió mucho?- Mario estaba sacado, su respiración delataba que no aguantaría mucho más.
- Ahg... si, cojeme así... Ahg... mucho... si... mucho...- Bobeteaba y se reía.
- ¿ Y yo te voy a coger mucho, puta? - Le preguntó y ella no respondía. Siguiendo dándole; sacó su pija y fue directo a su concha.
- ¡Ahhhg!- Gritó Pauli, abriendo los ojos. - ¡Ahg! ¡Salí!-
- ¡¿Te gusta?¡- Se le acercó a la oreja y comenzó a cogerla con fuerza.
- ¡Enorme! Ahg... Ahg... me encanta... Ahg... pero... Ahg... la quiero en el culo...- Sonrió Pauli.
Mario salió, se sentó. Pauli volvió a chuparle la pija, está vez casi hasta ahogarse. Le puso gel y se sentó.
- La próxima te la vas a meter toda en el culo.-
- Ahg.... no creo que entre pero intento.- Dijo entre gemidos.
- ¡ah! acabo...-
- Dámela toda en el culo, Ahg... dale, Ahg... dale...-
- ¡ay está! ¡cómo te voy a coger, puta, cómo te voy a coger!-
- ay, si... ay si... me estás llenado... Ahg...-
Mario acabó y Pauli casi se desmaya.
- Pasa al baño.- Le dijo.
Mario le hizo caso y parecía ser otra persona. Pauli vino a la habitación.
- Perdón, amor. Necesitaba que acabe. Me mató.-
- ¿Es verdad?- Le pregunté con la pija afuera.
- Sólo fue calentura. - Susurró y me miró la pija.
Se agachó y se metió mi pija entera.
- Esta me entra.- Sonrió y salió.
Yo me quedé esperando, no sé qué. Mario estaba en la puerta, Pauli seguía desnuda. Mario le dijo algo al oído, ella le respondió y miró como hacía la habitación, donde estaba yo. Abrió sus piernas y él le rozó la pija flácida por el clítoris. Al instante, ella se agachó y se la chupó un poco.
- Ahg... esta no me entra...- Escuchó que dijo.
Mario se fue, ella pasó por el baño y vino a la habitación.
- Perdón, amor... esto me desenca...- La agarré de los brazos, la tiré a la cama y comencé a cogerle el culo que todavía tenía leche de Mario- ¡Ah! me duele, ¡Me estás matando!-
- ¡¿Si, puta?!- Le decía con bronca- ¡Recién no dijiste que está te mataba, flor de puta!-
- Para, amor...- Me suplicó entre llanto.
- ¡¿Ahora sos la puta de este?!- Le pegué en el culo, mientras la cogía y ella se rió.
- Ahg... Ahg... ¿Querés eso? ... Ahg... -
Acabé como hacía tiempo no lo hacía. Acabé entendiendo que parecía ser esto lo que necesitábamos.
- No, disculpe... es... que...- Se lo notaba por demás nervioso. Tocaba su nuca, transpiraba excesivamente.
- Qué necesitas.- Reiteré, firme.
Paula estaba de brazos cruzados. No decía nada. No decía nada, cómo todas las veces que se avecinaba el descubrimiento de una de sus mentiras. Yo estaba furioso.
- No quiero ser intrépido...- Tartamudeó, cómo si "intrépido" haya sido una palabra que escuchó en algún momento y no supo dónde ponerla y se le ocurrió ahora.
- ¡Mario!- Enfaticé, buscando su mirada.
- Don Lucio me dió esto...- Metió su mano en el bolsillo, saco la famosa colaless y se la dió a Paula.
- ¿De dónde la sacaste?- Preguntó ella, mirando que estaba llena de leche seca. Posiblemente, todavía estaba la cogida que le había pegado Lucio.
- Es suya...- Sonrió, tímidamente el verdulero.
- ¡Tomatela y no vuelvas más!- Lo agarré del cuello de su camisa y lo empujé hacia la puerta.
- Tengo fotos...- Exclamó, antes de sacarlo.
- Me importa un huevo.- Respondí, entendiendo que eran de la colaless.
- Y videos de hoy...- Agregó y me frené.
Giré y la miré a Paula.
- ¿Qué hiciste?- Me le acerqué, desencajado.
- Te juro que sólo eso. Te juro por todo lo que te amo.- me miraba con los ojos abiertos, a punto de llorar.
Volví a Mario, que continuaba en la puerta, parecía un poco más seguro que antes.
- Andate, dale. -
- Yo no le creía a Lucio, ¿Saben?-
- Andate.- Repetí.
- Me obligó a poner cámaras y me venían bien para saber si me robaban, porque estoy sólo. -
- andate...- Esta vez, ya no era tan convincente.
- Y recién ví que Lucio no mentía en nada.- Se rió.
- Tomatela.-
Mario sacó su celular y me lo extendió.
- Quizás usted deba saber...-
Lucio le mandaba mano en el culo a Pauli y ella se dejaba. Por primera vez, no mentía. Por primera vez, era eso y nada más. La miré a ella y lagrimeaba.
- Un error lo tiene cualquiera. - Le devolví el celular.
- Quizás, usted todo esto ya lo sabía.- Se guardó el celular en el delantal.
- ¿Qué querés?- me mordía la mandíbula de la bronca.
- Un ratito...- La señaló a Pauli, cómo si fuese una mercancía.
- ¡Ni loca!- Exclamó, con bronca.
El petiso estaba seguro, jocoso.
- Tomatela porque te cago a piñas.-
- Don Lucio no tiene ni un golpe...- Susurró, desafiante. - Un ratito y me voy. Quiero probar, sólo eso.-
- ¿Y si no quiero?-
- Señora, disculpe pero no quisiera que esto se sepa. Usted sabrá que el barrio es muy chusma.- Se acomodaba el delantal, mientras garraspeaba y miraba el suelo como si ser manipulador no fuera lo suyo.
Yo estaba confundido. Venía de casi coger con la amiga de mi futura esposa, a casi acabar con mi futura esposa, tan caliente como hacía tiempo; a este momento, donde no sabía qué hacer.
- ¿Que es un ratito?- Agachó la cabeza Pauli.
Mario levantó la cabeza, con los ojos iluminados.
- Un ratito.- Sonrió.
- ok...- Contestó Pauli. - Yo pongo el límite.-
- Bueno, pero... - Mario me miró.
- No te hagas el boludo. Yo me quedo.-
- Me da vergüenza, sabe...-
Pauli se acercó.
- Por favor, que se termine esto. Metete en la habitación y listo. -
- ¿Qué vas a hacer? -
- No sé, le muevo el culo y listo. No sé, amor. Perdón, creí que necesitábamos esto.- Me besó, casi llorando.
- Te dije que esto no se termina...-
Me fui a la habitación y dejé entreabierta la puerta. El departamento no era grande y podía ver y escuchar.
- Sentate. - Le ordenó Pauli, cómo si supiese lo que hace.
Mario se acomodó frente a ella.
- Me bajo esto...- Le dijo Pali, dejando caer su pantalón y mostrando su culo con la colaless que minutos antes yo se la corría para cogerla.
- ¿ Me puedo masturbar?- Le preguntó y Pauli giró asintiendo, revoleando la mirada.
Mario se bajó el pantalón y usaba de esos boxer de tela, viejos. Pauli abrió los ojos sorprendida pero no dijo nada. Volvió a su posición y abrió su culo.
- Por favor, acaba rápido. -
Se escuchaba que Mario le daba con ganas a la paja.
- Disculpe, ¿Me podrá escupir?-
- Hacelo vos...- Pauli giró y quedó dura de asombro. Mario tenía una verga negra, gordisima y más larga que la mía.
- Por favor...-
Pauli suspiró, juntó saliva y se la dejó caer en la pija de Mario que se pajeaba con fuerza. Pauli volvió a girar y abrirse de piernas, dejando ver su concha y como el hilo de la colaless ingresaba en su culo.
- Ayúdeme...- Repitió después de cinco minutos y darle duro, no lograba acabar.
Pauli se dió vuelta, se acercó con mal humor.
- Tanto querías un ratito y no acabas, ¿Qué querés?-
Dijo eso y Mario le tocó el culo. Ella no se movió. Estaba cruzada de brazos por abajo de las tetas, con la remera puesta. Mario le amasaba el culo con ganas y sonreía.
- ¿ Me escupe de nuevo?-
No se negó. Juntó saliva y se agachó, dejándola caer lentamente. Mario aprovechó y acercó un dedo por abajo de la colaless. Pauli se quedó en esa posición. a 20 cm de ese vergón con las manos apoyadas en las piernas del verdulero que se pajeaba con mucha fuerza. Su mano pasó del culo de Pauli a su concha que estaba húmeda desde nuestra cogida. Comenzó a frotar sus dedos gruesos por arriba de la tela, húmeda. No tardó mucho en correrla. Pauli le tomó la mano.
- Hasta ahí...- Estaba visiblemente agitada. Los dedos gruesos la volvían loca, cómo ninguna.
- Es para que acabe más rápido...-
- a... apúrate...- Tartamudeó.
Mario hizo una leve sonrisa y continúo masajeando su clítoris, todavía siendo tomado por ella.
- a... a... apurate... apurate...- Se me empezó a retorcer, mientras el verdulero apretaba con fuerza y lento, entendiendo que ese era el ritmo.- Por .... por... ah... por favor... ah...-
Mario sacó la mano y volvió a su culo. Esta vez, la empujó un poco hacia él, dejando las tetas de ella a nada de su cara. Pauli pasó los brazos a los hombros y el dedo de él comenzó a jugar con su ano. Yo estaba en la habitación, explotado. Asumiendo.
- ¿Está bien esto?- Preguntó él.
- Necesito que acabes...- Respondió, un poco agitada, ya con los ojos cerrados y haciendo fuerza con la cabeza hacia arriba para no toparse con la boca de él.
- No creo que pueda con una paja...- Escuché que le dijo, muy suave, casi imperceptible.
- Eso es muy grande...- Le señaló la pija. -¡ay!- Vi la cara de Pauli, cuando Mario le metió un dedo en el culo.
- Seguro podrá....-
Pauli se alejo. Respiró profundo y fue hasta el baño. Pasó por la habitación.
- Amor...- Me dijo e ingresó.
- Ya sé...- Le dije.
- No acaba más.- Me dijo, con los ojos un poco idos, un poco compungidos, calientes y tristes.
- Claro.-
Pauli se acercó a mí y me besó.
- Chupame un poco el culo.- Me Susurró.
- ¿Qué?-
- Dale, necesito para que esto pase. - me chupó la oreja.
bajé, abrí su culo y la escupí. Se la chupé y le colé los dedos.
- No hace falta... ya está...- Me sacó la mano y se alejó mordiéndose los labios. - No puede calentarte esto...- Me miró y me agarró la pija.
Salió, fue al baño, abrió el botiquín y llevó un gel. Tenía razón, no podía calentarme eso, pero me calentaba.
- Sin perservativo, nada- Se cruzó de brazos Pauli, desnuda solo con su remera.
Mario no dijo nada. Sacó de su delantal y comenzó a colocarselo. La pija parecía explotarle, casi deforme y Pauli no paraba de mirarla.
-Ponete esto...- Le dijo, estirándole el gel. - Bastante y no creo que entre. Hasta donde vaya y listo.-
Pauli se puso contra la mesa, abrió bien las piernas. Mario se colocó atrás, casi en puntas de pié.
- ¡Para, animal! es enorme...- Lo frenó en el primer intento de Mario.
- Disculpe... con este tamaño, nunca pude...- Se rió.
- Despacio...- Pauli le mantenía la distancia con la mano, mientras él hacia fuerza. - ay... ay... para... ay...- Se contrajo, con dolor, respiraciones profundas.
Mario ya estaba como loco. Volvió a ponerse atrás.
- No, para...- Escuché que le dijo Pauli.
- Para lubricar, mejor...-
- ah... no... agh... no la metas, no... Ahg...-
Mario, jugaba con su verga entre los labios de la concha de Pauli. Ella ya estaba hirviendo.
- Acaba con esto... Ahg... acaba con esto...-
- No puedo- Dijo Mario y vi cómo apoyó la punta de su vergón en la concha de Pauli.
- ¡Ahg! no, por favor... Ahg... por la concha no... Ahg...- Por primera vez, lo miró a los ojos, casi extasiada. - Es de mi marido...- Beboteó, moviéndose, con la verga del verdulero en la entrada de su concha.
- Un poquito más...-
- No, Ahg... no... intenta en el culo... Ahg...-
Mario escuchó eso y fue música para sus oídos. La apoyó en el culo de Pauli.
- ¡ay! ¡ah! ¡Ugh!- Exclamaba ella, mordiendo los dientes, sintiendo como le entraba la pija. - es enorme, ¡ah! despacio...- Se tiró en la mesa y parecía entregada.
Mario comenzó a cogerla con un poco de ritmo, no tanto, mientras Pauli sufría.
- Ponele gel, por favor... Ahg... gel... es enorme... Ahg... no aguanto...- Suplicaba, gimiendo como nunca, mezclando el dolor y el placer.
- Un poquito más.-
- ¡ay! No ¡Ahg! Por favor, sacala... Ahg...- Se trató de alejar Pauli pero Mario la agarró.
- ¡Estoy que exploto!- estaba desencajado.
- ¡Soltame y seguís!-
- ¡No puedo!- Mario la tomó de las manos y la tomó de atrás. Salió de su culo y ella gritó. rápidamente volvió a apoyar su vergón en su concha.
- No, Ahg... te pedí que no... Ahg... ¡no me entra!- Gritó Pauli.
Mario le metió un cuarto de pija y Pauli arqueó su espalda. Yo me tocaba con fuerza y todavía no me daba cuenta.
- ¡Ah, por dios! ¡Ay es enorme! ¡hasta ahí, por favor!- Volvió a Mirarlo, mientras Mario le daba pequeños vaivén, para no metérsela toda. - Por favor... acaba... por favor...- Suplicaba entre gemidos.
Mario salió de su concha y volvió a su culo. Tiró gel, abundante y la tomó de las caderas. La cogía hasta donde podía. Estuvo varios minutos, dándole rápido y cortito. Pauli apretaba las manos.
- Ahí va entrando... despacio... por favor que nunca me metí algo así... - Agitada, entre quejidos y respiraciones.
- Con esto no puedo.- dijo Mario, salió y se sacó el preservativo.
- ¡No!- Pauli lo detuvo. Estuve apunto de salir. - Sentate y te la chupo.-
Mario sonrió. Se sentó. Ella se arrodilló, visiblemente dolorida. Comenzó a chuparle la pija, con un poco de asco y al instante, ya se la chupaba con locura.Estaba imnotizada por ese enorme pedazo. Mario tiraba la cabeza hacia atrás y la tomaba del pelo. No la guiaba, dejaba que ella use su lengua por todos lados.
- Yo estoy sano. - Le susurraba Mario.
Paula seguía chupando.
- Sin el preservativo, acabo rápido.- Repitió y Pauli chupaba con más ganas. - Un poco nomás y acabo...- Dijo y ella se encendió.
Se paró, agarró el gel y con una sonrisa , mirándolo con ojos bien de puta le empezó a tirar gel y pajearlo. Mario la tomó del pelo con fuerza y la paró. Ella se abrió bien el culo y el verdulero se la empezó a meter despacio.
- ah, que puta...-
- Ahg... ay... Ahg... ahí está mejor...-
- ¿así está bien puta?-
- ah... - Ella no respondía, estaba tirada en la mesa, apretando la mano.
- ¿Así te cogió don Lucio, puta?- La tomó del pelo, con bronca y la llevó hacia él.
- ¡Ay! despacio, Ahg...-
- Respondé, puta.- Le daba un poco más rapido
-¡Ahg!- mordía los dientes pero no intentaba salir.
- Te voy a dar más rápido.- La soltó y ella se quedó mirándolo, desafiante. - ¿Así te cogió don Lucio?-
- Ahg... - Mario aceleró el ritmo y ella sufría, sin dejar de mirarlo. - Ahg... no, no ... no podía cogerme así de rápido...- Sonrió y se mordía los labios, mirándolo.
- ¿Te cogió mucho?- Mario estaba sacado, su respiración delataba que no aguantaría mucho más.
- Ahg... si, cojeme así... Ahg... mucho... si... mucho...- Bobeteaba y se reía.
- ¿ Y yo te voy a coger mucho, puta? - Le preguntó y ella no respondía. Siguiendo dándole; sacó su pija y fue directo a su concha.
- ¡Ahhhg!- Gritó Pauli, abriendo los ojos. - ¡Ahg! ¡Salí!-
- ¡¿Te gusta?¡- Se le acercó a la oreja y comenzó a cogerla con fuerza.
- ¡Enorme! Ahg... Ahg... me encanta... Ahg... pero... Ahg... la quiero en el culo...- Sonrió Pauli.
Mario salió, se sentó. Pauli volvió a chuparle la pija, está vez casi hasta ahogarse. Le puso gel y se sentó.
- La próxima te la vas a meter toda en el culo.-
- Ahg.... no creo que entre pero intento.- Dijo entre gemidos.
- ¡ah! acabo...-
- Dámela toda en el culo, Ahg... dale, Ahg... dale...-
- ¡ay está! ¡cómo te voy a coger, puta, cómo te voy a coger!-
- ay, si... ay si... me estás llenado... Ahg...-
Mario acabó y Pauli casi se desmaya.
- Pasa al baño.- Le dijo.
Mario le hizo caso y parecía ser otra persona. Pauli vino a la habitación.
- Perdón, amor. Necesitaba que acabe. Me mató.-
- ¿Es verdad?- Le pregunté con la pija afuera.
- Sólo fue calentura. - Susurró y me miró la pija.
Se agachó y se metió mi pija entera.
- Esta me entra.- Sonrió y salió.
Yo me quedé esperando, no sé qué. Mario estaba en la puerta, Pauli seguía desnuda. Mario le dijo algo al oído, ella le respondió y miró como hacía la habitación, donde estaba yo. Abrió sus piernas y él le rozó la pija flácida por el clítoris. Al instante, ella se agachó y se la chupó un poco.
- Ahg... esta no me entra...- Escuchó que dijo.
Mario se fue, ella pasó por el baño y vino a la habitación.
- Perdón, amor... esto me desenca...- La agarré de los brazos, la tiré a la cama y comencé a cogerle el culo que todavía tenía leche de Mario- ¡Ah! me duele, ¡Me estás matando!-
- ¡¿Si, puta?!- Le decía con bronca- ¡Recién no dijiste que está te mataba, flor de puta!-
- Para, amor...- Me suplicó entre llanto.
- ¡¿Ahora sos la puta de este?!- Le pegué en el culo, mientras la cogía y ella se rió.
- Ahg... Ahg... ¿Querés eso? ... Ahg... -
Acabé como hacía tiempo no lo hacía. Acabé entendiendo que parecía ser esto lo que necesitábamos.
0 comentarios - XXV Su mejor amiga. No sé el porqué pero sí el cómo.