“Adara”
Capítulo 1: http://www.poringa.net/posts/relatos/5026790/Terapia-Especial-Capitulo-I.html
Capítulo anterior: http://www.poringa.net/posts/relatos/5063352/Terapia-Especial-Capitulo-XI.html
Axel con el ceño fruncido y sus ojos observando directamente a los de su madre, le preguntó qué hacía Belén junto a ellas. La mujer ante esa mirada tan penetrante, se sentía acorralada, como si su hijo la tuviera contra la pared, pidiéndole las explicaciones.
Laura: (Suspira) Bueno cariño, Belén se está quedando conmigo por unas semanas, ya que tu tía por trabajo ha tenido que salir.
Axel: ¿Y eso qué? Ella ya es grande, puede cuidarse sola.
Laura: Bebé, cuando tú seas padre te vas a dar cuenta que por muy grande que sean tus hijos, jamás vas dejar de preocuparte por ellos. Si yo no te llamo todos los días, es porque estás bajo el cuidado de tu padre y April. Si vivieras solo, te llamaría todas las mañanas, tardes y noches. Sé que ella no te agrada, pero te juro que no va a molestarte.
Axel: Que me moleste o no me agrade, es lo de menos mamá. Lo que realmente me preocupa, es que ella siempre, pero siempre causa problemas y no quiero que arruine mi boda, con alguna de sus idioteces. Aunque lo que más me preocupa es que Belén es una mala influencia y no quiero que le llene la cabeza de guarradas a Vanessa.
Laura no se asombró de ese lado tan protector de su hijo, sobre su otra hermana, siempre había sido así, desde que la conoció. Incluso parecía algo enfermizo, o como si estuviera enamorado de ella. –“Vanessa… Es lo único que te preocupa, ¿verdad?”- escuchó el joven en un murmuro serio, detrás de él, mientras unas manos se apoyaban en sus hombros y notaba unos senos redondos pegados en su espalda. –“Pensé que con tu matrimonio, ya habías dejado de ser tan protector con la rubiecita”-
Axel: Ro-Ro… Rosita, no es lo que piensas, solo quiero lo mejor para ella.
Rosita: Ah, ¿sí? Pues para mí, es evidente que sientes algo más que amor de hermanos, porque conmigo nunca has sido así. Ni siquiera me alabaste por mi ropa, de seguro a Vanessa la llenabas de elogios y piropos.
Axel: Oh vamos, no puedo piropearte, si eres mi hermana.
Rosita: Y Vanessa ¿no lo es?
El muchacho quedó en silencio, mudo por el terror de que sus sentimientos fueran descubiertos. Toda la aventura que tuvo con Vanessa, siempre fue a las espaldas de sus padres, porque en ninguna familia, por muy liberal que fueran, aceptarían una relación entre hermanos, aunque solo sean por parte de padre. Por lo menos eso creía, ignorando que Vanessa ya había confesado su amor incestuoso a Tomás y April, quienes siempre estuviera consiente de la atracción mutua entre ambos jóvenes.
Rosita: ¿Axel?
Axel: Sí, claro que Vanessa es mi hermana también, pero es diferente. Porque a ti te conozco desde que era un bebé, así que me resulta más incómodo, halagarte.
Rosita, notó cómo el rostro de su hermanito se ruborizó completamente, lo que le causo gracia, porque nunca había visto a alguien tan rojo. Su carcajada resonó por todo el lugar, llegando a ser oíble por Ignacia y Belén, las cuales de manera escueta intercambiaban palabras, a la vez que miraban sus celulares. La rubia se comunicaba con su gemela y la morocha con Eduardo, a quién le decía que ya había conocido a su sobrina que se iba a casar. Dejando su móvil un segundo de lado y aprovechando que estaban a solas, se llegó a la culoncita.
–“Tú eres sobrina de Eduardo Urriaga, ¿verdad?”- le consultó con morbo, sabiendo la respuesta, pero quería observar el rostro de asombro de esa chica y que le preguntada cómo conocía a su tío. Sin embargo, Ignacia no se inmuto, desde pequeña su padre le había dicho una y otra vez que su tío tenía mala fama de ser mujeriego. Así que no se sorprendía que esa chica que tenía detrás, fuera una de las amantes actuales de su tío, a quien una vez quiso comerle la polla.
Eso pasó una semana antes de que Axel llegada a su casa, ese día Eduardo había ido hacer un negocio y necesitaba en donde alojarse. A pesar del distanciamiento con su hermano, recurrió donde él. Por suerte, Álvaro ese día no estaba en su casa, así que pudo quedarse ahí sin verlo, pero se sentiría tan incómodo como si estuviera él, por las tres bellas hijas de su hermano. Las gemelas al verlo, quisieron dar pie a una cacería, enloquecer a ese hombre que parecía ser un buen amante, por su fama de ligón.
Ambas hermanas decidieron competir por él, cada una paseaba con un conjunto en donde su cola sería la protagonista. El arma más letal que tenían y por más que Eduardo no quería admirar esas nalgas que se meneaba enfrente de sus ojos, no pudo. Aunque logró hacer que su polla no despertada del todo. Cuando quería evadir a las gemelas, usando a Diana, quedaba encandilado con la belleza de la menor de sus sobrinas, quien inocente no se daba cuenta de lo que causaba en su tío.
Ya de noche, Eduardo tomó un par de copas, las cuales fueron más de las que debía, ya que terminó mareado. Ignacia esperó cuando él se fuera a acostar, quería sorprenderlo con la guardia baja, chuparle el capullo como una demente, dudaba que colocara resistencia con lo borracho que estaba. No obstante, al ir a su habitación, se encontró con Josefina, ya de rodillas, comiéndole la enorme polla a su tío, quien balbuceaba unas palabras entre jadeos.
Su hermana se le había adelantado un minuto, lo suficiente para quedarse con ese maravilloso trofeo en sus labios. Por más caliente que estaba o las ganas que tenía por saborear esa tranca, se contuvo, porque Josefina había ganado la competencia y ellas respetaban sus términos. Eduardo no recuerda muy bien esa noche, solo que alguien se coló en su cuarto, pero no que una de sus sobrinas le devoró el miembro y por muy poco tuvieron sexo, salvado porque se quedó dormido.
Si Josefina no fue tan lejos esa noche, fue porque creía que tendría otra oportunidad, en donde disfrutaría de todas las cualidades de su tío. Algo que podría darse cuando ambos se encuentren el día de la boda de Ignacia y Axel. Regresando con el muchacho, él se había colocado más rojo al escuchar la burlesca risa de su hermana. Molesto la interrumpe.
Axel: ¡No le encuentro gracia a lo que dije sabes! Además solo tenía contemplado que mamá viniera, cómo le explicó a papá y a mamá April, que tengan lista dos camas más.
Laura: Hijo, te prometo que Belén no va hacer nada malo y respecto a lo otro, no te preocupes, ya le había avisado la semana pasada a April que venía con tu hermana y tu prima.
Axel: (Sorprendido) ¿Qué?
Laura: (Sonríe) Eres muy afortunado de tenernos como tus madres.
Mientras tanto en la casa, April se encontraba preparando la habitación en dónde dormirían las tres morochitas. La Milf estaba acompañada de Vanessa, Benjamín, Josefina y Diana. El joven se sentía incómodo al estar en una habitación con esas cuatro mujeres, ya que ellas vestían con prendas ligeras. Mantener la cordura y evitar excitarse era bastante difícil, Josefina se daba cuenta como debajo de ese pantalón, había un titán que quiera tomar aire y jugar.
Ella traviesa, se acerca a su hermana mayor y le dice que al parecer Benjamín, estaba con fiebre. April preocupada por su hijo se acercó a él, Benjamín al ver a su madre tan cerca, no pudo evitar mirar ese escote y sus grandes tetas. Su pene se erguía y se colocaba muy duro, pero no solo por esos senos, sino también por la sensual figura de su madre. La cual le recordaba un poco a Isidora, a quien no veía desde el domingo, porque desde esa noche, Josefina lo mantenía cerca y muy bien vigilado, al darse cuenta que el chico salía todos los días.
Debido a esto, tampoco ha podido ir a sus clases de piano, pues Josefina iría tras él, lo que ocasionaría un encuentro incomodo entre Isidora, él y la joven.
April: ¿Pasa algo hijo? ¿Te sientes bien?
Benjamín: (Sin dejar de ver el cuerpo de la Milf) Eeeehhh... Mmmmhhh... Sss-sí...
April: (Tocando la frente del muchacho, se percataba que está caliente) Benjamín, no me mientas. Estás hirviendo en fiebre y transpirando mucho, ve a descansar un rato a tu cuarto.
Josefina aprovecharía la situación para librarse y no seguir ayudando.
Josefina: Hermana, si no te molesta, yo voy a llevar a Benjamín a su habitación, ya que lo más seguro va a querer seguir ayudando en algo, con lo testarudo que es.
April: Sí, Josefina, ve con él y asegúrate que descanse.
Josefina: Como ordenes, hermana mayor.
Josefina sonríe coquetamente y lleva a Benjamín a su cuarto, Diana sabía que todo había sido un engaño, para que Josefina holgazaneada.
Diana: (Suspira) Hermana... Eres muy inteligente, tanto que puedes resolver cálculos matemáticos muy rápido y a la vez eres muy ingenua.
April: ¿Por qué dices eso Diana?
Diana: Porque es obvio que Benjamín no tiene fiebre, solo fue una idea de Josefina para que ahora ellos puedan descansar y tal vez coger, mientras nosotras terminamos de ordenar todo esto.
April: Benjamín no me engañaría, soy su madre, sé cuándo no está bien, Diana.
Diana: Como tú digas hermana.
Vanessa: Diana, si tanto te molesta que Josefina haya buscado una excusa para no hacer nada, tú también puedes tomar un descanso.
Diana: (Confundida) ¿Qué?
Vanessa: Lo que oíste, puedes descansar si quieres, total solo queda una cama para armar. Mamá y yo podemos con esto.
La bailarina mira con extrañeza a Vanessa, ya que en una situación normal, estaría bastante enojada con Josefina y no le estaría diciendo que tome un descanso. Había un motivo para que ella quisiera quedarse sola con su madre, sin embargo, estaba bastante agotada, así que tomaría el ofrecimiento de Vanessa. Diana se retira y Vanessa aprovecha que no había nadie cerca, para hablar con su madre.
Vanessa: Mamá ayer no le pude decir a papá que me voy a Londres a trabajar y estudiar.
April: (Suspira) Hija, si buscas que yo intervenga y le diga a tu padre lo que quieres hacer, no lo haré.
Vanessa: Pero mamá…
April: Nada de peros Vanessa, si realmente quieres irte, no te colocarías tantas trabas a ti misma. Si buscas que yo actué de bruja y me niegue a dejarte partir con alguna excusa sosa como que eres muy joven, no lo vas a tener.
Vanessa: Solo por esta vez me encantaría que fueras de esas madres que cortan sueños.
April: Si lo hiciera Vane, tú retrocederías mil pasos en tu madurez. Eres una chica brillante, un genio que puede darse el lujo de entrar a Cambridge, pero tú sabes que no es lo que quieres. Si yo intervengo te vas a acostumbrar y cuando yo ya no esté aquí, ¿a quién vas a querer recurrir?
Vanessa: ¿Cuándo tú ya no estés aquí?
Interpeló confundida con la declaración de su madre.
April: Ya sabes, en un escenario hipotético en que ya no esté a tu lado.
Ambas siguieron hablando y haciendo la cama. Benjamín en su habitación estaba acostado y no entendía el motivo por el cual tenía que tener un termómetro en su boca y un pañuelo mojado en la frente. Sin embargo, no podía oponerse a los juegos de Josefina, porque ella le recordaba inmediatamente su traición con Pía María. Y, en vez de que este enojada y no le hable, prefería complacerla en todos sus caprichos, por muy infantiles o humillantes que fueran.
Su amor por Josefina no había desaparecido, aunque tampoco podía garantizar que nunca más le iba a ser infiel, más con Isidora rondando por su vida. Con esa madura ya había llegado muy lejos para detenerse con la miel entre sus labios. Pensando en su maestra de piano, su tranca fue tomando otra vez forma, entonces Josefina abre la puerta e ingresa al cuarto, usando unos leggins, blusa y una bata de doctor. La temperatura corporal del muchacho volvía a elevarse al verla, ya que lucía madura y sexy con ese atuendo.
Ella se sube a la cama de forma juguetona, quedando encima del muchacho y le dice: –“Mi diagnóstico es que, eres un chico muy travieso”- Benjamín deja caer el termómetro de su boca y siente como su polla erecta, crecía aún más. –“Quizás me equivoque, eres extremadamente travieso, en realidad”- manifiesta Josefina, con sus manos rodeando el cuello del muchacho. –“Jamás pensé que te excitarías con tu propia madre, aunque debo admitir, que si yo fuera hombre o lesbiana, estaría detrás de esa mamacita”- agrego.
Sus labios se pegaron a los del muchacho y él sin resistir más la beso. Rápidamente las manos del joven fueron hacía el trasero de su novia, apretando esas nalgotas, les da unas palmadas. La muchacha muerde los labios de él, de forma cachonda y le pregunta con su voz agitada: –“¿Veo que ya quieres tu medicina?”-, a lo que Benjamín responde: –“Estoy dudando que yo sea el único enfermo en esta habitación”-, la joven rubia sonríe coquetamente y se saborea la boca, –“Yo soy la doctora aquí y yo digo que tú estás enfermo, muy, muy, muy enfermo y como doctora, haré todo lo posible para que te mejores”-
Él ríe y siguiéndole el juego a su novia, le pide que le dé su deliciosa medicina. Josefina se acomoda, dejando su cola a unos centímetros del rostro de Benjamín, le baja el pantalón y libera esa polla que ya tenía la glande cubierta con líquido preseminal.
Josefina: Veo que la fiebre se ha acumulado en esta zona. Dime, ¿ver a tu mami sudorosa te excito más que verme a mí en ese shorts ajustado?
Benjamín: No... Ver a mamá sudando me calentó e hizo que mi verga se ponga muy dura, pero tu culo. Tu culo a mí me enloquece.
Benjamín se deleitaba con ese culo gordo que tenía enfrente de sus ojos. Daba la sensación que esos glúteos en cualquier momento, rompería el pantalón. Apretándolas, el muchacho acerca su boca y le da una lamida, a pesar de tener el leggins aún puesto, Josefina siente la húmeda de esa lengua. El joven comienza a devorarle el culo de esa manera, su lengua llegaba tan profunda al igual que sus dedos, una experiencia que la rubia estaba disfrutando.
Ella decide que era su momento también de brillar, coloca esa polla en su boca y se lo traga, chupándola con muchas ganas, como si ese tronco fuera una paleta o un helado. Benjamín se detiene por unos segundos, para decir.
Benjamín: Oooohh... Ya veo... Tú solo quieres mi semen en tu boca.
Josefina: Gluuoop... No solo en mi boca querido... Lo quiero por todo mi cuerpo... Después de todo me aseguro que comas lo ideal y tomes la suficiente cantidad de agua, para que tu semen, sea muy abundante, espeso y rico.
Relamiéndose, comenzó a dar unas tiernas lamidas a ese trozo de carne, al dejarlo cubierto por su saliva, volvió a metérselo en la boca. Se lo tragaba y se lo sacaba, sus manos jugaban con esas pelotas, sus uñas las raspaban y con sus dedos las apretaba, esperando esa gran descarga. Benjamín no quería que Josefina dominara la cogida, pero no tenía otra opción más que gemir. Con mucho esfuerzo él comenzó a mover su pelvis, sorprendiendo a la joven.
Aunque aquello le fascinó a Josefina, no iba a dejar el mando tan fácilmente, Benjamín tenía que ganárselo. Él paciente espero a que la rubia terminara de liberar su verga de su boca y tomara un pequeño descanso, para recuperar aire. Cuando ella lo hizo, Benjamín usó su fuerza para sacarse de encima a la muchacha, ella quedó mirando hacía el techo y expectante esperó el siguiente movimiento de su novio.
Al observa esa gruesa verga acercarse, Josefina como una muy buena puta abrió su boca, esperando que Benjamín se atreviera a follarse su boca. Pero él solo introdujo su miembro y dejó que ella hiciera el resto del trabajo. La culona estaba algo decepcionada, aunque no se quejó al respecto, no obstante, sin previo aviso, el jovencito comenzó a moverse. Ella ya no mamaba, sino que su boca estaba siendo cogida por esa polla que tanto amaba. Con cada golpe, ese miembro llegaba más profundo a la garganta de la putita.
Josefina extasiada, notó como su vulva se mojaba, sus entrenamientos empezaban a dar frutos. Se sentía ahogada y sofocada, dolor y excitación, maravillada esperaba esa descarga, que no tardo y cuando esa leche caliente fluyó por su garganta, se corrió. Era tanta la cantidad de semen que soltó Benjamín, que ella no fue capaz de mantenerlo todo en su boca y dejo salir un par de chorros. Los que se unieron en una hilaza densa, recorrieron su rostro como si fueran una de lágrimas, mientras el joven seguía descargando y clavando su pene en esa boca traviesa.
La rubia quedó tendida en la cama y él también se recostó. Ambos se quedaron quietos, recuperando sus energías. Josefina se tocó los labios y se saboreó la boca, ya que aún le quedaba resto de esperma entre sus dientes y se limpiaba la esperma que tenía en la cara. Percibió un ligero dolor, pero no le importaba, pues había valido la pena provocar a su novio y que este abusada de su boca. Se preguntaba, cuanto más podía mejorar el muchacho y si podría transformarlo en un gran amante como Tomás.
Tocando su chochito con sus finos dedos, piensa en su cuñado que a la vez es su suegro. Hace mucho que no se masturbaba pensando en él, la última vez fue el día de su cumpleaños. Pero hace unas semanas atrás, cuando regresaba de la universidad, se encontró de manera sorpresiva a su hermana mayor cogiendo con él. La pareja disfrutaba de ese momento a solas que habían logrado obtener y ninguno de ellos se percató de la presencia de Josefina.
La muchacha quedándose oculta veía como Tomás penetraba duramente a April, la mujer aullaba y le pedía a su esposo que no se detuviera por nada. Ver a esa verga madura ensartando el culo de su hermana, la cachondeó. Sabía que April no era una mujer fácil de complacer, pero él era capaz de enloquecerla con una estocada. Fue testigo de una escena muy erótica y candente, por lo que recurrió a usar sus dedos, se tocó su coñito húmedo y se corrió con aquello que presenciaba.
La muchacha suspiró y se dio cuenta que nuevamente se estaba corriendo al recordar esa cogida. Después de soltar sus jugos, miró a Benjamín y se dio cuenta que él estaba durmiendo como un tronco. La joven rubia se levantaba para irse a tomar una ducha, cuando su celular sonó, era un mensaje de su gemela, quién decía, que su suegra no era una bruja como pensaba. Josefina en un tono picaron le pregunta si no le habían rompido el culo en el parking del aeropuerto.
Ignacia le responde que no, aunque si había llamado la atención con su cola y estaba bastante cachonda. Josefina llamó guarra a su hermana y luego le consulta si iban a tardar mucho en llegar, la culoncita le dice que ya iban de regreso, lo más probable que estuvieran llegando en unos 15 minutos. Sabiendo esto, Josefina entró al baño y tomó una ducha rápida. Ella se daba cuenta que no valía la pena molestar a Benjamín con lo de Pía María, todo había quedado en el olvido, tras ese sexo oral.
En tanto, Tomás se encontraba con Simón refrescándose cerca de la piscina. El hombre pensaba detenidamente en Adara, deseando poder volver a verla, por lo menos en sus fantasías. Distraído baja la guardia y Diana aprovecha el instante para sorprenderlo. La menor de sus cuñadas, lo abrazó y le mordió la oreja. Sus manos lentamente fueron descendiendo en ese tórax, hasta tocar esa verga de la cual hacía un par de semanas que no disfrutaba.
Tomás intentó detenerla, pero la chica había ido completamente determinada a tomar lo que le correspondía y se negaba a obtener un rechazo. Sus dedos recorrieron con lentitud esa zona del bañador, hasta que el bulto en él ya era evidente. Tomás se quedó quieto, suspirando con Simón en sus brazos, mientras su cuñada palpaba su polla. Sentir esos firmes senos en su espalda y ese meloso aliento soplando por su nuca, lo cachondeaba todavía más.
Tener guardado su pene tan erguido era una tortura, más cuando esas uñas raspaban con tersura, la ya sobresaliente cabeza. Ella sabiendo del dolor y la incomodidad que experimentaba el hombre al tener su miembro de esa manera, no mostró ni una pizca de piedad. Todo al contrario, continuó jugando con ese tronco sobre la tela, hasta que los suaves quejidos de su cuñado se transformaron en alaridos de auxilio. Bajando el bañador, libera esa tranca venosa y endurecida, que sus manos rápidamente atrapan.
–“Ya me había olvidado de lo bonita que era, Tommy”- murmuro, apretando con fuerza ese capullo, para luego masajearlo. Tomás trataba de mantener sus jadeos lo más bajo posible, no por temor de que lo oyeran, sino más bien para no despertar a Simón. Las delicadas manos de Diana, eran una delicia, cada trazo que hacía sobre esa verga, demostraba su maestría. Él absorto ante esa paja, gira su cabeza y engulle su lengua en la boca de la muchacha.
Sus lenguas con timidez se rozaban y sus salivas espesas y cálidas se mezclaban. El sabor de esa boquita ya se le había olvidado a Tomás, pero con ese beso, fue suficiente para recordarlo y que se impregnada en su memoria de nuevo. Camila y Alessandra, regresaban de hacer unas compras, la pelirroja había huido de esa casa, para eludir los ojos sofocantes del psicólogo. Al verlo con Diana, quedó flipada, no creía lo que estaba viendo, no era posible que su amiga estuviera morreándose con ese hombre tan osadamente.
Acaso no temían en ser descubiertos o es que en esa casa era normal besarse con cualquiera. Un pensamiento que se hizo más que acertado, al notar que Camila no le prestó ninguna atención a lo que hacían esos dos, ni se inmutó. Sin embargo, que ella entrada a la casa como si no pasada nada enfrente de sus ojos, se debió a que no los vio, porque había olvidado sus lentillas y al caminar bajo el sol por tanto tiempo, se le nubló la vista, por lo que solo observó una mancha más que una silueta.
Alessandra alucinaba con esa personalidad de su amiga, que desconocía, pero lo hacía aún más, al observa esa enorme estaca, que masturbaba. Definitivamente era un replica a la de Axel, no obstante, parecía ser más grande con esas venas que rodeaban el falo. La pelirroja quería desviar su vista de esa verga, pero sus ojos se sentían atraídos a ella, como un acero lo hace con un imán. Su cuerpo paulatinamente iba encendiéndose y tanto su boca como su coño, ansiaban devorar esa tranca.
–“¡Alessandra!”- escuchó desde el umbral de la puerta, despertando justo en un trance entre la realidad y la fantasía. Al voltear su mirada con mucho esfuerzo, ve quien la llamaba era Camila. Entiende por los gestos que le pedía las bolsas de las verduras que tenía en sus manos. Tomás y Diana, dejaron de besarse al oír el grito de Camila y las manos de la joven se apartaron de la herramienta de su cuñado, quien con mucho esmero, la ocultó nuevamente.
La colorina le entregó las bolsas a la hermana del hombre y regreso a mirar lo que hacía su amiga. Llevándose una sorpresa, al verla zambulléndose en el agua. El traje de baño de Diana era de cuerpo completo. La tela era bastante delgada y muy ajustada, no dejaba nada a la imaginación, menos al estar completamente empapada. Alessandra se preguntó si todo lo que había visto anteriormente fue parte de su imaginación y cada vez caía más en el delirio de la libidinosidad.
Entonces sus grises ojos hicieron contacto con los de Tomás, quien admiraba su voluptuosa figura debajo de en ese vestido blanco que estaba usando. La ardiente mirada de ese maduro, la hechizaba y la invitaba a aproximarse donde él, para poder percibir mejor la lujuria en esas pupilas. Quedando enfrente del psicólogo, traga saliva, porque él sin disimular la examina de pies a cabeza. Nuevamente esa chica no usaba nada vulgar o provocativo, pero aun así lograba maravillar a Tomás.
Alessandra además del vestido largo y ancho, llevaba puesto unas sandalias, que regalaban un vistazo a esos pies tan elegantes que poseía, y contemplaba su outfit con un sombrero de paja, muy refinado. –“Ale, ven hacerme compañía”- manifestó Diana nadando en la piscina, sin percatarse que su amiga admiraba la abultada entrepierna del hombre. –“¡Ale!”- repitió la muchacha, –“Ya voy”- contestó la pelirroja, quitándose el sombrero y entregándoselo a Tomás.
Él lo recibió, luego observó cómo esa chica se despojó de su vestido, para quedar con un bikini de color celeste. –“Vaya cuerpazo, que tiene la mocosa”- dijo Tomás en voz baja, deleitándose con un meneo de cola esa preciosura colorada. Ella sabía que era el centro de atención para ese maduro, que mantuvo sus ojos fijos en esos obesos pechos que flotaban en el agua. Alessandra cada vez más dominada por su apetito sexual, presumía su figura al padre de su ex amante.
Tomás suspiraba, deseando poder dejar a Simón en los brazos de alguien más, para unirse a esas dos jovencitas y poder tocar la blanca piel de esa pelirroja. Perdido en esa silueta con pequeñas pecas en sus hombros, empezó a acariciar su miembro con su mano izquierda. Algo que no duraría por mucho, pues Camila se hizo presente para comunicarle que había dejado todo listo para que inicie con el almuerzo. Tomás no tuvo de otra que dejar de deslumbrarse e irse a la cocina.
Tras pasarle a su hermana el bebé, lentamente se retiró. Se puso a cocinar, pensando en Alessandra, en esa silueta esbelta con unas curvas incandescentes y esos senos llamativos. Sumergidos en esos pensamientos, pierde total percepción de lo que pasaba a su alrededor. Otorgándole así, otra chance a Diana, quien había esperado tan solo unos minutos, para salir de la piscina e irse detrás de su cuñado. Al verlo tan vulnerable, pensó que estaba fantaseando con ella.
Diana de forma sigilosa avanzó hasta donde él, sin que llame su atención, se agacha y pícara, le baja el bañador. Ese mástil erecto salió, azotándose por los aires, la joven quedó asombrada al ver que seguía tan duro, como cuando estaba masajeándolo. Entonces Tomás reacciona, pero entiende que era tarde para detener a su hambrienta cuñada, quien le sonreía coquetamente, mientras sus delgados dedos, sobaban esa polla. La cual no tardó en engullirla en su boca.
Su lengua se movía de abajo a arriba y de lado a lado, sobre la glande, provocando unos ligeros gemidos de su cuñado. Diana solo hizo eso, para limpiar el esperma que tenía a su alrededor y que salía por la uretra, ya que lo que ella realmente quería era tener esa verga dentro de su coño, revolviendo sus entrañas con fuertes estocadas. Al retirársela unas hilazas de salivas se desprendieron, relamiendo sus labios, se levantó para mover a un costado la tela que cubría su chochito.
Diana: Ven y aliméntame, Tommy.
Murmuro, con una sonrisa traviesa. Tomás dejando de lado los utensilios, se acerca a esa bella joven, sus manos tomaron esa carita angelical y tocó esos fogosos labios. Ella al sentir esas yemas, abrió su boca y chupó uno de los dedos que se pasearon por su boca. –“Dianita, pero que guarra eres”- expreso el hombre, riendo, –“Sí, lo soy cuñis, soy una guarra por ti”- respondió ella, viendo el rostro de su cuñado cada vez más cerca. –“Yo sé que quieres más terapia especial y te la daré, pero debes entender que ya es tiempo que consigas un novio, cariño”- manifestó, atrapando esos delicados labios, con los suyos.
–“¿Novio? ¿Para qué? Si tú me coges rico y es lo único que necesito”- dijo la muchacha, abriendo su boquita y sacando su lengua, para recibir el beso de ese maduro. Sus lenguas a diferencia del beso anterior, se enroscaron y transmitieron esa lujuria que ambos sentían. Al mismo tiempo, el pene de Tomás se sobaba contra ese coñito depilado, notando su humedad. A tan solo unos metros, se encontraba Alessandra, siendo nuevamente espectadora del trato especial entre su amiga con su cuñado.
–“Me haré cargo de tus necesidades, sin embargo, debes prometerme que vas hacer el esfuerzo de conocer a un muchacho”- afirmo el psicólogo dándole unos piquitos a la jovencita. –“Te mereces a alguien que pueda atender todas tus urgencias y cuide de ti, no a un viejo que solo te coja rico en vez en cuando”- añadió, colocando su mano derecha sobre la pierna diestra de la chica y se la levantó a un ángulo de 45 grado, para poder embestirla.
Lentamente la polla de Tomás se fue hundiendo en ese cálido y acogedor coño, del cual ya había disfrutado varias veces. –“Ooohhh Diiiooss”- exclamó la joven, apoyando sus manos en los hombros de su cuñado. Alessandra flipaba con esa escena y envidiaba a su amiga, porque al igual que ella, su cuerpo ardía y necesitaba una buena follada, como la que estaba recibiendo. El bombeo del hombre fue haciéndose más intenso y para callar los jadeos de la joven, la besaba.
Diana estaba perdiendo el control de su cuerpo, que se rendía una vez más a la experiencia y destreza de su cuñado. Cada golpe a su útero, le causaba un espasmo que la regocijaba. Su aliento agitaba, al igual que su corazón que parecía brincar al compás de esas estocadas. –“Uuuufff… Sí, sí, sí, síííí”- enunció, corriéndose y convulsionando entre tanto placer que recibía. –“¿Cómo quieres que busque un novio, cuando te adueñaste de mi cuerpo?”- pensó la muchacha aferrándose a la espalda del marido de su hermana.
Tomás, sujetándola de los muslos, la levanta y comienza a empotrarla con más fuerza, el chop chop, que generaba su miembro al entrar y salir de esa vagina, se hizo más intenso, retumbando en los oídos de una impresionada Alessandra. –“¡Dios mío!”- exclamó, ante esa salvaje cogida que presenciaba. Sus dedos se aproximaron a su coñito colorado y empezó a dibujar con ellos sobre sus labios, anhelando ser ella, quien recibiera esa verga que hacía venirse otra vez a Diana.
El grito de la joven fue silenciado a tiempo, por la boca de Tomás, quien solo quería explotar dentro de ese sabroso coño. Sin embargo, justo cuando se encontraba en su clímax, Axel y compañía llegaron. –“Mierda”- dijo el psicólogo, deteniendo sus embestidas y sacando su polla de ese rosado chochito, al escuchar la voz de su hijo. –“Más tarde, continuamos Diana”- agrego, subiéndose el shorts, mientras la pelirroja, se saboreaba la boca por esa embadurnada tranca, queriendo aprisionarla con sus labios.
De forma rápida Tomás se acomodó el bañador y trató de ocultar su erección con la camiseta. Diana aun reposando de los orgasmos que había tenido, se quedó echada en la mesa. Suspirando y pensando en lo cerca que estuvo de obtener la descarga de ese tronco. Se mordía los labios con cierta frustración, pero al escuchar la voz de Ignacia, recuerda lo nerviosa que estaba su hermana, por conocer a su suegra, yendo detrás de su cuñado, ambos se acercaron a la entrada, donde ya estaban Camila con Simón y Alessandra.
April con Vanessa apenas escucharon la puerta abrirse, bajaron inmediatamente, mientras que Josefina con Benjamín, tardaron unos minutos. Principalmente el muchacho que despertaba después de esa gran corrida que experimento. Cuando estaban todos los integrantes de la familia reunidos, las morochitas se aproximaron a ellos y de uno a uno iban saludándolos. April al ver a Rosita siente un flechazo, no había ninguna duda, que esa morena debía estar en su lista y no descartarla.
No solo por la impresión que ella tenía hacía la muchacha, no, claro que no, sino también por la reacción de su marido, quien estaba tan embobado como ella. No obstante, April desconocía la verdadera razón de esa estupefacción del hombre, quien por más que había ocultado su bulto, este comenzó a surgir. Tomás, había quedado sin aliento y totalmente paralizado, porque jovencita de piel ébano, tenía la figura igual a su tan querida Adara, es más, él estaba seguro que Rosita era ella y no estaba equivocado.
La joven saludó muy amable y alegre a April, como a los demás, sin embargo, de un momento a otro, esa morochita cambio de actitud y fue fría con Tomás. Apenas le levantó la mano para simular el gesto de saludo, su ceño fruncido despertó al maduro de su atolondramiento. Ella evitó mirarlo, recordándole a Tomás que esa muchacha tenía un desprecio hacia él, pero claramente aquello le dolió. Porque por caprichos de la vida, su Cenicienta de chocolate estaba enfrente de él y lo odiaba.
Si tan solo ella supiera que ese hombre al que repulsaba, era el famoso Maslow, que le donó una exagerada cantidad de dinero y, a quien le había comido la polla tan solo hace unos 4 días atrás. Todo sería diferente, porque desde ese evento, no lo había podido sacar de su cabeza, aunque reprimía el deseo de volver a verlo, era algo con lo cual soñaba en las noches. Esa imponente verga blanca, la tenía impregnada en su corteza prefrontal y hasta en sus retinas.
Por otro lado, Belén se acercó a la pareja, mostrándose distante y poco amigable con la Milf, solo porque se sentía inferior a ella en belleza y sensualidad. En cambio con el psicólogo, su comportamiento fue coqueto, mirándolo detenidamente, principalmente en la entrepierna. Cuando las muchachas terminaron de saludar a cada uno de los miembros de la familia, el matrimonio decidió llevarlas a conocer la habitación en dónde dormirían. Pero antes, Tomás se ofreció de forma amable cargar las maletas de cada una.
Rosita evidentemente se negó y no quiso que tocara la suya. Ella tomó su maleta y los siguió, tratando de mirar lo menos posible al hombre. Vanessa como todas las demás chicas estaban confundidas por la actitud de esa chica. Con ellas y con los demás había sido amable y amigable, pero con Tomás era todo lo contrario. Benjamín no estaba sorprendido por el actuar de la negrita, ya lo había visto antes, cuando era niño y acompañaba a su padre para ir a buscar a Axel.
Aunque le generaba curiosidad el porqué esa muchacha era así con su padre, qué había hecho él, para ganarse ese desprecio. Axel, era el mejor que comprendía todo, él sabía el motivo de ese odio y le daba tristeza que su media hermana fuese así con su padre. Ya que él, con el padre de ella no era así, aun cuando tenía razones suficientes para aborrecerlo. Una vez que llegaron a la habitación, April y Tomás se retiraron del lugar, bajando al primer piso, dejando que las 3 morenas se acomoden en la habitación tranquilamente.
Al bajar, ven que todos continuaban en la misma posición, Vanessa se acerca a su padre y le pregunta directamente, el motivo por el cuál Rosita fue tan desagradable y maleducada con él. El hombre se quedó callado, buscando alguna excusa para evadir la pregunta, no obstante, Axel también se aproxima donde él y le dice, que no era momento para callar o huir del problema. Entonces el muchacho le confiesa a su hermana y a los otros presentes toda la verdad y las razones del comportamiento de su otra hermana.
Vanessa encontraba injusto aquello y planeaba hablar con Rosita, pero su padre la detiene. El hombre le dice que no se atreva hacer ninguna locura, ya que si la muchacha lo odiaba injustamente, él podía lidiar con ello, pero no iba a poder soportar un conflicto que lastimara a Axel, al ver que sus familias se separaban, antes de un día tan importante como su boda. La muchacha trataba de hacerle entender a su padre, que la locura era no hacer nada al respecto.
Entonces April interviene, diciendo que era algo que Tomás tenía que solucionar y no otros. Vanesa molesta, se va a su habitación, Axel e Ignacia hacen lo propio y Josefina con Benjamín deciden ir a dar una vuelta con Simón. April se daba cuenta de lo abrumado que estaba su esposo, abrazándolo le susurra en el oído que ella iba hacer lo posible, para que esa muchacha en los días que estuviera en la casa, viera lo genial y buen hombre que él era.
Tomás sonríe sin sospechar en las intenciones que tenía su mujer y le dice que no se preocupe, luego le da un tierno beso. La mujer ya maquinaba de qué manera iba hacer que Rosita abriera los ojos y pruebe el gran caramelo blanco de su esposo. El maduro para calmar esa mezcla de sentimientos que lo invadían, miró a Alessandra. La chica traviesa, se percató de eso y mordiéndose los labios, al recordar lo que vio en la cocina, decide regalarle un pequeño vistazo de sus tetas, con el pequeño escote de su vestido.
El hombre quedó anonado y excitado por el movimiento de la pelirroja, aunque su verga no había perdido rigidez desde que tenía a Rosita delante de sus ojos. April pensando que la erección se debía a ella, murmuro: –“Eres muy travieso Tom. Diana, Camila y Alessandra aún están aquí y tú te colocas cachondo"- con una sonrisa pícara delineara en su rostro. Tomás incómodo, no quería confesarle a su esposa que su polla no esta dura por ella, sino por Rosita.
Alessandra no pierde la oportunidad para seguir coqueteándole al psicólogo y al pasar cerca de él, nuevamente le presume su par de tetas, además de su sensual figura. El hombre dejó de pensar en la media hermana de su hijo y por su cabeza solo pasaba la idea de cogerse a esa traviesa colorina. Laura, charlaba con su hija y su sobrina en la habitación, mientras ordenaban sus cosas. Belén no perdió la oportunidad para poder preguntar sobre Tomás.
Belén: Tía Laura, sea sincera conmigo, ¿de qué tamaño la tiene ese hombre que la embarazo de Axel?
Rosita: (Enojada) Belén, ¿cómo haces esa pregunta?
Belén: Solo tengo curiosidad, Rosita y tú también deberías tenerla.
Rosita: No me importa nada de ese hombre.
Laura se ríe de la discusión que estaba teniendo su hija con su sobrina.
Rosita: Mamá no es chistoso.
Rosita molesta sale de la habitación y baja las escaleras, Belén se acerca a su tía para hacerle una pregunta.
Belén: Tía, ¿por qué Rosita no soporta a ese hombre?
Laura: Porque su padre desde pequeña le lleno la cabeza de ideas falsas, para que odie a Tomás.
Belén: Ya veo, es una lástima porque él parece una buena persona.
Laura: Y lo es, Tomás es un hombre extraordinario y un excelente padre.
Belén: (Sonríe coquetamente) ¿Y en lo otro?
Laura: (Suspira) Uufff, es fantástico. Se mueve como todo un semental, su verga es preciosa y jodidamente sabrosa, la mejor que he comido en toda mi vida.
Dijo la mujer calentándose con el pasado.
Laura: Pero no te ilusiones, él solo folla con otras, si su esposa se lo pide.
Belén: Descuida tía, solo tenía curiosidad. Prometo no hacer nada malo.
Asevero la amiga de Romina, mordiendo sus labios gruesos y preguntándose si Tomás era tan bueno como Eduardo. Aunque por las palabras de su tía, le quedaba claro que esa daga que tenía guardada en los pantalones, sobresalía del promedio al igual que la de su semental. Tras el almuerzo, Rosita no quería saber nada de Tomás, no obstante, como capricho del destino, ambos se encontraron cara a cara. La muchacha no sabía qué hacer y el hombre menos, que nuevamente deliraba con esas curvas.
La escena fue presenciada por April, quien sonrió al ver que las piezas del tablero se alineaban más pronto de lo que imaginaba. La Milf se acercó y agarrando del brazo a su esposo, mira alegremente a la morochita y le pregunta si quería acompañarlos a comprar. La joven rechaza la invitación, sin embargo, la mujer insiste y con su encanto, hacía que Rosita dude y finalmente termine aceptando. La chica sin darse cuenta, aflojó durante el trayecto al centro comercial e intercambio un par de palabras con el hombre que ella odia.
Ese desagrado comenzaba a irse, aunque la joven seguía orgullosa y no quería sentir que estaba traicionando a su padre, así que trataba de ignorarlo lo máximo posible. Aunque con April cerca, eso sería muy difícil, ya que al igual que pasó en el coche, ella intercambio palabras con el maduro, por culpa de la mujer. Tomás silenciosamente estaba agradecido con su esposa, porque le estaba facilitando las cosas con “Adara”, quien todavía no descubría que ese hombre era el usuario con quien hablaba y tuvo sexo oral.
En esas pequeñas conversaciones, Tomás mantuvo fija su mirada hacía esos labios carnosos, que fueron los que aprisionaron su polla y le regalaron la mejor mamada hasta ese momento. Cuando su mujer no rondaba cerca de ellos, él trató de decirle que era Maslow, a través de palabras claves, que la muchacha no captó. A pesar del esfuerzo de la Milf, la negrita una vez que regresaron a la casa, colocó su coraza nuevamente contra el psicólogo.
Si bien no se mostró distante y fría con él, como lo había hecho cuando llegó, lo ignoraba, como si no existiera. Dándose vuelta se trasladó al cuarto donde dormiría, mientras Tomás no perdió la oportunidad de admirar esa cola divina, –“Aunque no esté en la lista de April, me voy a coger a este caramelito”- pensó decidido. April al observar esos ojos lujuriosos de su esposo, tomo lo ocurrido como un triunfo, porque en tan solo un par de horas, había logrado que ellos hablen y que él la deseada, desconociendo la verdad de esa fijación.
Dejando a su marido cocinando, la Milf subió a su cuarto, en donde se desviste y entra a la ducha, su cuerpo lleno de deseo y su mente cachonda, desviaban esos pensamientos amargos que a veces contaminaban su cabeza. Ella solo quería zambullirse en su mundo de fantasía y olvidar cualquier problema. Imagina que la muchacha decidía volver abajo, en donde encuentra al hombre cocinando, con nerviosismo Rosita se acercaba a Tomás y le toca la espalda.
El maduro se daba vuelta y al darse cuenta que era la morochita quién le había sobado la espalda, se queda atónito. Ella mirando a la cara, sonríe de manera escueta, luego le pide perdón por su actitud, Tomás sonríe y le dice que no había ningún problema. Rosita se sonrojaba, no sabía por qué ese hombre hacía que su corazón se acelere y su cuerpo entero tiemble. Avergonzada le preguntaba a Tomás si podían hablar, el maduro le responde que sí, pero primero iba a terminar de cocinar.
Al hacerlo, ellos se fueron a uno de los cuartos, en donde se quedaron mudos y mirándose a los ojos fijamente. Atraídos fueron acortando la distancia, hasta quedar a centímetros del uno al otro. Sin pestañar, se besaron por impulsos, rompiendo esa tensión entre ambos, sus lenguas jugaban con ternura y sus manos recorrían sus cuerpos con fervor. –“N-no… No, esto no es correcto”- decía una avergonzada Rosita, que se encogía de hombros, pero Tomás, sosteniéndola de esa cintura, volvía a besarla.
La fantasía de la Milf sería interrumpida, por el llanto de Simón, saliendo del agua, cubre su candente figura con una toalla que era amplia, pero muy delgada, por lo que sus senos se marcaban en ella al igual que su trasero. Mientras tanto en la cocina, su esposo era acechado, no por Rosita, sino a quien ya le había pervertido la cabeza. Alessandra, sabía que ese el mejor momento para atacar, si quería disfrutar lo que April le había prometido y como su amiga lo hizo hace un par de horas.
Vanessa había salido con Camila, Diana había hecho lo mismo con Benjamín y Josefina, Axel e Ignacia, por otra parte, se encontraban en su dormitorio, aunque dudaba que salieran de este. La jovencita miraba atentamente cada movimiento del hombre, esperando el minuto exacto para clavar sus garras. Que se dio, justamente cuando él dejó de cocinar, deslizándose como una víbora, se colocó detrás de él, sin ningún pavor agarró ese tronco y dio un pequeño lengüetazo al cuello del maduro.
Por un segundo Tomás, pensó que se trataba de su cuñada que había ido a acabar lo que comenzaron horas atrás, sin embargo, al percibir el peso de esos descomunales pechos, supo que no podía ser otra que la fogosa pelirroja. Alessandra, sin decir ni una palabra, mantuvo sus dedos sobre ese miembro que crecía con cada acaricia, beso y mordida que le daba al hombre en el cuello. Escuetos jadeos, soltaba el maduro, quería darse vuelta para besar esa boquita tan ardiente, amasar esas tetas y gozar de ese coñito colorado.
Fue paciente y dejó que esa chica perdiera toda su timidez, antes de voltearse y mirarla a esos ojazos grises de felina que poseía. El aliento de Alessandra, era de vainilla, que no tardó en meterse por los poros de Tomás, que se embriagaba con ese aroma dulce e intenso. Sus labios tenían una tonalidad de rubí, lo que deslumbraba todavía más al psicólogo que no demoró en comerlos y apropiarse de esa boquita, con la cual apenas había intercambiado un par de palabras.
La colorina notaba la locura que causaba en ese hombre, a través de ese intercambio de babas. Al igual que las pequeñas diferencias que tenía con Axel, sin duda, Tomás era más apasionado y temerario que su hijo. Esa sensación de no importarle que fueran encontrados, hacía que todo se volviera más ferviente y morboso. Cargándola desde sus muslos, él la cargó, para sentarla en la mesa y así continuar envolviendo su lengua contra la de ella.
Las manos de él, exploraban esa espalda desnuda, esperando encontrar el nudo, que mantenía a ese vestido de crochet fijo en el cuerpo de ella. Al dar con este, lentamente lo desabrocha, para luego dejarlo caer hasta la cintura y liberando esos hermosos senos redondos. Ambos se miraron sin decir nada, recuperando el aliento después de ese largo beso que se habían dado. Alessandra sonríe y se saborea la boca, preparándose para otro morreo, no obstante, escuchan unos pasos cerca, cambiando así sus planes.
Laura había bajado para beber un vaso de agua, la mujer se había encontrado en el pasillo a April, quien cargaba a Simón. Ambas entraron a la cocina charlando sobre el pequeño y la nueva experiencia de ser madre. Tomás se sentó en una de las sillas, mientras que la joven pelirroja, se escondió debajo de la mesa, pasando desapercibida, gracias a la ayuda del mantel que era largo. Ella sin temerle a nada, tomó ese tronco y lo colocó entremedio de sus tetas.
Teniendo esa polla apresada, abrió la boca y comenzó a dibujar en la glande, como si comiera una paleta. Eran lengüetazos suaves, pero en zonas precisas para encandilar a Tomás, que suspiraba lo menos posible, aunque se le escaparon un par de jadeos, que llamaron la atención de Laura. –“¿Pasa algo Tomás?”- preguntó la mujer, –“No, nada”- respondió, tratando de que sus ojos se cruzaron con los de su esposa. –“¿Estás seguro? Porque te ves algo inquieto”- insistió la madre de Axel y Rosita.
La mandíbula de Tomás tembló por unos segundos, con mucho esfuerzo apagó lo que sería un alarido. La cubana que le estaba dando esa muchacha era sencillamente una exquisitez. –“S-sí… Estoy tranquilo”- dijo sin dejar de buscar el auxilio de su esposa, que por fin lo miró a los ojos. Teniendo la atención de April, comienza a golpear la mesa con uno de sus dedos, rápidamente la mujer se dio cuenta que su marido le estaba hablando por código morse.
April no pudo evitar reírse al descifrar el mensaje de Tomás, el cual solo le pedía ayuda, ella al aproximarse donde él, notó que Alessandra estaba debajo de la mesa. –“Lau, ¿me acompañas al patio un momento?”- consultó la rubia, mordiendo su labio inferior, tratando de observar debajo de la mesa, el movimiento de esa muchacha. –“Claro, April”- contestó, perdiéndose en el encanto de Simón. –“Que lindura, es este pequeñito. Estoy segura que cuando tenga 18, va ser todo un rompecorazones”- expreso agarrándole las mejillas a Simón, quien reía.
–“Aaaaayy… Que ternurita eres. ¿Me dejas cargarlo April?”- preguntó, abandonando la cocina junto a la mujer y el bebé. Tomás suspiró aliviado por no haber sido descubierto. Alessandra detenía el sube y baja de sus senos, para tragar una buena porción de esa verga. Parecía que ese trozo de carne se derretía en su boca fogosa, el sabor era sofocante pero un manjar para su paladar. Humedeciéndola hasta la mitad, se la retira y mira obscenamente al maduro.
Alessandra: Que polla más rica que tienes.
Tomás: Y tú eres toda una bomba, corazón.
Alessandra: Gracias.
Susurro, capturando ese sable entre sus macizos senos de nuevo, pajeándolo con una rudeza, que fue imposible para Tomás ahogar los jadeos. –“E-ee-eres terrible”- enunció echando su cabeza hacía atrás y mirando el techo. –“Perdón, pero me muero por probar tu lechita”- dijo Alessandra, con una sonrisa juguetona. Tomás no aguanto por mucho más y terminó soltando tres grandes chorros, el primero impactó en la frente de la muchacha al lado derecho, el segundo en su boca y el último quedó preso en sus tetas.
La pelirroja cató la esperma que tenía en sus labios, como el vino más fino, paseándolo por todo su paladar, antes de tragárselo. Tras hacerlo, pasó su lengua por su jeta y salió de su escondite para sentarse en el regazo del hombre y besarlo. Él se separa de ella, porque no quería que se vieran obligados a interrumpir su diversión de nuevo, así que, le pide que fueran a la habitación de ella. Alessandra, no colocó ningún pero, sin embargo, tampoco se molestó en taparse.
Salió de la cocina y subió las escaleras, con sus dos balones de baloncesto al aire libre, botando en cada peldaño que subía. Al llegar al cuarto, Tomás rememoró lo que vivió ahí con Diana, aunque lo olvidaría, al sentir los labios de esa fogosa colorina. Ambos se fueron desvistiendo, sacando prenda por prenda, hasta quedar en pelotas. Esa enorme tranca apuntaba hacía ese chochito colorín, que ansioso esperaba ser penetrado. En un silencio en donde las respiraciones de los dos eran protagonistas, se recostando en la cama.
Sus pieles se rozaban, mientras se acomodaban en el colchón y los labios del hombre, recorrían esa figura voluminosa con piquitos. A pesar de que eran besitos, Alessandra notaba como esa boca quedaba tatuada en su piel, como las pequeñas pecas que tenía en algunas zonas de su cuerpo. Él se detuvo justo cuando sus labios sobaron los húmedos pliegos de la joven, Tomás se tomó unos segundos, para admirar con tranquilidad, ese sexo precioso.
Abriendo su boca, sacó su lengua y dio un ligero lengüetazo, haciendo que Alessandra, se retorciera de gozo. El dulce sabor de esos jugos que rodeaban la vulva de la muchacha, hicieron que la verga de Tomás se colocaba más dura. April aprovechó la debilidad de Laura con Simón, para dejar al bebé con ella, y así irse a espiar a su marido con la amiga de su hermana. Quedándose afuera de la habitación, mirando a través la delgada abertura que había, se deleita con la sensual escena de ese instante.
Tomás con una templanza devoraba el coñito de Alessandra, quien ahogaba sus gritos de placer, con ambas manos. La lengua del hombre exploraba lo más hondo que podía y sus labios rozaban el hinchado clítoris de la muchacha. El cuerpo entero de ella comenzaba a temblar, –“Debe venir uno muy grande”- pensó la Milf, mimando su vagina con sus dedos. Tomás hizo lo propio e introdujo un par de dedos en la acalorada vulva de la jovencita, quien no pudo callar más y soltó unos cortos suspiros.
Esos dedos entraban y salían con ternura del coñito rosado de la pelirroja, a la vez que los labios del maduro aprisionaron ese botoncito de carne, al que pintaba con su lengua. Cada trazo y penetración hacía sentir bien al sexo de la jovencita, quien ansiaba por tener esa polla dura en su interior, desgarrándola y estirando sus paredes. Solo era cuestión de tiempo para que ella convulsionada y experimentara la satisfacción de ser mujer, una que había negado desde que Axel se fue de su vida.
Rendida ante el veterano, Alessandra recordó que era ser complacida sexualmente. Sus gemidos por mucho que trató de disimularlos, se oyeron, siendo Axel e Ignacia, quienes los percibieron. El muchacho desconcertado por esa dulce voz entrecortada, se levantó de la cama en donde estaba con su prometida mirando unos vídeos. Los pasos del joven, exasperaron a la Milf, que no sabía hacía donde escapar. Cada vez él estaba más cerca, giraba la manilla y ella aún permanecía detrás de esa puerta.
Por impulso, April entró al cuarto de Diana y cerró con fuerza, dejando sus posaderas apoyadas en la puerta. Alessandra y Tomás, la miraron perplejos, mientras que ella lo hacía con incredulidad. –“¿Alessandra, estás bien?”- se oyó desde el otro lado de la puerta, entonces ellos entendieron por qué la mujer había entrado. La pelirroja en vez de sentir vergüenza, se cachondeó más de lo que ya estaba, –“Sí, mejor que nunca”- dijo riendo y tomando entre sus manos la vigorosa tranca del psicólogo.
Axel no quedó muy convencido con la respuesta de su amiga, sin embargo, tampoco quiso seguir molestándola. Volvió a su cuarto al lado de Ignacia, sin imaginar que al otro lado de la pared, se encontraba Alessandra, agarrando la gruesa polla de su padre, la cual palpitaba. –“Dios mío, es mucho más grande de lo que imaginaba”- expreso la muchacha, pajeando ese tronco. –“¿Te gusta que sea así de grande?”- pregunto con picardía el maduro, entendiendo por la sonrisa de la jovencita, que así era.
April estaba contenta de que ellos continuaran con ese ferviente encuentro y no le prestaran atención a ella. Alessandra de forma traviesa deja esa tranca madura entre su cola, en tanto sus suaves y cálidas palmas tocaban el torso del maduro. Tomás acariciaba esos glúteos y masturbaba su polla. –“Me muero por tenerla toda adentro”- dijo ella, jadeando y aplastando la cara de Tomás con sus senos. –“Desde el primer contacto has estado devorándome con los ojos mis tetas, así que ahora hazlo”- añadió, percibiendo la respiración de él humedeciendo sus bizcochos.
Tomás se sentía en el cielo con esos dos pechos macizos ahogándolo, quería amasarlos y comerlos vorazmente. Como podía se las ingeniaba para morder, chupar y besar esas suaves montañas que presionaban cada vez con más fuerza. –“Uuuufff”- exclamo la chica, ansiando que ese veterano la castigada con su robusta daga. El hombre sin huir de esa acalorada prisión, perfiló su miembro para enterrarlo en el coñito babeante de la colorina, quien no opuso resistencia y recibió con gusto el pedazo de Tomás.
April quedó impresionada con el entusiasmo que movía las caderas Alessandra, prácticamente estaba brincando sobre esa erguida estaca de carne. Sus gordas tetas tambaleaban, otorgándole así, burbujas de aires al maduro. Era tan obscena la escena, que la Milf sintió la necesidad de inmortalizarla. Viendo la cámara fotográfica de la joven en el mueble, la coge y comienza a tomar fotos en distintos ángulos, sin que ellos lo notaran. Entre más imagines capturaba, más regocijo sentía en su ardiente cuerpo.
Entre brinco y brinco, las piernas de Alessandra comenzaron a temblar, su cuerpo parecía más pesado y apenas mantenía algo de la intensidad inicial. Tomás al notar esto, saca de su rostro de esas sudorosas y húmedas tetas, para mirar a su joven amante. Ella tenía su boca abierta, mientras jadeaba, con la punta de su lengua afuera. Él sabía que la muchacha le pedía a través de su mirada que tomada las riendas de la follada, que le machada con fuerza su vagina y le comiera los labios para acallar cualquier aullido.
Todo eso, Tomás hizo, sin soltar los firmes glúteos de la colorada, inició a mover ligeramente su pelvis. A medida que su boca se iba aproximando a la de ella, sus estocadas fueron crescendo. Para cuando atrapó esos labios de rubí, sus bombeos eran tan intensos que Alessandra arañaba sus hombros. La cabeza de la pelirroja daba vuelta por tanto placer, pero Tomás no se detendría con sus embestidas y morreos, porque sabía que si lo hacía, ella no se lo perdonaría.
Aprovechando la vulnerabilidad de la joven, insertó uno de sus dedos en su recto, causando que llegara a un nuevo orgasmo, que fue más intenso que el anterior. Tomás sentía que su verga estaba aprisionada por los músculos vaginales de ella, chupándolo como si fuera una boca. Sin poder resistir más, él también cayó rendido y liberó una gran descarga dentro de ese chochito. Ambos quedaron echados en la cama, completamente agotados. La rubia acariciaba su vulva con una pequeña sonrisa, mirando el cuerpo de su esposo.
Ella dejó que descansaran unos minutos, para luego despertarlos para que fueran a cenar, Tomás se vistió, pero Alessandra, no quiso moverse de ese colchón húmedo por el sudor de los dos y sus fluidos. Después de la cena, April, se quedó a solas con Josefina, lavando los platos, la mujer aprovecha ese instante, para empezar a jugar con la mente de su hermana. –“¿No te gustaría comer algo grueso, muy duro y a la vez jugoso?"- preguntó con total osadía, Josefina no entendió el contexto y motivo de esta consulta, pero tampoco fingió inocencia, al contrario fue muy directa.
Josefina: Aquello suena como una polla... Y claro que me gustaría comerme una así, aunque tampoco estoy necesitara. Tengo una que me consiente todos los días y la estoy entrenando para que sea la mejor de todas.
April: Veo que confías mucho en tus capacidades para sacar el mejor rendimiento a un hombre.
Josefina: Que te puedo decir hermana mayor. He sido una muy buena mentora para varios, aunque entre las dos, tú me superas por mucho.
April: Solo he estado con un hombre en toda mi vida, para presumir que soy buena sacando el mejor rendimiento a los hombres.
Josefina: Puede que sea solo un hombre, no es un gran historial, pero debes estar orgullosa de algo y es que muchas desearía poder estar en tu lugar, por la forma en la que te entierra su polla y te hace aullar.
April: No lo veía de esa manera, hermanita. Gracias por abrirme los ojos.
Dijo con ironía.
Josefina: De nada, hermana mayor.
April: Por cierto, ¿a ti te gustaría estar en mi lugar?
Josefina quedó desconcertada al oír aquella pregunta, aunque después de unos segundos, ríe.
Josefina: Si dijera que no, estaría mintiendo. Obvio que me encantaría estar en tu lugar, aunque sea una noche.
April se excitó al oír esa declaración, sonriendo se dijo a sí misma, –“Pronto hermanita, muy pronto vas a poder disfrutar de la maravillosa verga de Tom”-
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Los siguientes relatos que publicaré, llevarán otro nombre, pero serán partes de esta historia. Espero que les haya gustado el relato, gracias.
Capítulo 1: http://www.poringa.net/posts/relatos/5026790/Terapia-Especial-Capitulo-I.html
Capítulo anterior: http://www.poringa.net/posts/relatos/5063352/Terapia-Especial-Capitulo-XI.html
Axel con el ceño fruncido y sus ojos observando directamente a los de su madre, le preguntó qué hacía Belén junto a ellas. La mujer ante esa mirada tan penetrante, se sentía acorralada, como si su hijo la tuviera contra la pared, pidiéndole las explicaciones.
Laura: (Suspira) Bueno cariño, Belén se está quedando conmigo por unas semanas, ya que tu tía por trabajo ha tenido que salir.
Axel: ¿Y eso qué? Ella ya es grande, puede cuidarse sola.
Laura: Bebé, cuando tú seas padre te vas a dar cuenta que por muy grande que sean tus hijos, jamás vas dejar de preocuparte por ellos. Si yo no te llamo todos los días, es porque estás bajo el cuidado de tu padre y April. Si vivieras solo, te llamaría todas las mañanas, tardes y noches. Sé que ella no te agrada, pero te juro que no va a molestarte.
Axel: Que me moleste o no me agrade, es lo de menos mamá. Lo que realmente me preocupa, es que ella siempre, pero siempre causa problemas y no quiero que arruine mi boda, con alguna de sus idioteces. Aunque lo que más me preocupa es que Belén es una mala influencia y no quiero que le llene la cabeza de guarradas a Vanessa.
Laura no se asombró de ese lado tan protector de su hijo, sobre su otra hermana, siempre había sido así, desde que la conoció. Incluso parecía algo enfermizo, o como si estuviera enamorado de ella. –“Vanessa… Es lo único que te preocupa, ¿verdad?”- escuchó el joven en un murmuro serio, detrás de él, mientras unas manos se apoyaban en sus hombros y notaba unos senos redondos pegados en su espalda. –“Pensé que con tu matrimonio, ya habías dejado de ser tan protector con la rubiecita”-
Axel: Ro-Ro… Rosita, no es lo que piensas, solo quiero lo mejor para ella.
Rosita: Ah, ¿sí? Pues para mí, es evidente que sientes algo más que amor de hermanos, porque conmigo nunca has sido así. Ni siquiera me alabaste por mi ropa, de seguro a Vanessa la llenabas de elogios y piropos.
Axel: Oh vamos, no puedo piropearte, si eres mi hermana.
Rosita: Y Vanessa ¿no lo es?
El muchacho quedó en silencio, mudo por el terror de que sus sentimientos fueran descubiertos. Toda la aventura que tuvo con Vanessa, siempre fue a las espaldas de sus padres, porque en ninguna familia, por muy liberal que fueran, aceptarían una relación entre hermanos, aunque solo sean por parte de padre. Por lo menos eso creía, ignorando que Vanessa ya había confesado su amor incestuoso a Tomás y April, quienes siempre estuviera consiente de la atracción mutua entre ambos jóvenes.
Rosita: ¿Axel?
Axel: Sí, claro que Vanessa es mi hermana también, pero es diferente. Porque a ti te conozco desde que era un bebé, así que me resulta más incómodo, halagarte.
Rosita, notó cómo el rostro de su hermanito se ruborizó completamente, lo que le causo gracia, porque nunca había visto a alguien tan rojo. Su carcajada resonó por todo el lugar, llegando a ser oíble por Ignacia y Belén, las cuales de manera escueta intercambiaban palabras, a la vez que miraban sus celulares. La rubia se comunicaba con su gemela y la morocha con Eduardo, a quién le decía que ya había conocido a su sobrina que se iba a casar. Dejando su móvil un segundo de lado y aprovechando que estaban a solas, se llegó a la culoncita.
–“Tú eres sobrina de Eduardo Urriaga, ¿verdad?”- le consultó con morbo, sabiendo la respuesta, pero quería observar el rostro de asombro de esa chica y que le preguntada cómo conocía a su tío. Sin embargo, Ignacia no se inmuto, desde pequeña su padre le había dicho una y otra vez que su tío tenía mala fama de ser mujeriego. Así que no se sorprendía que esa chica que tenía detrás, fuera una de las amantes actuales de su tío, a quien una vez quiso comerle la polla.
Eso pasó una semana antes de que Axel llegada a su casa, ese día Eduardo había ido hacer un negocio y necesitaba en donde alojarse. A pesar del distanciamiento con su hermano, recurrió donde él. Por suerte, Álvaro ese día no estaba en su casa, así que pudo quedarse ahí sin verlo, pero se sentiría tan incómodo como si estuviera él, por las tres bellas hijas de su hermano. Las gemelas al verlo, quisieron dar pie a una cacería, enloquecer a ese hombre que parecía ser un buen amante, por su fama de ligón.
Ambas hermanas decidieron competir por él, cada una paseaba con un conjunto en donde su cola sería la protagonista. El arma más letal que tenían y por más que Eduardo no quería admirar esas nalgas que se meneaba enfrente de sus ojos, no pudo. Aunque logró hacer que su polla no despertada del todo. Cuando quería evadir a las gemelas, usando a Diana, quedaba encandilado con la belleza de la menor de sus sobrinas, quien inocente no se daba cuenta de lo que causaba en su tío.
Ya de noche, Eduardo tomó un par de copas, las cuales fueron más de las que debía, ya que terminó mareado. Ignacia esperó cuando él se fuera a acostar, quería sorprenderlo con la guardia baja, chuparle el capullo como una demente, dudaba que colocara resistencia con lo borracho que estaba. No obstante, al ir a su habitación, se encontró con Josefina, ya de rodillas, comiéndole la enorme polla a su tío, quien balbuceaba unas palabras entre jadeos.
Su hermana se le había adelantado un minuto, lo suficiente para quedarse con ese maravilloso trofeo en sus labios. Por más caliente que estaba o las ganas que tenía por saborear esa tranca, se contuvo, porque Josefina había ganado la competencia y ellas respetaban sus términos. Eduardo no recuerda muy bien esa noche, solo que alguien se coló en su cuarto, pero no que una de sus sobrinas le devoró el miembro y por muy poco tuvieron sexo, salvado porque se quedó dormido.
Si Josefina no fue tan lejos esa noche, fue porque creía que tendría otra oportunidad, en donde disfrutaría de todas las cualidades de su tío. Algo que podría darse cuando ambos se encuentren el día de la boda de Ignacia y Axel. Regresando con el muchacho, él se había colocado más rojo al escuchar la burlesca risa de su hermana. Molesto la interrumpe.
Axel: ¡No le encuentro gracia a lo que dije sabes! Además solo tenía contemplado que mamá viniera, cómo le explicó a papá y a mamá April, que tengan lista dos camas más.
Laura: Hijo, te prometo que Belén no va hacer nada malo y respecto a lo otro, no te preocupes, ya le había avisado la semana pasada a April que venía con tu hermana y tu prima.
Axel: (Sorprendido) ¿Qué?
Laura: (Sonríe) Eres muy afortunado de tenernos como tus madres.
Mientras tanto en la casa, April se encontraba preparando la habitación en dónde dormirían las tres morochitas. La Milf estaba acompañada de Vanessa, Benjamín, Josefina y Diana. El joven se sentía incómodo al estar en una habitación con esas cuatro mujeres, ya que ellas vestían con prendas ligeras. Mantener la cordura y evitar excitarse era bastante difícil, Josefina se daba cuenta como debajo de ese pantalón, había un titán que quiera tomar aire y jugar.
Ella traviesa, se acerca a su hermana mayor y le dice que al parecer Benjamín, estaba con fiebre. April preocupada por su hijo se acercó a él, Benjamín al ver a su madre tan cerca, no pudo evitar mirar ese escote y sus grandes tetas. Su pene se erguía y se colocaba muy duro, pero no solo por esos senos, sino también por la sensual figura de su madre. La cual le recordaba un poco a Isidora, a quien no veía desde el domingo, porque desde esa noche, Josefina lo mantenía cerca y muy bien vigilado, al darse cuenta que el chico salía todos los días.
Debido a esto, tampoco ha podido ir a sus clases de piano, pues Josefina iría tras él, lo que ocasionaría un encuentro incomodo entre Isidora, él y la joven.
April: ¿Pasa algo hijo? ¿Te sientes bien?
Benjamín: (Sin dejar de ver el cuerpo de la Milf) Eeeehhh... Mmmmhhh... Sss-sí...
April: (Tocando la frente del muchacho, se percataba que está caliente) Benjamín, no me mientas. Estás hirviendo en fiebre y transpirando mucho, ve a descansar un rato a tu cuarto.
Josefina aprovecharía la situación para librarse y no seguir ayudando.
Josefina: Hermana, si no te molesta, yo voy a llevar a Benjamín a su habitación, ya que lo más seguro va a querer seguir ayudando en algo, con lo testarudo que es.
April: Sí, Josefina, ve con él y asegúrate que descanse.
Josefina: Como ordenes, hermana mayor.
Josefina sonríe coquetamente y lleva a Benjamín a su cuarto, Diana sabía que todo había sido un engaño, para que Josefina holgazaneada.
Diana: (Suspira) Hermana... Eres muy inteligente, tanto que puedes resolver cálculos matemáticos muy rápido y a la vez eres muy ingenua.
April: ¿Por qué dices eso Diana?
Diana: Porque es obvio que Benjamín no tiene fiebre, solo fue una idea de Josefina para que ahora ellos puedan descansar y tal vez coger, mientras nosotras terminamos de ordenar todo esto.
April: Benjamín no me engañaría, soy su madre, sé cuándo no está bien, Diana.
Diana: Como tú digas hermana.
Vanessa: Diana, si tanto te molesta que Josefina haya buscado una excusa para no hacer nada, tú también puedes tomar un descanso.
Diana: (Confundida) ¿Qué?
Vanessa: Lo que oíste, puedes descansar si quieres, total solo queda una cama para armar. Mamá y yo podemos con esto.
La bailarina mira con extrañeza a Vanessa, ya que en una situación normal, estaría bastante enojada con Josefina y no le estaría diciendo que tome un descanso. Había un motivo para que ella quisiera quedarse sola con su madre, sin embargo, estaba bastante agotada, así que tomaría el ofrecimiento de Vanessa. Diana se retira y Vanessa aprovecha que no había nadie cerca, para hablar con su madre.
Vanessa: Mamá ayer no le pude decir a papá que me voy a Londres a trabajar y estudiar.
April: (Suspira) Hija, si buscas que yo intervenga y le diga a tu padre lo que quieres hacer, no lo haré.
Vanessa: Pero mamá…
April: Nada de peros Vanessa, si realmente quieres irte, no te colocarías tantas trabas a ti misma. Si buscas que yo actué de bruja y me niegue a dejarte partir con alguna excusa sosa como que eres muy joven, no lo vas a tener.
Vanessa: Solo por esta vez me encantaría que fueras de esas madres que cortan sueños.
April: Si lo hiciera Vane, tú retrocederías mil pasos en tu madurez. Eres una chica brillante, un genio que puede darse el lujo de entrar a Cambridge, pero tú sabes que no es lo que quieres. Si yo intervengo te vas a acostumbrar y cuando yo ya no esté aquí, ¿a quién vas a querer recurrir?
Vanessa: ¿Cuándo tú ya no estés aquí?
Interpeló confundida con la declaración de su madre.
April: Ya sabes, en un escenario hipotético en que ya no esté a tu lado.
Ambas siguieron hablando y haciendo la cama. Benjamín en su habitación estaba acostado y no entendía el motivo por el cual tenía que tener un termómetro en su boca y un pañuelo mojado en la frente. Sin embargo, no podía oponerse a los juegos de Josefina, porque ella le recordaba inmediatamente su traición con Pía María. Y, en vez de que este enojada y no le hable, prefería complacerla en todos sus caprichos, por muy infantiles o humillantes que fueran.
Su amor por Josefina no había desaparecido, aunque tampoco podía garantizar que nunca más le iba a ser infiel, más con Isidora rondando por su vida. Con esa madura ya había llegado muy lejos para detenerse con la miel entre sus labios. Pensando en su maestra de piano, su tranca fue tomando otra vez forma, entonces Josefina abre la puerta e ingresa al cuarto, usando unos leggins, blusa y una bata de doctor. La temperatura corporal del muchacho volvía a elevarse al verla, ya que lucía madura y sexy con ese atuendo.
Ella se sube a la cama de forma juguetona, quedando encima del muchacho y le dice: –“Mi diagnóstico es que, eres un chico muy travieso”- Benjamín deja caer el termómetro de su boca y siente como su polla erecta, crecía aún más. –“Quizás me equivoque, eres extremadamente travieso, en realidad”- manifiesta Josefina, con sus manos rodeando el cuello del muchacho. –“Jamás pensé que te excitarías con tu propia madre, aunque debo admitir, que si yo fuera hombre o lesbiana, estaría detrás de esa mamacita”- agrego.
Sus labios se pegaron a los del muchacho y él sin resistir más la beso. Rápidamente las manos del joven fueron hacía el trasero de su novia, apretando esas nalgotas, les da unas palmadas. La muchacha muerde los labios de él, de forma cachonda y le pregunta con su voz agitada: –“¿Veo que ya quieres tu medicina?”-, a lo que Benjamín responde: –“Estoy dudando que yo sea el único enfermo en esta habitación”-, la joven rubia sonríe coquetamente y se saborea la boca, –“Yo soy la doctora aquí y yo digo que tú estás enfermo, muy, muy, muy enfermo y como doctora, haré todo lo posible para que te mejores”-
Él ríe y siguiéndole el juego a su novia, le pide que le dé su deliciosa medicina. Josefina se acomoda, dejando su cola a unos centímetros del rostro de Benjamín, le baja el pantalón y libera esa polla que ya tenía la glande cubierta con líquido preseminal.
Josefina: Veo que la fiebre se ha acumulado en esta zona. Dime, ¿ver a tu mami sudorosa te excito más que verme a mí en ese shorts ajustado?
Benjamín: No... Ver a mamá sudando me calentó e hizo que mi verga se ponga muy dura, pero tu culo. Tu culo a mí me enloquece.
Benjamín se deleitaba con ese culo gordo que tenía enfrente de sus ojos. Daba la sensación que esos glúteos en cualquier momento, rompería el pantalón. Apretándolas, el muchacho acerca su boca y le da una lamida, a pesar de tener el leggins aún puesto, Josefina siente la húmeda de esa lengua. El joven comienza a devorarle el culo de esa manera, su lengua llegaba tan profunda al igual que sus dedos, una experiencia que la rubia estaba disfrutando.
Ella decide que era su momento también de brillar, coloca esa polla en su boca y se lo traga, chupándola con muchas ganas, como si ese tronco fuera una paleta o un helado. Benjamín se detiene por unos segundos, para decir.
Benjamín: Oooohh... Ya veo... Tú solo quieres mi semen en tu boca.
Josefina: Gluuoop... No solo en mi boca querido... Lo quiero por todo mi cuerpo... Después de todo me aseguro que comas lo ideal y tomes la suficiente cantidad de agua, para que tu semen, sea muy abundante, espeso y rico.
Relamiéndose, comenzó a dar unas tiernas lamidas a ese trozo de carne, al dejarlo cubierto por su saliva, volvió a metérselo en la boca. Se lo tragaba y se lo sacaba, sus manos jugaban con esas pelotas, sus uñas las raspaban y con sus dedos las apretaba, esperando esa gran descarga. Benjamín no quería que Josefina dominara la cogida, pero no tenía otra opción más que gemir. Con mucho esfuerzo él comenzó a mover su pelvis, sorprendiendo a la joven.
Aunque aquello le fascinó a Josefina, no iba a dejar el mando tan fácilmente, Benjamín tenía que ganárselo. Él paciente espero a que la rubia terminara de liberar su verga de su boca y tomara un pequeño descanso, para recuperar aire. Cuando ella lo hizo, Benjamín usó su fuerza para sacarse de encima a la muchacha, ella quedó mirando hacía el techo y expectante esperó el siguiente movimiento de su novio.
Al observa esa gruesa verga acercarse, Josefina como una muy buena puta abrió su boca, esperando que Benjamín se atreviera a follarse su boca. Pero él solo introdujo su miembro y dejó que ella hiciera el resto del trabajo. La culona estaba algo decepcionada, aunque no se quejó al respecto, no obstante, sin previo aviso, el jovencito comenzó a moverse. Ella ya no mamaba, sino que su boca estaba siendo cogida por esa polla que tanto amaba. Con cada golpe, ese miembro llegaba más profundo a la garganta de la putita.
Josefina extasiada, notó como su vulva se mojaba, sus entrenamientos empezaban a dar frutos. Se sentía ahogada y sofocada, dolor y excitación, maravillada esperaba esa descarga, que no tardo y cuando esa leche caliente fluyó por su garganta, se corrió. Era tanta la cantidad de semen que soltó Benjamín, que ella no fue capaz de mantenerlo todo en su boca y dejo salir un par de chorros. Los que se unieron en una hilaza densa, recorrieron su rostro como si fueran una de lágrimas, mientras el joven seguía descargando y clavando su pene en esa boca traviesa.
La rubia quedó tendida en la cama y él también se recostó. Ambos se quedaron quietos, recuperando sus energías. Josefina se tocó los labios y se saboreó la boca, ya que aún le quedaba resto de esperma entre sus dientes y se limpiaba la esperma que tenía en la cara. Percibió un ligero dolor, pero no le importaba, pues había valido la pena provocar a su novio y que este abusada de su boca. Se preguntaba, cuanto más podía mejorar el muchacho y si podría transformarlo en un gran amante como Tomás.
Tocando su chochito con sus finos dedos, piensa en su cuñado que a la vez es su suegro. Hace mucho que no se masturbaba pensando en él, la última vez fue el día de su cumpleaños. Pero hace unas semanas atrás, cuando regresaba de la universidad, se encontró de manera sorpresiva a su hermana mayor cogiendo con él. La pareja disfrutaba de ese momento a solas que habían logrado obtener y ninguno de ellos se percató de la presencia de Josefina.
La muchacha quedándose oculta veía como Tomás penetraba duramente a April, la mujer aullaba y le pedía a su esposo que no se detuviera por nada. Ver a esa verga madura ensartando el culo de su hermana, la cachondeó. Sabía que April no era una mujer fácil de complacer, pero él era capaz de enloquecerla con una estocada. Fue testigo de una escena muy erótica y candente, por lo que recurrió a usar sus dedos, se tocó su coñito húmedo y se corrió con aquello que presenciaba.
La muchacha suspiró y se dio cuenta que nuevamente se estaba corriendo al recordar esa cogida. Después de soltar sus jugos, miró a Benjamín y se dio cuenta que él estaba durmiendo como un tronco. La joven rubia se levantaba para irse a tomar una ducha, cuando su celular sonó, era un mensaje de su gemela, quién decía, que su suegra no era una bruja como pensaba. Josefina en un tono picaron le pregunta si no le habían rompido el culo en el parking del aeropuerto.
Ignacia le responde que no, aunque si había llamado la atención con su cola y estaba bastante cachonda. Josefina llamó guarra a su hermana y luego le consulta si iban a tardar mucho en llegar, la culoncita le dice que ya iban de regreso, lo más probable que estuvieran llegando en unos 15 minutos. Sabiendo esto, Josefina entró al baño y tomó una ducha rápida. Ella se daba cuenta que no valía la pena molestar a Benjamín con lo de Pía María, todo había quedado en el olvido, tras ese sexo oral.
En tanto, Tomás se encontraba con Simón refrescándose cerca de la piscina. El hombre pensaba detenidamente en Adara, deseando poder volver a verla, por lo menos en sus fantasías. Distraído baja la guardia y Diana aprovecha el instante para sorprenderlo. La menor de sus cuñadas, lo abrazó y le mordió la oreja. Sus manos lentamente fueron descendiendo en ese tórax, hasta tocar esa verga de la cual hacía un par de semanas que no disfrutaba.
Tomás intentó detenerla, pero la chica había ido completamente determinada a tomar lo que le correspondía y se negaba a obtener un rechazo. Sus dedos recorrieron con lentitud esa zona del bañador, hasta que el bulto en él ya era evidente. Tomás se quedó quieto, suspirando con Simón en sus brazos, mientras su cuñada palpaba su polla. Sentir esos firmes senos en su espalda y ese meloso aliento soplando por su nuca, lo cachondeaba todavía más.
Tener guardado su pene tan erguido era una tortura, más cuando esas uñas raspaban con tersura, la ya sobresaliente cabeza. Ella sabiendo del dolor y la incomodidad que experimentaba el hombre al tener su miembro de esa manera, no mostró ni una pizca de piedad. Todo al contrario, continuó jugando con ese tronco sobre la tela, hasta que los suaves quejidos de su cuñado se transformaron en alaridos de auxilio. Bajando el bañador, libera esa tranca venosa y endurecida, que sus manos rápidamente atrapan.
–“Ya me había olvidado de lo bonita que era, Tommy”- murmuro, apretando con fuerza ese capullo, para luego masajearlo. Tomás trataba de mantener sus jadeos lo más bajo posible, no por temor de que lo oyeran, sino más bien para no despertar a Simón. Las delicadas manos de Diana, eran una delicia, cada trazo que hacía sobre esa verga, demostraba su maestría. Él absorto ante esa paja, gira su cabeza y engulle su lengua en la boca de la muchacha.
Sus lenguas con timidez se rozaban y sus salivas espesas y cálidas se mezclaban. El sabor de esa boquita ya se le había olvidado a Tomás, pero con ese beso, fue suficiente para recordarlo y que se impregnada en su memoria de nuevo. Camila y Alessandra, regresaban de hacer unas compras, la pelirroja había huido de esa casa, para eludir los ojos sofocantes del psicólogo. Al verlo con Diana, quedó flipada, no creía lo que estaba viendo, no era posible que su amiga estuviera morreándose con ese hombre tan osadamente.
Acaso no temían en ser descubiertos o es que en esa casa era normal besarse con cualquiera. Un pensamiento que se hizo más que acertado, al notar que Camila no le prestó ninguna atención a lo que hacían esos dos, ni se inmutó. Sin embargo, que ella entrada a la casa como si no pasada nada enfrente de sus ojos, se debió a que no los vio, porque había olvidado sus lentillas y al caminar bajo el sol por tanto tiempo, se le nubló la vista, por lo que solo observó una mancha más que una silueta.
Alessandra alucinaba con esa personalidad de su amiga, que desconocía, pero lo hacía aún más, al observa esa enorme estaca, que masturbaba. Definitivamente era un replica a la de Axel, no obstante, parecía ser más grande con esas venas que rodeaban el falo. La pelirroja quería desviar su vista de esa verga, pero sus ojos se sentían atraídos a ella, como un acero lo hace con un imán. Su cuerpo paulatinamente iba encendiéndose y tanto su boca como su coño, ansiaban devorar esa tranca.
–“¡Alessandra!”- escuchó desde el umbral de la puerta, despertando justo en un trance entre la realidad y la fantasía. Al voltear su mirada con mucho esfuerzo, ve quien la llamaba era Camila. Entiende por los gestos que le pedía las bolsas de las verduras que tenía en sus manos. Tomás y Diana, dejaron de besarse al oír el grito de Camila y las manos de la joven se apartaron de la herramienta de su cuñado, quien con mucho esmero, la ocultó nuevamente.
La colorina le entregó las bolsas a la hermana del hombre y regreso a mirar lo que hacía su amiga. Llevándose una sorpresa, al verla zambulléndose en el agua. El traje de baño de Diana era de cuerpo completo. La tela era bastante delgada y muy ajustada, no dejaba nada a la imaginación, menos al estar completamente empapada. Alessandra se preguntó si todo lo que había visto anteriormente fue parte de su imaginación y cada vez caía más en el delirio de la libidinosidad.
Entonces sus grises ojos hicieron contacto con los de Tomás, quien admiraba su voluptuosa figura debajo de en ese vestido blanco que estaba usando. La ardiente mirada de ese maduro, la hechizaba y la invitaba a aproximarse donde él, para poder percibir mejor la lujuria en esas pupilas. Quedando enfrente del psicólogo, traga saliva, porque él sin disimular la examina de pies a cabeza. Nuevamente esa chica no usaba nada vulgar o provocativo, pero aun así lograba maravillar a Tomás.
Alessandra además del vestido largo y ancho, llevaba puesto unas sandalias, que regalaban un vistazo a esos pies tan elegantes que poseía, y contemplaba su outfit con un sombrero de paja, muy refinado. –“Ale, ven hacerme compañía”- manifestó Diana nadando en la piscina, sin percatarse que su amiga admiraba la abultada entrepierna del hombre. –“¡Ale!”- repitió la muchacha, –“Ya voy”- contestó la pelirroja, quitándose el sombrero y entregándoselo a Tomás.
Él lo recibió, luego observó cómo esa chica se despojó de su vestido, para quedar con un bikini de color celeste. –“Vaya cuerpazo, que tiene la mocosa”- dijo Tomás en voz baja, deleitándose con un meneo de cola esa preciosura colorada. Ella sabía que era el centro de atención para ese maduro, que mantuvo sus ojos fijos en esos obesos pechos que flotaban en el agua. Alessandra cada vez más dominada por su apetito sexual, presumía su figura al padre de su ex amante.
Tomás suspiraba, deseando poder dejar a Simón en los brazos de alguien más, para unirse a esas dos jovencitas y poder tocar la blanca piel de esa pelirroja. Perdido en esa silueta con pequeñas pecas en sus hombros, empezó a acariciar su miembro con su mano izquierda. Algo que no duraría por mucho, pues Camila se hizo presente para comunicarle que había dejado todo listo para que inicie con el almuerzo. Tomás no tuvo de otra que dejar de deslumbrarse e irse a la cocina.
Tras pasarle a su hermana el bebé, lentamente se retiró. Se puso a cocinar, pensando en Alessandra, en esa silueta esbelta con unas curvas incandescentes y esos senos llamativos. Sumergidos en esos pensamientos, pierde total percepción de lo que pasaba a su alrededor. Otorgándole así, otra chance a Diana, quien había esperado tan solo unos minutos, para salir de la piscina e irse detrás de su cuñado. Al verlo tan vulnerable, pensó que estaba fantaseando con ella.
Diana de forma sigilosa avanzó hasta donde él, sin que llame su atención, se agacha y pícara, le baja el bañador. Ese mástil erecto salió, azotándose por los aires, la joven quedó asombrada al ver que seguía tan duro, como cuando estaba masajeándolo. Entonces Tomás reacciona, pero entiende que era tarde para detener a su hambrienta cuñada, quien le sonreía coquetamente, mientras sus delgados dedos, sobaban esa polla. La cual no tardó en engullirla en su boca.
Su lengua se movía de abajo a arriba y de lado a lado, sobre la glande, provocando unos ligeros gemidos de su cuñado. Diana solo hizo eso, para limpiar el esperma que tenía a su alrededor y que salía por la uretra, ya que lo que ella realmente quería era tener esa verga dentro de su coño, revolviendo sus entrañas con fuertes estocadas. Al retirársela unas hilazas de salivas se desprendieron, relamiendo sus labios, se levantó para mover a un costado la tela que cubría su chochito.
Diana: Ven y aliméntame, Tommy.
Murmuro, con una sonrisa traviesa. Tomás dejando de lado los utensilios, se acerca a esa bella joven, sus manos tomaron esa carita angelical y tocó esos fogosos labios. Ella al sentir esas yemas, abrió su boca y chupó uno de los dedos que se pasearon por su boca. –“Dianita, pero que guarra eres”- expreso el hombre, riendo, –“Sí, lo soy cuñis, soy una guarra por ti”- respondió ella, viendo el rostro de su cuñado cada vez más cerca. –“Yo sé que quieres más terapia especial y te la daré, pero debes entender que ya es tiempo que consigas un novio, cariño”- manifestó, atrapando esos delicados labios, con los suyos.
–“¿Novio? ¿Para qué? Si tú me coges rico y es lo único que necesito”- dijo la muchacha, abriendo su boquita y sacando su lengua, para recibir el beso de ese maduro. Sus lenguas a diferencia del beso anterior, se enroscaron y transmitieron esa lujuria que ambos sentían. Al mismo tiempo, el pene de Tomás se sobaba contra ese coñito depilado, notando su humedad. A tan solo unos metros, se encontraba Alessandra, siendo nuevamente espectadora del trato especial entre su amiga con su cuñado.
–“Me haré cargo de tus necesidades, sin embargo, debes prometerme que vas hacer el esfuerzo de conocer a un muchacho”- afirmo el psicólogo dándole unos piquitos a la jovencita. –“Te mereces a alguien que pueda atender todas tus urgencias y cuide de ti, no a un viejo que solo te coja rico en vez en cuando”- añadió, colocando su mano derecha sobre la pierna diestra de la chica y se la levantó a un ángulo de 45 grado, para poder embestirla.
Lentamente la polla de Tomás se fue hundiendo en ese cálido y acogedor coño, del cual ya había disfrutado varias veces. –“Ooohhh Diiiooss”- exclamó la joven, apoyando sus manos en los hombros de su cuñado. Alessandra flipaba con esa escena y envidiaba a su amiga, porque al igual que ella, su cuerpo ardía y necesitaba una buena follada, como la que estaba recibiendo. El bombeo del hombre fue haciéndose más intenso y para callar los jadeos de la joven, la besaba.
Diana estaba perdiendo el control de su cuerpo, que se rendía una vez más a la experiencia y destreza de su cuñado. Cada golpe a su útero, le causaba un espasmo que la regocijaba. Su aliento agitaba, al igual que su corazón que parecía brincar al compás de esas estocadas. –“Uuuufff… Sí, sí, sí, síííí”- enunció, corriéndose y convulsionando entre tanto placer que recibía. –“¿Cómo quieres que busque un novio, cuando te adueñaste de mi cuerpo?”- pensó la muchacha aferrándose a la espalda del marido de su hermana.
Tomás, sujetándola de los muslos, la levanta y comienza a empotrarla con más fuerza, el chop chop, que generaba su miembro al entrar y salir de esa vagina, se hizo más intenso, retumbando en los oídos de una impresionada Alessandra. –“¡Dios mío!”- exclamó, ante esa salvaje cogida que presenciaba. Sus dedos se aproximaron a su coñito colorado y empezó a dibujar con ellos sobre sus labios, anhelando ser ella, quien recibiera esa verga que hacía venirse otra vez a Diana.
El grito de la joven fue silenciado a tiempo, por la boca de Tomás, quien solo quería explotar dentro de ese sabroso coño. Sin embargo, justo cuando se encontraba en su clímax, Axel y compañía llegaron. –“Mierda”- dijo el psicólogo, deteniendo sus embestidas y sacando su polla de ese rosado chochito, al escuchar la voz de su hijo. –“Más tarde, continuamos Diana”- agrego, subiéndose el shorts, mientras la pelirroja, se saboreaba la boca por esa embadurnada tranca, queriendo aprisionarla con sus labios.
De forma rápida Tomás se acomodó el bañador y trató de ocultar su erección con la camiseta. Diana aun reposando de los orgasmos que había tenido, se quedó echada en la mesa. Suspirando y pensando en lo cerca que estuvo de obtener la descarga de ese tronco. Se mordía los labios con cierta frustración, pero al escuchar la voz de Ignacia, recuerda lo nerviosa que estaba su hermana, por conocer a su suegra, yendo detrás de su cuñado, ambos se acercaron a la entrada, donde ya estaban Camila con Simón y Alessandra.
April con Vanessa apenas escucharon la puerta abrirse, bajaron inmediatamente, mientras que Josefina con Benjamín, tardaron unos minutos. Principalmente el muchacho que despertaba después de esa gran corrida que experimento. Cuando estaban todos los integrantes de la familia reunidos, las morochitas se aproximaron a ellos y de uno a uno iban saludándolos. April al ver a Rosita siente un flechazo, no había ninguna duda, que esa morena debía estar en su lista y no descartarla.
No solo por la impresión que ella tenía hacía la muchacha, no, claro que no, sino también por la reacción de su marido, quien estaba tan embobado como ella. No obstante, April desconocía la verdadera razón de esa estupefacción del hombre, quien por más que había ocultado su bulto, este comenzó a surgir. Tomás, había quedado sin aliento y totalmente paralizado, porque jovencita de piel ébano, tenía la figura igual a su tan querida Adara, es más, él estaba seguro que Rosita era ella y no estaba equivocado.
La joven saludó muy amable y alegre a April, como a los demás, sin embargo, de un momento a otro, esa morochita cambio de actitud y fue fría con Tomás. Apenas le levantó la mano para simular el gesto de saludo, su ceño fruncido despertó al maduro de su atolondramiento. Ella evitó mirarlo, recordándole a Tomás que esa muchacha tenía un desprecio hacia él, pero claramente aquello le dolió. Porque por caprichos de la vida, su Cenicienta de chocolate estaba enfrente de él y lo odiaba.
Si tan solo ella supiera que ese hombre al que repulsaba, era el famoso Maslow, que le donó una exagerada cantidad de dinero y, a quien le había comido la polla tan solo hace unos 4 días atrás. Todo sería diferente, porque desde ese evento, no lo había podido sacar de su cabeza, aunque reprimía el deseo de volver a verlo, era algo con lo cual soñaba en las noches. Esa imponente verga blanca, la tenía impregnada en su corteza prefrontal y hasta en sus retinas.
Por otro lado, Belén se acercó a la pareja, mostrándose distante y poco amigable con la Milf, solo porque se sentía inferior a ella en belleza y sensualidad. En cambio con el psicólogo, su comportamiento fue coqueto, mirándolo detenidamente, principalmente en la entrepierna. Cuando las muchachas terminaron de saludar a cada uno de los miembros de la familia, el matrimonio decidió llevarlas a conocer la habitación en dónde dormirían. Pero antes, Tomás se ofreció de forma amable cargar las maletas de cada una.
Rosita evidentemente se negó y no quiso que tocara la suya. Ella tomó su maleta y los siguió, tratando de mirar lo menos posible al hombre. Vanessa como todas las demás chicas estaban confundidas por la actitud de esa chica. Con ellas y con los demás había sido amable y amigable, pero con Tomás era todo lo contrario. Benjamín no estaba sorprendido por el actuar de la negrita, ya lo había visto antes, cuando era niño y acompañaba a su padre para ir a buscar a Axel.
Aunque le generaba curiosidad el porqué esa muchacha era así con su padre, qué había hecho él, para ganarse ese desprecio. Axel, era el mejor que comprendía todo, él sabía el motivo de ese odio y le daba tristeza que su media hermana fuese así con su padre. Ya que él, con el padre de ella no era así, aun cuando tenía razones suficientes para aborrecerlo. Una vez que llegaron a la habitación, April y Tomás se retiraron del lugar, bajando al primer piso, dejando que las 3 morenas se acomoden en la habitación tranquilamente.
Al bajar, ven que todos continuaban en la misma posición, Vanessa se acerca a su padre y le pregunta directamente, el motivo por el cuál Rosita fue tan desagradable y maleducada con él. El hombre se quedó callado, buscando alguna excusa para evadir la pregunta, no obstante, Axel también se aproxima donde él y le dice, que no era momento para callar o huir del problema. Entonces el muchacho le confiesa a su hermana y a los otros presentes toda la verdad y las razones del comportamiento de su otra hermana.
Vanessa encontraba injusto aquello y planeaba hablar con Rosita, pero su padre la detiene. El hombre le dice que no se atreva hacer ninguna locura, ya que si la muchacha lo odiaba injustamente, él podía lidiar con ello, pero no iba a poder soportar un conflicto que lastimara a Axel, al ver que sus familias se separaban, antes de un día tan importante como su boda. La muchacha trataba de hacerle entender a su padre, que la locura era no hacer nada al respecto.
Entonces April interviene, diciendo que era algo que Tomás tenía que solucionar y no otros. Vanesa molesta, se va a su habitación, Axel e Ignacia hacen lo propio y Josefina con Benjamín deciden ir a dar una vuelta con Simón. April se daba cuenta de lo abrumado que estaba su esposo, abrazándolo le susurra en el oído que ella iba hacer lo posible, para que esa muchacha en los días que estuviera en la casa, viera lo genial y buen hombre que él era.
Tomás sonríe sin sospechar en las intenciones que tenía su mujer y le dice que no se preocupe, luego le da un tierno beso. La mujer ya maquinaba de qué manera iba hacer que Rosita abriera los ojos y pruebe el gran caramelo blanco de su esposo. El maduro para calmar esa mezcla de sentimientos que lo invadían, miró a Alessandra. La chica traviesa, se percató de eso y mordiéndose los labios, al recordar lo que vio en la cocina, decide regalarle un pequeño vistazo de sus tetas, con el pequeño escote de su vestido.
El hombre quedó anonado y excitado por el movimiento de la pelirroja, aunque su verga no había perdido rigidez desde que tenía a Rosita delante de sus ojos. April pensando que la erección se debía a ella, murmuro: –“Eres muy travieso Tom. Diana, Camila y Alessandra aún están aquí y tú te colocas cachondo"- con una sonrisa pícara delineara en su rostro. Tomás incómodo, no quería confesarle a su esposa que su polla no esta dura por ella, sino por Rosita.
Alessandra no pierde la oportunidad para seguir coqueteándole al psicólogo y al pasar cerca de él, nuevamente le presume su par de tetas, además de su sensual figura. El hombre dejó de pensar en la media hermana de su hijo y por su cabeza solo pasaba la idea de cogerse a esa traviesa colorina. Laura, charlaba con su hija y su sobrina en la habitación, mientras ordenaban sus cosas. Belén no perdió la oportunidad para poder preguntar sobre Tomás.
Belén: Tía Laura, sea sincera conmigo, ¿de qué tamaño la tiene ese hombre que la embarazo de Axel?
Rosita: (Enojada) Belén, ¿cómo haces esa pregunta?
Belén: Solo tengo curiosidad, Rosita y tú también deberías tenerla.
Rosita: No me importa nada de ese hombre.
Laura se ríe de la discusión que estaba teniendo su hija con su sobrina.
Rosita: Mamá no es chistoso.
Rosita molesta sale de la habitación y baja las escaleras, Belén se acerca a su tía para hacerle una pregunta.
Belén: Tía, ¿por qué Rosita no soporta a ese hombre?
Laura: Porque su padre desde pequeña le lleno la cabeza de ideas falsas, para que odie a Tomás.
Belén: Ya veo, es una lástima porque él parece una buena persona.
Laura: Y lo es, Tomás es un hombre extraordinario y un excelente padre.
Belén: (Sonríe coquetamente) ¿Y en lo otro?
Laura: (Suspira) Uufff, es fantástico. Se mueve como todo un semental, su verga es preciosa y jodidamente sabrosa, la mejor que he comido en toda mi vida.
Dijo la mujer calentándose con el pasado.
Laura: Pero no te ilusiones, él solo folla con otras, si su esposa se lo pide.
Belén: Descuida tía, solo tenía curiosidad. Prometo no hacer nada malo.
Asevero la amiga de Romina, mordiendo sus labios gruesos y preguntándose si Tomás era tan bueno como Eduardo. Aunque por las palabras de su tía, le quedaba claro que esa daga que tenía guardada en los pantalones, sobresalía del promedio al igual que la de su semental. Tras el almuerzo, Rosita no quería saber nada de Tomás, no obstante, como capricho del destino, ambos se encontraron cara a cara. La muchacha no sabía qué hacer y el hombre menos, que nuevamente deliraba con esas curvas.
La escena fue presenciada por April, quien sonrió al ver que las piezas del tablero se alineaban más pronto de lo que imaginaba. La Milf se acercó y agarrando del brazo a su esposo, mira alegremente a la morochita y le pregunta si quería acompañarlos a comprar. La joven rechaza la invitación, sin embargo, la mujer insiste y con su encanto, hacía que Rosita dude y finalmente termine aceptando. La chica sin darse cuenta, aflojó durante el trayecto al centro comercial e intercambio un par de palabras con el hombre que ella odia.
Ese desagrado comenzaba a irse, aunque la joven seguía orgullosa y no quería sentir que estaba traicionando a su padre, así que trataba de ignorarlo lo máximo posible. Aunque con April cerca, eso sería muy difícil, ya que al igual que pasó en el coche, ella intercambio palabras con el maduro, por culpa de la mujer. Tomás silenciosamente estaba agradecido con su esposa, porque le estaba facilitando las cosas con “Adara”, quien todavía no descubría que ese hombre era el usuario con quien hablaba y tuvo sexo oral.
En esas pequeñas conversaciones, Tomás mantuvo fija su mirada hacía esos labios carnosos, que fueron los que aprisionaron su polla y le regalaron la mejor mamada hasta ese momento. Cuando su mujer no rondaba cerca de ellos, él trató de decirle que era Maslow, a través de palabras claves, que la muchacha no captó. A pesar del esfuerzo de la Milf, la negrita una vez que regresaron a la casa, colocó su coraza nuevamente contra el psicólogo.
Si bien no se mostró distante y fría con él, como lo había hecho cuando llegó, lo ignoraba, como si no existiera. Dándose vuelta se trasladó al cuarto donde dormiría, mientras Tomás no perdió la oportunidad de admirar esa cola divina, –“Aunque no esté en la lista de April, me voy a coger a este caramelito”- pensó decidido. April al observar esos ojos lujuriosos de su esposo, tomo lo ocurrido como un triunfo, porque en tan solo un par de horas, había logrado que ellos hablen y que él la deseada, desconociendo la verdad de esa fijación.
Dejando a su marido cocinando, la Milf subió a su cuarto, en donde se desviste y entra a la ducha, su cuerpo lleno de deseo y su mente cachonda, desviaban esos pensamientos amargos que a veces contaminaban su cabeza. Ella solo quería zambullirse en su mundo de fantasía y olvidar cualquier problema. Imagina que la muchacha decidía volver abajo, en donde encuentra al hombre cocinando, con nerviosismo Rosita se acercaba a Tomás y le toca la espalda.
El maduro se daba vuelta y al darse cuenta que era la morochita quién le había sobado la espalda, se queda atónito. Ella mirando a la cara, sonríe de manera escueta, luego le pide perdón por su actitud, Tomás sonríe y le dice que no había ningún problema. Rosita se sonrojaba, no sabía por qué ese hombre hacía que su corazón se acelere y su cuerpo entero tiemble. Avergonzada le preguntaba a Tomás si podían hablar, el maduro le responde que sí, pero primero iba a terminar de cocinar.
Al hacerlo, ellos se fueron a uno de los cuartos, en donde se quedaron mudos y mirándose a los ojos fijamente. Atraídos fueron acortando la distancia, hasta quedar a centímetros del uno al otro. Sin pestañar, se besaron por impulsos, rompiendo esa tensión entre ambos, sus lenguas jugaban con ternura y sus manos recorrían sus cuerpos con fervor. –“N-no… No, esto no es correcto”- decía una avergonzada Rosita, que se encogía de hombros, pero Tomás, sosteniéndola de esa cintura, volvía a besarla.
La fantasía de la Milf sería interrumpida, por el llanto de Simón, saliendo del agua, cubre su candente figura con una toalla que era amplia, pero muy delgada, por lo que sus senos se marcaban en ella al igual que su trasero. Mientras tanto en la cocina, su esposo era acechado, no por Rosita, sino a quien ya le había pervertido la cabeza. Alessandra, sabía que ese el mejor momento para atacar, si quería disfrutar lo que April le había prometido y como su amiga lo hizo hace un par de horas.
Vanessa había salido con Camila, Diana había hecho lo mismo con Benjamín y Josefina, Axel e Ignacia, por otra parte, se encontraban en su dormitorio, aunque dudaba que salieran de este. La jovencita miraba atentamente cada movimiento del hombre, esperando el minuto exacto para clavar sus garras. Que se dio, justamente cuando él dejó de cocinar, deslizándose como una víbora, se colocó detrás de él, sin ningún pavor agarró ese tronco y dio un pequeño lengüetazo al cuello del maduro.
Por un segundo Tomás, pensó que se trataba de su cuñada que había ido a acabar lo que comenzaron horas atrás, sin embargo, al percibir el peso de esos descomunales pechos, supo que no podía ser otra que la fogosa pelirroja. Alessandra, sin decir ni una palabra, mantuvo sus dedos sobre ese miembro que crecía con cada acaricia, beso y mordida que le daba al hombre en el cuello. Escuetos jadeos, soltaba el maduro, quería darse vuelta para besar esa boquita tan ardiente, amasar esas tetas y gozar de ese coñito colorado.
Fue paciente y dejó que esa chica perdiera toda su timidez, antes de voltearse y mirarla a esos ojazos grises de felina que poseía. El aliento de Alessandra, era de vainilla, que no tardó en meterse por los poros de Tomás, que se embriagaba con ese aroma dulce e intenso. Sus labios tenían una tonalidad de rubí, lo que deslumbraba todavía más al psicólogo que no demoró en comerlos y apropiarse de esa boquita, con la cual apenas había intercambiado un par de palabras.
La colorina notaba la locura que causaba en ese hombre, a través de ese intercambio de babas. Al igual que las pequeñas diferencias que tenía con Axel, sin duda, Tomás era más apasionado y temerario que su hijo. Esa sensación de no importarle que fueran encontrados, hacía que todo se volviera más ferviente y morboso. Cargándola desde sus muslos, él la cargó, para sentarla en la mesa y así continuar envolviendo su lengua contra la de ella.
Las manos de él, exploraban esa espalda desnuda, esperando encontrar el nudo, que mantenía a ese vestido de crochet fijo en el cuerpo de ella. Al dar con este, lentamente lo desabrocha, para luego dejarlo caer hasta la cintura y liberando esos hermosos senos redondos. Ambos se miraron sin decir nada, recuperando el aliento después de ese largo beso que se habían dado. Alessandra sonríe y se saborea la boca, preparándose para otro morreo, no obstante, escuchan unos pasos cerca, cambiando así sus planes.
Laura había bajado para beber un vaso de agua, la mujer se había encontrado en el pasillo a April, quien cargaba a Simón. Ambas entraron a la cocina charlando sobre el pequeño y la nueva experiencia de ser madre. Tomás se sentó en una de las sillas, mientras que la joven pelirroja, se escondió debajo de la mesa, pasando desapercibida, gracias a la ayuda del mantel que era largo. Ella sin temerle a nada, tomó ese tronco y lo colocó entremedio de sus tetas.
Teniendo esa polla apresada, abrió la boca y comenzó a dibujar en la glande, como si comiera una paleta. Eran lengüetazos suaves, pero en zonas precisas para encandilar a Tomás, que suspiraba lo menos posible, aunque se le escaparon un par de jadeos, que llamaron la atención de Laura. –“¿Pasa algo Tomás?”- preguntó la mujer, –“No, nada”- respondió, tratando de que sus ojos se cruzaron con los de su esposa. –“¿Estás seguro? Porque te ves algo inquieto”- insistió la madre de Axel y Rosita.
La mandíbula de Tomás tembló por unos segundos, con mucho esfuerzo apagó lo que sería un alarido. La cubana que le estaba dando esa muchacha era sencillamente una exquisitez. –“S-sí… Estoy tranquilo”- dijo sin dejar de buscar el auxilio de su esposa, que por fin lo miró a los ojos. Teniendo la atención de April, comienza a golpear la mesa con uno de sus dedos, rápidamente la mujer se dio cuenta que su marido le estaba hablando por código morse.
April no pudo evitar reírse al descifrar el mensaje de Tomás, el cual solo le pedía ayuda, ella al aproximarse donde él, notó que Alessandra estaba debajo de la mesa. –“Lau, ¿me acompañas al patio un momento?”- consultó la rubia, mordiendo su labio inferior, tratando de observar debajo de la mesa, el movimiento de esa muchacha. –“Claro, April”- contestó, perdiéndose en el encanto de Simón. –“Que lindura, es este pequeñito. Estoy segura que cuando tenga 18, va ser todo un rompecorazones”- expreso agarrándole las mejillas a Simón, quien reía.
–“Aaaaayy… Que ternurita eres. ¿Me dejas cargarlo April?”- preguntó, abandonando la cocina junto a la mujer y el bebé. Tomás suspiró aliviado por no haber sido descubierto. Alessandra detenía el sube y baja de sus senos, para tragar una buena porción de esa verga. Parecía que ese trozo de carne se derretía en su boca fogosa, el sabor era sofocante pero un manjar para su paladar. Humedeciéndola hasta la mitad, se la retira y mira obscenamente al maduro.
Alessandra: Que polla más rica que tienes.
Tomás: Y tú eres toda una bomba, corazón.
Alessandra: Gracias.
Susurro, capturando ese sable entre sus macizos senos de nuevo, pajeándolo con una rudeza, que fue imposible para Tomás ahogar los jadeos. –“E-ee-eres terrible”- enunció echando su cabeza hacía atrás y mirando el techo. –“Perdón, pero me muero por probar tu lechita”- dijo Alessandra, con una sonrisa juguetona. Tomás no aguanto por mucho más y terminó soltando tres grandes chorros, el primero impactó en la frente de la muchacha al lado derecho, el segundo en su boca y el último quedó preso en sus tetas.
La pelirroja cató la esperma que tenía en sus labios, como el vino más fino, paseándolo por todo su paladar, antes de tragárselo. Tras hacerlo, pasó su lengua por su jeta y salió de su escondite para sentarse en el regazo del hombre y besarlo. Él se separa de ella, porque no quería que se vieran obligados a interrumpir su diversión de nuevo, así que, le pide que fueran a la habitación de ella. Alessandra, no colocó ningún pero, sin embargo, tampoco se molestó en taparse.
Salió de la cocina y subió las escaleras, con sus dos balones de baloncesto al aire libre, botando en cada peldaño que subía. Al llegar al cuarto, Tomás rememoró lo que vivió ahí con Diana, aunque lo olvidaría, al sentir los labios de esa fogosa colorina. Ambos se fueron desvistiendo, sacando prenda por prenda, hasta quedar en pelotas. Esa enorme tranca apuntaba hacía ese chochito colorín, que ansioso esperaba ser penetrado. En un silencio en donde las respiraciones de los dos eran protagonistas, se recostando en la cama.
Sus pieles se rozaban, mientras se acomodaban en el colchón y los labios del hombre, recorrían esa figura voluminosa con piquitos. A pesar de que eran besitos, Alessandra notaba como esa boca quedaba tatuada en su piel, como las pequeñas pecas que tenía en algunas zonas de su cuerpo. Él se detuvo justo cuando sus labios sobaron los húmedos pliegos de la joven, Tomás se tomó unos segundos, para admirar con tranquilidad, ese sexo precioso.
Abriendo su boca, sacó su lengua y dio un ligero lengüetazo, haciendo que Alessandra, se retorciera de gozo. El dulce sabor de esos jugos que rodeaban la vulva de la muchacha, hicieron que la verga de Tomás se colocaba más dura. April aprovechó la debilidad de Laura con Simón, para dejar al bebé con ella, y así irse a espiar a su marido con la amiga de su hermana. Quedándose afuera de la habitación, mirando a través la delgada abertura que había, se deleita con la sensual escena de ese instante.
Tomás con una templanza devoraba el coñito de Alessandra, quien ahogaba sus gritos de placer, con ambas manos. La lengua del hombre exploraba lo más hondo que podía y sus labios rozaban el hinchado clítoris de la muchacha. El cuerpo entero de ella comenzaba a temblar, –“Debe venir uno muy grande”- pensó la Milf, mimando su vagina con sus dedos. Tomás hizo lo propio e introdujo un par de dedos en la acalorada vulva de la jovencita, quien no pudo callar más y soltó unos cortos suspiros.
Esos dedos entraban y salían con ternura del coñito rosado de la pelirroja, a la vez que los labios del maduro aprisionaron ese botoncito de carne, al que pintaba con su lengua. Cada trazo y penetración hacía sentir bien al sexo de la jovencita, quien ansiaba por tener esa polla dura en su interior, desgarrándola y estirando sus paredes. Solo era cuestión de tiempo para que ella convulsionada y experimentara la satisfacción de ser mujer, una que había negado desde que Axel se fue de su vida.
Rendida ante el veterano, Alessandra recordó que era ser complacida sexualmente. Sus gemidos por mucho que trató de disimularlos, se oyeron, siendo Axel e Ignacia, quienes los percibieron. El muchacho desconcertado por esa dulce voz entrecortada, se levantó de la cama en donde estaba con su prometida mirando unos vídeos. Los pasos del joven, exasperaron a la Milf, que no sabía hacía donde escapar. Cada vez él estaba más cerca, giraba la manilla y ella aún permanecía detrás de esa puerta.
Por impulso, April entró al cuarto de Diana y cerró con fuerza, dejando sus posaderas apoyadas en la puerta. Alessandra y Tomás, la miraron perplejos, mientras que ella lo hacía con incredulidad. –“¿Alessandra, estás bien?”- se oyó desde el otro lado de la puerta, entonces ellos entendieron por qué la mujer había entrado. La pelirroja en vez de sentir vergüenza, se cachondeó más de lo que ya estaba, –“Sí, mejor que nunca”- dijo riendo y tomando entre sus manos la vigorosa tranca del psicólogo.
Axel no quedó muy convencido con la respuesta de su amiga, sin embargo, tampoco quiso seguir molestándola. Volvió a su cuarto al lado de Ignacia, sin imaginar que al otro lado de la pared, se encontraba Alessandra, agarrando la gruesa polla de su padre, la cual palpitaba. –“Dios mío, es mucho más grande de lo que imaginaba”- expreso la muchacha, pajeando ese tronco. –“¿Te gusta que sea así de grande?”- pregunto con picardía el maduro, entendiendo por la sonrisa de la jovencita, que así era.
April estaba contenta de que ellos continuaran con ese ferviente encuentro y no le prestaran atención a ella. Alessandra de forma traviesa deja esa tranca madura entre su cola, en tanto sus suaves y cálidas palmas tocaban el torso del maduro. Tomás acariciaba esos glúteos y masturbaba su polla. –“Me muero por tenerla toda adentro”- dijo ella, jadeando y aplastando la cara de Tomás con sus senos. –“Desde el primer contacto has estado devorándome con los ojos mis tetas, así que ahora hazlo”- añadió, percibiendo la respiración de él humedeciendo sus bizcochos.
Tomás se sentía en el cielo con esos dos pechos macizos ahogándolo, quería amasarlos y comerlos vorazmente. Como podía se las ingeniaba para morder, chupar y besar esas suaves montañas que presionaban cada vez con más fuerza. –“Uuuufff”- exclamo la chica, ansiando que ese veterano la castigada con su robusta daga. El hombre sin huir de esa acalorada prisión, perfiló su miembro para enterrarlo en el coñito babeante de la colorina, quien no opuso resistencia y recibió con gusto el pedazo de Tomás.
April quedó impresionada con el entusiasmo que movía las caderas Alessandra, prácticamente estaba brincando sobre esa erguida estaca de carne. Sus gordas tetas tambaleaban, otorgándole así, burbujas de aires al maduro. Era tan obscena la escena, que la Milf sintió la necesidad de inmortalizarla. Viendo la cámara fotográfica de la joven en el mueble, la coge y comienza a tomar fotos en distintos ángulos, sin que ellos lo notaran. Entre más imagines capturaba, más regocijo sentía en su ardiente cuerpo.
Entre brinco y brinco, las piernas de Alessandra comenzaron a temblar, su cuerpo parecía más pesado y apenas mantenía algo de la intensidad inicial. Tomás al notar esto, saca de su rostro de esas sudorosas y húmedas tetas, para mirar a su joven amante. Ella tenía su boca abierta, mientras jadeaba, con la punta de su lengua afuera. Él sabía que la muchacha le pedía a través de su mirada que tomada las riendas de la follada, que le machada con fuerza su vagina y le comiera los labios para acallar cualquier aullido.
Todo eso, Tomás hizo, sin soltar los firmes glúteos de la colorada, inició a mover ligeramente su pelvis. A medida que su boca se iba aproximando a la de ella, sus estocadas fueron crescendo. Para cuando atrapó esos labios de rubí, sus bombeos eran tan intensos que Alessandra arañaba sus hombros. La cabeza de la pelirroja daba vuelta por tanto placer, pero Tomás no se detendría con sus embestidas y morreos, porque sabía que si lo hacía, ella no se lo perdonaría.
Aprovechando la vulnerabilidad de la joven, insertó uno de sus dedos en su recto, causando que llegara a un nuevo orgasmo, que fue más intenso que el anterior. Tomás sentía que su verga estaba aprisionada por los músculos vaginales de ella, chupándolo como si fuera una boca. Sin poder resistir más, él también cayó rendido y liberó una gran descarga dentro de ese chochito. Ambos quedaron echados en la cama, completamente agotados. La rubia acariciaba su vulva con una pequeña sonrisa, mirando el cuerpo de su esposo.
Ella dejó que descansaran unos minutos, para luego despertarlos para que fueran a cenar, Tomás se vistió, pero Alessandra, no quiso moverse de ese colchón húmedo por el sudor de los dos y sus fluidos. Después de la cena, April, se quedó a solas con Josefina, lavando los platos, la mujer aprovecha ese instante, para empezar a jugar con la mente de su hermana. –“¿No te gustaría comer algo grueso, muy duro y a la vez jugoso?"- preguntó con total osadía, Josefina no entendió el contexto y motivo de esta consulta, pero tampoco fingió inocencia, al contrario fue muy directa.
Josefina: Aquello suena como una polla... Y claro que me gustaría comerme una así, aunque tampoco estoy necesitara. Tengo una que me consiente todos los días y la estoy entrenando para que sea la mejor de todas.
April: Veo que confías mucho en tus capacidades para sacar el mejor rendimiento a un hombre.
Josefina: Que te puedo decir hermana mayor. He sido una muy buena mentora para varios, aunque entre las dos, tú me superas por mucho.
April: Solo he estado con un hombre en toda mi vida, para presumir que soy buena sacando el mejor rendimiento a los hombres.
Josefina: Puede que sea solo un hombre, no es un gran historial, pero debes estar orgullosa de algo y es que muchas desearía poder estar en tu lugar, por la forma en la que te entierra su polla y te hace aullar.
April: No lo veía de esa manera, hermanita. Gracias por abrirme los ojos.
Dijo con ironía.
Josefina: De nada, hermana mayor.
April: Por cierto, ¿a ti te gustaría estar en mi lugar?
Josefina quedó desconcertada al oír aquella pregunta, aunque después de unos segundos, ríe.
Josefina: Si dijera que no, estaría mintiendo. Obvio que me encantaría estar en tu lugar, aunque sea una noche.
April se excitó al oír esa declaración, sonriendo se dijo a sí misma, –“Pronto hermanita, muy pronto vas a poder disfrutar de la maravillosa verga de Tom”-
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Los siguientes relatos que publicaré, llevarán otro nombre, pero serán partes de esta historia. Espero que les haya gustado el relato, gracias.
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