Unos asaltantes entraron en nuestra casa y nos obligaron a mi familia y a mí a follar entre nosotros...
Esta historia ocurrió cuando yo tenía dieciocho años, era el año 1976 y la transición y la democracia acababa de entrar en nuestro país .Mi padre era abogado, y era de comisiones, yo no entendía nada de política, pues como sabréis por aquella época, dieciocho años no eran nada, cosas como la política y el sexo eran temas que habían sido tabús en la sociedad, y mucho más para las mujeres, así que yo no tenía ni idea de nada, solo quería estudiar para ser enfermera.
Y por supuesto, no tenía ni puta idea sobre sexo, era virgen y quería seguir siéndolo hasta el matrimonio, nunca me habían besado, ni siquiera metido mano, mi cuerpo estaba perfectamente virgen para quién lo tuviera.
Una noche estábamos ya acostados, yo y mi hermano, de dieciocho años, dormíamos en la misma habitación, creo que mi hermano también era virgen, aunque tenía novia, en una sociedad como aquella no podías follar antes de casarte.
Escuchamos un ruido abajo y después de unos tensos minutos mis padres entraron en la habitación.
--No os mováis—dijo mi madre—Que hay unos ladrones en casa, a ver si se llevan lo que quieren y bajamos para poder llamar a la policía.
Todos esperábamos que se marcharan, pero escuchamos los pasos subir las escaleras.
Dos tipos entraron de golpe en el cuarto, tirando la puerta abajo, llevaban uno una pistola y otro una navaja.
--Estás aquí, abogado rojo de mierda—dijo el del a pistola.
Entonces supimos que aquellos tipos eran unos fascistas que querían matar a mi padre.
--No hagas nada a mí familia—dijo Mi padre—Hacédmelo a mí, pero a mi familia dejadla en paz.
El tipo de la navaja me miró, creo que fue la primera vez que alguien me miró lascivamente.
--Tienes una hija y un mujer muy guapa—dijo--¿Me la dejas cabrón?
--No mientes a mí mujer o te mato—amenazó mi padre.
Recibió un puñetazo en el estómago, mi madre gritó, los dos tipos se rieron de lo lindo.
--Tu—le dijo el de la pistola a mí hermano—junta la cama esta con aquella.
Aquellas palabras me aterraron, pues sabía lo que se proponían, uno de los tipos apuntó a mi madre con la pistola.
--Quítate el pijama—le dijo.
Mi madre, llorando, negó con la cabeza, el tipo pegó la boca de su cañón a la cabeza de mi madre y ella cerró los ojos, por un momento todos allí creímos que iba a matarla, la sangre se heló dentro de mis venas, después el tipo pareció cambiar de opinión y se dirigió hacia mi hermano Tomás, que estaba siendo sujetado por el otro tipo, le apuntó a la sien.
--Desnúdate o me lo cargo aquí mismo.
Mi madre vaciló, aquello era más serio si cabía, era la vida de su hijo, muy despacio comenzó a quitarse los pantalones del pijama, dejando al descubierto sus piernas, todavía esbeltas, y unas braguitas azules, después se quitó la parte de arriba del pijama y sus pechos, bastante grandes, más que los míos, quedaron al descubierto.
Sin saber por qué miré el cuerpo semidesnudo de mi madre y deseé que de mayor mi cuerpo fuera como el suyo, sus pechos eran turgentes, bien cuidados para su edad, y su cuerpo era atractivo.
El tipo de la pistola miro a mi madre de arriba abajo con una mirada lasciva, después miró a mi padre.
--Ahora desnúdate tú, papaíto—dijo.
Mi padre no dudó en hacerlo, pues la vida de mi hermano estaba en juego, una vez estaba desnudo el tipo me miró, yo agarraba con mis manos los bordes de mi corto camisón, como si temiera que pudieran ver a través de él.
--Tu, papaíto—dijo dirigiéndose a mi padre—Quítale ese camisoncillo a tu hija.
Mi padre se acercó a mí despacio y me miró a la cara, después acarició mi pelo.
--tranquila—dijo—No va a pasarte nada malo.
Sus manso treparon por mis brazos y se introdujeron bajo estos, yo entendí lo que quería hacer y los levanté, el camisón subió por mi cuerpo desnudo y salió por encima de mi cabeza.
Quedé tan solo con las braguitas de corazoncitos, me dio un poco de vergüenza que mi padre me viera así, casi desnuda, con mis medianos pechos al descubierto.
--Ahora quítale las braguitas.
Mi padre se agachó sin decir nada y me bajó las bragas, yo estaba paralizada.
--Ahora desnúdate tú--le dijo el tipo a mi hermano.
Él se desnudó despacio,y no pude evitar fijarme en su pene, erecto, quizás al ver a su hermana y a su madre desnudas, o pensando que ibamos a ser violadas irremediablemente después el tipo le dijo que se tumbara en la cama.
--Quiero que les chupéis las pollas—dijo.
--Yo no entendí muy bien o que quería, después lo vi claro, el tipo de la pistola se acercó a mí y me obligó a ponerme de rodillas delante de mi padre.
Nunca había hecho una mamada, pero el pensar que la primera persona a quien se la haría fuera mi padre, era algo que nunca había imaginado, me puse de rodillas aceptando aquello como una penitencia y cogí el pene, irremediablemente erecto, de mi padre con la mano derecha, no quise pensar en nada, ni siquiera hacerlo despacio, pensé que cuanto antes lo hiciera antes pasaría todo aquello, así que me introduje el miembro en la boca de golpe, mi padre pareció retroceder y yo intuí por algún motivo que mi boca le causaba un gran placer.
--Así me gusta—dijo el tipo.
El otro, su compañero, cogió a mi hermano que estaba desnudo y lo tumbó sobre la cama, después se dirigió a mi madree.
--Tu—le dijo—Chúpasela a tu hijo.
Mi madre parecía que había aceptado aquello, igual que yo, que ya no había solución y que debíamos hacerlo, por las malas o por las buenas, reptó hacia la cama y cogió el pene de mi hermano, este estaba flácido, mi hermano de dieciséis años no había follado nunca, o al menos eso pensaba yo, y estaba nervioso, comenzó a acariciarlo y yo, por lo que pude ver, supe que lo hacía bastante bien, lo acariciaba despacio, con delicadeza, después sintió en su mano como endurecía todavía más sin remedio, mi hermano no pudo evitar que un leve gemido se escapara de su boca.
Yo continuaba mamando el pene de mi padre, era durísimo y apenas me cabía en la boca, lo chupaba ahora lentamente y notaba su sabor a carne y su calor, en aquel momento surgió en mi cabeza el pensamiento de que me estaba gustando saborear aquel miembro, pero lo achaqué a que como era heterosexual era normal que me gustasen los penes.
Mi madre se introdujo el miembro de mi hermano en la boca y se lo metió hasta el fondo de su garganta, él gimió de nuevo y pareció temblar, después ella retrocedió y cuando solo quedaba la punta de la polla dentro de su boca giró la cabeza, como succionando el glande.
Decidí imitarla, no supe muy bien por qué, pero avancé por el miembro y la punta de este casi toca mi campanilla, sentí una nausea y tuve que sacarlo, después miré la punta, su forma puntiaguda y su olor rosado, estaba repleto de mi saliva, pero lo lamí despacio, entonces escuché el primer gemido de mi padre y yo chupé la punta como lo hacía mi madre durante un rato, aquel movimiento me gustaba más que comerme el pene entero.
--¡Ya basta de mamadas!—dijo el tipo de la pistola—Levantaos todos.
Nos levantamos y quedamos de pié frente a ellos, mi padre y mi hermano tenían sus miembros erectos y parecían latir a punto de estallar, miré de reojo el pene de mi hermano, era casi tan grande como el de mi padre.
--Ahora quiero que os las folleis.
Se hizo un silencio en el dormitorio.
--¿Es que no me habéis oído?—repitió el tipo—A follar, coño.
Me empujó y yo caí sobre la cama, boca arriba y desnuda.
--Fóllatela—le dijo a mi padre.
--Pero es virgen—dijo él como queriendo dar una excusa.
--Pues así disfrutarás más—dijo su compañero.
Mi padre me miró mientras el tipo repetía lo mismo a mi hermano, caminó hacia mí, yo le miré y me puse muy nerviosa de repente, estaba a punto de hacer el amor con mi padre, de sentir sus manos tocándome y su cuerpo desnudo contra el mío, por de hablar de aquel inmenso pene que me abriría mi sexo incólume.
Se tumbó sobre mí a la vez que mi madre se tumbaba a mi lado, también iba a ser follada, pero por mi hermano.
--Tranquila hija—me dijo mi padre—No pasa nada.
Yo sentí su cuerpo contra el mío, estaba caliente, sus piernas se metieron entre las mías y casi me obligó a abrirlas, cuando yo ya estaba entregada escuché un gemido a mi lado y vi que mi madre estaba mirándome, su rostro era de placer, mi hermano acariciaba algo coartado sus pechos, el tipo grito ¡Fóllatela! Y me hermano pareció sentir urgencia, y se movió más rápido, no obstante fue mi madre la que llevó su mano hasta el miembro de mi hermano.
--No quiero hacerte daño—dijo él
--No te preocupes por mí, cariño—dijo mi madre—Haz lo que dicen o nos mataran.
--Será mejor que les hagamos caso en todo—dije yo.
Mi padre estaba sobre mi, asintió y comenzó a acariciarme, yo empecé entonces a excitarme, mi madre había cogido la polla de mi hermano, al parecer la puso a la entrada de su sexo.
--Empuja ahora—dijo.
Mi hermano empujó y ella gritó al sentirse penetrada por su hijo, el ver aquello hizo que le excitación en mí creciera y comencé a gemir.
--Voy a penetrarte—me susurró mi padre—Puede que te duela.
--Tú hazlo o nos matarás—dije yo.
Mi padre me miró a la cara y llevó su mano hasta su pene, de pronto sentí como me abría en dos y abrí la boca para gritar, pero no lo hice, cogí aire intentando aguantar el dolor de mi sexo, miré el rostro de mi padre, sin duda estaba excitado, pero no quería mostrármelo.
--No pasa nada si te excitas—le dije—Es normal.
El sonrió y comenzó a penetrarme.
Mi madre gemía, estaba abrazada a mi hermano y tenía los ojos cerrados, su rostro era de un intenso placer y ella no luchaba por disimularlo, creo que porque las mujeres aceptamos mejor la sexualidad que los hombres. Mi hermano también comenzó a gemir mientras la penetraba.
--Aha, Aha—gemían los dos casi acompasadamente.
El dolor de mi coño se estaba tornando en un placer algo tímido, pero yo ya estaba completamente excitada, comencé a acariciar la espalda de mi padre y a gemír, y él, al ver que ya no me dolía, también comenzó a gemir, los cuatro estábamos gimiendo mientras los dos atracadores nos miraban lascivamente.
Yo sentía la polla de mi padre dentro de mi coño, avanzando sin piedad dentro de mi sexo, sus manos tocaban mis pechos y me besaba por el cuello, sabía que aquello era injusto y asqueroso, pero estaba rota de placer, jamás había sentido algo como aquello, poco a poco el placer, mezclado con un agradable dolor, fue creciendo en mi interior hasta hacerse casi insoportable, quería morir, morir para no sentir tanto placer en mi cuerpo, me aferré más a la espalda de mi padre y todo mi cuerpo tembló, sentía algo de vergüenza al sentir aquello y traté de exteriorizarlo lo menos posible, el goce pareció explotar dentro de mí y los ojos se me pusieron en blanco a la vez que movía mi cuerpo para tratar de coger el máximo placer posible, casi pierdo el conocimiento, después, a pesar de que mi padre continuaba follándome, no sentí mucho placer.
Los gemidos de mi madre y mi hermano, que subieron precipitadamente de volumen, llamó la atención de todos, ambos empezaron a gritar, mi madre intentó apartar a mi hermano de encima de ella, pero ya era tarde, eran presa del indescriptible placer que había sentido yo.
--Ohoo, Ohooo—comenzó a gritar mi madre.
Después, desencajada de gusto, sintió como mi hermano eyaculaba dentro de ella con su joven semen.
--Ahaaaa, Siiii—gritó sin poder evitarlo.
--Vaya vaya—dijo uno de los atracadores—Parece que la mama y su hijo se han corrido.
Entonces supe que era aquello lo que me había sucedido a mí, había tenido un orgasmo y el ver a mi madre tener uno comenzó a excitarme de nuevo, no sabía que podía correrme más de una vez por polvo, pero si era así mi vida sexual iba a ser muy intensa.
Poco a poco el placer vino de nuevo y mi padre y yo comenzamos a gemir mientras mi hermano y mi madre nos miraban abatidos, desnudos y sudorosos.
--Ahaaa—grité yo—Creo que es…que es….
Mi padre me miró y supe que iba a llenarme de su semen.
--Papa, me corro—le dije como queriéndole avisarle—Me corro ya…
Entonces mi padre comenzó a moverse más despacio dentro de mí, me miró a la cara y me dijo.
--Lo siento, hija.
Empujó una vez, de golpe, tan fuerte que mi espalda se arqueó, y sentí como una avalancha de semen me llenaba la matriz, el placer estalló de nuevo y ambos gritamos.
--Ahaaaaa, Ohooo.
Después, el continuó unos segundos dentro de mí, y estaba exhausta, él me miró y me besó tiernamente los labios, cuando nos separamos nos quedamos en la cama, desnudos, todavía asimilando que habíamos sentido el mayor placer de nuestra vida con miembros de nuestra propia familia, por eso y porque intuíamos que aquello no acababa nada más que de empezar.
--Muy bien—dijo el tipo—Habéis disfrutado como cerdos.
Se sentaron en las sillas sin dejar de mirarnos a mi madre y a mí, yo quise taparme con las sábanas, pero el más bajo no me dejo, miré a mi madre, estaba tumbada boca arriba, desnuda, junto a mi hermano, respiraba profundamente, sus pechos subían y bajaban cogiendo aliento, miré su cuerpo sin saber muy bien por qué, pero era un cuerpo muy hermoso, en ese momento pensé que me gustaría tener un cuerpo como el suyo cuando creciera.
Tras el cuerpo de mi madre sobresalió el pene de mi hermano, este se incorporó en la cama y me miró, observó con detenimiento mi cuerpo desnudo y al rato su pene comenzó a dilatarse.
--Vaya vaya—dijo el tipo—Parece que a este le pone su hermanita, pues hala, fóllatela, cabrón.
Inmediatamente negué con la cabeza, había sido desvirgada por mi padre y había sentido un forzado orgasmo con él, y para más inri querían que repitiera con mi hermano.
--Tú cállate—me dijo el otro tipo.
Mi hermano salió de la cama y se acercó hacia mí, uno de los tipos cogió a mi padre y le lanzó contra mi madre.
--Y tú a follarte a tu mujer, venga.
Mi hermano se puso a los pies de la cama como avergonzado, pero yo veía que estaba excitado, no podía culparle, aquella noche todos éramos presos de la pasión.
Comenzó a acariciarme las piernas con sus manos subiendo por mis muslos y pronto llegaron a mi sexo, lo tocaron, yo sentí que estaba de nuevo perdiendo los papeles. De pronto sentí como dos dedos se hundían en mi sexo y gemí, miré a mis padres, estaban tumbados, besándose, supuse que como eran matrimonio ya estaban más confiados. Mi padre bajó la boca hasta los pechos de mi madre y comenzó a lamerlos y succionarlos, provocándole a mi madre un gran placer, pues gemía excitada.
Mi hermano subió y comenzó a lamerme también mis medianos pechos, entonces supe que estaba de nuevo excitada, lamió mis pezones y mordió los senos con avaricia, mi hermano ya no era mi hermano, era un tipo que iba a follarme.
Se tumbó encima de mí y al mirarle a la cara pude ver su expresión de placer, estaba deseando penetrarme, su pene erecto golpeaba mi sexo intentando entrar en mí.
Yo sonreí, no sé muy bien por qué pero aquella sonrisa le hizo saber que yo también deseaba que su pene me abriera despacio. Llevó su mano hasta su pene y me penetró de golpe, yo di un grito de dolor y entonces escuché un gemido de mi madre, la miré, ella me miraba a la vez que mi padre la penetraba, cuando mi hermano comenzó a meter y sacar su miembro endurecido de dentro de mí continué mirando a mi madre, ella me devolvía la mirada, no dejamos de mirarnos mientras gemíamos y nos follaban, pues el vernos siendo penetradas por nuestros familiares nos resultaba apasionante.
--Aha aha aha—gemíamos casi al mismo tiempo.
Estaba a punto de tener otro orgasmo cuando el mayor de los tipos ordenó que los hombres se separaran, les dijo que eyaculasen sobre nosotras, ellos por supuesto obedecieron, poniéndose a horcajadas sobre nosotras, yo miraba a mi hermano mientras este intentaba eyacular sobre mi torso desnudo, al parecer no conseguía legar al orgasmo, así que cogí su pene y comencé a masturbarlo, mi madre hizo lo mismo con mi padre, los gritos de los hombres subieron de volumen, de repente sentí como algo caliente me salpicaba por el cuerpo, los pechos y la cara, era el semen de mi hermano, mi padre también eyaculó y llenó el cuerpo desnudo de mi madre de esperma.
No sabía qué hacer, me sentía sucia y sin embargo me gustaba el tacto caliente del semen en mi cuerpo, quise quitarme un poco con las manos, pero el tipo bajo me lo impidió.
--No, no—dijo—Ve allí con tu madre y lámeselo a ella.
--¿Qué?—dije yo impresionada--¡No, no por favor!
El tipo me empujó contra mi madre mientras mi padre y mi hermano salían de las camas.
Cuando nuestros cuerpos se tocaron sentí el semen de sus pechos contra mí, y ella el de mi hermano contra ella, nos miramos a la cara llorando, sin saber que no teníamos otra alternativa.
Yo me incliné sobre el pecho de mi madre y saqué la lengua despacio, lamí un poco de semen y no me gustó su sabor, pero al parecer no me quedaba otra, me incliné de nuevo y lo lamí todo, después lamí su vientre, despacio, no queriendo dejar restos de aquella sustancia por su cuerpo, cuando creí que ya había termindo miré a mi madre, tenía la misma cara que cuando era penetrada por mi hermano, pero no quise creer que estaba excitada. Uno de los tipos, no se cual, dijo que era su turno y mi madre me lamío despacio la cara, al parecer tenía allí semen de mi hermano, después lamió mis pechos mediano, repletos de esperma, aquello me gustó, me sentí limpia y a la vez algo excitada, supe que mi madre en realidad si estaba exaltada por mis lametones, su lengua barrió uno de mis pezones y yo creí ascender al cielo, mi pulso se aceleró y mi cuerpo volvió a pedir más sexo.
--¿Va a ser siempre así?—pensé--¿Voy a estar toda la vida deseando ser follada una y otra vez?
Mi madre lamió mi vientre y paró, yo creía que ya había terminado cuando sentía que me lamía la parte interna del muslo derecho y un gemido se me escapo de la boca.
--Mira—dijo el tipo bajo—Esta putita se está poniendo cachonda.
Mi madre se tumbó a mi lado y nos miramos, ella me acariciaba cara y yo me di cuenta de que tenía semen en la suya, muy cerca de la boca, me acerqué a ella y lo lamí, parte de mi lengua rozó sus labios, fue fugaz, pero desencadenó la tromenta, antes de retirame mi madre me besó despacio en la boca y allí estallamos, sin saber por qué comenzamos a besarnos, yo nunca había besado a nadie y ella parecía guiarme, enseñarme, me abrió la boca con la suya y su lengua me invadió, la noté blanda y jugosa, repleta de dulce saliva.
Estaba besando la boca que cada noche me daba un beso en la mejilla antes e irme a dormir, la boca que había saboreado la polla de mi hermano mayor y saboreado su semen quitándolo de mi cuerpo.
Ya no atendíamos a razones, los dos atracadores nos miraban estupefacto en incluso nos aplaudieron por nuestra iniciativa, mis manos buscaron el cuerpo, el sexo de mi madre y comenzamos a acariciarnos, cuando nuestras bocas quedaron libres las dos gemíamos de placer sin dejar de tocarnos. Mi madre reptó por las sábanas de mi cama y acarició mi sexo, no sabía lo que quería, pero lo entendí cuando sacó la punta de mi lengua y lamió mi clítoris, yo dí un grito de sorpresa y sonreí, en aquellos momentos era la chica más feliz del mundo, mi madre comenzó a comerme literalmente hablado, el coño, yo hacía de maravilla, aunque nunca me lo habían echo, yo gemía acariciando su pelo, rota de placer, miré a los tipos, estaban quitándose la ropa y supe lo que venía, pero en aquel momento no me importó, mi padre y mi hermano nos miraban y también parecían, aunque sin quererlo, excitados.
Yo supe que por fin iba a correrme, comencé a sacudir mi cuerpo siendo presa del extraordinario placer y mi sexo eyaculo en la boa de mi madre, ella continuó lamiéndolo hasta que no quedó más flujo que lamer, cuando me miró su boca estaba repleta de mi líquido.
Nos besamos de nuevo sin darnos cuenta de que los dos tíos estaban atando a mi padre y mi hermano en el suelo, después, desnudos, se acercaron y se metieron en la cama con nosotras.
Aquello nos dio pánico, e inmediatamente intentamos escapar, pero los tipos eran más fuertes y además nos habían pillado desprevenidas, el más bajo se tumbó sobre mí y yo sentí su pene contra mi sexo, este parecía más gordo que el de mi padre y mi hermano, no tardé en sentir como me abría en dos, no obstante ya no me dolía tanto, comenzó a bombearme, yo acababa de correrme y no sentía casi placer, en cambió mi madre gemía como una loca mientras era violada por el que parecía el jefe, en aquellos momentos pensé, si esta es una violación, ¿Qué diferencia hay entre ella y un buen polvo?
EL tipo me besó, aquel fue el primer beso que me dio un hombre, el primero de todos me lo dio mi propia madre, la lengua hurgó en mi boca todo lo que quiso, y yo, ya presa de la lujuria, ya como puta que era junto a mi madre, también jugué con esa lengua, quise excitarme, me dije, Excítate y córrete con este hombre, ya que estás, disfrútalo y no seas tonta, y lo hice, comencé a gemir de nuevo, acariciando la espalda del tipo, mi madre estaba desatada completamente, pero creo que era porque antes había lamido el sexo de su hija hasta saborear su orgasmo, abrió las piernas para que aquel sádico la penetrada más fuerte, para que llegara al fondo de su ser y agarró su espalda.
--¡¡Siiii!-gritó--¡Sii! ¡Siii!
Su violador enpujaba con fuerza, embistiendola y sacudiéndola, mi madra se agarraba a los palos dekl cabecero de la cama gritando de placer al ser forzada por aquel sádico.
--¡Ahaaaa! ¡Ahaaa!
De repente se agarró a las sábanas con las uñas y casi lloró de placer, se estaba corriendo.
--Más, mas—dijo con la voz rota.
Yo sentí como la polla del tipo se inflaba dentro de mí y comencé a sentir el orgasmo, esta era muy fuerte, dolía y a la vez daba un placer inconcebible en aquel momento, me agarré a él y comencé a gritar.
--¡Ohooo! ¡Siii¡ ¡Me corrro, me corroooo!
Sentí como el semen de aquel tipo me inundaba, por dentro, caliente y pegajoso.
El tipo que estaba violando a mi madre se apartó de ella, su pene continuaba erecto, no se había corrido.
--Ponte a cuatro patas—me dijo mirándome.
Yo iba a obedecer cuando escuché la voz de mi madre.
--No, ni lo sueñes—dijo—Que me violes a mí, vale, pero dejad el culo de mi hija en paz.
¿El culo?
¿Qué querían hacerle a mí culo?
--Pues si no le abro el culo a tu hija te lo abriré a ti.
Entones supe que querían, y me pareció algo inhumano y asqueroso.
--No lo hagas, mamá—dije—Déjame que lo haga yo.
Mi madre se puso a cuatro patas con el culo en pompa, jamás imaginé que allí dentro cupiera tal pollón.
--No te preocupes, hija—me dijo mi madre—No pasa nada.
El tipo que había descargado su semen caliente dentro de mí me sujetó para que no intentara nada, su compañero se puso detrás de mi madre con el pene a punto de estallar y se mojó dos dedos, los pasó por la entrada del ano de mi madre y ella gimió.
--Auf
Después cogió su miembro y lo puso a la entrada del orto, empujó despacio, mi madre apretó las uñas contra la cama y gimió de dolor.
El pene desaparecía lentamente dentro del culo de mi madre mientras ella era invadida por un intenso dolor, cuando la polla pareció llegar al fondo de su ano el tipo la sacó un poco y empujó de golpe.
El grito que dio mi madre bien pudo despertar a todos los vecinos del bloque, el hombre acarició los pechos, que colgaban sobre la cama, pechos que antes había lamido yo después comenzó a moverse muy despacio dentro de ella y los gemidos de mi madre bajaron de volumen.
El tipo gemía sin parar, iré a mi madre, tenía la boca abierta y los ojos casi en blanco, me pregunté que estaba sintiendo, no parecía dolor. ¿Acaso aquello producía también placer? Sus gemidos parecían que si, aunque también me imaginaba aquel pene rompiendo su esfínter y supuse que tendría que doler.
Mi padre y mi hermano miraban sin parpadear y con los penes erectos, mi hermano tenía una expresión de felicidad, estaba claro que deseaba ser él el que estuviera violando a mi madre analmente.
Los gemidos subieron de volumen, mi madre comenzó a gemir como cuando era follada por mi hermano y mi padre, incluso por mí, ahora estaba claro, aquello le gustaba, se violada y tratada como una puta, y supe que a mí también me gustaba, comencé a excitarme de nuevo. ¿Es que esto nunca va a aparar? Pensé, el tipo que me sujetaba observaba también la escena y comenzó a acariciarme, llevó su mano a mi coño y comenzó a tocarme, yo no tardé en gemir de nuevo.
El tipo eyaculó dentro de culo de mi madre y la dejó libre, ella se quedó a cuatro patas, pude ver que el semen surgía de su dolorido ano, el hombre que me estaba tocando me soltó.
--Yo también quiero probar ese pedazo de culo—dijo.
Adoptó la misma posición que su compañero y la penetró rápida y violentamente.
--¡Ahaaaa!—gritó mi madre--¡Cabrones, folládme el culo!
Al oír aquello me sorprendí algo, mi madre pidiendo más.
El tipo no tardó en correrse dentro de mi madre, lo que yo no sabía que el sexo anal era algo maravilloso, pero te priva de un orgasmo.
Dejaron a mi madre exhausta en la cama, casi inconsciente por el placer y dolor que la habían obligado a tener, yo estaba excitada de nuevo pero sabía que aquello por fin había acabado.
Estaba nuevamente equivocada.
Los tipos se vistieron entre risas y nos ataron a mi madre y a mí, lo hicieron a cuatro patas, con la mitad del cuerpo fuera de la cama, y con el culo indefenso, pues nuestras manos estaban atadas a la espalda. Se llevaron todo el dinero y las joyas de la casa y desataron antes de irse a mi hermano y a mi padre.
--Corre—dijo mi madre cuando se fueron—Desátame.
Hubo un silencio algo largo, después sentimos unos pasos tras nosotras.
--¿Qué pasa?—pregunté yo—Desatanos ya.
Escuché la voz de mi hermano tras de mí.
--Perdóname, hermanita—me dijo—Pero es que no podemos más.
De repente sentí como me acariciaba el sexo y el culo, supe que ahora mi hermano haría lo que quisiera conmigo, mi madre también iba a ser penetrada, pero por mi padre.
--Por favor—dijo mi madre—No seáis burros.
Mi padre acarició el ano de mi madre y ella gimió.
-Ya que te lo han abierto tengo que penetrarte—dijo—Si no luego se cerrará y no podré.
Mi hermano me obligó a abrirlas piernas y acarició mi espalda desnuda.
--Si vas a follarme—le dije—Procura que me corra, por favor, haz que me corra.
--lo intentaré—dijo él.
Fuimos penetradas de golpe, yo por la vagina y mi madre nuevamente por el ano, nos miramos a la cara mientras éramos embestidas, sabíamos que aquello era maravilloso, los cuatro comenzamos a gemir presos des sexo, yo deseaba que no pararan, que me mi hermano estuviera abriéndome el coño durante toda la noche.
No sé cuánto tiempo pasó pero yo los pasé en la gloria, hasta que por fin sentí otro nuevo orgasmo, todos eran increíbles, y lo que mas me gustaba de todo es que podía estar durante toda la noche follando y sintiendo un orgasmo detrás de otro.
Mi hermano me desató y vimos como nuestros padres se corrían, después, algo avergonzados, mi madre dijo que era mejor que las mujeres durmieran solas, recogimos todo, por supuesto no pusimos ninguna denuncia, no pensábamos relatarle a la policía lo que nos habían hecho pasar, mi madre y yo dormimos en la cama de matrimonio mientras que mi padre y mi hermano en el sofá. Dormimos desnudas, y quedamos abrazadas y rendidas al instante, cuando me desperté era de día, ya hora de ir al colegio ya había pasado y no pensaba despertar a mi madre, la miré dormir desnuda, recordando como si hubiera sido un sueño todo ese placer que me había hecho sentir y las veces que nos habíamos corrido, me excité de nuevo. ¡Otra vez! Pensé, mira que tengo vicio. No obstante, esta vez renuncié a una buena masturbación, pero me prometí a mí misma que disfrutaría de mi vida sexual por encima de todo y con quien fuera.
Esta historia ocurrió cuando yo tenía dieciocho años, era el año 1976 y la transición y la democracia acababa de entrar en nuestro país .Mi padre era abogado, y era de comisiones, yo no entendía nada de política, pues como sabréis por aquella época, dieciocho años no eran nada, cosas como la política y el sexo eran temas que habían sido tabús en la sociedad, y mucho más para las mujeres, así que yo no tenía ni idea de nada, solo quería estudiar para ser enfermera.
Y por supuesto, no tenía ni puta idea sobre sexo, era virgen y quería seguir siéndolo hasta el matrimonio, nunca me habían besado, ni siquiera metido mano, mi cuerpo estaba perfectamente virgen para quién lo tuviera.
Una noche estábamos ya acostados, yo y mi hermano, de dieciocho años, dormíamos en la misma habitación, creo que mi hermano también era virgen, aunque tenía novia, en una sociedad como aquella no podías follar antes de casarte.
Escuchamos un ruido abajo y después de unos tensos minutos mis padres entraron en la habitación.
--No os mováis—dijo mi madre—Que hay unos ladrones en casa, a ver si se llevan lo que quieren y bajamos para poder llamar a la policía.
Todos esperábamos que se marcharan, pero escuchamos los pasos subir las escaleras.
Dos tipos entraron de golpe en el cuarto, tirando la puerta abajo, llevaban uno una pistola y otro una navaja.
--Estás aquí, abogado rojo de mierda—dijo el del a pistola.
Entonces supimos que aquellos tipos eran unos fascistas que querían matar a mi padre.
--No hagas nada a mí familia—dijo Mi padre—Hacédmelo a mí, pero a mi familia dejadla en paz.
El tipo de la navaja me miró, creo que fue la primera vez que alguien me miró lascivamente.
--Tienes una hija y un mujer muy guapa—dijo--¿Me la dejas cabrón?
--No mientes a mí mujer o te mato—amenazó mi padre.
Recibió un puñetazo en el estómago, mi madre gritó, los dos tipos se rieron de lo lindo.
--Tu—le dijo el de la pistola a mí hermano—junta la cama esta con aquella.
Aquellas palabras me aterraron, pues sabía lo que se proponían, uno de los tipos apuntó a mi madre con la pistola.
--Quítate el pijama—le dijo.
Mi madre, llorando, negó con la cabeza, el tipo pegó la boca de su cañón a la cabeza de mi madre y ella cerró los ojos, por un momento todos allí creímos que iba a matarla, la sangre se heló dentro de mis venas, después el tipo pareció cambiar de opinión y se dirigió hacia mi hermano Tomás, que estaba siendo sujetado por el otro tipo, le apuntó a la sien.
--Desnúdate o me lo cargo aquí mismo.
Mi madre vaciló, aquello era más serio si cabía, era la vida de su hijo, muy despacio comenzó a quitarse los pantalones del pijama, dejando al descubierto sus piernas, todavía esbeltas, y unas braguitas azules, después se quitó la parte de arriba del pijama y sus pechos, bastante grandes, más que los míos, quedaron al descubierto.
Sin saber por qué miré el cuerpo semidesnudo de mi madre y deseé que de mayor mi cuerpo fuera como el suyo, sus pechos eran turgentes, bien cuidados para su edad, y su cuerpo era atractivo.
El tipo de la pistola miro a mi madre de arriba abajo con una mirada lasciva, después miró a mi padre.
--Ahora desnúdate tú, papaíto—dijo.
Mi padre no dudó en hacerlo, pues la vida de mi hermano estaba en juego, una vez estaba desnudo el tipo me miró, yo agarraba con mis manos los bordes de mi corto camisón, como si temiera que pudieran ver a través de él.
--Tu, papaíto—dijo dirigiéndose a mi padre—Quítale ese camisoncillo a tu hija.
Mi padre se acercó a mí despacio y me miró a la cara, después acarició mi pelo.
--tranquila—dijo—No va a pasarte nada malo.
Sus manso treparon por mis brazos y se introdujeron bajo estos, yo entendí lo que quería hacer y los levanté, el camisón subió por mi cuerpo desnudo y salió por encima de mi cabeza.
Quedé tan solo con las braguitas de corazoncitos, me dio un poco de vergüenza que mi padre me viera así, casi desnuda, con mis medianos pechos al descubierto.
--Ahora quítale las braguitas.
Mi padre se agachó sin decir nada y me bajó las bragas, yo estaba paralizada.
--Ahora desnúdate tú--le dijo el tipo a mi hermano.
Él se desnudó despacio,y no pude evitar fijarme en su pene, erecto, quizás al ver a su hermana y a su madre desnudas, o pensando que ibamos a ser violadas irremediablemente después el tipo le dijo que se tumbara en la cama.
--Quiero que les chupéis las pollas—dijo.
--Yo no entendí muy bien o que quería, después lo vi claro, el tipo de la pistola se acercó a mí y me obligó a ponerme de rodillas delante de mi padre.
Nunca había hecho una mamada, pero el pensar que la primera persona a quien se la haría fuera mi padre, era algo que nunca había imaginado, me puse de rodillas aceptando aquello como una penitencia y cogí el pene, irremediablemente erecto, de mi padre con la mano derecha, no quise pensar en nada, ni siquiera hacerlo despacio, pensé que cuanto antes lo hiciera antes pasaría todo aquello, así que me introduje el miembro en la boca de golpe, mi padre pareció retroceder y yo intuí por algún motivo que mi boca le causaba un gran placer.
--Así me gusta—dijo el tipo.
El otro, su compañero, cogió a mi hermano que estaba desnudo y lo tumbó sobre la cama, después se dirigió a mi madree.
--Tu—le dijo—Chúpasela a tu hijo.
Mi madre parecía que había aceptado aquello, igual que yo, que ya no había solución y que debíamos hacerlo, por las malas o por las buenas, reptó hacia la cama y cogió el pene de mi hermano, este estaba flácido, mi hermano de dieciséis años no había follado nunca, o al menos eso pensaba yo, y estaba nervioso, comenzó a acariciarlo y yo, por lo que pude ver, supe que lo hacía bastante bien, lo acariciaba despacio, con delicadeza, después sintió en su mano como endurecía todavía más sin remedio, mi hermano no pudo evitar que un leve gemido se escapara de su boca.
Yo continuaba mamando el pene de mi padre, era durísimo y apenas me cabía en la boca, lo chupaba ahora lentamente y notaba su sabor a carne y su calor, en aquel momento surgió en mi cabeza el pensamiento de que me estaba gustando saborear aquel miembro, pero lo achaqué a que como era heterosexual era normal que me gustasen los penes.
Mi madre se introdujo el miembro de mi hermano en la boca y se lo metió hasta el fondo de su garganta, él gimió de nuevo y pareció temblar, después ella retrocedió y cuando solo quedaba la punta de la polla dentro de su boca giró la cabeza, como succionando el glande.
Decidí imitarla, no supe muy bien por qué, pero avancé por el miembro y la punta de este casi toca mi campanilla, sentí una nausea y tuve que sacarlo, después miré la punta, su forma puntiaguda y su olor rosado, estaba repleto de mi saliva, pero lo lamí despacio, entonces escuché el primer gemido de mi padre y yo chupé la punta como lo hacía mi madre durante un rato, aquel movimiento me gustaba más que comerme el pene entero.
--¡Ya basta de mamadas!—dijo el tipo de la pistola—Levantaos todos.
Nos levantamos y quedamos de pié frente a ellos, mi padre y mi hermano tenían sus miembros erectos y parecían latir a punto de estallar, miré de reojo el pene de mi hermano, era casi tan grande como el de mi padre.
--Ahora quiero que os las folleis.
Se hizo un silencio en el dormitorio.
--¿Es que no me habéis oído?—repitió el tipo—A follar, coño.
Me empujó y yo caí sobre la cama, boca arriba y desnuda.
--Fóllatela—le dijo a mi padre.
--Pero es virgen—dijo él como queriendo dar una excusa.
--Pues así disfrutarás más—dijo su compañero.
Mi padre me miró mientras el tipo repetía lo mismo a mi hermano, caminó hacia mí, yo le miré y me puse muy nerviosa de repente, estaba a punto de hacer el amor con mi padre, de sentir sus manos tocándome y su cuerpo desnudo contra el mío, por de hablar de aquel inmenso pene que me abriría mi sexo incólume.
Se tumbó sobre mí a la vez que mi madre se tumbaba a mi lado, también iba a ser follada, pero por mi hermano.
--Tranquila hija—me dijo mi padre—No pasa nada.
Yo sentí su cuerpo contra el mío, estaba caliente, sus piernas se metieron entre las mías y casi me obligó a abrirlas, cuando yo ya estaba entregada escuché un gemido a mi lado y vi que mi madre estaba mirándome, su rostro era de placer, mi hermano acariciaba algo coartado sus pechos, el tipo grito ¡Fóllatela! Y me hermano pareció sentir urgencia, y se movió más rápido, no obstante fue mi madre la que llevó su mano hasta el miembro de mi hermano.
--No quiero hacerte daño—dijo él
--No te preocupes por mí, cariño—dijo mi madre—Haz lo que dicen o nos mataran.
--Será mejor que les hagamos caso en todo—dije yo.
Mi padre estaba sobre mi, asintió y comenzó a acariciarme, yo empecé entonces a excitarme, mi madre había cogido la polla de mi hermano, al parecer la puso a la entrada de su sexo.
--Empuja ahora—dijo.
Mi hermano empujó y ella gritó al sentirse penetrada por su hijo, el ver aquello hizo que le excitación en mí creciera y comencé a gemir.
--Voy a penetrarte—me susurró mi padre—Puede que te duela.
--Tú hazlo o nos matarás—dije yo.
Mi padre me miró a la cara y llevó su mano hasta su pene, de pronto sentí como me abría en dos y abrí la boca para gritar, pero no lo hice, cogí aire intentando aguantar el dolor de mi sexo, miré el rostro de mi padre, sin duda estaba excitado, pero no quería mostrármelo.
--No pasa nada si te excitas—le dije—Es normal.
El sonrió y comenzó a penetrarme.
Mi madre gemía, estaba abrazada a mi hermano y tenía los ojos cerrados, su rostro era de un intenso placer y ella no luchaba por disimularlo, creo que porque las mujeres aceptamos mejor la sexualidad que los hombres. Mi hermano también comenzó a gemir mientras la penetraba.
--Aha, Aha—gemían los dos casi acompasadamente.
El dolor de mi coño se estaba tornando en un placer algo tímido, pero yo ya estaba completamente excitada, comencé a acariciar la espalda de mi padre y a gemír, y él, al ver que ya no me dolía, también comenzó a gemir, los cuatro estábamos gimiendo mientras los dos atracadores nos miraban lascivamente.
Yo sentía la polla de mi padre dentro de mi coño, avanzando sin piedad dentro de mi sexo, sus manos tocaban mis pechos y me besaba por el cuello, sabía que aquello era injusto y asqueroso, pero estaba rota de placer, jamás había sentido algo como aquello, poco a poco el placer, mezclado con un agradable dolor, fue creciendo en mi interior hasta hacerse casi insoportable, quería morir, morir para no sentir tanto placer en mi cuerpo, me aferré más a la espalda de mi padre y todo mi cuerpo tembló, sentía algo de vergüenza al sentir aquello y traté de exteriorizarlo lo menos posible, el goce pareció explotar dentro de mí y los ojos se me pusieron en blanco a la vez que movía mi cuerpo para tratar de coger el máximo placer posible, casi pierdo el conocimiento, después, a pesar de que mi padre continuaba follándome, no sentí mucho placer.
Los gemidos de mi madre y mi hermano, que subieron precipitadamente de volumen, llamó la atención de todos, ambos empezaron a gritar, mi madre intentó apartar a mi hermano de encima de ella, pero ya era tarde, eran presa del indescriptible placer que había sentido yo.
--Ohoo, Ohooo—comenzó a gritar mi madre.
Después, desencajada de gusto, sintió como mi hermano eyaculaba dentro de ella con su joven semen.
--Ahaaaa, Siiii—gritó sin poder evitarlo.
--Vaya vaya—dijo uno de los atracadores—Parece que la mama y su hijo se han corrido.
Entonces supe que era aquello lo que me había sucedido a mí, había tenido un orgasmo y el ver a mi madre tener uno comenzó a excitarme de nuevo, no sabía que podía correrme más de una vez por polvo, pero si era así mi vida sexual iba a ser muy intensa.
Poco a poco el placer vino de nuevo y mi padre y yo comenzamos a gemir mientras mi hermano y mi madre nos miraban abatidos, desnudos y sudorosos.
--Ahaaa—grité yo—Creo que es…que es….
Mi padre me miró y supe que iba a llenarme de su semen.
--Papa, me corro—le dije como queriéndole avisarle—Me corro ya…
Entonces mi padre comenzó a moverse más despacio dentro de mí, me miró a la cara y me dijo.
--Lo siento, hija.
Empujó una vez, de golpe, tan fuerte que mi espalda se arqueó, y sentí como una avalancha de semen me llenaba la matriz, el placer estalló de nuevo y ambos gritamos.
--Ahaaaaa, Ohooo.
Después, el continuó unos segundos dentro de mí, y estaba exhausta, él me miró y me besó tiernamente los labios, cuando nos separamos nos quedamos en la cama, desnudos, todavía asimilando que habíamos sentido el mayor placer de nuestra vida con miembros de nuestra propia familia, por eso y porque intuíamos que aquello no acababa nada más que de empezar.
--Muy bien—dijo el tipo—Habéis disfrutado como cerdos.
Se sentaron en las sillas sin dejar de mirarnos a mi madre y a mí, yo quise taparme con las sábanas, pero el más bajo no me dejo, miré a mi madre, estaba tumbada boca arriba, desnuda, junto a mi hermano, respiraba profundamente, sus pechos subían y bajaban cogiendo aliento, miré su cuerpo sin saber muy bien por qué, pero era un cuerpo muy hermoso, en ese momento pensé que me gustaría tener un cuerpo como el suyo cuando creciera.
Tras el cuerpo de mi madre sobresalió el pene de mi hermano, este se incorporó en la cama y me miró, observó con detenimiento mi cuerpo desnudo y al rato su pene comenzó a dilatarse.
--Vaya vaya—dijo el tipo—Parece que a este le pone su hermanita, pues hala, fóllatela, cabrón.
Inmediatamente negué con la cabeza, había sido desvirgada por mi padre y había sentido un forzado orgasmo con él, y para más inri querían que repitiera con mi hermano.
--Tú cállate—me dijo el otro tipo.
Mi hermano salió de la cama y se acercó hacia mí, uno de los tipos cogió a mi padre y le lanzó contra mi madre.
--Y tú a follarte a tu mujer, venga.
Mi hermano se puso a los pies de la cama como avergonzado, pero yo veía que estaba excitado, no podía culparle, aquella noche todos éramos presos de la pasión.
Comenzó a acariciarme las piernas con sus manos subiendo por mis muslos y pronto llegaron a mi sexo, lo tocaron, yo sentí que estaba de nuevo perdiendo los papeles. De pronto sentí como dos dedos se hundían en mi sexo y gemí, miré a mis padres, estaban tumbados, besándose, supuse que como eran matrimonio ya estaban más confiados. Mi padre bajó la boca hasta los pechos de mi madre y comenzó a lamerlos y succionarlos, provocándole a mi madre un gran placer, pues gemía excitada.
Mi hermano subió y comenzó a lamerme también mis medianos pechos, entonces supe que estaba de nuevo excitada, lamió mis pezones y mordió los senos con avaricia, mi hermano ya no era mi hermano, era un tipo que iba a follarme.
Se tumbó encima de mí y al mirarle a la cara pude ver su expresión de placer, estaba deseando penetrarme, su pene erecto golpeaba mi sexo intentando entrar en mí.
Yo sonreí, no sé muy bien por qué pero aquella sonrisa le hizo saber que yo también deseaba que su pene me abriera despacio. Llevó su mano hasta su pene y me penetró de golpe, yo di un grito de dolor y entonces escuché un gemido de mi madre, la miré, ella me miraba a la vez que mi padre la penetraba, cuando mi hermano comenzó a meter y sacar su miembro endurecido de dentro de mí continué mirando a mi madre, ella me devolvía la mirada, no dejamos de mirarnos mientras gemíamos y nos follaban, pues el vernos siendo penetradas por nuestros familiares nos resultaba apasionante.
--Aha aha aha—gemíamos casi al mismo tiempo.
Estaba a punto de tener otro orgasmo cuando el mayor de los tipos ordenó que los hombres se separaran, les dijo que eyaculasen sobre nosotras, ellos por supuesto obedecieron, poniéndose a horcajadas sobre nosotras, yo miraba a mi hermano mientras este intentaba eyacular sobre mi torso desnudo, al parecer no conseguía legar al orgasmo, así que cogí su pene y comencé a masturbarlo, mi madre hizo lo mismo con mi padre, los gritos de los hombres subieron de volumen, de repente sentí como algo caliente me salpicaba por el cuerpo, los pechos y la cara, era el semen de mi hermano, mi padre también eyaculó y llenó el cuerpo desnudo de mi madre de esperma.
No sabía qué hacer, me sentía sucia y sin embargo me gustaba el tacto caliente del semen en mi cuerpo, quise quitarme un poco con las manos, pero el tipo bajo me lo impidió.
--No, no—dijo—Ve allí con tu madre y lámeselo a ella.
--¿Qué?—dije yo impresionada--¡No, no por favor!
El tipo me empujó contra mi madre mientras mi padre y mi hermano salían de las camas.
Cuando nuestros cuerpos se tocaron sentí el semen de sus pechos contra mí, y ella el de mi hermano contra ella, nos miramos a la cara llorando, sin saber que no teníamos otra alternativa.
Yo me incliné sobre el pecho de mi madre y saqué la lengua despacio, lamí un poco de semen y no me gustó su sabor, pero al parecer no me quedaba otra, me incliné de nuevo y lo lamí todo, después lamí su vientre, despacio, no queriendo dejar restos de aquella sustancia por su cuerpo, cuando creí que ya había termindo miré a mi madre, tenía la misma cara que cuando era penetrada por mi hermano, pero no quise creer que estaba excitada. Uno de los tipos, no se cual, dijo que era su turno y mi madre me lamío despacio la cara, al parecer tenía allí semen de mi hermano, después lamió mis pechos mediano, repletos de esperma, aquello me gustó, me sentí limpia y a la vez algo excitada, supe que mi madre en realidad si estaba exaltada por mis lametones, su lengua barrió uno de mis pezones y yo creí ascender al cielo, mi pulso se aceleró y mi cuerpo volvió a pedir más sexo.
--¿Va a ser siempre así?—pensé--¿Voy a estar toda la vida deseando ser follada una y otra vez?
Mi madre lamió mi vientre y paró, yo creía que ya había terminado cuando sentía que me lamía la parte interna del muslo derecho y un gemido se me escapo de la boca.
--Mira—dijo el tipo bajo—Esta putita se está poniendo cachonda.
Mi madre se tumbó a mi lado y nos miramos, ella me acariciaba cara y yo me di cuenta de que tenía semen en la suya, muy cerca de la boca, me acerqué a ella y lo lamí, parte de mi lengua rozó sus labios, fue fugaz, pero desencadenó la tromenta, antes de retirame mi madre me besó despacio en la boca y allí estallamos, sin saber por qué comenzamos a besarnos, yo nunca había besado a nadie y ella parecía guiarme, enseñarme, me abrió la boca con la suya y su lengua me invadió, la noté blanda y jugosa, repleta de dulce saliva.
Estaba besando la boca que cada noche me daba un beso en la mejilla antes e irme a dormir, la boca que había saboreado la polla de mi hermano mayor y saboreado su semen quitándolo de mi cuerpo.
Ya no atendíamos a razones, los dos atracadores nos miraban estupefacto en incluso nos aplaudieron por nuestra iniciativa, mis manos buscaron el cuerpo, el sexo de mi madre y comenzamos a acariciarnos, cuando nuestras bocas quedaron libres las dos gemíamos de placer sin dejar de tocarnos. Mi madre reptó por las sábanas de mi cama y acarició mi sexo, no sabía lo que quería, pero lo entendí cuando sacó la punta de mi lengua y lamió mi clítoris, yo dí un grito de sorpresa y sonreí, en aquellos momentos era la chica más feliz del mundo, mi madre comenzó a comerme literalmente hablado, el coño, yo hacía de maravilla, aunque nunca me lo habían echo, yo gemía acariciando su pelo, rota de placer, miré a los tipos, estaban quitándose la ropa y supe lo que venía, pero en aquel momento no me importó, mi padre y mi hermano nos miraban y también parecían, aunque sin quererlo, excitados.
Yo supe que por fin iba a correrme, comencé a sacudir mi cuerpo siendo presa del extraordinario placer y mi sexo eyaculo en la boa de mi madre, ella continuó lamiéndolo hasta que no quedó más flujo que lamer, cuando me miró su boca estaba repleta de mi líquido.
Nos besamos de nuevo sin darnos cuenta de que los dos tíos estaban atando a mi padre y mi hermano en el suelo, después, desnudos, se acercaron y se metieron en la cama con nosotras.
Aquello nos dio pánico, e inmediatamente intentamos escapar, pero los tipos eran más fuertes y además nos habían pillado desprevenidas, el más bajo se tumbó sobre mí y yo sentí su pene contra mi sexo, este parecía más gordo que el de mi padre y mi hermano, no tardé en sentir como me abría en dos, no obstante ya no me dolía tanto, comenzó a bombearme, yo acababa de correrme y no sentía casi placer, en cambió mi madre gemía como una loca mientras era violada por el que parecía el jefe, en aquellos momentos pensé, si esta es una violación, ¿Qué diferencia hay entre ella y un buen polvo?
EL tipo me besó, aquel fue el primer beso que me dio un hombre, el primero de todos me lo dio mi propia madre, la lengua hurgó en mi boca todo lo que quiso, y yo, ya presa de la lujuria, ya como puta que era junto a mi madre, también jugué con esa lengua, quise excitarme, me dije, Excítate y córrete con este hombre, ya que estás, disfrútalo y no seas tonta, y lo hice, comencé a gemir de nuevo, acariciando la espalda del tipo, mi madre estaba desatada completamente, pero creo que era porque antes había lamido el sexo de su hija hasta saborear su orgasmo, abrió las piernas para que aquel sádico la penetrada más fuerte, para que llegara al fondo de su ser y agarró su espalda.
--¡¡Siiii!-gritó--¡Sii! ¡Siii!
Su violador enpujaba con fuerza, embistiendola y sacudiéndola, mi madra se agarraba a los palos dekl cabecero de la cama gritando de placer al ser forzada por aquel sádico.
--¡Ahaaaa! ¡Ahaaa!
De repente se agarró a las sábanas con las uñas y casi lloró de placer, se estaba corriendo.
--Más, mas—dijo con la voz rota.
Yo sentí como la polla del tipo se inflaba dentro de mí y comencé a sentir el orgasmo, esta era muy fuerte, dolía y a la vez daba un placer inconcebible en aquel momento, me agarré a él y comencé a gritar.
--¡Ohooo! ¡Siii¡ ¡Me corrro, me corroooo!
Sentí como el semen de aquel tipo me inundaba, por dentro, caliente y pegajoso.
El tipo que estaba violando a mi madre se apartó de ella, su pene continuaba erecto, no se había corrido.
--Ponte a cuatro patas—me dijo mirándome.
Yo iba a obedecer cuando escuché la voz de mi madre.
--No, ni lo sueñes—dijo—Que me violes a mí, vale, pero dejad el culo de mi hija en paz.
¿El culo?
¿Qué querían hacerle a mí culo?
--Pues si no le abro el culo a tu hija te lo abriré a ti.
Entones supe que querían, y me pareció algo inhumano y asqueroso.
--No lo hagas, mamá—dije—Déjame que lo haga yo.
Mi madre se puso a cuatro patas con el culo en pompa, jamás imaginé que allí dentro cupiera tal pollón.
--No te preocupes, hija—me dijo mi madre—No pasa nada.
El tipo que había descargado su semen caliente dentro de mí me sujetó para que no intentara nada, su compañero se puso detrás de mi madre con el pene a punto de estallar y se mojó dos dedos, los pasó por la entrada del ano de mi madre y ella gimió.
--Auf
Después cogió su miembro y lo puso a la entrada del orto, empujó despacio, mi madre apretó las uñas contra la cama y gimió de dolor.
El pene desaparecía lentamente dentro del culo de mi madre mientras ella era invadida por un intenso dolor, cuando la polla pareció llegar al fondo de su ano el tipo la sacó un poco y empujó de golpe.
El grito que dio mi madre bien pudo despertar a todos los vecinos del bloque, el hombre acarició los pechos, que colgaban sobre la cama, pechos que antes había lamido yo después comenzó a moverse muy despacio dentro de ella y los gemidos de mi madre bajaron de volumen.
El tipo gemía sin parar, iré a mi madre, tenía la boca abierta y los ojos casi en blanco, me pregunté que estaba sintiendo, no parecía dolor. ¿Acaso aquello producía también placer? Sus gemidos parecían que si, aunque también me imaginaba aquel pene rompiendo su esfínter y supuse que tendría que doler.
Mi padre y mi hermano miraban sin parpadear y con los penes erectos, mi hermano tenía una expresión de felicidad, estaba claro que deseaba ser él el que estuviera violando a mi madre analmente.
Los gemidos subieron de volumen, mi madre comenzó a gemir como cuando era follada por mi hermano y mi padre, incluso por mí, ahora estaba claro, aquello le gustaba, se violada y tratada como una puta, y supe que a mí también me gustaba, comencé a excitarme de nuevo. ¿Es que esto nunca va a aparar? Pensé, el tipo que me sujetaba observaba también la escena y comenzó a acariciarme, llevó su mano a mi coño y comenzó a tocarme, yo no tardé en gemir de nuevo.
El tipo eyaculó dentro de culo de mi madre y la dejó libre, ella se quedó a cuatro patas, pude ver que el semen surgía de su dolorido ano, el hombre que me estaba tocando me soltó.
--Yo también quiero probar ese pedazo de culo—dijo.
Adoptó la misma posición que su compañero y la penetró rápida y violentamente.
--¡Ahaaaa!—gritó mi madre--¡Cabrones, folládme el culo!
Al oír aquello me sorprendí algo, mi madre pidiendo más.
El tipo no tardó en correrse dentro de mi madre, lo que yo no sabía que el sexo anal era algo maravilloso, pero te priva de un orgasmo.
Dejaron a mi madre exhausta en la cama, casi inconsciente por el placer y dolor que la habían obligado a tener, yo estaba excitada de nuevo pero sabía que aquello por fin había acabado.
Estaba nuevamente equivocada.
Los tipos se vistieron entre risas y nos ataron a mi madre y a mí, lo hicieron a cuatro patas, con la mitad del cuerpo fuera de la cama, y con el culo indefenso, pues nuestras manos estaban atadas a la espalda. Se llevaron todo el dinero y las joyas de la casa y desataron antes de irse a mi hermano y a mi padre.
--Corre—dijo mi madre cuando se fueron—Desátame.
Hubo un silencio algo largo, después sentimos unos pasos tras nosotras.
--¿Qué pasa?—pregunté yo—Desatanos ya.
Escuché la voz de mi hermano tras de mí.
--Perdóname, hermanita—me dijo—Pero es que no podemos más.
De repente sentí como me acariciaba el sexo y el culo, supe que ahora mi hermano haría lo que quisiera conmigo, mi madre también iba a ser penetrada, pero por mi padre.
--Por favor—dijo mi madre—No seáis burros.
Mi padre acarició el ano de mi madre y ella gimió.
-Ya que te lo han abierto tengo que penetrarte—dijo—Si no luego se cerrará y no podré.
Mi hermano me obligó a abrirlas piernas y acarició mi espalda desnuda.
--Si vas a follarme—le dije—Procura que me corra, por favor, haz que me corra.
--lo intentaré—dijo él.
Fuimos penetradas de golpe, yo por la vagina y mi madre nuevamente por el ano, nos miramos a la cara mientras éramos embestidas, sabíamos que aquello era maravilloso, los cuatro comenzamos a gemir presos des sexo, yo deseaba que no pararan, que me mi hermano estuviera abriéndome el coño durante toda la noche.
No sé cuánto tiempo pasó pero yo los pasé en la gloria, hasta que por fin sentí otro nuevo orgasmo, todos eran increíbles, y lo que mas me gustaba de todo es que podía estar durante toda la noche follando y sintiendo un orgasmo detrás de otro.
Mi hermano me desató y vimos como nuestros padres se corrían, después, algo avergonzados, mi madre dijo que era mejor que las mujeres durmieran solas, recogimos todo, por supuesto no pusimos ninguna denuncia, no pensábamos relatarle a la policía lo que nos habían hecho pasar, mi madre y yo dormimos en la cama de matrimonio mientras que mi padre y mi hermano en el sofá. Dormimos desnudas, y quedamos abrazadas y rendidas al instante, cuando me desperté era de día, ya hora de ir al colegio ya había pasado y no pensaba despertar a mi madre, la miré dormir desnuda, recordando como si hubiera sido un sueño todo ese placer que me había hecho sentir y las veces que nos habíamos corrido, me excité de nuevo. ¡Otra vez! Pensé, mira que tengo vicio. No obstante, esta vez renuncié a una buena masturbación, pero me prometí a mí misma que disfrutaría de mi vida sexual por encima de todo y con quien fuera.
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