con Nico empezamos a vernos con cierta frecuencia, cada vez nos llevábamos mejor en la cama, o en la mesa, o en mi auto, donde fuera.
Me gustaba su dualidad, por momentos era dulce y tierno. Por momentos la calentura lo descontrolaba y me sometía a casi todos sus deseos.
En la puerta del gimnasio seguíamos teniendo el mismo trato cordial y respetuoso, solo un saludo y apenas una sonrisa. eso me generaba más morbo, y como de costumbre, necesitaba traspasar el límite.
Una mañana pedí permiso para entrar un poco más tarde a mi trabajo con la excusa de un trámite que no podía postergar. Fui cómo siempre a entrenar, hice mi rutina y me tomé todo el tiempo del mundo para ducharme.
Diez minutos después de su horario de entrada le mandé un mensaje
- buen día, ya te estoy extrañando
- buen día hermosa! no viniste hoy?
- Nunca falto, pero todavía no me fui, estoy en el vestuario, venís?
- noooo, mala, no puedo entrar solo al de mujeres, si tengo que hacer algún arreglo ahí me acompaña la encargada
Mi plan se veía frustrado, pero en ese momento encontré una posible solución
- y si yo voy al de hombres?
- ya se me está parando la pija! ahí me fijo que no haya nadie y te aviso
En menos de 5 minutos yo estaba metiéndome al vestuario masculino. En la última ducha estaba Nico esperándome. Cuando me vió me apretó contra la pared y me besó mientras me levantaba la pollera para tocarme el culo. Le bajé el cierre del pantalón y liberé su pija que estaba dura y con las venas hinchadas. Me desprendió la camisa, se metió entre mis tetas y me las chupó con desesperación. Me hizo girar, me corrió la tanga y me dijo al oido
- abrí las piernas que te voy a dar lo que viniste a buscar...
Acomodó su verga en la entrada de mi concha y me la metió de un solo empujón. yo me mordía para no gritar, recibía los pijazos y me arqueaba más, él me agarraba de la cintura y pasó una mano para adelante hasta llegar a pajearme
- mojame la pija, dale putita!
En pocos minutos me estaba desarmando en un orgasmo.
Siguió cojiendome hasta que me preguntó:
- dónde te vas a llevar la leche
- en la boca! dámela en la boca!
me puse en cuclillas y se la chupé hasta que empezó a brotar una cantidad increíble de semen que me tragué como pude.
traspirada, despeinada y feliz volví al vestuario de mujeres a ducharme de nuevo
Cuando salía me lo crucé a Nico haciendo sus tareas de mantenimiento
- que tenga un buen día señora
- gracias, igualmente...
Me gustaba su dualidad, por momentos era dulce y tierno. Por momentos la calentura lo descontrolaba y me sometía a casi todos sus deseos.
En la puerta del gimnasio seguíamos teniendo el mismo trato cordial y respetuoso, solo un saludo y apenas una sonrisa. eso me generaba más morbo, y como de costumbre, necesitaba traspasar el límite.
Una mañana pedí permiso para entrar un poco más tarde a mi trabajo con la excusa de un trámite que no podía postergar. Fui cómo siempre a entrenar, hice mi rutina y me tomé todo el tiempo del mundo para ducharme.
Diez minutos después de su horario de entrada le mandé un mensaje
- buen día, ya te estoy extrañando
- buen día hermosa! no viniste hoy?
- Nunca falto, pero todavía no me fui, estoy en el vestuario, venís?
- noooo, mala, no puedo entrar solo al de mujeres, si tengo que hacer algún arreglo ahí me acompaña la encargada
Mi plan se veía frustrado, pero en ese momento encontré una posible solución
- y si yo voy al de hombres?
- ya se me está parando la pija! ahí me fijo que no haya nadie y te aviso
En menos de 5 minutos yo estaba metiéndome al vestuario masculino. En la última ducha estaba Nico esperándome. Cuando me vió me apretó contra la pared y me besó mientras me levantaba la pollera para tocarme el culo. Le bajé el cierre del pantalón y liberé su pija que estaba dura y con las venas hinchadas. Me desprendió la camisa, se metió entre mis tetas y me las chupó con desesperación. Me hizo girar, me corrió la tanga y me dijo al oido
- abrí las piernas que te voy a dar lo que viniste a buscar...
Acomodó su verga en la entrada de mi concha y me la metió de un solo empujón. yo me mordía para no gritar, recibía los pijazos y me arqueaba más, él me agarraba de la cintura y pasó una mano para adelante hasta llegar a pajearme
- mojame la pija, dale putita!
En pocos minutos me estaba desarmando en un orgasmo.
Siguió cojiendome hasta que me preguntó:
- dónde te vas a llevar la leche
- en la boca! dámela en la boca!
me puse en cuclillas y se la chupé hasta que empezó a brotar una cantidad increíble de semen que me tragué como pude.
traspirada, despeinada y feliz volví al vestuario de mujeres a ducharme de nuevo
Cuando salía me lo crucé a Nico haciendo sus tareas de mantenimiento
- que tenga un buen día señora
- gracias, igualmente...
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