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Me llevó al telo para probarse tangas: blowjob formal

Vilma es una morena cabello corto con labios rojos y carnosos. Realmente no se viste provocativa ni nada por el estilo para ir a la universidad, por lo que parece una estudiante más, enfocada en estas cosas de la vida profesional y sacar buenas notas. El día que me la cogí en el Hotel La Perla fue vestida a la universidad muy formal, con una falda negra hasta la rodilla y una camisa de vestir blanca, como si fuese empleada de un banco. Tenía que exponer, así que se maquilló y pintó los labios de rojo intenso, pero aún seguía teniendo ese aspecto de anticuada. Y cuento todo esto porque la conozco de antes, me la he cogido en casa, aceitandole el culote que trabaja a diario en crossfitt. Cuando la miras de perfil, se le marca la curva del culo como queriendo explotar los jeans. En fin, con la falda se veía preciosa y ni se marcaba la ropa interior, cosa que logró con las medias, pero era inevitable que se le marcara el culazo porque se colocó tacones altos de punta fina, "para agregar más formalidad", me dijo. 

Lo cierto es que al verla así se me paró la verga y me pasé toda la clase pensando en ella. Una hora después le mandé un mensaje: 
-Estás como te da la gana-, escribí sin esperar respuesta, porque tenía como dos meses sin cogerla y con esto de los exámenes casi que ni hablábamos. 
-jaja gracias, estoy libre ahora, un par de horas y tú?- me contestó en lo que yo interpreté como la clara señal para coger. 
-Ok, dale, te espero afuera-, le dije y me ausenté de la segunda clase para esperarla en la entrada de la universidad. Apareció en la camioneta con sus lentes y el cabello arreglado; parecía más la madre de algún estudiante que una estudiante. 

Ni recuerdo qué le dije cuando me senté en el puesto del copiloto, pero si me permitió ver más de cerca la falda oscura, la camisa medio abierta que revelaba un brassier negro de encaje. 
-Sabes que me las quiero operar-, me dijo con su cara de obstinada, se notaba que estaba cansada. 
-Bueno ¿Vamos a lo nuestro?- le dije como distraído, no quería desconcentrarla al conducir, había mucho tráfico. 
-Sí, ya reservé en el Hotel La Perla y también me traje el putikit- me dijo y soltó una carcajada. Le cambió el humor. 
-¿El putikit?- dije, como sin entender. 
-Sí, sabes que mi prima vino de Miami y me trajo ropa interior de La Senza, Victoria Secret y Pink. Quería ver qué tal me quedan-. 
-Bueno-. 

Después de atravesar la ciudad, aparecimos en este hotel que por fuera es gris, como fúnebre. Pero ingresamos al estacionamiento, dejamos la camioneta y ella ya tenía todo planificado, así que sólo me dediqué a mirarle el culo hasta que llegamos a la habitación.
-Ponete cómodo-, me senté y prendí un porro, acto seguido ella se quitó los tacones y parecía buscar algo en su cartera. 
-Traje sólo tres hilos y un cachetero, acuerdate que tengo par de horas, así que elige-, me dijo y tiró unas tiritas de color, naranja, amarillo y negro en la cama. 
-A ver-. En efecto, era un hilo como de seda amarillo, con encaje adelante, el naranja parecía tela de bikini y el negro tenía un hilo muy fino. 
-Yo me llevé este para exponer- Me interrumpió mientras estiraba las tiras azúles laterales de su tanga. Acto seguido las hizo sonar de una forma que me volvió a parar la verga, pero estaba más concentrado en fumar tranquilo. 
-Así es atrás- se giró y el culazo se tragaba un triangulo azul de encaje.
-¿Es ancha?-
-No- y se abrió las nalgotas que se iban separando poco a poco por el sudor. Efectivamente el triangulito se convertía en un hilo que no lograba ocultar el ano totalmente. Como entrena mucho en el gym, las nalgotas se ven mejor en cuatro, cuando abres las nalgas puedes meter la cara y te la ocupa entera. Eso hice, le corrí el hilo de la tanga metí la cara, aspiré profundo mientras abría la boca y le metía la lengua en ese papo depilado y caliente. Ya para ese momento la tenía en cuatro en una sillón que había en la habitación. Ella gemía suave y miraba hacia atrás a cada instante, así estuvimos un rato  largo hasta que a mi me faltaba el aire y ella tembló de un orgasmo. Estaba sonriente. 
-Voy por una de las nuevas, tienes que ver esta, la amarilla. Mira como me queda. Está para coger, pero sacate todo y sentate en el sillón. 
Me relajé y efectivamente ella ya tenía puesta la tanga amarilla con encaje adelante. Escupió bastante saliva en la verga y me dijo:
-Esta la tienes que mirar así-, me dijo mientras se ponía en cuatro con el culo empinado. Empezó a lamerme las bolas mientras yo fumaba y me hacía el desentendido. Me gusta tener esa actitud porque hace que se esfuercen más. 
Así fue como me chupó la verga por diez minutos, con arcadas y mucha saliva, las bolas me goteaban y ella pasaba las manos por todas partes. De vez en cuando le propinaba alguna mamada después que se atragantaba. 
-Esta tanga no me gusta mucho para coger, pruebate la negra que se ve finita-, le dije y obedientemente se colocó el hilo negro, quedaban los labios de la concha afuera. 
-Pasame el lubricante y ponte en cuatro- me dijo. 
-Forros ¿Trajiste?- me preguntó. 
-Acabo afuera-, le dije mientras alzaba la tanga y le iba metiendo la verga poco a poco. Le propiné una nalgada cuando la terminé de meter completa. Ahí empecé a sacarla casi completa y a irla metiendo suave, muy suave, quería que sintiera la verga latir. 
-Me pones loca, hijo de puta-, dijo mientras yo le agarraba el cabello. 
Así empecé a bombear tranquilo y ella exigió que le diera fuerte. 
-No me vas a hacer acabar-, le dije. Parece que le gusta que le hablen al coger. 
La tanga negra no le cubría el ano, eso me volaba la mente. Le propiné otras nalgadas que poco se marcaban en sus nalgas negras. Ya para ese momento tenía ganas de acabar, pero para evitarlo la saqué y me arrodillé. Le pasé la lengua por todo el ano, ancha y en movimiento. Ella no paraba de gemir. 
-Te la voy a chupar toda hijo de puta-, me dijo y yo continué comiendole el culo hasta que le quedó lleno de baba y parte de las nalgas brilllantes. 
Luego, y ya con la verga a punto de explotar , me volví a sentar en el sillón con las piernas bien abiertas y le ordené usar la tanga naranja para el blowjob. 
Efectivamente, la naranja no era tan delgada, pero el color me calentaba mucho. Se puso en cuatro, empinó el culo y empezó a chuparla. De repente hacía algo con la lengua que me hacía la verga explotar. No lo pude evitar y empecé a bombear leche. Ella gemía y gemía mientras yo bombeaba y ni podía sacar la verga porque la tenía demasiado sensible. Ella toció y empezó a golpearme la pierna. Volvió a tocer y descargó una mezcla de saliva con leche y luego la solté, pensé que iba a vomitar. 
-Ufff un montón- dijo mientras se despejaba la boca de la cantidad de baba que había. 
-Y eso que sólo probamos estas tres-, le dije mientras prendía el resto del porro que me estaba fumando. 

-Bueno, ya para la próxima vengo con las medias y otras cositas que te quiero enseñar. En media hora tengo clase-, me dijo mientras se dirigía apurada al baño. Yo seguí fumando. 



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