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Mi sobrina y su mejor amiga

  Mi sobrina y su mejor amiga, continuación de Mi sobrina acepta someterse


Aclaración: El relato no es mío, pero me encanto y me pareció muy buena la historia.



Tercera parte de sobrina sometida. Esta vez me quedo solo con ella y su mejor amiga.


Lo mío con mi sobrina iba muy bien, y lo mejor es que mejoro mucho sus notas, y su madre la veía más tranquila y cariñosa. Había pasado una racha típica de adolescente y siempre discutían. La madre la ataba en corto. Sabía lo que los hombres pensaban al verla, y más los compañeros de su edad, con las hormonas locas.
Quedábamos y nos dábamos un paseo en moto, tomábamos algo, y me explicaba cómo le había ido esos días. Tenía mucha confianza conmigo y me lo contaba todo, incluso los chicos que le gustaban, y como le tiraban los trastos, y ella los rechazaba pasándolo mal, pero sabiendo que tiene un cometido, que es, sacarse una buena carrera y salir de ese barrio. No teníamos un trato pegajoso de adolescentes. Sabia contenerse, y cuando podía besarme, o meterme mano. Íbamos a nuestro rincón del bosque y follábamos cada vez mejor. Ya le entraba toda mi polla en su culo perfecto, y sabia cuando estaba dilatada, para follar a gusto.
Paso un tiempo, y un día me llamo su madre, que tenía turno de noche y si me podía quedar con su hija un par de noches. Yo encantado, había soñado follármela en su cama mil veces. Era una litera y la cama de abajo se plegaba, quedando mucho espacio en la habitación. Me había aguantado muchas veces las ganas de abrirla de piernas y comerle el coñito cada vez que íbamos de visita a su casa y la veía sentada en la cama.
Por supuesto le dije que sí, que no había problema. Mi polla salto al colgar el teléfono.
Llego la tarde y pique a su puerta. Me abrió su amiga, una chica menos desarrollada que mi sobrina, más delgadita, pero con sus curvas y un pecho pequeño, como dos naranjas de grandes. Morena de pelo corto y sonrisa tímida.
- ¡Hola guapa! -salude repasándola de arriba abajo sin ningún pudor.
Ella hizo lo mismo, pero más cohibida y me devolvió el saludo. Llego mi sobrina corriendo y dándome dos fuertes besos en las mejillas, apretando sus pechos contra mí.


-Esta es mi amiga Sonia-me dijo
Me agaché y cogiéndola de su pequeña cintura le di dos besos.
-Pasa que te explico lo que me ha dicho mi madre-me dijo mi sobrina poniendo una mano en mi culo mientras entraba.
Pasemos y me explico que había que pedir pizza para cenar y que se podían quedar hasta la una de la noche, si hacían los ejercicios que le había marcado en el libro con subrayador rosa. Y acabo diciéndome que su amiga se quedaba a dormir y que si quería podía dormir en la cama de su madre, o en el sofá. Cuando decía esto último me miraba con los ojos brillantes, la muy zorrita.
Fui al baño y me puse cómodo, me cambie y me quede con pantalón de deporte sin nada debajo, y camiseta. Las iba distraer bien con mi polla dando botes libremente.
Ellas cuchicheaban algo sentadas en el sofá cuando Sali, y les pregunte en tono de coña:
- ¿Qué tramáis brujas?
Y se echaron a reír.
-Nada, qué hemos pedido la pizza y nos queremos reír un poco con el repartidor. - me explico mi sobrina.
-Pobre chaval, lo vais a poner cachondo y luego se la va a pegar con la moto-les dije y volvieron a reír.
-Vamos a cambiarnos Tito, pero luego ya nos ponemos esto- me explico.
Iban con dos pijamas finos y mi sobrina sin sujetador, pero con braguitas, y su amiga si llevaba sujetador. Tenía la intriga de cuanto había de pecho, y cuanto, de relleno, en ese sujetador. Se le transparentaba un buen escote, y se dio cuenta un par de veces, que se las miraba. Pero no ponía mala cara. Seguía a lo suyo un poco colorada.
-Vale, vale. Me voy a la cocina a fumar- le conteste.
Al rato abrieron la puerta corredera y entraron las dos.
- ¿Qué te parece tito? - me pregunto mi sobrina, sabiendo que se pasaban con el pobre repartidor.
Se habían quitado la ropa interior y se habían puesto unos camisones bastante transparentes, dos tallas más pequeñas. Abrí los ojos y ya sabía las tetitas que gastaba su amiga, como dos puntas de misil, y las dos rasuradas con un triángulo de pelo arriba. Mi polla empezaba a querer verlas también. Y solo atine a soltar un bufido:
- ¡Buuuf!
Rieron las dos.
- ¡¿cómo le hacéis esto al pobre chaval?! ¡que se os va a tirar encima locas! -les decía riendo y mirándolas descaradamente.
- ¡Jajaja! Este se lo merece-dijo su amiga
-Es verdad Tito, se enrolló con una de nuestra clase, y cuando consiguió tirársela, pasó de ella y ni le dio una explicación.
-A bueno entonces que se joda y se haga una paja a vuestra salud-les solté y volvieron a reír.
Estuvimos un rato en la cocina, mientras yo me acababa el cigarro charlando, estaba sentado en un taburete y mi sobrina se apoyó en una pierna mía con todo descaro. Mi polla ya se notaba mucho, Mi sobrina no la miraba mucho, porque sabía cómo la tengo, y que a la noche seria toda para ella. Pero su amiga cada vez afinaba más la vista, intentando creer lo que veía. Lo hacía muy bien disimulado, pero la pille un par de veces y yo le miraba de arriba abajo lo buena que esta la canija. Me la podía follar cogida en vilo con un brazo, y un café en la otra.
Picaron, y riendo las dos, salieron corriendo a abrir. Vaya dos culitos se les veía. Fui tras ellas, pero me quedé escondido, no fuera a pasarse el chaval de verdad.
Pero le dieron puerta rápido entre risas. El chaval lo intento, les dio charla mientras las comía con los ojos, y al final les pidió su Facebook, pero le dieron largas y se despidieron dejándolo con la palabra en la boca.
Las dos reían como gallinas cuando entraron al salón, y les botaban las tetas alegremente libres. Mi sobrina se sentó en mi lado, aun riendo, diciéndome que le tenía que haber visto la cara al muy pardillo. Su amiga seguía de pie, riendo también y comentaban la jugada riendo sin parar.
-Bueno tía, ¿vamos a cambiarnos no? - le dijo su amiga.
-Yo me quedo así, me pongo unas braguitas y ya estoy. Son cómodos estos camisones -le dijo descarada.
Su amiga no sabía que hacer, estaba en el dilema de taparse más y parecer una estrecha, o seguir así.
-Vale, si, son cómodos-dijo y se fue a la habitación a ponerse la braguita.
Mi sobrina aprovecho, y me dio un gran beso mientras sobaba mi polla, y yo le acariciaba los pechos, poniéndole los pezones duros.
Se levanto sonriendo y se los señale. Se le marcaban muchísimo, y exclamo en silencio, amenazándome mientras se iba a la habitación.
-Tito ven porfa-me pidió mi sobrina desde la habitación.
Sabía que estaba medio trempado, por eso lo hacía. No podía aparecer así, y le contesté:
-Espera que estoy hablando por wasap-le mentí.
-Bueno, cuándo puedas-me dijo maliciosa.
Fui al rato ya menos trempado y estaban las dos en su cama de arriba de la litera, viendo la tele sentadas como dos indias, con las piernas cruzadas.
-Dime cariño-le pregunte
-Baja la cama, qué esta dura y no podemos-me pidió mirando mi polla cuando dijo “dura”.
Trasteé un poco, y al final conseguí bajar la cama de abajo. Ya me iba a levantar y mi sobrina me salto encima como si fuera un caballo y me atrapo con los brazos y las piernas, riendo.
Le cogí del culo con una mano y le empecé a dar vueltas como hacia siempre cuando me salta encima. No era la primera vez, pero ya hacía tiempo que no se lo hacía.
- ¡Jajaja! ¡que mareo! -decía riendo.
- ¡Para, para que me mareo! – me pedía como siempre.
- ¡Sonia ayúdame, tía! ¡Paralo! ¡jajaja! - le dijo a Sonia que estaba riendo también.
- ¡Salta tú también! - le dijo mi sobrina.
Pero se refería a que saltara encima de ella, y así me tirarían al suelo, no lo que hizo.
Salto y se pegó a mi agarrada también a mi cuello y atrapándome con sus piernas. Pare de dar vueltas, intentando mantener el equilibrio con tanto peso, y le cogí a ella también de su culito sin pudor, agarrándole los cachetes firmemente. La tenía bien pegada con sus tetitas duras en mi pecho y notaba el calor de su conejito en mi barriga y su respiración en la cara.
- ¡Ahora vais a ver! - les dije, dando vueltas en sentido contrario.
Reían como locas pidiéndome que parara, mi sobrina sabia el truco para escapar, pero seguía divirtiéndose y no lo hacía.
- ¡Agarraros fuerte que pesáis mucho! – les dije apretando sus culos.
Sonia dio un impulso arriba con sus brazos, cuando sintió mi mano ya soltando un cachete, sabiendo que le pondría la mano en su coñito si dejaba más peso. Mi sobrina, más pesada, pero más fuerte se agarraba bien y me frotaba su coñito en mi espalda. Lo notaba ardiendo y mi mano sobaba su cachete del culo. Reíamos y daba vueltas. Paraba poco a poco, y empezaba en la dirección contraria. Mi sobrina tiro la cabeza hacia atrás riendo como hacia siempre. Sonia la empezó a imitar y sin querer aflojo sus brazos y dejo más peso en mi mano, lo que hizo que le soltara un cachete y la cogiera ahora de uno, con mis dedos en su coñito. Aprete un poco sus labios y al notarlos como la violaban, empezó a hacer más fuerza con los brazos, intentando subir, yo me hacia el tonto y reíamos. Ella también reía, pero la note incomoda. Me di cuenta, y le aflojé un poco los dedos, pero ya estaban en todo su coñito. Fui parando hasta que abrió sus piernas y salto al suelo cayéndose algo mareada y riendo. Mi sobrina siempre metía una pierna entre las mías y se ponía en mi costado haciéndome caer.
Caímos al suelo, con ella encima de mi polla atrapándome las manos riendo me dijo:
- ¿Ya hacía tiempo que no te lo hacía eh? Ya casi no puedes conmigo.
Yo reía también exhausto por el esfuerzo, y le dije:
- ¡¿Cómo que no puedo!?
Y le cogí de los muslos, le pase las piernas a mi alrededor, dejando ahora su conejito ardiendo, bien pegado a mi polla, medio morcillona ya, y me levante con ella cogida como un mono riéndonos, le cogí de los sobacos, y la lance a la cama de arriba como una muñeca.
Se meaban de risa.
Sonia ahora miraba mi paquete hipnotizada y roja de tanto reír, y tanto esfuerzo, parando de reír mirando mi polla fijamente. La mire a los ojos y luego le mire el conejito, para que supiera que lo había hecho queriendo. Abrió los ojos al darse cuenta y puso cara como de reproche, pero no la note disgustada.
Hice que me quitaba el polvo de un hombro y me fui.
Volvieron a reír diciéndome chulo y cosas así.
Las deje descansar y me fui a por algo fresco. Había gozado estando “empanado” por dos gacelas sudorosas y calientes.
Al poco rato vino mi sobrina y se volvió a tirar encima mío como un mono, empujándome a un lado besándome.
-Como me habéis puesto cabronas- le dije sobándole el culo aguantando su peso otra vez.
Nos besábamos y se frotaba con mi polla suavemente.
-Para loca, qué no voy a poder ir a cenar-le dije- contrólate un poco.
-Se ha fijado en tu paquete- me dijo riendo maliciosa -dice que no puede ser tan grande- me dijo.
Se soltó y se puso de pie, girándose a por el rollo de servilletas. Me miro viciosa riendo, y se fue dejándome otra vez medio morcillón.
Las muy “pájaras” habían pedido cerveza para un regimiento, y ya bebían y brindaban cuando entraba, haciendo que charlaba por el móvil, para disimular mi tardanza.
- ¡Uy que peligro tenéis! -les dije cogiendo la cerveza que me ofrecía Sonia con una sonrisa.
- ¿Dónde están escondidas? No las había visto-les pregunte.
- ¡Ah! Es mi escondite-me dijo mi sobrina.
Volvieron a reír.
Cenemos viendo video clips de música y me iban haciendo los bailes que se sabían. Me quitaban el hambre con esos camisones sudados y esa manera de moverse. Lo hacían genial y al compás.
-Se nota que ensayáis-les dije embobado.
-Claro, sino no sale bien- dijo Sonia.
Estaba más suelta y menos cohibida desde lo de su coñito. Y las cervezas ayudaban también.
Comíamos los helados, y a mi sobrina le cayó una gota justo en un pezón. Y reímos. Ella puso cara de enfado, pero de coña, y me tiro una cucharada que me dio en la cara. Volvimos a reír.
-Deja que te lo limpio Tito-me dijo cogiendo una servilleta.
Se sentó en mi pierna y levanto la servilleta, pero me lo limpio con un lametón riéndose las dos. Mire su pezón manchado de helado y empezaron a decir las dos a la vez:
- ¡No! ¡No! ¡No! ¡Jajaja!
Y agarrándola de los brazos me metí su teta en la boca y sorbí.
Se meaban de risa.
Mi sobrina parecía que tenía un plan, la muy pilla. Cogió otro poco de helado con la cucharilla y se lo lanzo a Sonia, que le dio en la barriga. Me miro y me dijo riendo:
- ¡Ataca!
¡No! ¡No! ¡Jajaja! decía Sonia, cuando vio que iba por ella lentamente. Se cayo para atrás en el sofá e intentando impedirlo, le cogí los brazos y se los subí acercándome a sorberle el helado de su barriguita, pasando mi boca casi tocando sus pechitos, que botaban por la risa y mirándola con ganas de comérselos.
-Te vas a enterar ¡jajaja! - le dijo a mi sobrina
Y cogió ella esta vez helado y le lanzo dándole en el cuello. Y me dijo:
- ¡Ataca! Riendo como loca.
Cogí una servilleta y le dije:
-Espera que te lo limpio- y saque la lengua como un perro, mientras iba en su busca.
Le agarre, haciendo el amago con la servilleta, y le lamí el cuello más de lo que lo tenía manchado.
Se partían de risa las “pájaras”. Y yo gozaba con el juego. Pero paremos y nos tranquilizamos un poco de tanta risa.
Pusieron una peli y bajaron la luz casi a oscuras. Yo volví a salir a la cocina a fumar con el café y mi sobrina se contuvo, y esta vez no vino.
Al volver, vi que era de terror, y estaban las dos a cada lado del sofá con un cojín, escondiéndose de la pantalla, supongo.
Me senté, y enseguida se me pego mi sobrina, cogiéndome un brazo y tapándose con el cojín. Ya sabía que quería la guarrilla. Le empecé a acariciar la barriguita y ella miraba la peli. No tenía prisa, así que estuve así un rato, dedicado a su barriguita de acero y su ombligo. Al rato ya con los monstruos ganando, Sonia también se me pego cogiéndome el otro brazo y haciendo lo mismo. Pero por ahora solo le deje la mano muerta en su muslo y ella me agarraba y gritaban las dos por la peli.
Mi sobrina tenía miedo por la película, pero quería más, y movía el brazo llamando mi atención. Me apiade de su calentura y le empecé a meter la mano, subiendo su camisón y sobando sus muslos, poco a poco, que no se notara el movimiento del brazo.
Sonia me sorprendió, y en uno de los gritos que pegaban las dos, me movió el brazo y lo subió levantando el camisón encima del muslo. Noté el encaje de la braguita y metí dos dedos debajo poco a poco. Levante los dedos y la braguita le apretaba el conejito. Pego un saltito y no dijo nada, seguía mirando la película.
¿Sera posible la gacela canija que me pide guerra? Pensé para mí. Bueno jugaría un poco a ver que hacía.
Le movía y tiraba de la goma de la braguita, y removía el culo buscando que le entrara más en el coñito, mirando la peli como si nada. Al rato ya le tiraba sin miramientos, empezó a poner cara de gozo, mordiéndose los labios y moviéndose disimuladamente.
Mi sobrina ya me había llevado la mano a su chochito y se lo acariciaba de arriba abajo. También tenía ya cara no pasar nada de miedo. Levantó una pierna y la puso encima de la mía dejando su coñito a mi merced debajo del cojín. Le pasaba la mano ahora ya hasta su culito, empapándolo todo.
Mi rabo ya estaba a tope, y suerte que no lo veían por los cojines.
Sonia resulto no ser tan tímida, y me cogió la mano sacándola de su muslo, poco a poco, para que no se notara, y me la puso entre sus piernas muy disimuladamente. Bajo la que tenia en mi brazo, mientras yo le apartaba la braguita a un lado, y le empezaba a hacer lo mismo que a mi sobrina sobándole el coñito también empapado, y la metió en mi pantalón buscando mi polla. La encontró enseguida y la empezó a recorrer poco a poco. Llego a mis huevos y los acaricio con la punta de los dedos con suavidad, mientras le pajeaba poco a poco también.
Ya no tenían miedo de los monstruos de la película, ni se asustaban, simplemente miraban la pantalla aguantando los gemidos y mordiéndose los labios. Sonia se sobaba un pechito con la mano libre y movía las caderas recibiendo mis dedos buscando que le entrara alguno, me pajeaba lentamente y se paraba en mi capullo, volviendo a bajar.
Temía que mi sobrina también quisiera cogerme la polla, y se encontrara con la mano de Sonia. Pero no podía impedirlo, no me soltaba la mano en su coño y me indicaba el ritmo e iba cambiando de su coñito a su culo. Y claro, también metió la mano en el pantalón. Toco la de Sonia y las dos las retiraron disimuladamente.
Me empecé a reír, y les metí a las dos de golpe dos dedos en sus coñitos.
Las dos disimularon como pudieron sus gemidos. Me agarraban las manos, y las empecé a follar poco a poco más rápido.
Ya iba siendo hora de su primer trio, pensé. Y mire a mi sobrina, y la bese. Ella se sorprendió, pero me beso también buscando mi polla otra vez. Las dos lo sabían, quizá la más escandalizada era Sonia, por ser su tío. Pero no creo que le importara mucho en este momento, mientras le follaba con dos dedos, que eran más grandes que cualquier polla que la hubiera follado.
Mi sobrina aparto el cojín y me bajo el pantalón con mi ayuda, y libero mi polla. Sonia la miro con los ojos como platos, mientras gemía, y alucino más cuando mi sobrina se la empezó a meter en la boca tragando como una experta que ya era. Levanto el culo y se puso de rodillas follándose la boca, como sabe que me gusta, le saque los dedos y le pase la mano por sus tetas apretándolas y sobándoselas, se dio cuenta, se incorporó y se quitó el camisón. Se giro a mí, me beso y me las puso en la cara, pajéandome.
Sonia gemía ya más descarada, y no tardaría en correrse, así que le saque los dedos y le tire del camisón para arriba, indicando que se lo quitara. Agarre a mi sobrina del cuello y la lleve a mi polla. Acerqué a Sonia, y me metí una tetita entera en la boca, mientras le sobaba su culito duro y redondo sorbiéndola y jugando con su pezón con mi lengua. Me agarro la cabeza y me la apretaba contra ella, aflojaba y me llevaba a la otra tetita moviendo su culito contento.
Mi sobrina seguía follándose la boca y yo la sobaba todo el cuerpo. Pasaba por sus tetas, las magreaba, subía por su cuello y bajaba por su espalda hasta su culo. Paraba en su coñito, le follaba rápidamente con dos dedos, y se los sacaba de golpe buscando su culito, que me esperaba ansioso, apretaba sin piedad y entraban hasta el fondo. Ella gemía con mi polla en la boca sin parar, mientras le follaba el culo cada vez más rápido.
Sonia estaba en estasis, ya tenía dos dedos en su coñito follandola. Los saque, y se los pasé por su culito, mojando su entrada, volví a follarle el coñito y repetí la operación, esta vez empujando uno por su pequeño culo. Salto cuando vio lo que intentaba. Alcé la vista con su tetita en mi boca, y le sonreí. Ella suspiro y bajo buscando mi dedo. Mientras entraba le metía otros dos en el coñito moviéndolos desbocados y ella ya olvido el dedo que entraba poco a poco, mientras se movía follándose ella sola mi mano.
Mi sobrina no podía más, y quería mi polla dentro, para correrse y que le llenara de lefa su culo perfecto. Soltó mi polla y besándonos apasionados, se sentó encima y se la fue metiendo por el culo, soltando un buen gemido:
- ¡Aaaaaaj! ¡mmmmh! ¡Aaaaaj! ¡me encanta que me llenes tito! ¡Mmmmmh! - empezando a follarse sola también.
Gozaba con su culo y sorbiendo las tetitas de Sonia que, agarrada a mi brazo, se follaba con ganas sus dos agujeros. Ahora gemíamos todos sin contenernos.
La primera fue Sonia, que me agarro más fuerte el brazo y apretaba mi cabeza a su pechito, empezando a correrse:
- ¡Ah! ¡Ah! ¡Mmmmmh! ¡Aaaaaaj! ¡Aaaaaaj! ¡Joder tito que gustazo! ¡Aaaaaaj! ¡Mmmmmh! - gemía y se corría. Y desde ese momento ya sería su “tito” también.
Mi sobrina fue la siguiente, metiéndose ya toda la polla y botando más desbocada agarrada a mis hombros:
- ¡Mmmmh! ¡Aaaaaj! ¡Me corro! ¡Aaaaaj! ¡oooooj! ¡buuuff! ¡mmmmh! - gritaba retorciéndose y buscando mi boca para besarme.
Sonia me besaba el cuello y me lamia, y le fui sacando los dedos, subiendo a sus cachetes del culo y apretándola contra mí, sobándoselo con ganas, se lo quería follar y hacerla gritar. Nos estuvimos besando un rato y mi sobrina se fue sacando la polla de su culo agradecido. Se restregaban contra mí, como dos gatitas aun cachondas. Y las tenía que contentar.
Mi sobrina alargo un brazo y cogió un paquete de cervezas y se sentaron cada una en una pierna acariciándome. Bebimos una lata cada uno para refrescarnos y al rato, Sonia fue bajando sus caricias asta mi polla, que enseguida la recibió contenta. Me pajeaba y mi sobrina y yo la mirábamos como lo hacía.
- ¿Cómo te metes tanta en la boca? -le pregunto a mi sobrina.
-Es práctica, ya lo veras-le dijo.
Y Sonia, ansiosa desde que la vio por primera vez, se puso de rodillas y la empezó a lamer sin prisas. Abrió la boca y se la metió poco a poco, y mi sobrina le agarro la cabeza y apretando le dijo:
- ¡Traga, traga más puta!
Se la saco tosiendo y empecemos a reír.
-Tienes que hacer hueco en la garganta-le explico.
Y Sonia obediente volvió a tragar, se paró y trago un poco más. Subió y volvió a bajar.
Mi sobrina le agarraba la cabeza y le empujaba un poco cada vez. A veces le entraba, y otras la soltaba tosiendo y con pequeñas arcadas. Pero volvía a la carga con mi mano ya pellizcándole sus tetitas y retorciéndole los pezoncitos. Le gustaba, porque le ponía más empeño y movía el culito.
-Dame tu coñito cariño-le dije a mi sobrina.
Se puso de pie en el sofá y se sentó en mis hombros poniéndome su coñito en la boca agarrada a mis pelos. Le sorbia y le lamia lentamente, mientras Sonia seguía chupando, moviendo su culito. Parece que me reclamaba y eso hice. Le solté sus tetitas y fui acariciando su cuerpo hasta su espalda bajando a su coñito mojado. Se lo empecé a frotar y recordé que no tenía ya el himen, pero lo fui a comprobar. Le puse dos dedos en su entrada, y ella sola empujo atrás y se los metió gimiendo y chupando con más ganas. Se los saque y le busque el culito. Le empuje los dos y empezó a refunfuñar, estire el dedo gordo y le frotaba el clítoris mientras empujaba.
- ¡Aaaj! ¡Duele tito! ¡Aaaj! -me decía.
-Aguanta Sonia, ¡Mmmmh! ya verás que gustazo ¡Aaaaaah! cuando te lo folle ¡Mmmmh! - le dijo mi sobrina como pudo entre gemidos.
Seguí empujando y poco a poco entraron hasta la mitad. Pare y le frote con más fuerza el clítoris. Empezó a gemir y se los empecé a sacar y meter poco a poco. Cada vez le entraban más y se quejaba menos. Bajo una mano y aparto mi dedo masturbándose ella a su gusto mientras recibía mis dedos en su culito.
Mi sobrina ya gemía y se movía más rápido, y le dijo a Sonia:
-Follate el coño, ya probaras por detrás.
Sonia paro en seco y se sacó mi polla de la boca, se incorporó sentándose encima de mí, y colocándose mi polla empezó a bajar, me agarraba los pectorales y los empezó a apretar con fuerza gimiendo:
-¡Mmmmmh! Esto si es una polla ¡Mmmmmh! ¡Ooooooj!
Mi sobrina se giró y se miraron sonriendo cómplices, y le dijo:
-No te acostumbres que es mía.
Empecemos a reír todos.
- ¡Chupa mi amo! ¡Chupa! ¡Aaaaah! ¡Mmmmh! ¡Me corro! ¡Aaaaaj! - me decía mi sobrina agarrada a mis pelos corriéndose.
Le sorbía y le lamia sus deliciosos jugos, mientras le apretaba sus pechos, y Sonia me empezaba a cabalgar más animada hincándome las uñas en mi pecho.
- ¡Mmmmh! ¡ah! ¡ah! ¡ah! No puedo ¡Ah! ¡Ah! Mas adentro ¡Ooooj! ¡Que pollón joder! ¡Ah! ¡Ah! -decía cabalgando y gozando como nunca.
Yo dejaba reluciente el coñito de mi sobrina y se movía despacio entre espasmos, gozando de su orgasmo entre gemidos apagados. Sonia ya no podía más, y empezó a gemir más fuerte y a botar desbocada.
Me hubiera gustado ver sus tetitas botando, pensé.
- ¡Aaaaj! ¡Aaaaj! ¡ya viene! ¡ya viene! ¡Mmmmmh! -gritaba Sonia
Mi sobrina se apartó, y la pude ver con la cabeza levantada, los ojos en blanco, brillando de sudor y sus dos tetitas botando alegremente.
Acabo se correrse y les dije:
- ¡Ya casi estoy! ¡Mmmmh! ¡ya viene! ¡Ooooj!
Sonia se levantó y poniéndose de rodillas en el suelo, se la metió en la boca y empezó a chupar.
- ¡Si así, así joder chupa! ¡Ya viene! ¡Oooooj! ¡Trágala toda cariño! ¡Mmmmh! ¡oooooj! -Le decía acompañándola con mis manos, cogido a sus hombros.
Trago y chupo como una experta, se le notaba que no era la primera vez. Me corría y mi sobrina me lamia un pezón y me pellizcaba el otro muy traviesa, mirando a Sonia, asombrada por como tragaba toda mi lefa.
Se volvieron a sentar una en cada pierna apoyadas en mi pecho y nos íbamos besando y acariciando. El salón olía a sexo, sudor y cerveza. Y recordé que no nos podíamos quedar dormidos ay.
-Vamos a ventilar y a recoger todo esto chicas- Les dije.
- ¡Si es verdad!, hay que esconder las latas también -dijo mi sobrina.
Me liberaron de sus cuerpos sudados y me fui a fumarme un cigarro a la cocina, algo dolorido por las posturas que había tenido que hacer, para hacer gozar a las dos jóvenes gacelas.


Continuará.


Autor: CacharroLoco 






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