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Intriga Lasciva - El Instituto [25]

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Intriga Lasciva - El Instituto [25]
Capítulo 25.

La Ira de Noemí.

La clase con la profesora Noemí García fue la más aburrida del año. Como Brenda Ramallo fue expulsada del instituto, ahora los alumnos tienen que soportar a Noemí dictando esas clases como “reemplazante por tiempo indefinido”. 
Erika y Siara ya se estaban preparando para abandonar el salón cuando la profesora García dijo:
―Antes de que se retiren, tengo que hacerles un anuncio muy importante. ―Los alumnos que se habían puesto de pie volvieron a sentarse ante la mirada severa de Noemí―. Nos enteramos que una alumna del instituto estuvo subiendo contenido inapropiado a sus redes sociales y pronto será expulsada.
―¿A qué se refiere con “contenido inapropiado”? ―Preguntó uno de los alumnos.
―Ustedes ya saben a qué me refiero.
―No, no sabemos ―dijo el mismo alumno―. Podría ser insultos a profesores, discursos racistas, amenazas… y un largo etcétera. 
―No es nada de eso ―respondió Noemí García, sonrojada―. Se trata de… contenido erótico.
Siara y Erika se pusieron tensas, la primera persona que se les vino a la cabeza fue Xamira. Últimamente ella estuvo publicando imágenes muy sugerentes en su cuenta de Twitter. Sin ir más lejos, ese mismo día publicó una foto completamente desnuda en el que se ven claramente sus tetas y la perfecta línea recta de vellos en su pubis. Erika felicitó a Xami por subir una foto tan hermosa, realmente lo creía, era una imágen de excelente calidad en el que los músculos abdominales de Xamira se marcaban a la perfección. “Pura sensualidad”, le había dicho Erika.  
―¿Qué tan erótico? ―Preguntó el alumno curioso.
―Muy erótico. Más bien pornográfico, diría yo.
Erika no consideraba que Xamira hubiera publicado contenido pornográfico, en realidad entraba más en la categoría de “arte erótico”. Sin embargo ella no conocía los criterios de Noemí García para juzgar estas cosas. Quizás para esa mujer una foto de un desnudo completo ya sea pornografía. Erika consideró que esa mujer debía ser incapaz de entender que puede haber arte en un desnudo femenino. 
―¿Y está buena? Porque si la putita está buena me gustaría invitarla a casa antes de que la rajen ―La pregunta llegó de uno de los alumnos más revoltosos del curso: Fermín Lanzani. Un pibe de cabello negro, rapado a los lados, piel muy bronceada, tatuajes en los brazos y de buen porte físico, además tiene unos ojos grises que derriten a la mayor parte de las mujeres del curso (y a algunos hombres también). Sus mejores amigos, que siempre lo rodeaban, como si fueran parte de un culto religioso, estallaron en carcajadas. 
―¡Lanzani! Ya le tengo dicho que deje de hacer comentarios irrespetuosos en mi clase. 
―Y yo le tengo dicho que no voy a dejar de hacerlos. Ya me imagino que usted se habrá entretenido mucho analizando a fondo el contenido “pornográfico” de esta chica. 
―¿Qué está insinuando, Lanzani? ―Dijo Noemí con la cara muy roja.
―Creo que sé a quién se refiere ―dijo Joaquín Brunardi, alias “El Joaco”, uno de los amigos más fieles de Fermín. Un flaco alto de cabello rubio y lacio, hasta la mitad de la espalda y ojos verdes, algunos lo comparan con Axl Rose, y a él le gusta esa comparación―. Debe ser la Nati, la flaquita tetona de 1ero C. Subió a Twitter varias fotos chupando pija…
―¿En serio? ―Preguntó alguien desde el fondo.
―Sí, de verdad. Solo tienen que seguirla en Twitter para ver todo ―comentó el Joaco―. Es recontra puta la flaca. Se come de a dos pijas a la vez.
―Brunardi! ―Ladró Noemí. Pero su alumno la ignoró.
―Incluso subió unas fotos con la cajeta re abierta, mientras le están dando por el orto.
―Yo le quiero dar por el orto ―dijo Fermín y otra vez estallaron las risas de su séquito. 
―¡Basta, por dios! No es forma de hablar en una institución… 
Las palabras de Noemí se perdían en el bullicio del aula.
―La Nati está re buena, si también le gusta comer concha, yo me ofrezco ―este comentario vino de Farah Abdul, una chica de clara ascendencia árabe, de grandes ojos negros y enormes pechos. Siempre estaba junto a Fermín, Joaco y sus amigos. En el instituto se rumoreaba, y con cierta razón, que Farah no tenía ningún problema en montarse un trío con sus amigos, o incluso ir más lejos. La chica vivía con la sexualidad a flor de piel y siempre usaba amplios escotes que enloquecían a sus profesores… y a alguna que otra profesora también. 
―Bueno, basta! ―Gritó Noemí―. Un solo comentario más y se llevan una sanción disciplinaria. Siempre lo mismo con ustedes tres, parecen adictos al sexo. Eso es intolerable. Este instituto tiene una reputación que cuidar, por eso no podemos permitir que degenerados como ustedes, y como esa chica Natalia, la arruinen.
―Entonces sí es la Nati ―dijo Joaco.
―Sí, es ella ―admitió Noemí―. No quería decir su nombre pero creo que ya todos saben lo que está subiendo esta chica a sus redes sociales. Sinceramente no puedo creer cómo una mujer es capaz de rebajarse de esa manera, tal y como lo hizo la profesora Brenda Ramallo, a quien también tuvimos que expulsar. Y no me refiero solo al descaro de publicar esas imágenes… sino… a hacer esas cosas.
―¿Está en contra del sexo anal, profe? ―Preguntó Farah, con una libidinosa sonrisa en sus labios.
―¡Pero por supuesto que sí! ―Bramó Noemí, llena de indignación―. ¿Qué clase de pregunta es esa? ¡Por el amor de dios! 
―Ay, profe… ¿Me va a decir que nunca le dieron por el culo? ―Preguntó Farah Abdul―. Con lo lindo que es…
―¡Claro que no! ―Exclamó la aludida, entre las risas de la mayor parte del curso. Los que no reían miraban asombrados la situación sin poder creer lo explícita que se había vuelto la conversación en el aula―. Solo una degenerada hace esas cosas. La cola no es para eso ―mientras más ladraba, más roja se ponía. Ya parecía un pimiento―. Me ofende que siquiera insinúen algo así.
―Discúlpeme, profe ―dijo Fermín, con una sonrisa socarrona―, pero con el culazo que tiene usted, me cuesta creer que lo tenga virgen. ¿Me va a decir que nunca le arrimaron el bochín entre las nalgas? 
Noemí García retrocedió hasta que sus voluminosas nalgas chocaron contra el pizarrón. 
―¡Esto es una barbaridad! ―dijo la profesora, casi sin aire en los pulmones. Boqueaba como un pez fuera del agua―. ¡Qué falta de respeto! De pie, Lanzani. Usted viene conmigo a la oficina del decano.
Fermín se puso de pie de un salto y se acercó a la profesora.
―Si quiere que lo hagamos allá, yo encantado ―una vez más su séquito estalló en carcajadas. En cuanto Noemí dio dos pasos hacia adelante, Fermín aprovechó para posicionarse detrás de ella. La abrazó y pegó las nalgas de la profesora a su bulto.
―¿Pero qué hace Lanzani? ¿Acaso se volvió loco? ―Chilló Noemí.
Ella pudo sentir un bulto creciendo entre sus nalgas.
―Pero profe… usted me dijo que vayamos a la oficina del decano para que pueda darle por el culo ―dio una embestida hacia adelante, a Noemí casi se le saltan los ojos por la sorpresa―. Espero que tenga mucho lubricante, porque la tengo grande.
―¡Lanzani! ¡Basta! ―Noemí intentó zafarse, pero Fermín la sostuvo con fuerza y apretó más el bulto contra sus nalgas. Ahora estaba más duro. A la mujer se le puso la cara de todos los colores y sintió una repentina humedad entre sus piernas, aunque solo confesaría esto bajo tortura. 
―A ver, profe ―dijo Lanzani, sin prestarle atención―, me imagino que usted tuvo que ver todo el material de Natalia, de lo contrario no estaría haciendo estas acusaciones sin haber chequeado la evidencia.
―Eso profe ―coreó Farah Abdul―. Usted tuvo que ver cómo se la metían por el culo en más de una foto y un video. ¿O solo se basa en rumores?
―No son rumores ―que custionaran su profesionalismo le hirió más el orgullo que los arrimones de Fermín―. Yo misma vi todo el material… y puedo asegurar que es mucho. Lo que más abundan son desnudos parciales o totales. También hay muchas fotos en las que… dios, perdón por decir esto, tiene la cara cubierta de semen.
―¿Alguna vez le acabaron en la cara, profe? ―Preguntó Fermín presionando más su endurecido bulto. Esta vez Noemí sintió algo fálico abriéndose camino entre sus nalgas, se lamentó de estar usando una pollera beige de tela tan finita; pero es que ese día hacía más calor de lo habitual. 
―¿En la cara? No, claro que no! Eso es… denigrante. 
―Ay, profe… ¿me va a decir que usted es virgen? ―Preguntó Farah―. Porque esa no se la cree nadie. 
―Em… no… no pretendo decir que yo sea virgen ―una vez más el color rojo se adueñó de sus mejillas―. ¡Pero yo no hago esas cosas! Y Natalia no solo que las hace, sino que además tiene la desfachatez de subirlas a internet.
―Lo que no me cuatra ―dijo Fermín―, es lo del sexo anal. Natalia tiene pinta de putita, pero no parece ser de las que entregan la cola. Eso no se lo creo. ¿No será que usted está manipulando la información para que la echen?
―¡Claro que no! ―Noemí cayó de lleno en la trampa. No podía tolerar que pusieran en juicio su integridad―. La vi yo misma, con mis propios ojos…
Fermín estaba presionando cada vez más su bulto contra la profesora y ya se veía que intentaba levantarle la pollera.
―Bueno, basta! ―Esta vez el grito no vino de la garganta de Noemí, sino del fondo del salón. Erika se puso de pie y le dio un golpe seco a su pupitre―. Me parece que ya te estás zarpando, flaco. Podés hacerle chistes de mal gusto; pero esto ya se pasó de la raya. ―Fermín la miró desafiante―. Soltala o ya mismo llamo a la policía. 
Fermín Lanzani mostró sus dientes, como si fuera un perro rabioso. De mala gana, soltó a Noemí García y volvió a su asiento, con una clara erección dentro del pantalón. 
Lo único que dijo, mientras le daba la espalda a Erika, fue:
―Me voy a acordar de vos, pendeja. Que no se te olvide.
―No me intimidás ni un poquito, pelotudo ―le respondió Erika―. Si querés lo arreglamos en la calle.
―Callate, pelotuda… este chabón es capaz de cagarte a trompadas ―le dijo Siara, en un susurro.
―No me importa. Me parece un pelotudo, merece que lo expulsen.
Erika tomó asiento y cruzó los brazos debajo de sus pechos. Pudo ver cómo al Japo se le empañaban los anteojos mientras le miraba las tetas. 
―No lo van a echar nunca, si tenemos en cuenta quién es su padre. 
―Lo sé, y eso me da más bronca aún.        

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Luego de clases Natacha Van Craven se acercó a Erika con semblante serio y le dijo:
―Qué drama se armó con lo de Natalia. Pobre chica. Qué vergüenza va a pasar cuando se corra la noticia de que la expulsaron por… por eso.
―Sí, es un tema muy jodido, y con Noemí no se puede negociar. Ella es la santa inquisidora del sexo… como todas las integrantes de la Junta Directiva. 
―Sí… es cierto. Ah, espero verte en el club de Cosplay ―Natacha sonrió―. Necesito que me ayudes con el outfit de Erza Scarlet, de Fairy Tail. 
―¡¡Ay!! ¿Te vas a disfrazar de Erza? ¡Me muero! Te queda re bien el personaje. Hasta sos pelirroja como ella.  
―Em… Erika, tenemos que ir a la reunión del club, con Xami y Oriana.
―Lo siento, Siara. Esta es una misión de altísima prioridad. La reunión quedará para después de clases. Ahora tengo que ayudar a Erza, ella me necesita. 
―Bueno, está bien ―Siara puso los ojos en blanco, no insistió porque sabe lo apasionada que es su amiga cuando se trata de cosplay y de personajes de anime.
Natacha y Erika se alejaron conversando sobre sus momentos favoritos de Fairy Tail.       
  
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Esa misma tarde, al salir de clases, Oriana fue hasta el baño del tercer piso. Estaba desierto y eso la alegró, porque no le gusta orinar sabiendo que hay gente cerca. Sin embargo, cuando entró a su cubículo se llevó una gran sorpresa. Había ruidos extraños que provenían del cubículo vecino, el cual tenía la puerta cerrada. Luego de hacer sus necesidades, se paró sobre la tapa del inodoro y espió por la abertura de arriba. Lo primero que vio fue la cabeza de un pibe de pelo negro, y medio segundo después entendió por qué un hombre estaba en el baño de mujeres. Había una chica de rodillas ante sus pies, comiéndole toda la verga. Y sí, a Oriana le llamó la atención lo bien dotado que estaba ese muchacho, no se parecía en nada a su novio Fernando. Pero de inmediato se volvió a fijar en la chica, porque la reconoció. Era Alba Cesare, una alumna de su mismo curso, y ese… ese no es el novio de Alba.
Oriana se quedó boquiabierta, no solo era testigo de uno de los míticos “petes en el baño del instituto”, sino que además estaba demostrando que Alba le era infiel a su novio. ¿Cómo es que se llama el pobre cornudo? Marito algo, también va al mismo curso; pero Oriana no lo registra demasiado. En lo que sí se fijó fue en la disparidad que hay en la pareja Alba-Marito. Alba es preciosa. Pelo largo, castaño formando prolijos bucles en las puntas, nariz recta y respingada, grandes ojos marrones y una boquita tan sensual que hasta la misma Oriana se quedó embajada mirando esos labios rojo carmesí. Ahora esa boquita estaba engullendo un buen pedazo de pija. Además Alba es sumamente popular en Instagram, donde tiene más de doscientos mil seguidores. Nadie entiende por qué está de novia con un pibe tan común y sin gracia como Marito. 
“Ahora lo entiendo ―pensó―. Anda con ese boludo para guardar las apariencias, y lo engaña… uf, y de qué manera!”
En ese preciso instante la verga del pibe explotó y la bella carita de Alba Cesare quedó cubierta de irregulares líneas de semen. Ella, con mucha sensualidad, fue limpiando todo el líquido blanco con su lengua, incluso se tomó el trabajo de pasar la verga por su cara, para juntar todo y que no falte nada. Se tragó hasta la última gota.  
   
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Más tarde, luego de que Oriana saliera del instituto, se reunieron en la casa de Xamira. Analizaron los videos que les mandó Mercedes. Xamira y Oriana se habían encargado de seleccionar los fragmentos más interesantes. Estuvieron en “proceso de selección” durante toda la tarde de ayer. 
Cuando Erika y Siara llegaron se encontraron con que Oriana y Xamira ya estaban desnudas. Entraron al cuarto de Xamira e inmediatamente Ori se acostó en la cama, con las piernas abiertas. Xami, sin perder el tiempo, empezó a comerle la concha. 
―¡Apa! Veo que ya hay mucha confianza entre ustedes dos ―comentó Erika, con una cálida sonrisa. 
―Es que… Ori ya sabe que estoy atravesando una etapa de descubrimiento personal. Se ofreció a ayudarme en eso.
―Lo que pasa ―dijo Oriana―, es que yo también estoy en una etapa de descubrimiento ―acarició los miles de pequeños rulos del cabello de Xamira mientras ella le pasaba la lengua por el clítoris, haciendo vibrar todo su cuerpo―. No sé si me animaré a chupar una concha; pero… sí disfruto mucho cuando ella lo hace. Además me gusta saber que la estoy ayudando con esto… y… em… ah, ya fue, no tiene sentido ocultarselo a ustedes, ya me vieron haciéndome la paja y bueno, esto ―señaló hacia su concha―. Me agrada mucho que Xamira se excite tanto con mi cuerpo. Me ayuda a sentir más confianza en mí misma. Siempre me sentí avergonzada de mi propio cuerpo.
―Y no entiendo por qué ―dijo Siara―. Sos preciosa. Tenés un cuerpazo.
―Justamente por eso. Mi mamá siempre me hizo sentir que mi cuerpo es obsceno…
―Y yo intento hacerle entender que el cuerpo femenino no tiene nada de obsceno ―acotó Xamira―. Así que se puede decir que esto es un acuerdo para ayudarnos la una a la otra.
―Me parece perfecto ―dijo Erika, con una gran sonrisa―, y no tengan vergüenza de hacerlo frente a nosotras. Estamos en confianza.
―Lo que Erika quiere decir ―comentó Siara―, es que le gusta ver cómo Xami le come la concha a Oriana.
―¡Hey! Nunca dije eso ―las chicas se rieron―. Aunque no lo voy a negar, es super sexy verlas haciendo esto. Las dos son muy lindas y que tire la primera piedra la que nunca se haya pajeado con un video lésbico. 
Se miraron entre ellas.
―Al parecer todas nos pajeamos con algún video lésbico ―dijo Oriana, rompiendo el silencio―. ¿Será que tenemos tendencias lésbicas?
―No necesariamente ―dijo Xamira―. Creo que la belleza femenina es algo universal. Hasta las mismas mujeres nos podemos calentar al ver a dos chicas lindas teniendo sexo, aunque sea sexo entre ellas. Oriana se calentó mucho mirando los videos de Mercedes… y sé que a ustedes les va a pasar lo mismo. ¿Por qué no se ponen más cómodas? Es cierto que estamos en una investigación; pero el material que van a ver es bastante erótico y… alguna paja va a salir, estoy segura.
―Es cierto, chicas ―dijo Oriana―. Además me pone incómoda que ustedes estén vestidas y nosotras no. Y no me pueden salir con la excusa de que les da vergüenza, después de la paja grupal en la casa de Siara.
―No, si vergüenza no nos da ―aseguró Erika. 
Tanto ella como Siara se pusieron de pie para desnudarse, no tardaron mucho en hacerlo ya que no pretendían realizar un strip-tease. Cuando las cuatro estuvieron completamente desnudas, Erika se posicionó a la izquierda de Oriana y Siara a la derecha, así en el medio quedó Xami, comiéndole la concha a Ori. 
―Qué lindas tetas que tienen ―dijo Xamira―. Me dan mucha envidia. A mí también me gustaría ser tetona como ustedes.
―Xami, no tenés por qué envidiarnos nada ―aseguró Erika―. Vos tenés un cuerpo muy tonificado. Mucha gente diría que sos la más sexy de las cuatro.
―Sin lugar a dudas ―acotó Oriana―. Yo así lo creo, sin ánimo de ofender a ninguna.
―A mí no me ofende ―aseguró Siara.
―Bueno, vamos a mirar lo que vinimos a ver ―dijo Erika, haciendo gala de su impaciencia. 
Los videos comenzaron a reproducirse en el televisor de Xamira. La imagen estaba tomada desde varias cámaras ubicadas en puntos estratégicos de la habitación, algunas en las esquinas superiores y otras frente a la cama o detrás de la misma. 
Mercedes entró acompañada de dos jóvenes muy bonitas que no debían tener más de dieciocho años cada una. Una era rubia y la otra morocha, ambas de pelo lacio.
―Qué culonas las pendejas ―dijo Erika, mientras acariciaba su vagina lentamente.
―Creo que eso es lo que más le llamó la atención a Mercedes ―dijo Xamira―. Le gustan las chicas con buen culo. 
―Ay, no puedo creer que estemos acá con vos! ―Exclamó la rubia en el video―. Te amamos.
―Muchas gracias, chicas ―respondió Mercedes con una cálida sonrisa―. Estoy un poquito nerviosa, es la primera vez que hago una cosa así. No sé cómo lograron convencerme.
―Tengo que reconocer que es buena actriz ―dijo Oriana, mientras acariciaba el pelo de Xamira―. No se vayan a creer que esta fue la primera vez que hizo esto. Por lo general usa esa misma excusa. Le hace creer a sus fans que ella nunca se acostó con una mujer.
―Reconozco que es una buena táctica ―dijo Erika―. Hace sentir especiales a sus fans. 
―Lo importante es que lo logramos ―dijo una de las chicas del video.
―Lo lograron porque son demasiado lindas, de lo contrario, ni siquiera lo hubiera pensado. Además… la vida es corta, hay que divertirse un poco. Hay que experimentar. 
―Con nosotras vas a experimentar mucho ―dijo la rubia―. Eso te lo puedo garantizar.
Las dos amigas comenzaron a desnudarse y luego le fueron quitando la ropa de a poco a su adorada Mercedes.
―Acá es cuando pierde un poco los papeles ―comentó Oriana―. Se ve que la calentura la supera y le cuesta actuar como una lesbiana primeriza.
Mercedes besó a la rubia en los labios con mucha pasión y luego hizo lo mismo con la morocha. A esta última la empujó hacia la cama y de inmediato se arrodilló ante ella. Fue directo a comerle la concha, sin ningún tipo de juego previo. 
―Uy, te re animaste ―dijo la rubia.
―Es que… si lo pienso mucho me voy a arrepentir. Creo que lo mejor es actuar sin pensar demasiado.
―Así es ―dijo la morocha―. Vos chupala y no pienses en nada. Ay… no puedo creer que Minerva Santos me esté comiendo la concha.
El video fue una secuencia de escenas muy similares a ésta en las que Mercedes jugaba su rol de chica inocente que quiere experimentar, y sus jóvenes y bellas fans se derretían con ella. A veces había una sola chica, pero por lo general eran dos… e incluso tres. En varias ocasiones Mercedes repetía líneas de Minerva Santos, para que sus seguidoras puedan cumplir la fantasía de tener sexo con su ídola de la pantalla. 
―Lo que más me sorprende es lo rápido que se pone a hacer un 69 con la mayoría de las chicas ―comentó Oriana―. Yo no me animo a hacer eso. 
―Es que animarse a chupar una concha es la parte más difícil ―aseguró Xamira―. Porque sabés que una vez que hacés eso, ya no hay vuelta atrás. Ya te queda la etiqueta de lesbiana para siempre. Aunque no lo seas. 
―Sí, creo que por eso no me animo. No sé si puedo verme a mí misma como una lesbiana… me cuesta mucho. Aunque… uff… me encanta cómo me la chupás, y eso me llena de dudas. Sos preciosa y no te voy a negar que me calienta verte desnuda. Hasta me siento mal por no devolverte el favor…
―Todo a su ritmo Ori, no estás obligada a hacer nada que no quieras. Ya te lo dije. 
Las cuatro chicas siguieron mirando videos de Mercedes, Xamira se mantuvo lamiendo la vagina de Oriana todo el tiempo, mientras Siara y Erika se masturbaban sin mucho entusiasmo, casi como si se sintieran obligadas a hacerlo. Las dos pensaron que era parte del proceso de entrar en confianza, ya lo habían hecho antes; pero todavía quedaba un poco de hielo que romper. 
Oriana, en cambio, se sentía cómoda. Allí no estaba su madre para decirle: “Parecés prostituta con ese escote”. Con sus amigas podía estar completamente desnuda, y en actitud sexual, y nada importaba. Con ellas se sentía libre de la opresión maternal. 
Cuando los videos terminaron, Xamira se sentó junto a Oriana y preguntó:
―¿Qué averiguaron en Caleidoscopio?
―Hablé con una de las periodistas mientras Siara… em… distraía al editor ―habían acordado previamente no comentar el asunto del sexo oral, a Siara le daba mucha vergüenza admitir que le chupó la pija a ese tipo―. Candy me aseguró que ella no sabía nada del chantaje. A ella no le importa hacer pública la noticia, incluso me dijo que si por ella fuera, haría públicos hasta los videos…
―¡Qué hija de puta! ―Exclamó Oriana.
―Eso fue lo mismo que le dije yo ―continuó Erika―. Pero en realidad no lo hace por mala. Candy es lo que ella misma denomina como una “periodista absoluta”. Según sus propias palabras, cuando hay una noticia como esta, todo debería salir a la luz, incluso los videos. Se lamentó de que la revista no se atreviera a publicar imágenes explícitas, porque ella lo haría sin pensarlo dos veces. No por dañar la imágen de Mercedes, sino por entregarle a sus lectores toda la información, sin ocultar nada.
―Es una forma peculiar de verlo ―dijo Xamira―. En cierta forma estoy de acuerdo con ella, no me gustan las mentiras… ni las verdades a medias. 
―¿Qué más te dijo? ―Quiso saber Oriana.
―Me aseguró que de ser cierto que hay chantaje de por medio, ella misma va a exponer a su jefe. Candy es periodista, no chantajista. Está dispuesta a ayudarnos, pero tenemos que demostrarle que todo el asunto del chantaje es real.
―Eso es fácil ―dijo Siara―. Solamente tenemos que reunirla con Mercedes para que le muestre los e-mail. que recibió por parte del editor de Caleidoscopio.
―Yo me puedo encargar de eso ―se ofreció Xamira. 
―Algo me dice que Xami tiene ganas de ajustar cuentas con Mercedes ―dijo Oriana, entre risas. 
―Y no la culpo ―dijo Erika―. Mercedes es muy linda, si yo estuviera probando conchas, definitivamente iría por una como la de ella. 
―Bueno, entonces el próximo paso está decidido ―comentó Oriana―. Por suerte este caso no fue tan complicado como el de Dalma. 
―Incluso podríamos sacar una gran ventaja ―dijo Siara.
―¿Qué ventaja? ―Preguntó Erika.
―Se los cuento después, cuando todo el asunto esté aclarado. De todas maneras este caso viene con un dilema mucho más complejo que el chantajea a Mercedes. Me refiero al hotel. 
―Es cierto ―dijo Oriana―. Tenemos que averiguar de qué forma participó el hotel en esto. Alguien tiene que estar involucrado, de lo contrario no me explico cómo pudieron grabarla tantas veces. Yo quiero hacer averiguaciones sobre ese tema… aunque también voy a necesitar a Mercedes.
―Muy bien ―dijo Xamira―. Después de la reunión con la periodista, le vamos a pedir a Mercedes que nos acompañe al hotel donde se grabó todo esto. Ah, chicas… no hay que olvidarse de otro detalle importante. También tenemos que hablar con Sandra, la novia de Mercedes. 
―No me gusta andar solucionando problemas de pareja ―dijo Siara―, solo vamos a hablar con Sandra si está involucrada de alguna manera. De lo contrario, no es problema nuestro. 
―Muy bien, lo dejamos para después ―dijo Xamira.
―Ah, por cierto… ―dijo Erika―. Hoy nos enteramos de que van a echar a una chica de tu curso, Xami. 
―No es del curso de ella, Xamira va al 1-B.
―Ah, pensé que iba al 1-C. Ufa… me arruinaste el chisme. ¿Al menos conocen a la Nati? Sube fotos porno a Twitter, así que quizás ya escucharon hablar de ella.
―Yo me la crucé varias veces en los pasillos, cursa a la tarde conmigo ―dijo Oriana―. Aunque nunca me pareció una chica que pudiera subir porno a Twitter.
―Aparentemente sí lo hace, y de lo más explícito. Hasta hay sexo anal ―subrayó Erika.  
―¿Cómo me perdí eso? ―Protestó Oriana―. Ya mismo la estoy buscando.
―De paso podés averiguar si hay contenido de ella en Uvisex ―dijo Siara.
―A Uvisex no le conviene tener chicas que suben porno a internet ―comentó Xamira―. Ellos buscan exclusividad.
―Lo sé, por eso sospecho de la tal Nati. Si es cierto el rumor de que la gente que maneja Uvisex también tira de los hilos en el instituto, quizás ésta fue una forma de decirle a Natalia que rompió las reglas, por eso la expulsan. 
―Además hay otro motivo para sospechar que está en Uvisex. ―Dijo Erika―. Natalia es una de las becadas de Emilia, aparece en la lista. Si fuera de familia rica, probablemente no la echarían. Buscarían castigarla de otra manera. Por ejemplo, a vos Xami no te van a echar, por más que subas fotos de desnudos a Twitter.
―Lo sé, mis padres son un buen aporte para el instituto. Por eso no me preocupo. Mientras no le moleste a mi mamá y a mis amigas, lo puedo hacer con total seguridad. 
Hubo un momento de silencio, el típico que siempre aparece justo antes de que la reunión del club llegue a su fin; pero esta vez Oriana tenía algo más para decir:
―Chicas… hoy vi a una compañera de mi curso chupándole la pija a un flaco en el baño de mujeres.
―¿Quién? ¿Quién? ¿Quién era la piba? ―Preguntó Erika con tanto entusiasmo que sus tetas rebotaron como pelotas.
―Alba Cesare.
―Ay… no la conozco ―Erika hizo puchero, parecía desilusionada.
―Qué raro que no la conozcas, la piba tiene como doscientos mil seguidores en Instagram ―aseguró Oriana.
―Después la busco, para ver la cara… ¿y quién era el pibe?
―No lo sé. No lo conozco, además no llegué a verle bien la cara… pero estoy segura de que no es su novio.
―Interesante ―dijo Xamira―. ¿Lo pudiste grabar?
―Justamente de eso quería hablarles. Tenemos que comprar cámaras… las más chiquitas que podamos encontrar. No quiero arriesgar mi celular cada vez que ocurre algo interesante.
―Sí, tenés razón ―dijo Siara―. Y ahora contamos con el pago de Mercedes, podemos darnos el lujo de comprar varias cámaras. ¿Pero cuáles vamos a comprar? Yo no sé mucho del tema.
―De eso me encargo yo ―aseguró Oriana, pero ustedes me tienen que dar la plata. Estuve viendo cámaras diminutas, son como botones, y se pegan a la pared. Justamente esas necesitamos, también hay cosas más específicas, como cámaras que pareces lapiceras, o incluso focos de luz.       
―Interesante… ¿y qué haríamos con estos videos? ―Preguntó Erika.
―Yo estaba pensando usarlos en nuestra propia web ―dijo Siara, todas guardaron silencio y la miraron a los ojos―. Sé que es poco ético subir contenido sin permiso; pero esa persona nunca se va a enterar… y una vez que hagamos saltar todo el tema de Uvisex, borraremos el material. Ya dijimos que estamos comprometidas con esto. Espero que no se echen para atrás ahora.
―Lo sé, lo sé… ―dijo Erika, mordiéndose el labio inferior―, solo que aún me parece algo irreal. Quizás voy a entender que esto está pasando cuando pongamos en marcha la web, porque de momento son solo palabras.
―Pregunto ―dijo Xamira―. ¿Alguna de ustedes sabe algo de programación? Porque yo soy un cero a la izquierda con la compu.
―Yo sé cosas muy básicas ―respondió Oriana―. No puedo crear una web como esa.
―Uf… ―Siara suspiró e hizo volar su flequillo negro―. No quería llegar a esto; pero creo que no vamos a tener más alternativa que contratar al Japo para que se encargue de la web.
―¿Qué? ¿A ese gordito degenerado? ―Protestó Erika.
―Sí, él es perfecto para este trabajo. Ama el contenido porno exclusivo, que solo pueda tener él, así que nunca va a filtrar nada. Además sabe de programación. Él creó la aplicación para copiar de forma automática todo el contenido que Brenda Ramallo subía a Twitter. 
―Bueno, sí… ya demostró que sabe más que nosotras ―dijo Oriana―. Deberían hablar con él. 
―Ufa!! Voy a tener que aguantar cómo me mira las tetas todo el tiempo. 
―Lo siento, Erika ―dijo Siara―; pero es la única opción que tenemos. A mí tampoco me cae bien ese pibe. Este club se sostiene porque todas estamos haciendo sacrificios. Y ya sabemos que esto es mucho más que un pasatiempo para nosotras.
―Sí, lo sé. Lo hago por el club. Nada más. Para que vean lo mucho que aprecio este proyecto que estoy dispuesta a aguantar a ese gordito degenerado. Vamos a decirle que diseñe nuestra página web.        

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Cuando Erika volvió a su casa aprovechó que sus padres ya se habían acostado para revisar a fondo el cuarto de su hermana, no había podido hacerlo hasta ese momento, porque su madre siempre estaba rondando por esa zona. Necesitaba encontrar el bolso de Kamilexia, eso solucionaría todo el problema y le ahorraría el momento incómodo de decirle a sus amigas: “Mi hermana las acusa de robo”. 
Sin embargo no hubo éxito. El puto bolso no apareció por ningún lado, y para colmo tuvo que pasar más de dos horas volviendo a poner cada cosa en su lugar. 




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