Durante la siguiente media hora me encerré en mi habitación caminando de un lado a otro, preguntándome como había dejado que eso ocurriera. Pero cuando volvía a mi cabeza la imagen de esas bocas dándome placer, me excitaba nuevamente. Necesitaba una ducha para calmarme y aclarar mi mente.
Llevaba unos 5 minutos bajo el agua cuando sentí que la puerta se abría. Asomé solo la cabeza y vi a Gabi, la única que aún no me había tocado.
- Hola. No te quiero molestar, pero necesito usar el baño urgente y las chicas ya están en el otro.
- Ehh... me estoy bañando.
Solo pude decir lo obvio, pero a la chica no le importó. Se sacó su tanga y se sentó a orinar. Yo me quedé boquiabierto ante su atrevimiento, aunque después de la escena de la cocina no sé de que me sorprendía. Para colmo de los males Gabi era una bomba. Pechos grandes y bien redondos, cadera y cola generosa y firme. Me vio mirarla y sonrió.
- Querés ver más picarón?
Se paró y de un tirón se saco la remera que presionaba esos melones. Además su pubis estaba completamente depilado. No pude evitar deleitarme con la vista.
- Te gusta lo que ves? Yo también quiero ver...
Su voz, dulce y perversa a la vez, sonó como una orden para mí. Corrí la cortina y mostré mi rigidez.
- Epa! Es más grande de lo que parecía... me muero por probarla.
Se metió conmigo en la bañera y me la agarró con fuerza.
- Bien durita. Como me gusta!
Se agachó y comenzó a lamer y comérmela. Hilos de saliva caían por la comisura de sus labios. Un minuto después se levantó.
- Ahora quiero que me cojas.
Se dio vuelta, apoyó las manos en la pared y separó las piernas extendiendo su culo hacia mí.
- Viste que linda cola que tengo?
- Hermosa!
Separé sus grandes nalgas y miré sus dos orificios de perdición. Me temblaba el pulso ante semejante imagen. Mojé dos dedos con mi saliva y ataqué sus carnosos labios vaginales. Enseguida noté su humedad y los metí con facilidad.
- Ahhhh... estás jugando conmigo... meteme la pija por favor!
No tuvo que repetirmelo. Fui directo e intenso al penetrarla. Hacía tiempo que no tenía sexo y el contacto con esa delicia de vagina menhizo estremecer.
- Aaahhh siii! Dame duro papito!
En ese momento me descontrolé. La clavé hasta el fondo y le di duro continuamente mientras me abrazaba a ella apretándole una teta y frotándole el clítoris. Fueron 3 o 4 minutos muy intensos en los cuales me desconocía a mí mismo. Nunca había estado tan excitado. Esta pendeja me volvía loco.
- Ay, ay, ay... me hacés acabarrrrr! Ay por diosss!
Su piernas temblaron y casi se cae en la ducha. Tuve que atraparla y sacarla de ahí. Nos secamos y nos miramos.
- Vamos a mi habitación a seguirla.
- Mmm... Llevame a tu cama!
Con una lujuria inusitada en mí, la llevé y la vi ponerse en cuatro.
- Vení. Seguí cogiéndome!
Yo me había quedado hipnotizado con la voluptuosidad de semejante culo. Me abalancé sobre él y se lo lamí por todas partes.
- Como te gustó mi cola!
Me concentré en pasarle y meter la lengua en su agujero. Se lo dejaba todo babeado y seguía.
- Mmm... ningún flaco me hizo esto antes!
- No entiendo por que no. Tenés un culo delicioso!
Dicho eso, le metí un dedo hasta el fondo. Entró con facilidad.
- Aaayy... Cochino! Vos querés todo! Jaja
Tomé eso como permiso para avanzar, por lo que metí 2 dedos y continué con el ataque a su concha con la otra mano.
- Ufff... sos terrible vos! Como sabés!
Mi mano cogía ese culo con toda libertad. Era hora del plato fuerte. Me acomodé detrás de ella, me mojé la pija y la metí hasta la mitad de un solo intento.
- Aaaahh... como me lo abriste! Uff... despacito. Andá despacito!
Emprendí un mete y saca cada vez más profundo pero sin ir deprisa. Sin embargo, sus gemidos, sus tetas moviéndose y sus nalgas rebontando contra mí, actuaron como una dosis de una droga poderosa que me produjo una euforia sexual desmesurada. Empecé a cogerla con fuerza y velocidad.
- Aah ah, ah, ah... hi-jo-de-puu-taaa!
Me reí de su reacción. Me estaba culeando a una diosa de 20 años como nunca se lo había hecho a ninguna otra mujer. La clavé hasta el fondo y me detuve. Estaba al borde de eyacular.
- Aaahh... me estás rompiendo el culo!
- Es que tu culo es tan hermoso que sería pecado no hacerlo! Ahora te voy a llenar de leche!
- Damela toda, animal!
Unas pocas metidas suaves más bastaron para llevarme al mejor orgasmo de mi vida. Mi pija bombeó toda la leche dentro de el culo más hermoso y joven que jamás vería.
Cuando me aparté y vi lo abierto que estaba ese ano, me sentí realizado. Ella respiraba agotada pero no se movía y el semen empezaba a salir.
Recién en ese entonces noté que había alguien en la entrada de mi habitación. Mi hija estaba ahí parada, inmóvil, con los ojos furiosos llenos de lágrimas.
Llevaba unos 5 minutos bajo el agua cuando sentí que la puerta se abría. Asomé solo la cabeza y vi a Gabi, la única que aún no me había tocado.
- Hola. No te quiero molestar, pero necesito usar el baño urgente y las chicas ya están en el otro.
- Ehh... me estoy bañando.
Solo pude decir lo obvio, pero a la chica no le importó. Se sacó su tanga y se sentó a orinar. Yo me quedé boquiabierto ante su atrevimiento, aunque después de la escena de la cocina no sé de que me sorprendía. Para colmo de los males Gabi era una bomba. Pechos grandes y bien redondos, cadera y cola generosa y firme. Me vio mirarla y sonrió.
- Querés ver más picarón?
Se paró y de un tirón se saco la remera que presionaba esos melones. Además su pubis estaba completamente depilado. No pude evitar deleitarme con la vista.
- Te gusta lo que ves? Yo también quiero ver...
Su voz, dulce y perversa a la vez, sonó como una orden para mí. Corrí la cortina y mostré mi rigidez.
- Epa! Es más grande de lo que parecía... me muero por probarla.
Se metió conmigo en la bañera y me la agarró con fuerza.
- Bien durita. Como me gusta!
Se agachó y comenzó a lamer y comérmela. Hilos de saliva caían por la comisura de sus labios. Un minuto después se levantó.
- Ahora quiero que me cojas.
Se dio vuelta, apoyó las manos en la pared y separó las piernas extendiendo su culo hacia mí.
- Viste que linda cola que tengo?
- Hermosa!
Separé sus grandes nalgas y miré sus dos orificios de perdición. Me temblaba el pulso ante semejante imagen. Mojé dos dedos con mi saliva y ataqué sus carnosos labios vaginales. Enseguida noté su humedad y los metí con facilidad.
- Ahhhh... estás jugando conmigo... meteme la pija por favor!
No tuvo que repetirmelo. Fui directo e intenso al penetrarla. Hacía tiempo que no tenía sexo y el contacto con esa delicia de vagina menhizo estremecer.
- Aaahhh siii! Dame duro papito!
En ese momento me descontrolé. La clavé hasta el fondo y le di duro continuamente mientras me abrazaba a ella apretándole una teta y frotándole el clítoris. Fueron 3 o 4 minutos muy intensos en los cuales me desconocía a mí mismo. Nunca había estado tan excitado. Esta pendeja me volvía loco.
- Ay, ay, ay... me hacés acabarrrrr! Ay por diosss!
Su piernas temblaron y casi se cae en la ducha. Tuve que atraparla y sacarla de ahí. Nos secamos y nos miramos.
- Vamos a mi habitación a seguirla.
- Mmm... Llevame a tu cama!
Con una lujuria inusitada en mí, la llevé y la vi ponerse en cuatro.
- Vení. Seguí cogiéndome!
Yo me había quedado hipnotizado con la voluptuosidad de semejante culo. Me abalancé sobre él y se lo lamí por todas partes.
- Como te gustó mi cola!
Me concentré en pasarle y meter la lengua en su agujero. Se lo dejaba todo babeado y seguía.
- Mmm... ningún flaco me hizo esto antes!
- No entiendo por que no. Tenés un culo delicioso!
Dicho eso, le metí un dedo hasta el fondo. Entró con facilidad.
- Aaayy... Cochino! Vos querés todo! Jaja
Tomé eso como permiso para avanzar, por lo que metí 2 dedos y continué con el ataque a su concha con la otra mano.
- Ufff... sos terrible vos! Como sabés!
Mi mano cogía ese culo con toda libertad. Era hora del plato fuerte. Me acomodé detrás de ella, me mojé la pija y la metí hasta la mitad de un solo intento.
- Aaaahh... como me lo abriste! Uff... despacito. Andá despacito!
Emprendí un mete y saca cada vez más profundo pero sin ir deprisa. Sin embargo, sus gemidos, sus tetas moviéndose y sus nalgas rebontando contra mí, actuaron como una dosis de una droga poderosa que me produjo una euforia sexual desmesurada. Empecé a cogerla con fuerza y velocidad.
- Aah ah, ah, ah... hi-jo-de-puu-taaa!
Me reí de su reacción. Me estaba culeando a una diosa de 20 años como nunca se lo había hecho a ninguna otra mujer. La clavé hasta el fondo y me detuve. Estaba al borde de eyacular.
- Aaahh... me estás rompiendo el culo!
- Es que tu culo es tan hermoso que sería pecado no hacerlo! Ahora te voy a llenar de leche!
- Damela toda, animal!
Unas pocas metidas suaves más bastaron para llevarme al mejor orgasmo de mi vida. Mi pija bombeó toda la leche dentro de el culo más hermoso y joven que jamás vería.
Cuando me aparté y vi lo abierto que estaba ese ano, me sentí realizado. Ella respiraba agotada pero no se movía y el semen empezaba a salir.
Recién en ese entonces noté que había alguien en la entrada de mi habitación. Mi hija estaba ahí parada, inmóvil, con los ojos furiosos llenos de lágrimas.
4 comentarios - Un pijama party muy especial 2