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Alicia, Carlos, y alguno más… Final última parte

Por si recién llegas, así comienzaesta historia
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Guillermo le hace una seña a Horacio, que se dirige al otro lado de la mesa, para sostenerle las muñecas, luego lo mira a Alejandro haciendo una ademan con la mano, como diciéndole, es tuya, adelante.
Alejandro se puso detrás de ella, se acomodó y puso la cabeza de su pija en el culo de Alicia.
-Nooooo, por el culo noooooo.
Guillermo le pregunta:
-Vos prometiste ser nuestra putita, es así?
-Si, si, eso quiero ser la putita de ustedes.
-Entonces vas a hacer lo que queramos nosotros.
-Si, si
-Entendiste, o queres irte con el cornudo que no te sabe coger?
-No, no, quiero que me cojan ustedes.
-Bien, entonces ahora que vas a hacer
-Entregarles mi culo.
-Alejandro, todo tuyo, adelante.
-Pero despacio por favor, hace mucho que no me lo hacen.
Alejandro empezó con tranquilidad, puso el glande en el orificio y fue empujando de a poco.
-Aaahhhh, espera, esperaaaaa, me duele, me duele.
-Putita te voy a ayudar, le dijo Guillermo, y le abrió los cachetes del culo.
Sentía como esa verga le iba abriendo el culo, lagrimas empezaron a caer de sus ojos.
-Despacio, por favor, pero no la saques.
Carlos no entendía nada, el nunca quizo jugar con su culo, le parecía sucio, y ella dijo que hacía mucho que no se lo hacían, uuuffff.
Alejandro logró meter toda su pija y empezó a bombearla, suavemente y ella reemplazó las palabras por los gemidos, de estar gozando que la tenía toda adentro del culo.
-Te gusta putita, como te la estoy metiendo…
-Siiiiii, que ricoooo, no me lo habían hecho así tan ricooooo, segui seguiiiiii
El empezó a bombearla más intenso, más brutal y ella solo pedía más, mas no pares.
Alejandro no pudo aguantar y acabo dentro de su culo.
-Aaaaaahhhh, que rico me acabaste adentroooooo, me gusta esoooooo.
Carla no estaba sorprendida, sabia cuando le habían roto el culo por primera vez, y seguía al lado de Carlos, pero acariciando las pijas de sus acompañantes, uno de ellos tenía los dedos dentro de su concha y el otro en su cola.
Guillermo le hizo una seña a Horacio para que no la suelte, no lo hizo.
Alicia respiraba agitada recuperándose de lo que había sentido, intentó levantarse,
Guillermo le dice:
-No, no podes hacerlo, hasta que nosotros te lo digamos.
Y se fue acomodando detrás de ella, y empezó a cogerla por su concha que estaba chorreante…
-Aaaaahhh que ricooooo, tan grande se siente, que lindooooo, dijo ella
El la bombeó un poco mas, y se la saco de golpe.
Ella dijo:
-Noooo, no me la saqueeeesssss
-La queres toda adentro, putita
-Siiii toda toda adentro.
Carlos escuchaba y miraba todo lo que hacía Alicia, y no entendía nada,  no era la mujer con la que vivió todos esos años, era otra.
-Bueno putita, como me lo pediste, toda adentro
-Si, si por favor, toda, toda esa pija gorda y caliente, todaaaaa
Guillermo se la puso en la concha y la saco nuevamente chorreando.
Apunto a su culo y puso el glande en la entrada.
-Nooooo, vos por el culo noooo, me lo vas a partir
-Vos me pediste que la querías toda adentro y yo digo por donde te la vas a comer ahora.
-Si pero la tuya es muy grandeeeee
Guillermo no habló más, metió el glande y con sus manos abrió totalmente los cachetes de ese culo, y fue entrando despacio, hasta que llegó a la mitad de su pija, y se detuvo.
Ella ahora gemia y le caian lágrimas por el dolor que sentía en su culo, no era la pija de Alejandro y tampoco la de Esteban, era otra sensación distinta, muy distinta.
Guillermo le preguntó:
-Ves putita, solo la mitad te entró, queres que siga
Ella solo asintió con la cabeza, no podía hablar, solo gemir.
Bombeo suavemente, y la sacó un poco, y de una sola embestida, se la metió de una, sin compasión.
-Aaaaaagggghhhhh, fue lo que se escuchó de Alicia.
Guillermo se la dejo bien metida, pero sin moverse, para que ella se acostumbre a tenerla toda adentro, como se lo había pedido.
Carlos intento zafarse pero lo tenían bien agarrado.
-Ves cornudito, así se le hace el culo a una putita, como es tu mujer, dijo Guillermo.
Carla, la miraba a Alicia, y pensaba, este se lo rompió realmente, jejeje, le pasa por putita, después quiero que él me lo haga a mi.
Lo vio a Carlos, con una erección tremenda, y lo ayudó un poco, lo masturbó para aliviarlo, no tuvo que esperar mucho, Carlos acabó con gran intensidad, fue tremendo para él.
Guillermo empezó a bombear a Alicia, lentamente, ella empezó a gemir más y más intensamente, gozándolo, y él se lo preguntó.
-Como te gusta putita, toda mi pija en el orto…
-Siiii, seguí, nunca me lo habían hecho asiiiiiiiiiii
Fue aumentando el ritmo de las embestidas, hasta que dijo:
-Ahora te voy a llenar el orto de leche, bien lleno putita
-Siiiiiiii, la quiero toda adentrooooooo de mi culooooooooooo
El placer que sintieron ambos fue tremendo, mas ella sintiendo como latía esa pija dentro de su culo, dejándole toda la leche adentro, la llevo a un orgasmo muy intenso, que hasta ahora nunca había logrado con nadie.
Los que contemplaban ese espectáculo, los elogiaron a los dos, a ella las mujeres la acariciaba como consolándola, estuviste muy bien, le decían otros.
Carla fue la última, se sentó en el banco, mientras le acariciaba la nuca le decía:
-Reputita estuviste, este sí que te rompió el orto, no es asi?
-Sí, pero es tremendo lo que sentí, es hermoso como me lo hizo.
Carlos que estaba al lado, solo escuchaba, ya lo habían soltado y no podía emitir una palabra.
Le llevó un tiempo largo reponerse, Carla la acompaño a las duchas.
Mientras se alejaban Carlos le dijo:
-Te espero en el auto.
 
Cuando volvieron a casa y durante algunos días, se mantuvieron casi en un silencio absoluto, solo con el saludo diario.
Carlos pensando en todo lo vivido, la humillación que recibió tanto de ella como de todos los que participaban, pero lo que ella le dijo, lo puso muy mal. El sentirse un cornudo, como se lo dijeron fue muy fuerte para él.
Alicia, charlaba a diario con Clara, contándose todo lo que habían vivido, Esteban la visitó durante la semana, y Guillermo le estuvo preparando algo para el fin de semana, y se lo contaba mientras chateaban.
Carlos llegó un día del trabajo y le dijo:
-Alicia, lo que vivimos el otro día en la quinta, fue muy fuerte, y lo que me dijiste me puso muy mal. No vamos a volver a la quinta.
Ella lo escuchó, y esa decisión la puso mal, por lo que le preparaba Guillermo.
Al otro día Carlos se reunió con su hermano, para preparar una reunión familiar, por la relación que tenían entre los hermanos le llevó a decirle a Carlos:
-Hermano, sentate, mira, mi señora, habló con una vecina que vive enfrente de tu casa y le dijo que Alicia, por las noches recibe a otro vecino, y se queda un rato largo, creo que lo tenías que saber…
-Noooooooo, es tremendo eso, voy a hablar con Alicia.
Llegó a casa muy enojado y la encaró a Alicia:
-Ahora resulta que mientras yo trabajo, vos te acostas con otro y en nuestra cama.
Primero ella no supo cómo reaccionar, pero se decidió:
-Es así, vos no sabes coger, y yo necesito una satisfacción que vos no me das, y ya lo viste el otro día, Esteban me rechupa la concha, eso a vos no te gusta, y bueno, acaba varias veces cuando viene, y vos con uno te dormís.
-Pero Alicia, me haces cornudo, delante de todos…
-Si aprendías a coger, no te pasaba esto, y ahora que vas a hacer, nos separamos, o seguimos juntos, eso sí, si me quedo, Esteban se queda después de cogerme, y si nos ves, te la bancas, y a la quinta voy a seguir yendo, y si vos vas o no, me da igual.
Carlos no esperaba eso de Alicia, todo se veía muy difícil, pero realmente quería tenerla y estar con ella.
Al otro día le dio la respuesta:
-Está bien, seguimos juntos, quiero quedarme con vos, te necesito, y aunque me duela, me gustó verte cuando te cogieron en la quinta.
-Bien, las condiciones ya las sabes, a partir de hoy mismo.
-Si, si a partir de hoy…
Es así que cuando entraba a la mañana después del trabajo, se encontraba con Esteban, acariciando a Alicia, o besándose, como despedida, y lo saludaban:
-Hola cornudito, preparas unos mates…
Carlos tomaba mates con ellos y continuaba su día normal.
Volvieron a la quinta, donde ya Carla y Alicia daban cuenta juntas de varias pijas, y eran las que más disfrutaban y Carlos siempre dispuesto a servirlas.
A veces las reuniones no se hacían en la quinta, pero si en la casa de ellos, empezaban al mediodía del sábado y terminaban casi a las 48hs., así que Carlos tenía mucho trabajo y mucho espectáculo…


Así termina, esta historia de Alicia y Carlos, veremos si me cuentan algo mas.
Muchas gracias por seguirla y por los puntos que dejan.

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