Siempre que veo a la gente pedir fiado principalmente a mujeres hermosas me acuerdo cuando era chico, apenas tenia 14 años y vivía en un barrio muy tranquilo de una ciudad del interior, donde la gente se conocía toda y las viejas chusmas sabían vida y milagro de todo el mundo. hoy ya en la lejanía de aquella época les quiero contar algo de nuestro almacenero, Don Arturo, un hombre muy alto bien parecido y bonachon, que vivía junto a su mujer, una vieja gorda y fea, de muy mal carácter, pero como no servia para atender a la gente o no le gustaba atender prefería trabajar por horas en casas de algunos ricos.
una tarde jugando a la pelota con otros chico vi que entraba al negocio una de mis vecinas, quizás la mas destacada de ellas por su pelo rubio y su hermoso cuerpo casi llegando a lo descomunal.
Maria vivía a unas pocas cuadras de allí y su esposo trabajaba en una vieja fabrica aceitera como muchos otros habitantes del lugar.
yo sabia de antemano que don Arturo se desvivía por atenderla, entonces siguiendo mi instinto de travesura decidí dejar de jugar y ponerme a espiar por la ventana para ver que pasaba. cuando llegue hasta allí vi que el hombre llenaba su canasta de cosas como si la mujer le hubiera dado una lista de las cosas a llevar, luego levanto la tapa del mostrador y tomándola por la espalda la hizo pasar a la trastienda. yo que hervía de curiosidad salte la ligustrina del costado y me acerque muy lentamente a la vieja ventana de vidrios sucios, pero que en una de sus esquina estaba un poco roto y solamente entraba mi ojo para ver asombrado lo que estaba pasando. ambos estaban unidos en un beso apasionado y el recorría con sus manos su cuerpo hasta levantarle la falda y acariciar sus blancas nalgas. ella gemía de placer y él arrodillado frente a ella le besaba su vagina hasta empujarla contra unas bolsas de azúcar donde elevo mas sus piernas y comenzó a besarla mas directamente sus partes intimas. la mujer jadeaba y gritaba incoherencias como __Hacerme tuya Arturo que no aguanto mas, el hombre habrio su blusa y levanto el corpiño para liberar dos enormes pechos que apuntaban al cielo y luego se bajo los pantalones y la penetro, al momento que ella gozaba y gritaba lo que se le venia a la boca.
aparentemente se le resbalaba un poco y él trataba de levantarla mas de sus muslos. asi estuvieron un largo rato, mientras ella decía continuamente__ Tene cuidado Arturo no quiero quedar embarazada, mi marido me mata!! entonces el la dio vuelta y le dijo.__Dame el broche de oro, sabes que me gusta tu culo y quiero acabar como siempre en él.
Ella toda sumisa se puso en posición y el sacaba saliva de su boca para lubricar su ano y luego se la puso. ella gritaba aparentemente con mucho dolor pero a su vez me confundía su actitud ya que pedía que no se la sacara. después de un buen rato de serrucharle el culo el le dijo.__Hacelo acabar mi amor!! y ella le dijo dame la leche papi, quiero tu leche!!y el produciendo un fuerte grito de liberación le lleno el culo de leche y ambos quedaron exhaustos. luego de unos mimos el se retiro de arriba de ella y después me fui a seguir jugando.
como a los 10 minutos salio del negocio con su canasta llena de cosas, tan esbelta y señorona como si nada hubiera pasado. pero como no hay crimen perfecto y siempre alguien te ve, yo pensaba en su marido, un hombre mucho mas joven que don Arturo, trabajador y buena persona, no se merecía que le hicieran algo así, pero no seria yo el que hablaría, solo el tiempo o la oportunidad de pescarla en el hecho daría por finalizada aquella infidelidad.
una tarde jugando a la pelota con otros chico vi que entraba al negocio una de mis vecinas, quizás la mas destacada de ellas por su pelo rubio y su hermoso cuerpo casi llegando a lo descomunal.
Maria vivía a unas pocas cuadras de allí y su esposo trabajaba en una vieja fabrica aceitera como muchos otros habitantes del lugar.
yo sabia de antemano que don Arturo se desvivía por atenderla, entonces siguiendo mi instinto de travesura decidí dejar de jugar y ponerme a espiar por la ventana para ver que pasaba. cuando llegue hasta allí vi que el hombre llenaba su canasta de cosas como si la mujer le hubiera dado una lista de las cosas a llevar, luego levanto la tapa del mostrador y tomándola por la espalda la hizo pasar a la trastienda. yo que hervía de curiosidad salte la ligustrina del costado y me acerque muy lentamente a la vieja ventana de vidrios sucios, pero que en una de sus esquina estaba un poco roto y solamente entraba mi ojo para ver asombrado lo que estaba pasando. ambos estaban unidos en un beso apasionado y el recorría con sus manos su cuerpo hasta levantarle la falda y acariciar sus blancas nalgas. ella gemía de placer y él arrodillado frente a ella le besaba su vagina hasta empujarla contra unas bolsas de azúcar donde elevo mas sus piernas y comenzó a besarla mas directamente sus partes intimas. la mujer jadeaba y gritaba incoherencias como __Hacerme tuya Arturo que no aguanto mas, el hombre habrio su blusa y levanto el corpiño para liberar dos enormes pechos que apuntaban al cielo y luego se bajo los pantalones y la penetro, al momento que ella gozaba y gritaba lo que se le venia a la boca.
aparentemente se le resbalaba un poco y él trataba de levantarla mas de sus muslos. asi estuvieron un largo rato, mientras ella decía continuamente__ Tene cuidado Arturo no quiero quedar embarazada, mi marido me mata!! entonces el la dio vuelta y le dijo.__Dame el broche de oro, sabes que me gusta tu culo y quiero acabar como siempre en él.
Ella toda sumisa se puso en posición y el sacaba saliva de su boca para lubricar su ano y luego se la puso. ella gritaba aparentemente con mucho dolor pero a su vez me confundía su actitud ya que pedía que no se la sacara. después de un buen rato de serrucharle el culo el le dijo.__Hacelo acabar mi amor!! y ella le dijo dame la leche papi, quiero tu leche!!y el produciendo un fuerte grito de liberación le lleno el culo de leche y ambos quedaron exhaustos. luego de unos mimos el se retiro de arriba de ella y después me fui a seguir jugando.
como a los 10 minutos salio del negocio con su canasta llena de cosas, tan esbelta y señorona como si nada hubiera pasado. pero como no hay crimen perfecto y siempre alguien te ve, yo pensaba en su marido, un hombre mucho mas joven que don Arturo, trabajador y buena persona, no se merecía que le hicieran algo así, pero no seria yo el que hablaría, solo el tiempo o la oportunidad de pescarla en el hecho daría por finalizada aquella infidelidad.
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