Nos fuimos un tiempo de la ciudad a una casa de mis papás en Veracruz, la cuál están remodelando para las vacaciones de navidad, para pasarla con toda la familia .La casa de mis padres en Veracruz es de dos niveles, mi recamara se encuentra en el segundo nivel y da al patio trasero, en el que durante este tiempo mi papá decidió que sería bueno construir un cuarto extra que funcionará como bodega y más habitaciones más aparte de la de mi hermano y la mía. Esto llevo a que contratará a un albañil conocido del pueblo de allá, se llama Alberto, pero todos en la colonia le dicen “El pollo”. El señor es un hombre ya de 53 años, con esposa y dos hijos; siendo sincera desde que empezó mi despertar sexual, me empezó a llamar la atención los hombres maduros, el despierta algo en mí siempre que lo veo pues aparte de ser un hombre maduro, me gusta que tiene piernas y brazos anchos por sus años de trabajo como albañil, que tiene una panza chelear y un bigote muy poblado. Al señor también ya lo conocíamos un poco pues nos había hecho algunas cosas en la casa, me conoció desde pequeña.
Así Don Pollo (como yo siempre le había dicho) llego a trabajar a mi casa, su horario era de 7 de la mañana a 4 de la tarde, en este horario me quedaba sola pues mis papás se iban a trabajar y yo aun estaba de vacaciones y mi hermano a su escuela, pues lo habían cambiado temporalmente de escuela a la que iba en lo que vivíamos en Veracruz. Por lo que me tocaba de vez en cuando ver que la obra fuera bien y además darle de comer a Alberto. Mis padres no tenían problema con esto, pues de verdad le tienen mucha confianza al señor. En los primeros días de repente solo lo veía trabajar desde mi ventana, lo veía todo sudado cargando cubetas con material, ya entrado el medio día con el sol a todo lo que daba de pronto veía que se quitaba la playera dejando ver su torso, solo tenía pelo en el pecho, ya canoso. Verlo trabajar así me hacía tener ganas de que me forzara a mamarme la verga sudada, me imagina que seguro le sabría riquísimo. Pero solo me quedaba con la fantasía de que me violara y me masturbaba pensando en él, imaginando que seguro cogería muy duro.
Al final de la primera semana al medio día le serví de comer y me senté a acompañarlo. Empezamos platicando del clima del calor que estaba haciendo, qué el ventilador solo echaba aire caliente, también me dijo que ya solo faltaba poner la losa y revocar, por lo que ya no tardaría mucho en acabar la obra.
Yo ese día iba vestida con un pequeño short tipo cachetero y un top de color negro, con el que se resaltaban mis senos. En más de una ocasión me di cuenta que la mirada de Don Pollo terminaba ahí, en mis pechos, pero no me molestaba, al contrario, su mirada lasciva me empezaba a poner caliente.
-Hannia déjame decirte que has crecido mucho. Te has puesto muy bonita.
-Muchas gracias. Le dije y le sonreí inocentemente.
-¿Apoco no tienes novio?
-Nop. Por el momento no ha llegado nadie.
-¿Enserio? No, si yo estuviera chamaco andaría contigo y te trataría como una reina.
-Ay Don pollo, muchas gracias, pues ya ve, si hay alguno que otro que quiere andar conmigo, pero no me gustan.
-Bueno, pues está bien que no andes con cualquiera, es mejor que busques un buen hombre.
-¿Uno como usted? Le dije sonriendo mientras jugaba con mi pelo.
Él se rio, se veía que no se esperaba esa respuesta y hasta se puso algo nervioso.
-Ahora si me hiciste reír de veras.
Pensó que lo había dicho solo en broma así que lo dejo pasar, cambio de tema, acabo de comer y se volvió a seguir con la obra. Pero a mi ya me había quedado la espinita ahora, pues pude ver que si le gustaba solo tenia que calentarlo y a lo mejor lograba cumplir mi fantasía de cogerme a Don pollo.
Al siguiente día en cuanto me quede sola, me levante a bañarme, me puse una falda negra y un top blamco que me quedaba muy pegado, no me puse ni tanga ni brasier, por lo que se me veían los pezones paraditos, Don Alberto ya había llegado, lo podía ver desde mi ventana trabajando, baje y serví agua con hielos en unos vasos y salí para llevárselos.
El sol estaba con todo sumado al trabajo pesado qué estaba haciendo él me lo encontré bañado en sudor. Me acerque meneando mi cuerpo y el se percató de mi presencia desde lejos, entre más me acercaba veía su expresión de impresión, tenía los ojos sumamente abiertos y hasta parecía que iba a empezar a salivar.
-Buenos días Don Pollo, ¿No se aguanta el calor verdad?
Le ofrecí uno de los vasos de agua.
-Gracias Hannia, si, esta insoportable.
Mientras se tomaba su vaso de agua pude ver como ya más descaradamente su vista me recorría de pies a cabeza, sobre todo mirando mis pezones qué se traspasaban, además que en su viejo short sucio podía ver como algo empezaba a crecer.
-De verdad que trabajo muy rápido. Dije mientras entraba al cuarto en obra negra, no era muy grande, de unos dos por cuatro metros y aún estaba sin techo.
-Pues se hizo lo mejor que se pudo, aún falta más pero así lo llevamos. Él también entro y dejo su vaso sobre unas tablas, medio disimuladamente intento acomodarse el paquete, pero yo aun podía notarlo. Le di un pequeño sorbo a mi agua y como por accidente derrame lo demás sobre mí, haciendo que mi ropa se me pegara más y transparentando mi cuerpo.
-Ay, ay, soy una tonta. Actúe sorprendida, además de que lo frío me puso aún más firmes los pezones.
-Ay , ya te mojaste toda, por aquí tenía un trapo, déjame ver. Podía notar como se le iban los ojos por querer verme, mientras él daba vueltas buscando.
-No, no se preocupe, voy a tener que quitármelo y ponerme otra ropa, ni modos. Sin darle tiempo a que me dijera algo más ahí mismo me quite el top y quede al descubierto frente a él. En su cara podía notar su total sorpresa, además podía ver como el morbo iba creciendo en él.
Yo ya quería ser cogida, así que fuí directo al punto y le dije.
-Al menos sirvió para refrescarme. Me reí y Don Pollo también soltó una risa nerviosa. Solo que ahora termine con mis tetitas muy duritas ¿Quiere tocarlas?
-Ay como vas a creer, no, eres una chamaca, mejor tapate, te vas a enfermar.
-Ándele, tóqueme Don Pollo. Le dije mientras tomaba una de sus manos sucias y me la llevaba a mi seno.
Sus manos estaban rasposas no solo por el residuo del cemento también se sentían como manos de un hombre que se dedica al trabajo duro.
-¿Qué le parecen? ¿Le gustan?
-Uff si tienes unas tetas increíbles. Se animo a tocarlos con las dos manos, me encantaba como los masajeaba y apretaba.
-Yo también quiero tocarle algo. Le dije y bajé mi mano a su short para empezar masajearlo, podía sentir su verga ya parada, era gruesa, mi mano no alcanzaba a cerrarse a su alrededor, además que se sentía toda sudada. Don Pollo me empezó a besar, introducía su lengua en mi boca y me mordía mis labios. Luego bajó su mano y empezó a dedearme, me encantó sentir sus dedos gordos jugando adentro de mí, me hizo mojarme muy rápido.
-Ni calzones traes, pinche chamaca ¿Te gusta?
-Me encanta Don Pollo, siga, no pare. Le dije mientras gemía de placer para luego volver a besarlo. Mis manos iban de su pecho peludo a su verga me sentía muy excitada por la brusquedad con la que me estaba tratando.
Él dejo de besarme y bajo a mis pechos, jugaba con ellos, lamia mis areolas y luego mordía, empezó con suavidad, pero no tardo en hacerlo con fuerza, casi queriendo arrancármelos.
-Pero que buenas tetas tienes, firmes, estas hecha una delicia.
- Gracias papi, tu me pones muy caliente, solo no me muerdas tan duro, por que me duele. Le dije inocentemente, a lo que el pareció molestarse y lo que recibí fue una cachetada.
-A ver chamaca tu me vas a dejar disfrutarte como yo quiera, me andabas provocando ¿No? Ahora te aguantas y vas a hacer lo que yo diga.
En ese momento me asuste un poco pues no esperaba que el amable señor que conocía pudiera tratarme así, aunque también se mezcló con el sentimiento de excitación de sentirme dominada. Luego Don Alberto me agarro del pelo firmemente y empujó mi cabeza hacia.
-Híncate y ponte chupar. Él se quito el Short y quedo solo con sus tenis puestos, me acerco la verga a la cara, de verdad la tenía muy gruesa pero de largo podría decir que no eran más de 16 cm. Su pene tenía un fuerte olor a sudor y orines, pensé en resistirme un momento, pero me dije a mi misma que Don Pollo tenía razón yo fui quien empezó esto y ahora lo iba a disfrutar. Abrí la boca y empecé a chupar, por más que habría la boca me constaba mantenerla adentro, además él se movía de enfrente hacia atrás violándome la boca y me empujaba para que llegará hasta la base, tenía arcadas y mis ojos llorosos, pero resistí lo más que pude.
-Abre más la boca perra barata, no te hagas la qué no sabes cómo se hace, si se ve que ya estas usada, todos en la colonia vemos como andas puteando con esa ropita de facilona qué siempre traes.
¿Se refería a mis top y short? Además, quienes eran “todos” eso me dejo algo preocupada, pero no me dio tiempo de pensar más pues él me hizo levantarme, me recargo contra la pared, me hizo abrir las piernas y luego se bajó a lamerme mi conchita, sentía su lengua subir y bajar, por momentos mordía mis labios vaginales y también sentía cosquillas con su bigote rozando toda mi entrepierna.
Quieren parte 2???
Así Don Pollo (como yo siempre le había dicho) llego a trabajar a mi casa, su horario era de 7 de la mañana a 4 de la tarde, en este horario me quedaba sola pues mis papás se iban a trabajar y yo aun estaba de vacaciones y mi hermano a su escuela, pues lo habían cambiado temporalmente de escuela a la que iba en lo que vivíamos en Veracruz. Por lo que me tocaba de vez en cuando ver que la obra fuera bien y además darle de comer a Alberto. Mis padres no tenían problema con esto, pues de verdad le tienen mucha confianza al señor. En los primeros días de repente solo lo veía trabajar desde mi ventana, lo veía todo sudado cargando cubetas con material, ya entrado el medio día con el sol a todo lo que daba de pronto veía que se quitaba la playera dejando ver su torso, solo tenía pelo en el pecho, ya canoso. Verlo trabajar así me hacía tener ganas de que me forzara a mamarme la verga sudada, me imagina que seguro le sabría riquísimo. Pero solo me quedaba con la fantasía de que me violara y me masturbaba pensando en él, imaginando que seguro cogería muy duro.
Al final de la primera semana al medio día le serví de comer y me senté a acompañarlo. Empezamos platicando del clima del calor que estaba haciendo, qué el ventilador solo echaba aire caliente, también me dijo que ya solo faltaba poner la losa y revocar, por lo que ya no tardaría mucho en acabar la obra.
Yo ese día iba vestida con un pequeño short tipo cachetero y un top de color negro, con el que se resaltaban mis senos. En más de una ocasión me di cuenta que la mirada de Don Pollo terminaba ahí, en mis pechos, pero no me molestaba, al contrario, su mirada lasciva me empezaba a poner caliente.
-Hannia déjame decirte que has crecido mucho. Te has puesto muy bonita.
-Muchas gracias. Le dije y le sonreí inocentemente.
-¿Apoco no tienes novio?
-Nop. Por el momento no ha llegado nadie.
-¿Enserio? No, si yo estuviera chamaco andaría contigo y te trataría como una reina.
-Ay Don pollo, muchas gracias, pues ya ve, si hay alguno que otro que quiere andar conmigo, pero no me gustan.
-Bueno, pues está bien que no andes con cualquiera, es mejor que busques un buen hombre.
-¿Uno como usted? Le dije sonriendo mientras jugaba con mi pelo.
Él se rio, se veía que no se esperaba esa respuesta y hasta se puso algo nervioso.
-Ahora si me hiciste reír de veras.
Pensó que lo había dicho solo en broma así que lo dejo pasar, cambio de tema, acabo de comer y se volvió a seguir con la obra. Pero a mi ya me había quedado la espinita ahora, pues pude ver que si le gustaba solo tenia que calentarlo y a lo mejor lograba cumplir mi fantasía de cogerme a Don pollo.
Al siguiente día en cuanto me quede sola, me levante a bañarme, me puse una falda negra y un top blamco que me quedaba muy pegado, no me puse ni tanga ni brasier, por lo que se me veían los pezones paraditos, Don Alberto ya había llegado, lo podía ver desde mi ventana trabajando, baje y serví agua con hielos en unos vasos y salí para llevárselos.
El sol estaba con todo sumado al trabajo pesado qué estaba haciendo él me lo encontré bañado en sudor. Me acerque meneando mi cuerpo y el se percató de mi presencia desde lejos, entre más me acercaba veía su expresión de impresión, tenía los ojos sumamente abiertos y hasta parecía que iba a empezar a salivar.
-Buenos días Don Pollo, ¿No se aguanta el calor verdad?
Le ofrecí uno de los vasos de agua.
-Gracias Hannia, si, esta insoportable.
Mientras se tomaba su vaso de agua pude ver como ya más descaradamente su vista me recorría de pies a cabeza, sobre todo mirando mis pezones qué se traspasaban, además que en su viejo short sucio podía ver como algo empezaba a crecer.
-De verdad que trabajo muy rápido. Dije mientras entraba al cuarto en obra negra, no era muy grande, de unos dos por cuatro metros y aún estaba sin techo.
-Pues se hizo lo mejor que se pudo, aún falta más pero así lo llevamos. Él también entro y dejo su vaso sobre unas tablas, medio disimuladamente intento acomodarse el paquete, pero yo aun podía notarlo. Le di un pequeño sorbo a mi agua y como por accidente derrame lo demás sobre mí, haciendo que mi ropa se me pegara más y transparentando mi cuerpo.
-Ay, ay, soy una tonta. Actúe sorprendida, además de que lo frío me puso aún más firmes los pezones.
-Ay , ya te mojaste toda, por aquí tenía un trapo, déjame ver. Podía notar como se le iban los ojos por querer verme, mientras él daba vueltas buscando.
-No, no se preocupe, voy a tener que quitármelo y ponerme otra ropa, ni modos. Sin darle tiempo a que me dijera algo más ahí mismo me quite el top y quede al descubierto frente a él. En su cara podía notar su total sorpresa, además podía ver como el morbo iba creciendo en él.
Yo ya quería ser cogida, así que fuí directo al punto y le dije.
-Al menos sirvió para refrescarme. Me reí y Don Pollo también soltó una risa nerviosa. Solo que ahora termine con mis tetitas muy duritas ¿Quiere tocarlas?
-Ay como vas a creer, no, eres una chamaca, mejor tapate, te vas a enfermar.
-Ándele, tóqueme Don Pollo. Le dije mientras tomaba una de sus manos sucias y me la llevaba a mi seno.
Sus manos estaban rasposas no solo por el residuo del cemento también se sentían como manos de un hombre que se dedica al trabajo duro.
-¿Qué le parecen? ¿Le gustan?
-Uff si tienes unas tetas increíbles. Se animo a tocarlos con las dos manos, me encantaba como los masajeaba y apretaba.
-Yo también quiero tocarle algo. Le dije y bajé mi mano a su short para empezar masajearlo, podía sentir su verga ya parada, era gruesa, mi mano no alcanzaba a cerrarse a su alrededor, además que se sentía toda sudada. Don Pollo me empezó a besar, introducía su lengua en mi boca y me mordía mis labios. Luego bajó su mano y empezó a dedearme, me encantó sentir sus dedos gordos jugando adentro de mí, me hizo mojarme muy rápido.
-Ni calzones traes, pinche chamaca ¿Te gusta?
-Me encanta Don Pollo, siga, no pare. Le dije mientras gemía de placer para luego volver a besarlo. Mis manos iban de su pecho peludo a su verga me sentía muy excitada por la brusquedad con la que me estaba tratando.
Él dejo de besarme y bajo a mis pechos, jugaba con ellos, lamia mis areolas y luego mordía, empezó con suavidad, pero no tardo en hacerlo con fuerza, casi queriendo arrancármelos.
-Pero que buenas tetas tienes, firmes, estas hecha una delicia.
- Gracias papi, tu me pones muy caliente, solo no me muerdas tan duro, por que me duele. Le dije inocentemente, a lo que el pareció molestarse y lo que recibí fue una cachetada.
-A ver chamaca tu me vas a dejar disfrutarte como yo quiera, me andabas provocando ¿No? Ahora te aguantas y vas a hacer lo que yo diga.
En ese momento me asuste un poco pues no esperaba que el amable señor que conocía pudiera tratarme así, aunque también se mezcló con el sentimiento de excitación de sentirme dominada. Luego Don Alberto me agarro del pelo firmemente y empujó mi cabeza hacia.
-Híncate y ponte chupar. Él se quito el Short y quedo solo con sus tenis puestos, me acerco la verga a la cara, de verdad la tenía muy gruesa pero de largo podría decir que no eran más de 16 cm. Su pene tenía un fuerte olor a sudor y orines, pensé en resistirme un momento, pero me dije a mi misma que Don Pollo tenía razón yo fui quien empezó esto y ahora lo iba a disfrutar. Abrí la boca y empecé a chupar, por más que habría la boca me constaba mantenerla adentro, además él se movía de enfrente hacia atrás violándome la boca y me empujaba para que llegará hasta la base, tenía arcadas y mis ojos llorosos, pero resistí lo más que pude.
-Abre más la boca perra barata, no te hagas la qué no sabes cómo se hace, si se ve que ya estas usada, todos en la colonia vemos como andas puteando con esa ropita de facilona qué siempre traes.
¿Se refería a mis top y short? Además, quienes eran “todos” eso me dejo algo preocupada, pero no me dio tiempo de pensar más pues él me hizo levantarme, me recargo contra la pared, me hizo abrir las piernas y luego se bajó a lamerme mi conchita, sentía su lengua subir y bajar, por momentos mordía mis labios vaginales y también sentía cosquillas con su bigote rozando toda mi entrepierna.
Quieren parte 2???
2 comentarios - La putita de la familia