Sigo exorcizando demonios, contando las cosas que a nadie más le puedo contar. En la primera parte les conté de como comencé a conocer los secretos sexuales de mi esposa. De como, con paciencia y con saliva, le fui sacando algunos detalles de su vida sexual antes de conocerme.
Esto llevó un par de años, ya que el tema se enfriaba y ella no colaboraba, pero en los últimos dos meses las cosas cambiaron. Ella solía decirme en broma (Aunque no es broma) que yo le hacía "pasar hambre", al cogerla poco, en relación a sus amantes anteriores, cosa que debe ser cierta, sin dudas y además es injustificado ya que es una mujer muy sexual, que cumple con todas las fantasías que yo tuve: Le gusta que se la cojan por el culo, lo disfruta y no se queja jamás (¡Como para hacerlo! si se la cogió el hijo de puta de los 27 centímetros sin tenerle contemplación), la chupa como los dioses y jamás va a decir que no a la hora de coger, pero además y eso es algo que me olvidé en el primer relato, (porque no tenía que ver con el tema de mi morbo sobre ver como se la coge otro hombre), a ella le gustaría experimentar con una mujer, eso es algo que hablamos hace años, al inicio de la relación y que sí me lo confesó abiertamente. Y eso fue algo que siempre me voló la cabeza, de hecho, durante un tiempo habíamos buscado en una página de escorts, una posible contratada para cumplirle su fantasía. La eligió con cuidado, tal como a ella le gustaba y estábamos decididos, pero al final, yo no me animé a concretarla. Tuve miedo de que le gustara demasiado. Fue después de preguntarle si se animaría a chuparle la concha a una mujer, a lo que me respondió: ¡Se la muerdo! Eso me hizo entrar en pánico hasta el día de hoy, porque creo que si se coge a una chica no vuelve más. Volvamos al tema principal.
Poco a poco me fue contando sobre sus aventuras con el muchacho que calzaba grande y así fue largando, a cuentagotas, las cosas que hacían. Me enteré que el flaco este le hizo el orto de una, sin pedirle permiso, ni preguntarle si le gustaba, cosa que (Creo) cualquier hombre centrado no haría. Este hijo de puta era tan alto como yo, y bastante histérico a mi modo de ver, por otras actitudes que ahora no viene al caso detallar. Estaba divorciado y por lo que me contó era muy, ¿como decirles? "delicadito" sería el término. Se hacía las uñas, siempre andaba perfumado, era impaciente y muy exigente a la hora de vestirse. Cada vez que ella iba a su casa, no la dejaba ni saludarlo, que ya la atacaba, la arrodillaba, se bajaba el pantalón y le encajaba la verga en la boca y ella se la chupaba hasta hacerlo acabar y nunca se quejaba (O sea que lo disfrutaba)
Parece que este hijo de puta se recuperaba rápido, porque a los pocos minutos ya la estaba ensartando de nuevo.
Les había contado que mi esposa es bastante callada, no es de esas mujeres a las que le gusta gritar o decir frases calientes y yo asumí que era su forma de ser, por eso nunca le pedí que me dijera esas frases cuando cogíamos, aunque mucho lo deseaba. Hace unas noches, cuando estábamos hablando de su pasado me entró curiosidad por saber si este tipo le pedía que le hablara mientras cogían y me contestó que sí, que se lo pedía y yo, en mi infinita inocencia, asumí que ella no lo hacía (Porque como les conté, a ella no le gustan las palabras "fuertes", como culo, orto, concha, pija, coger, etc) pero me volvió a dejar descolocado, cuando me confirmó que sí lo hacía, que le decía frases que a él le calentaban mucho. La pregunta se caía de madura y con mucha calentura encima, se la hice: ¿Y cual es la frase que tanto le calentaba y vos le decías? y su respuesta me quemó el cerebro: "Yo le decía que me llenara el culo de leche".
Demás esta decir que esa noche, ya había planificado acabarle en la cara, pero cambié de idea y le llené el orto de leche nuevamente rogándole que me repitiera esa frase una y otra vez, cosa que hizo con ganas. Que terrible puta!
Perdón por haberlo hecho tan largo, pero me dejé llevar por los recuerdos. Esta historia recién comienza. Hasta la próxima!
Esto llevó un par de años, ya que el tema se enfriaba y ella no colaboraba, pero en los últimos dos meses las cosas cambiaron. Ella solía decirme en broma (Aunque no es broma) que yo le hacía "pasar hambre", al cogerla poco, en relación a sus amantes anteriores, cosa que debe ser cierta, sin dudas y además es injustificado ya que es una mujer muy sexual, que cumple con todas las fantasías que yo tuve: Le gusta que se la cojan por el culo, lo disfruta y no se queja jamás (¡Como para hacerlo! si se la cogió el hijo de puta de los 27 centímetros sin tenerle contemplación), la chupa como los dioses y jamás va a decir que no a la hora de coger, pero además y eso es algo que me olvidé en el primer relato, (porque no tenía que ver con el tema de mi morbo sobre ver como se la coge otro hombre), a ella le gustaría experimentar con una mujer, eso es algo que hablamos hace años, al inicio de la relación y que sí me lo confesó abiertamente. Y eso fue algo que siempre me voló la cabeza, de hecho, durante un tiempo habíamos buscado en una página de escorts, una posible contratada para cumplirle su fantasía. La eligió con cuidado, tal como a ella le gustaba y estábamos decididos, pero al final, yo no me animé a concretarla. Tuve miedo de que le gustara demasiado. Fue después de preguntarle si se animaría a chuparle la concha a una mujer, a lo que me respondió: ¡Se la muerdo! Eso me hizo entrar en pánico hasta el día de hoy, porque creo que si se coge a una chica no vuelve más. Volvamos al tema principal.
Poco a poco me fue contando sobre sus aventuras con el muchacho que calzaba grande y así fue largando, a cuentagotas, las cosas que hacían. Me enteré que el flaco este le hizo el orto de una, sin pedirle permiso, ni preguntarle si le gustaba, cosa que (Creo) cualquier hombre centrado no haría. Este hijo de puta era tan alto como yo, y bastante histérico a mi modo de ver, por otras actitudes que ahora no viene al caso detallar. Estaba divorciado y por lo que me contó era muy, ¿como decirles? "delicadito" sería el término. Se hacía las uñas, siempre andaba perfumado, era impaciente y muy exigente a la hora de vestirse. Cada vez que ella iba a su casa, no la dejaba ni saludarlo, que ya la atacaba, la arrodillaba, se bajaba el pantalón y le encajaba la verga en la boca y ella se la chupaba hasta hacerlo acabar y nunca se quejaba (O sea que lo disfrutaba)
Parece que este hijo de puta se recuperaba rápido, porque a los pocos minutos ya la estaba ensartando de nuevo.
Les había contado que mi esposa es bastante callada, no es de esas mujeres a las que le gusta gritar o decir frases calientes y yo asumí que era su forma de ser, por eso nunca le pedí que me dijera esas frases cuando cogíamos, aunque mucho lo deseaba. Hace unas noches, cuando estábamos hablando de su pasado me entró curiosidad por saber si este tipo le pedía que le hablara mientras cogían y me contestó que sí, que se lo pedía y yo, en mi infinita inocencia, asumí que ella no lo hacía (Porque como les conté, a ella no le gustan las palabras "fuertes", como culo, orto, concha, pija, coger, etc) pero me volvió a dejar descolocado, cuando me confirmó que sí lo hacía, que le decía frases que a él le calentaban mucho. La pregunta se caía de madura y con mucha calentura encima, se la hice: ¿Y cual es la frase que tanto le calentaba y vos le decías? y su respuesta me quemó el cerebro: "Yo le decía que me llenara el culo de leche".
Demás esta decir que esa noche, ya había planificado acabarle en la cara, pero cambié de idea y le llené el orto de leche nuevamente rogándole que me repitiera esa frase una y otra vez, cosa que hizo con ganas. Que terrible puta!
Perdón por haberlo hecho tan largo, pero me dejé llevar por los recuerdos. Esta historia recién comienza. Hasta la próxima!
8 comentarios - El morbo por ver a mi esposa cogiendo con otro (2)