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Mi sobrina y su prima del pueblo 8

Mi sobrina y su prima del pueblo 8



Aclaración: El relato no es mío, pero me encanto y me pareció muy buena la historia.


Sigo con el nuevo juego con Claudia, y mis chicas castigadas sin sexo, ni poder ver el video completo, sometiendo a la puta pija de Jenny.
    Mis chicas no querían despertarme, querían despertar a mi polla, y la lamian entre risitas. Tarde un rato en darme cuenta, dormí como un lirón, con mi cuerpo reparando mis músculos y mi pobre polla del trajín del día anterior. Me di cuenta cuando ya estaba casi empalmado del todo y se empezaban a pelear entre risas por quien se la metía primera.
Sonaron dos azotes en sendos culos y me levante dejándolas, frotándoselos.
-A la ducha, que siempre vamos tarde- les dije sonriéndoles, yendo al salón.
-¿Ves cómo estaba despierto? No tenemos que esperar tanto joder tía- le dijo Sonia.
-Pues haberme dejado primera, que me tocaba a mi- le contesto mi sobrina.
Claudia quería madrugar para estar a solas, y que le pusiera cachonda con nuestro juego, y mi trempada mañanera. Pero se había dormido y la vi bostezando al llegar a la cocina.
-¡Buenos días! ¡A los dos! -dijo mirando mi trempada por culpa de mis chicas.
-Buenos días a vosotras también- le dije mordiendo sus dos pezones, cogiéndole de la goma de su pijama, provocándole una risa histérica.
Me senté en el taburete con mi café y mi polla firme y se frotaba los pezones mirándome de reojo.
Apareció Esther y mirando mi polla nos dio los buenos días. Cogió otro café y se sentó enfrente charlando del plan de estudios del día.
Llego mi sobrina aun sin vestir, con la camiseta y sin braguitas, y me golpeo la polla diciendo:
-Buenos días a todas, menos a una- y reí sabiendo de quien hablaba.
Se lleno el cuenco de cereales y se acomodó entre mis piernas notando mi polla en su espalda. Y se puso a comerlos.
Y Sonia si apareció ya vestida y peinada. Me beso y nos dio los buenos días a todos. Lleno su cuenco y se sentó a mi lado a comerlos apoyando su cabeza en mi hombro. Quería ser perdonadas, pero aun las haría esperar un poco más.
Acabé mi café y mi cigarro, y apartando a mi sobrina, dándole un beso en el cuello, le dije:
-Me visto y nos vamos, espabila.
-Voy- me contesto acabando los cereales comiendo rápida.
Salió corriendo a vestirse y Sonia le dio un azote en el culo que sonó fuerte.
-¡Au! -dijo quejándose.
-Vega que siempre eres la última- le dijo riendo todas.
Claudia y Esther ya tenían su ritual sexual cada mañana. Cuando nos íbamos, se iban a la habitación, lubricaban los rotuladores, ahora ya más gruesos, y se desnudaban una a la otra besándose y riendo. Cada día Esther preparaba el culo de Claudia para cuando la follara yo. Y Claudia se lo agradecía comiéndole el coñito, y follando su culo plano con otro rotulador. Habían pensado en comprar un buen consolador, o dos. Pero mis chicas se burlarían de ellas si las descubrían, y acabarían folladas sin compasión por ellas.
Mis chicas se enrollaron en el asiento de atrás sin ningún pudor. Se besaban y se sobaban los pechos mirándome por el retrovisor.
-¿Cuándo se acaba el castigo mi amo?- pregunto Sonia.
-Si, ¿Cuándo? Ya estoy harta de esta guarra- dijo mi sobrina riendo las dos como brujas.
Era pura comedia, cada vez estaban más enamoradas. No pasaban más de una hora o dos una sin la otra. Y cuando esto pasaba, se las veía algo apagadas. No lo sabían, no se habían dado cuenta, pero yo sí.
-Recuerdo una vez que tuve que coger el metro. Eran 5 paradas, pero a la segunda, me baje y fui andando.- les explique con una sonrisa.
Se soltaron, se sentaron bien y me miraron como niñas buenas.
Lleguemos y me besaron al despedirse, tranquilas y calmadas con sus caras de niñas buenas. Se alejaron moviendo sus culos de vicio y como siempre, se giraron a sonreírme y les guiñaba un ojo agradecido.
Fui a la oficina, volví, aparqué y me fui al bar del chino a tomar mi carajillo mirando las chicas pasar y esperando las fotos que mandarían hoy mis chicas.
Esta vez solo fue un selfie en el pasillo del instituto sonriendo otra vez como niñas buenas. Me decepcionaron, pero era nuestro juego, ellas querían perdón, y sin fotos me lo recordaban.
También vi un mensaje de un contacto nuevo. Era de Marta, la madre de Sonia. Me preguntaba cuando podíamos quedar para que la empotrara con más tiempo.
-¡Joder con la Mami! -exclame hablando solo.
La verdad es que no sabía cuándo. Quería pasar la mañana trabajando, calentando a Claudia, y después de comer, follarme a mis chicas en el parking. Y a la noche las dejaría jugar con Esther y yo seguiría calentando a Claudia para dormir con mis chicas ya cachondo.
-No doy abasto joder. -volví a hablar solo con el chino al lado, también fumando, ya acostumbrado a oírme.
Pensé en su hija, y que no le había hecho gracia, solo la idea, porque no sabía que me la había follado. Y con mi polla protestando, le respondí lo peor que te puede responder alguien que se ha rebajado a buscarte y escribirte.
-¡Osti marta que sorpresa! Yo también me quede con ganas de disfrutar más rato de tu cuerpazo, y probar tu culo de vicio. Pero esta semana voy liado tía. Te digo algo el finde, no te enfades, te compensare.- y se lo envié notando su odio, al verlo leído en pocos segundos.
Lo leyó, salió del chat y no me contesto nada.
Los tíos estamos más acostumbrados a que nos respondan así, yo en mis tiempos lo entendía y no me enfadaba. Sabia conseguir a otra, y desquitarme. Pero para una chica es un jarro de agua fría, y temía que se lo tomara “demasiado” mal.
Llegue a casa enfadado conmigo, y salude a las chicas sentándome en mi sillón resoplando.
-¿Mucho trabajo?- me pregunto Esther.
-Ni te imaginas cariño. ¿ y vosotras que tal? ¿Tenéis algo para que os lo repase?
Y me pasaron cada una un pequeño dosier.
Se los repasé rápido y se los devolví, aun pensando en Marta. Podía haber quedado, y pegarle un polvo bueno encima del coche por Collserola, pensé. O llevarla al terrado, que nunca sube nadie, me volvía a torturar.
Mi teclado echaba chispas, y suerte que tengo unos buenos equipos, en otra época se me hubieran colgado, y habría protestado dando golpes al monitor. Pero a un monitor de ahora no se le puede ni mirar mal. Me levanté y me fui a la cocina a pensar que hacer, temiendo ya la venganza de Marta.
Claudia había buscado información en la red de cómo poner cachondo a un amo y cosas de ese estilo. También la envalentonaba Esther, que se ponía cachonda solo imaginando a la pobre Claudia empalada por mi polla.
-¿Vaya día no? Relájate y ya pasara- me dijo Claudia entrando a la cocina andando como una gata en celo.
Se sirvió un te frio y se quedó apoyada en el mármol de la cocina, mirando el vaso.
Yo cavilaba y estaba distraído, pero enseguida volví en mí, y me fijé en su nueva técnica.
-Te veo cambiada, que te has hecho. ¿Esther a probado algo nuevo contigo?- le pregunte curioso.
Se miro de abajo arriba, se atuso el pelo, y riendo me dijo:
-Que va, si no hemos salido. Y con Esther lo de cada día, a ver si te apuntas una mañana- me dijo sonriendo picara.
-Ya sabes que no me va bien, tengo que llevar a mis chicas- le conteste.
-Pues vamos ahora -me respondió ya notando su coñito húmedo.
Me levante, me acerque a ella y me saque la polla. Me miraba sonriendo, le bajé el pantalón y las braguitas y le puse la punta en su clítoris. Empuje unas pocas veces y sonreía notando mi rabo ponerse duro al notar su fuego en la punta de mi polla.
-¿Ya me toca? ¿por fin? -me pregunto cogiéndola y poniéndola bien en su botoncito.
Le levanté la camiseta, follándome su botoncito con calma, y le empecé a estirar los pezones jugando con ellos.
-No sé, igual si, o igual no- le dije.
Se dejaba hacer, gozando con mi polla dura chafando su clítoris, que lo agradecía mojando su coñito, y dándole placer. Me sonreía y se mordía los labios apoyada en el mármol arqueando su espalda y apretando sus caderas para sentir mis empujones.
Empuje más, y salto para arriba, soltó una risita, me la cogió y la volvió a poner en su sitio.
-Bueno, si me llevo una paja, algo es- me dijo resignada.
Aumente el ritmo y le sobaba las tetas, le llevaba dos dedos a su boca y me los chupaba golosa. Los sacaba y le mojaba un pezón.
-Así podemos estar toda la mañana- me dijo picándome.
Me cogí la polla, y se la frote con fuerza por su coñito, arriba y abajo. Se la veía concentrada en no gemir, y estuve así hasta que una de las veces que llegaba abajo, ella adelantaba el culo, para que se le metiera, pero se la baje apretando con fuerza hasta que quedo entre sus dos muslos.
-¿Me dejas dar un paseo?- me dijo notándola ardiente, y moviendo sus caderas, se empezó a frotar mi polla.
-Si, daté una vuelta en polla- le respondí quitándole la camiseta.
Se agarro a mi cintura, cerro las piernas con fuerza. Y se frotaba la polla, ya empapada por sus jugos. Me sonreía, y como había leído que si no gemía, me pondría más cachondo. Se aguantaba como podía, y no lo hacía, pero a mí no me engañaba.
Me quería agachar a comerle bien las tetas, pero si lo hacía se la metería sin querer, y quería, pero hoy no. Así que me conforme con estirárselas cogidas con fuerza y acercarlas para lamerle los pezones. Estaba a un par de centímetros de que se la pudiera meter. Y ella lo notaba, y cuando bajaba las piernas, me bajaba yo también mordiéndole el pezón.
-¡Au! – me dijo
-No hagas trampa- le respondí.
Y volvió a ponerse de pie, y a frotarse ahora con más rapidez haciendo fuerza con sus muslos, se calentaba cada vez más, y mi polla protestaba sabiendo que así podía estar eternamente. Yo lamia y chupaba sus pezones como un bebe hambriento. Ella aguantaba los gemidos, y empinaba el culo, para notarla más por su coñito.
La empuje y la hice parar. Se la saque y le baje la cabeza diciéndole:
-Límpiamela, que mira cómo me la has puesto.
Y fue detrás de mi polla, mientras me retiraba buscando el taburete, y sentándome.
La atrapo con ganas y se la llevo a la boca tragándola lo que pudo.
-¡Ey! Así no, lamela joder- le dije.
Me miro furiosa y la empezó a lamer soltando algún mordisco, pero flojo, no le gustaba ser dominada, pero la ponía a mil, eso también.
La deje hacer, mirando sus tetas con los pezones duros, estirados y brillantes. Ella estaba algo enfadada, pero por fin la tuvo en la boca, y lamiéndola, disfrutaba mirándola.
La hice levantar, y cogiendo sus grandes tetas, se la coloqué en medio y me empecé a pajear con ellas. Me sonrió, sabiendo ya lo que era. Se lo había contado Esther.
-Sigue tú, pero solo te puedes comer el capullo, no hagas trampa que me voy con Esther- le ordene.
-¿Me vas a dejar ordeñarte? – me pregunto contenta.
-Haber si lo consigues. Esther es una experta, ¿quieres que la llame y te explique?
Y negó con la cabeza, chupando mi capullo con ansias, y follándome con sus grandes y ardientes tetas.
-¡Mmmh! vas bien ¡Mmmmh! Como las tienes puta ¡Aaaaj! Que calentitas ¡Mmmh! – le decía mirándonos a los ojos.
Se la saco de la boca, paro de follarse las tetas y me dijo:
-Como me vuelvas a llamar puta me levanto y me voy.- y volvió a chupar con más fuerza mi capullo, apretando más sus pechos.
-¡Aaaaj! Si, es verdad, perdona ¡Mmmh! es la costumbre ¡Aaaaj! así, así muy bien -le dije gozando otra vez.
La pobre estaba contenta, de medio chupármela, y de poder tener mi leche en su boca, y estaba tan cachonda, que noto la pata del taburete, y se empezó a frotar con él.
Ahora ya lo hacía más entregada, y notaba mi polla más caliente entre sus pechos, chupaba mi capullo y lo dejaba bajar y meterse en medio, para recibirlo con la boca abierta y ansiosa. Ya se metía media polla, pero la deje hacer porque ya casi estaba y quería verla tragar mi leche.
-¡Mmmh! Tramposa ¡Aaaaj! ¡Sigue, sigue, ya casi estoy! ¡Mmmmh! Muy bien ¡Aaaaajj! ¡Si, así Ya viene! ¡Aaaaajj! ¡Sigue, así, así! ¡Mmmh! Traga, traga! ¡Aaaaj! ¡Qué bien! ¡así, así fuerte! ¡Aaaaj! ¡Sigue, sigue!- le decía corriéndome en su boca ardiente.
Claudia tragaba más de media polla y recibía mi leche en el fondo se su garganta con la pata del taburete ya mojada por su coñito que lo frotaba con fuerza y rápida. Había pensado en ver salir mi leche y que le cayera en sus tetas y su cara, y se había puesto muy cachonda al pensarlo, pero sabía que me gusta más así, eso lo hacen en las películas, pensó chupando ya más lentamente, pero aun tragándose más polla de la que podía, pero la deje hacer gozando de mi orgasmo y ordeño.
-¿Lo he conseguido eh? -me dijo orgullosa levantándose y apretando sus tetas mojadas en mi pecho.
-Si, si, te lo han explicado bien. Ya le daré las gracias a Esther- le dije chinchándola.
-¡Oye, que lo he hecho solo con la teórica! – me dijo riendo y pegándome en el hombro.
Me bajé del taburete, le bajé los pantalones y las braguitas, y le dije:
-Sube a la mesa, que te lo has ganado.
Se subió expectante y cuando me coloque entres sus piernas y la eche para atrás, sonrió esta vez muy contenta. Se puso cómoda, iba a decir algo, pero mi boca en su coñito no la dejo.
Esther solo se había comido el coñito de Claudia, y seguramente cada vez lo hacía mejor. Pero yo perdí la cuenta hace mucho, y la pobre Claudia, que pensaba no gemir, al cuarto lametón ya gritaba y gemía descontrolada.
-¡Aaaaj! ¡¿pero qué?! ¡Mmmmh! ¡Aaaaj! ¡¿Joder que me haces?!¡Ooooj! ¡Si, así, así! ¡Mmmmh! ¡Joder que bien! ¡Mmmmh! ¡No pares, así, así! ¡Aaaaah! ¡Aaaaj! -me decía como podía.
Al rato de oírla gozar, y decir maravillas de mi técnica, levanté la cabeza y le dije:
-Calla, puta, perra cachonda- y no la deje hablar.
Le metí dos dedos en su coñito y la empecé a follar muy rápido, mientras le mordía, sorbia y lamia su clítoris.
-¡Aaaaah! ¡Aaaaah! ¡Si joder! ¡Mmmmh! ¡Puta y lo que quieras! ¡Aaaaajj! ¡Mmmmh! ¡Me corro, me corro! ¡Aaaaajj! ¡Buuuf! ¡Mmmmh! ¡Si, así lámeme! ¡Aaaaah! – me decía corriéndose agarrada a mi mano en su teta.
Jugué con mi lengua, por donde sabía que lo tenía menos sensible, y se dejó hacer acariciando mi cabeza y mi mano que había cambiado de teta.
-¡Mmmh! ¡Aaaaah! Ahora entiendo muchas cosas ¡Mmmmh! ¡Madre mía que pasada! ¡Aaaaah! ¡Buuuf!  -me decía agradecida.
Poco a poco pare, y la deje absorta mirando al techo, mientras me lavaba la cara en la pica de la cocina.
-Tengo que salir, y conocer otros hombres, esto no puede ser. Así cualquiera se deja someter - me dijo, riendo los dos.
-Ya os lo he dicho mil veces, salir y follar como ninfómanas joder, aprovechar la juventud- le dije.
Se bajo de la mesa, recogió su ropa sabiendo que se tenía que poner algo limpio y seco, se acercó a mí, pegándome sus pechos, y me dijo:
-Primero folláme como un ninfómano, y saldré, hasta entonces no.
Y acariciando mis pezones, paro, y pellizcándomelos con fuerza me dijo:
-Ni puta, ni perra. Pero cachonda…¡Buuuf! .-Me los soltó, y salió corriendo y riendo.
Dolorido le dije:
-¡Perdón joder!.- y me los moje un poco en la pica. El lado pueblerino le salía con la violencia, pensé al notar mis pezones echar chispas de dolor.
Esther al verla aparecer sin nada debajo, y el coñito al aire, le pregunto:
-¡¿YA?! ¡¿por fin!- riendo como una bruja en voz baja.
-A medias, ahora te cuento que voy al baño- le dijo pasando de largo.
Mis chicas, en el instituto tenían un asunto pendiente. Y la pobre Jenny no se esperó verlas entrar detrás de ella en los baños y llevarla a uno, cerrando la puerta sonriendo aún como buenas chicas.
-¿Qué pasa? ¿Qué hacéis? ¿de qué va esto tías?- les dijo poniéndose gallita.
Mi sobrina, más fuerte, le dio un puñetazo en el estómago y le dijo:
-Calla perrita, no se te ocurra gritar- y la levanto agarrándola del cuello.
-¿Qué queréis? ¡¿Qué he hecho, joder?! Ya hace tiempo que no hablo mal de vosotras- les explico.
Sonia le desabrocho el pantaloncito y se lo bajo hasta los tobillos diciéndole:
-Claro, porque te dio caña nuestro amo, y no querías que nos enteráramos, ¿verdad perrita?- y le empezó a frotar con fuerza su coñito.
-¡Aaaaj! ¡No, para joder! ¡Aaaaj! no fue así, fue el ¡Aaaj! me obligo ¡Aaaaajj! ¡pero no diré nada! ¡Mmmmh! lo juro ¡Mmmmh! ¡Aaaaah!- les mintió, empezando a gozar.
Mi sobrina había sacado el móvil, y la grababa. Le soltó el cuello al verla ya gozando y le empezó a sobar sus tetitas duras.
-Claro, que vas a decir, si vimos el video y gozabas como la perrita que eres -le dijo Sonia ahora metiéndole dos dedos hasta el fondo, sonriéndole picara.
-¡¿Video?!,¿ hay un video? ¡Aaaaj! ¡Mmmmh! bueno al final sí, pero me forzó ¡Aaaaah! Saldrá también en el video ¡Mmmmh! ¡Aaaaah! -le contesto gozando.
-Mira la perrita como se está poniendo, vamos a ayudarla a correrse -le dijo mi sobrina a Sonia sobando sus tetas, y cogiendo la escobilla del baño.
Sonia la follaba a buen ritmo, y cuando vio la escobilla, sonrió, aumento el ritmo y le empezó a morder lo que sobresalía de sus tetas, para que no viera a mi sobrina.
Esta le abrió los cachetes del culo y le empujo un dedo sin piedad.
-¡Aaaaj! ¡Mmmmh! oye, que a mí también ¡Aaaaj! me gustan las chicas ¡Aaaaajj! ¡Mmmmh! ¡sigue, sigue, métemelo más Vero! ¡Aaaaj! -le pidió ilusa, gozando con mis dos chicas sometiéndola.
Le movió el dedo en su culito sin piedad y enseguida se dilato lo suficiente. Le apunto con el mango de la escobilla, le tapó la boca y se lo empezó a meter con calma. Sonia ya le lamia las tetas, al haberlas sacado con fuerza, y seguía follándole el coñito empapado.
-¡Aaaaajj! ¡Qué es eso! ¡Aaaaajj! ¡Para!, ¡más despacio! ¡Mmmmh! me corro ¡Aaaaj! ¡Más despacio! ¡Aaaaaajj! Me voy a correr Sonia ¡Mmmmh!
Al final entro bastante, y viendo que no gritaría más, y se empezaba a correr. Le dijo mi sobrina.
-Da gracias de que no hemos traído algo más gordo y grande, como la polla de nuestro amo. No sigas cada mañana escondida, esperando que pase, para ver si te vuelve a subir al coche y te folla. Es nuestro, y creo que tú, vas a ser nuestra.
Sonia aflojaba la follada con sus dedos, mientras Jenny se corría, y le dijo a mi sobrina mordiéndole las tetitas:
-No sé, ya veremos. – Y se empezaron a besar con pasión y a sobarse los culos delante de Jenny, que abrió los ojos y se corrió aún más, o tuvo otro orgasmo, no lo sabía la pobre.
Se fueron. dejándola con la escobilla en el culo, aun corriéndose y gozando, con las piernas medio dobladas.
-Madre mía como me he puesto cariño -le dijo Sonia a mi sobrina.
-Y yo, ya te digo – le respondió mi sobrina apoyándola en la pared del pasillo y besándola delante de todos los que pasaban, que empezaron a silbarles y aplaudirles.
-¡Una semana! ¡Una jodida semana expulsadas! ¿veis como estáis desatadas? ¡Y encima no me explicáis por qué! ¡Ocho días llevo esperando vuestra explicación! ¿Y es esta? ¿estáis saliendo del armario o algo? -les gritaba en el coche al leer la nota de la directora que me había dado Sonia con su carita de buena.
-Déjame hablar tito, escucha como paso, y luego sigues -me dijo Sonia frotando mis hombros.
-Comportamiento obsceno, y fuera de lugar en los pasillos, ¿no sé qué me quieres explicar?- le conteste.
-Escúchala y luego nos castigas si sigues enfadado -me dijo mi sobrina cogiéndome un brazo.
Me contaron su plan, y lo que le hicieron a la pobre Jenny en los baños, (y me calentaron solo de imaginarlo), y que al salir, estaban aun fuera de sí, y les salió sin pensarlo, lo de besarse.
Resople, me frote la cara y les dije:
-Si ha sido así, no me enfado. Pero os apañáis con vuestras madres.- les dije saltando las dos suplicándome.
-¡No tito, ayúdanos!, ¿Cómo se lo explicamos? ¡Nos tienes que ayudar! Habla con la directora ,que cambie la nota ¡por favor! -me suplicó Sonia.
Me giré a ella, y le dije:
-¿Qué harías si nos vamos a vivir a Bruselas con Noemi, Verónica y yo?
Abrieron las dos los ojos, y les dio un vuelco al corazón.
-¡No, no! ¡Yo no voy tan lejos, prefiero el pueblo! -grito mi sobrina casi llorando.
-¡No te la puedes llevar tan lejos! ¿Qué dice su madre?- pregunto Sonia con los ojos vidriosos.
-Salid del armario, estáis locas, la una por la otra, ¿Qué os van a decir?
Sonia sonrió, me pego un puñetazo en el hombro y dijo:
-Que cabrón, ¿tú sabes el susto que me has dado?
Y mi sobrina llorando ahora de felicidad, se coló entre los asientos y se abrazaron.
-¡Eres malo! Estos sustos no se dan- me grito mi sobrina.
-Ya sabéis la solución, y no creo que tu abuela se entere nunca, a no ser que se lo digas tu. Tu madre no se atreverá a decirle nada, pero lo aceptará, además quiere mucho a Sonia. Y ahora a aguantaros en casa una semana.- acabe diciendo resignado.
No se besaron, ni se metieron mano en todo el camino, solo estaban abrazadas y se acariciaban mirándose a los ojos. Esperaban llegar a casa para eso.
Me di cuenta, y me daban envidia. Se veía el amor mutuo en sus ojos. Yo ya no amo, querer sí, quiero a muchas personas, pero ese amor que veía, lo recordaba muy, muy lejano.
Ya no follaríamos en el parquin, llegamos a casa y se fueron a la habitación saludando y cogidas de la mano.
-Vaya, vaya, ¿Qué les pasa? ¿se han declarado ya?- me pregunto Claudia al verlas pasar.
-Más o menos, pero espero que sí, y me den sobrinos nietos después de los 30- le respondí riendo los dos.
-No, no te rías mucho, que están una semana expulsadas- le dije yendo a la terraza a contárselo a mi cuñada.
-¡No me digas! ¡Una semana, madre mía! -dijo mirando al techo.
Esther no se espantó, se tocó el coñito, que se empezó a humedecer, sabiendo lo que le esperaba.
Hable con mi cuñada y acepto mi “castigo” a las chicas, pero no le dije nada de que saldrían del armario, eso se lo dejaba a ellas. Y me sorprendió que me preguntara cuando íbamos a verla, y hacíamos algo en familia. Le respondí que pronto, y me despedí diciendo que tenía que hablar con Marta, la mama de Sonia. Lo entendió colgando sin resoplar, como solía hacer al darle largas.
No hay mal que por bien no venga, y ya tenía la excusa para quitarle el enfado a la mama de Sonia, y poder follármela castigando a mis chicas de paso.
Le explique que no podían estar las cuatro en casa todo el día, y le pregunte que si podían estudiar en su casa. Esta vez sí respondió rápido, y como madre de la “inteligente Sonia” que es, me chantajeo con que aceptaría si me la follaba en condiciones, y que más me valía que le gustara, o se acabaría el trato y volverían a mi casa.
Oía mi polla reír bajo el pantalón, la pobre Marta no sabía lo que le esperaba. Me encanta hacerme el tonto con chicas que van de ninfómanas, y piden guerra, sin saber lo que luego les pasa por bocazas.
Sonreí, y le escribí que sí, que aceptaba el trato. Y me mando una foto mandándome un beso y guiñando un ojo con la camisa abierta y enseñando bien el escotazo.
Mi Sonia no es tan guarrilla, pensé. O igual si, rectifique riendo solo en la terraza.
Las chicas no salieron de la habitación hasta la mañana siguiente, pidieron su cena por su cuenta y quitándosela de las manos a la ansiosa Esther, que esperaba que le invitaran a pasar, le cerraron la puerta en los morros.
Claudia me miraba sonriente, me había ordeñado muy bien, y lo sabía. Cenábamos y me subía el pie juguetón, que le pellizcaba rechazándolo. Pero volvía al ataque al rato, mirándome picara, aun sabiendo que le volvía a pellizcar.
Esther nos miraba, y ya esperaba después del café, a que jugaríamos hoy.
Me miraban cachondas, expectantes, y me recogían los platos, acercándose mucho, esperando que les atrapara en cualquier momento. Pero las dejaba hacer, me encantaba verlas atenderme y servirme sonrientes, esperando ser atrapadas y sometidas.
Ya en la cocina, fumaba con mi descafeinado y Esther, más osada se metió entre mis piernas de espaldas y me pregunto:
-¿Si vienen mis padres a verme y conocerte, y te gusta mi madre, también te la follaras?
-Jajaja ,no cariño, ya no puedo con más. Tendría que estar muy buena, y que me pusiera mucho. Porque no me suelen poner las tías demasiado buenorras.- le respondí.
-Si, si, como una que vino y acabo contra la pared de la terraza. Eso dices ahora pillín- me dijo Claudia.
-Joder, ya viste que es un calco de mi Sonia, no me pude resistir- y rieron las dos.
Esther acariciaba mis piernas y se pegaba a mí, frotándose mis pezones bajo la camiseta, por su espalda. Y me pregunto:
-¿Qué película vemos hoy?
-Poneos la que queráis, yo tengo un montón de trabajo atrasado- le dije haciéndole un masaje suabe en sus hombros.
-Jolín, yo quería una de miedo a tu lado- me dijo Esther decepcionada.
-Y yo también, de esas largas- añadió Claudia, que nos miraba, atenta a mis manos sobre Esther.
-Y yo, pero con este día, no he hecho nada, y paso de que me amonesten por vuestra culpa- les respondí resignado.
-Puedes dormir con nosotras, y dejas a las chicas tranquilas.- Me ofreció Esther.
-No creo que te dejen entrar- añadió Claudia.
Aparte a Esther aun masajeándola, y les dije:
-Ya vere, según a la hora que acabe. Y no me despistéis con la “película”.
-Vaya cortada de rollo, para una vez que estamos sin ellas- dijo Esther abrazando a Claudia, sabiendo que me pone ver a dos chicas dándose cariño.
Resoplé, y me fui a trabajar.
Ellas se sentaron y pusieron una serie que suelen ver. Se portaron bien, y después de cuatro capítulos, me besaron y se fueron a la cama resignadas.
Trabaje en calma y tranquilo, mientras las oía gemir a todas. Me puse los cascos de música, mi polla protesto, y seguí hasta bien tarde. Pero al final me puse al día.
Me desperece, me quite los cascos de música, y a esa hora ya dormían todas satisfechas y sonrientes. Me fume el ultimo cigarro y me estire en el sofá.
Sonreía al saber que mis chicas saldrían del armario, de cara a sus madres, porque el resto ya lo intuíamos hace tiempo. Y mi polla me recordó que quería follarme a Claudia, pero me gustaba el juego que teníamos, y quería ver si aguantaría, o al final me suplicaría que se la metiera. Y pensé en un par de formas de castigar a mis chicas follándome a Marta. Al final me dormí. Y ya casi amaneciendo, olí a Sonia, que me tapaba con una sábana, y me daba un suabe beso en los labios.
Continuará.


Autor: CacharroLoco 

2 comentarios - Mi sobrina y su prima del pueblo 8

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Amigo por favor necesito mas