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Confesiones ardientes. Capítulo III:

“Madre e hijo”

Capítulo 1: http://www.poringa.net/posts/relatos/5023614/Confesiones-ardientes.html
Capítulo anterior: http://www.poringa.net/posts/relatos/5072099/Confesiones-ardientes-Capitulo-Il.html

Oír a Romi cómo engatusó a mi padre hasta tener su troncazo en su boca y hacerlo alucinar con sus mamadas aun cuando era inexperta, me generó ciertos celos. No podía creer que papá le había permitido comerle la verga, aunque no me sorprendía mucho en realidad, es decir durante el viaje, si me di cuenta que él se sentía incómodo con ella cerca, por el tamaño de su busto. Las magníficas tetas de mi amiga, simplemente hicieron que él por más que quería resistirse, terminara cediendo.

Luego de que ella me haya contado todo eso, suspiré y sabía que al día siguiente, cuando fuera la boda de Axel, ella disfrutaría de la hermosa polla de mi padre. Ya que de seguro mamá la tiene contemplada en su lista, aun si no es así, Romina iba a llevarse a mi papá a un cuarto en donde cogerían. –“Bueno, continua con la historia de tu abue, me muero por saber si ella consiguió cumplir su fantasía incestuosa”- susurró emocionada, yo sonreí y volví a retomar el relato en donde había parado.    

Recuerdo que estaba intrigada y caminé a la entrada de la casa. Mis pies algo húmedos, dejaban sus huellas en el suelo. Seguía en traje de baño, por lo que atiné a tomar la sudadera de mi hermano, la cual había dejado tirada en el sofá. Mientras me la colocaba, me dirigí a la cocina, necesitaba saber el desenlace de la historia que le estaba relatando mi abuela Hilda a Josefina. Al llegar, ellas dos estaban riendo, mientras picaban unas verduras. 

Dudé en entrar o no, ya que mi presencia podría generar incomodes en mi abuela. Una cosa es que le haya dicho a Josefina que le alegraba tenernos en su casa y por el cachondeo que sentía en ese momento, no se molestaba de seguir relatando su historia. Otra, es que teniéndome cerca, se sienta libre de hablar. Inconscientemente mis uñas comenzaron a raspar la pared, en eso escucho a mi abuela decir. 

Hilda: Cuando llegue al piso en donde se quedaba mi hijo, lo encontré completamente desnudo con una muchacha de su edad y una mujer madura. Esa muchacha era April y la mujer, la casera de mi pequeño, ambas recibiendo la sabrosa leche de él. Luego de ser bañadas por el semen de Tomás, ellas se colocaron a jugar con sus tetas, April entre risas decía que había extrañado esas sesiones de sexo entre los tres.

Como había dicho antes, sabía que papá cuando joven tuvo una especie romance con su casera, en donde mamá lo ayudó. Eso no me sorprendió, pero sí el hecho de que la abuela, sí, es decir, quizás eso fue lo que los distanció, ya que descubrieron el fetiche de mi madre y eso no le agradó a mi abuelo que es muy conservador.   

Hilda: Me quede paralizada, queriendo comprender lo que estaba viendo, me resultó difícil aceptar que mi niño ya no era virgen. ¿Qué le hicieron a mi pequeño malditas perras? Dije en mis pensamientos, era increíble pero cierto, Tomás ya no era el mismo que se había ido de casa, ese muchacho que le ensartaba su polla hasta el fondo a su casera, era otro, pero a mí no me desagradó, todo lo contrario me encantó ese nuevo Tomás y deseaba ser yo la que estaba en cuatro recibiendo hasta el último centímetro de ese gordo pene. 

Esas palabras hicieron que mi cuerpo volviera a encenderse. El morbo de imaginar a mi padre de joven y a mi abuela obsesionada con su verga, era suficiente para que yo tomara valor y entrada. Un breve silencio engorroso se tomó la sala, mi abuela me quedó mirando, mientras yo me sentaba en una de las sillas y Josefina, me sonrió algo inquieta. Yo fingí que no había oído nada de su conversación, sin embargo, los nervios iban apoderándose de mí. Ignorando sus miradas, me hice una coleta, al levantar la cabeza, las mire de frente y les pregunte, si ocurría algo.

La abuela bastante jocosa, se aproximó donde mí. Sus ojos se clavaron en los míos y sus labios gruesos se movieron, murmurando: –“Vanesita, mi nieta hermosa, dime, ¿tú amas a tu padre?”-, mi cuerpo entero tembló, sabía que ella buscaba sacarme la verdad en mis palabras. El aire se hizo áspero y se me hacía difícil respirar, los segundos que pasaron entre mi silencio y mi respuesta, parecieron perpetuos. –“Sí, abuela... Yo amo mucho a mi papá”-, le contesté, cambiando mi actitud temerosa a una firme. 

Ella rio y me susurró, –“Ya veo, ¿pero lo amarás más que yo?”-, de mis labios se dibujó una sonrisa engreída, –“Yo creo que sí, ni te imaginas las cosas que hemos hecho”- contesté, dejando atónita a mi abuela, –“Wow… Me muero por saber qué has hecho con él, pero lo dejamos para después”-, declaró apartándose de mí y regresando donde Josefina, para continuar cocinando. Yo me sentí aliviada, sin que nada me oprimiera, sabía que ahora, ella podía hablar sin temor y así fue, mi abuela retomó su relato: 

«Regrese a casa, sin que mi bebé supiera que lo fui a visitar. De mi mente no podía sacar aquella imagen, en donde les daba de beber su semen a esas dos perras y luego le taladraba el coño a su casera. Enrique se sorprendió al verme llegar el mismo día que me había ido, pues tenía planeado que regresaría hasta el otro día. Él me preguntó, ¿qué había pasado?, yo le dije que, Tomás estaba bien, aunque muy ocupado por sus tareas y trabajos, por lo que no tuvo tiempo para atenderme»


« Durante la noche soñé con mi pequeño, que él se me acercaba con su miembro erecto y me decía: –“¿Quieres probar mi verga, mami?”-, yo mordiéndome los labios le respondí que sí, que quería comérsela y que luego me perfore la vagina con ese monstruo como lo hizo con su casera. Me estaba volviendo loca por la falta de sexo pero aún más por ese grueso tronco. A la mañana me desperté toda empapada y la cama parecía una fosa, mi marido ingenuamente pensó que me había orinado y era mejor que piense eso antes de saber que eran mis jugos por soñar que nuestro hijo me hacía su mujer»


«A pesar de tomar un baño con agua fría, mi cuerpo siguió acalorado y no podía dejar de pensar en ese maravilloso sueño. Mientras se lavaban las sabanas, yo me coloque a jugar con mi coño. Entre pequeños gemidos decía: –“Ooohh, bebé... Sí... Sí... Sí... Dale amor a mami...”-, entonces, sentí que tocaron la puerta, al principio deje que solo toquen, pues pensé que no era nadie importante. Sin embargo, no se detuvieron y no tuve otra opción que interrumpir mi momento a sola. Enojada fui abrir y al ver a mi pequeño me quedé como una estatua»


«¿Qué estás haciendo en casa?, fue lo que pregunté, sin percatarme que venía con alguien. Él con una sonrisilla me contestó que había tenido una semana libre en la universidad y decidió visitarnos, con la intención de presentarnos su novia. –“¿Novia?”-, expresé con incertidumbre»

Tomás: Sí, mamá... Sé que es difícil de creer pero he conseguido una novia, esta hermosa muchacha. 

«Al ver a esa tipa, me di cuenta que era la chica rubia que había visto en su apartamento el día anterior. Quizás por los celos me comporte como una idiota con April, era la primera vez que interactuamos y dudo que haya sido una buena impresión para ella. Pues en nuestro saludo, fui algo arrogante e incluso me burle de su acento inglés que tenía, pero ella no dijo nada al respecto, y es que, es un amor de persona, por eso terminó ganándose mi cariño y mi corazón. Tener a mi pequeño cerca hizo que mi calentura aumente y mis pensamientos obscenos no se detuvieran»


«Recuerdo haberle presumido mis senos a mi niño, para llamar su atención y así deje de apreciar a su noviecita un rato. Para mi suerte, podía sacarle provecho a la ajustada blusa que llevaba puesta, la cual ofrecía un atrevido escote. No obstante, todos mis esfuerzos parecían ser inútiles, porque él estaba cegado por April. Mis celos, aumentaron tanto que tomé medidas como prohibirle besarse con April dentro de la casa e incluso que duerman en la misma habitación»

«Enrique cuando conoció a April, quedó completamente maravillado, después de todo era una buena niña, bella y muy atractiva. Además, con ese acentito inglés engatusaba a cualquier hombre. No sé cómo, pero fui capaz de resistir toda la tarde la presencia de mi hijo, sin embargo, cuando era el momento de dormir, mi vulva se humedeció y mi cuerpo pidió a gritos ir al cuarto de él, para devorarle su pene como en los viejos tiempos. Por más que trate de no caer en la tentación, no pude y termine yendo a la habitación de mi pequeño, donde lo encontré con April teniendo sexo»

April: Ooooohhh... Hhmmm... Sabes... Esto me recuerda a cuando fuiste por primera vez a la casa de mis padres... Uuugggh...

Tomás: (Rio) Que maravilloso día fue ese. Trabajar a full por un ensayo y terminar en una situación morbosa. Aún no olvido esos sentimientos de pavor y excitación que tenía cuando tu padre nos interrumpió. 

April: Mmmhhh... Cuando dejaste tu verga entre mis nalgas, solo pensaba en darme vuelta y besarte, no me importaba lo que diría mi papá, yo solo quería ser tu perrita.

Tomás: Lograste ser más que eso, amor.

April: Sí, y no quiero separarme de ti, Tom. Estoy muy feliz de haberte conocido. 

Tomás: Y yo a ti, Princesa.

«Ambos se besaron y esa polla hacía un ruido muy cachondo cuando entraba y salía de la vagina de April. Me sorprendió lo sencillo que era para ella tener esa enorme cosa dentro, pensé que tal vez no era tan doloroso como me lo imaginaba. Mientras ellos hacían el amor, yo me masturbaba, cuando finalizaron, April se quedó un rato acostada a su lado, luego se levantó y yo me oculte para que no me viera. Ella regresó a su habitación y yo me quede dubitativa, hasta que tomé valor y entre al cuarto de mi hijo. Me quité la bata, el brasier y la pequeña braguita que estaba usando» 


«Completamente desnuda me metí en la cama de mi bebé, como él ya estaba desnudo solo tomé esa verga entre mis manos y lo pajeé por unos minutos, mientras le daba pequeños besos en sus labios. Ver ese tronco de cerca después de tanto tiempo me resultó simplemente impresionante, ya que parecía que había crecido más que antes. Pero era mi apetito por él, el que me hizo alucinar y fui tragándomelo lentamente. Sabía que si despertaba, iba a pensar que era April»


«Así que me tomé todo el tiempo para saborear cada pulgada de ese miembro, hasta quedarme exhausta y satisfecha. A pesar de toda la cantidad de semen que había soltado, seguía estando dura, fue entonces que por mi cabeza paso una loca idea. Una que había experimentado una semana antes de que él se fuera a estudiar lejos y, en ese momento no me atreví, sin embargo, tras ver a April resistirlo y domarlo, yo quise experimentarlo también, quería tener el pollón de mi hijo dentro mío» 

«Sentada entre las piernas de mi niño, pase mi lengua entre mis labios, saboreando el líquido preseminal que aún tenía, suspiré y agarré muy firme esa gruesa polla de unos 20 centímetros. Sentir su palpitar entre mis manos, me encendió aún más, después de casi un año sin tener un pene dentro de mí, iba a tener uno muy grande y gordo. Fui bajando y solo sentir como su glande desgarraba la entrada de mi vagina, debí darme cuenta que tenía que parar, pero no lo hice y baje hasta tener todo ese trozo de carne»


«Me dolió demasiado, pensé que me había perforado el útero, aun así me atreví a mover mis caderas y bam. Fue cuando solté un grito, el cual traté de ahogar rápidamente, para que Enrique no se despertara ni tampoco April, cómo les iba a explicar que tenía la verga de mi pequeño dentro de mí y era incapaz de moverme. Tomás se despertó con mi chillido y quedó perplejo al verme»

Tomás: ¿Ma-mamá? ¿Tú qué haces aquí? Oh Dios... 

«Yo no pude responderle, solo me cubrí la cara de vergüenza y dolor»

Tomás: ¿Estás loca? ¿Cómo se te ocurre meterte mi verga entera? De seguro te duele, ¿verdad? 

«Yo solo afirme moviendo mi cabeza, pensé que mi hijo iba a sacar su tranca por completo y me odiaría por siempre. Pero él me tomo de la cintura y comenzó a mover su pelvis lentamente»

Tomás: Mami fuiste una tontita al pensar que podrías con mi pene... Me doy cuenta que tu coño no está preparado para recibirlo, nunca has tenido uno de este tamaño dentro tuyo y por eso debes ir despacio.

«Cada movimiento era algo único, el dolor iba desapareciendo y solo sentía el placer que andaba buscando. –“Ooooohhh... Aaaahhggrr.... Uuugghh...”-, solo era capaz de gemir, llevé mis manos al respaldo de la cama y él no dejó de clavármela. Aunque eran pequeñas estocadas, mis tetas rebotaban cada vez que me daba una de ellas, Tomás muy atrevido se acercó a mis pechos y enterró su rostro entre ellos, para luego chupar mis pezones»


«Al hacer eso, recordé cuando él era un bebé y me chupaba las tetas por leche, quién iba a decir que 19 años después, mi bebé estaría chupándome los senos porque estaba satisfaciéndome con su enorme polla y dándome el mejor sexo de mi vida»

Tomás: ¿Te encanta mami?

Yo: S-sííí... Hhhggmm... 

Tomás: Me alegro, seguiré hasta que estés complacida por completo. 

«Quería reírme por esas palabras de mi niño, pues yo me encontraba muy satisfecha ya en ese momento, solo estaba resistiendo, llevando mi cuerpo y mente a su límite. Me resultó imposible saber cuántas veces me había corrido desde que él comenzó a llevar el ritmo, pero era un orgasmo tras otro. Llegué a convulsionar de tanto placer que me daba mi pequeño con su gorda y hermosa polla. Hubo un momento en que perdí el lapso del tiempo, solo recuerdo quedar recostada de espalda encima de Tomás y su verga chorreando semen sobre abdomen»

«La mañana siguiente, aún con mi cabeza dando vueltas, me desperté en mi cama, desilusionada pensé que todo había sido otro maravilloso sueño húmedo. Enrique dormía profundamente, y tenía su cara muy cerca de la mía, su respiración hacía mi oído me era molesta, así que traté de girarme para quedar de costado, pero me fue imposible hacerlo, ya que sentía que mis piernas estaban sujetadas. Poco a poco fui dándome cuenta que tenía el pecho agitado y estaba jadeando, sentí también algo deslizándose dentro de mi chocho» 


«Me destape como pude, entonces vi a mi pequeño, él estaba dándome sexo oral. No pude ocultar mi felicidad al verlo, encontraba tan atrevido y cachondo que estuviera comiéndome el coño con su padre a unos centímetros. Él se detuvo por unos segundos para decirme: –“Buenos días, mami”-, yo solté una pequeña carcajada y le conteste en un tono muy bajo»


Yo: Buenos días, mi amor... Aaagrh... Veo que estás fascinado devorando mi coño... (Mordiendo mis labios) Hhhmmm... ¿Te gusta comer el chocho de mami?

Tomás: Sí, me encanta tu chocho maduro mami, pero no es lo único que me gusta comerte.

Yo: Vaya, ¿puedo saber qué más te gusta comerme? 

«Él sonrío y, en un abrir y cerrar de ojos, sus labios pasaron a estar junto a los míos, en un murmullo me contestó: –“Tu boca, mami”-, me besó apasionadamente y yo me entregue a la lujuria en vez de detenerlo porque su padre podría despertarse y encontrarnos. Su tronco duro estaba entre mi vientre y mi abdomen, mis manos que se encontraban en la nuca de él, bajaron para agarrar ese enorme pene y palparlo. Mi niño me mordió los labios y luego se separó de mi boca, entonces pude ver un hilo de nuestras salivas extenderse y que luego de unos centímetros se rompió»


«Estaba deseosa por otro beso como el que me acababa de dar y de sentir su tranca dentro de mí» 


Yo: Cógeme hijo y bésame otra vez.

Tomás: Tranquila mami, yo sé que te mueres por sentir mi verga dentro de ti, pero ahora no es el momento. Papá se va despertar y no quiero que nos vea, así que voy a bajar a comerte el coñito y prepararlo para que resista mis embestidas. 

«Mi niño me dio un pequeño beso y volvió a mi vagina, mordisqueándola, metiendo su lengua dentro de ella y jugando con mi clítoris. Tenía que morder las sabanas para ahogar mis jadeos, aunque por instantes se me salía uno, estaba en plena éxtasis cuando sonó el despertador de Enrique. Mi marido se despertó y comenzó a moverse por la cama, mi corazón se aceleró porque temía que uno de sus pies pasará a tocar a nuestro hijo y descubriera lo que estábamos haciendo. Pero por suerte eso no ocurrió, él levantó las sabanas en su parte y se sentó en la cama»

«Me dijo unas palabras, a las que no tome atención. Debieron haber sido importantes porque de la nada pegó un grito diciendo: –“¡Hilda te estoy hablando mujer!”-, tuve que mirarlo a los ojos y tratar de responderle, un conjunto de emociones pasaban por mí en ese corto instante, desde el miedo de ser atrapada, la vergüenza y la excitación del morbo de la situación» 


Yo: Aah... Aah... Te... Te oí amor... So-so-solo... Que... Gghhm... Que estoy... Un poco distraída...

Enrique: Entonces dime, ¿dónde está?

Yo: ¿Do-dónde está, qué?

Enrique: Joder Hilda, has dicho que me escuchaste, ¿y no sabes de qué te estoy hablando?

Yo: Pe-pe-perdón amor... Mmgghh... Yaahh... Ya te dije... Ando un poco distraída...

Enrique: Más que distraída diría yo, pero bueno, no tengo ganas de discutir Hilda, solo quiero saber, ¿en dónde está mi ropa?

Yo: En-en-en-en... En el armario a-a-amor...  Ahí está tu ropa... La-lavada y plan-planchada...

«Él se colocó a buscar su ropa y yo seguí mordiendo las sabanas, cuando finalmente entró al baño, mi pequeño dejó de comerme la vagina y volvió a mi boca, dándome un ardiente y apasionado beso, mientras su grueso pene rozaba mis labios vaginales. Nos miramos por unos segundos con mucha complicidad, luego él fue metiendo paulatinamente su verga hasta el fondo de mi coño. –“Ooooohhhgg... Dios míooooo”- exprese mordiéndome los labios, no podía creer que tuviera esa enorme cosa dentro de mí otra vez» 


«Se sintió igual de rico que en la noche anterior, aunque el morbo de saber que mi marido estaba a unos metros y podía encontrarnos me cachondeaba mucho más. De hecho, yo quería que Enrique nos atrapada, que viera como nuestro pequeño me reventaba el chocho y me hacía gozar como él nunca lo haría. Entregados a la lujuria cogíamos como si fuéramos una pareja de jovencitos enamorados, bueno, él lo era pero yo una mujer madura, que no había experimentado ese inmenso placer con una polla, hasta que él me cogió» 


«Chillaba en voz baja, porque Tomás no me permitió hacerlo en voz alta, cada vez que intentaba de hacerlo, él me devoraba la boca. No sé por cuanto tiempo, tuve esa verga golpeando mi útero, aun cuando lo hacía de forma lenta, se sintió exquisito. Terminé corriéndome como 5 veces antes de que Enrique saliera del baño, cuando mi pequeño escuchó que su padre iba abrir la puerta, dejó de estar arriba mío y pasó a mi costado, levantándome ligeramente la pierna derecha, me siguió embistiendo» 

Tomás: Mamá si te atreves a gemir mientras papá esta en frente de nosotros, te voy a dejar de coger y juro que no volveré hacerlo. 

«Me susurró en el oído, yo comprendí que esa fantasía mía de que mi esposo viera como nuestro pequeño me hacía suya, solo iba a quedar en eso, en una simple fantasía. Enrique al salir del baño, quedó sorprendido al ver a Tomás en la cama y a mi lado» 

Enrique: ¿Tomás? ¿Tú qué haces aquí hijo?

Tomás: Hola papá... Hacía mucho tiempo que no estaba al lado de mamá, así que vine a que me mime un rato. 

Enrique: (Ríe) Pensé que al tener novia, habías dejado de ser mamón hijo, pero veo que sigues igual que siempre. 

«Me era imposible estar en silencio por más tiempo, recibiendo las estocadas de mi hijo mientras nos observaba su padre sin sospechar de lo que pasaba debajo de esas sabanas. Pero justo, Enrique se despidió y se fue, solté esos suspiros oprimidos y besé a mi niño con desesperación. Me coloqué en posición de perrito para disfrutar más de esa vergota y le rogué que lo hiciera más rápido. Él de una embestida me enterró toda su tranca, yo pegué un gran alarido de placer y lo alenté para que siguiera dándole amor a mami. Él empezó a taladrar mi coño maduro que disfrutó de esa follada simplemente magnifica» 

Tomás: Oohhh, mami... Que apretada estás...

«Yo gimiendo como loca, traté de balbucear que me diera más de esa rica verga. Él no dejó de empalarme y yo de chillar, su gorda polla me revolvió las entrañas y me encantó, nunca antes había sentido ese gozo. Tomás soltó mi cintura, llevando sus manos a mis tetas apretándolas con fuerzas, me hizo aullar aún más fuerte. Me miré en el espejo, apreciando como mi hijo me hacía su perra y a mí me encantaba» 


«Mi pequeño acercó su boca a mi oreja, mordisqueándola hizo que me diera vuelta para mirarlo y nos besamos apasionadamente. Su lengua y su saliva eran tan ardientes que me resultaban adictivas, quería que estuviera todo el día comiéndome la boca y atravesando mi coño con ese exquisito monstruo que tenía como pene»

Tomás: Ma-ma-ma... Mamá... Estoy cerca de corrermeeeee... 

«Dijo mi hijo tartamudeando y con la voz agitada» 

Yo: Be-bebé... Córrete dentro de mami, por favor... Lle-lléname el útero de tu rica leche y pre-pre-pre-preñameeeeeeeeeee...

«Dije antes de correrme como una puta y él empezó a soltar su inmensa corrida, bombeando como loco, jamás me habían llenado la vagina de esa manera, sentí que literalmente un bomba de semen había explotado en mi interior. Agotados por aquella increíble follada, nos quedamos recostados en la cama recuperando energías. Durante todo ese rato, no dejé de pensar en el pene mi hijo, quería tenerlo dentro de mí nuevamente» 


«Tras tener la suficiente fuerza para aguantar otra ronda, agarré esa maravillosa tranca, la cual ya estaba erecta y le di una lamida desde el tallo hasta esa cabeza gorda y reluciente. Me parecía simplemente extraordinario que mi niño fuera así de cachondo, yo chupaba esa cabezota como si fuera un caramelo»
 
Tomás: ¿Te gusta mi verga mami?

Yo: No te imaginas cuanto hijo.

«Le contesté mientras continuaba con su rabo entre mis manos y pasando mi lengua alrededor. Él volvió a colocar las sabanas encima de mí, cubriéndome, yo no entendí el motivo hasta que escuche ligeramente la voz de su novia que dijo: –“Tom, amor, ¿en dónde estás?”-, mi hijo le respondió: –“Princesa, estoy en el cuarto de mis padres”-, ella abrió la puerta y un cachondeo enorme me consumió. Me moría de ganas que esa muchacha me viera con la verga de mi hijo en mi boca» 


«April se sentó en la cama y Tomás apoyo una de sus manos en mi nuca, presionando para que me metiera todo ese tronco hasta mi garganta. Complací a mi bebé, mientras él charlaba con su novia y la besaba, yo me molestaba, porque esos ardientes besos como su pene debían ser solo míos» 

April: Tom... Veo que estás muy travieso.

Tomás: Es que te he extrañado amor. Estoy acostumbrado a despertarme al lado tuyo y darte muy duro.

«Ella rio y esa risita me enfureció, quería salir debajo de las cobijas y decir: –“¿De qué te ríes perra? Deja de molestar a mi hijo y vete de mi casa, ¿no ves que su verga me pertenece?”-, sin embargo, no podía moverme, mi pequeño me tenía atrapada con sus piernas. Si quería liberarme tenía que concentrarme en darle la mejor mamada de su vida y hacerle temblar las piernas. Ella continuó recibiendo esos besos que debieron ser para mí, en un momento oí a April preguntarle: –“Amor, ¿quieres coger conmigo?”-, yo en mis pensamientos reí ingenuamente, diciéndome a mí misma: –“Estúpida zorra, mi hijo me corresponde desde anoche, él no va a querer otra mujer que no sea yo”-» 

Tomás: Claro Princesa, quiero chuparte esas suaves tetas y rellenarte el coño y culo con mi semen.

«Esas palabras me dolieron, pensé que después de haberlo hecho conmigo, ya no iba a desear a esa muchacha, no obstante, me di cuenta que estaba equivocada, incluso su verga se hizo más grande cuando se besaba con ella» 

April: ¿Estás seguro Tom? ¿Tu mamá no se va a molestar?

Tomás: No, claro que no... Ya hable con ella y comprendió que tenemos nuestras necesidades. 

April: Bien, entonces te espero en tu cuarto amor, por cierto, en dónde está tu madre.

Tomás: Fue a comprar leche. (Rio) Aunque al parecer tuvo que ir a ordeñar para tenerla.

«La muchacha rio y se fue de la habitación, él lentamente, levantó las cobijas, al observarme con su pene en mi boca, me felicitó, por haber sido una “buena niña” y que me iba a recompensar por eso. A pesar de oír esas palabras, mi rostro era uno molesto, sin embargo, él no me dio tiempo para quejarme y llamarle la atención. Ya que simplemente me tomó de mi cintura, me levantó y me ensartó de una, su polla. Yo pegué un gran grito, que debió haber sido escuchado hasta la casa de los vecinos»


«Aun así, Tomás siguió deslizando su verga dentro de mí, cómo si no le importara, que su novia entrara después de grito que solté. Poco a poco, fui moviendo mis caderas, pensando que él solo me había colocado a prueba hace un rato. Que en verdad deseaba que esa jovencita nos viera a los dos teniendo sexo, como yo lo hacía. Montando su gran tronco, gemí descontroladamente y él fue abriendo mi culo con sus manos, rozando mi ano con esos dedos filudos. Su boca se acercó a la mía y sacó su lengua esperando que yo hiciera lo mismo»


«Nuestras lenguas juguetonas se entrelazaban, mientras él continuó empujando toda su masculinidad dentro de mí. De forma breve miré hacía la entrada, con la esperanza de ver a April en ella, apreciando como mi hijo ahora me hacía el amor y le era infiel. Sin embargo, por más fuerte que suspirada e hiciéramos crujir la cama, ella no apareció. Mi pequeño, me nalgueó un par de veces, antes de colocarse de pie y levantarme desde los glúteos. No sé qué pretendía él con eso, pero mis piernas gruesas envolvieron su cintura» 

Tomás: Oooohhh... Ma-ma... Mami... 

«Exclamó completamente extasiado»

Yo: S-sí, mi amor... 

«Balbuceé, colocando mis manos alrededor de su cuello y mis tetas pegadas a su pecho» 

Tomás: ¿Te gusta que te haga mi mujer? 

Yo: Síííí... Me encantaaaaaggrr... 

«Le contesté, mordiéndole los labios y clavando mis uñas en su piel»

Tomás: Que bien, porque planeó hacerte mía, toda esta semana. 

«Expresó, penetrando mis entrañas cada vez con más fuerza. Evidentemente, esas palabras fueron especiales para mí, haciendo que me corra, con solo imaginar los siguientes días que tendría de gozo. Mi bebé, mordió mis pezones y luego me recostó nuevamente en la cama, bombeando un par de veces, antes de retirar su polla y bañarme de semen» 

Confesiones ardientes. Capítulo III:

 
«Satisfecha, cerré los ojos y me quedé dormida. Me desperté unas 3 horas después, me entré a duchar y luego camine hasta la sala, en donde encontré a mi hijo junto a su novia, mirando una película. Tomás al verme sonrió y me consultó, si quería almorzar, él y April se habían encargado de cocinar. Le dije que sí y mientras comía, no aparté mis ojos de mi pequeño semental. Los siguientes días, me pase empotrada por mi hijo, tal como lo había prometido. Él me lo clavaba sin piedad, pero sabía dónde golpear y buscar las situaciones más inusuales para enloquecerme de placer»


«Por ejemplo, un día, él me tomó de sorpresa en la cocina, mientras preparaba el almuerzo. Sus manos apretaron mis gordos senos y me sobó su entrepierna en mis muslos. Yo vestía con una blusa de flores y unos vaqueros ajustados. Él me mordió una oreja y fue besándome el cuello, al mismo tiempo que me bajaba la blusa y dejaba libres mis tetas. Pellizcó mis pezones y luego me retiró el pantalón, dejándome con la tanga trasparente que usaba aquel día. Me hizo darme vuelta, para que nuestros labios se encontraran»
 
«Me subió al mesón, sin dejar de comer mi boca. Se bajó su pantalón y su bóxer, dejando su tronco parado a unos centímetros de mi hambrienta vagina. Yo me sujeté de las esquinas del mesón, esperando la penetración, pero mi muchacho era muy audaz y travieso. En vez de embestirme, él se agachó y acercó su boca a mi coño. Su lengua recorrió gradualmente mis labios vaginales, para mi asombró, él empezó a subir, hasta que sentí esa lengua entre mis nalgas, tratando de tocar mi ano» 


«Yo levanté mis piernas, para que mi pequeño pudiera atracarse mejor mi culo. Nunca había experimentado algo tan indecente, jamás les permití a mis primeros amantes hacer algo así. Solo con Enrique, tuve curiosidad, pero solo fue eso, curiosidad. Aún sí hubiera tenido el valor de pedirle que jugará con mi culo, él se hubiera negado. Porque es más conservador que yo, así que nunca vio mi culo, como algo penetrable, mucho menos para dar sexo oral. Sin embargo, mi querido hijo, me mostraba de lo equivocada que estaba y del placer que me había privado» 


«–“Ooooohhhgg...”- exclamé, sabiendo que a unos metros, estaba la novia de Tomás, mirando televisión. Era tan rico sentir su lengua recorrer el interior de mi ano, que no resistí por mucho y me vine. Agitada, vi cómo él se colocó de pie y empezó a rozar su glande con mis nalgas. Poco a poco, fue abriendo mis cachetes, sentí un ligero pánico, el cual se desvaneció cuando mi bebé me la clavó muy hondo. Fue mi primera vez teniendo sexo anal y aullé como una verdadera puta»


«Mi cola se estiró al máximo para recibir ese gordo pollón, a pesar de que mis gemidos eran fuertes, Tomás no paro de taladrarme el ano, solo aumentó la velocidad de sus estocadas. Mis tetas rebotaban y el mesón crujió como si fuese a romperse. Brevemente fantaseé que mi nuera se asomaba y nos encontraba. Ella se quedaba perpleja al ver que mi hijo me estaba partiendo el culo. Después de asimilar lo que ocurría, ella interrumpía nuestro coro de jadeos, interpelando a mi muchacho, sobre lo que estábamos haciendo» 


«Él le respondía que estaba follando a su mujer, yo como la perra que era, acercaba mis labios a los de él y lo besaba, como un gesto de que mi hijo era de mi propiedad. No obstante, April parecía ser sorda, ya que nunca intervino y por más fuerte que estuviera la televisión, algún ruido debió haber escuchado. Tomás me rellenó el culo de semen y mordisqueó mis labios, mientras me decía: –“Desde hoy, te voy a follar el culo al igual que tu vagina”- yo sonreí y solo zampé mi boca en la suya» 


«Hubo otro día, en que se coló a la ducha, sabiendo que su padre me había visto entrar. Yo dejaba que el agua tranquilamente se paseara por mi cuerpo, pensaba en mi bebé y en su tronco, cuando él discretamente entró al baño. Solo me di cuenta de su presencia, en el momento en que, colocó su grueso pene entre mis nalgas y sus manos recorrieron mi voluptuoso cuerpo. –“Mamacita, pero que figura tan lasciva tienes”- me susurró, encendiéndome automáticamente»


«Nuestros cuerpos se acoplaron como lo habían hecho durante toda la semana. Él me dio esas brutales y magnificas estocadas que me regocijaban. Todo mientras mi esposo, arreglaba la puerta del closet, que se había salido. Sentir el aliento y respiración de mi niño tan cerca me extasiaba, él me mordió los labios y me dejó con las ganas de engullirme esa boca. Traté de ahogar mis suspiros, porque Tomás así me lo pidió. Sin embargo, era una tarea imposible, muchos de mis quejidos aunque eran cortos, se podían oír»


«Enrique golpeó la puerta y preguntó: –“Hilda, ¿está todo bien ahí?”- con un tono de confusión. Quería responder, pero me era difícil con esa tranca que me daba por el culo y por la vulva. Los segundos pasaban y el silencio solo generaba más desesperación en Enrique, que volvió a tocar la puerta y a consultar. Mi muchacho acercó su boca a mi oído y me susurró al mismo tiempo que me lo besaba: –“Vamos, mami... Dile a papá, que no pasa nada aquí”-»


«Me mordí los labios y respiré hondo, sin pensar dije: –“To... Todo está bien amor... No pasa nada...”-  giré mi cabeza para que mis labios pudieran chocar con los de mi hijo y así jugar con esa lengua que tanto me provocaba. No obstante, Enrique recordó que Tomás había entrado al baño y consultó si ya había salido. Mi corazón se me aceleró y noté que a mi hijo le pasó lo mismo. A pesar de aquello, en vez de quedarse en silencio, él contestó: –“No, papá... Aún estoy aquí, ayudando a mamá para desatorar el drenaje”-» 


«Mi esposo dijo algo, pero por mi calentura no lo oí y entre gemidos expresé: –“Ooooohhh, sííí... Hijo, golpea duro ese hoyo”-, Tomás detuvo su cogida, para tocar mi ardiente cuerpo y besar mi boca alocada» 


Hilda: "Mami, traviesa". Me susurró, yo sonriendo, le dije: “Me tienes loca”. Después de ese día, mis aventuras con mi hijo quedarían pausadas. Porque no fue la última vez que tuve esa maravillosa polla dentro de mi vagina y culo. 

La abuela se detuvo con su relato, pues ella se había percatado que Benjamín, iba entrando. Mis intrigas siguieron siendo las mismas que antes, aunque había descubierto algo que jamás se me habría pasado por la cabeza. Mi papá practicó incesto mucho antes que hacerlo conmigo y fue con mi abuela. Tal vez, sentía vergüenza mirar a la cara a mi abuelo y por eso ahora es distante con ellos, pensé. Aquella noche Josefina quedó totalmente caliente así que perdonó al bobo de mi hermano y se le arrimó. 

Yo por mi parte no tuve otra cosa que consolarme con mis propios dedos, imaginando cómo papá reventaba a la abuela y mientras lo hacía, me percaté que todo debió ser plan de mi madre. Era obvio, que ella de alguna manera convenció a mi padre en su juventud para que cometiera aquel acto, porque dudo que fue de iniciativa propia y que ella no se hubiera percatado. Pensé que todo ese tiempo se hizo la tonta, pero al mismo tiempo que papá cogía ella estaba mirando desde algún monitor y masturbándose.  

A la mañana siguiente, me desperté con más intriga, lo primero que hice fue buscar un espacio en donde mi abuela y yo pudiéramos hablar a solas, quería saber de las otras ocasiones en donde estuvo con mi padre. Aquel momento no se daba, lo que me exasperaba, ya que necesitaba saber lo qué pasó. Entonces finalmente apareció esa oportunidad que buscaba, Josefina salió, mi hermano igual, mi abuelo dormía y mi abuela estaba sola en la cocina. 

Me aproximé a ella, apenas me vio, se dio cuenta de lo que quería, sonrió y me dijo que me estaba esperando. Antes de que respondiera, ella me preguntó si podía relatarle algo de lo que había hecho con papá, yo tragué saliva y comencé a relatarle mi primera experiencia incestuosa con mis padres, a ella no le asombró oír que mamá fue parte de ese encuentro, así que presumí que hubo un trio entre ellos en el pasado, mi abuela parecía feliz y empezó a relatarme lo siguió entre su breve pero apasionado amorío con mi padre:

«Todo mi cuerpo durante la semana después de vivir aquello con Tomás, estuvo pidiendo sexo. Hubo días en donde no paré de masturbarme y otros, en el que me vi obligada a querer tentar a Enrique, sin embargo, a él parecía no llamarle la atención mi cuerpo. Me sentía ofuscada con todo aquello, solo quería volver a estar entre los brazos de mi pequeño, que me hiciera su mujer una y otra y otra vez. Mi apetito era tan grande que no lo soporté y terminé yendo a visitarlo» 


«Cuando llegué al edificio en donde él vivió, me transformé en el centro de atención de varios tipos, aunque ya lo había sido durante el trayecto hacía ahí, y me agradó tener esos ojos penetrantes y esas miradas obscenas a mi cuerpo. Pues si otros me admiraban, quería decir que mi bebé se iba a volver loco y así fue, apenas me abrió la puerta, quedó atónito, su boca quedó semi abierta y sus ojos recorrieron toda mi figura, antes de que pudiera modular una palabra, yo me acerqué a él y rodeé su cuello con mis brazos»


«Iba a besarlo ahí mismo, no obstante, él me tomó de la cintura y me entró a su piso, sin dejar de admirarme, me susurró: –“Que agradable sorpresa, mami”-, su boca se sobó con la mía y me la zampó, enroscando su ardiente lengua. Entre sus brazos y boca me sentía una mujer distinta, una llena de vida. Sus manos al acariciar mi piel, solo alteraron mi corazón y mi vagina se empapó mucho más, al separarse de mis labios, nuestra húmeda y candente saliva se extendió en un delgado hilo. Se alejó de mí, quebrando esa hilaza de nuestras bocas, me miró fijamente aun delirando por mi atuendo»   


«–“Tomás, ¿te gusta cómo visto?”- le pregunté coqueta, él sin responderme se me aproximó y fijó su mirada hacía mis senos. –“Vaya melones que tienes, mamá”- me dijo sonriente, yo jocosa le manifesté mis ganas de tener su miembro entre mis gordas tetas. No pasó mucho tiempo, cuando mi hijo y yo estábamos completamente desnudos y su gorda verga entre mis pechos. Moví mis senos arriba y abajo sobre ese sable caliente, mientras que con mi boca saboreaba la punta»


«Mi lengua se movió de manera circular, degustando ese sabor tan fuerte de su miembro que me resultaba adictivo. Tomás se quejó de satisfacción, se mordió los labios y me alentó para que siguiera devorando su maravilloso tronco. No sé cuánto tiempo pasé arrodillada, abrazando su polla y comiendo esa cabezota, pero cuando me detuve pasé mi lengua por mis labios y le pregunté si lo hacía mejor que su novia. Él soltó una escueta risita, la cual me confundió, entonces escuché detrás de mí: –“Porque mejor no compartimos en vez de competir”-, y sentí unas manos sobre mis glúteos»


«Me volteé y observé a April con una sonrisa juguetona, me quedé helada, no me había dado cuenta en qué momento había entrado, ni cuánto tiempo llevaba observándonos. –“No se asuste suegrita, hoy va a experimentar algo asombroso”- declaró, mojando sus dedos con su baba, para luego pasarlo sobre mis posaderas, sentir sus uñas rasgar mi piel me encendió todavía más de lo que ya estaba y todo mi cuerpo tembló, estallando así en un orgasmo cuando ella clavó esos dedos en mi ano»


«Gemí fuerte, no sabía el motivo por el cual mi cuerpo había reaccionado así, menos por qué me sentía tan excitada. Esa chica continuó metiendo y sacando sus dedos dentro de mi culo, haciéndome jadear, paulatinamente, su boca se acercó a la mía. –“Tom tiene una verga fabulosa y suficiente para las dos, suegrita”- murmuró, mordiéndome los labios. Sin esperarlo, ella introdujo su lengua en mi boca, entrelazándola con la mía, era la primera vez que me besaba con una mujer, quedé maravillada con su lengua suave y su dulce saliva»  


«De un estado perplejo, pasé a acariciar la cara de la novia de mi hijo, compartiendo un vehemente y delicioso beso. Detesté cuando ella se apartó de mis labios, quería seguir disfrutando de su lengua, April sonrió y fue dando pequeños besos por mi cuerpo, hasta llegar por mi sexo que todavía chorreaba. –“Uuufff, Hilda, se nota que todo esto te está encantando”- exclamó, sin dejar de hurgar mi orificio anal. Colocó su boca entre mis labios vaginales y sacó su lengua» 


«Ella trazó por todo mi órgano, su lengua tan suave, se sintió espectacular en mi coño y sus dientes mordisqueando, me nublaron la mente. –“Ooohh Diooss”- afirmé, su comida de coño era muy distinta a la que me dio mi hijo, no puedo decir cuál de las dos me gustó más, aunque la forma en cómo April recorría mi vagina y jugaba con mi clítoris, es algo que todavía me estremece con solo recordarlo. Seguí suspirando, mi pecho se me aceleró y me costaba un poco respirar con el placer que recibía» 


«Mi querida nuera me estaba demostrando argumentos muy convincentes para que la aceptada, para que la dejara de ver como una intrusa que se aprovechó de la inocencia de mi niño. –“Que coño más rico”- susurró ella, mi cuerpo entero fue tiritando, entre bramidos fui amasando mis tetas, pellizcando mis pezones. Me sentí tan bien, que no tardé en volver a correrme. Solté una gran cantidad de mis fluidos, los cuales April degustó como si fueran un elixir»     


«Tras eso, ella se levantó del suelo y fue desvistiéndose, en ese momento me di cuenta que tenía una figura increíble. Sus grandes tetas eran perfectas, su cintura y caderas con unas curvas maravillosas, sus piernas largas lucían muy sensuales, sus glúteos gordos y firmes, y su coñito muy apetecible. Logré entender porqué mi hijo estaba tan loco por ella, –“Tommy, perdóname por ignorarte, pero me moría de ganas por comerle el chocho a tu madre”- dijo la muy traviesa, allegándose donde él y comiéndole la boca»


«No estaba preparada mentalmente para lo que iba a ocurrir, nunca se me pasó por mi cabeza que en mi vida, iba a experimentar de un trio. Menos que lo haría junto con mi hijo y mi nuera. Todo sucedió tan rápido, que en el instante en que ambas estábamos devorando esa verga robusta, comencé a asimilar que estaba en un trio. Trazar por ese tronco duro y chocar con la tierna lengua de April, me cachondeaba, al igual que pasar mi lengua en donde ella había dibujado» 


«Me entregué totalmente al libido, no hubo vuelta atrás y los tres gozamos de una tarde maravillosa, en donde yo monté la polla de Tomás, mientras que April me besaba o comía los huevos de mi hijo, algunas veces enterraba su cara en mis nalgas, comiéndome el culo. Cuando a ella le tocó estar cabalgando ese vigoroso miembro, yo con cierta timidez, acariciaba sus tetas, besaba su cuello y entrelazaba nuestras lenguas, me costó hacer algo más atrevido con ella, no obstante, mi hijo me ayudó» 


«Después de que se corriera dentro de ella, me hizo limpiarle el coño a su novia, haber pasado mi lengua por ese húmedo sexo y saborearlo con la esperma de Tomás, fue magnificó. El sabor meloso de los jugos de mi nuera, combinado con el espeso y amargo semen de mi hijo, me enloqueció. Mis pequeñas lamidas se fueron transformando en unas prolongadas y me perdí comiendo esa vulva. Entretanto, mi hijo fue jugando con mi culo, metiendo su lengua y sus dedos, sin darme previo aviso, me ensartó toda su verga en el ano»


«Chillé de dolor y gusto, sentir su polla revolviendo mis entrañas, me hizo convulsionar y mientras lo hacía mi nuera me besó, haciendo que todo fuera más intenso. Ella y yo hicimos de nuestras bocas una por un buen rato, tener nuestros senos sudorosos y pegajosos pegados, a la vez que mi pequeño de reventaba el culo fue otra cosa fabulosa, sin embargo, lo que más me gusto de aquello, es que mi vagina, se fue flotando con la de ella»


«Cada roce era un cosquilleó de otro mundo, estaba completamente perdida en el placer. Era una mujer madura de 40 años, siendo dominada por dos adolescentes, que me mostraban el lado más candente y loco del sexo. Las estocadas de mi hijo se hicieron más intensas, tanto que llegaba a dar pequeños brincos, finalmente él rellenó mi ano y yo tuve entonces el orgasmo más grande mi vida. Quedé tendida en el suelo, mi visión se eclipsó. Antes de que todo se volviera oscuro, vi como ellos se fundieron en un beso ferviente»
 
«Al despertarme, estaba en la cama de mi hijo, él y April dormían abrazados, no quise molestarlos, así que me levante sin hacer mucho ruido. Me preparé algo de comer y me senté, en mi boca aún podía sentir el sabor de ese coñito rubio y el semen de mi pequeño. Solo rememorar lo que había vivido, me hizo temblar, a medida que pasaban los minutos fui tocando mi macizo cuerpo, sin embargo, mantuve la compostura y me fui a dormir junto a Tomás y April»


«A la mañana siguiente, al abrir los ojos no vi a mi hijo ni a mi nuera, pensé que se habían ido a la universidad, por lo que decidí tomar una ducha. Al caminar me dolía un poco el ano, después de todo el día anterior había sido usado tanto por Tomás como por su novia, aunque claramente esa gorda verga fue la causante de ese ligero dolor. A pesar de aquello solo quería volver a experimentar el sexo anal, ya que me encantaba sentir mi culo abierto y ser reventado de esa manera tan brusca y salvaje» 


«Al entrar al baño, mis pupilas se dilataron, pues en la ducha se encontraba April, ver cómo el agua caía sobre su figura, resultó muy candente. Jamás me había calentado con el cuerpo de una mujer, pero después de haber gozado con ella, me resultaba imposible no sentirme estimulada al ver su cuerpo tan afrodisiaco. Mi nuera tenía los ojos cerrados, en mi mente pensamientos obscenos se apoderaban de mí, quería acercarme a ella y tomarla de sorpresa, acariciar su tierna piel y comerle esos labios inocentes» 


«Sin embargo, tenía que controlarme, no podía hacer eso ni siquiera pensarlo, ella era la novia de mi hijo. Toda esa locura que había vivido de hecho tenía que ir acabando, me dije. No podía seguir teniendo esa relación tan abierta con Tomás. Mientras divagaba, April abrió sus ojos, ese iris azul como el zafiro se clavó en mí y una sonrisa se le forjó. Ella me invitó para que nos bañáramos juntas, sabía que tenía que rechazar esa propuesta, no obstante, no pude negarme» 


«Estar tan pegada a ella, me resultó incomodo, porque no dejaba de imaginar cosas pervertidas. Me sentía tentada con cada roce, me mordí los labios y cerré los ojos para calmar mi lujuria. Pero entonces, ella me abrazó, sentir sus redondos, carnosos y suaves senos en mi espalda, me dejó anonadada, juguetona respiró muy cerca de mi oído, su boca estaba en mi cuello, sus manos a la altura de mi cintura, –“¿Está molesta conmigo suegra?”- me consultó, dejándome hechizada con ese acento inglés»


«No le respondí, me quedé callada, aunque mi barbilla tembló y la dulce fragancia de ella cada vez me fue nublando. –“Quizás aún duda de que sea la pareja perfecta para su hijo, pero juro que solo haré feliz a Tom”- afirmó, sin saber que en realidad yo estaba así porque ella me provocaba y quería besarla. Con miedo giré un poco mi cabeza, para mirar a April y decirle que no estaba molesta, que ella me agradaba, sin embargo, cuando observé esos ojazos, perdí toda voluntad y me aferré a sus labios»


«Volver a sentir su tierna lengua enroscarse con la mía, me llenó de placer, su baba melosa, me embriagaba, no quería apartarme de esa boquita. Ella estaba tensa pero poco a poco fue relajándose, sus manos fueron descendiendo por mi cola, sentir esos dedos entre mis nalgas y pasando a sobar mi hoyito, fue una delicia. Al apartarnos, April agitada dijo: –“Su… Suegra, debemos calmarnos”-, esa declaración me causo algo de risa, ya que yo no podía estar cuerda con ella tan cerca»

«–“Muy tarde para eso, Princesa. Me tienes loca, y mientras Tomás no esté, tú serás una buena niña y complacerás mis lésbicos deseos”- le murmuré, ignorando que estaba cayendo precisamente en el juego de esa mujer. En ese momento no hubo más besos, ella empezó a torturarme, raspando con sus uñas mi chocho y mordiendo mis tetas. Sentir como sus afilados dientes agarraban mis pezones y su lengua traviesa trazaba sobre ellos, me ahogó en gusto» 


«Sin darme cuenta terminamos en la cama, ella continuó jugando con mis tetas y sus dedos fueron entrando dentro de mi coño maduro. Todo se sintió exquisito, comenzaba a amar a April, me gustaba como movía sus dedos, recorría mi vagina, haciendo que mis músculos apretaran y no quieran soltar ese par que hurgaba por mi interior. Entretanto disfrute terminé soltando mis jugos, fatigada, me quedé reposando unos minutos, con los ojos cerrados, pensando en cómo iba a responderle a ella» 


«No obstante, al abrir los ojos veo que April se estaba allegando donde mí, mis ojos se abrieron enormemente, al ver que en su cintura tenía un arnés, con una enorme polla de goma. –“Hace unos días compre este juguetito, exclusivamente, para esta ocasión suegrita”- expresó con una sonrisa altanera. Entonces comprendí que no era solo la putita de mi hijo, sino también de mi nuera. Ella tomó mi cintura y empezó a meter ese pollón de juguete, el cual increíblemente se sintió genial y me encantó»


«Sentí que me desgarraba y a la vez era una sensación de satisfacción única, –“Ooooohhh ssss… Sssíííí…”- balbuceé, al tener ese pedazo de goma en lo más profundo. Mis piernas temblaron, mi cuerpo estaba ardiendo y noté que estaba a punto de llegar a un nuevo orgasmo. April fue retirando su miembro de juguete, lo que fue otra travesía maravillosa, al metérmela otra vez, fue aproximándose a mi boca, pensé que me besaría, pero no lo hizo, en cambio me preguntó quién era mi amo» 


«Sabía lo que ella quería oír y de mis entrañas que estaban siendo revueltas, salieron esas palabras: –“T… T-tú… Tú eres mi ama”- le exclamé, mientras me daba estocadas letales y todo en mi cabeza daba vuelta. Ella siguió penetrando, haciéndome chillar como demente, abrí mi boca y saqué mi lengua, haciendo una cara muy guarra, otra vez terminé viniéndome soltando un rio de mis jugos en la cama, en donde dormía mi hijo, pensé que me daría un leve descanso y me besaría, sin embargo, se echó en la cama y me pidió que la montara» 


«Yo ya no controlaba mi cuerpo, solo la obedecía mis impulsos, me monté encima de ese consolador y me lo metí entero dentro de mi vulva. Apoyando mis manos en sus senos, comencé a brincar, mis tetas botaban de un lado a otro, April sonreía y me nalgueaba, me llamaba perra y a mí me gustaba. Estaba hipnotizada con todo eso, no me reconocía, luego de unos minutos de estar cabalgando, mis anhelos de saborear esa boquita aumentaron, me aproximé, queriendo besarla, sin embargo, ella me lo negó» 


«–“Uuufff, a… A… Ama… Por favor… Déjeme besarla”- le supliqué, mordiendo su lóbulo y frotando mis obesos pechos con los de ella. –“Mmm… Te dejaría besarme, pero aún no me convences, si en verdad me ves como su ama”- susurró, entonces exasperada le dije que podía hacer conmigo lo que quería, si quería pasearme afuera desnuda, con una correa, que lo hiciera, que si quería follarme en mi propia cama, que lo haga, pero que me dejara probar esa boquita» 


«Ella quedó asombrada por mi determinación y lo que estaba dispuesta hacer y así jugar con su boca. A pesar de aquello se quedó callada, aunque a los pocos segundos, sentí algo sobarse entre mis nalga, –“Ya ves, Tommy… Te dije que iba a convencer a tu mami, para hacer lo que yo quiera”- manifestó, a mí no me importaba lo que opinada mi hijo, me allegué a él y le zampé mi lengua. Si no podía probar los labios de April, me aliviaba saborear la ardiente boca de mi niño» 


«–“Muy bien perra, abre con tus manos esas nalgas, que Tom va a perforarte ese ano otra vez”- ordenó ella. Yo hice caso y dejé acceso libre para que mi bebé pudiera rellenar mi culo con su vergota. Aunque antes de hacerlo, tomó un aceite y lo esparció por mis glúteos, lubricando así ese orificio. Sus manos me estrujaron las nalgas de una forma muy estimulante, sin mencionar que me llenó de ganas de tener ese pollón enterrado, al sentir sus dedos y los de su novia revolviendo mi ano»


«Fue clavándomela lentamente, su punta presionaba y al entrar me hizo soltar un alarido, que se fue haciendo intenso a medida de que me iba penetrando. Llegué a un éxtasis brutal, cuando por fin tuve todo el miembro viril de mi hijo incrustado en mi culo, era la primera vez que experimentaba una penetración doble y vaya locura que fue. Tanto April como Tomás, fueron moviendo su pelvis a un ritmo rápido y que se sincronizaba, joder que rico fue sentir eso, más cuando por fin la hija de puta se apiadó de mí y me besó» 


«Aunque claro, antes de hacerlo, me torturó, ya que le pidió a Tomás que se aproximé a ella y ambos se besaron en frente de mí, yo veía de cerca cómo sus labios luchaba de manera fogosa, sus lenguas se entrelazaban y compartían salivas. Me moría de ganas de estar ahí metida, al separarse, April me miró y me devoró la boca. No pude más, mientras su lengua jugaba con la mía, experimenté varios órganos, uno tras otro, era un momento maravilloso, todo parecía un lindo sueño»


Hilda: Pero entonces, ocurrió algo que no estaba en mis planes y lo que hasta el día de hoy me tortura. Enrique sin haber dicho nada, había llegado a buscarme, él entró acompañado de la casera de Tomás y contempló, cómo nuestro niño, me estaba taladrando el culo con su gorda polla, a la vez que nuestra nuera, con una verga de goma me atravesaba el coño y me besaba con vehemencia. Apenas nos dimos cuenta de su presencia paramos, cada uno perplejo quisimos explicar lo inexplicable. Desde entonces Enrique no habla con Tomás como padre e hijo y no quiere ver a April, porque cree que es la culpable de todo lo que pasó. 

Tras escuchar esas palabras, finalmente me quedó claro todo el lio familiar que había detrás de ese distanciamiento de mi padre con el abuelo. La abuela añadió que, si me contó todo aquello, fue porque en mis ojos notaba la intriga ante los sucesos del pasado y antes de que se lo pregunte a mi abuelo, prefería ser ella la que me revelara toda la verdad. Yo me limité a solo dar las gracias, pues aunque no estaba enojada por lo que pasó, digerirlo si resultó algo lento. 

Al mismo tiempo que asimilaba la historia que contó mi abuela, oí unos gritos en el piso de abajo, era Josefina. Mi tía estaba discutiendo con mi hermano, básicamente, porque lo encontró cogiendo con la vecina de mis abuelos. Podría ser algo hipócrita que Josefina estuviera haciendo ese escándalo cuando ella estaba detrás de la verga de mi padre, no obstante, la entendía, ella por más que ansiaba poder disfrutar de ese trozo de carne, no lo había hecho porque intentaba serle fiel a Benjamín. 

Esa noche, mi hermanito durmió solo y yo con mi tía, fue la primera vez en que empaticé abiertamente con ella, la consolé y hasta la motivé para que le diera una lección a Benji. Al otro día, regresaríamos a casa, sin embargo, pasaron algunas cosas durante el trayecto, haciendo que al final solo yo llegara y me encontrará con una escena que me dejó helada. 
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