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Capitulo II - Paulina "El despertar de mi esposa"

Capitulo II - Paulina "El despertar de mi esposa"

Introducción: Mi nombre es Ricardo, a mis 35 años tengo éxito en los negocios, y estoy casado con una maravillosa esposa Paulina de 29 años. Los dos estamos muy enamorados y siempre hemos estado muy unidos, aunque en mi interior de alguna manera siempre faltaba algo. Como muchos hombres, siempre había tenido la fantasía de ver a mi esposa haciendo el amor con otro hombre. Se que la mayoría de la gente podría pensar en mí como alguien débil o fracasado, sin embargo, me considero masculino y fuerte, un hábil para los negocios y la idea podría ser todo menos un capricho. Siempre me ha excitado mucho la idea de que mi esposa sea una chica sexy y decidida.


Los siguientes días mis pensamientos sobre ellos poseyeron mi mente en el trabajo. Podría pensar un poco más.


Un par de noches después estábamos en el gimnasio y todo empezó igual. Trabajamos y luego ella saludó con una sonrisa y se fue con Marcos de nuevo.


Pensamientos de ellos inundaban mi mente. Cuando volvió a casa, yo estaba en el sofá hojeando una revista y escuchando vagamente la televisión. Entró rápidamente y se sentó sobre mí, sujetando ligeramente mis brazos junto a mis muslos con sus piernas, y luego me dio un gran beso húmedo, de nuevo sabía a sexo.


Lentamente aplastó su coño contra mi ingle.


—No te aburriste esta noche, ¿verdad? ¿tenías mucho en que pensar? —preguntó.


Picoteando de besos mi frente y sonriendo. Cerró los ojos y lamió mis labios cubriéndolos con su olor a humedad, y luego me besó apasionadamente envolviendo sus brazos alrededor de mi cuello.


Ella se apartó manteniendo su sonrisa y me miró fijamente a los ojos.


—¿Me extrañaste? —dijo. Como si fuéramos los amantes más cercanos y ella hubiera estado de compras.


Envolvió el lóbulo de mi oreja y me susurro —mis besos te excitan, ¿no, es así? —Su cálido aliento y sus palabras se precipitaron a través de mí. Me sentí deliciosamente atrapado, atrapado bajo su cuerpo, sus palabras y este evidente despertar.


Sus besos me excitaron, más allá de lo que ella podría haber estado imaginando. Me quedé allí mirándola, deseando que me besara de nuevo.


—¡Dímelo!, dime que te gustan mis besos —dijo de nuevo.


—¡Sí! Me encantan tus besos” —lo admití y cuando lo hice, volvió a darme un profundo beso francés, lamiendo toda mi boca y todos mis labios. El sabor y olor masculino era realmente fuerte. Tuve que recuperar el aliento, estaba tan excitado.


¿Qué me estaba haciendo?


Ella me besaba profundamente una y otra vez. Sus palabras me habían llevado al límite y comencé a car profundamente, perdidamente, saboreando el sabor que pude encontrar y pensando en mi esposa que había estado chupando de nuevo esa polla esta noche. Me di cuenta de que la estaba besando con avidez más profundamente que nunca y lamiendo sus labios tratando de probar más.


—Dime que puedes saborearlo —dijo —y dime que te siga besando.


Mi polla anhelaba liberarse debajo de ella y mi cabeza daba vueltas mientras jugaba conmigo. La lamí por todas partes como un loco, sin querer detenerme a responder, sin querer renunciar a estos besos tan eróticos. Esta noche me estaba poniendo descaradamente cara a cara con su indiscreción. Ya no estaba tratando de hacer que ella jugara mi juego. Me había obligado a jugar el suyo y me estaba jugando como un niño a un juguete.


—¡Oh! Sí te gusta, está bien, puedes probarlo sé que te gusta —dijo mientras se inclinaba hacia atrás con sus ojos sobre mis labios —ha ambos nos encanta ¿no?


Lentamente rodó fuera de mí y se recostó en el brazo del sofá, levantando sensualmente su falda y deslizando su mano entre sus piernas, comenzó a jugar con su intimidad. Lentamente abrió sus piernas para mí, revelando sus bragas empapadas.


Tiro de ellas a un lado para que pudiera ver sus labios, tocándolos un poco.


—Estoy tan caliente —dijo —Marcos es un hombre tan sexy, mira lo húmedo que está por él esta noche.


Mi corazón latía con fuerza fuera de mi pecho, tratando de entender sus palabras. Se terminó de quitar las bragas húmedas por las piernas, sobre los tobillos y las arrojó amorosamente a mi cara. Abrió las piernas más y más revelando su coño por completo, sus labios separándose para llamar aún más mi atención.


Mi cabeza daba vueltas, intentando sentar la idea de que ella había estado jugando con Marcos y lo húmedo que había dejado su coño. Era como un cuchillo.


—¿Quisieras probarlo? —dijo mientras deslizaba un dedo dentro de ella —Ella necesita mucha atención y no ha recibido suficiente, todavía no he dejado que se la folle, ¿sabes?.


Nunca antes Paulina había estado tan segura de sí misma, nunca había sido tan desagradable, pero me encantaba.


—Se muere por follarme, pero hasta ahora he disfrutado bromear con él, me encanta excitarlo tanto. Creo que una noche puede tomarme y violarme incluso de tanto deseo —ella sonrió sensualmente tratando de empujarme al límite —Simplemente no sabe la situación que tenemos tú y yo, ¿o sí? —dijo ella.


Estaba paralizado, no pude decir una palabra. Solo escuché mientras la miraba recostada contra el brazo del sofá, con las piernas abiertas y provocándome para probar su coño que alguien más había mojado. Una ráfaga pasó a través de mí. Estaba tan excitado que apenas podía contenerme.


—Ahora ponte de rodillas en el suelo y lámela como un buen marido— dijo.


Le obedecí y me puse de rodillas en el suelo entre sus piernas, la miré a los ojos.


—Ahora sé un buen chico y lame mi coño —miré sus dedos que mantenían los labios separados para mí.


—Tenemos una nueva regla —dijo.


Un escalofrío me recorrió. Me encantó la forma en que dijo eso. La miré emocionado de escuchar lo que podría ser.


—De ahora en adelante lo que mi coño quiera, lo dejaré hacer, ¿te gusta esa actitud? —preguntó —Y lo que sea que ella quiera quiero que tu hagas, lo harás.


— Ok —respondí —eso suena muy sexy.


Miré su coño sexy, quería complacerlo, lo que quisiera. Quería que ella estuviera satisfecha.


Yo era un hombre en problemas. Quería demostrarle cuánto la amaba, quería complacerla y reforzar su control de esta manera. Me encantaba que otro hombre y su polla la excitaran y la pusieran tan resbaladiza y que ella hubiera traído sus jugos a casa para que yo jugara con ellos.


Bajé la cabeza y toqué con mis labios su abdomen y besé mi camino hacia abajo, encontré la parte superior de sus labios debajo de su ligero arbusto. Se deslizó hacia adelante para que su coño estuviera justo al borde del sofá, luego se acomodó en las almohadas mientras inhalaba el maravilloso olor de la feminidad. Toqué mis labios con sus pliegues y sentí esa maravillosa primera capa resbaladiza en la punta de mi lengua. Entonces mi lengua se estiró y separó ligeramente sus labios, separándolos, sintiendo el interior resbaladizo adicional.


Entre más profundo y sentía una inundación de su crema que él había estimulado. Ella estaba empapada. Lamí su coño, como nunca lo había hecho. Enterré mi cara en él, tratando de lamer tan profundamente como pude, queriendo probar todo de ella. La lujuria me estaba alcanzando y podía sentir mis oídos enrojecerse y luego toda mi cabeza y cuerpo. Siempre había sido un hombre al que le encantaba el sexo oral, pero su nueva forma de pensar estaba elevando la experiencia a un estado alterado.


Paulina había comenzado esto por alguna razón, pero ahora lo estaba disfrutando. Estaba recostada en el sofá agarrando el respaldo y el reposabrazos mientras su coño se limpiaba por toda mi cara. Las palabras de la televisión se escuchaban de fondo, acompañados de los ricos gemidos que mi esposa había comenzado a hacer.


—Creo que te gusta esto —dijo ella —te gusta probar su polla en mis besos, probar la humedad que me provoca cuando se lo hago a él.


Mis ojos nunca se abrieron, solo seguí saboreando y lamiendo ligeramente su clítoris, haciéndole el amor con mi boca y mostrándole mi aprecio por ser tan erótica, hermosa.


—¿Te gusta que mi vagina sea excitada por otro hombre? —preguntó, entre gemidos y respiraciones. Levanté la vista y nuestros ojos se encontraron de nuevo.


—Él me enciende mucho ¿sabes? —dijo leyendo mi mente —aún no lo he tomado, pero ya le he chupado su gran polla —dijo hablando como si su entrepierna le estuviera haciendo qué hacer. Me miró esperando una respuesta —A ella le gusta cuando le chupo la polla, ¿no te das cuenta?, por eso has disfrutado tanto de mis besos últimamente ¿no es así? —Asentí besando suavemente su arbusto.


—Buen chico, siempre dijiste que querías que otro me hiciera el amor, ¿no es así?


Estoy seguro de que mi mirada en blanco le dijo mi estado de ánimo. Amaba que me hablara así, haciéndome enfrentar el hecho de que amaba que otro hombre la pusiera así. Haciéndome admitir que amaba el sabor de su polla en sus labios.


—¡Me encanta esto! —dijo ella —No puedo creer que nunca te acepté hacer esto hace años. Dejó que un chico sexy me saque y trate de ganar mi afecto. Lo provoco toda la noche y luego le chupo la polla. Después de que haya conseguido mi coño esté encendido y resbaladizo, te lo llevo a casa, me acuesto y luego te provoco mientras me lames y me muestras lo agradecido que estás. Y ahí estás, allí abajo, lamiéndola como un cachorro hambriento hasta que me corro, todo sobre tu cara.


La lamí profundamente.


—Sí me encanta —dije.


Mi cara estaba resbaladiza y húmeda ahora también.


—Se que lo haces, y voy hacer que lo ames más —dijo —antes de que termine, te volverás adicto. Me gusta pensar en ti en casa viendo la tele mientras yo estoy afuera chupando una gran polla.


Se recostó en silencio mientras yo continuaba lamiéndola y disfrutándola. Luego lentamente comenzó a girar contra mí de nuevo.


—También me encanta ¡ohh! ¡También me encantaaaa! ¡ahhh! —dijo con los ojos cerrados sintiendo un temblor en sus piernas.


Esa sensación familiar de su coño a medida que se hinchaba más. Sabía que me estaba diciendo que ella se estaba acercando. Empecé a concentrarme en lamer su clítoris con movimientos rítmicos como una mascota lamiendo la miel de la palma de su dueño. Lo sentí moverse, comenzando a palpitar lentamente debajo de mi lengua y me encontré con cada lametón reconfortante.


Pronto su coño y yo estábamos bailando lentamente, construyéndonos y acercándonos hasta que su canal de amor comenzó a contraerse contra mis labios y barbilla. Lamí y provoqué lentamente llevándola a ese punto sin retorno. Su clímax se hinchó cuando su coño hizo el amor en mi cara, y luego explotó cuando sus caderas giratorias esparcieron sus jugos sobre mis labios y barbilla.


Fue maravilloso y pareció durar para siempre.


Luego, mientras se calmaba lentamente, se relajó mientras yo continuaba lamiendo sus nuevos jugos. Luego me miró y puso sus manos detrás de mi cuello y me atrajo hacia ella, lamiendo sus propios jugos de mis labios.


Después de un rato, me preguntó si me gustaría desnudarla y darle un baño rápido.


—Me encantaría —respondí.


Fui a buscarle un trago mientras preparaba el baño.


Se veía hermosa a la luz de las velas del baño, mientras se metía en la bañera. Su pecho brilló cuando el agua los envolvió. Se recostó en la bañera relajándose y mirándome.


—¿No te excita cuando te dije sobre chuparle la polla a otro? —preguntó.


—Sí… fue muy agradable, muy sexy —respondí.


—Bonito, ¿o té encanto?


—Me encantó —admití.


—Tiene buena polla —dijo mientras se inclinaba hacia arriba, abriendo los ojos con un brillo y sonriéndome —Te gustaría Marcos, se parece mucho a ti, muy pervertido, pero mucho más dominante. Y sabes cómo me gusta que me dominen.


Es uno de esos tipos a los que les gustas tener el control… si alguna vez viene, quiero que seas amable con él, dijo que pensaba que tenía mucho potencial para convertirme en una esposa sumisa y agradable para ti, y que él era el tipo justo para darme el entrenamiento especial que necesitaba. ¿Te gustaría eso? ¿Te gustaría que él me entrenara? Ser una esposa sumisa y caliente para él y en parte para ti… aunque para ti sería más la que domine —preguntó.


La miré sin decir una palabra mi mente trabajaba al mil por ciento, el arqueo de sus cejas me sacó del ensimismamiento.


—Sí… —respondí.


—Bien, tengo que admitir que realmente me excita cuando apruebas todo lo que te propongo. Marcos dijo que, si iba hacer una buena estudiante, tendría que ser una chica muy mala para él ¿tú quieres que lo sea cierto? Una buena estudiante para él, ¿verdad cariño? Quiero que me haga serlo.


Al contrario de lo que hubiera creído, amaba donde me tenía. Siempre había querido verla hacer el amor con otro hombre, pero nunca había pensado en este tipo de bromas mentales o en lo mucho que se estaba metiendo en ellas, ni las había negociado.


—Él dijo que podía entrenarme para amar su polla ¿Puedes creerlo? ¿te gustaría? —No espero mi respuesta y continúo — Pero él dijo que si lo hacía tendrías que aceptar ser un buen marido cornudo, al menos por un tiempo. ¿No te importa serlo verdad? ¿O que te provoquemos un poco cariño? Especialmente si eso hace feliz a Marcos —dijo —Él tuvo una mala experiencia con un esposo celoso hace años, y dijo que esta vez tendrías que demostrarle que no estabas celoso, puedes hacer eso ¿Verdad cariño? —preguntó.


Mi polla estaba furiosa y mi corazón latía con fuerza de nuevo. Pensé sin decir nada, pero me di cuenta de que solo había una respuesta que ella quería escuchar y yo no podía ir a ninguna parte, así qué asentí con un ligero movimiento de la cabeza.


—Bien eso es lo que quería, veré que puedo hacer por ti. Creo que Marcos va a disfrutar esto —ella dijo —apuesto a que, si te ponemos celoso, esa polla tuya se mantendrá bonita e hinchada como está ahora.


—Lo que sea que quieras hacer este bien cariño —dije, con miedo total y emoción total a lo que me estaba llevando.
—Bien, esto se está volviendo mucho más creativo y divertido de lo que jamás pensé que sería —dijo.


Miró mi polla. Goteaba tanto líquido preseminal que no podía creerlo.


—¿Quieres que empiece a darte más detalles? —me preguntó.


No quería sentirme más humillado y tener que admitirlo al menos no ahora.


—Sí quiero que empieces a contarme todos los detalles —admití.


—¿Todos los detalles? —dijo inclinándose sensualmente a mi oído —Dime lo que quieres escuchar… ¿Quieres que te diga cuánto me excita Marco y otros hombres? ¿Quieres escuchar todo sobre lo que hacemos juntos, sobre sus pollas y lo que Marco me obligará hacer?


—Sí, quiero que me lo digas —Contesté, estaba fuera de control ahora y mi polla goteante parecía estar respondiendo las preguntas por mí.


—Buen esposo, está bien comenzaré diciéndote lo hermosa que tiene la polla Marcó, tú tienes una buena polla, pero la suya es aún más grande y tiene una buena cabeza llena de protuberancias distintiva e hinchada alrededor, se afeita sus grandes testículos y alrededor de su polla hay un pequeño mechón de vello sobre la parte superior de su base… le encanta la forma en que se la chupo y como lo provocó hasta que no puede contener su semen por más tiempo —dijo mirándome atentamente a mis reacciones —me encanta apretarlo y ver cómo se inflama y se pone morado, especialmente cuando se enciende mucho y comienza a brotar esas gotas transparentes de líquido preseminal.


Me encanta esa parte —decía mientras miraba mi polla —algo así como si lo estás tú ahora —sonrió —después de provocarlo hasta que no puede más es como si el cielo se abriera. Nunca había visto una polla producir tanto semen. Creo que realmente lo excito. Sabes que nunca he sido una mujer que pensara mucho en el semen. Solía pensar que ni siquiera me gustaba, todo cremoso y desordenado, pero Él me está enseñando lo sexy y erótico que es. Es el núcleo de la sexualidad del hombre. Es el tesoro que obtiene una mujer cuando ha hecho un buen trabajo excitando a su hombre y cuanto más lo excita…más obtiene. No sé qué me ha pasado en las últimas semanas, creo que ahora me estoy dando cuenta de cuánto amo las pollas —dijo con una sonrisita mirándome con esa carita de niña inocente.


Ella me miró y con sonrisa burlona preguntó —¿Debería parar?


—No —dije.


—Bien —dijo jugando —Me gusta poder compartir todo esto contigo. Sería terrible estar tan emocionado por algo y no poder decírselo a nadie. Oh ahora que lo pienso, no puedo esperar a contárselo a mi amiga, ella ama lo que estoy haciendo. Le dije a Marcos lo mucho que parecían gustarte mis besos después de haber estado lamiendo y chupando su polla.


La miré con incredulidad —no puedo creer que le hayas dicho eso —exhorté.


—Oh está bien… creo que le excito saber que habías probado su polla en los labios de tu esposa ¡ah! créeme, es pervertido. Él quiere que lo sepas y pensó que sería divertido dejar un poco de su semen la próxima vez en mis labios para que tú lo lamas, pero le dije que no creía que estuvieras listo para eso, de todos modos.


No sabía qué decir o cómo reaccionar. Me sentí como si fuera su juguete.


—¿Te gustaría eso cariño? ¿Quieres que sea una buena esposa y te deje un poco de semen en los labios cuando vuelva a casa la próxima vez? Sabes que me lo tragué esta noche por él. Supongo que fue otra “primera vez” para mí, jamás lo hice contigo.


—Ya me lo imaginaba —dijo —no puedo esperar para decírselo, ya sabes creo que estamos llegando a un nivel completamente nuevo aquí. —sonrió con confianza —Le va encantar el hecho de que en realidad te dije lo que hemos estado haciendo.


Se acercó a la bañera, envolvió sus cálidos dedos húmedos alrededor de mi polla hinchada y apretó —dime por favor … dime que puedo follar con Él sí quiero… —exigió con una vocecita de niña, y acariciándome un par de veces para asegurarse de obtener las respuestas que quería.


—Si cariño…puedes follarlo si quieres —Estuve de acuerdo. No podía creer el estado en el que me encontraba. Luego me acarició unas cuantas veces más por si acaso ordeñando más líquido preseminal de mi miembro incontrolable.


—Quiero oírte decirlo, dime que quieres que folle con Marcos —dijo.


Necesitaba tanto hacerle el amor a mi esposa, necesitaba cualquier cosa, estaba tan malditamente excitado.


—Quiero que te folle marcos —dije casi en un grito de auxilio —quiero que lo haga por mí.


—Creo que me encanta este nuevo arreglo y creo que a ti también te encanta ¿No es así cariño? —dijo mirándome a los ojos, desafiandome en broma a contradecirla, mientras continuaba, ahora con más suavidad y más despacio, acariciando mi carne caliente.


El líquido preseminal corría por la parte inferior de la cabeza y sobre sus dedos. Se llevó la mano a la boca y la lamió.


Sabía que todo esto me superaba.


—Te excito esta noche tanto como esperabas… ¿verdad? —preguntó ella.


—Sí mucho más —respondí.


¿Qué había creado? Ahora estaba mucho más allá del control, ella estaba liderando y me estaba llevando a un largo viaje.


Término de darse un baño y salió de la bañera deslizando su cuerpo reluciente en su bata de baño, frotándola y usándola, luego la dejó caer hasta los codos, dejando al descubierto su pecho. Se agacho y apretó uno haciendo que su pezón se hinchara.


—¿Te gustan mis pezones? —dijo emocionada y me miró.


No podría quitarles los ojos de encima.


—¿No es erótico? Ojalá pudiera darte más que esto —Luego me tomó de la mano, me guió hasta nuestra cama, se subió acostada y dejó que la bata se abriera mientras se recostaba contra la gran pila de almohadas.


Me metí entre sus piernas y ella me deslizó en su coño, hicimos el amor la mayor parte de la noche. Ella me mantuvo en llamas, provocándome, diciéndome lo mucho que disfrutaba hablarme así, y cómo no podía esperar para ver a su amante nuevamente.


A la semana siguiente Marcos tuvo que salir de la ciudad por negocios.


Hablamos de que estaba lista para follar con él. De ese momento en el que finalmente envolvería el miembro de Marcos con su cálido coño.


—Creo que se va correr —dijo entusiasmada.


Estaba emocionado de que ella quisiera follar con Marcos. Quería que me lo contará todo, con húmedos detalles. Quería verlo y más que nada quería que a ella le encantará. Quería en el fondo que ella fuera adicta a su polla, aunque parte de mi se disgustara por todo esto.


Era como un alcohólico, solo que me estaba volviendo adicto a mi lujuriosa esposa.


El viernes por la mañana mientras limpiábamos después del desayuno, Pau me dijo: “Esta noche regresa a la ciudad y quiere que celebre su cumpleaños con Él.”


Mi corazón dio un brinco.


—Me tomaré la tarde libre para comprarme ropa nueva y arreglarme las uñas —dijo —¿estarás aquí?, eres un buen hombre, y quiero tu opinión para ayudarme a seducirlo. ¿No te importa verdad? Quiero que la noche sea especial para él —la mire con sorpresa —Quiero ser tan erótica que no pueda resistirse a mí —terminó.


Mi entrepierna explotaba mientras mi mente solo se descontrolaba.


—Te prometo que te daré todos los detalles —Se comprometió, lanzándome una mirada coqueta.


Por la tarde había regresado de hacerse las uñas, lo que por supuesto Marcos le había dicho que le gustaba. Se había ido de compras, me hizo servirle un trago y preparar su baño. Encendí las velas en el baño y puse música suave. Quería que estuviera de buen humor cuando lo viera, así que quería que la preparación fuera lo más sexy posible para ella.


—Esto es tan malditamente sexy —dijo mientras tiraba su cabello hacia atrás y bebía su vino, yacía en la bañera mientras yo la limpiaba —¿No crees que esto es sexy? ¿Me estás limpiando y preparándome para salir con otro chico?


Le puse una esponja por las piernas cubriéndolas con el espeso jabón espumoso. Entonces mi mano se deslizó bajo el agua dentro de sus muslos. Sus piernas se abrieron automáticamente dándome acceso. Me levanté alrededor y debajo, soltando la esponja y dejando que mi mano enjabonada frotara sus piernas y bajará por los labios de su coño, dudando allí y separando ligeramente sus labios para ver que encontraría dentro. Como esperaba, su coño ya estaba pensando en Él. Ella me miró mientras su sonrisa aparecía. Inocentemente se mordió la punta de la lengua.


—Mi coño está tan listo para chupar una buena polla grande amor —dijo —esta noche no juegues contigo mismo mientras estoy fuera jugando con su gran polla, quiero que pienses en cómo está disfrutando a tu esposa. Te diré que mientras lo esté lamiendo estaré pensando en ti, y en lo buen esposo que te estás convirtiendo, lo bueno que eres para quedarte en casa mientras me dejas salir y divertirme.


Su voz sonaba como si estuviera en un túnel en mi cabeza. Aquí estaba yo, preparándola para provocar y probablemente seducir a otra polla.


Fin del capítulo II


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2 comentarios - Capitulo II - Paulina "El despertar de mi esposa"

Strauss14 +3
Si pudieras subir el capitulo 4 de " Me había casado con la mujer más bella" te lo agradecería me quede con toda la intriga. Saludos
Ezequiel1605
Ufffffff que sexy y cachondo Relato esa Pau si que está sacando lo más puta que es de verdad que si me encanta lo que esta pasando con el personaje me encantaría Ser yo ese Tal “Marcos” que en el primer relato se llamaba Phil no? Jeje saludos