Esto ocurrió cuando tenia veinte, ya llevaba dos años de novio con Lucia, todo iba bastante bien en la relación, ella conocía a mis padres y yo a su madre, su padre no ya que las había abandonado apenas Lucia nació.
En estos años siempre tuve una espinita, mi suegra María, una rubia alta, piel blanca, cabello por los hombros, de tetas normal tirando a pequeñas y su rasgo mas característico, un tremendo culo bien redondo y duro, con unas caderas anchas. Una hembra que veías y enseguida llevabas los ojos a terrible orto, verla caminar te hipnotizada, ya agachada era un lujo ver ese orto, lujo el cual tuve muchas veces cuando visitaba la casa de mi novia y ella andaba por ahí haciendo los quehaceres.
María acostumbraba llevar calzas que se pegaban bien al culo y a sus piernas gruesas y torneadas, arriba generalmente llevaba musculosas de esas de tirantes para mujeres. A veces cuando se agachaba su calza se translucía un poco y podía notar que andaba entangada generalmente, siempre me imaginaba como las tangas se perderían entre esos enormes cachetes de mi suegra.
Dicho esto, todo ocurrió una tarde de verano, a eso de las 14, Lucia estaba en el laburo, hablando por mensaje, me dijo si podía ir hasta su casa y arrimarle unas cosas al trabajo, ya que ese día saldría a las 18, yo como estaba libre acepte y marche en moto, llegando en pocos minutos, al ser plena tarde, la puerta estaba cerrada pero sin trancar, entre y me dirigí derecho al cuarto de Lucia a buscar las cosas, no me moleste en buscar a María ya que a esa hora sabia que dormía la siesta en su cuarto.
Pero tal fue mi sorpresa cuando antes de llegar al cuarto de mi novia vi a mi suegra, agachada, bien entangada, parecía que estaba limpiando, pude verla ya que la puerta estaba entre abierta.
Al parecer no noto mi presencia y estaba concentrada ordenando cosas, yo si que la note, ver ese tremendo orto de una milf de 45 años me puso la pija como un fierro, ahí me quede, viendo en silencio unos segundos y tocándome la pija por arriba del pantalón, esa vista era la de una diosa, mi suegra estaba que reventaba de buena.
En ese momento no sabia bien que hacer, si pajearme o irme del lugar para no causar una situación incomoda, pero se me cruzo la idea de hacer algo, siempre le tuve ganas a María, nunca hice nada por miedo a cagarla y porque nunca se había dado la situación, pero ahora era distinto, por mas que fuera incomodo, estaría bien justificado y conociendo a María lo entendería como un simple accidente y descuido de su parte.
Ahí nomas me encargue de ponerme bien duro y acomodarme la chota en el pantalón, entonces, fingiendo que no la vi, entre rápidamente abriendo la puerta y “chocando” bien contra su enorme orto, dándole terrible apoyada entre sus nalgas, era imposible que no la hubiera sentido.
—Ay perdón María— dije yo, retrocediendo enseguida.
—Ay por dios Luis casi me da algo— dijo María, nerviosa tras voltear y pararse.
—No te vi jajaj— respondí, mientras la miraba de arriba abajo.
María trataba de disimular la situación, pero era obvio que estaba avergonzada por estar entangada frente a su yerno, además, vi como por momentos clavaba sus ojos en mí pija, la cual era indisimulable debajo de los pantalones.
Pasó rápido a un lado y se fue de la habitación, yo volví a lo mío y agarre lo que debía, aunque haciendo tiempo mientras recordaba lo que acababa de pasar, la sensación de las nalgas de mi suegra me re calentaba.
Luego de casi diez minutos Salí del cuarto con rumbo a la sala, ahí estaba María, ahora con un vestido de verano floreado sentada en el sillón.
—Vine a buscar esto— le dije, mostrándole la bolsa con cosas.
—Ah para Lucia?
—Si, me pidió que se lo arrime al laburo.
—Aah yo que te iba a invitar unos mates.
—Jaja igual se lo llevo y vuelvo.
—No no deja, hace calor para andar por la calle a esta hora, aparte capaz tenes cosas que hacer.
Déjenme darles mas contexto, con María teníamos bastante confianza, ella era una mujer bastante confianzuda y suelta a la hora de hablar de lo que sea, incluido el sexo, varias veces me hacia bromas sexuales cuando estaba con mi novia y ella se avergonzaba un poco.
—Jaja tenes razón, tengo unos mandados que hacer, que grito pegaste en el cuarto— le dije, volviendo a sacar el tema.
—Y si muchacho, estaba sola y de golpe siento que me empujan de atrás.
—Es que no te vi, pensé que andabas en la siesta.
—Si, pero me levante a buscar el secador de pelo que tu novia me pidió ayer y nunca devolvió, el susto te lo llevaste vos.
—¿Yo por que?
—Y por hacerte verme así jaja— respondió María.
—¿Así como?— pregunte yo aparentando no saber a que se refería.
—Hay no te hagas, en tanga— me dijo de una.
—Jaja tas loca María, nada que ver a asustarme.
—Mira que los años no vienen solos.
—Ya veo, a vos te vinieron re bien—le dije.
—Ay que decís Luis si estoy hecha mierda.
—Nada que ver, estas re bien, mas de— ahí pare en seco.
—Mas como?
Tras unos segundos dudando en si responder, decidí decirlo.
—Mas de atrás digo.
—Jajaj que decís vos, anda dale que mi hija te anda esperando.
Me despedí y salí de ahí, con la adrenalina al mango, la situación había sido diferente, básicamente le dije a mi suegra que tenia terrible culo y se que ella lo notó también.
El resto del día transcurrió normal, Lucia me invito a cenar en su casa al día siguiente y de paso que me quedara a dormir ya que María iba a salir con unas amigas y volvería tarde, obviamente esto quería decir que me la iba a coger.
Ta, llega la noche, llego medio sobre la hora por que andaba con unos tramites, Lucia andaba en la cocina, yo aproveche y me senté en la sala viendo la tele, entonces apareció María, ya cambiada para salir, se ve que iba a comer afuera al final, lo primero que me fije fue en sus jeans, que remarcaban sus piernas carnosas, la mire indisimuladamente.
—No te quedas a comer?— pregunte.
—Como con las chicas afuera.
—Vos no vuelvas muy tarde— dijo Lucia desde la cocina.
—Hay nena que me vas a controlar ahora— dijo en joda —aparte llego a volver temprano y capaz me encuentro con algo que no quiero ver.
—¡Mamá!— grito Lucia.
María se despidió y se fue.
Mas tarde esa noche, comimos con Lucia y como era de esperar, terminamos cogiendo en su cuarto, no piensen mal, Lucia tenia buen cuerpo también, de tetas ya se perfilaba con mas que su madre, eso si, en culo ni le llegaba todavía.
Esa noche cogimos dos veces y nos dormimos.
En la madrugada, a eso de las 3 casi, me despierto con sed y voy a la cocina, cuando termine y quise volver, escucho un ruido, y vi que había luz en el baño, se ve que María había vuelto, me acerque un poco a la puerta a ver si estaba vomitando o algo pero no, solo escuchaba el ruido del agua saliendo de la canilla.
Ahí se me ocurrió otra cosa, rápidamente me fui al cuarto, destape a mi novia y aprovechando que estaba en pelotas, arranque a mandarle dedo en la concha hasta despertarla.
—Mmm que queres pesado—dijo algo dormida con la voz entrecortada mientras la pajeaba.
—Te voy a coger toda hija de puta— le susurre.
La razón por la que aprovechábamos a coger cuando mi suegra no estaba es que Lucia le gustaba gritar y en general se volvía re puta.
Con Lucia despatarrada en la cama y yo con la pija ya dura, arranque a clavarla ahí mismo, primero despacio, luego agarrando velocidad mientras su cuerpo casi que rebotaba con las embestidas y la cama hacia ruidos por las sacudidas.
—aaaah aaah dale— gemía Lucia, ya mas despierta.
Yo se la saque un momento y agarrándola de las caderas la puse en cuatro y retome.
—Dale trola grita mas!— le ordenaba, mientras le metía nalgadas, marcando su culo.
—Aaay dame dale cógeme toda— gritaba ya Lucia, sin percatarse de que su madre estaba en la casa y probablemente, escuchando los gritos de su hija al recibir pija.
Pero yo quería mas, quería asegurarme que mi suegra nos escuchara.
Agarre a Lucia y casi que la arrastre hasta la puerta, saliendo al pasillo, ella no sabia que pasaba, pero no le deje tiempo a quejas cuando la puse contra la pared y arranque a clavarla otra vez, a ella le encantaba cuando la agarraba de sumisa y por eso se dejaba, mientras retomaba sus gemidos.
—Te gusta putita?
—Aay sii me encanta.
—Por que sos tan putita?
—Aaah aaah no se cogeme.
—Que tu madre es una putita también?— le pregunte.
Ella no respondió.
—Responde hija de puta!— le dije.
—Aaay siii mi madre es re puta también.
—Las dos son unas putitas— le dije, mientras aumentaba el ritmo y ya el choque de sus nalgas resonaba por toda la casa.
Se la saque y le acabe en todas las nalgas, entonces la agarre y la lleve a la cama para dormir, sin dejar que se limpie, y que no se enterara que la madre ya estaba en casa y seguramente nos escucho.
En estos años siempre tuve una espinita, mi suegra María, una rubia alta, piel blanca, cabello por los hombros, de tetas normal tirando a pequeñas y su rasgo mas característico, un tremendo culo bien redondo y duro, con unas caderas anchas. Una hembra que veías y enseguida llevabas los ojos a terrible orto, verla caminar te hipnotizada, ya agachada era un lujo ver ese orto, lujo el cual tuve muchas veces cuando visitaba la casa de mi novia y ella andaba por ahí haciendo los quehaceres.
María acostumbraba llevar calzas que se pegaban bien al culo y a sus piernas gruesas y torneadas, arriba generalmente llevaba musculosas de esas de tirantes para mujeres. A veces cuando se agachaba su calza se translucía un poco y podía notar que andaba entangada generalmente, siempre me imaginaba como las tangas se perderían entre esos enormes cachetes de mi suegra.
Dicho esto, todo ocurrió una tarde de verano, a eso de las 14, Lucia estaba en el laburo, hablando por mensaje, me dijo si podía ir hasta su casa y arrimarle unas cosas al trabajo, ya que ese día saldría a las 18, yo como estaba libre acepte y marche en moto, llegando en pocos minutos, al ser plena tarde, la puerta estaba cerrada pero sin trancar, entre y me dirigí derecho al cuarto de Lucia a buscar las cosas, no me moleste en buscar a María ya que a esa hora sabia que dormía la siesta en su cuarto.
Pero tal fue mi sorpresa cuando antes de llegar al cuarto de mi novia vi a mi suegra, agachada, bien entangada, parecía que estaba limpiando, pude verla ya que la puerta estaba entre abierta.
Al parecer no noto mi presencia y estaba concentrada ordenando cosas, yo si que la note, ver ese tremendo orto de una milf de 45 años me puso la pija como un fierro, ahí me quede, viendo en silencio unos segundos y tocándome la pija por arriba del pantalón, esa vista era la de una diosa, mi suegra estaba que reventaba de buena.
En ese momento no sabia bien que hacer, si pajearme o irme del lugar para no causar una situación incomoda, pero se me cruzo la idea de hacer algo, siempre le tuve ganas a María, nunca hice nada por miedo a cagarla y porque nunca se había dado la situación, pero ahora era distinto, por mas que fuera incomodo, estaría bien justificado y conociendo a María lo entendería como un simple accidente y descuido de su parte.
Ahí nomas me encargue de ponerme bien duro y acomodarme la chota en el pantalón, entonces, fingiendo que no la vi, entre rápidamente abriendo la puerta y “chocando” bien contra su enorme orto, dándole terrible apoyada entre sus nalgas, era imposible que no la hubiera sentido.
—Ay perdón María— dije yo, retrocediendo enseguida.
—Ay por dios Luis casi me da algo— dijo María, nerviosa tras voltear y pararse.
—No te vi jajaj— respondí, mientras la miraba de arriba abajo.
María trataba de disimular la situación, pero era obvio que estaba avergonzada por estar entangada frente a su yerno, además, vi como por momentos clavaba sus ojos en mí pija, la cual era indisimulable debajo de los pantalones.
Pasó rápido a un lado y se fue de la habitación, yo volví a lo mío y agarre lo que debía, aunque haciendo tiempo mientras recordaba lo que acababa de pasar, la sensación de las nalgas de mi suegra me re calentaba.
Luego de casi diez minutos Salí del cuarto con rumbo a la sala, ahí estaba María, ahora con un vestido de verano floreado sentada en el sillón.
—Vine a buscar esto— le dije, mostrándole la bolsa con cosas.
—Ah para Lucia?
—Si, me pidió que se lo arrime al laburo.
—Aah yo que te iba a invitar unos mates.
—Jaja igual se lo llevo y vuelvo.
—No no deja, hace calor para andar por la calle a esta hora, aparte capaz tenes cosas que hacer.
Déjenme darles mas contexto, con María teníamos bastante confianza, ella era una mujer bastante confianzuda y suelta a la hora de hablar de lo que sea, incluido el sexo, varias veces me hacia bromas sexuales cuando estaba con mi novia y ella se avergonzaba un poco.
—Jaja tenes razón, tengo unos mandados que hacer, que grito pegaste en el cuarto— le dije, volviendo a sacar el tema.
—Y si muchacho, estaba sola y de golpe siento que me empujan de atrás.
—Es que no te vi, pensé que andabas en la siesta.
—Si, pero me levante a buscar el secador de pelo que tu novia me pidió ayer y nunca devolvió, el susto te lo llevaste vos.
—¿Yo por que?
—Y por hacerte verme así jaja— respondió María.
—¿Así como?— pregunte yo aparentando no saber a que se refería.
—Hay no te hagas, en tanga— me dijo de una.
—Jaja tas loca María, nada que ver a asustarme.
—Mira que los años no vienen solos.
—Ya veo, a vos te vinieron re bien—le dije.
—Ay que decís Luis si estoy hecha mierda.
—Nada que ver, estas re bien, mas de— ahí pare en seco.
—Mas como?
Tras unos segundos dudando en si responder, decidí decirlo.
—Mas de atrás digo.
—Jajaj que decís vos, anda dale que mi hija te anda esperando.
Me despedí y salí de ahí, con la adrenalina al mango, la situación había sido diferente, básicamente le dije a mi suegra que tenia terrible culo y se que ella lo notó también.
El resto del día transcurrió normal, Lucia me invito a cenar en su casa al día siguiente y de paso que me quedara a dormir ya que María iba a salir con unas amigas y volvería tarde, obviamente esto quería decir que me la iba a coger.
Ta, llega la noche, llego medio sobre la hora por que andaba con unos tramites, Lucia andaba en la cocina, yo aproveche y me senté en la sala viendo la tele, entonces apareció María, ya cambiada para salir, se ve que iba a comer afuera al final, lo primero que me fije fue en sus jeans, que remarcaban sus piernas carnosas, la mire indisimuladamente.
—No te quedas a comer?— pregunte.
—Como con las chicas afuera.
—Vos no vuelvas muy tarde— dijo Lucia desde la cocina.
—Hay nena que me vas a controlar ahora— dijo en joda —aparte llego a volver temprano y capaz me encuentro con algo que no quiero ver.
—¡Mamá!— grito Lucia.
María se despidió y se fue.
Mas tarde esa noche, comimos con Lucia y como era de esperar, terminamos cogiendo en su cuarto, no piensen mal, Lucia tenia buen cuerpo también, de tetas ya se perfilaba con mas que su madre, eso si, en culo ni le llegaba todavía.
Esa noche cogimos dos veces y nos dormimos.
En la madrugada, a eso de las 3 casi, me despierto con sed y voy a la cocina, cuando termine y quise volver, escucho un ruido, y vi que había luz en el baño, se ve que María había vuelto, me acerque un poco a la puerta a ver si estaba vomitando o algo pero no, solo escuchaba el ruido del agua saliendo de la canilla.
Ahí se me ocurrió otra cosa, rápidamente me fui al cuarto, destape a mi novia y aprovechando que estaba en pelotas, arranque a mandarle dedo en la concha hasta despertarla.
—Mmm que queres pesado—dijo algo dormida con la voz entrecortada mientras la pajeaba.
—Te voy a coger toda hija de puta— le susurre.
La razón por la que aprovechábamos a coger cuando mi suegra no estaba es que Lucia le gustaba gritar y en general se volvía re puta.
Con Lucia despatarrada en la cama y yo con la pija ya dura, arranque a clavarla ahí mismo, primero despacio, luego agarrando velocidad mientras su cuerpo casi que rebotaba con las embestidas y la cama hacia ruidos por las sacudidas.
—aaaah aaah dale— gemía Lucia, ya mas despierta.
Yo se la saque un momento y agarrándola de las caderas la puse en cuatro y retome.
—Dale trola grita mas!— le ordenaba, mientras le metía nalgadas, marcando su culo.
—Aaay dame dale cógeme toda— gritaba ya Lucia, sin percatarse de que su madre estaba en la casa y probablemente, escuchando los gritos de su hija al recibir pija.
Pero yo quería mas, quería asegurarme que mi suegra nos escuchara.
Agarre a Lucia y casi que la arrastre hasta la puerta, saliendo al pasillo, ella no sabia que pasaba, pero no le deje tiempo a quejas cuando la puse contra la pared y arranque a clavarla otra vez, a ella le encantaba cuando la agarraba de sumisa y por eso se dejaba, mientras retomaba sus gemidos.
—Te gusta putita?
—Aay sii me encanta.
—Por que sos tan putita?
—Aaah aaah no se cogeme.
—Que tu madre es una putita también?— le pregunte.
Ella no respondió.
—Responde hija de puta!— le dije.
—Aaay siii mi madre es re puta también.
—Las dos son unas putitas— le dije, mientras aumentaba el ritmo y ya el choque de sus nalgas resonaba por toda la casa.
Se la saque y le acabe en todas las nalgas, entonces la agarre y la lleve a la cama para dormir, sin dejar que se limpie, y que no se enterara que la madre ya estaba en casa y seguramente nos escucho.
8 comentarios - Mi suegra María.