Capítulos anteriores:
Capítulo 1, Capítulo 2, Capítulo 3, Capítulo 4, Capítulo 5, Capítulo 6, Capítulo 7, Capítulo 8, Capítulo 9, Capítulo 10, Capítulo 11, Capítulo 12, Capítulo 13
14. Capítulo 14
Día 14. Por la mañana
Me despertó un delicioso olor a café por la mañana. Me incorporé y Francesca me traía una taza humeante en sus manos. Iba solo tapada con una bata. Se sentó a mi lado en la cama.
"Bueno, último día, ¿no?", me dijo.
"Eso creo", respondí. "Va a ser raro después de tantos días"
"Pero te has llevado un gran grupo de amor", me recordó ella. "Incluida mi hija. Sé que es algo muy manido, pero más te vale cuidar bien de ella"
"Claro que lo haré. Es más, seremos cinco los que la cuidemos muy bien", le recordé. Francesca no llevaba atada la bata y podía verla perfectamente las tetas.
"¿Las vas a echar de menos? Ya me dijo Elena que hoy dedicaréis el día a vosotros seis"
"Claro que las echaré de menos. ¿Y tú a esta?", pregunté mientras señalaba mi polla.
"Muchísimo... ¿te puedo contar un secreto?"
"Dime"
"Follas igual que el padre de Elena", me dijo al oído. "Por favor, que no se entere. Será nuestro secreto, ¿vale?"
"De acuerdo. No creo que le guste saberlo, de todas formas", reí. "Y ahora... uy"
"¿Qué pasa?"
"Que tengo que volver a mi habitación, pero... no tengo mi ropa. Y no podemos ir desnudos"
"Tranquilo. Tenéis hasta las diez para poneros la ropa", me dijo Francesca. "No te entretengo más, tío bueno. Disfruta del día"
Nos dimos un beso antes de despedirnos. Salí de allí. La verdad es que los servicios de limpieza se habían puesto las pilas y no quedaba rastro de la fiesta del día anterior. Salí al exterior, y vi a un montón de gente aún desnuda y despertándose. Yo llegué a la recepción del hotel. Tanto los de seguridad como las recepcionistas tenían el mismo aspecto impoluto que el día que llegué, como si no se hubieran hartado a follar ayer. Subí en el ascensor y fui a mi habitación.
Anda que si no llega a haber nadie... pero por suerte, Luna estaba dentro, acompañada de Andrea. Ninguna de las dos estaba vestida.
"Mi amor", me saludó Luna al verme y nos besamos. "¿Qué tal ayer?"
"De mavarilla, ¿y vosotras?"
"Pues bien... echándote de menos", dijo Andrea, que también se acercó a por su ración de beso.
"¿No salísteis de aquí?"
"Claro que sí. Pero no te vimos y te echamos de menos", dijo Andrea, y me fueron empujando hacia la cama.
"¿Tan pronto vamos a empezar?", pregunté cuando me vi bocarriba.
"Solo vamos a disfrutar un poco de tu compañía", dijo Luna. "Tienen que venir aún Irina, Matt y Elena"
"Aunque a mi me apetece ir empezando...", comentó Andrea, que se fue acomodando sobre mi cuerpo. "Y si vienen, se pueden unir..."
Y sentí dos manos acariciando mi entrepierna. Andrea me empezó a hacer una paja que me la endureció mientras Luna me estimulaba los testículos. Empezaron a turnarse para besarme y también intercambiaban besos entre ellas. Yo estiré las manos, y empecé a estimular la rajita de Andrea y el pene de Luna. Muy despacio íbamos. Bastante caña nos habíamos dado ayer.
De pronto ambas empezaron a bajar por mi torso con sus bocas. Sentía sus lenguas recorrerme hasta que llegaron a mi picha, donde se encontraron dándose un beso alrededor. Aquella doble mamada me gustaba mucho. Aquellas dos preciosidades... en el resort me había tocado la lotería con ellas.
"Oíd... habrá que hacer algo más, ¿no?", pregunté mientras Luna tenía mi polla en la boca y Andrea me chupaba los huevos.
"Mmmmm... esh que así te podemosh shentir lash dosh a la vesh", protestó Luna.
"Esh verdá, no nosh hagash renunciar...", dijo Andrea, mirándome con ojitos brillantes.
"Pero... vosotras..."
"JP. Relájate", dijo Andrea, tomándose un momento para poner sus manos sobre mi pecho. "Queremos hacer esto, ¿vale? Tú disfruta. Ya nos harás gozar luego. Como siempre haces"
Volvió con Luna y me dieron placer con sus bocas nuevamente. Se movieron de posición, de modo que me permitían verlas mejor mientras me daban la chupaban. Yo me dejé hacer, sumiso, mientras ellas dos conseguían que me corriese en sus lenguas.
"¿Te ha gustado, mi amor?", preguntó Andrea. En ese momento sonó la puerta y Luna se levantó a abrir. Era Matt, que se unió a nosotros en la cama. Dio un beso a Andrea y luego a mi. "¿Qué tal, rey? Creo que anoche lo petaste en el club de baile"
"Ya te digo", rió Matt. Luna regresó a la cama con nosotros. "Te vi por allí", me dijo, "aunque creo que también lo pasaste de maravilla"
"Se dio bien el día", reí.
"Andrea, ¿estás bien?", preguntó Luna. En ese momento, ella estaba en completo silencio mientras nos observaba.
"Es solo que... me he dado cuenta de que estamos solos. Y os... tengo para mi", dijo, mientras se ponía colorada. Lujna, Matt y yo intercambiamos una mirada. "Me gustaría poder hacerlo con vosotros tres a la vez"
"¿Estás segura?", preguntó Luna.
"Tres pollas para mi sola... claro que estoy segura", dijo Andrea con una sonrisa. "Si no os importa, claro"
Matt y yo nos sentamos frente a frente, y Andrea empezó a chupárnosla a ambos para endurecernos y dejarnos bien lubricados. Yo atraje a Luna y se la chupé a ella, con mucho mimo. Ella me acarició la cabeza. Al final me la sacó de la boca, cuando Andrea se dispuso a cabalgarnos. Se lubricó el culo, y se sentó con mucho cuidado sobre la polla de Matt. Este se la metió despacio unas cuantas veces, acostumbrando su ano a ser penetrado. Luego me puse frente a ella, y empecé a meterla en su delicioso coñito.
Así, ella empezó a rebotar sobre nosotros dos, mientras dedicaba su boca a chupársela a Luna. Yo la sujetaba por las caderas, guiando su ritmo, que le era fácil de seguir. Desde su espalda, Matt le masajeaba las tetas. Andrea empezó a gemir por la triple sensación de pollas en su cuerpo. Me acomodé mejor dejabo de ella, permitiéndome moverme y follarla con más intensidad. Sentí que Matt también se movía más rápidamente.
"¡Aaaah...! ¡Me estoy corriendo...!", gimió Andrea, y yo podía sentir sus chorros contra mi pelvis. "¡No paréis!", nos pidió y volvió a chupársela a Luna con ganas, que se corrió pocos segundos después en su boca.
Matt y yo nos corrimos a la vez. Nos aseguramos de hacerlo dentro de Andrea, que estuvo a punto de volver a correrse por la sensación. Luego, nos aseguramos de acomodarla sobre la cama mientras se recuperaba.
"Me encanta esta visión", sonrió, y es que los tres estábamos frente a ellas, con nuestras pollas prácticamente erectas y listas para ella.
"¿Sabes? A veces me da un poco de envidia. Que yo no tenga... coño, como tú", dijo Luna, un tanto triste. "Me gustaría saber lo que sientes..."
"¿Quieres operarte?", le preguntó Matt.
"No lo sé... me lo paso bien así, pero... no sé. ¿A vosotros os gustaría?", nos preguntó.
"A mi me encantas tal como eres", le dije. "Pero si algún día te quieres operar, estaremos contigo"
"Claro que sí. Eres nuestra novia", dijo Andrea.
"Y te queremos mucho"
Luna sonrió. Le cayó una lágrima cuando llamaron a la puerta. Solo podían ser dos personas. Y efectivamente, eran Elena e Irina, que venían a unirse a nosotros.
"Perdón por la tardanza", dijo Elena, "tenía que acabar unos papeleos con el resort para mi baja voluntaria... y luego quería mirar unas cosas de la casa donde vamos a vivir"
"Y me quedé a hacerla compañía. Al final ayer nos pasamos el día juntas", comentó Irina. "Y ya veo que no nos habéis esperado", añadió. "Más os vale compensarnos ahora"
"Os estábamos esperando", les dije.
"¿Luna? ¿Todo bien?", preguntó Elena.
"De maravilla. Tengo aquí a mi nueva familia, ¿verdad?"
Nos miramos. Sí, técnicamente estábamos a punto de convivir todos como una gran (y pervertida) familia. Aunque aquí todos éramos maridos y esposas.
"Bueno. Queda poco para la hora de comer, pero antes me gustaría un poco de acción", dijo Irina.
Así que Matt, Luna y yo hicimos una especie de círculo mal construido, mientras que Elena me la chupaba a mi, Andrea mamaba la polla de Matt e Irina se la chupaba a Elena. Los culos de las tres se encontraban en un punto mientras disfrutábamos de sus bocas. Cuando las tres consiguieron que las tuviéramos bien erectas, se dieron la vuelta y empezamos a follarlas.
El coño de Elena siempre me gustaba. Bueno, era imposible elegir un favorito en aquel momento. Me hubiera gustado hacerlo con cualquiera de las tres. Incluso me tentaba follarle el culo en ese momento, pero sus gemidos de placer me gustaban mucho como para interrumpirla. Me corrí dentro de ella, y seguí metiéndosela por varios minutos. Ella se besaba con Elena e Irina, sus lenguas jugaban entre sí mientras nos corríamos dentro de ellas.
"Cuando se acaben las vacaciones no podremos hacer esto todos los días, pero tenemos que hacerlo al menos una vez a la semana", comentó Elena.
"Estoy de acuerdo. Tenemos que mantener el sexo grupal para asegurarnos de que nadie se queda fuera", afirmó Luna.
"No creo que eso ocurra. Además, contamos con JP en nuestro grupo", bromeó Matt. "Es nuestro punto central"
"Chicos...", suspiré.
"Es en serio, JP. Tú eres quien ha hecho esto posible. Nos has hecho conocernos y unirnos a todos", dijo Irina.
"Me voy a poner rojo"
"Pues yo espero que te pongas morao", bromeó Andrea. "Pero antes tendríamos que irnos a comer".
Aceptamos. Llevábamos, con la tontería, un buen rato en la habitación. Elena, Andrea e Irina se dieron un agua rápida, yo me puse un bañador y nos fuimos de allí.
Día 14. Hora de comer
Como las normas permitían el top-less, Elena, Irina, Andrea y Luna fueron sin la parte de arriba de sus bikinis. Nos dirigimos a la zona de restauración, donde estuvimos disfrutando de una buena pizza mientras hablábamos. Hablábamos de verdad como pareja, por abierta que fuera. Nos conocimos un poco más. Sobre nuestras infancias. Los amigos que teníamos. La gente a la que le tendríamos que explicar esta nueva situación. Estaba clara una cosa: iríamos todos juntos. Mi familia era de ideas más o menos abiertas, pero era poco probable que los padres de Matt aceptasen que tuviese un novio y una novia trans.
Cuando terminamos de comer nos fuimos un rato a la piscina. Allí aprovechamos para nadar un poco y luego para tomar el sol. Recibimos varias peticiones de diferentes chicos y chicas que querían follar con nosotros, pero los rechazamos a todos. Nos íbamos a reservar ese día solo para nosotros.
Cuando fue a caer la noche de nuevo, subimos en el ascensor. Y Elena marcó directamente el número de su planta.
"Creo que mi cama es más grande para los seis", dijo mientras subíamos hasta allí.
Entramos en su dormitorio, y cerró la puerta con llave.
Día 14. Después de comer
Nos desnudamos y dejamos la ropa aparte antes de subirnos a la cama. Allí estábamos, sentados en corro. Yo me volví y le di un beso lento a Andrea. Ella se lo dio a Matt. Él se lo dio a Irina. Ella se lo dio a Luna. Ella se lo dio a Elena. Y ella me lo dio a mi. Estábamos preparados para darnos amor.
Y en ese momento, alguien me empujó hacia atrás. Luna se había lanzado a por mi. Sentí su cuerpo contra el mío. Su picha se frotaba contra la mía y nuestros labios empezaron a besarse. La sentí besuquearme por el cuello antes de volver a sentirla contra mi boca. Yo le acaricié el culo, y ella empezó a restregarlo contra mi polla.
"JP... me muero de ganas de que me folles...", me dijo. A un lado pude ver a Elena y Andrea empezar a comerse los coños mutuamente, mientras Matt se acomodaba entre las piernas de Irina. "¿Tú también me quieres follar?"
"Claro que quiero, princesa", le dije mientras disfrutaba de su culo contra mi polla.
"Porque yo te gusto mucho, ¿verdad?", dijo con voz sensual.
"Muchísimo", le dije.
Con mucho cuidado, levantó un poco las caderas, y dirigió mi picha a su ano. Se dejó resbalar poco a poco, deteniéndose a la mitad. Suspiró.
"¿Te duele?", pregunté.
"Solo un poco... me da más placer", dijo con una sonrisa. Con cuidado continuó descendiendo hasta que estuve por completo dentro de ella. "¿Ves? Es solo que estás muy bien dotado, pero en seguida me acostumbro..."
Empezó a moverse suavemente sobre mi. Yo me incorporé y empecé a chupetear sus pezones. Acaricié sus caderas al tiempo que ella se movía sobre mí. Podía sentir su polla frotándose contra mi vientre, caliente y dura mientras yo disfrutaba de la estrechez de su culo. Apoyada en sus rodillas subía y bajaba a un ritmo que le resultaba cómodo.
"¿Te gusta más así lento?", le pregunté. Normalmente yo la follaba más rápido.
"No, es que estoy cansada", suspiró. "No me puedo mover más rápido... ooohh... ooooh... sí, amor... sigue...", gimió cuando empecé a mover mis caderas a buen ritmo bajo ella. "Me gusta...", cerró los ojos con fuerza. "Pégame..."
"¿Qué?"
"Azótame... ponme el culo rojo", me pidió.
¡Plas plas! Le di dos nalgadas a la vez mientras seguía encima de mi. Ella gimió y me pidió más. ¡Plas plas! Le acaricié el culo después de azotarla. Ella me plantó un beso y su lengua invadió mi boca mientras seguía moviéndose encima de mi, los dos cada vez más rápido. Fue inrvitable correrme dentro de ella sin poder avisarla mientras ella chorreaba su lefa entre nuestros vientres.
"Te amo...", dijo y se desmontó de mi. Se puso en cuatro, separando las nalgas. "Mira cómo me lo has dejado, chico malo"
"Como a ti te gusta"
Nos reímos. En ese momento sentí que alguien me abrazaba por la espalda. Alguien cuya picha se frotaba contra mi culo. Matt me acarició todo el pecho y se puso a comerme la oreja, casi doblegándome. Maldito, aquello se sentía muy bien.
"Hola, mi hombre...", me dijo. "Espero que aún te guste hacerlo conmigo"
"Claro que si, tonto", le respondí. Me di media vuelta y nos besamos. Su picha y la mía frotaban sus cabezas entre sí y en ese momento sentí que alguien me hacía una paja. Era Irina, que se había acercado sigilosamente a por nosotros.
"¿Puedo jugar yo también?", nos pidió. Yo no le podía negar nada.
"Claro que sí", respondí. "Ponte cómoda"
Se tumbó bocarriba a indicación mía. Yo dejé caer mi torso hacia adelante, hundiendo la cabeza entre sus piernas y empezando a lamer su coñito. Levanté el culo para Matt, sabía lo que él quería. Noté que me lo dilataba con mimo, su dedo me lo abría con cariño mientras yo hacía gemir a Irina con mi boca.
"Joder, JP... sabes cómo comérmelo... sigue así... aaah..." gemía.
Yo no podía responderle con la boca llena, pero gruñí cuando sentí a Matt metiéndomela. Aunque iba despacio me la metió en un único movimiento, alcanzando mi punto G fácilmente. Sus manos me sujetaban las caderas, haciéndome suyo. Empezó a embestirme a un ritmo que él sabía que me gustaba mientras Irina me sujetaba la cabeza contra su coño.
"¿Estás bien, mi amor?", preguntó Matt. Sus movimientos pasaron a ser un poco más lentos y profundos. Yo asentí sin separar mis labios de los de Irina. "¿Puedo azotarte?". Volví a asentir.
¡Plas! Au, cómo picaba... jamás entenderé cómo se podía sentir tan bien. Matt aceleró el ritmo y volví a ir más despacio y profundo para darme otro azote. ¡Plas! Ah, joder, cómo me ponía... De pronto noté que me la sacaba. Me excitó mucho sentir que recorría toda la raja de mi culo con su polla dura antes de volver a clavármela, esta vez más rápidamente. Yo empecé a hacerme una paja mientras dedicaba mi energía a hacer que Irina se corriese, pero era difícil concentrarme cuando Matt me estaba follando tan bien... me corrí en el momento en que él lo hacía en mi culo, y mi boca se llenó de los chorros de Irina. Caí a un lado, derrotado pero feliz de nuestro juego.
"Te ves tan sexy así...", comentó Matt mientras reposaba.
"Creía que te ponía más correrte en mi cara", le recordé.
"Me pone correrme por follar contigo, sea como sea"
"Qué bonito", comentó Andrea. "Pero ahora me toca a mi con él"
Me atrajo con ella, y me vi sobre su cuerpo. Ella separó las piernas al aire para mi. Empecé a frotarme contra su coñito, no tardé mucho en recuperar la erección y se la metí suavemente. Dejé caer el peso de mi cuerpo, llegando un poco más profundo en ella.
"Aaah... JP... sí... me vuelves loca..."
"Te gusta que te folle, ¿verdad?"
"Sí, me gusta mucho... aaah... aaah... un poco más rápido...", pidió. Aumenté el ritmo. "Mmmm... perfecto..."
"Dime cuánto te gusta", le dije.
"Mucho... me gusta mucho... mmmm... slurp... mmmm..."
Había empezado a acariciarle los labios con el dedo y ahora se lo metía en la boca suavemente mientras la follaba. Empezó a chuparme el dedo con ganas mientras gozaba de mis embestidas. Sentía cómo lo succionaba con cada acometida. Me gustaba hacerlo con ella. Abrió los ojos mirándome con deseo y me puso cachondo cómo jugaba con su lengua con mi dedo mientras me acercaba a correrme.
Derramé mi lefa dentro de ella. Después de eso nos tuvimos que tomar un pequeño receso. La tarde avanzaba y llevábamos un ritmo esos días que no estábamos acostumbrados. Todo el día follando... pero no podíamos evitarlo, nuestros cuerpos eran una contradicción entre pedir el descanso y desearnos a todos.
Elena gateó hacia mi cuando yo reposaba bocarriba. Y en ese momento empezó a chupármela con cuidado. Recuperando mi erección que se iba formando en su boca. De pronto vi que se detuvo mientras me miraba con una sonrisa traviesa. Vi cómo se ensalivaba su dedo con generosa baba, y me la volvió a chupar. Un momento después noté que me metía el dedo por el culo.
"Oooh... Elena..."
"¿Lo tienes sensible?", me preguntó. Su mamada se detuvo, pero no su dedo entrando y saliendo de mi agujerito.
"Un poco... pero me gusta", le dije.
Disfruté de aquella mamada mientras su dedo se abría paso dentro de mi. Era pequeño y delicado, se sentía bien. Alcanzaba mi próstata, dándome ese placer especial que solo se siente por ahí.
"Me corro, Elena... voy a correrme..."
Ella no se detuvo. Me corrí en su boca. Sentí su dedo un poco más profundo dentro de mi mientras eyaculaba. Elena sonrió, un poco de mi semen le caía por la comisura del labio.
"Y ahora me ocupo de ti, ¿no?", pregunté con una sonrisa.
"No. Ella se ocupa de ti", me dijo, echándose a un lado, y en ese momento apareció Luna entre mis piernas, con una sonrisa y una erección.
"Si me dejas, claro", dijo, un tanto avergonzada. Yo levanté un poco más las piernas para ella. "Te amo", repitió.
Sentí cómo me la metía. Se sentía agradable. Ella no estaba tan dotada como Matt, pero me gustaba su técnica. Más que follarme me hizo el amor. La notaba dentro de mi a un ritmo agradable. Su mano se cerró alrededor de mi polla y empezó a hacerme una paja mientras me la metía.
"Luna... aaaah... me gusta así...", gemí.
"¿Te gusta cómo te follo, mi amor?"
"Sí... me gusta mucho, lo sabes... adoro follar contigo..."
Sentí que me la metía más deprisa, animada por mis palabras. Estaba excitada. Se corrió dentro de mi mientras yo aún la tenía dura, me había corrido gracias a Elena y aún no podía acabar de nuevo. Ella pareció un poco triste.
"No pasa nada. Me ha gustado mucho", le aseguré.
"Aún así no te puedo dejar con eso tan duro"
Me puse de rodillas a su indicación, y ella me la empezó a chupar en cuatro. Adoraba su boca. Y de pronto vi que Irina se acercaba también a chupármela. Y antes de darme cuenta, Elena, Matt y Andrea se habían acercado también. Los cinco querían mi picha. Juntaron las cabezas, una al lado de la otra, y empece a recorrer sus lenguas sacadas con mi polla. Luego cada uno me la fue chupando por unos segundos antes de pasarla al siguiente, como si compartieran un dulce. Terminé haciéndome una paja para todos ellos, corriéndome sobre mis cinco amantes.
Me follé a Irina, que estaba bocarriba, mientras a mi derecha Matt se follaba a Andrea a cuatro patas, y a mi izqueirda Luna se follaba a Elena en la misma posición. Andrea y Elena se agachaban para besar a Irina mientras yo se la metía, y también intercambiaban besos entre ellas, al igual que Matt y Luna se turnaban para besarme a mi.
Matt se sentó sobre mi polla, de espaldas, y empezó a rebotar sobre mi erección. Encontré su culo deliciosamente apretado. Pero las demás no nos iban a dejar tranquilos, y tuve que empezar a follarlo yo mientras él se la metía a Elena, que se besaba con Irina. Luna se follaba a Andrea, que le comía el coño a Irina. Fue el último polvo que echamos aquella tarde. Cuando nos corrimos, el cuerpo ya no daba mas de sí. Aceptamos que habíamos pasado una buena velada, pero era de noche y teníamos que cenar algo.
Pedimos que nos subieran pizza, y al final nos entretuvimos viendo uno de los canales porno de los que ofrecía el resort. En la categoría bisexual, todos follando con todos. Nos metimos mano mientras la veíamos, pero estábamos en el límite. Sin llegar a corrernos, poco a poco fuimos cayendo dormidos, en comuna, con las personas que queríamos.
EPÍLOGO
Por la mañana nos despertamos con calma. Ya se había acabado todo. Y era el momento de hacer una fugaz despedida. Un "hasta muy pronto". Así que nos fuimos a desayunar en comuna antes de ir a hacer los equipajes. Nos despedimos todos de todos en el vestíbulo, con unos buenos besos. Aunque nos veríamos al día siguiente. Nos daba igual. Nos queríamos y la idea de quedarnos solos, en ese momento, se nos hacía impensable.
Al día siguiente fuimos a la casa de Elena y Francesca. Una vivienda individual en planta baja, pero con espacio suficiente para los seis. Dedicamos varias horas a limpiarla en condiciones, pues una generosa capa de polvo se había acumulado a causa del desuso. Yo ayudé a Elena a guardar sus cosas de niña, y las pertenencias de Francesca, en el garaje de la casa. Luego fue a la ferretería con Andrea, mientas Matt y yo buscábamos camas nuevas. No solo porque los colchones de la casa tuvieran ya un tiempo, sino porque las queríamos más grandes para facilitar que los seis pudiéramos dormir juntos si nos apetecía, aunque nuestra idea general era ir durmiendo de a dos, rotando cada noche.
En quince días los seis nos habíamos instalado por fin. Andrea, Matt y yo éramos los que más tiempo pasábamos en casa, pues nuestro trabajo nos permitía realizarlo en remoto, y nos permitíamos ir desnudos, meternos mano, y follar un rato cuando había poco que hacer, pero siempre guardando energías para cuando llegasen Elena (que estaba contenta en el nuevo hotel donde trabajaba), Luna (que había conseguido el traslado para estar más cerca) e Irina, que estaba intentando trabajar también en remoto pero hasta navidad no lo conseguiría.
Con respecto a nuestras familias, decidimos que lo mejor era que se fueran turnando para visitarnos, y así explicarles nuestra nueva vida. A mi me dijeron que estaba loco, pero que mientras fuera feliz, les bastaba, Fue más duro con Matt, cuyos padres le retiraron la palabra durante varias semanas, pero estábamos con él y nos aseguramos de que no se sintiera solo en ningún momento. Luna nos presentó a sus padres con mucha alegría, y estos se limitaron a pedirnos que la cuidásemos.
Fue con ella con quien tuvimos nuestra primera crisis. Con el dinero que reuníamos cada mes entre los seis podíamos tener cierta holgura, sin excesos, pero a los dos meses de empezar la convivencia, Luna se quedó sin empleo. Hubo un pequeño debate interno al respecto, pero me ofrecí a cubrir su parte de los gastos. Cuando Luna empezó a ocuparse de toda la casa, los demás relajaron su celo y decidieron también arrimar el hombro. Ella tardó solo dos meses en volver a poder colaborar económicamente en casa.
Sobre todo al principio yo iba con la impresión de que al final las relaciones se centraban en mi. Pero afortunadamente, poco a poco, todo el grupo empezó a estar más unidos unos con otros. Me admitieron que al principio, yo era efectivamente la Gran Excusa. Pero al final la convivencia, con sus roces, malosentendidos y arreglos, fue fortificando lo que íbamos construyendo, de modo que conseguimos un delicado equilibrio en el cual los seis éramos pareja de los seis.
Y en cuanto al follar, bueno. Nos arreglábamos bien. Seis en la casa, al final siempre había al menos dos que tenían ganas. Matt empezó a acostumbrarse a pedirme que le ayudase a enjabonarse la espalda cuando se duchaba, una excusa por la cual yo terminaba bajo el agua con él. Le ponía contra la mampara y se la metía suavemente. Luego le sujetaba la cintura y empezaba a follarle con ganas. Él gemía mi nombre mientras se retorcía de placer y se corría contra la pared sin necesidad de tocarle. Luna, por su parte, empezó a gustarse más a si misma, y su polla dejó de suponerle un problema. Cuando pasaba las noches con ella, yo me subía sobre su falo y me dejaba caer, cabalgándola mientras me había una buena paja y me corría en sus tetas mientras ella llenaba mi culo. Elena era quien más cansada llegaba a casa, así que me ocupaba de ella, metiéndome entre sus piernas y metiéndosela una y otra vez al ritmo que ella me iba pidiendo mientras se desestresaba con mis acometidas. También me gustaba masajear sus tetas mientras se lo hacía. Con Andrea empezó a ser un poco más salvaje, y muchas veces compatía conmigo por ver quién quedaba encima: yo follándola o ella cabalgando sobre mi picha. Pero aún así, cuando se quedaba encima, yo seguía moviéndome debajo de ella, disfrutando de su coñito apretado. Irina, por el contrario, se había acostumbrado más al sexo lento y amoroso. Me costó un poco convencerla de que me dejase comerle el coño, ya que siempre empezaba dándome una mamada y yo también la quería hacer sentir bien. Y después del oral, se la metía hasta que me corría.
Por supuesto, cumplíamos la máxima que habíamos acordado en el resort: el viernes o el sábado por la noche era para los seis y lo hacíamos en plan orgía que se estiraba hasta altas horas de la noche. Yo no me daba por satisfecho hasta que no tenía mis fluídos y los de los demás manchándome por completo. Todos acabábamos esas noches con las piernas empapadas por las corridas que teníamos, así que al dia siguiente nos tocaba hacer la colada sí o sí. No todo iba a ser perfecto.
La única excepción a hacerlo los seis eran... cuando éramos más. Nuestros amigos a veces se extrañaban cuando no podíamos quedar los fines de semana, y empezamos a invitarles a venir a vernos. Al principio fue un poco extraño ver a un amigo de Primaria follando con nosotros en el mismo colchón, pero se fue más que satisfecho. O el día que Irina y Andrea invitaron a las amigas que habían ido con ellas de vacaciones al resort. Ese día tuvimos que dormir hasta pasada la hora de comer de lo tarde que habíamos acabado de follar.
A los tres meses de independizarnos recibí un mensaje de Julio y Leo invitándome a tomar un café. Tras hablarlo con los demás, acudí a la cita. Ellos estaban súper acaramelados entre sí, pero me confesaron que no les importaría volver a hacerlo conmigo algún día. Cuando lo comenté con mis parejas, sin la intención de nada, me dijeron que les podría invitar un sábado a nuestra noche especial. Esa noche tuve el culo de Leo prácticamente entero para mi, mientras que Julio también se lo pasaba bien con las chicas. No tardaremos mucho en volver a quedar con ellos.
No fue mucho después cuando Francesca empezó a venir a visitarnos cada tres semanas y nos contaba cómo iban las cosas en el resort. Lo cierto era que los seis la echábamos mucho de menos, y fue su hija Elena quien nos propuso que podríamos aceptarla también para nuestros juegos. Modestia aparte, Francesca dice cada vez que nos la follamos que es la mejor noche que ha pasado en su vida, así que tendremos que subir un poco el listón para la semana que viene que volverá a venir. Estamos todos deseándolo. Yo me estoy haciendo una paja solo de recordar esas tetas que tiene.
Elena también me comentó que su amigo Marc le preguntaba de vez en cuando cómo le iba, y que también le preguntaba por mi. Acordamos invitarle un fin de semana a nuestra casa, y despues de un viernes muy formal en el cual nos demostró ser un encanto de chico, decidimos dedicar el sábado y el domingo a follar con ese semental. Me sentí un poco expuesto cuando me empotró como solo el sabía, delante de los demás, pero luego me permitió a mi follarle el culo. Y no fui el único en quedar encantado con el enorme falo de nuestro amigo, los seis tuvimos nuestra oportunidad de disfrutarlo mientras follábamos entre nosotros haciendo tiempo.
Y, casualidades de la vida, Dara entró a trabajar en la nueva empresa de Luna. No supe que se trataba de ella al principio, hasta que un día la acompañó a casa y nos reencontramos. Pensamos en invitarla a venir el domingo, y ella nos dijo que seguía en contacto con Nico. Le invitamos a venir. Él aún no le gusta follar con chicas... bueno. Casi. Porque le encanta la polla de Luna. Y Dara, que es más abierta de mente, se lo pasa genial experimentando sexo lésbico con las demás y yo me la paso siempre que nos vemos sobando sus tetas.
Y cuando se acercó de nuevo el verano, tuvimos que plantearlo de nuevo: ¿volveríamos al resort a pasar dos semanas de desenfreno?
FIN
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Capítulo 1, Capítulo 2, Capítulo 3, Capítulo 4, Capítulo 5, Capítulo 6, Capítulo 7, Capítulo 8, Capítulo 9, Capítulo 10, Capítulo 11, Capítulo 12, Capítulo 13
14. Capítulo 14
Día 14. Por la mañana
Me despertó un delicioso olor a café por la mañana. Me incorporé y Francesca me traía una taza humeante en sus manos. Iba solo tapada con una bata. Se sentó a mi lado en la cama.
"Bueno, último día, ¿no?", me dijo.
"Eso creo", respondí. "Va a ser raro después de tantos días"
"Pero te has llevado un gran grupo de amor", me recordó ella. "Incluida mi hija. Sé que es algo muy manido, pero más te vale cuidar bien de ella"
"Claro que lo haré. Es más, seremos cinco los que la cuidemos muy bien", le recordé. Francesca no llevaba atada la bata y podía verla perfectamente las tetas.
"¿Las vas a echar de menos? Ya me dijo Elena que hoy dedicaréis el día a vosotros seis"
"Claro que las echaré de menos. ¿Y tú a esta?", pregunté mientras señalaba mi polla.
"Muchísimo... ¿te puedo contar un secreto?"
"Dime"
"Follas igual que el padre de Elena", me dijo al oído. "Por favor, que no se entere. Será nuestro secreto, ¿vale?"
"De acuerdo. No creo que le guste saberlo, de todas formas", reí. "Y ahora... uy"
"¿Qué pasa?"
"Que tengo que volver a mi habitación, pero... no tengo mi ropa. Y no podemos ir desnudos"
"Tranquilo. Tenéis hasta las diez para poneros la ropa", me dijo Francesca. "No te entretengo más, tío bueno. Disfruta del día"
Nos dimos un beso antes de despedirnos. Salí de allí. La verdad es que los servicios de limpieza se habían puesto las pilas y no quedaba rastro de la fiesta del día anterior. Salí al exterior, y vi a un montón de gente aún desnuda y despertándose. Yo llegué a la recepción del hotel. Tanto los de seguridad como las recepcionistas tenían el mismo aspecto impoluto que el día que llegué, como si no se hubieran hartado a follar ayer. Subí en el ascensor y fui a mi habitación.
Anda que si no llega a haber nadie... pero por suerte, Luna estaba dentro, acompañada de Andrea. Ninguna de las dos estaba vestida.
"Mi amor", me saludó Luna al verme y nos besamos. "¿Qué tal ayer?"
"De mavarilla, ¿y vosotras?"
"Pues bien... echándote de menos", dijo Andrea, que también se acercó a por su ración de beso.
"¿No salísteis de aquí?"
"Claro que sí. Pero no te vimos y te echamos de menos", dijo Andrea, y me fueron empujando hacia la cama.
"¿Tan pronto vamos a empezar?", pregunté cuando me vi bocarriba.
"Solo vamos a disfrutar un poco de tu compañía", dijo Luna. "Tienen que venir aún Irina, Matt y Elena"
"Aunque a mi me apetece ir empezando...", comentó Andrea, que se fue acomodando sobre mi cuerpo. "Y si vienen, se pueden unir..."
Y sentí dos manos acariciando mi entrepierna. Andrea me empezó a hacer una paja que me la endureció mientras Luna me estimulaba los testículos. Empezaron a turnarse para besarme y también intercambiaban besos entre ellas. Yo estiré las manos, y empecé a estimular la rajita de Andrea y el pene de Luna. Muy despacio íbamos. Bastante caña nos habíamos dado ayer.
De pronto ambas empezaron a bajar por mi torso con sus bocas. Sentía sus lenguas recorrerme hasta que llegaron a mi picha, donde se encontraron dándose un beso alrededor. Aquella doble mamada me gustaba mucho. Aquellas dos preciosidades... en el resort me había tocado la lotería con ellas.
"Oíd... habrá que hacer algo más, ¿no?", pregunté mientras Luna tenía mi polla en la boca y Andrea me chupaba los huevos.
"Mmmmm... esh que así te podemosh shentir lash dosh a la vesh", protestó Luna.
"Esh verdá, no nosh hagash renunciar...", dijo Andrea, mirándome con ojitos brillantes.
"Pero... vosotras..."
"JP. Relájate", dijo Andrea, tomándose un momento para poner sus manos sobre mi pecho. "Queremos hacer esto, ¿vale? Tú disfruta. Ya nos harás gozar luego. Como siempre haces"
Volvió con Luna y me dieron placer con sus bocas nuevamente. Se movieron de posición, de modo que me permitían verlas mejor mientras me daban la chupaban. Yo me dejé hacer, sumiso, mientras ellas dos conseguían que me corriese en sus lenguas.
"¿Te ha gustado, mi amor?", preguntó Andrea. En ese momento sonó la puerta y Luna se levantó a abrir. Era Matt, que se unió a nosotros en la cama. Dio un beso a Andrea y luego a mi. "¿Qué tal, rey? Creo que anoche lo petaste en el club de baile"
"Ya te digo", rió Matt. Luna regresó a la cama con nosotros. "Te vi por allí", me dijo, "aunque creo que también lo pasaste de maravilla"
"Se dio bien el día", reí.
"Andrea, ¿estás bien?", preguntó Luna. En ese momento, ella estaba en completo silencio mientras nos observaba.
"Es solo que... me he dado cuenta de que estamos solos. Y os... tengo para mi", dijo, mientras se ponía colorada. Lujna, Matt y yo intercambiamos una mirada. "Me gustaría poder hacerlo con vosotros tres a la vez"
"¿Estás segura?", preguntó Luna.
"Tres pollas para mi sola... claro que estoy segura", dijo Andrea con una sonrisa. "Si no os importa, claro"
Matt y yo nos sentamos frente a frente, y Andrea empezó a chupárnosla a ambos para endurecernos y dejarnos bien lubricados. Yo atraje a Luna y se la chupé a ella, con mucho mimo. Ella me acarició la cabeza. Al final me la sacó de la boca, cuando Andrea se dispuso a cabalgarnos. Se lubricó el culo, y se sentó con mucho cuidado sobre la polla de Matt. Este se la metió despacio unas cuantas veces, acostumbrando su ano a ser penetrado. Luego me puse frente a ella, y empecé a meterla en su delicioso coñito.
Así, ella empezó a rebotar sobre nosotros dos, mientras dedicaba su boca a chupársela a Luna. Yo la sujetaba por las caderas, guiando su ritmo, que le era fácil de seguir. Desde su espalda, Matt le masajeaba las tetas. Andrea empezó a gemir por la triple sensación de pollas en su cuerpo. Me acomodé mejor dejabo de ella, permitiéndome moverme y follarla con más intensidad. Sentí que Matt también se movía más rápidamente.
"¡Aaaah...! ¡Me estoy corriendo...!", gimió Andrea, y yo podía sentir sus chorros contra mi pelvis. "¡No paréis!", nos pidió y volvió a chupársela a Luna con ganas, que se corrió pocos segundos después en su boca.
Matt y yo nos corrimos a la vez. Nos aseguramos de hacerlo dentro de Andrea, que estuvo a punto de volver a correrse por la sensación. Luego, nos aseguramos de acomodarla sobre la cama mientras se recuperaba.
"Me encanta esta visión", sonrió, y es que los tres estábamos frente a ellas, con nuestras pollas prácticamente erectas y listas para ella.
"¿Sabes? A veces me da un poco de envidia. Que yo no tenga... coño, como tú", dijo Luna, un tanto triste. "Me gustaría saber lo que sientes..."
"¿Quieres operarte?", le preguntó Matt.
"No lo sé... me lo paso bien así, pero... no sé. ¿A vosotros os gustaría?", nos preguntó.
"A mi me encantas tal como eres", le dije. "Pero si algún día te quieres operar, estaremos contigo"
"Claro que sí. Eres nuestra novia", dijo Andrea.
"Y te queremos mucho"
Luna sonrió. Le cayó una lágrima cuando llamaron a la puerta. Solo podían ser dos personas. Y efectivamente, eran Elena e Irina, que venían a unirse a nosotros.
"Perdón por la tardanza", dijo Elena, "tenía que acabar unos papeleos con el resort para mi baja voluntaria... y luego quería mirar unas cosas de la casa donde vamos a vivir"
"Y me quedé a hacerla compañía. Al final ayer nos pasamos el día juntas", comentó Irina. "Y ya veo que no nos habéis esperado", añadió. "Más os vale compensarnos ahora"
"Os estábamos esperando", les dije.
"¿Luna? ¿Todo bien?", preguntó Elena.
"De maravilla. Tengo aquí a mi nueva familia, ¿verdad?"
Nos miramos. Sí, técnicamente estábamos a punto de convivir todos como una gran (y pervertida) familia. Aunque aquí todos éramos maridos y esposas.
"Bueno. Queda poco para la hora de comer, pero antes me gustaría un poco de acción", dijo Irina.
Así que Matt, Luna y yo hicimos una especie de círculo mal construido, mientras que Elena me la chupaba a mi, Andrea mamaba la polla de Matt e Irina se la chupaba a Elena. Los culos de las tres se encontraban en un punto mientras disfrutábamos de sus bocas. Cuando las tres consiguieron que las tuviéramos bien erectas, se dieron la vuelta y empezamos a follarlas.
El coño de Elena siempre me gustaba. Bueno, era imposible elegir un favorito en aquel momento. Me hubiera gustado hacerlo con cualquiera de las tres. Incluso me tentaba follarle el culo en ese momento, pero sus gemidos de placer me gustaban mucho como para interrumpirla. Me corrí dentro de ella, y seguí metiéndosela por varios minutos. Ella se besaba con Elena e Irina, sus lenguas jugaban entre sí mientras nos corríamos dentro de ellas.
"Cuando se acaben las vacaciones no podremos hacer esto todos los días, pero tenemos que hacerlo al menos una vez a la semana", comentó Elena.
"Estoy de acuerdo. Tenemos que mantener el sexo grupal para asegurarnos de que nadie se queda fuera", afirmó Luna.
"No creo que eso ocurra. Además, contamos con JP en nuestro grupo", bromeó Matt. "Es nuestro punto central"
"Chicos...", suspiré.
"Es en serio, JP. Tú eres quien ha hecho esto posible. Nos has hecho conocernos y unirnos a todos", dijo Irina.
"Me voy a poner rojo"
"Pues yo espero que te pongas morao", bromeó Andrea. "Pero antes tendríamos que irnos a comer".
Aceptamos. Llevábamos, con la tontería, un buen rato en la habitación. Elena, Andrea e Irina se dieron un agua rápida, yo me puse un bañador y nos fuimos de allí.
Día 14. Hora de comer
Como las normas permitían el top-less, Elena, Irina, Andrea y Luna fueron sin la parte de arriba de sus bikinis. Nos dirigimos a la zona de restauración, donde estuvimos disfrutando de una buena pizza mientras hablábamos. Hablábamos de verdad como pareja, por abierta que fuera. Nos conocimos un poco más. Sobre nuestras infancias. Los amigos que teníamos. La gente a la que le tendríamos que explicar esta nueva situación. Estaba clara una cosa: iríamos todos juntos. Mi familia era de ideas más o menos abiertas, pero era poco probable que los padres de Matt aceptasen que tuviese un novio y una novia trans.
Cuando terminamos de comer nos fuimos un rato a la piscina. Allí aprovechamos para nadar un poco y luego para tomar el sol. Recibimos varias peticiones de diferentes chicos y chicas que querían follar con nosotros, pero los rechazamos a todos. Nos íbamos a reservar ese día solo para nosotros.
Cuando fue a caer la noche de nuevo, subimos en el ascensor. Y Elena marcó directamente el número de su planta.
"Creo que mi cama es más grande para los seis", dijo mientras subíamos hasta allí.
Entramos en su dormitorio, y cerró la puerta con llave.
Día 14. Después de comer
Nos desnudamos y dejamos la ropa aparte antes de subirnos a la cama. Allí estábamos, sentados en corro. Yo me volví y le di un beso lento a Andrea. Ella se lo dio a Matt. Él se lo dio a Irina. Ella se lo dio a Luna. Ella se lo dio a Elena. Y ella me lo dio a mi. Estábamos preparados para darnos amor.
Y en ese momento, alguien me empujó hacia atrás. Luna se había lanzado a por mi. Sentí su cuerpo contra el mío. Su picha se frotaba contra la mía y nuestros labios empezaron a besarse. La sentí besuquearme por el cuello antes de volver a sentirla contra mi boca. Yo le acaricié el culo, y ella empezó a restregarlo contra mi polla.
"JP... me muero de ganas de que me folles...", me dijo. A un lado pude ver a Elena y Andrea empezar a comerse los coños mutuamente, mientras Matt se acomodaba entre las piernas de Irina. "¿Tú también me quieres follar?"
"Claro que quiero, princesa", le dije mientras disfrutaba de su culo contra mi polla.
"Porque yo te gusto mucho, ¿verdad?", dijo con voz sensual.
"Muchísimo", le dije.
Con mucho cuidado, levantó un poco las caderas, y dirigió mi picha a su ano. Se dejó resbalar poco a poco, deteniéndose a la mitad. Suspiró.
"¿Te duele?", pregunté.
"Solo un poco... me da más placer", dijo con una sonrisa. Con cuidado continuó descendiendo hasta que estuve por completo dentro de ella. "¿Ves? Es solo que estás muy bien dotado, pero en seguida me acostumbro..."
Empezó a moverse suavemente sobre mi. Yo me incorporé y empecé a chupetear sus pezones. Acaricié sus caderas al tiempo que ella se movía sobre mí. Podía sentir su polla frotándose contra mi vientre, caliente y dura mientras yo disfrutaba de la estrechez de su culo. Apoyada en sus rodillas subía y bajaba a un ritmo que le resultaba cómodo.
"¿Te gusta más así lento?", le pregunté. Normalmente yo la follaba más rápido.
"No, es que estoy cansada", suspiró. "No me puedo mover más rápido... ooohh... ooooh... sí, amor... sigue...", gimió cuando empecé a mover mis caderas a buen ritmo bajo ella. "Me gusta...", cerró los ojos con fuerza. "Pégame..."
"¿Qué?"
"Azótame... ponme el culo rojo", me pidió.
¡Plas plas! Le di dos nalgadas a la vez mientras seguía encima de mi. Ella gimió y me pidió más. ¡Plas plas! Le acaricié el culo después de azotarla. Ella me plantó un beso y su lengua invadió mi boca mientras seguía moviéndose encima de mi, los dos cada vez más rápido. Fue inrvitable correrme dentro de ella sin poder avisarla mientras ella chorreaba su lefa entre nuestros vientres.
"Te amo...", dijo y se desmontó de mi. Se puso en cuatro, separando las nalgas. "Mira cómo me lo has dejado, chico malo"
"Como a ti te gusta"
Nos reímos. En ese momento sentí que alguien me abrazaba por la espalda. Alguien cuya picha se frotaba contra mi culo. Matt me acarició todo el pecho y se puso a comerme la oreja, casi doblegándome. Maldito, aquello se sentía muy bien.
"Hola, mi hombre...", me dijo. "Espero que aún te guste hacerlo conmigo"
"Claro que si, tonto", le respondí. Me di media vuelta y nos besamos. Su picha y la mía frotaban sus cabezas entre sí y en ese momento sentí que alguien me hacía una paja. Era Irina, que se había acercado sigilosamente a por nosotros.
"¿Puedo jugar yo también?", nos pidió. Yo no le podía negar nada.
"Claro que sí", respondí. "Ponte cómoda"
Se tumbó bocarriba a indicación mía. Yo dejé caer mi torso hacia adelante, hundiendo la cabeza entre sus piernas y empezando a lamer su coñito. Levanté el culo para Matt, sabía lo que él quería. Noté que me lo dilataba con mimo, su dedo me lo abría con cariño mientras yo hacía gemir a Irina con mi boca.
"Joder, JP... sabes cómo comérmelo... sigue así... aaah..." gemía.
Yo no podía responderle con la boca llena, pero gruñí cuando sentí a Matt metiéndomela. Aunque iba despacio me la metió en un único movimiento, alcanzando mi punto G fácilmente. Sus manos me sujetaban las caderas, haciéndome suyo. Empezó a embestirme a un ritmo que él sabía que me gustaba mientras Irina me sujetaba la cabeza contra su coño.
"¿Estás bien, mi amor?", preguntó Matt. Sus movimientos pasaron a ser un poco más lentos y profundos. Yo asentí sin separar mis labios de los de Irina. "¿Puedo azotarte?". Volví a asentir.
¡Plas! Au, cómo picaba... jamás entenderé cómo se podía sentir tan bien. Matt aceleró el ritmo y volví a ir más despacio y profundo para darme otro azote. ¡Plas! Ah, joder, cómo me ponía... De pronto noté que me la sacaba. Me excitó mucho sentir que recorría toda la raja de mi culo con su polla dura antes de volver a clavármela, esta vez más rápidamente. Yo empecé a hacerme una paja mientras dedicaba mi energía a hacer que Irina se corriese, pero era difícil concentrarme cuando Matt me estaba follando tan bien... me corrí en el momento en que él lo hacía en mi culo, y mi boca se llenó de los chorros de Irina. Caí a un lado, derrotado pero feliz de nuestro juego.
"Te ves tan sexy así...", comentó Matt mientras reposaba.
"Creía que te ponía más correrte en mi cara", le recordé.
"Me pone correrme por follar contigo, sea como sea"
"Qué bonito", comentó Andrea. "Pero ahora me toca a mi con él"
Me atrajo con ella, y me vi sobre su cuerpo. Ella separó las piernas al aire para mi. Empecé a frotarme contra su coñito, no tardé mucho en recuperar la erección y se la metí suavemente. Dejé caer el peso de mi cuerpo, llegando un poco más profundo en ella.
"Aaah... JP... sí... me vuelves loca..."
"Te gusta que te folle, ¿verdad?"
"Sí, me gusta mucho... aaah... aaah... un poco más rápido...", pidió. Aumenté el ritmo. "Mmmm... perfecto..."
"Dime cuánto te gusta", le dije.
"Mucho... me gusta mucho... mmmm... slurp... mmmm..."
Había empezado a acariciarle los labios con el dedo y ahora se lo metía en la boca suavemente mientras la follaba. Empezó a chuparme el dedo con ganas mientras gozaba de mis embestidas. Sentía cómo lo succionaba con cada acometida. Me gustaba hacerlo con ella. Abrió los ojos mirándome con deseo y me puso cachondo cómo jugaba con su lengua con mi dedo mientras me acercaba a correrme.
Derramé mi lefa dentro de ella. Después de eso nos tuvimos que tomar un pequeño receso. La tarde avanzaba y llevábamos un ritmo esos días que no estábamos acostumbrados. Todo el día follando... pero no podíamos evitarlo, nuestros cuerpos eran una contradicción entre pedir el descanso y desearnos a todos.
Elena gateó hacia mi cuando yo reposaba bocarriba. Y en ese momento empezó a chupármela con cuidado. Recuperando mi erección que se iba formando en su boca. De pronto vi que se detuvo mientras me miraba con una sonrisa traviesa. Vi cómo se ensalivaba su dedo con generosa baba, y me la volvió a chupar. Un momento después noté que me metía el dedo por el culo.
"Oooh... Elena..."
"¿Lo tienes sensible?", me preguntó. Su mamada se detuvo, pero no su dedo entrando y saliendo de mi agujerito.
"Un poco... pero me gusta", le dije.
Disfruté de aquella mamada mientras su dedo se abría paso dentro de mi. Era pequeño y delicado, se sentía bien. Alcanzaba mi próstata, dándome ese placer especial que solo se siente por ahí.
"Me corro, Elena... voy a correrme..."
Ella no se detuvo. Me corrí en su boca. Sentí su dedo un poco más profundo dentro de mi mientras eyaculaba. Elena sonrió, un poco de mi semen le caía por la comisura del labio.
"Y ahora me ocupo de ti, ¿no?", pregunté con una sonrisa.
"No. Ella se ocupa de ti", me dijo, echándose a un lado, y en ese momento apareció Luna entre mis piernas, con una sonrisa y una erección.
"Si me dejas, claro", dijo, un tanto avergonzada. Yo levanté un poco más las piernas para ella. "Te amo", repitió.
Sentí cómo me la metía. Se sentía agradable. Ella no estaba tan dotada como Matt, pero me gustaba su técnica. Más que follarme me hizo el amor. La notaba dentro de mi a un ritmo agradable. Su mano se cerró alrededor de mi polla y empezó a hacerme una paja mientras me la metía.
"Luna... aaaah... me gusta así...", gemí.
"¿Te gusta cómo te follo, mi amor?"
"Sí... me gusta mucho, lo sabes... adoro follar contigo..."
Sentí que me la metía más deprisa, animada por mis palabras. Estaba excitada. Se corrió dentro de mi mientras yo aún la tenía dura, me había corrido gracias a Elena y aún no podía acabar de nuevo. Ella pareció un poco triste.
"No pasa nada. Me ha gustado mucho", le aseguré.
"Aún así no te puedo dejar con eso tan duro"
Me puse de rodillas a su indicación, y ella me la empezó a chupar en cuatro. Adoraba su boca. Y de pronto vi que Irina se acercaba también a chupármela. Y antes de darme cuenta, Elena, Matt y Andrea se habían acercado también. Los cinco querían mi picha. Juntaron las cabezas, una al lado de la otra, y empece a recorrer sus lenguas sacadas con mi polla. Luego cada uno me la fue chupando por unos segundos antes de pasarla al siguiente, como si compartieran un dulce. Terminé haciéndome una paja para todos ellos, corriéndome sobre mis cinco amantes.
Me follé a Irina, que estaba bocarriba, mientras a mi derecha Matt se follaba a Andrea a cuatro patas, y a mi izqueirda Luna se follaba a Elena en la misma posición. Andrea y Elena se agachaban para besar a Irina mientras yo se la metía, y también intercambiaban besos entre ellas, al igual que Matt y Luna se turnaban para besarme a mi.
Matt se sentó sobre mi polla, de espaldas, y empezó a rebotar sobre mi erección. Encontré su culo deliciosamente apretado. Pero las demás no nos iban a dejar tranquilos, y tuve que empezar a follarlo yo mientras él se la metía a Elena, que se besaba con Irina. Luna se follaba a Andrea, que le comía el coño a Irina. Fue el último polvo que echamos aquella tarde. Cuando nos corrimos, el cuerpo ya no daba mas de sí. Aceptamos que habíamos pasado una buena velada, pero era de noche y teníamos que cenar algo.
Pedimos que nos subieran pizza, y al final nos entretuvimos viendo uno de los canales porno de los que ofrecía el resort. En la categoría bisexual, todos follando con todos. Nos metimos mano mientras la veíamos, pero estábamos en el límite. Sin llegar a corrernos, poco a poco fuimos cayendo dormidos, en comuna, con las personas que queríamos.
EPÍLOGO
Por la mañana nos despertamos con calma. Ya se había acabado todo. Y era el momento de hacer una fugaz despedida. Un "hasta muy pronto". Así que nos fuimos a desayunar en comuna antes de ir a hacer los equipajes. Nos despedimos todos de todos en el vestíbulo, con unos buenos besos. Aunque nos veríamos al día siguiente. Nos daba igual. Nos queríamos y la idea de quedarnos solos, en ese momento, se nos hacía impensable.
Al día siguiente fuimos a la casa de Elena y Francesca. Una vivienda individual en planta baja, pero con espacio suficiente para los seis. Dedicamos varias horas a limpiarla en condiciones, pues una generosa capa de polvo se había acumulado a causa del desuso. Yo ayudé a Elena a guardar sus cosas de niña, y las pertenencias de Francesca, en el garaje de la casa. Luego fue a la ferretería con Andrea, mientas Matt y yo buscábamos camas nuevas. No solo porque los colchones de la casa tuvieran ya un tiempo, sino porque las queríamos más grandes para facilitar que los seis pudiéramos dormir juntos si nos apetecía, aunque nuestra idea general era ir durmiendo de a dos, rotando cada noche.
En quince días los seis nos habíamos instalado por fin. Andrea, Matt y yo éramos los que más tiempo pasábamos en casa, pues nuestro trabajo nos permitía realizarlo en remoto, y nos permitíamos ir desnudos, meternos mano, y follar un rato cuando había poco que hacer, pero siempre guardando energías para cuando llegasen Elena (que estaba contenta en el nuevo hotel donde trabajaba), Luna (que había conseguido el traslado para estar más cerca) e Irina, que estaba intentando trabajar también en remoto pero hasta navidad no lo conseguiría.
Con respecto a nuestras familias, decidimos que lo mejor era que se fueran turnando para visitarnos, y así explicarles nuestra nueva vida. A mi me dijeron que estaba loco, pero que mientras fuera feliz, les bastaba, Fue más duro con Matt, cuyos padres le retiraron la palabra durante varias semanas, pero estábamos con él y nos aseguramos de que no se sintiera solo en ningún momento. Luna nos presentó a sus padres con mucha alegría, y estos se limitaron a pedirnos que la cuidásemos.
Fue con ella con quien tuvimos nuestra primera crisis. Con el dinero que reuníamos cada mes entre los seis podíamos tener cierta holgura, sin excesos, pero a los dos meses de empezar la convivencia, Luna se quedó sin empleo. Hubo un pequeño debate interno al respecto, pero me ofrecí a cubrir su parte de los gastos. Cuando Luna empezó a ocuparse de toda la casa, los demás relajaron su celo y decidieron también arrimar el hombro. Ella tardó solo dos meses en volver a poder colaborar económicamente en casa.
Sobre todo al principio yo iba con la impresión de que al final las relaciones se centraban en mi. Pero afortunadamente, poco a poco, todo el grupo empezó a estar más unidos unos con otros. Me admitieron que al principio, yo era efectivamente la Gran Excusa. Pero al final la convivencia, con sus roces, malosentendidos y arreglos, fue fortificando lo que íbamos construyendo, de modo que conseguimos un delicado equilibrio en el cual los seis éramos pareja de los seis.
Y en cuanto al follar, bueno. Nos arreglábamos bien. Seis en la casa, al final siempre había al menos dos que tenían ganas. Matt empezó a acostumbrarse a pedirme que le ayudase a enjabonarse la espalda cuando se duchaba, una excusa por la cual yo terminaba bajo el agua con él. Le ponía contra la mampara y se la metía suavemente. Luego le sujetaba la cintura y empezaba a follarle con ganas. Él gemía mi nombre mientras se retorcía de placer y se corría contra la pared sin necesidad de tocarle. Luna, por su parte, empezó a gustarse más a si misma, y su polla dejó de suponerle un problema. Cuando pasaba las noches con ella, yo me subía sobre su falo y me dejaba caer, cabalgándola mientras me había una buena paja y me corría en sus tetas mientras ella llenaba mi culo. Elena era quien más cansada llegaba a casa, así que me ocupaba de ella, metiéndome entre sus piernas y metiéndosela una y otra vez al ritmo que ella me iba pidiendo mientras se desestresaba con mis acometidas. También me gustaba masajear sus tetas mientras se lo hacía. Con Andrea empezó a ser un poco más salvaje, y muchas veces compatía conmigo por ver quién quedaba encima: yo follándola o ella cabalgando sobre mi picha. Pero aún así, cuando se quedaba encima, yo seguía moviéndome debajo de ella, disfrutando de su coñito apretado. Irina, por el contrario, se había acostumbrado más al sexo lento y amoroso. Me costó un poco convencerla de que me dejase comerle el coño, ya que siempre empezaba dándome una mamada y yo también la quería hacer sentir bien. Y después del oral, se la metía hasta que me corría.
Por supuesto, cumplíamos la máxima que habíamos acordado en el resort: el viernes o el sábado por la noche era para los seis y lo hacíamos en plan orgía que se estiraba hasta altas horas de la noche. Yo no me daba por satisfecho hasta que no tenía mis fluídos y los de los demás manchándome por completo. Todos acabábamos esas noches con las piernas empapadas por las corridas que teníamos, así que al dia siguiente nos tocaba hacer la colada sí o sí. No todo iba a ser perfecto.
La única excepción a hacerlo los seis eran... cuando éramos más. Nuestros amigos a veces se extrañaban cuando no podíamos quedar los fines de semana, y empezamos a invitarles a venir a vernos. Al principio fue un poco extraño ver a un amigo de Primaria follando con nosotros en el mismo colchón, pero se fue más que satisfecho. O el día que Irina y Andrea invitaron a las amigas que habían ido con ellas de vacaciones al resort. Ese día tuvimos que dormir hasta pasada la hora de comer de lo tarde que habíamos acabado de follar.
A los tres meses de independizarnos recibí un mensaje de Julio y Leo invitándome a tomar un café. Tras hablarlo con los demás, acudí a la cita. Ellos estaban súper acaramelados entre sí, pero me confesaron que no les importaría volver a hacerlo conmigo algún día. Cuando lo comenté con mis parejas, sin la intención de nada, me dijeron que les podría invitar un sábado a nuestra noche especial. Esa noche tuve el culo de Leo prácticamente entero para mi, mientras que Julio también se lo pasaba bien con las chicas. No tardaremos mucho en volver a quedar con ellos.
No fue mucho después cuando Francesca empezó a venir a visitarnos cada tres semanas y nos contaba cómo iban las cosas en el resort. Lo cierto era que los seis la echábamos mucho de menos, y fue su hija Elena quien nos propuso que podríamos aceptarla también para nuestros juegos. Modestia aparte, Francesca dice cada vez que nos la follamos que es la mejor noche que ha pasado en su vida, así que tendremos que subir un poco el listón para la semana que viene que volverá a venir. Estamos todos deseándolo. Yo me estoy haciendo una paja solo de recordar esas tetas que tiene.
Elena también me comentó que su amigo Marc le preguntaba de vez en cuando cómo le iba, y que también le preguntaba por mi. Acordamos invitarle un fin de semana a nuestra casa, y despues de un viernes muy formal en el cual nos demostró ser un encanto de chico, decidimos dedicar el sábado y el domingo a follar con ese semental. Me sentí un poco expuesto cuando me empotró como solo el sabía, delante de los demás, pero luego me permitió a mi follarle el culo. Y no fui el único en quedar encantado con el enorme falo de nuestro amigo, los seis tuvimos nuestra oportunidad de disfrutarlo mientras follábamos entre nosotros haciendo tiempo.
Y, casualidades de la vida, Dara entró a trabajar en la nueva empresa de Luna. No supe que se trataba de ella al principio, hasta que un día la acompañó a casa y nos reencontramos. Pensamos en invitarla a venir el domingo, y ella nos dijo que seguía en contacto con Nico. Le invitamos a venir. Él aún no le gusta follar con chicas... bueno. Casi. Porque le encanta la polla de Luna. Y Dara, que es más abierta de mente, se lo pasa genial experimentando sexo lésbico con las demás y yo me la paso siempre que nos vemos sobando sus tetas.
Y cuando se acercó de nuevo el verano, tuvimos que plantearlo de nuevo: ¿volveríamos al resort a pasar dos semanas de desenfreno?
FIN
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