Se podría decir que para tener 24 años mi lívido había estado apagado durante un buen tiempo. Tener que trabajar para mantener a dos hijos pequeños cobraba más energías de las que yo esperaba, más aun estando lejos de ellos, buscando oportunidades en otro país.
Sin embargo, todo esto cambió cuando conocí a Piero, un chico de 19 años. Era solo 5 años menor que yo, pero darle una oportunidad fue lo más rejuvenecedor que pasó en mi vida. Nuestro noviazgo fue casi perfecto desde un inicio, me demostró ser incluso más maduro que yo y nunca me faltó el respeto. Aún conservaba cosas propias de su edad, pero no era algo perjudicial en lo absoluto, sobre todo su desorden y flojera, aunque con como cumplía su rol de pareja, era un verdadero placer atenderlo y mimarlo.
Sexualmente, él era más novato que yo, pero era mucho más creativo y traía consigo una llama que encendía a aquella que tenga la suerte de estar con él, pues casi nunca hacíamos lo mismo más de dos veces seguidas. Supongo que fue por eso que tuvo la confianza de revelarme cuál era su mayor fetiche: Los pies femeninos.
No mentiré con que en un principio me pareció raro, pero conforme iba metiéndome más en ese mundito, más me iba gustando. Empezamos haciendo lo que él me pedía, lo básico: dejarlo besar, lamer y chupar mis pies, frotar su pene y correrse en ellos. Fueron de las cosas que más nos gustaba hacer, aún más cuando comencé a esmerarme más. Al ver que esto lo hacía muy feliz, comencé a mirar porno de pies, poco a poco fui practicando y mejorando mi técnica, hasta llegar al punto de ser una experta en hacer pajas con los pies.
Me resultaba curioso, pues mis anteriores parejas siempre se centraban más en mis senos o en mi trasero (los cuales eran muy voluptuosos), pero el centro de la atención de Piero eran mis piecitos... Casi siempre que llegaba del trabajo después que él, lo primero que hacía luego de darme un beso de bienvenida, era sentarme en el sofá, quitarme el calzado y las medias, y darme unos masajes revitalizantes, sumados a sus caricias orales... Luego la cena, la ducha, y la cama, donde luego de alguna película, seguía nuestra sesión de sexo, a veces salvaje, a veces romántico, pero siempre con mis pies en juego.
Recuerdo una vez que lo llevé a una reunión de mi trabajo. Había una chica que era incluso más joven que él, la cual tenía fama de acostarse con los supervisores con tal de obtener más días. Yo la había tratado muy poco, pero aún así no esperaba que me faltara el respeto al punto de intentar seducir a mi novio. Aún con todo, decidí no intervenir y ver que sucedía, alejándome un poco y dejándolos solos, pero siempre pendiente. El intentaba alejarse de ella, pero ella se le pegaba como un chicle, al punto de intentar besarlo, cosa que fue el detonante para él, que vi que la hizo a un lado, le dijo algo y vino conmigo para pedirme que nos vayamos, cosa que obvio yo acepté.
De camino a casa mientras él conducía, me contó lo sucedido pensando que yo no había visto nada. Sin duda era este el chico que yo siempre había estado buscando...
Días después, en un descuido suyo, encontré su cuenta de whatsapp abierta en la laptop que ambos usábamos. Yo confiaba lo suficiente en él como para revisar, pero es que con lo primero que me topé fue su chat personal lleno de videos porno... Esto no me escandalizó, sabía que incluso estando conmigo él seguía masturbándose solo, pero me picó la curiosidad por ver si había algo en sus fantasías que aún no me haya contado... Quería ver si podía sorprenderlo...
Fue así como me encontré con que casi todos los videos se trataban de tríos. Si había algunos de dos hombres con una sola chica, pero más abundaban los de dos mujeres y un hombre.
El resto del día yo me quedé pensando. No me sentí traicionada ni nada por el estilo, simplemente que no había imaginado que le gustaran esas cosas, aunque debí suponerlo con lo creativo que era sexualmente. La conclusión a la que llegué fue la siguiente: Él nunca me contó sobre esto por no querer herir mis sentimientos, pues sabía que en el fondo yo era celosa con él. A pesar de querer algo así, rechazo a mi compañera...
Así decidí que mi novio merecía un premio, y aquí es donde entra en juego Irasema, mi mejor amiga, a la cual conocí en el trabajo apenas llegué aquí. Ella era tres años mayor que yo, con 27, por esto mismo muchas veces se había portado como una hermana mayor para mí. Piero y ella se llevaban muy bien, él me decía que la hacía recordar a su hermana, la cual tenía la misma edad. Por esto fue que no pude pensar en una mejor candidata.
Entre ella y yo si había pasado alguna que otra cosita, sobre todo las veces que me quedé a dormir en su casa y mandábamos a su novio al sofá en la sala. Nos gustaba dormir abrazaditas, y a ella le encantaba usar mis senos como almohada. En un par de ocasiones llegamos a darnos pequeños piquitos en los labios...
- Hola bebé ¿Cómo estás? - Le dije por llamada.
- Hola bebé ¿Bien y tú? - Me respondió ella.
- Super bien bebé. Te quería preguntar si es que te gustaría venir el sábado a pasar la noche, ya que siempre lo hacemos en la tuya.
- Uy, pues me viene perfecto bebé... Digamos que no ando muy bien con Oliver...
- ¡Pues no se diga más! Le digo a Piero que pase por ti el sábado a las 5 ¿Te parece?
- Ay no bebé ¿Cómo crees? Yo misma me pido un taxi...
- Para nada, el sábado a las 5 Piero pasa por ti.
- Ja, ja, está bien bebé, aquí lo espero.
- Dale, un besito.
- Un besito bebé.
Estaba ansiosa, y un poco nerviosa, pero estaba determinada a hacerlo. Piero e Irasema eran las únicas personas que yo amaba en este país, y no me sentía segura con nadie más para hacer esto.
Así pues, el sábado llegó. Piero decidió ir a visitar a una prima un par de horas para darnos un poco de privacidad (por estos detallitos es que amo a mi novio), las cuales aproveché para ir persuadiendo a Irasema.
- ¿Y bebé? ¿Qué pasó con Oliver? Si se puede saber claro.
- Pues las cosas no andan demasiado bien... Él se quiere regresar... Pero yo estoy bien aquí.
- Ay bebé, pero siempre es así los primeros años, siempre van a haber ganas de regresar... ¿No es eso lo que tú me decías?
- Si, pero parece que él no lo entiende.
- Bueno, ya se le pasará... Y si no, que se vaya pues, igual tú necesitada nunca vas a estar. - Le bromeé agregando una risita.
- Ja, ja, chistosita...
Irasema era una niña preciosa. Tenía 27, pero aparentaba tener 16. Era blanquita, de ojos verdosos, cabello castaño lacio, senos pequeños, pero con trasero grande y redondo... Pretendientes no le faltaban.
- ¿No hay ningún plan B por ahí? - Le pregunté.
- No... Bueno, sí, ya sabes, pero todos son idiotas que te ofrecen papeles con tal de tenerte de esclava sexual o de sirvienta.
- Jaja sí, esos abundan...
- ¿Y tú?
- Pues sí, pero ninguno como mi Piero...
- Ay sí... Que suerte tuviste bebé...
- Lo sé, es un amor...
- Si, aunque en un principio no me gustaba la idea de que salieras con un chico tan joven, supo ganarse lo que tiene...
- Si... Es un emprendedor, y todo un cariñoso. Está haciendo lo posible por traer a mis niños...
- Sinceramente, te envidio bebé...
Le sonreí y cogí sus manos, dándoles un suave beso mientras la miraba a los ojos.
- Tranquila bebé... - Le levanté una ceja. - Cuando quieras te lo presto.
- Ja, ja, ja, mensa ¿Qué cosas dices?
- Ja, ja, ja... Bueno, ya está en ti...
Las horas pasaron, ordenamos una pizza, vimos un par de películas y estuvimos chismeando un rato, hasta que Piero llegó a la casa.
- Hola Ira ¿Cómo estás? - Dijo él acercándose a ella para abrazarla y darle un beso en la mejilla.
- Bien, gracias... ¿Y tú? - Respondió ella parándose para recibir el gesto de mi novio.
Aquella acción era tan normal, tan común, había pasado tantas veces... Pero ahora me causaba otra sensación... Ahora me prendía...
Comimos algo de lomo saltado que Piero trajo de casa de su prima y finalmente llegó la hora de ir a dormir. Lo normal hubiera sido que Piero duerma en el sofá como acostumbrábamos a hacer con Oliver, pero eso interferiría con mis planes...
- Bueno chicas, déjenme ir por unas frazadas a la habitación y luego es toda suya...
Comencé a pensar rápidamente en una salida para esto, pero no se me ocurría nada. Había comenzado a asimilar que lo mejor sería convencer a Irasema de venir a la sala en la madrugada, pero entonces...
- Oigan, pero su cama es más grande que la mía ¿No...? Si nosotras mandamos a Oliver a dormir a la sala es porque no alcanza con nosotras jaja.
“Gracias Ira, me salvaste la noche” pensé para mis adentros.
- Ay no chicas, están locas ja, ja, ja.
- Para nada mi amor, ven con nosotras. - Dije cogiendo su mano y acercándolo a mí.
- Ja, ja, claro Piero ¿Sino quién nos va a proteger del monstruo que viene a comernos los pies por las noches? - Agregó Irasema bromeando, a lo cual vi a Piero tragando saliva. Sin saberlo ella tocó una fibra nerviosa en él.
- Je, je... Está bien... - Respondió.
Subimos entonces los tres a la habitación. Una vez ahí, llegó la hora de ponernos el pijama. Para mí fue normal, pues ambos me habían visto desnuda, pero entre ellos fue chistoso. Piero intentaba no ver a Ira desnudarse, mientras ella procuraba no verle su pene. Yo en medio de la cama intentaba no hacer notar mi risa.
Me acosté yo en medio de ambos, tampoco quería ponerlos tan tensos de una. Durante la noche no pude dormir bien, pensando en una manera hacer lo que tenía en mente. Ya nos tenía a los tres durmiendo en la misma cama, ahora no sabía que hacer... No era tan creativa como Piero en estas cosas, sin embargo, otra vez Irasema me salvó la noche.
- Bebé ¿Te dormiste? - Preguntó ella susurrando.
- No... Ja, ja, - Le respondí en mismo tono de voz.
- ¿Sabes? A decir verdad... Tengo un dolor en los pies desde hace días que no me deja dormir...
Solté una risita.
- ¿Y Oliver no hace nada al respecto?
- Ja, ja... Ese no hace nada...
- “Ese es un huevón”, diría mi amorcito.
- Ja, ja, ja...
- ¿Quieres un masajito en los pies?
- La verdad sí... - Dijo ella haciendo un puchero. - Pero vamos a despertar a Piero...
Le sonreí y entonces le planté un leve beso en los labios, de esos que ya acostumbrábamos.
- No te preocupes, tiene sueño pesado. - Le guiñé el ojo.
Entonces Irasema aceptó. Ya poco a poco nos íbamos acercando a mi meta de la noche. Encendimos la lámpara y nos acomodamos: ella para el lado de la almohada y yo más cerca al borde.
- Ok, dame esas patitas entonces. - Le dije algo burlona.
- ¡Ay mensa! No lo digas así que me da pena.
- Ja, ja... Dale, apura.
Entonces Irasema extendió sus piernas y sujeté sus pies con mis manos. Por primera vez haría lo que Piero tanto me hacía. Le quité las medias y comencé con el masaje. Deslicé mis dedos desde el talón hasta sus dedos, haciendo presión en los lugares clave. Podía sentir como ella se iba relajando poco a poco, incluso llegando a soltar pequeños gemidos...
- ¿Te está gustando? - Le pregunté susurrando...
- S-si... - Respondió ella sonrojada.
- ¿Qué tanto?
- M-mucho... Realmente lo necesitaba...
- ¿Te gusta que te masajee los pies?
- S-si... Me gusta... - Respondía ella con dificultad.
- Pídeme que lo haga...
- Yuri... ¿Qué estás haciendo...?
- Pídemelo...
- Masajea mis pies... Por favor...
- ¿Quieres que pare?
- No, no, no... No por favor no pares...
No sabía que me estaba pasando, pero sentía una calentura y una corriente de nervios recorrer todo mi cuerpo. Nunca me había calentado tanto el contacto con Irasema como ahora.
- Oye... Tengo una idea. - Le dije con una sonrisa pícara.
- ¿Cual...?
Miré a mi novio dormido y luego la miré a ella. No supe si captó la indirecta, pero me acerqué a ella y le susurré al oído:
- Piero es un experto aliviando el estrés acumulado en los pies...
- ¿Q-qué...?
- Mira, acerca tus pies a su cara.
- ¿Qué estás hablando Yuri...?
- Créeme... Pon tus pies en su cara, no te arrepentirás.
Entonces mirándome comenzó a acomodarse, de manera qué solo extendiendo sus piernas, sus pies quedarían en la cara de mi novio.
- ¿Qué estás tramando, bebé...?
- Tú solo disfruta...
Finalmente ella acercó sus pies al rostro de mi novio, quien dormía profundamente, o eso hasta que Irasema posicionó las plantas de sus pies sobre su cara...
- ¿Y ahora qué...?
- Shh, atenta...
Piero al sentir los pies de mi mejor amiga, sonrió y entonces comenzó a darles pequeños besos sin abrir los ojos.
- Mmm... Amor... ¿Tan temprano y ya quieres amor en tus piecitos? - Preguntó Piero entre sueños...
- Si mi amor. Ya sabes que yo siempre necesito de tu amor... - Respondí intentando no reírme.
Vi la cara de Ira, la cual no sabía si reírse, relajarse o seguir nerviosa. Piero por su parte había comenzado a dar lamidas en sus pies, recorriendo la lengua entre sus dedos. Ira ya estaba más sonrojada que nunca...
- ¿Oliver nunca te ha hecho esto...? - Le pregunté al oído.
- No, nunca... Mmm...
- ¿Te está gustando...?
- Demasiado...
Piero entonces metió los dedos de Irasema a su boca y comenzó a chuparlos lentamente. Yo me derretía de placer y ternura, era como ver a un bebé con su biberón. Me encantaba consentir a mi niño.
- Mi niño hermoso... ¿Te gustan los piecitos que estás degustando?
- Me encantan mami... Son super ricos...
Se estaba empezando a engreír. Me encantaba cuando hacíamos el rol de mami e hijo...
- Chúpale las patitas a mami, mi amor. Sé un niño bueno...
Irasema volvió la mirada hacia mí, clavando sus penetrantes ojos verdosos en los míos...
- Bebé... Lo siento, pero... Me estoy calentando... - Susurró.
- Entonces no necesitas esto...
Procurando no hacer movimientos bruscos, le retiré la blusa de pijama que llevaba puesta. Para mi sorpresa no llevaba brasier, así que pude ver sus pequeños senos con sus pezones duritos...
- Mira que tenemos aquí...
- Yuri...
Entonces sin retirar la mirada de sus ojos, llevé mi lengua a uno de sus pezones y comencé a lamer de arriba hacia abajo rápidamente, para luego succionar... Era la primera vez que tenía este tipo de contacto con una mujer...
- Yuri... Bebé... - Susurró ella...
- ¿Sí...?
- No... No pares...
Con mi mano libre comencé a pellizcar su otro pezón, mientras ahora procedía a succionar del que ya me había apoderado. Luego de uno segundos pasé al otro y así estuve alternando.
- ¿Te está gustando?
- S-si... Me está encantando...
- ¿Qué te está encantando?
- Que tu novio me chupe los piecitos... Y que tú me chupes las tetitas... Ah...
- ¿Te gusta mi novio?
- S-Si...
- ¿Te gusta mi novio...?
- ¡Si! - Exclamó ella sin dejar de susurrar. - Me encanta tu novio... Siempre te he envidiado por eso...
- ¿Quieres chupar el pene de mi novio...?
- Ah... Yo... Yo... ¡Si! ¡Si quiero!
- ¿Qué quieres?
- Chupar el pene de tu novio, bebé... Quiero mamarle toda la verga...
- ¿Eso quieres bebé? ¿Chupar la verga de mi bebé en frente mío?
- Si... Si, quiero mamar el pene de tu niño delante de ti...
Me alejé entonces, y la hice retirar sus pies de la cara de mi novio para acercarme su oído.
- ¿Quieres que mami te saque la leche cariño?
- ¡Sii! Quiero que mami me saque la leche... - Respondió él...
- Está bien mi amor, pero debes prometerle a mami que no abrirás los ojos ¿Está bien?
- Lo que mami diga...
Entonces retiré la frazada de encima suyo, para luego hacer lo mismo con su pantalón de pijama y su bóxer, liberando así una carnosa verga ya erecta que me volvía loca... Le di un besito en el glande y entonces llamé a Irasema. Ella se acercó, y algo nerviosa sujetó el pene de Piero desde la base y lo acercó a sus labios. Luego de algunas lamidas, comenzó a succionar la cabecita y bajó con toda su lengua hacia sus testículos, los cuales metió a su boca sin dudarlo.
Me hubiera encantado mirar aquel espectáculo, pero también debía recompensar a mi mejor amiga por tratar tan bien al amor de mi vida. Así entonces me coloqué detrás suyo. Nunca había hecho nada de esto, solo lo vi en los videos de Piero, pero era como si un ente lujurioso que hubiera invadido y hubiera tomado control sobre mis acciones. Bajé el pantalón de pijama que traía Ira, para luego lentamente irle bajando las bragas. Pude percatarme como ella paró de mamar la verga de Piero durante algunos segundos, pero supongo que lo asimiló y siguió con lo suyo. Así entonces abrí sus blancas nalgas, teniendo acceso a su vagina rosadita, al igual que su ano, en el cual me centré.
Comencé a lamerlo de abajo hacia arriba, para luego succionarlo e ir bajando lentamente hacia su vagina. Yo ya estaba acostumbrada a este sabor pues Piero siempre me hacía probar mis propios fluidos, pero probar los de otra chica se sintió realmente morboso...
Luego de unos minutos así, me paré y me acerqué a la escena oral entre mi novio y mi mejor amiga. Irasema ya tenía clavada toda la verga de Piero en el fondo de su garganta. La escena me prendía tanto que no quise esperar más. Me acerqué al oído de Irasema.
- ¿Qué tal la verga de mi chico...?
- Deliciosa... Sabrosa... La mejor...
- ¿La quieres adentro...?
Ella no me pudo responder con palabras, pues solo retiró el pene de Piero de su boca, me miró y acercó sus labios a los míos, para darme un breve pero pasional beso.
- Si... Pero debemos besarnos mientras lo monto...
Nunca había visto a Ira así, ni ella a mí. Nos desconocimos, pero no nos podíamos sentir en esa confianza con ninguna otra persona. Era mi mejor amiga, mi hermana, mi bebé... Ese día comencé a amarla más de lo que ya lo hacía.
- Amor ¿Quieres penetrar a mami...?
- ¡Sii!! ¡Por supuesto que quiero penetrar a mami...!
Ambas nos dedicamos una mirada de complicidad. Entonces ella se paró para terminar de quitarse el pantalón y las bragas, los cuales traía por las rodillas. Yo por mi parte, abrí nuestro cajón para sacar los preservativos. Grande fue mi sorpresa al ver que ya no nos quedaban, pero no iba a detener esto ahora...
- Ira... - Le dije al estar lo suficientemente cerca de ella...
- ¿Sí...?
- Felicidades bebé... Piero te follará sin condón a ti antes que a mí...
Ella me miró algo preocupada...
- Pero, bebé... No... Mira... ¿Qué tal si primero lo montas tú y luego yo? Total, y es lo mismo que haríamos, pero al revés... Así la primera eres tú...
Cogí sus manos y la miré a los ojos.
- Bebé. Eres mi mejor amiga, y hoy me has demostrado que definitivamente puedo confiar en ti para todo... Quiero darte esto, por favor... Ten sexo con mi novio sin condón antes que yo...
Ella se sonrojó aún más, sonrió, y me plantó otro beso, ahora más largo, pero igual de apasionado.
- No te voy a defraudar, bebé...
Así entonces, Irasema se subió de nuevo a la cama, ahora encima de mi novio. Como ella pesaba menos que yo, también puse una rodilla sobre la cama intentando disimular. Sujetando la verga de mi novio, se la incrustó hasta el fondo, dejándose caer, y dando leves sentones...
- Uf... Amor... ¿Soy yo? ¿O estás más apretada ahora...? - Preguntó él.
Irasema volteó a mirarme algo apenada, yo solo me reí y me acerqué a sus labios para besarla.
- ¿Eso te parece mi amor? - Pregunté disimulando.
- Si mi amor... Ahora estás más apretadita...
Piero sujetó la cintura de Irasema. Ahí empezaba a temer que nos descubra antes de tiempo, la cintura de Irasema era mucho más delgada que la mía... Pero aparentemente no se percató, sujetándola y comenzando a dar embestidas hacia arriba. Ira hacía su mayor esfuerzo por no gemir para que Piero no se percate de que aquella no era mi voz. Yo para ayudarla me quité la parte superior del pijama, dejando a su alcance mis enormes y maternales senos...
- Siempre quisiste probarlos ¿Cierto...? - Le pregunté al oído.
- Siempre tuve curiosidad...
- Mensa... Sabes que te mueres por mis senos...
- Como tú por mis tetitas...
Se metió uno de mis pezones a la boca y comenzó a succionar de una manera más intensa, mientras agilizaba sus sentones sobre el pene de mi novio, el cual no se quedaba atrás, y le apretaba las nalgas mientras le seguía el ritmo con sus embestidas...
- ¿Quieres besarlo...? - Le pregunté luego de algunos segundos.
- ¿Qué...? ¿Es en serio?
- Por favor...
- Cuando hablaste sobre prestármelo, hablabas en serio...
- Los amo ambos... Nada me haría más feliz que verlos amarse de la misma manera...
Sin decirme más, ella se inclinó y comenzó a besar de una manera muy apasionada a mi novio. No era de una manera salvaje, si no... Romántica, a decir verdad. Esto me prendía a sobre manera y me hacía querer revolcarme con ellos... Decidí que ya era hora.
En cuanto Irasema se levantó, la miré y asentí con la cabeza. Ella entendió la indirecta y asintió de la misma forma...
- Amor... ¿Te gusta follarte a mami sin protección?
- Me encanta mi amor... Amo follarte sin condón, gracias por esto...
- Muy bien amor, por ser un niño bueno, ya puedes abrir los ojos...
Y así fue como él lentamente los fue abriendo. La escena con la que se encontró fue a Irasema montada encima suyo, y a mí a su lado, ambas desnudas (bueno, casi, yo seguía con el pantalón de pijama). Su cara fue una combinación de confusión, asombro, morbo, excitación y sorpresa...
Acto seguido, soltó un tremendo orgasmo, liberando todo su esperma en dirección al útero de mi mejor amiga, la cual correspondió con su orgasmo, soltando chorros y chorros que empaparon la cama...
Irasema cayó postrada a su lado, con las piernas abiertas y escurriendo de esperma, a la vez que suspiraba intentando recuperar el aire...
- ¿Qué es esto...? - Preguntó confundido Piero...
Yo entonces me posicioné entre sus piernas recostada bocabajo, pero apoyada en mis codos, de manera que sujeté su miembro y comencé a limpiarlo de los fluidos de Irasema con mi lengua.
- Verás mi amor... Quería darte un premio, te lo mereces después de haber rechazado a la zorra de Sofía de esa forma...
- ¿Qué...? ¿Es en serio? Pero... - Volteó a ver a Irasema, y luego a mí.
- ¿Cómo es que...?
- Vi tu porno por accidente amor, sé lo mucho que te gustan los tríos...
El tragó algo de saliva...
- Amor... Yo no te lo dije antes por miedo a herir tus sentimientos...
- Tú nunca herirías mis sentimientos, señorito. Desde un principio me has hecho la mujer más feliz del mundo a tu lado. Irasema y tú son lo más valioso que tengo en este país. Amé verlos juntos y quiero que siempre sea así...
- Si me permiten hablar... - Dijo Irasema interfiriendo. - Yo tampoco sabía nada de esto, Piero, pero... Te juro que hoy me sentí más viva que nunca... Tener sexo contigo fue... Me sentí 8 años más joven, ja, ja, ja...
Piero nos miró a ambas. Pude ver su carita de niño emocionado, por poco y se pone a llorar...
- Yuri... Te amo. No tengo más que decirte... No tengo como agradecer esto... Te amo Yuri, e Ira, sabes que te quiero mucho, desde que llegué aquí ustedes me han cuidado como lo hubieran hecho mi mamá y mi hermana... Soy el hombre más feliz del mundo ahora...
Me acerqué a mi novio para besarlo. Fue uno de los besos más largos que nos dimos en todo el tiempo que llevábamos como novios. Quería entregarle todo a este chico, daría mi vida por él... Era tan importante para mí como lo eran mis hijos... Ya no podía imaginar una vida sin él... Al separarnos del beso, Irasema y él se miraron, para luego darse un beso sincero y apasionado. No quise interrumpir su momento, por lo que los dejé durante algunos segundos, para luego interceder y darnos el mejor beso de tres que jamás imaginé en mi vida...
Minutos más tarde, y luego de haber limpiado el coño de Irasema con mi lengua, ya estaba Piero encima de mí, penetrándome en la posición del misionero, mientras Irasema se turnaba entre darle amor a mis senos, y besar a mi novio... Se estaba convirtiendo en la noche más linda del mundo.
Sin embargo, todo esto cambió cuando conocí a Piero, un chico de 19 años. Era solo 5 años menor que yo, pero darle una oportunidad fue lo más rejuvenecedor que pasó en mi vida. Nuestro noviazgo fue casi perfecto desde un inicio, me demostró ser incluso más maduro que yo y nunca me faltó el respeto. Aún conservaba cosas propias de su edad, pero no era algo perjudicial en lo absoluto, sobre todo su desorden y flojera, aunque con como cumplía su rol de pareja, era un verdadero placer atenderlo y mimarlo.
Sexualmente, él era más novato que yo, pero era mucho más creativo y traía consigo una llama que encendía a aquella que tenga la suerte de estar con él, pues casi nunca hacíamos lo mismo más de dos veces seguidas. Supongo que fue por eso que tuvo la confianza de revelarme cuál era su mayor fetiche: Los pies femeninos.
No mentiré con que en un principio me pareció raro, pero conforme iba metiéndome más en ese mundito, más me iba gustando. Empezamos haciendo lo que él me pedía, lo básico: dejarlo besar, lamer y chupar mis pies, frotar su pene y correrse en ellos. Fueron de las cosas que más nos gustaba hacer, aún más cuando comencé a esmerarme más. Al ver que esto lo hacía muy feliz, comencé a mirar porno de pies, poco a poco fui practicando y mejorando mi técnica, hasta llegar al punto de ser una experta en hacer pajas con los pies.
Me resultaba curioso, pues mis anteriores parejas siempre se centraban más en mis senos o en mi trasero (los cuales eran muy voluptuosos), pero el centro de la atención de Piero eran mis piecitos... Casi siempre que llegaba del trabajo después que él, lo primero que hacía luego de darme un beso de bienvenida, era sentarme en el sofá, quitarme el calzado y las medias, y darme unos masajes revitalizantes, sumados a sus caricias orales... Luego la cena, la ducha, y la cama, donde luego de alguna película, seguía nuestra sesión de sexo, a veces salvaje, a veces romántico, pero siempre con mis pies en juego.
Recuerdo una vez que lo llevé a una reunión de mi trabajo. Había una chica que era incluso más joven que él, la cual tenía fama de acostarse con los supervisores con tal de obtener más días. Yo la había tratado muy poco, pero aún así no esperaba que me faltara el respeto al punto de intentar seducir a mi novio. Aún con todo, decidí no intervenir y ver que sucedía, alejándome un poco y dejándolos solos, pero siempre pendiente. El intentaba alejarse de ella, pero ella se le pegaba como un chicle, al punto de intentar besarlo, cosa que fue el detonante para él, que vi que la hizo a un lado, le dijo algo y vino conmigo para pedirme que nos vayamos, cosa que obvio yo acepté.
De camino a casa mientras él conducía, me contó lo sucedido pensando que yo no había visto nada. Sin duda era este el chico que yo siempre había estado buscando...
Días después, en un descuido suyo, encontré su cuenta de whatsapp abierta en la laptop que ambos usábamos. Yo confiaba lo suficiente en él como para revisar, pero es que con lo primero que me topé fue su chat personal lleno de videos porno... Esto no me escandalizó, sabía que incluso estando conmigo él seguía masturbándose solo, pero me picó la curiosidad por ver si había algo en sus fantasías que aún no me haya contado... Quería ver si podía sorprenderlo...
Fue así como me encontré con que casi todos los videos se trataban de tríos. Si había algunos de dos hombres con una sola chica, pero más abundaban los de dos mujeres y un hombre.
El resto del día yo me quedé pensando. No me sentí traicionada ni nada por el estilo, simplemente que no había imaginado que le gustaran esas cosas, aunque debí suponerlo con lo creativo que era sexualmente. La conclusión a la que llegué fue la siguiente: Él nunca me contó sobre esto por no querer herir mis sentimientos, pues sabía que en el fondo yo era celosa con él. A pesar de querer algo así, rechazo a mi compañera...
Así decidí que mi novio merecía un premio, y aquí es donde entra en juego Irasema, mi mejor amiga, a la cual conocí en el trabajo apenas llegué aquí. Ella era tres años mayor que yo, con 27, por esto mismo muchas veces se había portado como una hermana mayor para mí. Piero y ella se llevaban muy bien, él me decía que la hacía recordar a su hermana, la cual tenía la misma edad. Por esto fue que no pude pensar en una mejor candidata.
Entre ella y yo si había pasado alguna que otra cosita, sobre todo las veces que me quedé a dormir en su casa y mandábamos a su novio al sofá en la sala. Nos gustaba dormir abrazaditas, y a ella le encantaba usar mis senos como almohada. En un par de ocasiones llegamos a darnos pequeños piquitos en los labios...
- Hola bebé ¿Cómo estás? - Le dije por llamada.
- Hola bebé ¿Bien y tú? - Me respondió ella.
- Super bien bebé. Te quería preguntar si es que te gustaría venir el sábado a pasar la noche, ya que siempre lo hacemos en la tuya.
- Uy, pues me viene perfecto bebé... Digamos que no ando muy bien con Oliver...
- ¡Pues no se diga más! Le digo a Piero que pase por ti el sábado a las 5 ¿Te parece?
- Ay no bebé ¿Cómo crees? Yo misma me pido un taxi...
- Para nada, el sábado a las 5 Piero pasa por ti.
- Ja, ja, está bien bebé, aquí lo espero.
- Dale, un besito.
- Un besito bebé.
Estaba ansiosa, y un poco nerviosa, pero estaba determinada a hacerlo. Piero e Irasema eran las únicas personas que yo amaba en este país, y no me sentía segura con nadie más para hacer esto.
Así pues, el sábado llegó. Piero decidió ir a visitar a una prima un par de horas para darnos un poco de privacidad (por estos detallitos es que amo a mi novio), las cuales aproveché para ir persuadiendo a Irasema.
- ¿Y bebé? ¿Qué pasó con Oliver? Si se puede saber claro.
- Pues las cosas no andan demasiado bien... Él se quiere regresar... Pero yo estoy bien aquí.
- Ay bebé, pero siempre es así los primeros años, siempre van a haber ganas de regresar... ¿No es eso lo que tú me decías?
- Si, pero parece que él no lo entiende.
- Bueno, ya se le pasará... Y si no, que se vaya pues, igual tú necesitada nunca vas a estar. - Le bromeé agregando una risita.
- Ja, ja, chistosita...
Irasema era una niña preciosa. Tenía 27, pero aparentaba tener 16. Era blanquita, de ojos verdosos, cabello castaño lacio, senos pequeños, pero con trasero grande y redondo... Pretendientes no le faltaban.
- ¿No hay ningún plan B por ahí? - Le pregunté.
- No... Bueno, sí, ya sabes, pero todos son idiotas que te ofrecen papeles con tal de tenerte de esclava sexual o de sirvienta.
- Jaja sí, esos abundan...
- ¿Y tú?
- Pues sí, pero ninguno como mi Piero...
- Ay sí... Que suerte tuviste bebé...
- Lo sé, es un amor...
- Si, aunque en un principio no me gustaba la idea de que salieras con un chico tan joven, supo ganarse lo que tiene...
- Si... Es un emprendedor, y todo un cariñoso. Está haciendo lo posible por traer a mis niños...
- Sinceramente, te envidio bebé...
Le sonreí y cogí sus manos, dándoles un suave beso mientras la miraba a los ojos.
- Tranquila bebé... - Le levanté una ceja. - Cuando quieras te lo presto.
- Ja, ja, ja, mensa ¿Qué cosas dices?
- Ja, ja, ja... Bueno, ya está en ti...
Las horas pasaron, ordenamos una pizza, vimos un par de películas y estuvimos chismeando un rato, hasta que Piero llegó a la casa.
- Hola Ira ¿Cómo estás? - Dijo él acercándose a ella para abrazarla y darle un beso en la mejilla.
- Bien, gracias... ¿Y tú? - Respondió ella parándose para recibir el gesto de mi novio.
Aquella acción era tan normal, tan común, había pasado tantas veces... Pero ahora me causaba otra sensación... Ahora me prendía...
Comimos algo de lomo saltado que Piero trajo de casa de su prima y finalmente llegó la hora de ir a dormir. Lo normal hubiera sido que Piero duerma en el sofá como acostumbrábamos a hacer con Oliver, pero eso interferiría con mis planes...
- Bueno chicas, déjenme ir por unas frazadas a la habitación y luego es toda suya...
Comencé a pensar rápidamente en una salida para esto, pero no se me ocurría nada. Había comenzado a asimilar que lo mejor sería convencer a Irasema de venir a la sala en la madrugada, pero entonces...
- Oigan, pero su cama es más grande que la mía ¿No...? Si nosotras mandamos a Oliver a dormir a la sala es porque no alcanza con nosotras jaja.
“Gracias Ira, me salvaste la noche” pensé para mis adentros.
- Ay no chicas, están locas ja, ja, ja.
- Para nada mi amor, ven con nosotras. - Dije cogiendo su mano y acercándolo a mí.
- Ja, ja, claro Piero ¿Sino quién nos va a proteger del monstruo que viene a comernos los pies por las noches? - Agregó Irasema bromeando, a lo cual vi a Piero tragando saliva. Sin saberlo ella tocó una fibra nerviosa en él.
- Je, je... Está bien... - Respondió.
Subimos entonces los tres a la habitación. Una vez ahí, llegó la hora de ponernos el pijama. Para mí fue normal, pues ambos me habían visto desnuda, pero entre ellos fue chistoso. Piero intentaba no ver a Ira desnudarse, mientras ella procuraba no verle su pene. Yo en medio de la cama intentaba no hacer notar mi risa.
Me acosté yo en medio de ambos, tampoco quería ponerlos tan tensos de una. Durante la noche no pude dormir bien, pensando en una manera hacer lo que tenía en mente. Ya nos tenía a los tres durmiendo en la misma cama, ahora no sabía que hacer... No era tan creativa como Piero en estas cosas, sin embargo, otra vez Irasema me salvó la noche.
- Bebé ¿Te dormiste? - Preguntó ella susurrando.
- No... Ja, ja, - Le respondí en mismo tono de voz.
- ¿Sabes? A decir verdad... Tengo un dolor en los pies desde hace días que no me deja dormir...
Solté una risita.
- ¿Y Oliver no hace nada al respecto?
- Ja, ja... Ese no hace nada...
- “Ese es un huevón”, diría mi amorcito.
- Ja, ja, ja...
- ¿Quieres un masajito en los pies?
- La verdad sí... - Dijo ella haciendo un puchero. - Pero vamos a despertar a Piero...
Le sonreí y entonces le planté un leve beso en los labios, de esos que ya acostumbrábamos.
- No te preocupes, tiene sueño pesado. - Le guiñé el ojo.
Entonces Irasema aceptó. Ya poco a poco nos íbamos acercando a mi meta de la noche. Encendimos la lámpara y nos acomodamos: ella para el lado de la almohada y yo más cerca al borde.
- Ok, dame esas patitas entonces. - Le dije algo burlona.
- ¡Ay mensa! No lo digas así que me da pena.
- Ja, ja... Dale, apura.
Entonces Irasema extendió sus piernas y sujeté sus pies con mis manos. Por primera vez haría lo que Piero tanto me hacía. Le quité las medias y comencé con el masaje. Deslicé mis dedos desde el talón hasta sus dedos, haciendo presión en los lugares clave. Podía sentir como ella se iba relajando poco a poco, incluso llegando a soltar pequeños gemidos...
- ¿Te está gustando? - Le pregunté susurrando...
- S-si... - Respondió ella sonrojada.
- ¿Qué tanto?
- M-mucho... Realmente lo necesitaba...
- ¿Te gusta que te masajee los pies?
- S-si... Me gusta... - Respondía ella con dificultad.
- Pídeme que lo haga...
- Yuri... ¿Qué estás haciendo...?
- Pídemelo...
- Masajea mis pies... Por favor...
- ¿Quieres que pare?
- No, no, no... No por favor no pares...
No sabía que me estaba pasando, pero sentía una calentura y una corriente de nervios recorrer todo mi cuerpo. Nunca me había calentado tanto el contacto con Irasema como ahora.
- Oye... Tengo una idea. - Le dije con una sonrisa pícara.
- ¿Cual...?
Miré a mi novio dormido y luego la miré a ella. No supe si captó la indirecta, pero me acerqué a ella y le susurré al oído:
- Piero es un experto aliviando el estrés acumulado en los pies...
- ¿Q-qué...?
- Mira, acerca tus pies a su cara.
- ¿Qué estás hablando Yuri...?
- Créeme... Pon tus pies en su cara, no te arrepentirás.
Entonces mirándome comenzó a acomodarse, de manera qué solo extendiendo sus piernas, sus pies quedarían en la cara de mi novio.
- ¿Qué estás tramando, bebé...?
- Tú solo disfruta...
Finalmente ella acercó sus pies al rostro de mi novio, quien dormía profundamente, o eso hasta que Irasema posicionó las plantas de sus pies sobre su cara...
- ¿Y ahora qué...?
- Shh, atenta...
Piero al sentir los pies de mi mejor amiga, sonrió y entonces comenzó a darles pequeños besos sin abrir los ojos.
- Mmm... Amor... ¿Tan temprano y ya quieres amor en tus piecitos? - Preguntó Piero entre sueños...
- Si mi amor. Ya sabes que yo siempre necesito de tu amor... - Respondí intentando no reírme.
Vi la cara de Ira, la cual no sabía si reírse, relajarse o seguir nerviosa. Piero por su parte había comenzado a dar lamidas en sus pies, recorriendo la lengua entre sus dedos. Ira ya estaba más sonrojada que nunca...
- ¿Oliver nunca te ha hecho esto...? - Le pregunté al oído.
- No, nunca... Mmm...
- ¿Te está gustando...?
- Demasiado...
Piero entonces metió los dedos de Irasema a su boca y comenzó a chuparlos lentamente. Yo me derretía de placer y ternura, era como ver a un bebé con su biberón. Me encantaba consentir a mi niño.
- Mi niño hermoso... ¿Te gustan los piecitos que estás degustando?
- Me encantan mami... Son super ricos...
Se estaba empezando a engreír. Me encantaba cuando hacíamos el rol de mami e hijo...
- Chúpale las patitas a mami, mi amor. Sé un niño bueno...
Irasema volvió la mirada hacia mí, clavando sus penetrantes ojos verdosos en los míos...
- Bebé... Lo siento, pero... Me estoy calentando... - Susurró.
- Entonces no necesitas esto...
Procurando no hacer movimientos bruscos, le retiré la blusa de pijama que llevaba puesta. Para mi sorpresa no llevaba brasier, así que pude ver sus pequeños senos con sus pezones duritos...
- Mira que tenemos aquí...
- Yuri...
Entonces sin retirar la mirada de sus ojos, llevé mi lengua a uno de sus pezones y comencé a lamer de arriba hacia abajo rápidamente, para luego succionar... Era la primera vez que tenía este tipo de contacto con una mujer...
- Yuri... Bebé... - Susurró ella...
- ¿Sí...?
- No... No pares...
Con mi mano libre comencé a pellizcar su otro pezón, mientras ahora procedía a succionar del que ya me había apoderado. Luego de uno segundos pasé al otro y así estuve alternando.
- ¿Te está gustando?
- S-si... Me está encantando...
- ¿Qué te está encantando?
- Que tu novio me chupe los piecitos... Y que tú me chupes las tetitas... Ah...
- ¿Te gusta mi novio?
- S-Si...
- ¿Te gusta mi novio...?
- ¡Si! - Exclamó ella sin dejar de susurrar. - Me encanta tu novio... Siempre te he envidiado por eso...
- ¿Quieres chupar el pene de mi novio...?
- Ah... Yo... Yo... ¡Si! ¡Si quiero!
- ¿Qué quieres?
- Chupar el pene de tu novio, bebé... Quiero mamarle toda la verga...
- ¿Eso quieres bebé? ¿Chupar la verga de mi bebé en frente mío?
- Si... Si, quiero mamar el pene de tu niño delante de ti...
Me alejé entonces, y la hice retirar sus pies de la cara de mi novio para acercarme su oído.
- ¿Quieres que mami te saque la leche cariño?
- ¡Sii! Quiero que mami me saque la leche... - Respondió él...
- Está bien mi amor, pero debes prometerle a mami que no abrirás los ojos ¿Está bien?
- Lo que mami diga...
Entonces retiré la frazada de encima suyo, para luego hacer lo mismo con su pantalón de pijama y su bóxer, liberando así una carnosa verga ya erecta que me volvía loca... Le di un besito en el glande y entonces llamé a Irasema. Ella se acercó, y algo nerviosa sujetó el pene de Piero desde la base y lo acercó a sus labios. Luego de algunas lamidas, comenzó a succionar la cabecita y bajó con toda su lengua hacia sus testículos, los cuales metió a su boca sin dudarlo.
Me hubiera encantado mirar aquel espectáculo, pero también debía recompensar a mi mejor amiga por tratar tan bien al amor de mi vida. Así entonces me coloqué detrás suyo. Nunca había hecho nada de esto, solo lo vi en los videos de Piero, pero era como si un ente lujurioso que hubiera invadido y hubiera tomado control sobre mis acciones. Bajé el pantalón de pijama que traía Ira, para luego lentamente irle bajando las bragas. Pude percatarme como ella paró de mamar la verga de Piero durante algunos segundos, pero supongo que lo asimiló y siguió con lo suyo. Así entonces abrí sus blancas nalgas, teniendo acceso a su vagina rosadita, al igual que su ano, en el cual me centré.
Comencé a lamerlo de abajo hacia arriba, para luego succionarlo e ir bajando lentamente hacia su vagina. Yo ya estaba acostumbrada a este sabor pues Piero siempre me hacía probar mis propios fluidos, pero probar los de otra chica se sintió realmente morboso...
Luego de unos minutos así, me paré y me acerqué a la escena oral entre mi novio y mi mejor amiga. Irasema ya tenía clavada toda la verga de Piero en el fondo de su garganta. La escena me prendía tanto que no quise esperar más. Me acerqué al oído de Irasema.
- ¿Qué tal la verga de mi chico...?
- Deliciosa... Sabrosa... La mejor...
- ¿La quieres adentro...?
Ella no me pudo responder con palabras, pues solo retiró el pene de Piero de su boca, me miró y acercó sus labios a los míos, para darme un breve pero pasional beso.
- Si... Pero debemos besarnos mientras lo monto...
Nunca había visto a Ira así, ni ella a mí. Nos desconocimos, pero no nos podíamos sentir en esa confianza con ninguna otra persona. Era mi mejor amiga, mi hermana, mi bebé... Ese día comencé a amarla más de lo que ya lo hacía.
- Amor ¿Quieres penetrar a mami...?
- ¡Sii!! ¡Por supuesto que quiero penetrar a mami...!
Ambas nos dedicamos una mirada de complicidad. Entonces ella se paró para terminar de quitarse el pantalón y las bragas, los cuales traía por las rodillas. Yo por mi parte, abrí nuestro cajón para sacar los preservativos. Grande fue mi sorpresa al ver que ya no nos quedaban, pero no iba a detener esto ahora...
- Ira... - Le dije al estar lo suficientemente cerca de ella...
- ¿Sí...?
- Felicidades bebé... Piero te follará sin condón a ti antes que a mí...
Ella me miró algo preocupada...
- Pero, bebé... No... Mira... ¿Qué tal si primero lo montas tú y luego yo? Total, y es lo mismo que haríamos, pero al revés... Así la primera eres tú...
Cogí sus manos y la miré a los ojos.
- Bebé. Eres mi mejor amiga, y hoy me has demostrado que definitivamente puedo confiar en ti para todo... Quiero darte esto, por favor... Ten sexo con mi novio sin condón antes que yo...
Ella se sonrojó aún más, sonrió, y me plantó otro beso, ahora más largo, pero igual de apasionado.
- No te voy a defraudar, bebé...
Así entonces, Irasema se subió de nuevo a la cama, ahora encima de mi novio. Como ella pesaba menos que yo, también puse una rodilla sobre la cama intentando disimular. Sujetando la verga de mi novio, se la incrustó hasta el fondo, dejándose caer, y dando leves sentones...
- Uf... Amor... ¿Soy yo? ¿O estás más apretada ahora...? - Preguntó él.
Irasema volteó a mirarme algo apenada, yo solo me reí y me acerqué a sus labios para besarla.
- ¿Eso te parece mi amor? - Pregunté disimulando.
- Si mi amor... Ahora estás más apretadita...
Piero sujetó la cintura de Irasema. Ahí empezaba a temer que nos descubra antes de tiempo, la cintura de Irasema era mucho más delgada que la mía... Pero aparentemente no se percató, sujetándola y comenzando a dar embestidas hacia arriba. Ira hacía su mayor esfuerzo por no gemir para que Piero no se percate de que aquella no era mi voz. Yo para ayudarla me quité la parte superior del pijama, dejando a su alcance mis enormes y maternales senos...
- Siempre quisiste probarlos ¿Cierto...? - Le pregunté al oído.
- Siempre tuve curiosidad...
- Mensa... Sabes que te mueres por mis senos...
- Como tú por mis tetitas...
Se metió uno de mis pezones a la boca y comenzó a succionar de una manera más intensa, mientras agilizaba sus sentones sobre el pene de mi novio, el cual no se quedaba atrás, y le apretaba las nalgas mientras le seguía el ritmo con sus embestidas...
- ¿Quieres besarlo...? - Le pregunté luego de algunos segundos.
- ¿Qué...? ¿Es en serio?
- Por favor...
- Cuando hablaste sobre prestármelo, hablabas en serio...
- Los amo ambos... Nada me haría más feliz que verlos amarse de la misma manera...
Sin decirme más, ella se inclinó y comenzó a besar de una manera muy apasionada a mi novio. No era de una manera salvaje, si no... Romántica, a decir verdad. Esto me prendía a sobre manera y me hacía querer revolcarme con ellos... Decidí que ya era hora.
En cuanto Irasema se levantó, la miré y asentí con la cabeza. Ella entendió la indirecta y asintió de la misma forma...
- Amor... ¿Te gusta follarte a mami sin protección?
- Me encanta mi amor... Amo follarte sin condón, gracias por esto...
- Muy bien amor, por ser un niño bueno, ya puedes abrir los ojos...
Y así fue como él lentamente los fue abriendo. La escena con la que se encontró fue a Irasema montada encima suyo, y a mí a su lado, ambas desnudas (bueno, casi, yo seguía con el pantalón de pijama). Su cara fue una combinación de confusión, asombro, morbo, excitación y sorpresa...
Acto seguido, soltó un tremendo orgasmo, liberando todo su esperma en dirección al útero de mi mejor amiga, la cual correspondió con su orgasmo, soltando chorros y chorros que empaparon la cama...
Irasema cayó postrada a su lado, con las piernas abiertas y escurriendo de esperma, a la vez que suspiraba intentando recuperar el aire...
- ¿Qué es esto...? - Preguntó confundido Piero...
Yo entonces me posicioné entre sus piernas recostada bocabajo, pero apoyada en mis codos, de manera que sujeté su miembro y comencé a limpiarlo de los fluidos de Irasema con mi lengua.
- Verás mi amor... Quería darte un premio, te lo mereces después de haber rechazado a la zorra de Sofía de esa forma...
- ¿Qué...? ¿Es en serio? Pero... - Volteó a ver a Irasema, y luego a mí.
- ¿Cómo es que...?
- Vi tu porno por accidente amor, sé lo mucho que te gustan los tríos...
El tragó algo de saliva...
- Amor... Yo no te lo dije antes por miedo a herir tus sentimientos...
- Tú nunca herirías mis sentimientos, señorito. Desde un principio me has hecho la mujer más feliz del mundo a tu lado. Irasema y tú son lo más valioso que tengo en este país. Amé verlos juntos y quiero que siempre sea así...
- Si me permiten hablar... - Dijo Irasema interfiriendo. - Yo tampoco sabía nada de esto, Piero, pero... Te juro que hoy me sentí más viva que nunca... Tener sexo contigo fue... Me sentí 8 años más joven, ja, ja, ja...
Piero nos miró a ambas. Pude ver su carita de niño emocionado, por poco y se pone a llorar...
- Yuri... Te amo. No tengo más que decirte... No tengo como agradecer esto... Te amo Yuri, e Ira, sabes que te quiero mucho, desde que llegué aquí ustedes me han cuidado como lo hubieran hecho mi mamá y mi hermana... Soy el hombre más feliz del mundo ahora...
Me acerqué a mi novio para besarlo. Fue uno de los besos más largos que nos dimos en todo el tiempo que llevábamos como novios. Quería entregarle todo a este chico, daría mi vida por él... Era tan importante para mí como lo eran mis hijos... Ya no podía imaginar una vida sin él... Al separarnos del beso, Irasema y él se miraron, para luego darse un beso sincero y apasionado. No quise interrumpir su momento, por lo que los dejé durante algunos segundos, para luego interceder y darnos el mejor beso de tres que jamás imaginé en mi vida...
Minutos más tarde, y luego de haber limpiado el coño de Irasema con mi lengua, ya estaba Piero encima de mí, penetrándome en la posición del misionero, mientras Irasema se turnaba entre darle amor a mis senos, y besar a mi novio... Se estaba convirtiendo en la noche más linda del mundo.
3 comentarios - El fetiche de Mi Novio y los Pies de mi Mejor Amiga.
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