El sexo anal siempre marcó mi vida sexual. Estuvo presente en cada relación desde que tuve mi primera mujer y eso fue cuando yo tenía 19 años y ella era una mujer casada de 32. Fue todo un deleite para mi, que soñaba despierto con las mujeres que aparecían en las tapas de las revistas de la época, mostrando sus colas perfectas, redondeadas, con tangas diminutas, que no escondían ningún secreto. Cuando conocí a MC, esperaba tener sexo, pero no el mismo día que nos encontramos. Era otra época, mucho mas conservadora que esta y además yo era virgen, algo que ella no sabía. No es el tema de este relato lo que pasó con MC, sino de mis deseos de ver a mi esposa actual, siendo cogida por todos sus agujeros por otro hombre y que ella comparta esa experiencia conmigo, para calentarnos juntos después de esos "cuernos consentidos", pero como les contaba, el sexo anal es una parte fundamental de mi vida sexual y de la fantasía con mi esposa y su otro hombre. Volviendo a MC, en esa primera noche, después de mi primer orgasmo propiciado por una mujer, le confesé que era totalmente virgen, algo que la perturbó, porque la agarró de sorpresa, no se lo esperaba. Después de explicarle sobre poca experiencia y mis deseos de "debutar con una mujer experimentada", ella me preguntó al oído "¿Querés hacerme la cola? Me quedé paralizado y súper caliente. No me lo había imaginado ni en mis mejores sueños. Obvio que le dije que sí, y a falta de lubricante, se apareció con un poco aceite, con el que me untó la pija, para después sentarse literalmente en ella y me cogió, mostrándome su preciosa concha en primer plano. Así, fue mi debut y me dejó marcado para siempre.
A partir de ese momento, siempre quise cojer a las mujeres por el culo, no lo pude evitar. MC es la culpable de todo, yo solo fui una víctima.
Después, la vida fue corriendo rápidamente y fueron llegando otras mujeres, a las que tuve que convencer de que me entreguen la cola y eso a veces llevaba tiempo y esfuerzo. Era otra época, donde acabábamos e salir de la dictadura militar y de la censura, que dejó sus marcas. Las mujeres no tenían la libertad de la que gozan hoy. Solo dos mujeres que pasaron por mi vida, lograron quedar con el culo intacto, las demás fueron cogidas con mucho placer y dedicación. Y ya volviendo a mi esposa, siempre creí que ella sería la tercera en mantener el orto a salvo de mis lechazos y eso lo creí por varios motivos. En primer lugar, ella siempre fue muy "concheta", en su forma de hablar, en su forma de ser, tan delicada en su lenguaje, tan medido y siempre correcto.
Yo ya le había contado, en las charlas previas a convertirnos en novios, que mi pareja anterior me había recriminado mi obsesión por el sexo anal y en ese momento me dio a entender que ella no entregaba la cola y esa fue una de las grandes sorpresas que tuve con ella... y no sería la última.
Cuando ya comenzamos a salir y a coger, me cuidaba mucho con ese tema, aunque cuando la veía enfundada en sus pantalones ajustados, o cuando la veía en cuatro, mientras teníamos sexo, los ratones me mataban. Y una noche, para mi sorpresa, cuando estábamos cogiendo, ella montándome, noté que me había tomado la pija, y se la apuntaba hacia el lugar incorrecto. "Se equivocó" pensé para mí, mientras se me ponía más dura. Al rato volvió a hacerlo, y en ese momento no me di cuenta, pero... ¡Se estaba lubricando la entrada! Quedé sin respuestas. Así que le pregunté si se había equivocado de agujero y si respuesta fue "NO". Volví a nacer aquella noche.
Ya con la certeza de que mi hermosa y amada esposa me iba a entregar el orto, preparé el terreno. Traje lubricante, una toalla, puse música suave, apagué algunas luces (no todas), traje un poco de vino blanco dulce con hielo y cuando todo estuvo preparado, me acosté boca arriba, y le pedí que se cruzara sobre mí, boca abajo, con la cola a la altura de mi mano derecha. Y lubricante en mano, me puse a pasárselo por los glúteos, por los muslos, y de a poco le fui dilatando la "entrada al paraíso". Primero con un dedo, después con dos, girando para un lado, para el otro, y de a poco, cada dedo fue entrando más profundo. Cuando la situación se hizo insostenible, nos incorporamos y le pedí que se ponga en cuatro. Estaba tan excitado que cuando le vi el orto brillando por el lubricante, que casi acabo en seco.
Me tomé unos segundos para recuperar la tranquilidad y después le apoyé la punta del glande. Con una mano en la cintura y la otra agarrando la pija, se la metí un poco, tranquilo, pausado... Cuando creí que tenía todo controlado y entre algodones, mi puta esposa, me volvió a sorprender por segunda vez. Se movió con fuerza hacía atrás y se la mandó solita hasta el fondo, con un suspiro profundo, que quedó grabado hasta el día de hoy. Que terrible puta!
Demás está decir que no pude aguantar mucho tiempo. Mientras yo la perforaba, ella se movía como si bailara tranquilamente y sin ninguna prisa. Quería quedarme toda la noche cogiéndole el orto, una y otra vez, y darle, y darle, pero me quitó el protagonismo, se hizo dueña de la situación. Me hizo acabar como un toro en celo, cuando a ella se le antojó. Le descargué toda la leche que tenía, no me quedó una sola gota. Me quedé resoplando, aturdido, y sorprendido totalmente. Le saqué la pija del culo, y le abrí las nalgas para ver el resultado. Un hermoso círculo rojo, con mi leche todavía caliente, perfecto y palpitante, comenzó a mostrar como se iba cerrando lentamente. Terrible!
Así fue como mi amada esposa me entregó su hermosa cola por primera vez a mí. Con el tiempo supe que la había entregado desde muy jovencita, a su primer novio, con el que estuvo muchos años hasta conocerme. Y después la agarró el hijo de puta que tenía la verga de 27 centímetros. Ese si que se la cogió bien "a fondo", pero es parte de otra historia.
El tema es que mi gran fantasía es recrear esa primera cogida por el culo a mi mujer, pero con otro protagonista, con un hombre que ella elija, uno que le guste, uno que la haga acabar muchas veces y que la trate con el mismo cariño con que yo la traté y después sí, que le llene el culo de leche, como se lo llené yo aquella vez.
Se hizo demasiado largo y por eso pido disculpas, pero no podía resumir más de lo que hice y tampoco quería dejar nada afuera. (Todo adentro) Para finalizar les vuelvo a decir que estos relatos no son inventos, son recuerdos míos y situaciones que se dieron tal como lo cuento. No agrego fotografías, ni videos, porque sé que mi esposa no lo aprobaría y seguramente se enojaría si lo supiera. Si en algún momento yo le cuento sobre todo esto y ella me autoriza a subir esas fotos, aquí estarán.
Les dejo los enlaces a los relatos anteriores. Les agradezco el apoyo con comentarios, pero ya saben, mi fantasía es que la apoyen a ella...
Leé mis relatos anteriores:
http://www.poringa.net/posts/relatos/5195899/El-morbo-por-ver-a-mi-esposa-cogiendo-con-otro.html
http://www.poringa.net/posts/relatos/5196019/El-morbo-por-ver-a-mi-esposa-cogiendo-con-otro-2.html
http://www.poringa.net/posts/relatos/5197142/El-morbo-por-ver-a-mi-esposa-cogiendo-con-otro-3.html
http://www.poringa.net/posts/relatos/5199524/El-morbo-por-ver-a-mi-esposa-cogiendo-con-otro-4-Enlechada.html
A partir de ese momento, siempre quise cojer a las mujeres por el culo, no lo pude evitar. MC es la culpable de todo, yo solo fui una víctima.
Después, la vida fue corriendo rápidamente y fueron llegando otras mujeres, a las que tuve que convencer de que me entreguen la cola y eso a veces llevaba tiempo y esfuerzo. Era otra época, donde acabábamos e salir de la dictadura militar y de la censura, que dejó sus marcas. Las mujeres no tenían la libertad de la que gozan hoy. Solo dos mujeres que pasaron por mi vida, lograron quedar con el culo intacto, las demás fueron cogidas con mucho placer y dedicación. Y ya volviendo a mi esposa, siempre creí que ella sería la tercera en mantener el orto a salvo de mis lechazos y eso lo creí por varios motivos. En primer lugar, ella siempre fue muy "concheta", en su forma de hablar, en su forma de ser, tan delicada en su lenguaje, tan medido y siempre correcto.
Yo ya le había contado, en las charlas previas a convertirnos en novios, que mi pareja anterior me había recriminado mi obsesión por el sexo anal y en ese momento me dio a entender que ella no entregaba la cola y esa fue una de las grandes sorpresas que tuve con ella... y no sería la última.
Cuando ya comenzamos a salir y a coger, me cuidaba mucho con ese tema, aunque cuando la veía enfundada en sus pantalones ajustados, o cuando la veía en cuatro, mientras teníamos sexo, los ratones me mataban. Y una noche, para mi sorpresa, cuando estábamos cogiendo, ella montándome, noté que me había tomado la pija, y se la apuntaba hacia el lugar incorrecto. "Se equivocó" pensé para mí, mientras se me ponía más dura. Al rato volvió a hacerlo, y en ese momento no me di cuenta, pero... ¡Se estaba lubricando la entrada! Quedé sin respuestas. Así que le pregunté si se había equivocado de agujero y si respuesta fue "NO". Volví a nacer aquella noche.
Ya con la certeza de que mi hermosa y amada esposa me iba a entregar el orto, preparé el terreno. Traje lubricante, una toalla, puse música suave, apagué algunas luces (no todas), traje un poco de vino blanco dulce con hielo y cuando todo estuvo preparado, me acosté boca arriba, y le pedí que se cruzara sobre mí, boca abajo, con la cola a la altura de mi mano derecha. Y lubricante en mano, me puse a pasárselo por los glúteos, por los muslos, y de a poco le fui dilatando la "entrada al paraíso". Primero con un dedo, después con dos, girando para un lado, para el otro, y de a poco, cada dedo fue entrando más profundo. Cuando la situación se hizo insostenible, nos incorporamos y le pedí que se ponga en cuatro. Estaba tan excitado que cuando le vi el orto brillando por el lubricante, que casi acabo en seco.
Me tomé unos segundos para recuperar la tranquilidad y después le apoyé la punta del glande. Con una mano en la cintura y la otra agarrando la pija, se la metí un poco, tranquilo, pausado... Cuando creí que tenía todo controlado y entre algodones, mi puta esposa, me volvió a sorprender por segunda vez. Se movió con fuerza hacía atrás y se la mandó solita hasta el fondo, con un suspiro profundo, que quedó grabado hasta el día de hoy. Que terrible puta!
Demás está decir que no pude aguantar mucho tiempo. Mientras yo la perforaba, ella se movía como si bailara tranquilamente y sin ninguna prisa. Quería quedarme toda la noche cogiéndole el orto, una y otra vez, y darle, y darle, pero me quitó el protagonismo, se hizo dueña de la situación. Me hizo acabar como un toro en celo, cuando a ella se le antojó. Le descargué toda la leche que tenía, no me quedó una sola gota. Me quedé resoplando, aturdido, y sorprendido totalmente. Le saqué la pija del culo, y le abrí las nalgas para ver el resultado. Un hermoso círculo rojo, con mi leche todavía caliente, perfecto y palpitante, comenzó a mostrar como se iba cerrando lentamente. Terrible!
Así fue como mi amada esposa me entregó su hermosa cola por primera vez a mí. Con el tiempo supe que la había entregado desde muy jovencita, a su primer novio, con el que estuvo muchos años hasta conocerme. Y después la agarró el hijo de puta que tenía la verga de 27 centímetros. Ese si que se la cogió bien "a fondo", pero es parte de otra historia.
El tema es que mi gran fantasía es recrear esa primera cogida por el culo a mi mujer, pero con otro protagonista, con un hombre que ella elija, uno que le guste, uno que la haga acabar muchas veces y que la trate con el mismo cariño con que yo la traté y después sí, que le llene el culo de leche, como se lo llené yo aquella vez.
Se hizo demasiado largo y por eso pido disculpas, pero no podía resumir más de lo que hice y tampoco quería dejar nada afuera. (Todo adentro) Para finalizar les vuelvo a decir que estos relatos no son inventos, son recuerdos míos y situaciones que se dieron tal como lo cuento. No agrego fotografías, ni videos, porque sé que mi esposa no lo aprobaría y seguramente se enojaría si lo supiera. Si en algún momento yo le cuento sobre todo esto y ella me autoriza a subir esas fotos, aquí estarán.
Les dejo los enlaces a los relatos anteriores. Les agradezco el apoyo con comentarios, pero ya saben, mi fantasía es que la apoyen a ella...
Leé mis relatos anteriores:
http://www.poringa.net/posts/relatos/5195899/El-morbo-por-ver-a-mi-esposa-cogiendo-con-otro.html
http://www.poringa.net/posts/relatos/5196019/El-morbo-por-ver-a-mi-esposa-cogiendo-con-otro-2.html
http://www.poringa.net/posts/relatos/5197142/El-morbo-por-ver-a-mi-esposa-cogiendo-con-otro-3.html
http://www.poringa.net/posts/relatos/5199524/El-morbo-por-ver-a-mi-esposa-cogiendo-con-otro-4-Enlechada.html
2 comentarios - El morbo por ver a mi esposa cogiendo con otro (5) Sexo anal