Ese día me desperté un poco contrariada por tener que ir a un cliente que quedaba tan lejos de la oficina, tenía alrededor de dos horas de viaje hasta allá. Llegué a la reunión para conocer a mis nuevos clientes y en una esquina, calladito y observando todo estaba Julián. No era terriblemente buenmozo, pero algo en él me llamaba poderosamente la atención y me atraía profundamente. Tendría unos 29 años (pero aparentaba varios años menos), una mirada hermosa y serena, una sonrisa sumamente atractiva y una tranquilidad inalterable. No era muy alto, tez blanca, ojos color miel con largas pestañas, una piel bellísima y el pelo castaño bien cortito. Se llevó a cabo la reunión y decidí no prestarle más atención a la primera impresión de Julián, ya que era un cliente y la relación con él debía ser estrictamente profesional. Cuando estaba saliendo Julián se me acercó y me dijo que era él con quien había estado intercambiando mails en estos días, recordé que sus mails me habían parecido muy respetuosos y formales, cuando los leí no imaginé que quien los había escrito fuera tan joven e interesante. Lo saludé y me fui, quedamos en reunirnos la semana siguiente para comenzar los trabajos de campo con él y otra persona de la empresa. Cuando iba a trabajar a la oficina de ellos me pasaba todo el día en la empresa, para aprovechar mejor el tiempo dado el largo tiempo de viaje hasta allá, así que comíamos juntos, tomábamos café y charlábamos mientras seguíamos trabajando.
En una de esas charlas, él me contó que estaba casado hacia 4 años, le conté que yo estaba casada también hace un tiempo similar, también me contó que estaba por terminar la facultad. Me sentía muy a gusto trabajando con él y solíamos reírnos de cualquier cosa durante todo el día, las otras personas de la oficina pensarían que estábamos locos. No podía evitar soltar alguna mirada furtiva a sus hermosos ojos y su cuerpo cuando estaba distraído y de vez en cuando se me escapaba algún halago hacia su persona. Algunas veces lo ayudaba a estudiar para sus exámenes y siempre le mandaba mensajitos y mails para averiguar cómo le había ido, nuestra relación ya era más de amigos que de cliente-consultor. A medida que seguía pasando el tiempo me sentía más y más atraída hacia él. No era solamente su físico, él era tan buena persona, amable, trabajador, honesto, respetuoso y sincero que su esposa tenía mucha suerte de haberlo encontrado. Cada nuevo detalle que iba descubriendo de él hacía que me interesara aún más. Me encontré buscando excusas para rozar suavemente su hombro, sus brazos o simplemente para estar más cerca de él, sentía la necesidad del contacto con su piel. Los días que trabajábamos juntos me vestía especialmente para él, para que me mire, para que le guste, pero nada. Julián era amable con todo el mundo, así que era muy difícil distinguir si me daba algún trato especial o no.
De un día para el otro, me percaté de que comenzó a tratarme un poco diferente a las demás personas. Me cuidaba mucho, sabía que era muy friolenta y apagaba el aire cuando veía que yo sentía frío o me traía algún abrigo, se preocupaba porque pudiera comer a tiempo, me traía cada tanto un tecito caliente y me preguntaba cada vez más cosas personales sobre mi vida. Sin buscarlo empezamos a vernos fuera del trabajo, cuando salíamos de la empresa íbamos a tomar algo juntos por los alrededores para hacer tiempo, íbamos al cine, sino lo acompañaba a la facultad o donde tuviera que ir ya que me encantaba estar con el. Hacíamos juntos las cosas que nuestras parejas no querían hacer con nosotros, o a lo que no nos acompañaban, también aprovechábamos los días que nuestros compañeros salían con sus amigos para vernos y no estar solos. Cada vez teníamos más confianza y podíamos hablar de cualquier cosa, quejarnos de nuestras respectivas parejas o simplemente compartir nuestras tristezas y alegrías. Julián era la primera persona que yo llamaba cuando me pasaba algo importante, y él hacía lo mismo, nos queríamos mucho. Una noche en que nuestras parejas habían salido me invitó a su casa, así cocinábamos y cenábamos juntos unas nuevas recetas que había aprendido.
Llegué a su casa, y Julián estaba con una camisa negra semiabierta y un pantalón clarito de vestir, le dije sin dudar que estaba muy sexy y empezó a reír (pero yo lo decía en serio), yo tenia puesta una pollera corta y una blusa. Nos pusimos delantales de cocina y empezamos a preparar la comida, no podíamos parar de reírnos mientras cortábamos las verduras, la cocina era chiquita y entre los dos hacíamos bastante lío pero lo disfrutábamos mucho, me sentía en las nubes cuando se colocaba detrás mio apoyándose contra mi cuerpo y tomaba mis manos para ayudarme a cortar con ese cuchillo gigante. Preparamos una crema de calabaza, arroz al curry con hongos y para terminar una mousse de frutillas. Mientras él terminaba con los últimos toques de la comida y decoraba los platos, fui a colocar un sahumerio de sándalo, unas velas para alumbrar la mesa y un centro de flores. Cuando finalmente apareció con los platos de crema de calabaza se seguía riendo de todo el lío que habíamos hecho y la hermosa mesa que preparamos para cenar siendo que siempre comíamos a las apuradas. La crema estaba riquísima, bien condimentada, con un leve sabor dulce y picante. Comimos despacio mientras seguíamos charlando, así llegó el arroz al curry que también estaba riquísimo y picantito y finalmente la mousse de frutillas que era gloriosa, Julián me dio a probar la primer cucharada en la boca porque estaba orgulloso de como había salido su postre. Cuando terminamos de comer tomamos un tecito para hacer sobremesa y nos fuimos a lavar los platos. Me ofrecí a lavarlos ya que Julián había hecho mucho más en la cocina que yo, empecé a hacerlo y Julián estaba colocado detrás de mí (continuaba apoyándome) y me los iba alcanzando mientras hacia bromas porque yo lavaba muy rápido. Me di vuelta para decirle algo y me encontré contra la mesada tan cerca de su cuerpo y de sus labios que me quedé sin aliento, sin pensarlo acercamos aún más nuestras bocas y nos besamos.
El beso fué intenso, desesperado, hacía mucho tiempo que nuestros cuerpos nos pedían a gritos ese tipo de contacto y nuestras mentes no lo permitían. Su lengua ávida penetraba cada vez más profundo en mi boca y sus manos comenzaron a tocar mis pechos colándose impetuosamente bajo mi blusa, nunca imaginé que albergara tanta pasión en su interior bajo esa apariencia tan calma y serena. Besó apasionadamente mi cuello del lado más sensible (sabía que eso me volvía loca! no debí habérselo contado) mientras yo respiraba entrecortadamente y disfrutaba del roce de su sexo duro e hinchado contra el mío. Deslizó sus manos bajo mi falda, acarició mi vagina depilada por sobre la tanga, luego la corrió e introdujo uno de sus dedos, susurrándome al oído “Estas toda mojada putita, te voy a coger toda”, sus palabras me hicieron perder el control y me dejé llevar por la situación. Mi vagina se terminó de empapar y le pedí a gritos que me la metiera de una vez. Abrió su pantalón, bajó su bóxer, me subió a la mesada de la cocina y me la introdujo entera mientras seguía apelando a mi morbo con sus palabras y estimulaba mi clítoris con sus dedos. Yo redoblé la apuesta y contesté a sus palabras con frases que salían de lo más profundo de mi ser: “soy tu puta” “como me gusta tu verga” “metémela hasta el fondo”. No pude aguantar mucho porque estaba terriblemente excitada, y terminé en un orgasmo de escándalo que hizo temblar todo mi cuerpo. Me di cuenta que él también estaba muy cerca de acabar y solté la frase justa “llename toda la concha de leche”, Julián apresuró sus movimientos y culminó con un profundo gemido. Nos quedamos unos minutos abrazados en la misma posición, hasta que le pedí si podía pasar al baño. Sentía un poco de vergüenza por la situación y no sabía que decirle cuando volviera y lo mirara a la cara, pero la verdad que no me arrepentía de nada, ese hombre era un animal salvaje, nunca imaginé que podría excitarme tanto y hacerme perder ese autocontrol del que siempre presumo. Me higienicé un poco, me acomodé la ropa y regresé a la cocina. Él ya había ido al otro baño y se había acomodado la ropa, nos miramos por unos segundos sin saber qué decir y comenzamos a reírnos. Decidí romper el hielo y decir algo:
(A)- Te lo tenías bien guardadito eh? Nunca imaginé que fueras tan apasionado…
(J)- Disculpame, yo no soy asi…pero vos me volvés loco y…
(A)- Ya está, no tenés nada de que disculparte, esta cena fue divertidísima (sonriendo pícaramente). Me voy a ir porque en cualquier momento va a llegar tu esposa y la verdad que hoy no querría encontrármela…
Me pegué a su cuerpo y le dí un beso apasionado para despedirme, sentirlo junto a mí y disfrutar esos labios me hizo recordar lo que había pasado hace un rato y volví a excitarme. Quería dejar en claro que por más que cada uno tenga sus propios compromisos no quería que fuera la última vez, necesitaba volver a sentirlo.
(A)- Cuando tenés el próximo día de estudios?
(J)- Eh??
(A)- Así vengo y te ayudo a estudiar, no te la vas a llevar de arriba tan fácil.
(J)- (Recién comprendiendo) El viernes próximo pero no creo que pueda esperar hasta ese día para que me ayudes…faltan como 8 días…necesitaría ayuda mañana en el trabajo…
Volví a ver en sus ojos esa misma mirada de deseo que le había visto hace un rato, eso me indicó que él tampoco quería que esto termine y lo había disfrutado tanto como yo. Me fui a mi casa, mi esposo todavía no había llegado, me di un largo baño y acaricié mi sexo pensando en Julián, me estremecí tan sólo de imaginar sus labios en mi entrepierna. Al día siguiente nos tocaba trabajar juntos y como buena putita no me puse corpiño y me puse una pollera para poder “ayudarlo” más fácilmente. Cuando llegué y lo ví me di cuenta que nuestra relación había cambiado sustancialmente, lo seguía queriendo muchísimo pero lo deseaba tanto que no podía esperar a sentirlo dentro de mí, me descubría mirando furtivamente su paquete y recordando esa verga que me había hecho ver la gloria el día anterior.
Al mediodía cuando todos fueron a comer, Julián me tomó de la mano y me llevó raudamente a la salita de sistemas. Nos empezamos a besar desesperadamente como la noche anterior, Julián acariciaba mis pechos por sobre la remera y yo me tomaba de sus glúteos para sentir toda la magnitud de su verga contra mi sexo. Deslizó su mano bajo mi falda, quitó mi tanguita y la guardó en su bolsillo. Mientras acariciaba los labios de mi vagina, se acercó a mi oído y me susurró “Te voy a chupar toda la concha”, otra vez me había hecho lo mismo, encima él sabía lo mucho que me gustaba el sexo oral. Me excité tanto que me empapé toda y pensé que iba a acabar en ese momento. Me subió al escritorio, se sentó en una de las sillas y me abrió las piernas para ocuparse de mi sexo. Cuando sentí la humedad de su boca en mi vagina pensé que iba a explotar de placer, Julián devoraba ávidamente mis labios y lamía mi clítoris con delicadeza, yo tenía que morderme la boca para que no escucharan mis gemidos en toda la planta. Ya no daba más y quería sentirlo dentro de mí asi que le acaricié la cabeza para indicarle que ya era suficiente. Julián corrió la silla, liberó su pija del pantalón, me puso de espaldas a él apoyando mis manos contra el escritorio y me susurró “¿Querés mi pija puta? Pedime que te la meta”. Le susurré que me la meta toda y me la enterró de una sola embestida mientras amasaba mis tetas. Entre el morbo por las cosas que me decía al oído y la adrenalina de la situación ya que podría entrar alguien a la salita en cualquier momento, después de algunas embestidas no pude más y me corrí en un intenso orgasmo, Julián no duró mucho tiempo más. Una vez que terminamos se quedó unos instantes dentro de mí y le pedí mi tanguita, pero se negó y me dijo que era un recuerdo y que no me la iba a dar, que lo excitaba pensar que iba a estar todo el día con la conchita al aire chorreando su semen. Como me excitaban esos arranques de macho dominante que tenía, si no hubiera estado por terminar el horario de almuerzo lo hubiera vuelto a coger sin miramientos. Fui al baño de la empresa a higienizarme y arreglarme la ropa. Cuando volvimos a la oficina algunos de sus compañeros ya habían regresado del almuerzo y nos preguntaron dónde habíamos ido a comer, y el muy descarado respondió que encontramos un lugar donde se come demasiado bien. Encima nadie sospecharía algo así de él, con esa actitud amable, serena y respetuosa que tenía siempre nadie podría imaginarse que acababa de tener sexo prohibido en la salita de sistemas.
Siguieron pasando los días y el sexo entre los dos era como una droga, ambos necesitábamos sentirnos con frecuencia y armábamos toda una serie de artimañas para poder encontrar un momento para amarnos. Nos sentíamos confiados y liberados estando juntos, sabíamos que el otro podía entender y concretar todas nuestras fantasías más celosamente guardadas de las cuales nuestras parejas ni siquiera sospechaban. Pero no era sólo sexo, disfrutábamos muchísimo estar juntos. Un día nos dimos cuenta que pronto se acercaban las vacaciones y nos preocupamos bastante por tener que pasar 15 días separados, así que se nos ocurrió un plan: saldríamos a bailar las 2 parejas para conocernos y luego nos iríamos de vacaciones juntos. Yo sé que suena descabellado y es muy difícil que funcione en la práctica, pero en ese momento nos pareció una solución perfectamente viable para no dejar de estar juntos. Organizamos la salida, nuestras respectivas parejas protestaron un poco por tener que salir con una pareja de desconocidos, pero les dijimos que éramos amigos de la facultad desde hace muchos años. Esa noche me arreglé muchísimo, estaba despampanante y era sólo para él, para estar hermosa ante sus bellísimos ojos. Me puse un vestido negro bien ajustado al cuerpo, con un buen escote y bastante corto, no me puse tanga porque sabía que a él lo volvía loco saber que estaba sin ropa interior. Llegamos al lugar con mi marido y ellos ya estaban en la puerta esperándonos, nos saludamos cordialmente y pude notar como Julián me devoraba entera con los ojos. Su mujer era bonita y muy amable, en un primer momento sentí un poco de culpa por lo que estábamos haciendo y me replanteé nuestra estrategia, pero mis sentimientos hacia él me instaron a seguir adelante. Entramos a la disco y nos pusimos a bailar, era muy extraño y angustiante verlo con su mujer, pero yo siempre supe que él era casado y sabía en lo que me estaba metiendo. Después de un rato que pareció eterno pudimos cambiar de pareja y bailar juntos, tratábamos de no acercarnos demasiado para que no sospecharan nada.
Como al descuido se me acercó al oído y me susurró: “Estás preciosa, me está matando no poder tocarte toda y cogerte hasta que me pidas por favor que pare”. Sonreí como si me hubiera dicho algo divertido para que no se dieran cuenta y le contesté “Estoy toda mojada, caliente y sin tanga todo por tu culpa, algo vas a tener que hacer al respecto”. Julián intentó esbozar una sonrisa para seguir el juego, pero me miró con los ojos llenos de deseo y se mordió los labios. Volvimos a cambiar de pareja, yo no podía dejar de pensar en lo que me había dicho Julián así que fui a la barra a buscar un trago para refrescarme un poco. Estaba en la barra tomando mi trago cuando recibí un whatsapp de Julián diciendo que vaya al baño y cuando llegue lo llame por celular. Obedecí sin dudar, terminé el trago y fui directo al baño. Desde ahí lo llame y me di cuenta que el hacía como que era una llamada de trabajo para poder escaparse. Vino rápidamente al baño a buscarme, nos encerramos en uno de los toilettes grandes para discapacitados, me apoyó contra la pared y empezamos a besarnos y tocarnos con desesperación. Sacó mis pechos del vestido y empezó a lamerlos golosamente, metió sus manos bajo mi ropa para confirmar que no tuviera tanga y suspiró ahogadamente. Yo desabotoné sus pantalones y tomé su erguido miembro en mis manos, comenzamos a masturbarnos mutuamente. Julián me volvía loca, cuando estábamos juntos no respondía de mi. En un determinado momento me subió el vestido y me dijo “Preparate puta que te voy a partir toda”, puse mis piernas alrededor de su cintura y me penetró. Mientras me embestía salvajemente me susurraba al oído “Viste que putita que sos, como te gusta que te meta la pija mientras tu marido y mi mujer están ahí afuera esperándonos” y cosas por el estilo, el morbo del lugar y la situación nos llevaron al orgasmo muy rápidamente. Cuando terminamos nos besamos apasionadamente, tuve que acomodarme todo el vestido y retocar mi maquillaje y peinado porque estaba hecha un desastre, volví primero comentando que me sentía mal y que algo que comí probablemente me había hecho daño. Un buen rato después volvió el con el teléfono en la mano y comentó que había habido problemas con una implementación que se hacía el fin de semana pero por suerte pudieron solucionarlo. Nos sentamos en una mesita a tomar unos tragos y después de charlar un rato decidimos sacar a colación el tema de las vacaciones. Yo comenté que este año teníamos planificado el caribe, él comento que ellos también pero el precio era un poco alto y que había promociones especiales 2x1 en caso de viajar dos parejas en la misma fecha, con lo cual el viaje quedaría a mitad de precio (esto no era cierto, pero la diferencia la íbamos a poner nosotros). A nuestras respectivas parejas les pareció una opción interesante y quedamos en hablarlo en la semana, la estrategia ya estaba en marcha.
1 comentarios - Amor prohibido
Me encanta 😍 que buen relato
Buen morbo
Toma +10
👌