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Poder ser (relato gay)

Patricio cerró la página puteando. Una vez más. Había puesto en el perfil su mejor foto de cola, con su tanga más sexy. Y siempre lo mismo: ¡¡pajeros, pajeros, pajeros!! Nadie concretaba.
Pato necesitaba una pija, más que sólo comerse una pija, necesitaba sentirse esa hembra sumisa que un hombre dominaba y penetraba, necesitaba ese tipo que hiciera añicos su virilidad rompiéndole eso que ningún macho entrega jamás.
¿Se tendría que sacaría la leche con su novia otra vez? Mordería sus pechos sin convicción y se la metería en la concha mientras imaginaba que un tipo se lo culeaba a él, para que se le pusiera dura y acabar rápido. ¡Tantas veces lo había hecho ya!
Recordó a Carlos, su vecino, el maduro que hacía 5 años lo había desvirgado, recordó esa primera bombacha que el viejo le hizo poner después de ese doloroso pero deleitoso primer polvo que le cambió la vida para siempre.
Ahora tenía docenas de bombachas, se depilaba entero todas las semanas, pero ni una pija. Carlos se había mudado y ya hacía 3 años que nadie le daba por el culo, no aguantaba más!!!
¿Juguetes?, si, dos o tres, pero ya no quería más plástico dentro del culo, necesitaba un macho, sentir el peso de su cuerpo sobre su espalda mientras su miembro le arrancaba gemidos, sentir sus manos sobándole las tetas, besar, besar, ¡¡¡besar!!!
¿Llamaba a la novia?, no, mejor no. Se quitó el short, se quitó la remera ajustada, contempló el manchón de preseminal en la delantera del boxer, sintió esas cosquillas en la cola que no lo abandonaban. Se fue a su cama, abrió las piernas y sus dedos buscaron su esfínter en llamas, ¡ay! Se metió uno, se metió dos, mientras su mano pajeaba furiosamente su no muy varonil pija. Al fin llegó el relax del charco de semen en su pecho, pero su cola caliente y dilatada tenía sed. Con su dedo índice, con cuidado, fue llevando cada goterón de semen a su ano y se lo fue introduciendo, hasta que toda su acabada quedó en su propio culito. Ahora sí, con lechita en su colita, ya podía dormir.
Al otro día, con lo caliente que seguía no lo pudo evitar, bombacha debajo del bóxer, cara de macho, y al trabajo. Al mediodía no pudo más, se fue al baño, se quitó toda la ropa y sentado en el inodoro comenzó a sobarse el esfínter. ¿Y la página?, no, al pedo. Pero bueno, una vez más. Uno sin foto de más de 60, como Carlos más o menos. Leyó el perfil, largo, duro y directo. ¿Y por qué no?, mandó un "hola", en instantes le respondieron "¿qué tal?, soy Lucas, activo, maduro, casado, discretísimo, me encantaría disfrutar de esa cola increíble, pero estamos lejísimo mi amor", ¿lejos?, ¡ni se había fijado!, él era de Morón y Lucas de Florencio Varela. "Pero está el camino de cintura", pensó sonriendo.
-Me tomo la costera-
-¿En serio?, noooo, no te creo ¿cómo te llamás?-
-Patricio-
-Mmmm, Pato, ¿no te ofendés si te llamo Patito putito? -
¡Nooo, no podía ser!, así lo llamaba Carlos, decidido, se tomaba la costera.
-Me encanta que me llames así-
- Pero patito putito, esto es una paja, nunca vas a venir y a mí no me dan los tiempos para ir a Morón-
-Te dije que me tomo la costera, ¡posta! -
El chat siguió por 10 minutos, Lucas cada vez más caliente con Pato, Pato cada vez más caliente con Lucas. ¡¡¡Pero tenía que cortar, estaba en el baño del laburo!!! Quedaron para seguir chateando a la noche. Pato se desconectó. ¿Salía del baño?, se tocó el esfínter, estaba re mojado, re abierto, no, así no podía laburar ¿Se masturbaba la cola ahí? Miró el reloj, más de media hora, miró el celu, 6 mensajes de su jefe: "dónde te metiste che?". ¡¡Puta madre!!
Se vistió y salió con el culo hambriento. No podía laburar, no se podía concentrar, el deseo lo quemaba. Fue a la oficina del jefe con su mejor cara de dolor.
Dijo casi la verdad, estuvo en el baño, inventó una descompostura, se fue a la casa, por suerte cerca.
Entró, directo al dormitorio, sacó de esa caja con llave el consolador más grande. Lo miró con amor, no pudo esperar a desvestirse, cerró los ojos y se imaginó a Lucas, comenzó a besarlo desesperado, lamió el frio glande, chupó embelesado imaginando la pija de Lucas. Clavó la ventosa en la pared y sensualmente, como una bailarina de strip tease comenzó a desvestirse mirando a su amigo de gel. El pantalón negro fue pateado, el boxer fue revoleado, lentamente subió la camisa para mostrarle a su imaginario Lucas su culito entangado. Meneando se fue acercando, se corrió el hilo y se abrió las nalgas, su esfínter temblaba. La punta gruesa y seca le arrancó un grito de dolor. -ay Lucas no seas así de bruto-, -chupala-, imaginó la orden, se arrodilló y chupó el consolador con desesperación. Buscó la crema y se lubricó bien la concha, ¿concha?, sí, concha, en ese momento todo lo que había de masculino en la personalidad de Pato había desaparecido, Pato era una hembra deseosa de ser preñada y ese plástico era la pija de ese Lucas desconocido que le había hecho soñar con su papu de la primera vez. La punta del dildo fue entrando despacito, -ay papu despacio que estoy cerradita mi amor-. su concha se abría, su virilidad, si quedaba algún resto, se evaporaba, sus manos fueron a sus pechitos, -ay Lucas soy tuya- gritaba desesperada. Si clítoris dormido manaba baba en abundancia, ¿preseminal?, no, eso sale de una pija, y Pato ya no tenía. Aceleró, sus nalguis golpeaban la pared, ¿su vecina escucharía?, ¡al carajo con la vieja!, -ay papu, ¡cómo te siento! -. Cuando salió su chorro de leche, su clítoris apenas si creció, siguió meneando la cola para sentir el dildo dentro suyo un rato más, -ay Lucas no me la saques, por favor dejá que se duerma dentro mío-, su respiración agitada, su cuerpo aún temblando, su esfínter oprimiendo ese remedo de plástico que su deseo había tornado en carne palpitante y caliente.
Pato se tiró en la cama boca abajo, sentía su ojete abierto, algo dolorido, pero sonreía. Esta noche iba a chatear con Lucas. Ojalá que no fuera otro pajero...
Lucas era muy pragmático, le ponía pocas o ninguna ficha a una relación que no fuera de proximidad, de Quilmes, de Lanús, de Avellaneda, pero.. ¿de Morón?, naaa, era una paja. Pero Pato, en esos 10 minutos de chat le había parecido diferente, había logrado excitarlo. Ojalá se diera....
Llegó la noche, llegó la hora, los dos on line, comenzó la charla, se contaron la vida, se contaron los morbos, acoplaban maravillosamente, no hacía falta más para convencerse, la química fluía, había que verse. Esa noche en Morón un patito putito volvió a meterse duro el consolador como a la tarde, esa noche en Varela un papu se masturbó furiosamente en el baño mientras su mujer dormía.
Pasó un tiempo interminable, de chats, de pajas, hasta que pudieron coordinar. Lucas lo esperó con su auto en la estación de Varela, sólo habían intercambiado fotos de culos y pijas, pero ninguno de los dos se decepcionó cara a cara. Caminaron nerviosos las dos cuadras hasta el auto, cuidándose de hablar lo que los dos se querían gritar, Lucas mirando a todos lados por si había algún conocido, aunque luego pensó, -qué boludo, si Patito en la calle parece más macho que yo", y luego repensó "será que en la cama será todo lo putita que es en los chats?, ¿o tendré que poner el culo contra la pared?, naaa", sonrió.
-¿De qué te reís?-
-De que te quiero romper la boca de un beso pero te veo tan macho!!!-
-Jajaa, no creas en la apariencias-
-¿Trajiste eso?-, -Si Lucas, en la mochila traje todo-
-Algo puesto?-, -No, estoy en boxer, como me pediste-
Apenas se cerró la puerta, los labios de Lucas buscaron los de Pato, sus brazos lo rodearon, las manos presurosas buscaron botones, cinturones y cierres, Pato quedó sólo en boxer. -Desvestime-, ordenó Lucas, -todo-, -chupá- Pato cayó de rodillas frente a la pija semi erecta de Lucas y sus labios temblorosos comenzaron a besar eso que tanto necesitaba. Lucas le acariciaba la cabeza.
-Hoy será tu cambio Patito putito, hoy serás hembra, serás putita, hoy será un nuevo desvirgue para vos, aunque tu cola esté recogida desde hace mucho, hoy tu hombre te hará hembra-
-Vamos a prepararte putita, parate- Lucas le quitó el boxer, el pene de Pato, que estaba semi erecto, recibió un par de chirlos-
-Perdón papu-, musitó Patito.
-Buscá la perita y llenala de agua tibia-
Lucas lo hizo acostar boca arriba en el borde de la cama, las piernas abiertas, un poco de crema en el pico de la perita.
Le dio un beso en los labios y le susurró al oído "así se prepara una putita para su macho", suavemente le puso el pico a fondo en la colita y le vació su contenido, mientras le acariciaba los pezones y lo besaba. Se la retiró despacio, acomodó sus rodillas junto a la cabeza de Pato y le ofreció la verga
-Chupá-
-Pero mi pancita..-
-Chupá-
Patito putito obedeció, abrió los labios, y la pija de su macho entró en su boca. Lucas le cogió la boca como si fuera una concha, largo, duro, a fondo, sólo parando para que Pato respirara.
-Ahora andá al baño-
-Si papi-
El proceso enema-mamada-baño se repitió tres veces
-Ya estoy bien limpito, papi-
-Buscá tu bóxer ahora Patito putito -, Patricio obedeció.
-Pisalo-, Patito pisó su bóxer
-Otra vez-, Patito pisó su bóxer, -Otra vez-, un raro frenesí lo invadió, comenzó a pisar una y otra vez su calzón, cada vez con más fuerza. Sin saber por qué comenzó a sollozar.
-Bien Patito putito, ¿ahora qué vas a hacer con ese trapo?, levantalo, vení- Lucas lo tomó de la mano y lo llevó junto al tachito de basura del baño, sólo lo miró a los ojos. Patricio tiró en el tachito su último bóxer.
Fueron al centro del cuarto nuevamente. Un nuevo chirlo castigó la pija de Pato, un nuevo "perdón papi" salió de sus labios.
-Escondétela- Pato puso su pene entre sus muslos y cerró las piernas, su pubis depilado lucía como el de una venus griega. Lucas le sacó una foto y se la mostró.
-Mirate, ¿sos hombre?-
Pato tembloroso lo miró a los ojos, -No papu, soy hembra-
Lo tomó de la cintura y lo llevó al espejo. Lado a lado el cuerpo grácil y asexuado de Pato y el osito con la pija dura
-Soy tu hembra papu-
Lucas buscó la tanga rosa que había comprado esa mañana.
Despacio se la fue subiendo por las piernas, un último chirlo a su pija, la bombacha cubrió su error.
Luego buscó el corpiño del conjunto. Besó suave los bellos pechitos de Pato y ordenó -ponételo-
Pato miró ese primer corpiño de su vida con ojos grandes y húmedos. Emocionada y torpemente se lo puso y miró sumisa a Lucas
-Vení-, de nuevo al espejo, Pato era una mina. Su bella cola lucía, sus pechitos engalanados le cosquilleaban.
De nuevo Pato al borde de la cama, un dedo con crema entró en ella.
-Agarrate las piernas- La concha de Pato quedó a la vista, con la rayita rosa del hilo de la tanga tapando apenas la temblorosa y mojada vulva
Lucas corrió el hilo y apoyó su glande. - El calor en la puerta de su sexo arrancó el primer gemido de Pato.
De un solo golpe los 18 cm de Lucas entraron en su vagina. Pato gritó, una brasa candente ardía en su esfínter, moqueó, pero aguantó, su hombre la estaba desvirgando. Dos manos fueron subiendo por su costado, arrullaron sus pechitos por sobre la tela del corpiño y fueron a secar sus lágrimas. Pato abrió los ojos y vio la mirada dulce del hombre que la estaba convirtiendo en hembra. Las manos acariciaron sus mejillas
-Hola Patricia putita-
-Hola mi hombre-
El pubis de Lucas se retiró suavemente de la concha de Patricia y suavemente volvió a pegarse a ella, despacito, una y otra vez
- Te siento tanto, papu!-
-En donde putita?-, -bien adentro de mi culito papu-, un dedo cubrió sus labios, una mirada seria de su hombre, Pato entendió de inmediato.
-Perdón, bien adentro de mi conchita papi-
-Ahora si, Patricia, una nena educada no entrega el culo-, -si papu, tenés razón-
Vinieron los besos profundos, los gemidos, los abrazos, y milímetro a milímetro las masculinidad de Pato se fue haciendo añicos, el putito cross dresser, la crisálida, se fue haciendo mariposa, la voz de Pato se hizo más aguda en cada quejido, sus gestos, sus miradas, se suavizaron y de a poco la mujer afloró completamente en él, bella suave, hermosa como siempre lo fue.
El frente de la tanga se llenó de semen, a puro temblor sin erección, sin necesidad de un nuevo chirlo, porque ya no era más pija, era clítoris.
Lucas aceleró, el corpiño voló, sus labios chuparon pezones, su vientre se manchó con el semen de la putita y su leche se descargó abundante en ese útero virginal. Patricio ya había desaparecido.
Lavaron la tanga, la secaron con el toallón, el andar de Pato era otro, con más meneo de cola, ¿se le notaría?, le entró un poco de miedo.
En el tren nadie le dijo nada, ni la tanga ni su meneo se notaban. Llegó a su casa, buscó la tijera, fue a su cuarto. Cortó en pedacitos cada bóxer. Sus compas notarían sus tangas? No le importaba.

4 comentarios - Poder ser (relato gay)

hernest1735
donde esta. esos pablitos aqui ha hombre solo y quiere un culito ya