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Como siempre, podes escribirnos a dulces.placeres@live.com, te leemos
CONOCIENDO A MAMA
Soy el tÃpico caso del hijo no buscado, procreado por casualidad, en una noche de placer, no estaba en los planes de papá y mamá.
Cuando llegué al mundo, Brian, mi hermano mayor tenÃa ya doce años, y Lara, mi hermana, diez.
Eran muchos años de diferencia, mis padres ya habÃan tenido la parejita y nada les hacÃa prever que llegara otro embarazo
Mi padre no sobrevivió muchos años a mi nacimiento, yo era pequeño cuando tuvo un ataque cardÃaco por lo que casi no tengo recuerdos de él y murió siendo bastante joven
Papá le llevaba casi veinte años a mamá, él era médico, venÃa de un divorcio de pareja y en esos dÃas, mi madre era su joven secretaria.
Mis abuelos maternos nunca habÃan aprobado esa relación y se habÃan distanciado al punto de cortar toda relación, mis abuelos paternos, con el fallecimiento de papá lentamente, y naturalmente se fueron distanciando de la familia
Asà de retorcida y complicada fue mi infancia, y crecà un poco en ese entorno, un poco solo, un poco a los golpes
Yo casi no supe lo que significaba pasar un fin de semanas con los abuelos, y eso era lo de menos, nunca tuve esa figura paterna que todos mis amigos de colegio tenÃan, para el dÃa del padre yo solo llevaba flores al cementerio.
Brian y Lara siempre fueron buenos conmigo y era 'el malcriado', no puedo quejarme, pero siempre se hizo demasiado obvio que estábamos en distintas fases de nuestras vidas.
Mamá era lo más cercano que tenÃa en referencia a la familia, una mujer demasiado bonita y llamativa, siempre lucÃa bien y en esos años de inocencia ella era solo mi mamá, por cierto, la mejor mamá del mundo.
Al principio yo no entendÃa algunas cosas, la relación entre mamá y Brian siempre habÃa sido escabrosa, pero con el correr del tiempo, las discusiones iban ganando en intensidad, y las distancias entre ambos se hacÃan cada vez mayores. Las cosas solo se agravaron entre ellos cuando mi hermano fue adulto y decidió irse a vivir a un departamento por su cuenta.
Pero la historia se repetÃa una y otra vez, cada vez que él venÃa rápidamente empezaban las discusiones que terminaban a los gritos y portazos de por medio, yo sabÃa que las cosas estaban mal pero no sabÃa a ciencia cierta cuales eran esas cosas.
Lara, por su parte, tenÃa otra postura, ella no era de confrontar, era de las que preferÃan hacer un mal arreglo antes de entablar una guerra, y elegÃa no entrometerse en la vida de mi madre, pero tampoco dejaba que ella se metiera en la suya y era muy jovencita cuando se fue a vivir con un médico que le llevaba algunos años, tal vez repitiendo un poco la historia que habÃa pasado entre papá y mamá.
Las cosas parecÃan ir bien entre ellos y podrÃa decir que Lara era la más feliz en el grupo familiar, siempre estaba con proyectos y siempre mantenÃa ese perfil de mantener la familia unida por sobre todas las cosas
Y yo fui creciendo, pasando de mi niñez a mi adolescencia y de mi adolescencia a mi adultez, casi codo a codo con mi gran apoyo, mamá, y poco a poco, cosas en las que yo no pensaba cuando era pequeño empezaron a llamar mi atención.
Mi madre trabajaba fuera de casa, en mi realidad ella hacÃa servicios de cadeterÃa, por lo que no tenÃa horarios fijos, ni un lugar de residencia laboral, eran solo entregas de un sitio a otro y siempre la llamaban por teléfono, de hecho, ella parecÃa tener el celular pegado a su mano derecha, a veces se ausentaba poco más de una hora, a veces eran varias, a veces parecÃa tener solo un encargo al dÃa, a veces estaba muy ocupada, y solo era asÃ, siempre habÃa sido asÃ.
Pero cuando dejé de lado mis autitos de colección y empecé a ver a las chicas de mi edad de otra manera, también empecé a notar algunas cosas en mi progenitora.
Naturalmente, conocÃa a las madres de mis amigos, los del colegio, los del barrio, y también veÃa a las vecinas, y todas parecÃan ir cumpliendo los ciclos lógicos de vida, con los años habÃan avejentado, habÃan engordado, muchas se cuidaban, pero el paso del tiempo en mayor o menor medida iba dejando su impronta, arrugas, canas, y habÃa señoras de treinta, señoras de cuarenta, señoras de cincuenta y hasta señoras de sesenta, pero mamá era diferente a todas las mujeres que estaban en mi vida.
Mi madre que ya habÃa pasado los cincuenta años lucÃa como una mujer de treinta, y se veÃa mucho más bonita y atractiva que muchas chicas jóvenes, incluso de veinte, y ese glamour de la experiencia le daba un atractivo especial, como un vino añejo.
Pero no era solo eso, ella parecÃa esas modelos de tv, de revista, sus cabellos estaban siempre bien teñidos y acomodados, su rostro maquillado, sus ojos delineados, era raro no verla sobre finos tacos altos, con pantalones ceñidos, con cortas faldas, con profundos escotes, con una andar cadente y seductor, ella tenÃa un atractivo particular, sensual, y una armonÃa fÃsica admirable, grandes pechos, gran cola, cintura pequeña y piernas musculadas y torneadas.
Y ella siempre regalaba simpatÃa y se mostraba muy seductora, muy entradora, y podÃa notar un poco el recelo y falsa amistad de otras mujeres con las que se codeaba, como asà también la manera en que otros hombres la miraban, o le hablaban, o las sonrisas que le regalaban.
Y empezaron los conflictos con mis propios amigos, esos de toda la vida, porque tenÃan mi edad, pero no dejaban de mirarla como a una puta, y es que ella no hacÃa nada por no dar esa imagen y entraba en molestas discusiones
Yo no querÃa verlo, no querÃa aceptarlo, querÃa tapar el sol con la mano, pero yo me sorprendÃa a mà mismo mirándola como mujer, y tenÃa erecciones, y pensamientos sucios y morbosos.
Muchas veces me tocaba darle una mano en las cosas de la casa, y me caÃa en suerte bajar las prendas secas del tender después del lavado, y entre tantas cosas siempre habÃa tangas demasiado pequeñas, corpiños muy llamativos entre transparencias y bordados, y hasta conjuntos con ligas que no cuadraban demasiado con una mujer viuda que se ganaba la vida con servicios de cadeterÃa.
Esa tarde cuando llegó Brian, adiviné que habrÃa problemas en puerta, como siempre, pero nuestra madre no estaba, nos saludamos como hermanos, con un abrazo y lo invité a pasar, vino a mi cuarto donde yo estaba jugando juegos online en mi pc de escritorio, lo invité a participar un rato y me reà de sus continuos fracasos, era realmente malo para esas cosas, y maldecÃa en todos los idiomas, hasta que se hartó y dejó todo de lado, fuimos a la heladera por unas cervezas y nos sentamos en la puerta de casa, en la acera, bajo el marco de ingreso, lado a lado.
Hablamos un rato, me preguntó cómo iban mis cosas, mis estudios de informática, mi mundo dentro de las computadoras, si era que tanto me gustaba y como iba en mi carrera de analista en sistemas, le pregunté por su vida en solitario, en su pequeño departamento, por sus novias de ocasión y por su empleo, él estudiaba ingenierÃa civil en una carrera que pensaba que nunca terminarÃa, avanzaba a cuenta gotas, a paso de tortuga.
La charla se fue hacia los deportes, nuestro amado club de futbol, las incorporaciones, los jugadores, el técnico y la posición en la tabla, y la situación de los dirigentes, cambiamos ideas y del rol de hinchas pasamos al de jugadores, me dijo si seguÃa jugando fútbol cinco, y que no olvidara llamarlo cuando le faltara alguno, cosa que jamás sucederÃa porque mi hermano como futbolista era tan malo como jugador de play.
Y poco a poco nos fuimos quedando sin temas de conversación, los autos no eran lo nuestro y la polÃtica menos asà que pronto se hizo un pronunciado silencio entre ambos, medité un poco me decidà a soltar una pregunta que siempre reprimÃa
Brian, quiero preguntarte algo... siempre quise hacerlo - disparé -
Adelante hermano, sin problemas! - respondió con una sonrisa marcada en sus labios -
Es fácil, - tiré - cada vez que vienes, terminas a los gritos con mamá, pero, por qué discuten?
Brian borró la sonrisa de su rostro y me miró perplejo, como sin entender mi pregunta, se acarició la barbilla y luego sacudió con su mano mi corta melena, me miró y dijo
Ya estás grande, pero Benja, sos tan inteligente para tantas cosas y tan estúpido para otras, a veces me asustas...
Me quedé un tanto ofendido por sus palabras y lo invité a seguir adelante, entonces trató de hacerme pensar y que la repuesta cayera por peso propio
Como te crees que nuestra madre se gana la vida? con un 'servicio de cadeterÃa'? no te parece que luce demasiado atractiva? alguna vez notaste algo de su empleo? nunca llegó tarde? nunca te despertaste y no estaba? acaso te parece una mujer como cualquiera? acaso un simple empleo de cadeterÃa pagarÃa la vida lujosa que llevas adelante?
Yo... - apenas si pude balbucear, entonces aceleró a fondo -
Benjamin, Benjamin, no seas inocente! nuestra madre tiene el oficio mas antiguo del planeta! pero no puedo creer que seas tan ciego!
Mierda, mi madre era una puta y si, era muy normal lo que mi hermano decÃa, y en ese caso entendà sus constantes conflictos
Y Lara? ella nunca dice nada? - volvà a preguntar -
Lara no quiere entrometerse y como el ñandú entierra la cabeza bajo la tierra cuando hay un conflicto, ella prefiere vivir su vida con su maridito, y la verdad, creo que nuestro cuñado es un flor de cornudo, si, el tema es de familia...
Pero no puede ser... mamá... - respondÃa incrédulo, o no, no era incrédulo, era asumir lo que me negaba a asumir -
Brian le dio una patada a la lata vacÃa de cerveza, arrojándola al medio de la calle, como descargando su ira, entonces, mas tranquilo me abrazó fraternalmente y me dijo
BenjamÃn, te voy decir algo que tal vez no debiera decirte, porque vos eras muy pequeño, por qué no le preguntas a mamá el motivo real de la muerte de papá? las amarguras y depresión diaria que ella le hacÃa vivir dándose la vida de reina? y cómo reventó su corazón envenenado de impotencia?
Seguimos hablando por más de una hora, pero esas palabras no quedaron en mi memoria, ya habÃa escuchado lo que no querÃa escuchar.
Me relaje en mi soledad cuando Brian ya se habÃa retirado, era lógico, mi madre vestÃa como puta, caminaba como puta, hablaba como puta y tenÃa una vida de puta.
Yo no tomarÃa una postura de confrontación extrema como Brian, tampoco el otro extremo de pasividad absoluta de Lara, yo buscarÃa jugar mis cartas de otra manera.
No habÃa peor ciego que el que no querÃa ver, y ahora habÃa abierto los ojos, supe que mi madre estaba en las redes, que tenÃa una página paga, que mis mejores amigos se masturbaban a mis espaldas con sus fotos, y que muchos de los hombres con los que me cruzaba dÃa a dÃa ya se la habÃan cogido.
Con mis estudios avanzados en informática, con conocimientos muy por encima de la media, no me costó crear un falso perfil y bucear por las redes hasta dar con ella. Era raro, muy raro para mi ver a mi madre vestida como puta a través de una pantalla, porque era 'mi madre', pero la veÃa como mujer, y eso me calentaba demasiado.
La primera vez, estando solo en casa, empecé a mirar sus fotos con mi notebook, su rostro, sus tetas hermosas, su cola, su conchita rasurada, sus poses de puta y lo buena que estaba, mamá, mamá querida! No podÃa resistir la tentación de masturbarme y cuando escupà todo mi semen caliente sobre la pantalla de la notebook, sobre sus fotos, me pareció un morbo demencial.
Después de limpiar todo me juré no volver hacerlo, pero la situación era demasiado adictiva para poder rechazarla.
Poco después la contacté, obviamente con mi perfil falso y empezamos a interactuar, mi madre me prometÃa cositas nuevas si, mostrarme su intimidad en vivo, con lencerÃa, con juguetes y muchas cosas más, si es que estaba interesado debÃa meterme en su servicio pago y solo querÃa saber hasta donde ella era capaz.
Hice números, y una tarde como casual, saqué el tema de un curso que querÃa hacer, algo inventado, mi madre no tenÃa idea sobre mi vida de estudiante por lo cual casi ni inquirió y me dijo que podÃa disponer del dinero.
SerÃa demasiado cómico, ella, sin saberlo me daba su dinero para que yo por otro lado pagara por el servicio que me vendÃa
Nos sentamos esa tarde lado a lado de una pantalla, en vivo, solo para mÃ, la transferencia bancaria anónima estaba realizada, ella estaba muy bonita en un cuarto que seguramente tendrÃa por ahÃ, caminaba de lado a lado, muy sexi, con sus enormes tetas desnudas, una tanga negra diminuta y unas medias de nylon muy ricas, sobre zapatos de finos tacos, me preguntó que querÃa ver, y como ya le habÃa dejado saber por escritos previos saqué el tema de su cola.
No podÃa creerlo, pero estaba con la verga dura, masturbándome con mi propia madre, insano, ella de sentó frente a la cámara, sacó su tanga sensualmente, abrió sus piernas, su concha desnuda quedó en primer plano y un enorme juguete que mantenÃa oculto en su trasero quedó expuesto a mis ojos.
Ella se masturbaba muy puta, acariciando sus tetas, su concha y por supuesto, metiendo y sacando el consolador de su dilatado culo, sabÃa que era solo un show pago y mostraba lo que un hombre querÃa ver, pero mamá... jamás imaginó que estaba trabajando para su hijo, y su hijo no podÃa dejar de masturbarse con lo que veÃa.
Fue por más, habÃa en ese sitio una maquina con un consolador enorme, ella se puso en cuatro, lo apuntó en su culo y solo la puso en marcha.
El trasero de mi madre lucÃa majestuoso, perfecto, sus nalgas, sus curvas, y ese juguete rojo furioso entrando y saliendo de su dilatado esfÃnter, como la mejor de las perras.
Ella gemÃa, me decÃa bebe, si me gustaba porque ella estaba muy caliente, imaginaba que era mi verga la que le destrozaba el culo y a mà me enloquecÃa, porque sabÃa que solo hacÃa su trabajo, pero una vez más, era mi mamá, y seguro asà también enloquecÃa a mis amigos, a extraños y solo no pude y terminé eyaculando por todos lados.
Entonces se puso de lado, ahora agregando a la máquina un segundo juguete para mostrarme en primer plano una doble penetración, el rojo por detrás y uno blanco por delante, en un juego muy porno que me tenÃa enloquecido, y le pedà que aumentara la velocidad, más y más, parecÃa que la reventarÃan por ambos lados, y sus gemidos me sonaron reales, tan reales que hasta lastimaron mis oÃdos placenteramente, me preguntaba si me gustaba, y que se imaginaba mi verga caliente y que eso la encendÃa, y solo volvà a sacar toda la leche de mis testÃculos por segunda vez.
Aún quedaba tiempo, estaba reclinado sobre la silla, con mis auriculares JBL pegados a mis oÃdos y la enorme pantalla que habitualmente usaba para mis juegos de play con las imágenes en vivo de mi madre
Le pedà como último regalo, dado que aún quedaban unos minutos que me mostrara en primer plano como una puta como ella chuparÃa una pija, como si a mà me lo estuviera haciendo. Ella tomó el juguete blanco que habÃa tenido en su concha rasurada y empezó a chuparlo cerca de la cámara, primer plano, y yo solo no podÃa, porque lo hacÃa muy rico, muy vÃvido, muy natural, y como si fuera un glande real y la mirada de sus ojos se anclaban directos a la lente y antes que se me terminara mi tiempo pago eyaculaba por tercera vez.
Cuando mamá llegó a casa me sorprendió distendido jugando a la play, en mi misión de piloto de caza contra una avanzada rusa.
Después nos sentamos a cenar, me preguntó que tal mi dÃa, y yo que tal el suyo, me dijo que estaba cansada, mucho trabajo, con una sonrisa de pecado en mis labios la escuchaba sin poder creer su doble personalidad, y me daba morbo que ella jamás imaginara quien terminaba de pagar por su tiempo.
Solo la besé en la frente antes de ir a la cama, le dejé saber que mi curso habÃa estado excelente, y que por supuesto, necesitarÃa más de su dinero para futuras sesiones
Brian sigue con sus eternos enfrentamientos, las discusiones con mi madre siguen siendo moneda corriente, Lara mantiene su perfil bajo, de no entrometerse, lo bueno es saber que me va a hacer tÃo, mamá está cada dÃa más bonita y yo sigo mis dÃas tranquilos de estudiante, cuando me preguntan si no pienso tener novia, por el echo de que me ven siempre solo, solo me sonrio, y contesto que no, que asà estoy bien, porque tengo en mi corazón a la mas bonitas de las mujeres, aunque tenga que pagar por ello, aunque ella nunca lo sepa
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Soy el tÃpico caso del hijo no buscado, procreado por casualidad, en una noche de placer, no estaba en los planes de papá y mamá.
Cuando llegué al mundo, Brian, mi hermano mayor tenÃa ya doce años, y Lara, mi hermana, diez.
Eran muchos años de diferencia, mis padres ya habÃan tenido la parejita y nada les hacÃa prever que llegara otro embarazo
Mi padre no sobrevivió muchos años a mi nacimiento, yo era pequeño cuando tuvo un ataque cardÃaco por lo que casi no tengo recuerdos de él y murió siendo bastante joven
Papá le llevaba casi veinte años a mamá, él era médico, venÃa de un divorcio de pareja y en esos dÃas, mi madre era su joven secretaria.
Mis abuelos maternos nunca habÃan aprobado esa relación y se habÃan distanciado al punto de cortar toda relación, mis abuelos paternos, con el fallecimiento de papá lentamente, y naturalmente se fueron distanciando de la familia
Asà de retorcida y complicada fue mi infancia, y crecà un poco en ese entorno, un poco solo, un poco a los golpes
Yo casi no supe lo que significaba pasar un fin de semanas con los abuelos, y eso era lo de menos, nunca tuve esa figura paterna que todos mis amigos de colegio tenÃan, para el dÃa del padre yo solo llevaba flores al cementerio.
Brian y Lara siempre fueron buenos conmigo y era 'el malcriado', no puedo quejarme, pero siempre se hizo demasiado obvio que estábamos en distintas fases de nuestras vidas.
Mamá era lo más cercano que tenÃa en referencia a la familia, una mujer demasiado bonita y llamativa, siempre lucÃa bien y en esos años de inocencia ella era solo mi mamá, por cierto, la mejor mamá del mundo.
Al principio yo no entendÃa algunas cosas, la relación entre mamá y Brian siempre habÃa sido escabrosa, pero con el correr del tiempo, las discusiones iban ganando en intensidad, y las distancias entre ambos se hacÃan cada vez mayores. Las cosas solo se agravaron entre ellos cuando mi hermano fue adulto y decidió irse a vivir a un departamento por su cuenta.
Pero la historia se repetÃa una y otra vez, cada vez que él venÃa rápidamente empezaban las discusiones que terminaban a los gritos y portazos de por medio, yo sabÃa que las cosas estaban mal pero no sabÃa a ciencia cierta cuales eran esas cosas.
Lara, por su parte, tenÃa otra postura, ella no era de confrontar, era de las que preferÃan hacer un mal arreglo antes de entablar una guerra, y elegÃa no entrometerse en la vida de mi madre, pero tampoco dejaba que ella se metiera en la suya y era muy jovencita cuando se fue a vivir con un médico que le llevaba algunos años, tal vez repitiendo un poco la historia que habÃa pasado entre papá y mamá.
Las cosas parecÃan ir bien entre ellos y podrÃa decir que Lara era la más feliz en el grupo familiar, siempre estaba con proyectos y siempre mantenÃa ese perfil de mantener la familia unida por sobre todas las cosas
Y yo fui creciendo, pasando de mi niñez a mi adolescencia y de mi adolescencia a mi adultez, casi codo a codo con mi gran apoyo, mamá, y poco a poco, cosas en las que yo no pensaba cuando era pequeño empezaron a llamar mi atención.
Mi madre trabajaba fuera de casa, en mi realidad ella hacÃa servicios de cadeterÃa, por lo que no tenÃa horarios fijos, ni un lugar de residencia laboral, eran solo entregas de un sitio a otro y siempre la llamaban por teléfono, de hecho, ella parecÃa tener el celular pegado a su mano derecha, a veces se ausentaba poco más de una hora, a veces eran varias, a veces parecÃa tener solo un encargo al dÃa, a veces estaba muy ocupada, y solo era asÃ, siempre habÃa sido asÃ.
Pero cuando dejé de lado mis autitos de colección y empecé a ver a las chicas de mi edad de otra manera, también empecé a notar algunas cosas en mi progenitora.
Naturalmente, conocÃa a las madres de mis amigos, los del colegio, los del barrio, y también veÃa a las vecinas, y todas parecÃan ir cumpliendo los ciclos lógicos de vida, con los años habÃan avejentado, habÃan engordado, muchas se cuidaban, pero el paso del tiempo en mayor o menor medida iba dejando su impronta, arrugas, canas, y habÃa señoras de treinta, señoras de cuarenta, señoras de cincuenta y hasta señoras de sesenta, pero mamá era diferente a todas las mujeres que estaban en mi vida.
Mi madre que ya habÃa pasado los cincuenta años lucÃa como una mujer de treinta, y se veÃa mucho más bonita y atractiva que muchas chicas jóvenes, incluso de veinte, y ese glamour de la experiencia le daba un atractivo especial, como un vino añejo.
Pero no era solo eso, ella parecÃa esas modelos de tv, de revista, sus cabellos estaban siempre bien teñidos y acomodados, su rostro maquillado, sus ojos delineados, era raro no verla sobre finos tacos altos, con pantalones ceñidos, con cortas faldas, con profundos escotes, con una andar cadente y seductor, ella tenÃa un atractivo particular, sensual, y una armonÃa fÃsica admirable, grandes pechos, gran cola, cintura pequeña y piernas musculadas y torneadas.
Y ella siempre regalaba simpatÃa y se mostraba muy seductora, muy entradora, y podÃa notar un poco el recelo y falsa amistad de otras mujeres con las que se codeaba, como asà también la manera en que otros hombres la miraban, o le hablaban, o las sonrisas que le regalaban.
Y empezaron los conflictos con mis propios amigos, esos de toda la vida, porque tenÃan mi edad, pero no dejaban de mirarla como a una puta, y es que ella no hacÃa nada por no dar esa imagen y entraba en molestas discusiones
Yo no querÃa verlo, no querÃa aceptarlo, querÃa tapar el sol con la mano, pero yo me sorprendÃa a mà mismo mirándola como mujer, y tenÃa erecciones, y pensamientos sucios y morbosos.
Muchas veces me tocaba darle una mano en las cosas de la casa, y me caÃa en suerte bajar las prendas secas del tender después del lavado, y entre tantas cosas siempre habÃa tangas demasiado pequeñas, corpiños muy llamativos entre transparencias y bordados, y hasta conjuntos con ligas que no cuadraban demasiado con una mujer viuda que se ganaba la vida con servicios de cadeterÃa.
Esa tarde cuando llegó Brian, adiviné que habrÃa problemas en puerta, como siempre, pero nuestra madre no estaba, nos saludamos como hermanos, con un abrazo y lo invité a pasar, vino a mi cuarto donde yo estaba jugando juegos online en mi pc de escritorio, lo invité a participar un rato y me reà de sus continuos fracasos, era realmente malo para esas cosas, y maldecÃa en todos los idiomas, hasta que se hartó y dejó todo de lado, fuimos a la heladera por unas cervezas y nos sentamos en la puerta de casa, en la acera, bajo el marco de ingreso, lado a lado.
Hablamos un rato, me preguntó cómo iban mis cosas, mis estudios de informática, mi mundo dentro de las computadoras, si era que tanto me gustaba y como iba en mi carrera de analista en sistemas, le pregunté por su vida en solitario, en su pequeño departamento, por sus novias de ocasión y por su empleo, él estudiaba ingenierÃa civil en una carrera que pensaba que nunca terminarÃa, avanzaba a cuenta gotas, a paso de tortuga.
La charla se fue hacia los deportes, nuestro amado club de futbol, las incorporaciones, los jugadores, el técnico y la posición en la tabla, y la situación de los dirigentes, cambiamos ideas y del rol de hinchas pasamos al de jugadores, me dijo si seguÃa jugando fútbol cinco, y que no olvidara llamarlo cuando le faltara alguno, cosa que jamás sucederÃa porque mi hermano como futbolista era tan malo como jugador de play.
Y poco a poco nos fuimos quedando sin temas de conversación, los autos no eran lo nuestro y la polÃtica menos asà que pronto se hizo un pronunciado silencio entre ambos, medité un poco me decidà a soltar una pregunta que siempre reprimÃa
Brian, quiero preguntarte algo... siempre quise hacerlo - disparé -
Adelante hermano, sin problemas! - respondió con una sonrisa marcada en sus labios -
Es fácil, - tiré - cada vez que vienes, terminas a los gritos con mamá, pero, por qué discuten?
Brian borró la sonrisa de su rostro y me miró perplejo, como sin entender mi pregunta, se acarició la barbilla y luego sacudió con su mano mi corta melena, me miró y dijo
Ya estás grande, pero Benja, sos tan inteligente para tantas cosas y tan estúpido para otras, a veces me asustas...
Me quedé un tanto ofendido por sus palabras y lo invité a seguir adelante, entonces trató de hacerme pensar y que la repuesta cayera por peso propio
Como te crees que nuestra madre se gana la vida? con un 'servicio de cadeterÃa'? no te parece que luce demasiado atractiva? alguna vez notaste algo de su empleo? nunca llegó tarde? nunca te despertaste y no estaba? acaso te parece una mujer como cualquiera? acaso un simple empleo de cadeterÃa pagarÃa la vida lujosa que llevas adelante?
Yo... - apenas si pude balbucear, entonces aceleró a fondo -
Benjamin, Benjamin, no seas inocente! nuestra madre tiene el oficio mas antiguo del planeta! pero no puedo creer que seas tan ciego!
Mierda, mi madre era una puta y si, era muy normal lo que mi hermano decÃa, y en ese caso entendà sus constantes conflictos
Y Lara? ella nunca dice nada? - volvà a preguntar -
Lara no quiere entrometerse y como el ñandú entierra la cabeza bajo la tierra cuando hay un conflicto, ella prefiere vivir su vida con su maridito, y la verdad, creo que nuestro cuñado es un flor de cornudo, si, el tema es de familia...
Pero no puede ser... mamá... - respondÃa incrédulo, o no, no era incrédulo, era asumir lo que me negaba a asumir -
Brian le dio una patada a la lata vacÃa de cerveza, arrojándola al medio de la calle, como descargando su ira, entonces, mas tranquilo me abrazó fraternalmente y me dijo
BenjamÃn, te voy decir algo que tal vez no debiera decirte, porque vos eras muy pequeño, por qué no le preguntas a mamá el motivo real de la muerte de papá? las amarguras y depresión diaria que ella le hacÃa vivir dándose la vida de reina? y cómo reventó su corazón envenenado de impotencia?
Seguimos hablando por más de una hora, pero esas palabras no quedaron en mi memoria, ya habÃa escuchado lo que no querÃa escuchar.
Me relaje en mi soledad cuando Brian ya se habÃa retirado, era lógico, mi madre vestÃa como puta, caminaba como puta, hablaba como puta y tenÃa una vida de puta.
Yo no tomarÃa una postura de confrontación extrema como Brian, tampoco el otro extremo de pasividad absoluta de Lara, yo buscarÃa jugar mis cartas de otra manera.
No habÃa peor ciego que el que no querÃa ver, y ahora habÃa abierto los ojos, supe que mi madre estaba en las redes, que tenÃa una página paga, que mis mejores amigos se masturbaban a mis espaldas con sus fotos, y que muchos de los hombres con los que me cruzaba dÃa a dÃa ya se la habÃan cogido.
Con mis estudios avanzados en informática, con conocimientos muy por encima de la media, no me costó crear un falso perfil y bucear por las redes hasta dar con ella. Era raro, muy raro para mi ver a mi madre vestida como puta a través de una pantalla, porque era 'mi madre', pero la veÃa como mujer, y eso me calentaba demasiado.
La primera vez, estando solo en casa, empecé a mirar sus fotos con mi notebook, su rostro, sus tetas hermosas, su cola, su conchita rasurada, sus poses de puta y lo buena que estaba, mamá, mamá querida! No podÃa resistir la tentación de masturbarme y cuando escupà todo mi semen caliente sobre la pantalla de la notebook, sobre sus fotos, me pareció un morbo demencial.
Después de limpiar todo me juré no volver hacerlo, pero la situación era demasiado adictiva para poder rechazarla.
Poco después la contacté, obviamente con mi perfil falso y empezamos a interactuar, mi madre me prometÃa cositas nuevas si, mostrarme su intimidad en vivo, con lencerÃa, con juguetes y muchas cosas más, si es que estaba interesado debÃa meterme en su servicio pago y solo querÃa saber hasta donde ella era capaz.
Hice números, y una tarde como casual, saqué el tema de un curso que querÃa hacer, algo inventado, mi madre no tenÃa idea sobre mi vida de estudiante por lo cual casi ni inquirió y me dijo que podÃa disponer del dinero.
SerÃa demasiado cómico, ella, sin saberlo me daba su dinero para que yo por otro lado pagara por el servicio que me vendÃa
Nos sentamos esa tarde lado a lado de una pantalla, en vivo, solo para mÃ, la transferencia bancaria anónima estaba realizada, ella estaba muy bonita en un cuarto que seguramente tendrÃa por ahÃ, caminaba de lado a lado, muy sexi, con sus enormes tetas desnudas, una tanga negra diminuta y unas medias de nylon muy ricas, sobre zapatos de finos tacos, me preguntó que querÃa ver, y como ya le habÃa dejado saber por escritos previos saqué el tema de su cola.
No podÃa creerlo, pero estaba con la verga dura, masturbándome con mi propia madre, insano, ella de sentó frente a la cámara, sacó su tanga sensualmente, abrió sus piernas, su concha desnuda quedó en primer plano y un enorme juguete que mantenÃa oculto en su trasero quedó expuesto a mis ojos.
Ella se masturbaba muy puta, acariciando sus tetas, su concha y por supuesto, metiendo y sacando el consolador de su dilatado culo, sabÃa que era solo un show pago y mostraba lo que un hombre querÃa ver, pero mamá... jamás imaginó que estaba trabajando para su hijo, y su hijo no podÃa dejar de masturbarse con lo que veÃa.
Fue por más, habÃa en ese sitio una maquina con un consolador enorme, ella se puso en cuatro, lo apuntó en su culo y solo la puso en marcha.
El trasero de mi madre lucÃa majestuoso, perfecto, sus nalgas, sus curvas, y ese juguete rojo furioso entrando y saliendo de su dilatado esfÃnter, como la mejor de las perras.
Ella gemÃa, me decÃa bebe, si me gustaba porque ella estaba muy caliente, imaginaba que era mi verga la que le destrozaba el culo y a mà me enloquecÃa, porque sabÃa que solo hacÃa su trabajo, pero una vez más, era mi mamá, y seguro asà también enloquecÃa a mis amigos, a extraños y solo no pude y terminé eyaculando por todos lados.
Entonces se puso de lado, ahora agregando a la máquina un segundo juguete para mostrarme en primer plano una doble penetración, el rojo por detrás y uno blanco por delante, en un juego muy porno que me tenÃa enloquecido, y le pedà que aumentara la velocidad, más y más, parecÃa que la reventarÃan por ambos lados, y sus gemidos me sonaron reales, tan reales que hasta lastimaron mis oÃdos placenteramente, me preguntaba si me gustaba, y que se imaginaba mi verga caliente y que eso la encendÃa, y solo volvà a sacar toda la leche de mis testÃculos por segunda vez.
Aún quedaba tiempo, estaba reclinado sobre la silla, con mis auriculares JBL pegados a mis oÃdos y la enorme pantalla que habitualmente usaba para mis juegos de play con las imágenes en vivo de mi madre
Le pedà como último regalo, dado que aún quedaban unos minutos que me mostrara en primer plano como una puta como ella chuparÃa una pija, como si a mà me lo estuviera haciendo. Ella tomó el juguete blanco que habÃa tenido en su concha rasurada y empezó a chuparlo cerca de la cámara, primer plano, y yo solo no podÃa, porque lo hacÃa muy rico, muy vÃvido, muy natural, y como si fuera un glande real y la mirada de sus ojos se anclaban directos a la lente y antes que se me terminara mi tiempo pago eyaculaba por tercera vez.
Cuando mamá llegó a casa me sorprendió distendido jugando a la play, en mi misión de piloto de caza contra una avanzada rusa.
Después nos sentamos a cenar, me preguntó que tal mi dÃa, y yo que tal el suyo, me dijo que estaba cansada, mucho trabajo, con una sonrisa de pecado en mis labios la escuchaba sin poder creer su doble personalidad, y me daba morbo que ella jamás imaginara quien terminaba de pagar por su tiempo.
Solo la besé en la frente antes de ir a la cama, le dejé saber que mi curso habÃa estado excelente, y que por supuesto, necesitarÃa más de su dinero para futuras sesiones
Brian sigue con sus eternos enfrentamientos, las discusiones con mi madre siguen siendo moneda corriente, Lara mantiene su perfil bajo, de no entrometerse, lo bueno es saber que me va a hacer tÃo, mamá está cada dÃa más bonita y yo sigo mis dÃas tranquilos de estudiante, cuando me preguntan si no pienso tener novia, por el echo de que me ven siempre solo, solo me sonrio, y contesto que no, que asà estoy bien, porque tengo en mi corazón a la mas bonitas de las mujeres, aunque tenga que pagar por ello, aunque ella nunca lo sepa
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