Esta historia es real. No voy a poner nombre por obvias razones.
Un día vamos con mí esposo a comprar a la ferretería cerca de casa ya que nos ha habíamos mudado y teníamos muchas cosas que arreglar previo y post mudanza. Fue ahí la primera vez que vi al pendejo que un tiempo después me iba a llenar de leche cuando yo quisiera.
Entramos a la ferretería y él nos atendió. Me pareció un lindo pibe, (digo pibe ya que él tiene 27 y yo 42) compramos un par de cosas y nos fuimos. Ese día fácil, debo haber ido 5 veces a la ferretería sola ya que iba a comprar lo que iba surgiendo mientras mí esposo se quedaba en casa arreglando.
Pasaron los días y cada vez que iba con mí esposo o sola él saludaba con buena onda. Mí esposo me dijo una de las veces: "che, me parece que el pendejo te tiene ganas, te re mira el orto y le hace caras al compañero".
Empecé a prestar atención a lo que mí esposo me dijo y noté que tenía razón, no solo en que re miraba el culo, sino en que su buena onda se había acrecentado. Me hacía chistes, me decía que estaba linda, etc.
Un día llegué justo antes de que cierren, cuando entro había un hombre antes que yo, terminan de atender a este señor, el cual sale del negocio y el compañero se va para la parte de atrás, entonces empiezo a notar que fue a bajar la cortina metálica. El pibe me dice, te vas a tener que quedar a vivir acá en el negocio, yo me puse colorada y le hice una pequeña sonrisa de aprobación. El chico se da la vuelta al mostrador y sin mediar palabra, me come la boca, me manosea las tetas, el orto y me apoya la pija durísima en mí pelvis. No podía negar que la situación me re calentaba y que el pendejo me encantaba.
Me agarra la mano y la dirige hacia su bulto, tenía una pija enorme, muy dura. Yo no pude evitar la tentación y le bajé el pantalón. Ahí vi que mí suposición era cierta, tenía una verga enorme, durísima y con la cabeza ya mojada (aquel que me conoce sabe que es una de mis debilidades visuales) en ese momento que ya estaba muy exitada por el beso y la situación, bajé a la altura de su cintura y comencé a chuparle la pija de una manera desesperada por el deseo que me generaba. Mientras le chupaba la pija, aparece el compañero y al ver la situación se ríe y le dice: "que pedazo de hdp, te saliste con la tuya. Espero que no venga el marido que es grandote a buscarla".
Mientras los escuchaba hablar, siguiendo con lo mío le hice una guiñada de aprobación. El pendejo me agarraba fuerte la cabeza para meter toda la pija mí boca. No tardó mucho en acabar, obviamente me trague toda la leche, me levanté y me fui sin comprar nada.
Cuando llegué a casa le conté a mí esposo, él me tocó la concha y comprobó que estaba muy mojada. Mientras me cogía contra la mesada me dijo: "vas a tener que volver esta tarde cuando abran porque tengo que arreglar el caño de la cocina si o sí". De la calentura que tenía acabé, mí esposo sacó su verga de mí concha e hizo que me tragara su leche.
Es así como un ratito tomé dos leches deliciosas.
Así fue como empecé a frecuentar la ferretería. A partir de ese momento, cuando voy me hacen pasar a la parte de atrás del negocio.
Les cuento un secreto, me gusta más la leche del pendejo 🤫🤫🤫
El compañero alguna vez también ha recibido su premio pero eso lo dejo para otro relato.
Un día vamos con mí esposo a comprar a la ferretería cerca de casa ya que nos ha habíamos mudado y teníamos muchas cosas que arreglar previo y post mudanza. Fue ahí la primera vez que vi al pendejo que un tiempo después me iba a llenar de leche cuando yo quisiera.
Entramos a la ferretería y él nos atendió. Me pareció un lindo pibe, (digo pibe ya que él tiene 27 y yo 42) compramos un par de cosas y nos fuimos. Ese día fácil, debo haber ido 5 veces a la ferretería sola ya que iba a comprar lo que iba surgiendo mientras mí esposo se quedaba en casa arreglando.
Pasaron los días y cada vez que iba con mí esposo o sola él saludaba con buena onda. Mí esposo me dijo una de las veces: "che, me parece que el pendejo te tiene ganas, te re mira el orto y le hace caras al compañero".
Empecé a prestar atención a lo que mí esposo me dijo y noté que tenía razón, no solo en que re miraba el culo, sino en que su buena onda se había acrecentado. Me hacía chistes, me decía que estaba linda, etc.
Un día llegué justo antes de que cierren, cuando entro había un hombre antes que yo, terminan de atender a este señor, el cual sale del negocio y el compañero se va para la parte de atrás, entonces empiezo a notar que fue a bajar la cortina metálica. El pibe me dice, te vas a tener que quedar a vivir acá en el negocio, yo me puse colorada y le hice una pequeña sonrisa de aprobación. El chico se da la vuelta al mostrador y sin mediar palabra, me come la boca, me manosea las tetas, el orto y me apoya la pija durísima en mí pelvis. No podía negar que la situación me re calentaba y que el pendejo me encantaba.
Me agarra la mano y la dirige hacia su bulto, tenía una pija enorme, muy dura. Yo no pude evitar la tentación y le bajé el pantalón. Ahí vi que mí suposición era cierta, tenía una verga enorme, durísima y con la cabeza ya mojada (aquel que me conoce sabe que es una de mis debilidades visuales) en ese momento que ya estaba muy exitada por el beso y la situación, bajé a la altura de su cintura y comencé a chuparle la pija de una manera desesperada por el deseo que me generaba. Mientras le chupaba la pija, aparece el compañero y al ver la situación se ríe y le dice: "que pedazo de hdp, te saliste con la tuya. Espero que no venga el marido que es grandote a buscarla".
Mientras los escuchaba hablar, siguiendo con lo mío le hice una guiñada de aprobación. El pendejo me agarraba fuerte la cabeza para meter toda la pija mí boca. No tardó mucho en acabar, obviamente me trague toda la leche, me levanté y me fui sin comprar nada.
Cuando llegué a casa le conté a mí esposo, él me tocó la concha y comprobó que estaba muy mojada. Mientras me cogía contra la mesada me dijo: "vas a tener que volver esta tarde cuando abran porque tengo que arreglar el caño de la cocina si o sí". De la calentura que tenía acabé, mí esposo sacó su verga de mí concha e hizo que me tragara su leche.
Es así como un ratito tomé dos leches deliciosas.
Así fue como empecé a frecuentar la ferretería. A partir de ese momento, cuando voy me hacen pasar a la parte de atrás del negocio.
Les cuento un secreto, me gusta más la leche del pendejo 🤫🤫🤫
El compañero alguna vez también ha recibido su premio pero eso lo dejo para otro relato.
1 comentarios - El pendejo que me tiene caliente 1