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Resort Sexual - Capítulo 13

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13. Capítulo 13

Día 13. Por la mañana

Por la mañana, sonó un aviso por la megafonía del Resort. Mientras abría los ojos, escuché una voz femenida decir "Buenos días, señores clientes. Empieza el día de sexo abierto en todos los rincones del resort. Podrán ir desnudos y mantener relaciones sexuales allá donde les apetezca. No olviden actuar con responsabilidad. Que disfruten de su día.

Me desperecé, estirándome con fuerza, y en ese momento, sentí que alguien se tumbaba sobre mi. Era Irina, que trepaba sobre mi cuerpo. Me dio un beso y su lengua recorrió mis labios.

"Buenos días, mi amor"

"Hola, princesa. Oye, ¿y Matt?"

"Me dijo que para el día de hoy quería irse a su habitación temprano y darse una ducha", me contó. "Y eso nos dejaba solitos así que le dije que me parecía bien", sonrió. "JP... ¿podemos follar? ¿O prefieres reservarte para hoy?"

"Depende. ¿A ti te apetece?"

"Me apetece hacerte feliz", dijo con una sonrisa.

"¿Y yo te hago feliz a ti?", le pregunté. Llevaba días con esa pregunta en la cabeza. Ella me miró, extrañada.

"¿Por qué dices eso?"

"Porque al principio hablábamos más, pero... últimamente tengo la impresión de que solo follamos."

"Me voy a ir a vivir contigo. Y con Andrea. Y con Matt y Luna y Elena. Estoy encantada. De verdad. Te-quie-ro", dijo mientras me daba un toquecito en la nariz a cada sílaba.

"En ese caso, dime qué te haría feliz", le pedí.

"Me gustaría volver a tomar el control... pero no como anoche", me dijo.

Me volvió a besar y sentí que frotaba su coñito contra mi polla. Poco a poco se me fue poniendo dura para ella. Yo notaba que Irina estaba muy húmeda, la sentía contra mi pubis. Sin yo tener que moverme, ella se llevó mi falo a su rajita y se la metió suavemente.

"Ohhhhh... esto me gusta" suspiró mientras se movía suavemente.

"A mi me gusta esto", dije mientras le tocaba el culo.

"Toca todo lo que quieras... pero déjame llevar el ritmo", me pidió, y volvió a besarme mientras se movía arriba y abajo de mi polla. Sus caderas iban a buen ritmo. Llevé las manos a sus tetas y las masajeé. Jugué con sus pezones y ella gimió.

"¡Ah! ¡JP! ¡Cuidado!", gimió. "¡Los tengo sensibles!"

"¿Ah, sí?", pregunté con malicia. "¿Cómo de sensibles?"

Les di un suave mordisquito.

"¡Me vas a volver loca!", suspiró Irina. Sus caderas empezaron a moverse más rápido. "¡Aahhh! ¡Aahhh! ¡JP, me encantas...!"

"Voy a correrme, Irina... ¡me corro!"

"¡Sí, amor, córrete! ¡Córrete conmigo!", me pidió.

Me corrí dentro de ella. Le vi esa sonrisa de satisfacción mientras se recuperaba. El primer polvo de la mañana se había dado de maravilla. Desmontó de mi y nos quedamos unos minutos solo disfrutando del silencio y la compañía mutua.

"¿Vamos a por café?", me preguntó Irina. "Tengo muchas ganas de ver qué está haciendo la gente"

"Vamos", le dije.

Nos levantamos.

"¿Qué haces? ¡Tenemos que ir desnudos!", me recordó Irina. Yo estaba a punto de ponerme el bañador.

"Pues es verdad. Salgamos pues"

Cuando llegamos a la puerta, nos dimos cuenta de que el servicio de limpieza había cambiado el clásico cartel de "No molestar" por dos más apropiados: "Si la puerta está abierta, ¡QUIERO FOLLAR!" y "Si la puerta está abierta, ¡PUEDES MIRAR! Sonreímos. No dejamos nada puesto.

Dimos un paseo por su pasillo. La gente empezaba a ponerse las pilas con el follar. Al lado del dormitorio de Irina había una fila de tres chicos que esperaban, donde estaba el cartel de follar. Pedimos permiso para asomarnos un momento, y vimos a una chica tumbada a cuatro mientras otro joven se la metía a buen ritmo.

"¡Más rápido! ¡Sí! ¡Dame fuerte!", le pedía. El chico tenía la cara completa de satisfacción.

Salimos de allí y nos asomamos a otra habitación que tenía el cartel de mirar. Un grupo de cuatro veinteañeras miraban a un chico un poco mayor que ellas pajeándose, de rodillas en la cama, y apuntando hacia todas ellas. Ellas tenían una carita de fascinación.

"Espera", me dijo Irina, "creo que va a correrse"

"¡Me corro, nenas!", exclamó.

"¡Yo quiero!", dijo una morena con gafas.

El chico apuntó hacia ella y vimos en directo cómo la rociaba con su semen, cayendo sobre su cara y sus tetas.

"¡Guau, Marta! ¡Qué pinta de puta!", exclamó otra.

"¿A que si?", preguntó Marta. "¡Uy! ¿Vosotros queréis algo?", preguntó la tal Marta mirándonos a Irina y a mi.

"No, gracias. Disfrutad", les dije, y nos fuimos de allí.

"¿En serio? ¿No te apetece correrte sobre ella?", me preguntó Irina.

"Nah, ahora no. De momento solo estoy mirando", le dije.

"Mi niño no se puede quedar con ganas. Se te ha puesto dura mirando", dijo. Estábamos en el ascensor.

"Bueno, era excitante"

Sonrió. Entramos en el ascensor, y después de picar el botón de la planta baja, se puso de rodillas y empezó a chupármela.

"¡Irina!"

Ella no respondió. Se limitó a darme una buena mamada mientras llegábamos a la planta baja. Cuando sonó la campanilla, entró una pareja de hombres. Nos bajamos, y cuando empezaron a subir, debió parecerles buena la idea de Irina, pues nos dio tiempo a ver que uno se la empezaba a chupar a otro.

El vestíbulo era también un espectáculo. Las cuatro recepcionistas estaban gozando en aquel momento. La primera se acariciaba el coñito mientras se la chupaba a otro que juraría que era de la seguridad del resort. La segunda disfrutaba de una amante que le comía el coño con verdadera pasión. La tercera se había puesto en cuatro en su silla mientras otro se la follaba con ganas, y la cuarta le chupaba el culo a ese chico. En los sofás, una chica rebotaba sobre un amigo (o lo que fuera) a buen ritmo mientras se estrujaba las tetas. Al lado de la puerta, el de seguridad era follado por otro joven bien dotado.

"¿Sabes, JP? Esto se parece más a lo que yo pensaba cuando vine de vacaciones", dijo Irina. "¿Vamos a por Elena?"

Asentí. A ver qué tal se lo estaba pasando ella. Di las gracias cuando al pasar por la enfermería no había nadie montándoselo en la máquina de los rayos X. Nos acercamos al despacho de Elena, y nos asomamos. Ella estaba sola, pero completamente desnuda, con las piernas sobre la mesa y un satisfyer dándole alegría.

"Aah,,, aah...", gemía. "¡Coño, qué susto!", dijo cuando nos vio entrar. Detuvo el juguete. "¿Qué tal lleváis el día del sexo libre?"

"Aún no hemos empezado", le dije, apoyándome en su mesa. Sus ojos se posaron en mi erección.

"Ayúdame a convencerle, Elena. El día es corto", dijo Irina.

"Ya lo sé. Me lo tomo con calma", dije. "Es más, creo que a Elena le gusta que hayamos venido a verla..."

Me acerqué a ella, con mi erección apuntando a su cabeza. Vi que se lamía los labios.

"Pide... y lo haré...", me dijo.

"Ponte de rodillas", le dije con expresión autoritaria. Sonreí.

Elena se dejó caer de la silla al suelo. Irina apartó la silla y se puso tras Elena, quitándole los pelos de la cabeza. Elena envolvió con sus labios mi polla, y empezó a mover la cabeza adelante y atrás.

"Oh, sí..."

Su lengua se ocupaba de la parte inferior de mi polla mientras me la chupaba con experiencia. Ella no mostraba vacile y fácilmente chupaba toda la longitud de mi picha. Mis piernas temblaron mientras me la mamaba con mético, su cabeza caía hasta tragarla por completo antes de alzarse y volvérmela a chupar. Irina le sujetaba el cabello en una coleta improvisada. Le brillaban los ojos mientras veía a Elena chupármela. La nariz de Elena se frotaba contra mi pelvis cuando me hacía una garganta profunda, una y otra vez.

"Joder, Elena, si sigues haciéndomelo así..."

Ella no dio señales de ir más lento, miró hacia arriba con ojitos de puta. Sus suaves labios apretaron mi polla mientras me la chupaba. Un pequeño gemido escapó de sus labios mientras se la metía y sacaba de la boca. Cerró los ojos mientras mi polla se deslizaba en su garganta. Me sentí en el límite e intenté advertirla.

"¡Elena, me corro!"

Elena chupó toda mi polla, su lengua trabajaba para exprimirme la lefa. Intenté contenerme, pero no pude detenerme mientras me corría dentro de su boca. Ella tragó tanto como pudo, pero se le escapó por la comisura, cayendo sobre sus tetas. Al final se la sacó, lamiéndose los labios.

"Eso sí que es una buena carga, JP", suspiró Elena. "¡Aaaaah!"

Irina había empezado a meterle los dedos mientras chupaba la lefa que quedaba sobre las tetas de Elena.

"JP, esto me va a llevar un rato... ¿por qué no te das un paseo?", me propuso Irina mientras seguía dando placer a Elena. "Pásalo bien por allí"

Yo asentí. Las dejé con su sexo lésbico mientras yo me movía. A ver qué tal estaba la cosa por fuera.

Día 13. Media mañana

Salí al exterior. Aquello era un espectáculo de sexo en vivo. Allá donde mirase había gente follando. De fondo solo se oía a la gente gemir y suspirar.

Pasé cerca de un banco. Siete chicos hacían fila mientras acariciaban la polla del que tenían delante. Estaban esperando a que el octavo terminase de follarse a un noveno. Vi justo el momento en el que se corrió, y en ese momento, el follado se levantó de allí, y el que se la había metido ocupó su lugar. El siguiente en la fila empezó a metérsela.

Un poco más lejos, en una amplia toalla del suelo, dos gemelas que se sostenían por las manos se ofrecían para tener sexo. Una pelirroja se acercó a ellas y empezó a comerle el coño a una. La otra vio que yo la miraba, y me hizo un gesto con el dedo para que me acercase.

"¿Me follas?", preguntó.

"Claro", dije.

Tiré de sus piernas hacia arriba y con cuidado se la metí. Ella gimió.

"No te contengas, toro... fóllame duro", me pidió ante mis primeros compases lentos.

Apoyé las manos en el suelo y empecé a mover las caderas con ganas. Gruñí. Sexo muy duro, no estaba acostumbrado. Me había habituado a mis parejas. Pero esa putita solo quería que se la metiera. Se enganchó a mi cuello y movió las caderas a mi ritmo.

"Aaaah, síííí... duele un poco me gusta...", gimió. "Aaaah, sí, pero... no te... corras... dentro..." pidió.

"¿Seguro?", pregunté. No me quedaba mucho para correrme. Ella asintó.

"Por favor... dentro no..."

En ese momento se la saqué y empecé a pajearme apuntando hacia ella. La chica se acarició las tetas para mi, y apunté a su cara. Me corrí sobre ella, y luego sobre sus tetas y su tripa.

"Qué sexy te ves, hermana", dijo la otra y empezaron a intercambiar un beso. Qué maravilla de día.

Me levanté y me fui de allí. Era extraño, aquello era como un buffet libre de sexo, tan libre que no sabía ni a dónde acercarme. De ese modo, mis pies me llevaron al gimnasio, dentro del cual, me llevé una grata sorpresa. El chico del patido de volleyball de ayer estaba allí. Y me reconoció.

"Hola, tiarrón", dijo, y me plantó un beso. "¿Buscando con quién follar?"

"Sí. ¿Y tú?"

"Ahora ya no", sonrió. "Vamos a las duchas"

Me llevó directo a los vestuarios. Pasamos por delante de un vigoréxico al que le estaban haciendo una mamada. Tres chicas se sujetaban a las espalderas mientras un joven se las iba follando por turnos. Abrí los ojos cuando vi a dos parejas, dos chicos y dos chicas, pedaleando en las bicicletas estáticas, con un dildo cada uno ensartado en sus culos.

"Me quedé con ganas de que me follases", dijo el chico. "Espero que merezca la pena"

"¡Ya verás cómo sí!"

El chico abrió el grifo del agua y esperó a que nos cayese a buena temperatura antes de abrir su culo para mi, tendido en el suelo.

"¿A qué esperas?", me apremió.

Yo me agaché y se la metí con sorprendente facilidad.

"¡Oh, sí! ¡Esperaba a un semental como tu!"

Su culo parecía succionarme la polla.

"Joder, tu culo es increíble"

"Bien, dale un buen uso entonces", dijo travieso.

Empecé a empujar mis caderas, manteniendo una mano en la curva de su culo. Su piel era suave y cálida en mi mano mientras mi polla entraba y salía de su ano.

"¡Eso es, semental! ¡Me encanta! ¡Fóllame, sí!"

Él gemía de placer mientras mi polla entraba más proundamente en su culo al parecer prelubricado. Su cuerpo se balanceaba hacia atrás con la fuerza de mis embestidas. Su espalda se arqueaba de placer mientras yo se la metía.

"Sí, necesitaba esto...", gimió.

Me di cuenta de que algunos venían a ver lo que estábamos haciendo, pero yo solo podía ocuparme de él. Podía sentirme cerca, su culo prácticamente me exprimía para el clímax.

"Me voy a correr pronto..."

"¡Lléname! ¡Dame esa leche caliente!"

No me lo tenía que decir dos veces. Se la metí en ese delicioso culo hasta que descargué mi lefa.

"¡Oh, sí! ¡Amo tu semen! Podría acostumbrarme a esto..." suspiró.

Me di cuenta de que él mismo se había corrido solo por mi follada, y su semen escurría con el agua.

"¿Estás bien?", pregunté mientras me recuperaba.

"Sí... ahora ya me has dado lo que me debías", rió.

Aprovechamos el agua para asearnos un poco y volvimos a salir de allí.

Me dirigí ahora a la playa. Pasé por delante de un grupo de ocho amigos, cuatro chicos y cuatro chicas. Ellas jugaban a rebotar sobre las pollas de ellos, y se iban cambiando cada pocos minutos. Un chico se me acercó y me ofreció hacernos una paja cruzada. Acepté y empecé a agitar su polla mientras él masajeaba la mía. Estuvimos a punto de caernos mientras nos pajeábamos mutuamente de pie, pero logré hacerle acabar primero y luego yo me corrí sobre su pecho. Otro chico se acercó y se ofreció a limpiarnos con la lengua, y nos dejamos.

Cuando llegué a la playa, vi que una chica me miraba con interés. Me acerqué a ella, y le pregunté si me la podía chupar. Sin responder con palabras se arrodilló y empezó a mamármela, hasta que me hizo acabar con su delicada boquita. Di un paseo, pero los que no estaban nadando estaban follando. O las dos cosas. Y era peligroso, el socorrista estaba enculando a una chica que gemía de modo tan erótico que casi me dieron ganas de quedarme y ver cómo acababa. Pero alguien llamó mi atención, de cuerpo pequeño y grandes tetas.

"¡JP!"

Era Dara, la amiga de Nico. Me acerqué a ella, y me dio un beso en la boca.

"¿Qué tal lo estás pasando?", me preguntó.

"De maravilla", le dije. "Hoy es un gran día, ¿no?"

"Sí. Me lo estoy pasando genial."

"Se me hace raro no verte con Nico", le comenté.

"¿Quieres follártelo? Me temo que está muy ocupado hoy. Mira"

Señaló un punto a media distancia. Vi a Nico, agachado hacia adelante, con un chico dándole por el culo y otro follándole la boca.

"Seguro que si me acerco me haría una paja", bromeé. "Pero la verdad, como te he encontrado a ti... me gustaría hacer algo contigo", le dije.

"¡Le gusto a JP! ¡Le gusto a JP!", dijo Dara, dando saltitos de alegría. "Dime qué quieres hacer y soy tuya"

"Pues me gustaría saber lo que pueden hacer esas tetas", le dije

"Oh, ¿estas?", dijo Dara mientras se las acariciaba. "¿Quieres mis suaves melones alrededor de esa polla tuya?"

"Sí, por favor"

"Muy bien, pues siéntate", dijo riendo.

Localicé a mi espalda una banqueta de playa y me senté en ella, con mi polla ya endurecida. Dara puso una toalla y se arrodilló entre mis piernas, envolviendo con sus tetas mi picha.

"¿Así, JP?"

"Mn, sí, justo así"

Ella me sonrió mientras apretaba sus tetas, añadiendo presión a ambos lados de mi polla. Yo gemí, involuntariamente empujando mis caderas ligeramente. Con un brillo en sus ojos, empezó a mover los pechos arriba y abajo por la longitud de mi polla. Eran increíblemente suaves, y envolvían mi polla con facilidad con una firmeza flexible. La suave piel de sus tetas se deslizaba por completo arriba y abajo de mi polla.

"Joder...", suspiré.

"Jeje... son buenas, ¿a que sí?"

Con cada movimiento que hacía, sus tetas añadían presión en mi polla. Apretaba mi polla hacia arriba, como si trabajase para exprimirme el semen. Trabajó mi picha por varios minutos, sos ojazos azules miraban mis reacciones con alegría. Mis bolas se tensaron y sentí una gran necesidad de correrme. Mis pequeños movimientos de cadera se tocaban con los movimientos de sus tetas, y sentí que aumentaba la presión. Empecé a jadear mientras intentaba mantener el control sobre mi mismo, pero no fue posible. Ella apretó sus tetas más fuerte y las soltó de pronto, solo para volver a envolver mi polla de nuevo. Ella sabía lo que hacía, pero yo no podía aguantar más.

"Da-Dara... me corro..."

"Hazlo, JP, córrete en mis tetas..."

Dara sonrió cuando se me tensó el cuerpo y descargué mi lefa sobre ella. Mi semen se disparó hacia arriba antes de esparcirse sobre sus tetas.

"Ja, ja, ja, has dejado salir mucho, JP. Mis tetas deben gustarte mucho, ¿no?"

"Joder, es la mejor paja con las tetas que me han hecho en la vida", suspiré.

"Bueno, a mi también me ha gustado hacértela. Esa cara que ponías cuando intentabas no correrte... ¡pero mis tetas son impresionantes!"

Nos reímos. Dara empezó a frotarse mi lefa contra sus tetas, como si fuera una loción solar. Y no se me escapó que me seguía mirando la polla, que ante ella era incapaz de perder la erección.

"Oye... ¿y si te pones a cuatro patas y te doy lo que necesitas?", le propuse.

Dara soltó una risita.

"Sí, me gusta como suena eso"

Se puso en posición para mi, levantando el culo. Yo bajé de la banqueta y me puse tras ella, deslizando mi polla en su coño mojado. Entró fácilmente en su chochito, que me dio la bienvenida a su interior.

"¡Mmnf! ¡Eso es, chico grande! ¡Lo necesitaba de verdad! ¡Dámelo!"

No me lo tenía que decir dos veces, y empecé a mover mis caderas metiéndosela y sacándosela. Dara gemía mientras yo se la iba metiendo más y más profundo.

"¡Oh, sí! ¡Eso es, justo así!"

Mis pelotas chocaban contra ella mientras yo me follaba su coñito, y su cuerpo se movía al ritmo de mis acometidas.

"¡Lo tienes muy apretado, Dara!"

"¡No, tú la tienes muy grande! ¡Fóllame! ¡Fóllame con esa gruesa y firme polla!"

Aumenté el ritmo, metiéndosela en su coño con más fuerza. Sus gemidos y suspiros me ponían más cachondo. Dara miró hacia atrás, pidiendome con la mirada que siguiera.

"¡Dara, estoy muy cerca!"

"¡Ah! ¡Hah! ¡Y-Yo también, JP! ¡Joder! ¡No pares, no pares!", me pedía. "¡Córrete dentro de mi, JP! ¡Nos tenemos que correr a la vez!"

"¡Me corro!"

"¡Dámelo!"

Me corrí directamente dentro de ella, toda mi carga, y ella gimió cuando se corría a la vez. Podía sentirla mojar mis caderas mientras su cuerpo se estremecía de placer, sus caderas se retorcían durante el orgasmo.

"¡Síííí... eso era lo que necesitaba! Hah... Gracias, JP"

"El placer ha sido mío", reí.

"Creo que Nico va para largo... ¿me acompañas a comer algo?", me preguntó.

"Claro. Vamos, yo también empiezo a tener hambre"

Día 13. Después de comer

Llegamos a la zona de restauración, donde nos separamos. Ella quería una hamburguesa, yo fui a por un sándwich. Me atendió una belleza de cabellera morena, uniforme amarillo y gorra blanca. Y yo estaba solo en su puesto.

"¿Qué quiere que le ponga?", me preguntó.

"Tres sándwiches, una Coca-Cola... y a ti".

"¿A-A mi?", preguntó avergonzada.

"Perdone, no la quería ofender"

Pero se puso colorada.

"Vente conmigo", me dijo de pronto.

Puso el cartel de "Vuelvo enseguida" y me llevó al cuarto trasero.

"Tiene que ser rápido, ¿qué te apetece?"

"Pues una mamada rápida"

"De acuerdo, pero no te puedes correr en mi uniforme"

Se puso se rodillas frente a mi y yo me topé con la pared a mi espalda. Ella tomó mi polla en su boca. Era metódica, profesional, y sentía su lengua jugando con mi polla. No me llevó mucho que se me pusiera dura en su boca.

"Eres increíble..."

Ella no respondió, simplemente movió su cabeza arriba y abajo de mi erección. Sin poder evitarlo empecé a mover mis caderas hacia su boca, demandando que la usara más para satisfacerme.

"Joder. Tu boca se siente increíble en mi polla"

La gorra me tapaba la vista, pero estoy seguro de que ella hizo un gesto con sus ojos. Ella no dejó de chupárlema y yo sentía que me iba a correr.

"Oye... me corro..."

Se la metió por completo en la boca, determinada a no manchar el uniforme. Y yo liberé mi lefa dentro de su boca caliente. Consiguió tragársela toda como una profesional. Su lengua jugó con mi polla, asegurándose de limpiarme hasta la última gota.

Salimos de allí, justo a tiempo de que llegasen otros dos clientes. Me sirvió mi bolsa con mis sándwiches y volvió a atender a la gente.

Yo ocupé una mesa para comer. Miré alrededor. La gente no respetaba ni siquiera la zona de comer. Vi a dos mesas de distancia un grupo mixto que había pedido una pizza. Y cuando el chico se acercó con ella...

"Vuestra pizza de cuatro quesos", anunció.

"Nos falta un quinto queso", dijo una de las chicas, con cara de puta.

Con falsa resignación, el camarero se bajó los pantalones y empezó a hacerse una paja sobre la pizza. Era hipnótico verlo, al igual que las seis personas que estaban pendiente del momento final. El camarero se corrió sobre la pizza.

"¡A comer!", dijo la misma chica.

Aparté la mirada. Allá cada cual con sus filias, pero aquella me resultaba excesiva.

Después de comer volvía a estar lejos de todo el mundo. Pensé en darme un paseo por el parque. Y cuando me senté en un banco para descansar un poco, alguien se acercó a mi.

"Hola, JP"

"Marc", dije. Era el empleado bien dotado que me había empotrado en su habitación hacía poco. "¿Qué tal?"

"Bien. Como tú, supongo, buscando con quien follar"

"¿No trabajas hoy?"

"Por suerte era mi día libre", dijo él, "así que llevó un día de no parar. Pero me alegro de haberte encontrado", me dijo.

"¿A mi?"

"Sí... ya te dije que eres de los pocos chicos que aceptan follar conmigo. Y llevo todo el día rodeado de chicas. Me gustaría repetir contigo..."

"¿Ah, sí?", pregunté con voz insinuante. Levanté las piernas en el banco, separando mis nalgas. "¿Quieres mi culo?"

Me miró con deseo. Pero se sentó a mi lado antes de hacerme nada.

"JP, me gustaría que me la chupases... hasta el final. Porque me gustó tu mamada y me gustaría volver a disfrutarla. Y también te quiero follar ese culo que tienes. Pero si es demasiado para ti..."

"Hacemos un trato. Yo te la chupo... y luego me follas como el otro día", le dije con una sonrisa. Él se sorprendió. "Me lo pasé de maravilla, y quiero repetir eso"

"¿De-De verdad?", titubeó. "No hace falta que cedas en todo, no me quiero apro..."

Le besé para que se cayara. A cuatro en el banco, empecé a masajear su gran falo.

"Voy a chupar esta polla...", le dije. "Y luego me vas a hacer gozar como una perra", susurré en su oreja.

Antes de que se le pusiera más dura empecé a mamársela, disfrutando de cómo se hacía grande en mi boca. Era muy grande. Me extendí en el banco (aunque mis pies sobresalían por el asiento) y adopté una posición cómoda para chupársela. Marc separó las piernas, dándome acceso completo. Me sentía como toda una puta en ese momento. Froté su polla contra mi mejilla mientras le chupaba los huevos.

"Joé, Má", dije sin separar mis labios de tu erección. "Me encanca u poia", dije, provocándole. "Mmmm... esh enorme... me vuelve loco... mmmm...", gemí mientras se la chupaba.

Y en ese momento, algo húmedo empezó a jugar con mi ano.

"¡Ah!", gemí.

"Tranquilo, JP... solo voy a dilatarte un poco..."

"Pero poco", le dije con una sonrisa. Aquella gran polla merecía abrirse paso en mi culo por su propio tamaño.

Seguí dándole una mamada mientras metía la mitad de su dedo en mi agujerito. Se la chupé con más ganas. Él empezó a temblar. Capullo... no se atrevería a... sentí que su lefa se derramaba en mi boca. Se corría con ganas. Pero logré tragármelo todo. Bueno, casi. Me cayó un poco por la comisura. Y me dejé un poco en la lengua.

"Perdona, JP... me gustaba demasiado..."

Y en ese momento le besé, haciéndole tragar su propia lefa.

"Me lo merezco...", dijo, resignado. "¿Ha sido para tanto?"

"Correrte sin avisar en mi boca no estaba en el trato. Lo hubiera hecho si me lo hubieras pedido. Capullo"

"Perdóname... me gustas muchísimo, tío. Eres como el novio que nunca he tenido", dijo, y me puse colorado. "¿Podemos seguir?"

"Más te vale. Tienes que compensarme por lo que has hecho", dije. Me incorporé y me puse a cuatro para él. Pero él me dio la vuelta, con las piernas al aire. Miré a Marc, encima de mi, con su enorme polla ya preparada a pesar de haberse corrido. Mi polla goteaba líquido preseminal sobre mi tripa. "Vamos, Marc, sabes cómo lo quiero..."

"Sí, JP... mi polla es tuya", dijo.

Y me la metió de un solo movimiento.

"¡Aaaaah!", gemí. Era doloroso. Y me di cuenta de que apenas me había metido la mitad. "Marc..."

"¿Estás bien?", me preguntó.

"Sí... me encanta...", gemí a pesar de que me dolía. Sabía que debía sacrificarme un poco por el dolor para empezar a gozarlo.

Volvió a embestirme. Y otra vez más. Sentí sus huevos contra mi pelvis. Me la había metido por completo. Me dio unos breves segundos para acostumbrarme antes de empezar a bombear dentro de mi culo. A buen ritmo. Me sujetó por las caderas con firmeza mientras empujaba sus caderas dentro de mi. Yo no podía sino gemir, completamente sometido a sus movimientos. Intenté masturbarme, pero en ese momento, Marc se detuvo, con su dura picha dentro de mi, y me puso las manos en el asiento. Me sujeté al la madera.

"Vas a correrte porque te follo, JP", me dijo en ese tono dominante que me ponía cachondo. Yo asentí y él volvió a follarme, entraba y salía de mi culo dos veces por segundo. Mi polla solo recibía un poco de roce cuando chocaba contra mi vientre, pero la mayor parte del placer lo recibía desde mi punto G cuando la gran polla de Marc me lo acariciaba. Yo me sujeté con ganas, gimiendo y centrándome solo en el placer que estaba recibiendo. Estaba cerca... muy cerca... me iba a correr porque me follaran el culo...

Y me corrí. En el mismo momento en que Marc se corría dentro de mi. Noté que vaciaba su semen en mi culo, y yo manché mi pecho con mi propia lefa. Jadeamos, satisfechos. Le sentí sacándomela, y empezó a jugar con la punta de su picha alrededor de mi culo, manchándomelo más.

"Tengo que presentarte a mi novio Matt", le dije.

"¿Para que me lo folle como a ti?", preguntó él, confuso.

"No... para que le enseñes a follarme como tú lo haces", bromeé.

Nos despedimos y nos fuimos cada uno por nuestro lado. Mucha gente se nos había quedado mirando mientras me follaba, y vi varios ojos curiosos persiguiéndome.

Llegué a las piscinas. Y a pesar del ambiente que había, no me animaba a bañarme, no al uso. El agua estaba llena de gente follando. Algún chorro de lefa flotaba por el agua. Cuando estaba a punto de irme, alguien me salpicó. Miré. Era la chica de pelo rosa que me había follado en las duchas con Julio, flotando en el agua.

"¡Oye, tú! ¡Que hace mucho que no te veo!", me gritó. "¿No quieres repetir conmigo o qué?"

"¿Te acuerdas de mi?", pregunté sorprendido.

"Pues claro que sí. ¡Vamos! ¡Llevo media hora esperando que alguien me folle!"

Acepté, falsamente resignado. Me senté en el bodillo para meterme en el agua, pero ella fue más rápida y nadó hacia mi para chupármela. Su boca era buena. Se aferró a mi cintura mientras me la mamaba. Le avisé de que me correría, pero ella siguió chupándomela y me corrí directo en su garganta.

"Ahora ya estás listo para mi", dijo.

Me metí al agua y ella se puso sobre mi cuerpo, ayudándose del agua. Yo giré, dejándola contra la pared y empecé a metérsela. Ella se abrazó a mi, y nos besamos mientras se la metía. Aquella jovencita tenía el coñito muy apretado. Me encantaba follar con ella.

"¿Te has escondido de mi? Pensaba que te habías ido", me dijo.

"¿Querías repetir conmigo?"

"¿No te lo dijo tu amigo?"

"Sï, pero... tenía la boca llena, no le entendí bien", bromeé.

Seguimos follando. Tuve que tener cuidado pues a mi espalda flotaba un chico al que se la estaban chupando. La chica empezó a moverse a mi ritmo para seguir sintiéndome dentro. Finalmente, me corrí dentro de ella.

"Esto es lo mejor... esa sensación de que se te corran dentro..."

"¿Tú te has corrido?", le pregunté.

"Dos veces", sonrió. "Hace unos minutos, y ahora que tú has acabado dentro"

Nos separamos. Ella siguió nadando, yo me fui a las toallas. Encontré una que estaba deshabitada, y me dispuse a tumbarme, y en ese momento escuché a dos a mi espalda.

"Qué buen culo tiene ese"

"Ya te digo... Marc se lo ha tenido que pasar de maravilla con él", dijo el otro. Me di la vuelta. Eran un poco mayores que yo, pero no mucho. Como cinco años.

"¿Queríais algo?", pregunté.

"Pensábamos que a lo mejor te interesaba tener un par de papitos", bromeó uno. Era rubio, y muy moreno, o tal vez su piel era así. El otro era castaño, y también muy moreno de piel. Ambos debían haber empezado hacía poco en el gimnasio, se les veía musculados. Y estaban bien dotados.

"No necesito papitos, gracias", les dije secamente. Ellos se quedaron un poco cortados. "Pero me vendría bien una ayuda para echarme loción solar", les propuse. Ambos sonrieron.

Me tumbé en la toalla, bocarriba, y ambos se acercaron a mi. Me echaron un chorro de loción por el pecho y empezaron a extenderlos con ganas. Sentía sus manos por todo mi cuerpo, deseándolo. Sería bueno, se lo iba a ceder, pero... primero que me hicieran aquel masaje. El rubio me acarició el pene mientras me ponía loción y luego se dedicó a mis piernas. El otro me trataba por hombros y los brazos. Cerré los ojos... noté una sombra sobre mi cabeza. Abrí los ojos. Se había agazapado sobre mi para echarme más loción y veía su polla sobre mi cabeza. Me lamí los labios, pero no hice nada.

"Creo que tengo el pecho bien protegido del sol... ¿me ayudáis con la espalda?"

Empezaron a aplicarme la crema también por la espalda. Sentía sus manos ansiosas tocando todo mi cuerpo. Y el castaño estaba claramente empalmado.

"Así que... ¿conocéis a Marc?", les pregunté mientras me trabajaban la espalda. El rubio me aplicó crema entre los cachetes del culo.

"Sí, somos amigos suyos desde hace tiempo. Se vino a trabajar aquí y nosotros... le visitamos a veces", dijo el rubio.

"Te hemos visto antes en el parque con él", dijo el castaño.

"No me digas... no se os notaba nada", bromeé.

"Creo que nos ha pillado..."

"Desde hace media hora", les dije. "Pero me habéis hecho el favor de echarme la loción... así que debería daros las gracias adecuadamente..."

Me puse en cuatro en ese momento y me llevé la dura polla del castaño a la boca. No se lo esperaba. Le acaricié los huevos mientras su amigo empezaba a jugar con mi culo, y con mucho cuidado me la metía. Pero pronto fue su turno de tomar la iniciativa. Yo me limité a recibirles, ne mi boca y mi ano a la vez. Lo disfrutaba, pero a ellos no iba a darles la satisfacción de gemir como con Marc. Tampoco parecía importarles, les sentía gozar de mi cuerpo. El rubio, que me estaba follando el culo, tuvo el detalle de empezar a hacerme una paja.

Se corrió dentro de mi mientras yo me corría en su mano, y el castaño no tardó en acabar también. Aunque tuvo el detalle de avisarme, y prefirió correrse en mi lengua.

Después de aquello, me dejaron. Y de eso iba esto, la gente era de "follar y tirar". Yo estaba un poco cansado, así que me puse a tomar el sol y me quedé dormido.

Día 13. A la noche

Cuando me desperté ya empezaba a oscurecer. Nadie me había despertado, así que habían respetado mi descanso. Y aún así, seguía la gente follando a mi alrededor. Con mi moreno, decidí que era el momento de visitar el club de Francesca, a ver qué se cocía por allí.

Me encontré más ambiente del habitual. Mucha gente bebiendo... y no necesariamente de la copa. La gente practicaba sexo por doquier. Me acerqué a la barra, y me fijé en que el camarero estaba recibiendo doble oral (en la polla y el ano) de dos jovencitas, pero aún así consiguió ponerme una copa. Luego me acerqué en ese baño de cuerpos desnudos a la barra americana.

Y me llevé una sorpresa cuando, de pronto vi a Matt bailando, solo con un par de botas puestas. Me hipnotizó el movimiento de sus caderas y muslos mientras se movía con soltura por la barra. Con una gran sonrisa en su casa empezó a bailar y retozar contra la barra. Su entusiasmo era infeccioso, y mucha gente se empezaba a tocar y frotar mientras le miraban. Mientras Matt bailaba, rotaba alrededor de la barra, movía su culo regordete para los espectadores emocionados. Envalentonado por su reacción, empezó a excitarse y hacerse una paja mientras bailaba.

Su polla grande y dura se movía al ritmo de la música mientras él bialaba. Sujetándose a la barra con ambas manos, el mostró su culo abierto a la gente. Emocionado por el grito de ánimo del público, se dio un firme azote, su nalga tembló un poco. El público le pidió otro, y se azotó la otra nalga antes de empezar a mover su polla en círculos como si fuera un helicóptero. Se enganchó con una pierna a la barra, dando a todos un buen vistazo de sus bajos.

El baile acabó, pero no tuve la oportunidad de acercarme a él. Nico se había adelantado y le había empezado a chupar el ojete delante de todos, y Matt parecía disfrutarlo mucho. Les dejé a su aire. Pensé que podría estar por ahí Francesca, y me moví con cuidado a su habitación secreta. Pues sí que estaba. Acompañada de dos chicos que le hacían la doble penetración mientras ella rebotaba entre ambos. Y luego decía que nadie quería follar con ella.

Volví al club con la intención de irme, pero en ese momento, una de las camareras me retuvo.

"Tú eres JP, ¿verdad?"

"Sí"

"Ha dicho la jefa que si te vemos que te digamos que la esperes un rato. Que acaba en seguida pero que contigo tiene ganas", dijo.

"Ya, bueno, pero no quiero que se de prisa por..."

"Ven aquí", me dijo, me tomó de la mano y me pasó por detrás de la barra. Me sirvió otra copa. "Y ahora, aguanta un poco, por favor", me pidió antes de ponerse de rodillas y empezar a mamármela.

"Joder...", suspiré. No me esperaba aquella sorpresa.

"Oie", me dijo. "Shi la jefa she entetiene musho, me pues foiar a mi", dijo mientras me la seguía chupando.

"Pues no me importaría", dije con una sonrisa.

"¿De verdad?"

"Vamos, nena... tengo ganas..."

Se puso de espaldas a mi. Localicé su coñito y empecé a follarla con cuidado. Los clientes disfrutaban del espectáculo mientras se tomaban sus bebidas, ella con las piernas separadas y sujeta a la barra mientras yo la follaba por detrás y le estrujaba las tetas. Su coño resbalaba fácilmente con mis acometidas, tan húmedo y calentito. Me encantaba. Ella empezó a mover sus caderas también, acompañando mi ritmo.

"Oye... me voy a correr", le dije. "Estoy a punto..."

"Vale, JP... asegúrate de hacerlo dentro... necesito sentirlo..."

Y cumplí sus deseos. Me corrí como un bendito dentro de ella, que no detuvo sus caderas, gozando de mi polla dentro de ella mientras se corría también. Yo seguía sobando el cuerpo de la chica mientras me terminaba de escurrir dentro de ella.

"Vaya, Sandra. Pensaba que solo se la ibas a chupar", dijo una voz que yo conocía. Francesca se nos acercaba, completamente desnuda, con algo blanco corriendo entre sus piernas.

"Me ofrecí yo", le dije con una sonrisa.

"Espero que lo hayas disfrutado, cielo", dijo a Sandra. "Tómate un descanso rápido, y hay que poner más copas".

"Sí, jefa", dijo ella. "JP... un placer", me dijo. Con cuidado se sacó mi polla de su coñito y fue a poner algunas copas despacio, con cuidado de no tirar las botellas.

"Y tú... viene a verme, ¿no?", me preguntó.

"Por supuesto. Si tienes ganas"

Francesca me llevó a su dormitorio. Mientras me terminaba la copa, vi cómo se lavaba el coño para mi en su amplia bañera. Luego dejó que se llenara mientras yo me acercaba a ella, gateando, y hundí mi cabeza entre sus piernas. Disfruté del sabor salado de su rajita mientras ella gemía. Logré que se corriera en mi boca.
Luego empezó a subir y bajar por mi polla. Yo empezaba a notar el cansancio del día, pero iba a aguantar por ella. Tanto como quisiera.

"¿Qué te ha parecido cómo te ha cuidado mi chica?", preguntó. "¿Te gusta su cuerpo?"

"Claro que sí"

"Puedo hacer que venga... le encantará que nos folles a las dos", me dijo

"Quiero follarte a ti. Como te estaban follando antes", dije, y moví mis caderas bajo ella. "Que luego te quejas de que no quieren... y ahí estabas..."

"Sí... lo estaba gozando como una puta", admitió. "¿Vas a querer follarte también mi culo?"

"Claro que sí... pero primero, voy a acabar dentro de ti", le dije

Ella asintió y se dejó llevar conmigo hasta que logré soltar mi lefa dentro de su coño. Me quedé dentro de ella unos minutos, mientras le chupaba las tetas dentro del agua, hasta que salimos y nos secamos rápidamente para ir a su cama. Se aseguró de que la puerta estuviera bien cerrada, no queríamos a nadie más con nosotros. Luego se subió a la cama en cuatro y después de lubricar su agujero la empecé a follar por el culo. Me encantaba mi madurita. Se adaptaba perfectamente a mi ritmo, y su culo engullía mi polla que daba gusto.

Logré correrme por última vez dentro de ella, y finalmente me eché a su lado.

"Me alegro de que mi hija haya encontrado a alguien como tú, JP", dijo mientras me ponía sobre ella. Yo le puse la mano en una teta.

"Es estupenda..."

"Ya me ha dicho el plan que tenéis mañana... así que recupera fuerzas".

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1 comentarios - Resort Sexual - Capítulo 13

slash2006 +1
Excelente lo lei de corrdio. van 10 puntos
PepeluRui
Gracias!