Me retiré momentáneamente los tacones, y me quité los jeans despacio frente a ese hombre que se moría de ganas por cogerme, yo estaba muy excitada, sabía que ese hombre me iba a meter la verga brutalmente pues lo había estado calentando muchísimo, terminé de retirarme los jeans y de nuevo me puse mis tacones negros. Caminé hacia el para que viera mi cuerpo desnudo, el hombre me tomó de la cintura y lamió mis tetas de nuevo, mis pezones estaban durísimos como montañas, siguió lamiéndome hasta el cuello, sentí como se me erizaba la piel cada que pasaba su lengua cerca de mi oído.
Huele muy rico tu perfume, eres una zorrita muy fina. Eso me causó más excitación, era como si mi exesposo estuviera ahí viéndonos y yo entregándome a un desconocido frente a él.
El Sr me soltó por un momento y retiró las cosas que tenía sobre la mesa metálica, se acercó a mí de frente y me tomó de las nalgas, las abrió y me cargó, yo lo abracé mientras el caminaba para llevarme a la mesa, me sentó ahí sobre las manchas de grasa y aceite de coche mis nalgas y mi vagina se mancharon y eso me hizo sentir muy cachonda. Me recosté boca arriba y el me jaló de las piernas para llevar mi culo hasta la orilla de la mesa, y de un tirón me quitó mi tanguita que era lo único que me hacía sentir protegida en ese momento, me sentí completamente desnuda, vulnerable, y tremendamente excitada, ese hombre estaba tomando el control después de haberlo estado provocando y calentando tanto.
Permanecí recostada sobre la mesa boca arriba y con mi culo hasta la orilla, el mecánico abrió mis piernas y se lanzó sobre mi vagina introduciendo su lengua, muy adentro, sentía como la movía dentro de mis paredes vaginales era delicioso sentir su lengua devorándome por dentro, me lamía los labios internos y externos como un experto, de pronto una sensación estremecedora me hizo comenzar a gemir, el mecánico estaba pasando su lengua deliciosamente por mi clítoris, yo por mi cuenta me acariciaba los senos y frotaba mis pezones, comencé a llorar, fue un sentimiento muy lindo, me sentí querida por ese hombre.
El mecánico se detuvo y supe que estaba por venir lo mejor, esa verga estaría dentro de mí. Yo seguía recostada sobre la mesa boca arriba, el mecánico estaba de pie a la orilla y levantó mis piernas y las puso sobre sus hombros, les confieso que sentí mucho temor pues tenía una verga muy gruesa y larga, más que otra que hubiera visto. Y esa posición con las piernas al hombro permite una penetración muy profunda, sentí como acercó la punta de su verga y la coloco justo a la entrada de mi vagina lubricada. Y con sus manos sucias de grasa, me tomó de las piernas, eso me confirmó que me iba a jalar hacia el para ensartarme de un empujón. El mecánico me miró a los ojos de manera morbosa y con un deseo de cogerme violentamente, yo sabía que era el resultado de mi seducción, estuve provocándolo mucho, así que simplemente le respondí viéndole a los ojos.
—¡Cójame!
Apenas pronuncié esa palabra el mecánico me jaló fuertemente hacia él, al mismo tiempo que de un fuerte empujón me penetró hasta el fondo, sentí como su verga gruesa y larga, se abrió paso entre mis paredes vaginales, hasta que topó en el fondo de mi vientre, fue una ensartada tan deliciosa y violenta, que me arrebató un fuerte gemido de placer y dolor.
—¡Aaaaahhhhh!
Estoy segura que se escuchó hasta la calle. Yo lo miré con mis ojos llorosos, tremendamente excitada, y el sacó su verga por completo, para volver a penetrarme fuertemente hasta el fondo en repetidas ocasiones.
¡Aaaahhh! ¡Aaaahhh! ¡Aaaahhh!
Yo solo podía escuchar el rechinido de las patas de la mesa que se movía cada que me penetraba, lo hacía con mucha fuerza, se escuchaba el impacto de su cuerpo contra mis nalgas, era una penetración frenética, se sentía tan delicioso cada que entraba y salía de mi interior, comencé a sentir un calor en mi vientre que me causaba un sentimiento de debilidad, de indefensión ante esa bestia que estaba matándome en cada embestida. Era como un animal, sentía que su verga iba a mover el dispositivo intrauterino que llevaba dentro. El hombre jadeaba de deseo, me sentí tan plena de ver a ese hombre desahogando sus ganas conmigo, estaba satisfaciéndose totalmente sin importarle si me lastimaba, él solo quería cogerme, yo comencé a acariciar mi cuerpo, sentía mi piel muy sensible, recorrí mi abdomen suavemente hasta llegar a mis senos y los acaricié, queriéndome a mí misma mientras ese hombre me cogía, sentí mis pezones sensibilizarse aún más, se pusieron duros, mis senos eran unas montañas a la vista de aquel hombre.
—¡Aaahhh! ¡Que ricooo! ¡Más rápido! ¡Aaahhh! ¡Cógeme más fuerte! ¡Cógeme!
Él aceleró el ritmo y me empujaba con más fuerza, yo comencé a gemir sin parar pues estaba sintiendo que me iba a venir, el abdomen se me contrajo y mis piernas comenzaron a temblar sobre sus hombros, sentí erizarse mi piel y mis pezones, sabía que ya me estaba viniendo cuando un calor delicioso en mi vagina me hiso entrar en llanto, era un fuerte sentimiento, me sentí plena entregándole mi cuerpo a ese hombre. Él continuaba embistiéndome brutalmente, cada que me penetraba sentía como topaba en mi interior y mi cuerpo se estremecía.
—¡Aaahhh! ¡Aaahhhaaa! ¡Aaahhh! ¡Así papi! ¡Aaahhh!
—¿Te gusta preciosa?
—¡Aaahhh! ¡Sí me encanta! ¡Aaayyy que rico! ¡Que rico!
De pronto sentí como la punta de su verga, me disparaba chorros de semen caliente por dentro, el dejó su verga hasta el fondo de mi vientre durante algunos segundos.
—¡Ah! ¡Ah! —El mecánico jadeaba fuertemente de placer y yo sufría contracciones vaginales acariciando su verga en mi interior.
—¡Tienes perrito en tu vagina preciosa! —Me dijo muy sorprendido y excitado.
—¡Sííí! ¡Aaahhhh! ¿Le gusta, siente rico como aprieto?
—Sí, preciosa. Te la comes bien rico.
Después retiró su gruesa verga y pude sentir como el semen se derramaba entre mis labios vaginales. El hombre terminó satisfecho y cansado, yo por mi parte totalmente complacida, secándome las lágrimas producto del placer que sentí en ese orgasmo y con mi panocha adolorida
Yo que seguía recostada en la mesa, me senté a la orilla y el tomándome de la cintura me bajó con cuidado pues yo estaba aún entumecida. Lo abracé con mi cuerpo desnudo y le di un beso de lengüita, pues estaba muy feliz, me hizo sentir mujer, lo hizo fuerte, con ganas, me cogió como nadie me lo había hecho.
El seguía disfrutando de mi cuerpo, estando yo de pie me lamia desde los pies a la cabeza, me besaba y chupeteaba el culo, sentí como me abrazo de frente llevando sus manos por atrás para abrirme las nalgas, comenzó a dedearme el ano, yo lo miré morbosamente.
—¿Te gustaría meterme la verga por el culo? —Le pregunté sensualmente, aunque con un poco de temor a que él fuese a pensar que yo era una enferma pervertida.
—Sí mamacita, desde que te conocí la primera vez, me dieron ganas de meterte la verga bien duro por el culo.
Cuando me dijo eso, me sentí muy excitada. Saber que ese hombre me quería complacer analmente avivó la lujuria en mí. Enseguida tomé mi bolso y saqué el lubricante anal para aplicármelo y quedar muy lubricada, después me fui caminando hacia uno de los vehículos que estaban adentro del taller, me incliné extendiendo mis brazos y dejando mis senos bien pegados sobre el cofre del vehículo, dejé mi espalda arqueada hacia abajo y levanté las nalgas para quedar empinada abriendo mis piernas que lucían preciosas manchadas con grasa y aceite, modelando con mis tacones negros altos de correas, cual si fuera poster de taller mecánico. Yo estaba invitando a ese hombre rudo a penetrarme por el culo.
El mecánico agarró una botella de aceite automotriz y se lubricó los dedos, se acercó y me lamió el ano de una forma deliciosa, para después lubricarme el culo con sus dedos aceitados, se me contraía el abdomen de la sensación tan excitante que me provocaba. El mecánico se acomodó detrás de mí y colocó la punta de su verga en la entrada de mi ano.
—¡Soy toda tuya papi, méteme la verga por el culo!
Entonces él me tomó de la cintura muy fuerte y me jaló hacia atrás contra su verga, a la vez que de un solo empujón me penetró analmente hasta el fondo aventándome contra el cofre, pude sentir la sensación de que una verga entrara por mi culo abriéndose paso en mi interior violentamente. Sentí una fuerte punzada, ese dolor desgarrador característico del sexo anal sin dilatación previa, cuando su verga topó en mi interior sentí que me rompía, fue tan excitante y doloroso a la vez. El mecánico siguió penetrándome analmente muy duro, cada que me la metía sentía como topaba hasta el fondo, empujándome contra el cofre yo estaba llorando y gritando sin parar, mi llanto se hizo presente, no pude evitarlo estaba derramando lagrimas saladas con mi rímel escurriendo, gritaba tan fuerte y de forma desgarradora, con mi llanto entrecortado, la gente que pasaba por la calle debió escuchar los gritos e irse de paso, mi corazón latía muy fuerte y sentía reventado el culo, me ardía mucho, era mi primera vez anal. Hasta que perdí las fuerzas, sentía que me desmayaba, mis piernas estaban entumidas no podía seguir de pie, estaba rendida con mis senos sobre el cofre.
—¿Estas bien hermosa? —Él mecánico se detuvo por un instante.
—Sí, me duele mucho, pero es normal. Soy masoquista y disfruto que me duela mucho.
Él continuó ensartándome su verga sin piedad, mientras yo le gritaba cachondamente.
—¡Ay que rico papi! ¡Sí, méteme la verga bien duro! ¡Así, papi, así! ¡Más rápido! ¡Rómpeme mi culo! ¡Se siente rico papi! ¡Que rico! ¡Ay! ¡Así! ¡Aaayyy! Mátame con tú verga, parteme a la mitad
Él lo hacía brutalmente me causaba dolor y yo lo gozaba, era un objeto de placer para él, con el que estaba satisfaciéndose como un animal. Sentí que me ardía el culo como si tuviera cortadas, sabía que ya estaba teniendo mi sangrado anal que había deseado tanto, pues me da una sensación de dolor y placer ya que la sangre me genera fricción y me arde, lo que me excitó más y le grité mientras gemía.
—¡Ay papi que rico! ¡Así, me duele mucho! ¡Que rica verga mi cielo! ¡Desgárrame el culo! ¡Que rico me sangra el culo! ¡Sí! ¡Así! ¡Cógeme más profundo papi!
Ese hombre aguantaba mucho con la verga erecta, después de media hora por fin escuché los jadeos del mecánico y sentí como sacó su verga ensangrentada para darme un último empujón hasta el fondo, el mecánico disparaba chorros de semen caliente dentro de mí, apretándome fuerte contra él durante unos diez segundos, lo que me lastimó mucho por dentro, pues el seguía moviéndose restregándome su verga y abriéndome las nalgas muy fuertemente como si quisiera llegar más adentro para lastimarme. Me sentía violentada con la punta de su verga topándome.
—¡Que rica estás zorrita! —Me dijo muy excitado.
Me abrazó y apretó mis senos con fuerza lastimándome y pellizcando mis pezones, me beso el cuello, en ese momento comencé a llorar entre dolor y de sentimiento femenino, sentía mucho calor en mi vientre y mi piel erizada y sensible pues ese hombre duro mucho penetrándome y me sentí muy vulnerada eso fue algo que estúpidamente me hizo sentir querida, ese hombre había gozado de mi culo, me había cogido con todas sus fuerzas desquitando sus ganas conmigo. En ese momento un calor arrobador envolvió mi cuerpo, me sentí plena.
Cuando el mecánico saco su verga manchada de sangre y aun erecta de mi culo, sentí como se escurrió su semen mezclado con mi sangre anal entre mis piernas.
sentí como el chorro de semen con sangre que me dejó adentro de mi culo se escurrió, bajando lentamente, pasando por mi panocha que también estaba llena de semen.
—Ay zorrita que rico se te ve ese agujero bien abierto.
—Sí, está bien abierto, lo siento muy cansado, es mi primera vez .
—Hasta me dan ganas de chupártelo. —Me ruboricé al escuchar tal halago.
Él se acercó a mi ano dilatado, y metió su lengua dándome una caricia profunda dentro del ano, fue algo tan hermoso lo que sentí, me daban ganas de llorar de lo lindo que se sentía su lengua lamiéndome por dentro del ano. Él se levantó y me dio un delicioso beso de lengüita.
—Gracias mamacita que rico es coger contigo. —Me dijo muy apasionado.
—Gracias a ti amor, que buena cogida me diste.
—Cuando gustes, ya sabes que aquí estoy a tus ordenes preciosa.
—Vas a ver que un día de estos, te visito de sorpresa. —Le dije mirándolo con mis ojos brillosos de satisfacción.
Comencé a vestirme, pero ahora con la ropa que llevaba en la mañana, ya que no podía llegar a mi casa tan provocativa, así que el me miró y sonrió pues supo me había vestido provocativa solo para él. Después me despedí y quedé de visitarle pronto.
En eso que nos estábamos vistiendo llegaron los otros trabajadores y abrieron la puerta, nos encontraron a el poniéndose su camisa y a mi acomodándome mi ropa, a lo que dijeron, que hacían y porque tenían la puerta cerrada.
Yo contesté, estábamos haciendo inventario de la bodega, a lo cual el asintió con la cabeza, pero ellos se me quedaron viendo fijamente y exclamaron -mmm casual- era obvio que no me creían pues estaba despeinada, con los ojos rojos de llorar y el rimel escurrido con semen en la cara y mi cabello, toda sudada y mi labial todo embarrado en mi cara y un poco en la boca y cuello del mecánico ah y por si fuera poco una de mis tangas en el piso.
Me ruborice y me agaché por mi tanga rápido y les dije adiós rápidamente y me encaminé a mi casa
Al salir los mecánicos le preguntaron te cogiste a la hija del patrón, alcancé a escuchar mientras yo salía del taller
El contestó, sí, la hice mía y está bien rica, le rompí el culo
Todos emocionados empezaron a gritar como locos de la impresión
Una vez que salí del taller el mecánico me alcanzó y me dijo pásame tu número, a lo que yo pregunté para que y me dijo para invitarte a salir y yo le dije para cogerme?
Y respondió, sí también, pero quiero invitarte a salir para conocerte, no sólo quiero que seas mi puta, quiero que seas mi novia y un día casarme contigo, me gustó la idea, así que le pasé mí número y me dijo te llamo para acordar, me tomó de la cintura y me besó, yo le correspondí el beso y me fuí
Esa noche fui a la cama sin bañarme, me acosté desnuda y disfruté acariciando mi cuerpo entre las sábanas, me sentía plena, ese hombre me hizo sentir mujer, me quedé dormida gozando del semen que el mecánico eyaculó en mi interior, así como del olor que las manchas de grasa y aceite de motor habían dejado en mi cuerpo.
Huele muy rico tu perfume, eres una zorrita muy fina. Eso me causó más excitación, era como si mi exesposo estuviera ahí viéndonos y yo entregándome a un desconocido frente a él.
El Sr me soltó por un momento y retiró las cosas que tenía sobre la mesa metálica, se acercó a mí de frente y me tomó de las nalgas, las abrió y me cargó, yo lo abracé mientras el caminaba para llevarme a la mesa, me sentó ahí sobre las manchas de grasa y aceite de coche mis nalgas y mi vagina se mancharon y eso me hizo sentir muy cachonda. Me recosté boca arriba y el me jaló de las piernas para llevar mi culo hasta la orilla de la mesa, y de un tirón me quitó mi tanguita que era lo único que me hacía sentir protegida en ese momento, me sentí completamente desnuda, vulnerable, y tremendamente excitada, ese hombre estaba tomando el control después de haberlo estado provocando y calentando tanto.
Permanecí recostada sobre la mesa boca arriba y con mi culo hasta la orilla, el mecánico abrió mis piernas y se lanzó sobre mi vagina introduciendo su lengua, muy adentro, sentía como la movía dentro de mis paredes vaginales era delicioso sentir su lengua devorándome por dentro, me lamía los labios internos y externos como un experto, de pronto una sensación estremecedora me hizo comenzar a gemir, el mecánico estaba pasando su lengua deliciosamente por mi clítoris, yo por mi cuenta me acariciaba los senos y frotaba mis pezones, comencé a llorar, fue un sentimiento muy lindo, me sentí querida por ese hombre.
El mecánico se detuvo y supe que estaba por venir lo mejor, esa verga estaría dentro de mí. Yo seguía recostada sobre la mesa boca arriba, el mecánico estaba de pie a la orilla y levantó mis piernas y las puso sobre sus hombros, les confieso que sentí mucho temor pues tenía una verga muy gruesa y larga, más que otra que hubiera visto. Y esa posición con las piernas al hombro permite una penetración muy profunda, sentí como acercó la punta de su verga y la coloco justo a la entrada de mi vagina lubricada. Y con sus manos sucias de grasa, me tomó de las piernas, eso me confirmó que me iba a jalar hacia el para ensartarme de un empujón. El mecánico me miró a los ojos de manera morbosa y con un deseo de cogerme violentamente, yo sabía que era el resultado de mi seducción, estuve provocándolo mucho, así que simplemente le respondí viéndole a los ojos.
—¡Cójame!
Apenas pronuncié esa palabra el mecánico me jaló fuertemente hacia él, al mismo tiempo que de un fuerte empujón me penetró hasta el fondo, sentí como su verga gruesa y larga, se abrió paso entre mis paredes vaginales, hasta que topó en el fondo de mi vientre, fue una ensartada tan deliciosa y violenta, que me arrebató un fuerte gemido de placer y dolor.
—¡Aaaaahhhhh!
Estoy segura que se escuchó hasta la calle. Yo lo miré con mis ojos llorosos, tremendamente excitada, y el sacó su verga por completo, para volver a penetrarme fuertemente hasta el fondo en repetidas ocasiones.
¡Aaaahhh! ¡Aaaahhh! ¡Aaaahhh!
Yo solo podía escuchar el rechinido de las patas de la mesa que se movía cada que me penetraba, lo hacía con mucha fuerza, se escuchaba el impacto de su cuerpo contra mis nalgas, era una penetración frenética, se sentía tan delicioso cada que entraba y salía de mi interior, comencé a sentir un calor en mi vientre que me causaba un sentimiento de debilidad, de indefensión ante esa bestia que estaba matándome en cada embestida. Era como un animal, sentía que su verga iba a mover el dispositivo intrauterino que llevaba dentro. El hombre jadeaba de deseo, me sentí tan plena de ver a ese hombre desahogando sus ganas conmigo, estaba satisfaciéndose totalmente sin importarle si me lastimaba, él solo quería cogerme, yo comencé a acariciar mi cuerpo, sentía mi piel muy sensible, recorrí mi abdomen suavemente hasta llegar a mis senos y los acaricié, queriéndome a mí misma mientras ese hombre me cogía, sentí mis pezones sensibilizarse aún más, se pusieron duros, mis senos eran unas montañas a la vista de aquel hombre.
—¡Aaahhh! ¡Que ricooo! ¡Más rápido! ¡Aaahhh! ¡Cógeme más fuerte! ¡Cógeme!
Él aceleró el ritmo y me empujaba con más fuerza, yo comencé a gemir sin parar pues estaba sintiendo que me iba a venir, el abdomen se me contrajo y mis piernas comenzaron a temblar sobre sus hombros, sentí erizarse mi piel y mis pezones, sabía que ya me estaba viniendo cuando un calor delicioso en mi vagina me hiso entrar en llanto, era un fuerte sentimiento, me sentí plena entregándole mi cuerpo a ese hombre. Él continuaba embistiéndome brutalmente, cada que me penetraba sentía como topaba en mi interior y mi cuerpo se estremecía.
—¡Aaahhh! ¡Aaahhhaaa! ¡Aaahhh! ¡Así papi! ¡Aaahhh!
—¿Te gusta preciosa?
—¡Aaahhh! ¡Sí me encanta! ¡Aaayyy que rico! ¡Que rico!
De pronto sentí como la punta de su verga, me disparaba chorros de semen caliente por dentro, el dejó su verga hasta el fondo de mi vientre durante algunos segundos.
—¡Ah! ¡Ah! —El mecánico jadeaba fuertemente de placer y yo sufría contracciones vaginales acariciando su verga en mi interior.
—¡Tienes perrito en tu vagina preciosa! —Me dijo muy sorprendido y excitado.
—¡Sííí! ¡Aaahhhh! ¿Le gusta, siente rico como aprieto?
—Sí, preciosa. Te la comes bien rico.
Después retiró su gruesa verga y pude sentir como el semen se derramaba entre mis labios vaginales. El hombre terminó satisfecho y cansado, yo por mi parte totalmente complacida, secándome las lágrimas producto del placer que sentí en ese orgasmo y con mi panocha adolorida
Yo que seguía recostada en la mesa, me senté a la orilla y el tomándome de la cintura me bajó con cuidado pues yo estaba aún entumecida. Lo abracé con mi cuerpo desnudo y le di un beso de lengüita, pues estaba muy feliz, me hizo sentir mujer, lo hizo fuerte, con ganas, me cogió como nadie me lo había hecho.
El seguía disfrutando de mi cuerpo, estando yo de pie me lamia desde los pies a la cabeza, me besaba y chupeteaba el culo, sentí como me abrazo de frente llevando sus manos por atrás para abrirme las nalgas, comenzó a dedearme el ano, yo lo miré morbosamente.
—¿Te gustaría meterme la verga por el culo? —Le pregunté sensualmente, aunque con un poco de temor a que él fuese a pensar que yo era una enferma pervertida.
—Sí mamacita, desde que te conocí la primera vez, me dieron ganas de meterte la verga bien duro por el culo.
Cuando me dijo eso, me sentí muy excitada. Saber que ese hombre me quería complacer analmente avivó la lujuria en mí. Enseguida tomé mi bolso y saqué el lubricante anal para aplicármelo y quedar muy lubricada, después me fui caminando hacia uno de los vehículos que estaban adentro del taller, me incliné extendiendo mis brazos y dejando mis senos bien pegados sobre el cofre del vehículo, dejé mi espalda arqueada hacia abajo y levanté las nalgas para quedar empinada abriendo mis piernas que lucían preciosas manchadas con grasa y aceite, modelando con mis tacones negros altos de correas, cual si fuera poster de taller mecánico. Yo estaba invitando a ese hombre rudo a penetrarme por el culo.
El mecánico agarró una botella de aceite automotriz y se lubricó los dedos, se acercó y me lamió el ano de una forma deliciosa, para después lubricarme el culo con sus dedos aceitados, se me contraía el abdomen de la sensación tan excitante que me provocaba. El mecánico se acomodó detrás de mí y colocó la punta de su verga en la entrada de mi ano.
—¡Soy toda tuya papi, méteme la verga por el culo!
Entonces él me tomó de la cintura muy fuerte y me jaló hacia atrás contra su verga, a la vez que de un solo empujón me penetró analmente hasta el fondo aventándome contra el cofre, pude sentir la sensación de que una verga entrara por mi culo abriéndose paso en mi interior violentamente. Sentí una fuerte punzada, ese dolor desgarrador característico del sexo anal sin dilatación previa, cuando su verga topó en mi interior sentí que me rompía, fue tan excitante y doloroso a la vez. El mecánico siguió penetrándome analmente muy duro, cada que me la metía sentía como topaba hasta el fondo, empujándome contra el cofre yo estaba llorando y gritando sin parar, mi llanto se hizo presente, no pude evitarlo estaba derramando lagrimas saladas con mi rímel escurriendo, gritaba tan fuerte y de forma desgarradora, con mi llanto entrecortado, la gente que pasaba por la calle debió escuchar los gritos e irse de paso, mi corazón latía muy fuerte y sentía reventado el culo, me ardía mucho, era mi primera vez anal. Hasta que perdí las fuerzas, sentía que me desmayaba, mis piernas estaban entumidas no podía seguir de pie, estaba rendida con mis senos sobre el cofre.
—¿Estas bien hermosa? —Él mecánico se detuvo por un instante.
—Sí, me duele mucho, pero es normal. Soy masoquista y disfruto que me duela mucho.
Él continuó ensartándome su verga sin piedad, mientras yo le gritaba cachondamente.
—¡Ay que rico papi! ¡Sí, méteme la verga bien duro! ¡Así, papi, así! ¡Más rápido! ¡Rómpeme mi culo! ¡Se siente rico papi! ¡Que rico! ¡Ay! ¡Así! ¡Aaayyy! Mátame con tú verga, parteme a la mitad
Él lo hacía brutalmente me causaba dolor y yo lo gozaba, era un objeto de placer para él, con el que estaba satisfaciéndose como un animal. Sentí que me ardía el culo como si tuviera cortadas, sabía que ya estaba teniendo mi sangrado anal que había deseado tanto, pues me da una sensación de dolor y placer ya que la sangre me genera fricción y me arde, lo que me excitó más y le grité mientras gemía.
—¡Ay papi que rico! ¡Así, me duele mucho! ¡Que rica verga mi cielo! ¡Desgárrame el culo! ¡Que rico me sangra el culo! ¡Sí! ¡Así! ¡Cógeme más profundo papi!
Ese hombre aguantaba mucho con la verga erecta, después de media hora por fin escuché los jadeos del mecánico y sentí como sacó su verga ensangrentada para darme un último empujón hasta el fondo, el mecánico disparaba chorros de semen caliente dentro de mí, apretándome fuerte contra él durante unos diez segundos, lo que me lastimó mucho por dentro, pues el seguía moviéndose restregándome su verga y abriéndome las nalgas muy fuertemente como si quisiera llegar más adentro para lastimarme. Me sentía violentada con la punta de su verga topándome.
—¡Que rica estás zorrita! —Me dijo muy excitado.
Me abrazó y apretó mis senos con fuerza lastimándome y pellizcando mis pezones, me beso el cuello, en ese momento comencé a llorar entre dolor y de sentimiento femenino, sentía mucho calor en mi vientre y mi piel erizada y sensible pues ese hombre duro mucho penetrándome y me sentí muy vulnerada eso fue algo que estúpidamente me hizo sentir querida, ese hombre había gozado de mi culo, me había cogido con todas sus fuerzas desquitando sus ganas conmigo. En ese momento un calor arrobador envolvió mi cuerpo, me sentí plena.
Cuando el mecánico saco su verga manchada de sangre y aun erecta de mi culo, sentí como se escurrió su semen mezclado con mi sangre anal entre mis piernas.
sentí como el chorro de semen con sangre que me dejó adentro de mi culo se escurrió, bajando lentamente, pasando por mi panocha que también estaba llena de semen.
—Ay zorrita que rico se te ve ese agujero bien abierto.
—Sí, está bien abierto, lo siento muy cansado, es mi primera vez .
—Hasta me dan ganas de chupártelo. —Me ruboricé al escuchar tal halago.
Él se acercó a mi ano dilatado, y metió su lengua dándome una caricia profunda dentro del ano, fue algo tan hermoso lo que sentí, me daban ganas de llorar de lo lindo que se sentía su lengua lamiéndome por dentro del ano. Él se levantó y me dio un delicioso beso de lengüita.
—Gracias mamacita que rico es coger contigo. —Me dijo muy apasionado.
—Gracias a ti amor, que buena cogida me diste.
—Cuando gustes, ya sabes que aquí estoy a tus ordenes preciosa.
—Vas a ver que un día de estos, te visito de sorpresa. —Le dije mirándolo con mis ojos brillosos de satisfacción.
Comencé a vestirme, pero ahora con la ropa que llevaba en la mañana, ya que no podía llegar a mi casa tan provocativa, así que el me miró y sonrió pues supo me había vestido provocativa solo para él. Después me despedí y quedé de visitarle pronto.
En eso que nos estábamos vistiendo llegaron los otros trabajadores y abrieron la puerta, nos encontraron a el poniéndose su camisa y a mi acomodándome mi ropa, a lo que dijeron, que hacían y porque tenían la puerta cerrada.
Yo contesté, estábamos haciendo inventario de la bodega, a lo cual el asintió con la cabeza, pero ellos se me quedaron viendo fijamente y exclamaron -mmm casual- era obvio que no me creían pues estaba despeinada, con los ojos rojos de llorar y el rimel escurrido con semen en la cara y mi cabello, toda sudada y mi labial todo embarrado en mi cara y un poco en la boca y cuello del mecánico ah y por si fuera poco una de mis tangas en el piso.
Me ruborice y me agaché por mi tanga rápido y les dije adiós rápidamente y me encaminé a mi casa
Al salir los mecánicos le preguntaron te cogiste a la hija del patrón, alcancé a escuchar mientras yo salía del taller
El contestó, sí, la hice mía y está bien rica, le rompí el culo
Todos emocionados empezaron a gritar como locos de la impresión
Una vez que salí del taller el mecánico me alcanzó y me dijo pásame tu número, a lo que yo pregunté para que y me dijo para invitarte a salir y yo le dije para cogerme?
Y respondió, sí también, pero quiero invitarte a salir para conocerte, no sólo quiero que seas mi puta, quiero que seas mi novia y un día casarme contigo, me gustó la idea, así que le pasé mí número y me dijo te llamo para acordar, me tomó de la cintura y me besó, yo le correspondí el beso y me fuí
Esa noche fui a la cama sin bañarme, me acosté desnuda y disfruté acariciando mi cuerpo entre las sábanas, me sentía plena, ese hombre me hizo sentir mujer, me quedé dormida gozando del semen que el mecánico eyaculó en mi interior, así como del olor que las manchas de grasa y aceite de motor habían dejado en mi cuerpo.
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