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Viene del Post anterior: Aislado Entre Mujeres [65] - Parte 01
Al día siguiente se generó una situación que, desde la perspectiva de mis hermanas, se vio algo controversial. Claro, ellas entraron a mi cuarto sin haber visto todo lo que ocurrió antes. Me encontraron con la tía Cristela en cuatro patas sobre la cama, mientras yo le taladraba el culo. La tenía muy dura y estaba feliz de poder metérsela por allí, en especial porque ella acompañaba la culeada con magníficos movimientos de cadera y unos gemidos que erizan la piel. Y ni hablar de cómo se sacuden sus tetas y sus nalgas con cada una de las embestidas.
—Ay, sí… sí… dame, dame… rompeme el culo… uy, qué rico…
—¡Hey, eso es trampa! —Protestó Tefi. Entró acompañada de Ayelén, Gisela, Macarena y Pilar… seguramente todas fueron atraídas por los gritos de Cristela—. Se supone que Nahuel debe ganarse la oportunidad de meterla por el culo.
—Eso… tiene que chuparla excelente —añadió Macarena.
—Uf… no se metan, putas —chilló Cristela—. Nahuel se ganó el derecho de darme por el culo.
— ¿Ah si? ¿Y se supone que debemos creerte? —Preguntó su propia hija—. Últimamente te la pasás pidiendo “favores anales” a cualquiera que tenga un strap-on. Te morías de ganas de que Nahuel te la metiera por el culo.
—Así es; pero eso no quita que él se lo haya ganado. No les hagas caso, Nahuel… seguí dándome duro, que me encanta.
Eso fue exactamente lo que hice.
—Yo le creo —dijo Alicia, que entró en ese momento—. Cristela entiende a la perfección las reglas del juego… si dice que Nahuel se lo ganó, entonces es cierto. —Mi madre se sentó en la cama justo frente a su hermana y abrió las piernas, para que ella le chupara la concha—. Estuvo practicando mucho… la última vez que lo hizo conmigo, terminé toda cogida… aunque por la concha. Todavía le faltaba un poquito de práctica… aunque no demasiado.
—Bueno, a mí también me la chupó muy bien —dijo Ayelén—. La última vez también me cogió; pero de hacerlo muy bien a hacerlo excelente hay una diferencia.
—No protesten —dijo Gisela—. Nahuel ya nos cogió a todas al menos una vez. Era cuestión de tiempo que consiguiera metérsela por el culo a alguien.
—A mí me cogió dos veces —dijo Brenda, quien acaba de asomarse dentro de la pieza—. Aunque todavía me debe una buena sesión de sexo anal.
—Y la vas a tener, chiquita —dijo Cristela—. Te puedo asegurar que la próxima vez que te la chupe, vas a terminar con el culo bien roto. Ahora, si no les importa… quiero coger con mi hermana y mi sobrino. Si no tienen nada mejor que hacer, vayan a chuparse las conchas entre ustedes.
-------
Después de haber conseguido metérsela por el culo a la tía Cristela, me sentía mucho más confiado… y el sexto día fui por el culo de Tefi. Aunque antes se la tenía que chupar, por supuesto.
—Vas a tener que esforzarte más, hermanito —me decía Tefi—. Te noto la pija muy dura, sé que te morís de ganas de meterla; pero si no me la chupás mejor, vas a conseguir nada.
—Estoy haciendo mi mejor esfuerzo —aseguré.
Reanudé la tarea, empleé todo lo que había aprendido. Le di mucho énfasis al clítoris, generé momentos de intensidad y de calma, le metí los dedos, los saqué. Moví la lengua de formas que ni sabía que la podía mover… pero nada parecía funcionar.
Creí que para este momento, después de haber practicado tanto, ya lo tendría dominado. Estaba convencido de que había logrado desarrollar una técnica eficaz. No entiendo por qué con Tefi no está funcionando. Ya me duelen las rodillas de estar agachado frente al sofá. A ella se la ve muy cómoda, con las piernas completamente abiertas.
Miro a mi alrededor, intentando encontrar a alguien que me asista. Mi mamá está gimiendo y disfrutando mucho de la chupada de concha que le está dando Pilar. Tiene los ojos cerrados y no me está mirando. En los colchones del piso están Gisela y Macarena haciendo un 69, tampoco me pueden ver, tienen la cabeza metida entre las piernas de la otra. Brenda está en cuatro patas en el piso recibiendo una dura cogida anal, cortesía de Cristela, que eligió un dildo tan ancho como mi pija y la está castigando sin misericordia. Los gritos de Brenda es lo que más se escucha. Fue buena la idea de usar música para enmascarar los sonidos de esta especie de orgía familiar, de lo contrario los vecinos comenzarían a sospechar.
La única que no tenía pareja era Ayelén, estaba en uno de los sillones individuales masturbándose mientras observaba toda la escena.
—Te está mintiendo —dijo, cuando nuestras miradas se cruzaron.
—¿Qué?
—Sí, Tefi te está mintiendo.
—Yo no estoy mintiendo —se defendió mi hermana.
—Nena, conozco muy bien la cara que ponés cuando estás caliente. Sé que tu hermano te está chupando muy bien la concha —se puso de pie y se acercó a nosotros—. Estás haciendo trampa.
—No estoy haciendo trampa… solo —Tefi comenzó a reírse—. Solo quiero molestar un poco a Nahuel… obligarlo a esforzarse más.
—¿Viste? Te dije que mentía.
—Ah, no… yegua malparida —me puse de pie con la pija palpitando de rabia—. Ahora vas a ver, esta me la vas a pagar. Te la voy a meter toda.
—No me vas a meter nada —dijo entre risas. Intentó escaparse pero Ayelén la detuvo.
—Merece que le des bien duro, por mentirosa —dijo mi prima… bueno, prima y hermana. Es complicado—. Y por el culo, porque estoy segura de que se la chupaste muy pero muy bien.
—Sí, le voy a dar por el orto —dije, forcejeando con Tefi para que se diera vuelta.
—Rompele el culo a esta puta.
—Ay, no… no, sueltenme…
Tefi y Ayelén se reían en el forcejeo. La estaban pasando bien. Me conmovió que Ayelén se pusiera de mi lado e intentara ayudarme. Era su forma indirecta de decir que quiere hacer las paces conmigo. Acepté la tregua.
Estefanía quedó con el culo apuntando directamente hacia mí, mientras Ayelén la sostenía con fuerza. Por más intentos que haga por escaparse, no lo va a conseguir. No tiene fuerza suficiente como para superarme a mí y a Ayelén trabajando juntos. Puse la verga en la entrada de su culo y empecé a meterla.
—Ay, no… no… me vas a romper el orto… no, soltame…
—Te va a romper el orto por sucia tramposa —le recordó Ayelén mientras la verga iba entrando más y más.
Tefi tenía una buena dilatación, unos minutos antes estuvo recibiendo el mismo tratamiento anal que ahora Cristela le está dando a Brenda… y chilló como puta igual que ella. Yo pude verlo mientras mi mamá me chupaba la verga… fue un gran espectáculo. Me gustó tanto que terminé dándole de tomar la leche a Alicia… y ella lo agradeció mucho tragándosela toda.
Pero mi verga ya había recuperado la rigidez de antes y estaba lista para otra batalla, en esta ocasión contra el culo de Estefanía.
—Ay… no… auch… me duele…
—Mentira, qué te va a doler… si mi mamá te rompió el orto con el dildo, ya lo tenés re abierto. Dale duro a esta puta.
La hundí casi hasta el fondo, clara señal de que el culo de Tefi estaba muy bien dilatado.
—Uhhh… por dios… auch… eso ah…. casi me partís al medio de un pijazo, pendejo… ah…
—Te lo tenés merecido, por no decirme la verdad. Y yo creyendo que te la estaba chupando mal —empecé a darle duras embestidas.
—Mamá, ayudame… auch, Nahuel me va a romper el culo —chilló Tefi.
—Lo siento mucho, hija… te lo merecés. Rompele el culo Nahuel. Dale con todo.
—Ay, pero mami… me tendrías que defender a mí… auch… auch… soy tu hija.
—Las reglas fueron muy claras, Tefi. Tenías que ser honesta, y no lo fuiste. Ahora habrá consecuencias. Merecés que te rompan el culo.
—Eso mismo —dijo Macarena a mi espalda, de reojo vi que ella y Gise se habían sentado en el sofá para admirar este espectáculo—. Rompele el culo, por tramposa.
—Sí, dale duro… —me alentó Gisela—. Se lo merece. Y de paso que le chupe la concha a Ayelén, para que pague con intereses.
—Me parece una excelente idea —dijo Ayelén, y comenzó a presionar la cabeza de Tefi para abajo—. Dale, chupá… chupá… tramposa de mierda.
—Y nada de quejarse —le dijo mi mamá—. A chuparla. Vos conocías las reglas del juego desde el principio.
—Ufa… está bien…
Resignada Tefi tuvo que bajar la cabeza y comenzar a lamer la concha de Ayelén, entretanto yo cobré venganza contra su culo. Le di tan duro como lo había hecho la tía Cristela momentos antes. Ahora los gemidos de Tefi competían con los de Brenda, Macarena se vio obligada a subirle el volúmen a la música.
Mientras le daba duro a Tefi, Gisela se me acercó con una jarra de cerveza bien fría. Esto ya parecía una especie de discoteca donde todo el mundo podía coger libremente.
—Hacela sufrir a esta putita —me dijo—. Ella se lo buscó.
—Así es —dijo Ayelén—, y creo que lo buscó a propósito… mirá… se nota que le gusta que le den duro. ¿No así, putita?
Tefi no respondió, pero sus gemidos y la forma en que chupaba la concha de Ayelén nos dejó en claro que la estaba pasando de maravilla. Eso me incentivó a darle con más ganas… y la recarga con cerveza fría ayudó mucho. Me permitió acelerar el ritmo, darle duro, como lo hubiera hecho un actor porno. Tefi chilló y se sacudió; pero ya no intentó huir.
Estuve dándole durante un buen rato, mientras las mujeres de mi familia me alentaban a seguir y a metérsela más duro. Para mí fue uno de los mejores momentos del concurso. Coroné este momento de victoria llenando la cara de Tefi con semen… y ella permitió que Ayelén se la limpiara toda con la lengua. Después entre las dos me la chuparon un rato, para tomarse hasta la última gota de esperma.
—-------------
Con Brenda caímos rendidos a la cama, por fin pude ganarme la oportunidad de metérsela por el culo. Fue alucinante. Ella se mostró tan contenta como yo de que pudiéramos hacer eso. Su culo recibió mucho castigo durante estos días, en especial por parte de Gisela y Cristela; pero en ningún momento se quejó cuando se la metí. Al contrario, me pidió que lo hiciera tan fuerte como me fuera posible… y así lo hice. Le dí duro y parejo, sin detenerme, durante varios minutos, hasta que acabé dentro de ella.
Estaba intentando recuperar el aliento cuando la vi a los ojos. Me pareció preciosa, tanto que sentí cómo el corazón se me estrujaba. La besé en la boca sin dudarlo y ella respondió con la misma pasión.
—¿A qué se debió eso? —Me preguntó.
—¿Eh? Solo fue un beso… ¿te molesta que te bese?
—No, para nada, Nahuel. Me encanta que me beses. ¿Sabés una cosa? Me caés tan bien… y cogés tan lindo, que si las circunstancias fueran diferentes, te pediría que fueras mi novio. ¿Te acordás cuando nos hicimos pasar por novios durante unos días? Ahí descubrí que sos super amoroso, atento, simpático… divertido. En fin, sos un excelente candidato. Me gustás mucho.
Me senté en la cama sin dejar de mirarla a los ojos, esta confesión me dejó con el corazón en un puño y el cerebro hecho un flan.
—¿A qué te referís cuando decís “si las circunstancias fueran diferentes”? ¿Qué nos impide ser pareja? O sea… a mí también me gustás mucho.
—Gracias, me hace muy bien escucharlo —acarició mi verga, ya flácida, y me dedicó una sonrisa que me derritió—. Pero si fuéramos pareja, estaría compitiendo todo el tiempo con tu hermana… y no quiero eso. No sería sano.
—Pero… pero… si Gisela ya dijo que te ve como una amiga, y no como su pareja.
—No hablo de Gisela, sonso.
—Ah… —una vez más, me dejó descolocado y aturdido.
—Es obvio que te pasa algo con Tefi. Lo puedo notar en todo: en la forma en que la mirás, en cómo hablás con ella… y en cómo te la cogés. Dios… ya quisiera yo que me cogieras una sola vez con las mismas ganas que te la cogés a ella.
—Creo que recién lo hice con muchas ganas.
—Uy, sí… me va a quedar doliendo el culo durante unas horas. Me encantó, de verdad. Pero… cuando estás con Tefi… es algo especial. Salta a la vista. Todas en la casa se dieron cuenta de eso, hasta tu mamá. ¿Por qué te creés que ella quiere prohibir el incesto en esta familia? Tiene miedo que a vos y a Tefi se les ocurra ser novios o algo así… imaginate, si hasta rechazó la oportunidad de estar en pareja con su propia hermana, que es la mujer que más ama en el mundo, solo porque le da miedo que vos y Tefi quieran hacer lo mismo.
— ¿Y cuál sería el problema si decidimos hacerlo? Es decir, no hay una persona en esta familia que no haya pasado por el incesto. Todas lo disfrutaron en más de una ocasión. Si mi mamá y mi tía se quieren tanto como para estar juntas, deberían hacerlo. Contarían con todo nuestro apoyo.
—Eso lo saben; pero con vos y Tefi es distinto.
—¿Por qué? ¿Qué tiene de diferente? Me parece injusto… si Alicia quiere tener como pareja a su propia hermana.
—Cristela no puede dejar embarazada a Alicia, Nahuel. Ni Alicia puede embarazar a Cristela. ¿Entendés adónde quiero llegar?
Lo entendí perfectamente. Fue como un baldazo frío de realidad. Leí muchas veces sobre los conflictos genéticos que pueden tener los hijos que son fruto de una relación incestuosa. Ese es el principal miedo de mi mamá… y aunque me duela reconocerlo, tiene razón.
—Yo no quiero tener hijos —aseguré.
—Eso lo decís ahora, que tenés dieciocho años. Cuando seas más grande quizás cambies de opinión… y Tefi también.
—Entonces… con más razón, si no puedo estar con Tefi… ¿por qué no puedo estar con vos?
—Ya te lo dije, Nahuel. Por más que no estés físicamente con ella, siempre vas a estar pensando en Tefi. Yo no puedo competir contra tu hermana… ni quiero hacerlo. Tengo que pensar un poquito en mi propia felicidad.
Me di cuenta que Brenda es una chica muy madura y perspicaz, eso hizo que me gustara aún más. Y otra vez me duele reconocer que tiene razón.
—No sé qué decirte.
—No hace falta que digas nada —volvió a acariciar mi verga—. Aunque considero que necesitás tener una buena charla con Tefi… y a su vez, Tefi debería hablar con Ayelén.
—¿No lo hicieron ya?
—No, le pregunté a Tefi si ya había aclarado sus asuntos con Ayelén y me dijo que no. Aunque ya se llevan mejor. Espero que consigan hacer las paces de forma definitiva.
—Yo también lo espero… y gracias, Brenda, por ser tan sincera. Te voy a extrañar mucho cuando ya no vivas acá.
—Por eso no te preocupes, podés llamarme para coger todas las veces que quieras, siempre voy a estar dispuesta a hacerlo… al menos mientras siga soltera.
—Y si alguna vez supero esto que me pasa con mi hermana, te aviso…
—No creo que eso ocurra; pero bueno… ¿querés que te la chupe?
—Em… no sé, ahora necesito pensar en muchas cosas.
—Ok, pensá tranquilo… mientras tanto yo te la chupo.
—No hace falta, en serio…
—Ay, Nahuel… que no lo hago por vos. Tengo ganas de comer pija… y si no aprovecho ahora, después me van a ganar de mano las otras putas.
—Ah, en ese caso, adelante…
Brenda se la tragó toda y en pocos segundos consiguió ponerla dura otra vez. Yo cerré los ojos y me sumergí en mis pensamientos.
—-------
La fecha límite para el concurso llegó. Había pasado una semana desde su comienzo y solo quedaba una cosa: decidir quién lo había ganado. Por eso estábamos todos reunidos en el living. Pilar y Gisela habían preparado una inmensa torta de chocolate, crema y frutillas para celebrar. Estaba deliciosa, la acompañamos con un buen café colombiano, cortesía de Tefi. Ni siquiera quiero preguntar cuánto gastó en esto. Un kilo de café calidad premium no debía ser nada barato. Pero como ella misma dijo: “La situación lo amerita”.
—Muy bien ¿tienen en mente quién pudo haber ganado? —Preguntó Macarena, mientras se atragantaba con torta de chocolate.
Por supuesto, estábamos completamente desnudos. De verdad me gusta compartir estos momentos tan mundanos viendo a mis hermanas sin nada de ropa y que eso no les importe en lo más mínimo.
—Yo tengo algunas dudas —dijo Pilar—, pero al menos sé quiénes fueron las mejores.
— ¿Viste, hermanito? Dijo “las” mejores —comentó Tefi—. Eso significa que vos no estás ahí.
—No importa, sé que no hay chances de que yo gane. Me alegra haberlo hecho lo suficientemente bien para poder darte por el culo… y tres veces —en los últimos días de desenfreno sexual, el culo de Tefi sufrió en tres ocasiones porque no le quedó más alternativa que decir la verdad y afrontar las consecuencias.
—A mí me pasa como a Pilar —dijo Cristela—. La competencia está muy reñida.
—Hagamos una cosa —sugirió Macarena—. Cada una va a mencionar a las que consideren las tres mejores, sin ponerles un orden específico. La que más votos reciba al final, será la ganadora. Eso sí, tienen que ser absolutamente sinceras. De lo contrario no sirve de nada.
—Me parece buena idea —dijo Pilar—. Empiezo yo. Mis votos van para Gisela, Cristela y Ayelén.
—Hey, ¿y yo? —Protestó Macarena—. Fui la que te llevó a tus primeras experiencias lésbicas.
—Sos buenísima, Maca; pero ellas me parecieron mejores.
—Yo voto por Cristela, Alicia y Macarena —dijo Ayelén. Nos sorprendió la tranquilidad con que lo dijo, a pesar de que Alicia vendría a ser como su “archienemiga”, la votó como una de las posibles ganadoras. También votó a Maca… y nunca se llevó especialmente bien con ella.
—Bien, para mí las ganadoras están entre Brenda, Alicia y Ayelén —dijo Gisela—. ¿Para vos quiénes fueron las mejores, Maca?
—Mis votos van para Tefi, Gisela y… aunque me cueste admitirlo, Ayelén. ¿Y vos, mamá?
—Voto igual que Pilar: Gisela, Ayelén y Cristela.
—Ay, me honra que hayas votado por mí, hermana —dijo la tía Cristela con una gran sonrisa—. Para mí también sos una de las posibles ganadoras. Mis otros votos van para Brenda y Ayelén.
—Ay, qué emoción —dijo Brenda—. Tengo dos votos, no lo puedo creer. Para mí las mejores fueron Gisela, por supuesto, Ayelén y Alicia. ¿Y vos, Tefi? Sos la única que queda, ya que Nahuel no puede votar.
—Justamente uno de mis votos va para Nahuel —eso quizás fue lo más sorprendente que escuché en toda la votación—. Se esforzó mucho. Aprendió a hacerlo muy bien. También voto por Gisela… y Ayelén.
Noté que Ayelén intentó esconder su sonrisa metiéndose un gran pedazo de torta en la boca. Seguramente le alegrará mucho saber que Tefi la considera una de las mejores.
—¿Se dan cuenta de lo que acaba de pasar? —Preguntó Macarena—. Hay una ganadora indiscutida. Todas votamos por Ayelén.
—¿Gané? —Preguntó la rubia, sorprendida.
—Eso parece —dijo Alicia—. La única que no votó por vos, fuiste vos misma. Pero todas consideramos que sos una de las mejores.
—Genial —dijo, tomando un sorbo de café.
Hizo como si el triunfo no le importara demasiado, sin embargo yo sé que estaba cometiendo una inmensa alegría. Hasta tenía ganas de llorar, lo sé por sus ojos vidriosos. No lo va a admitir jamás, pero para ella era sumamente importante ganar este concurso. No solo porque no le gusta perder en nada, sino porque esta victoria simboliza el perdón. Es como si todas le estuvieran diciendo: “Te perdonamos por todo el daño que causaste, te queremos y te aceptamos como sos”. Y lo más importante, es que considero ésta una victoria muy sincera. No creo que mis hermanas se hayan puesto de acuerdo para que Ayelén ganara.
—Como premio —dijo Macarena—, te ganaste el derecho de pedirnos a todas que te chupemos la concha una vez, cuando vos quieras… y no nos podemos negar.
—Mmm… me gusta ese premio, en especial donde dice que no se pueden negar.
—Lástima que se haya terminado el concurso —dijo Pilar—, y que tengamos que volver a la normalidad. Aunque no podemos negar que nos divertimos.
—Sí, fue muy divertido… y excitante —aseguró Alicia—. Pero ahora habrá que seguir con nuestras vidas.
—Escuché que ya están vacunando gente —comentó Tefi.
Y esa noticia, que seguramente alegró a mucha gente en todo el mundo, para nosotros fue símbolo de tristeza y desazón.
—----------
Gisela fue la primera en conseguir turno para vacunarse y ese día noté que no era el único que sentía cierta desazón por estar llegando al final de un estilo de vida al que nos estábamos acostumbrando. Estos últimos días de puro desenfreno sexual fueron maravillosos, los mejores de mi vida. Lo más sorprendente es que no hubo discusiones de ningún tipo, por primera vez en años, todos en mi familia se estaban llevando bien con los demás… incluso con Ayelén.
Mi prima (y media hermana) parecía haber encontrado la paz y la alegría. Ya no hacía comentarios incisivos ni me molestaba a mí o a Alicia. Al contrario… nos demostró que tenía un cariño especial hacia nosotros. Hicimos muchos tríos juntos y ella nos pedía que por favor siguiéramos haciéndole de todo. Como si con esto quisiera compensarnos por tanto maltrato. Incluso llegué a escuchar cómo le decía a Alicia “Te quiero, tía”, justo antes de bajar a comerle la concha.
Yo sentía que aún tenía una charla pendiente con Tefi, porque en estos días solo nos limitamos a coger como animales cada vez que tuvimos la oportunidad de hacerlo.
—Bueno, al menos la pasamos bien —dijo Pilar, cuando Gisela regresó de su primera dosis de vacunación—. Ahora que terminó el concurso… ¿qué vamos a hacer?
—¿Y por qué tendríamos que dejar de “pasarla bien”? —Preguntó Macarena—. Propongo que sigamos cogiendo, que esto sea un descontrol total.
—Pero mamá dijo que teníamos que terminar con esto… —comentó Pilar.
—Y vamos a parar, las circunstancias nos van a obligar a hacerlo —dijo Maca—. Cuando ya todas estemos vacunadas, cada una tomará su rumbo. Ya no vamos a poder estar juntas para coger.
—No lo había pensado así —dijo Alicia—. Pero tenés razón.
—Entonces, mamá… ¿qué hacemos? —Preguntó Pilar—. La que decide sos vos.
Alicia mostró una sonrisa lujuriosa, si está muy excitada no es difícil convencerla.
—Que siga el descontrol, hasta que alguien decida mudarse. Mientras tanto, disfrutemos a pleno estos últimos días que tenemos juntos. Y de paso… podemos grabar muchos videos y sacar fotos, para tenerlos de recuerdo.
—Esa idea me gusta —aseguró Tefi—. Además de ahí podría salir mucho material para nuestros OnlyFans…
—Muy bien, aprovechemos que tenemos los colchones en el living —dijo Alicia—. Vamos a coger hasta que nos aburra.
—¿Y yo? ¿Ya puedo meterla cuando me dé la gana o me lo tengo que ganar otra vez?
—Ya te lo ganaste, Nahuel —dijo Gisela—. Ya no hace falta obligarte a chupar conchas, aunque seguí haciéndolo cuando tengas la oportunidad.
—Bueno —dije, acostándome en uno de los colchones—, si alguna tiene ganas de chupar pija, la espero.
—Yo quiero… —dijo Tefi al instante.
—Y yo también —añadió mi madre.
—Hey, compartan… yo también quiero —se sumó Cristela.
Y antes de que me diera cuenta, la boca de Ayelén ya estaba en mi verga, no sé ni de dónde salió ni cómo hizo para adelantarse a las otras. Tefi fue la segunda en prenderse a chupar. Alicia se acostó sobre mí, ofreciéndome su concha para que la chupe, y también se sumó a la lamida de verga. Después sentí otra lengua más… y otra… y otra.
—Che, dejen un poco de espacio, yo también quiero —dijo Gisela.
—Yo llegué primero —reclamó Ayelén.
—Si nos organizamos, hay para todas —escuché que dijo Brenda.
—Correte un poquito, nena, me estás clavando el codo en la costilla —le dijo Cristela a no sé quién.
Lo único que sabía era que todas estaban aprovechando cualquier milisegundo para darme potentes chupones en la pija. Se me puso sumamente dura. Tuve que empezar a lamer la concha de mi mamá, porque me la puso contra la cara, y eso me impidió ver lo que ocurría. No tardé mucho en darme cuenta que todas las mujeres de la casa estaban chupándome la verga al mismo tiempo, luchando entre ellas por ganar un poco de espacio.
—Auch… de a una —supliqué—. Ah… me van a arrancar la pija… despacito.
Eran verdaderas sanguijuelas, chupaban cada centímetro de mi miembro como si fueran ventosas. Y mis huevos… dios, parecía que me los querían arrancar a chupones. No sabía quién se estaba empeñando tanto en esta tarea, incluso era imposible saber si la boca que chupaba era la misma que antes o si ya había cambiado. Mi verga estaba en medio de un nirvana. Las sensaciones eran tantas y tan potentes que mi cerebro no podía asimilarlas todas.
Tanta sobrecarga de estímulos sexuales hizo que mi verga comenzara a palpitar como un volcán. Hasta fue doloroso sentir cómo el semen se acumulaba en mi miembro. Alguien me lo estaba apretando con mucha fuerza, como si no quisiera que yo acabase… y para colmo la concha de mi madre casi no me permitía respirar. Estuve a punto de gritar que tuvieran un poco de piedad conmigo, cuando la mano que aprisionaba mi verga se soltó y la explosión fue espectacular. Sé que mi semen saltó como si fuera una erupción. Imposible saber cuánto salió, pero fue una de las acabadas más potentes de mi vida. Fue como sentir toda mi energía sexual siendo succionada hacia a afuera de golpe. Estas putas, sedientas de leche, lamieron todo con devoción. Sé que se habrán pasado la lengua por sus caras, porque no creo que ninguna se haya salvado de recibir unas cuantas salpicaduras.
Diario de cuarentena:
<Se aproxima el final de esta larga guerra… y no sé si saldré con vida. El enemigo me supera en número y no tiene ni un gramo de misericordia. Espero que me recuerden por mis pequeñas victorias y que sepan que nunca me rendí>.
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Al día siguiente se generó una situación que, desde la perspectiva de mis hermanas, se vio algo controversial. Claro, ellas entraron a mi cuarto sin haber visto todo lo que ocurrió antes. Me encontraron con la tía Cristela en cuatro patas sobre la cama, mientras yo le taladraba el culo. La tenía muy dura y estaba feliz de poder metérsela por allí, en especial porque ella acompañaba la culeada con magníficos movimientos de cadera y unos gemidos que erizan la piel. Y ni hablar de cómo se sacuden sus tetas y sus nalgas con cada una de las embestidas.
—Ay, sí… sí… dame, dame… rompeme el culo… uy, qué rico…
—¡Hey, eso es trampa! —Protestó Tefi. Entró acompañada de Ayelén, Gisela, Macarena y Pilar… seguramente todas fueron atraídas por los gritos de Cristela—. Se supone que Nahuel debe ganarse la oportunidad de meterla por el culo.
—Eso… tiene que chuparla excelente —añadió Macarena.
—Uf… no se metan, putas —chilló Cristela—. Nahuel se ganó el derecho de darme por el culo.
— ¿Ah si? ¿Y se supone que debemos creerte? —Preguntó su propia hija—. Últimamente te la pasás pidiendo “favores anales” a cualquiera que tenga un strap-on. Te morías de ganas de que Nahuel te la metiera por el culo.
—Así es; pero eso no quita que él se lo haya ganado. No les hagas caso, Nahuel… seguí dándome duro, que me encanta.
Eso fue exactamente lo que hice.
—Yo le creo —dijo Alicia, que entró en ese momento—. Cristela entiende a la perfección las reglas del juego… si dice que Nahuel se lo ganó, entonces es cierto. —Mi madre se sentó en la cama justo frente a su hermana y abrió las piernas, para que ella le chupara la concha—. Estuvo practicando mucho… la última vez que lo hizo conmigo, terminé toda cogida… aunque por la concha. Todavía le faltaba un poquito de práctica… aunque no demasiado.
—Bueno, a mí también me la chupó muy bien —dijo Ayelén—. La última vez también me cogió; pero de hacerlo muy bien a hacerlo excelente hay una diferencia.
—No protesten —dijo Gisela—. Nahuel ya nos cogió a todas al menos una vez. Era cuestión de tiempo que consiguiera metérsela por el culo a alguien.
—A mí me cogió dos veces —dijo Brenda, quien acaba de asomarse dentro de la pieza—. Aunque todavía me debe una buena sesión de sexo anal.
—Y la vas a tener, chiquita —dijo Cristela—. Te puedo asegurar que la próxima vez que te la chupe, vas a terminar con el culo bien roto. Ahora, si no les importa… quiero coger con mi hermana y mi sobrino. Si no tienen nada mejor que hacer, vayan a chuparse las conchas entre ustedes.
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Después de haber conseguido metérsela por el culo a la tía Cristela, me sentía mucho más confiado… y el sexto día fui por el culo de Tefi. Aunque antes se la tenía que chupar, por supuesto.
—Vas a tener que esforzarte más, hermanito —me decía Tefi—. Te noto la pija muy dura, sé que te morís de ganas de meterla; pero si no me la chupás mejor, vas a conseguir nada.
—Estoy haciendo mi mejor esfuerzo —aseguré.
Reanudé la tarea, empleé todo lo que había aprendido. Le di mucho énfasis al clítoris, generé momentos de intensidad y de calma, le metí los dedos, los saqué. Moví la lengua de formas que ni sabía que la podía mover… pero nada parecía funcionar.
Creí que para este momento, después de haber practicado tanto, ya lo tendría dominado. Estaba convencido de que había logrado desarrollar una técnica eficaz. No entiendo por qué con Tefi no está funcionando. Ya me duelen las rodillas de estar agachado frente al sofá. A ella se la ve muy cómoda, con las piernas completamente abiertas.
Miro a mi alrededor, intentando encontrar a alguien que me asista. Mi mamá está gimiendo y disfrutando mucho de la chupada de concha que le está dando Pilar. Tiene los ojos cerrados y no me está mirando. En los colchones del piso están Gisela y Macarena haciendo un 69, tampoco me pueden ver, tienen la cabeza metida entre las piernas de la otra. Brenda está en cuatro patas en el piso recibiendo una dura cogida anal, cortesía de Cristela, que eligió un dildo tan ancho como mi pija y la está castigando sin misericordia. Los gritos de Brenda es lo que más se escucha. Fue buena la idea de usar música para enmascarar los sonidos de esta especie de orgía familiar, de lo contrario los vecinos comenzarían a sospechar.
La única que no tenía pareja era Ayelén, estaba en uno de los sillones individuales masturbándose mientras observaba toda la escena.
—Te está mintiendo —dijo, cuando nuestras miradas se cruzaron.
—¿Qué?
—Sí, Tefi te está mintiendo.
—Yo no estoy mintiendo —se defendió mi hermana.
—Nena, conozco muy bien la cara que ponés cuando estás caliente. Sé que tu hermano te está chupando muy bien la concha —se puso de pie y se acercó a nosotros—. Estás haciendo trampa.
—No estoy haciendo trampa… solo —Tefi comenzó a reírse—. Solo quiero molestar un poco a Nahuel… obligarlo a esforzarse más.
—¿Viste? Te dije que mentía.
—Ah, no… yegua malparida —me puse de pie con la pija palpitando de rabia—. Ahora vas a ver, esta me la vas a pagar. Te la voy a meter toda.
—No me vas a meter nada —dijo entre risas. Intentó escaparse pero Ayelén la detuvo.
—Merece que le des bien duro, por mentirosa —dijo mi prima… bueno, prima y hermana. Es complicado—. Y por el culo, porque estoy segura de que se la chupaste muy pero muy bien.
—Sí, le voy a dar por el orto —dije, forcejeando con Tefi para que se diera vuelta.
—Rompele el culo a esta puta.
—Ay, no… no, sueltenme…
Tefi y Ayelén se reían en el forcejeo. La estaban pasando bien. Me conmovió que Ayelén se pusiera de mi lado e intentara ayudarme. Era su forma indirecta de decir que quiere hacer las paces conmigo. Acepté la tregua.
Estefanía quedó con el culo apuntando directamente hacia mí, mientras Ayelén la sostenía con fuerza. Por más intentos que haga por escaparse, no lo va a conseguir. No tiene fuerza suficiente como para superarme a mí y a Ayelén trabajando juntos. Puse la verga en la entrada de su culo y empecé a meterla.
—Ay, no… no… me vas a romper el orto… no, soltame…
—Te va a romper el orto por sucia tramposa —le recordó Ayelén mientras la verga iba entrando más y más.
Tefi tenía una buena dilatación, unos minutos antes estuvo recibiendo el mismo tratamiento anal que ahora Cristela le está dando a Brenda… y chilló como puta igual que ella. Yo pude verlo mientras mi mamá me chupaba la verga… fue un gran espectáculo. Me gustó tanto que terminé dándole de tomar la leche a Alicia… y ella lo agradeció mucho tragándosela toda.
Pero mi verga ya había recuperado la rigidez de antes y estaba lista para otra batalla, en esta ocasión contra el culo de Estefanía.
—Ay… no… auch… me duele…
—Mentira, qué te va a doler… si mi mamá te rompió el orto con el dildo, ya lo tenés re abierto. Dale duro a esta puta.
La hundí casi hasta el fondo, clara señal de que el culo de Tefi estaba muy bien dilatado.
—Uhhh… por dios… auch… eso ah…. casi me partís al medio de un pijazo, pendejo… ah…
—Te lo tenés merecido, por no decirme la verdad. Y yo creyendo que te la estaba chupando mal —empecé a darle duras embestidas.
—Mamá, ayudame… auch, Nahuel me va a romper el culo —chilló Tefi.
—Lo siento mucho, hija… te lo merecés. Rompele el culo Nahuel. Dale con todo.
—Ay, pero mami… me tendrías que defender a mí… auch… auch… soy tu hija.
—Las reglas fueron muy claras, Tefi. Tenías que ser honesta, y no lo fuiste. Ahora habrá consecuencias. Merecés que te rompan el culo.
—Eso mismo —dijo Macarena a mi espalda, de reojo vi que ella y Gise se habían sentado en el sofá para admirar este espectáculo—. Rompele el culo, por tramposa.
—Sí, dale duro… —me alentó Gisela—. Se lo merece. Y de paso que le chupe la concha a Ayelén, para que pague con intereses.
—Me parece una excelente idea —dijo Ayelén, y comenzó a presionar la cabeza de Tefi para abajo—. Dale, chupá… chupá… tramposa de mierda.
—Y nada de quejarse —le dijo mi mamá—. A chuparla. Vos conocías las reglas del juego desde el principio.
—Ufa… está bien…
Resignada Tefi tuvo que bajar la cabeza y comenzar a lamer la concha de Ayelén, entretanto yo cobré venganza contra su culo. Le di tan duro como lo había hecho la tía Cristela momentos antes. Ahora los gemidos de Tefi competían con los de Brenda, Macarena se vio obligada a subirle el volúmen a la música.
Mientras le daba duro a Tefi, Gisela se me acercó con una jarra de cerveza bien fría. Esto ya parecía una especie de discoteca donde todo el mundo podía coger libremente.
—Hacela sufrir a esta putita —me dijo—. Ella se lo buscó.
—Así es —dijo Ayelén—, y creo que lo buscó a propósito… mirá… se nota que le gusta que le den duro. ¿No así, putita?
Tefi no respondió, pero sus gemidos y la forma en que chupaba la concha de Ayelén nos dejó en claro que la estaba pasando de maravilla. Eso me incentivó a darle con más ganas… y la recarga con cerveza fría ayudó mucho. Me permitió acelerar el ritmo, darle duro, como lo hubiera hecho un actor porno. Tefi chilló y se sacudió; pero ya no intentó huir.
Estuve dándole durante un buen rato, mientras las mujeres de mi familia me alentaban a seguir y a metérsela más duro. Para mí fue uno de los mejores momentos del concurso. Coroné este momento de victoria llenando la cara de Tefi con semen… y ella permitió que Ayelén se la limpiara toda con la lengua. Después entre las dos me la chuparon un rato, para tomarse hasta la última gota de esperma.
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Con Brenda caímos rendidos a la cama, por fin pude ganarme la oportunidad de metérsela por el culo. Fue alucinante. Ella se mostró tan contenta como yo de que pudiéramos hacer eso. Su culo recibió mucho castigo durante estos días, en especial por parte de Gisela y Cristela; pero en ningún momento se quejó cuando se la metí. Al contrario, me pidió que lo hiciera tan fuerte como me fuera posible… y así lo hice. Le dí duro y parejo, sin detenerme, durante varios minutos, hasta que acabé dentro de ella.
Estaba intentando recuperar el aliento cuando la vi a los ojos. Me pareció preciosa, tanto que sentí cómo el corazón se me estrujaba. La besé en la boca sin dudarlo y ella respondió con la misma pasión.
—¿A qué se debió eso? —Me preguntó.
—¿Eh? Solo fue un beso… ¿te molesta que te bese?
—No, para nada, Nahuel. Me encanta que me beses. ¿Sabés una cosa? Me caés tan bien… y cogés tan lindo, que si las circunstancias fueran diferentes, te pediría que fueras mi novio. ¿Te acordás cuando nos hicimos pasar por novios durante unos días? Ahí descubrí que sos super amoroso, atento, simpático… divertido. En fin, sos un excelente candidato. Me gustás mucho.
Me senté en la cama sin dejar de mirarla a los ojos, esta confesión me dejó con el corazón en un puño y el cerebro hecho un flan.
—¿A qué te referís cuando decís “si las circunstancias fueran diferentes”? ¿Qué nos impide ser pareja? O sea… a mí también me gustás mucho.
—Gracias, me hace muy bien escucharlo —acarició mi verga, ya flácida, y me dedicó una sonrisa que me derritió—. Pero si fuéramos pareja, estaría compitiendo todo el tiempo con tu hermana… y no quiero eso. No sería sano.
—Pero… pero… si Gisela ya dijo que te ve como una amiga, y no como su pareja.
—No hablo de Gisela, sonso.
—Ah… —una vez más, me dejó descolocado y aturdido.
—Es obvio que te pasa algo con Tefi. Lo puedo notar en todo: en la forma en que la mirás, en cómo hablás con ella… y en cómo te la cogés. Dios… ya quisiera yo que me cogieras una sola vez con las mismas ganas que te la cogés a ella.
—Creo que recién lo hice con muchas ganas.
—Uy, sí… me va a quedar doliendo el culo durante unas horas. Me encantó, de verdad. Pero… cuando estás con Tefi… es algo especial. Salta a la vista. Todas en la casa se dieron cuenta de eso, hasta tu mamá. ¿Por qué te creés que ella quiere prohibir el incesto en esta familia? Tiene miedo que a vos y a Tefi se les ocurra ser novios o algo así… imaginate, si hasta rechazó la oportunidad de estar en pareja con su propia hermana, que es la mujer que más ama en el mundo, solo porque le da miedo que vos y Tefi quieran hacer lo mismo.
— ¿Y cuál sería el problema si decidimos hacerlo? Es decir, no hay una persona en esta familia que no haya pasado por el incesto. Todas lo disfrutaron en más de una ocasión. Si mi mamá y mi tía se quieren tanto como para estar juntas, deberían hacerlo. Contarían con todo nuestro apoyo.
—Eso lo saben; pero con vos y Tefi es distinto.
—¿Por qué? ¿Qué tiene de diferente? Me parece injusto… si Alicia quiere tener como pareja a su propia hermana.
—Cristela no puede dejar embarazada a Alicia, Nahuel. Ni Alicia puede embarazar a Cristela. ¿Entendés adónde quiero llegar?
Lo entendí perfectamente. Fue como un baldazo frío de realidad. Leí muchas veces sobre los conflictos genéticos que pueden tener los hijos que son fruto de una relación incestuosa. Ese es el principal miedo de mi mamá… y aunque me duela reconocerlo, tiene razón.
—Yo no quiero tener hijos —aseguré.
—Eso lo decís ahora, que tenés dieciocho años. Cuando seas más grande quizás cambies de opinión… y Tefi también.
—Entonces… con más razón, si no puedo estar con Tefi… ¿por qué no puedo estar con vos?
—Ya te lo dije, Nahuel. Por más que no estés físicamente con ella, siempre vas a estar pensando en Tefi. Yo no puedo competir contra tu hermana… ni quiero hacerlo. Tengo que pensar un poquito en mi propia felicidad.
Me di cuenta que Brenda es una chica muy madura y perspicaz, eso hizo que me gustara aún más. Y otra vez me duele reconocer que tiene razón.
—No sé qué decirte.
—No hace falta que digas nada —volvió a acariciar mi verga—. Aunque considero que necesitás tener una buena charla con Tefi… y a su vez, Tefi debería hablar con Ayelén.
—¿No lo hicieron ya?
—No, le pregunté a Tefi si ya había aclarado sus asuntos con Ayelén y me dijo que no. Aunque ya se llevan mejor. Espero que consigan hacer las paces de forma definitiva.
—Yo también lo espero… y gracias, Brenda, por ser tan sincera. Te voy a extrañar mucho cuando ya no vivas acá.
—Por eso no te preocupes, podés llamarme para coger todas las veces que quieras, siempre voy a estar dispuesta a hacerlo… al menos mientras siga soltera.
—Y si alguna vez supero esto que me pasa con mi hermana, te aviso…
—No creo que eso ocurra; pero bueno… ¿querés que te la chupe?
—Em… no sé, ahora necesito pensar en muchas cosas.
—Ok, pensá tranquilo… mientras tanto yo te la chupo.
—No hace falta, en serio…
—Ay, Nahuel… que no lo hago por vos. Tengo ganas de comer pija… y si no aprovecho ahora, después me van a ganar de mano las otras putas.
—Ah, en ese caso, adelante…
Brenda se la tragó toda y en pocos segundos consiguió ponerla dura otra vez. Yo cerré los ojos y me sumergí en mis pensamientos.
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La fecha límite para el concurso llegó. Había pasado una semana desde su comienzo y solo quedaba una cosa: decidir quién lo había ganado. Por eso estábamos todos reunidos en el living. Pilar y Gisela habían preparado una inmensa torta de chocolate, crema y frutillas para celebrar. Estaba deliciosa, la acompañamos con un buen café colombiano, cortesía de Tefi. Ni siquiera quiero preguntar cuánto gastó en esto. Un kilo de café calidad premium no debía ser nada barato. Pero como ella misma dijo: “La situación lo amerita”.
—Muy bien ¿tienen en mente quién pudo haber ganado? —Preguntó Macarena, mientras se atragantaba con torta de chocolate.
Por supuesto, estábamos completamente desnudos. De verdad me gusta compartir estos momentos tan mundanos viendo a mis hermanas sin nada de ropa y que eso no les importe en lo más mínimo.
—Yo tengo algunas dudas —dijo Pilar—, pero al menos sé quiénes fueron las mejores.
— ¿Viste, hermanito? Dijo “las” mejores —comentó Tefi—. Eso significa que vos no estás ahí.
—No importa, sé que no hay chances de que yo gane. Me alegra haberlo hecho lo suficientemente bien para poder darte por el culo… y tres veces —en los últimos días de desenfreno sexual, el culo de Tefi sufrió en tres ocasiones porque no le quedó más alternativa que decir la verdad y afrontar las consecuencias.
—A mí me pasa como a Pilar —dijo Cristela—. La competencia está muy reñida.
—Hagamos una cosa —sugirió Macarena—. Cada una va a mencionar a las que consideren las tres mejores, sin ponerles un orden específico. La que más votos reciba al final, será la ganadora. Eso sí, tienen que ser absolutamente sinceras. De lo contrario no sirve de nada.
—Me parece buena idea —dijo Pilar—. Empiezo yo. Mis votos van para Gisela, Cristela y Ayelén.
—Hey, ¿y yo? —Protestó Macarena—. Fui la que te llevó a tus primeras experiencias lésbicas.
—Sos buenísima, Maca; pero ellas me parecieron mejores.
—Yo voto por Cristela, Alicia y Macarena —dijo Ayelén. Nos sorprendió la tranquilidad con que lo dijo, a pesar de que Alicia vendría a ser como su “archienemiga”, la votó como una de las posibles ganadoras. También votó a Maca… y nunca se llevó especialmente bien con ella.
—Bien, para mí las ganadoras están entre Brenda, Alicia y Ayelén —dijo Gisela—. ¿Para vos quiénes fueron las mejores, Maca?
—Mis votos van para Tefi, Gisela y… aunque me cueste admitirlo, Ayelén. ¿Y vos, mamá?
—Voto igual que Pilar: Gisela, Ayelén y Cristela.
—Ay, me honra que hayas votado por mí, hermana —dijo la tía Cristela con una gran sonrisa—. Para mí también sos una de las posibles ganadoras. Mis otros votos van para Brenda y Ayelén.
—Ay, qué emoción —dijo Brenda—. Tengo dos votos, no lo puedo creer. Para mí las mejores fueron Gisela, por supuesto, Ayelén y Alicia. ¿Y vos, Tefi? Sos la única que queda, ya que Nahuel no puede votar.
—Justamente uno de mis votos va para Nahuel —eso quizás fue lo más sorprendente que escuché en toda la votación—. Se esforzó mucho. Aprendió a hacerlo muy bien. También voto por Gisela… y Ayelén.
Noté que Ayelén intentó esconder su sonrisa metiéndose un gran pedazo de torta en la boca. Seguramente le alegrará mucho saber que Tefi la considera una de las mejores.
—¿Se dan cuenta de lo que acaba de pasar? —Preguntó Macarena—. Hay una ganadora indiscutida. Todas votamos por Ayelén.
—¿Gané? —Preguntó la rubia, sorprendida.
—Eso parece —dijo Alicia—. La única que no votó por vos, fuiste vos misma. Pero todas consideramos que sos una de las mejores.
—Genial —dijo, tomando un sorbo de café.
Hizo como si el triunfo no le importara demasiado, sin embargo yo sé que estaba cometiendo una inmensa alegría. Hasta tenía ganas de llorar, lo sé por sus ojos vidriosos. No lo va a admitir jamás, pero para ella era sumamente importante ganar este concurso. No solo porque no le gusta perder en nada, sino porque esta victoria simboliza el perdón. Es como si todas le estuvieran diciendo: “Te perdonamos por todo el daño que causaste, te queremos y te aceptamos como sos”. Y lo más importante, es que considero ésta una victoria muy sincera. No creo que mis hermanas se hayan puesto de acuerdo para que Ayelén ganara.
—Como premio —dijo Macarena—, te ganaste el derecho de pedirnos a todas que te chupemos la concha una vez, cuando vos quieras… y no nos podemos negar.
—Mmm… me gusta ese premio, en especial donde dice que no se pueden negar.
—Lástima que se haya terminado el concurso —dijo Pilar—, y que tengamos que volver a la normalidad. Aunque no podemos negar que nos divertimos.
—Sí, fue muy divertido… y excitante —aseguró Alicia—. Pero ahora habrá que seguir con nuestras vidas.
—Escuché que ya están vacunando gente —comentó Tefi.
Y esa noticia, que seguramente alegró a mucha gente en todo el mundo, para nosotros fue símbolo de tristeza y desazón.
—----------
Gisela fue la primera en conseguir turno para vacunarse y ese día noté que no era el único que sentía cierta desazón por estar llegando al final de un estilo de vida al que nos estábamos acostumbrando. Estos últimos días de puro desenfreno sexual fueron maravillosos, los mejores de mi vida. Lo más sorprendente es que no hubo discusiones de ningún tipo, por primera vez en años, todos en mi familia se estaban llevando bien con los demás… incluso con Ayelén.
Mi prima (y media hermana) parecía haber encontrado la paz y la alegría. Ya no hacía comentarios incisivos ni me molestaba a mí o a Alicia. Al contrario… nos demostró que tenía un cariño especial hacia nosotros. Hicimos muchos tríos juntos y ella nos pedía que por favor siguiéramos haciéndole de todo. Como si con esto quisiera compensarnos por tanto maltrato. Incluso llegué a escuchar cómo le decía a Alicia “Te quiero, tía”, justo antes de bajar a comerle la concha.
Yo sentía que aún tenía una charla pendiente con Tefi, porque en estos días solo nos limitamos a coger como animales cada vez que tuvimos la oportunidad de hacerlo.
—Bueno, al menos la pasamos bien —dijo Pilar, cuando Gisela regresó de su primera dosis de vacunación—. Ahora que terminó el concurso… ¿qué vamos a hacer?
—¿Y por qué tendríamos que dejar de “pasarla bien”? —Preguntó Macarena—. Propongo que sigamos cogiendo, que esto sea un descontrol total.
—Pero mamá dijo que teníamos que terminar con esto… —comentó Pilar.
—Y vamos a parar, las circunstancias nos van a obligar a hacerlo —dijo Maca—. Cuando ya todas estemos vacunadas, cada una tomará su rumbo. Ya no vamos a poder estar juntas para coger.
—No lo había pensado así —dijo Alicia—. Pero tenés razón.
—Entonces, mamá… ¿qué hacemos? —Preguntó Pilar—. La que decide sos vos.
Alicia mostró una sonrisa lujuriosa, si está muy excitada no es difícil convencerla.
—Que siga el descontrol, hasta que alguien decida mudarse. Mientras tanto, disfrutemos a pleno estos últimos días que tenemos juntos. Y de paso… podemos grabar muchos videos y sacar fotos, para tenerlos de recuerdo.
—Esa idea me gusta —aseguró Tefi—. Además de ahí podría salir mucho material para nuestros OnlyFans…
—Muy bien, aprovechemos que tenemos los colchones en el living —dijo Alicia—. Vamos a coger hasta que nos aburra.
—¿Y yo? ¿Ya puedo meterla cuando me dé la gana o me lo tengo que ganar otra vez?
—Ya te lo ganaste, Nahuel —dijo Gisela—. Ya no hace falta obligarte a chupar conchas, aunque seguí haciéndolo cuando tengas la oportunidad.
—Bueno —dije, acostándome en uno de los colchones—, si alguna tiene ganas de chupar pija, la espero.
—Yo quiero… —dijo Tefi al instante.
—Y yo también —añadió mi madre.
—Hey, compartan… yo también quiero —se sumó Cristela.
Y antes de que me diera cuenta, la boca de Ayelén ya estaba en mi verga, no sé ni de dónde salió ni cómo hizo para adelantarse a las otras. Tefi fue la segunda en prenderse a chupar. Alicia se acostó sobre mí, ofreciéndome su concha para que la chupe, y también se sumó a la lamida de verga. Después sentí otra lengua más… y otra… y otra.
—Che, dejen un poco de espacio, yo también quiero —dijo Gisela.
—Yo llegué primero —reclamó Ayelén.
—Si nos organizamos, hay para todas —escuché que dijo Brenda.
—Correte un poquito, nena, me estás clavando el codo en la costilla —le dijo Cristela a no sé quién.
Lo único que sabía era que todas estaban aprovechando cualquier milisegundo para darme potentes chupones en la pija. Se me puso sumamente dura. Tuve que empezar a lamer la concha de mi mamá, porque me la puso contra la cara, y eso me impidió ver lo que ocurría. No tardé mucho en darme cuenta que todas las mujeres de la casa estaban chupándome la verga al mismo tiempo, luchando entre ellas por ganar un poco de espacio.
—Auch… de a una —supliqué—. Ah… me van a arrancar la pija… despacito.
Eran verdaderas sanguijuelas, chupaban cada centímetro de mi miembro como si fueran ventosas. Y mis huevos… dios, parecía que me los querían arrancar a chupones. No sabía quién se estaba empeñando tanto en esta tarea, incluso era imposible saber si la boca que chupaba era la misma que antes o si ya había cambiado. Mi verga estaba en medio de un nirvana. Las sensaciones eran tantas y tan potentes que mi cerebro no podía asimilarlas todas.
Tanta sobrecarga de estímulos sexuales hizo que mi verga comenzara a palpitar como un volcán. Hasta fue doloroso sentir cómo el semen se acumulaba en mi miembro. Alguien me lo estaba apretando con mucha fuerza, como si no quisiera que yo acabase… y para colmo la concha de mi madre casi no me permitía respirar. Estuve a punto de gritar que tuvieran un poco de piedad conmigo, cuando la mano que aprisionaba mi verga se soltó y la explosión fue espectacular. Sé que mi semen saltó como si fuera una erupción. Imposible saber cuánto salió, pero fue una de las acabadas más potentes de mi vida. Fue como sentir toda mi energía sexual siendo succionada hacia a afuera de golpe. Estas putas, sedientas de leche, lamieron todo con devoción. Sé que se habrán pasado la lengua por sus caras, porque no creo que ninguna se haya salvado de recibir unas cuantas salpicaduras.
Diario de cuarentena:
<Se aproxima el final de esta larga guerra… y no sé si saldré con vida. El enemigo me supera en número y no tiene ni un gramo de misericordia. Espero que me recuerden por mis pequeñas victorias y que sepan que nunca me rendí>.
Todos mis links:
https://magic.ly/Nokomi
5 comentarios - Aislado Entre Mujeres [65] - Parte 02.
Buen casi final.
Vamos a ver que pusiste en el final de la historia, pero este penultimo me dejo bien.
Sos la Nokomi