Por respeto voy a obviar parte de la informacióny cambiar ciertos detalles
Cuando llego el momento de la ofrenda no me parecióextraño que pasara el en vez de sus ayudantes, al menos por el sector en el queyo me encontraba, tampoco me importo demasiado cuando al pasar la bolsa endonde cada uno ponía lo que quería y podía, rozo mis manos.
Él me había estado mirando de una forma en laque a mi me incomodaba y yo imagine que era por cómo había ido vestido al culto,pero que para mi era normal: Una remera mangas largas de color rosado, un pantalónde jean negro y zapatillas del mismo color, no me parecía nada llamativo laverdad, quizás eran mis movimientos, pero en realidad no tenía ni idea que fuelo que lo hacia mirarme con tanta intensidad incluso mientras daba el mensaje.
Las horas pasaron y el templo comenzaba avaciarse de a poco, muy de a poco porque todavía el, quien dirigía el mensaje,estaba hablando pero quizás lo más importante ya había sucedido, la verdad esque yo conocía poco y nada del funcionamiento general porque no era de ir habitualmente,pero vieron que todos tenemos esas épocas espirituales de vez en cuando endonde necesitamos un lugar en donde resguardarnos del mundo que solo buscaconsumirte, bueno, al menos en mi caso cada vez era más de eso.
Literalmente ya no quedaba nadie en laiglesia, casi nadie en realidad porque había gente que siempre se quedaba a suscuestiones personales y yo me había quedado o pretendía quedarme a simplementecontemplar cuando aquel hombre se me acerco y me dijo que quería hablar conmigoa solas, lo primero que se me ocurrió era que iba a decirme algo por miatuendo, por mis movimientos, por mi forma de dirigir a los demas o lo que sea,todo en mi era criticable desde cierta perspectiva espiritual si se quiere.
Fuimos a un lugar que estaba detrás de donde habíadado el su mensaje, yo no sé por qué, pero me sentía un poco excitada pero tambiénarrepentida, aunque no sabia bien de que debía arrepentirme.
Estas muy linda hoy – dijo en tono muy bajo, mirándomecon cierta autoridad.
Yo aun no decía nada de nada, simplemente lomiraba sin hacer movimiento alguno tampoco.
Me gustaría mucho invitarte a algún lado fuerade este lugar en algún momento, pero necesito que si aceptas me prometasconfidencialidad, si necesitas dinero no tengo problema por eso – continúohablando como esas personas que quieren decir todo lo que tienen que decir rápidamentepor nervios, pero supongo que también por si alguien lo escuchaba.
Luego de escucharlo y notar que se había calladopara no decir ni una sola palabra mas que pudiera comprometerlo contesto – me encantaría!Usted diga donde y cuando – acto seguido le dije cuanto quería por miconfidencialidad sabiendo que a esas alturas ya él no tenía vuelta atrás, aunquesiempre podía negarlo todo y apuntarme con el dedo a mí.
Algunos días después nos encontramos en unaplaza cercana al lugar de culto, el venia vestido normalmente como un ciudadanocomún y corriente, con un aire relajado que antes no le había notado. Cuandofinalmente llego a mi encuentro, me saludo con un beso en la mejilla que casise deslizo hacia la comisura de mis labios y luego confeso.
Vamos a ir a casa, tenemos que tener cuidado –aclaro fríamente.
Me pareció extraño porque si bien sabía que vivíasolo su casa quedaba detrás del lugar de culto, pero se entraba por una calleque reconozco que era poco visible, eso le daba privacidad todo el tiempo a ély ahí entendí para que usaba ese recurso además de lo evidente.
No hablamos mucho en el camino, el estabarealmente nervioso al menos hasta que llegamos a entrar a su casa, ahí fue adonde apenas termino de cerrar la puerta me beso como si supiera realmente comohacerlo y en donde, podía saborear en sus labios la necesidad de tenerme desdehacia mucho tiempo.
Si bien él estaba vestido comúnmente mi morbome impedía no imaginármelo en el atuendo en que yo normalmente lo veía, el atuendode toda la vida. Cuando tomo mi rostro luego de besarme y me puso de rodillasfrente a el explote de placer, incluso antes de comenzar a lamer su miembrosluego de que se quitara los pantalones, no solo para lamérselo sino parasaborearlos y tener todo eso dentro de mi boca que no paraba de salivar en esemomento, el sabor en mi boca era sencillamente perfecto en ese momento y entendíaque ese hombre hacia mucho que no sentía placer, acabo demasiado rápido en mí,pero me pidió unos minutos antes de intentarlo por segunda vez.
Se paro de la silla en donde se había sentadomientras me veía masturbarme, ya estábamos completamente desvestidos los dos y yoya no podía controlar mi mirada lasciva, esa mirada que decía siempre: “Has loque quieras conmigo, ¡soy tuya!”
Se acerco a mi y me puso de pie, me giro mirandoa la pared y en un segundo estuvo dentro mío, mi ano estaba cerrado en esemomento, mas de la cuenta, por lo que costo hacer que su verga entre en mi perocon fuerza y saliva lo logro, grite, me encanto y siguió moviéndose para mi yyo para él, encorvándome para que mi cola se parara más, luego me tomo de lospelos y me arrojo sobre una gran mesa de madera que parecía muy antigua, ahí mehizo mirarlo mientras abría mis piernas con sus manos y volvía a entrar en mí,me permitió a duras penas que con mi mano salivara un poco mi ano mientrasentraba para no lastimarme mas de la cuenta, aunque creo que el queríalastimarme. Me puso un apodo que no voy a decirlo, pero el quería que menombrara así y la también tenía un nombre “especial”.
Con el paso del tiempo el sexo se volvía mas ymas intenso, repetimos varias posiciones sexuales y terminamos en su cuarto, elquería cogerme fuerte y en cuatro sobre su cama antes de acabarme una vez más,pero esta vez dentro y en la cola.
Me quede todo el día en su casa y el me tomabalas veces que el quería hasta la noche, preferimos los dos que yo me fuera aesa hora para evitar riesgos absurdos para el y para aceitar la forma de entrary salir del lugar porque el me pidió que nos viéramos frecuentemente con susreglas y mis costos, no había problema por eso, sabíamos que los dos estábamos asalvo por la confidencialidad que necesitábamos ambos, aunque en realidad esaera su fantasía, la realidad es que el único complicado de que esta experienciasaliera a la luz seria él.
Cuando nos despedimos me beso una vez más, mefui sin pensar demasiado pero sabiendo que había tenido una de las experienciasmas locas de mi vida sin dudas y que quizás era parte del servicio que me correspondíadar a la comunidad, ser el objeto sexual de los hombres.
Cuando llego el momento de la ofrenda no me parecióextraño que pasara el en vez de sus ayudantes, al menos por el sector en el queyo me encontraba, tampoco me importo demasiado cuando al pasar la bolsa endonde cada uno ponía lo que quería y podía, rozo mis manos.
Él me había estado mirando de una forma en laque a mi me incomodaba y yo imagine que era por cómo había ido vestido al culto,pero que para mi era normal: Una remera mangas largas de color rosado, un pantalónde jean negro y zapatillas del mismo color, no me parecía nada llamativo laverdad, quizás eran mis movimientos, pero en realidad no tenía ni idea que fuelo que lo hacia mirarme con tanta intensidad incluso mientras daba el mensaje.
Las horas pasaron y el templo comenzaba avaciarse de a poco, muy de a poco porque todavía el, quien dirigía el mensaje,estaba hablando pero quizás lo más importante ya había sucedido, la verdad esque yo conocía poco y nada del funcionamiento general porque no era de ir habitualmente,pero vieron que todos tenemos esas épocas espirituales de vez en cuando endonde necesitamos un lugar en donde resguardarnos del mundo que solo buscaconsumirte, bueno, al menos en mi caso cada vez era más de eso.
Literalmente ya no quedaba nadie en laiglesia, casi nadie en realidad porque había gente que siempre se quedaba a suscuestiones personales y yo me había quedado o pretendía quedarme a simplementecontemplar cuando aquel hombre se me acerco y me dijo que quería hablar conmigoa solas, lo primero que se me ocurrió era que iba a decirme algo por miatuendo, por mis movimientos, por mi forma de dirigir a los demas o lo que sea,todo en mi era criticable desde cierta perspectiva espiritual si se quiere.
Fuimos a un lugar que estaba detrás de donde habíadado el su mensaje, yo no sé por qué, pero me sentía un poco excitada pero tambiénarrepentida, aunque no sabia bien de que debía arrepentirme.
Estas muy linda hoy – dijo en tono muy bajo, mirándomecon cierta autoridad.
Yo aun no decía nada de nada, simplemente lomiraba sin hacer movimiento alguno tampoco.
Me gustaría mucho invitarte a algún lado fuerade este lugar en algún momento, pero necesito que si aceptas me prometasconfidencialidad, si necesitas dinero no tengo problema por eso – continúohablando como esas personas que quieren decir todo lo que tienen que decir rápidamentepor nervios, pero supongo que también por si alguien lo escuchaba.
Luego de escucharlo y notar que se había calladopara no decir ni una sola palabra mas que pudiera comprometerlo contesto – me encantaría!Usted diga donde y cuando – acto seguido le dije cuanto quería por miconfidencialidad sabiendo que a esas alturas ya él no tenía vuelta atrás, aunquesiempre podía negarlo todo y apuntarme con el dedo a mí.
Algunos días después nos encontramos en unaplaza cercana al lugar de culto, el venia vestido normalmente como un ciudadanocomún y corriente, con un aire relajado que antes no le había notado. Cuandofinalmente llego a mi encuentro, me saludo con un beso en la mejilla que casise deslizo hacia la comisura de mis labios y luego confeso.
Vamos a ir a casa, tenemos que tener cuidado –aclaro fríamente.
Me pareció extraño porque si bien sabía que vivíasolo su casa quedaba detrás del lugar de culto, pero se entraba por una calleque reconozco que era poco visible, eso le daba privacidad todo el tiempo a ély ahí entendí para que usaba ese recurso además de lo evidente.
No hablamos mucho en el camino, el estabarealmente nervioso al menos hasta que llegamos a entrar a su casa, ahí fue adonde apenas termino de cerrar la puerta me beso como si supiera realmente comohacerlo y en donde, podía saborear en sus labios la necesidad de tenerme desdehacia mucho tiempo.
Si bien él estaba vestido comúnmente mi morbome impedía no imaginármelo en el atuendo en que yo normalmente lo veía, el atuendode toda la vida. Cuando tomo mi rostro luego de besarme y me puso de rodillasfrente a el explote de placer, incluso antes de comenzar a lamer su miembrosluego de que se quitara los pantalones, no solo para lamérselo sino parasaborearlos y tener todo eso dentro de mi boca que no paraba de salivar en esemomento, el sabor en mi boca era sencillamente perfecto en ese momento y entendíaque ese hombre hacia mucho que no sentía placer, acabo demasiado rápido en mí,pero me pidió unos minutos antes de intentarlo por segunda vez.
Se paro de la silla en donde se había sentadomientras me veía masturbarme, ya estábamos completamente desvestidos los dos y yoya no podía controlar mi mirada lasciva, esa mirada que decía siempre: “Has loque quieras conmigo, ¡soy tuya!”
Se acerco a mi y me puso de pie, me giro mirandoa la pared y en un segundo estuvo dentro mío, mi ano estaba cerrado en esemomento, mas de la cuenta, por lo que costo hacer que su verga entre en mi perocon fuerza y saliva lo logro, grite, me encanto y siguió moviéndose para mi yyo para él, encorvándome para que mi cola se parara más, luego me tomo de lospelos y me arrojo sobre una gran mesa de madera que parecía muy antigua, ahí mehizo mirarlo mientras abría mis piernas con sus manos y volvía a entrar en mí,me permitió a duras penas que con mi mano salivara un poco mi ano mientrasentraba para no lastimarme mas de la cuenta, aunque creo que el queríalastimarme. Me puso un apodo que no voy a decirlo, pero el quería que menombrara así y la también tenía un nombre “especial”.
Con el paso del tiempo el sexo se volvía mas ymas intenso, repetimos varias posiciones sexuales y terminamos en su cuarto, elquería cogerme fuerte y en cuatro sobre su cama antes de acabarme una vez más,pero esta vez dentro y en la cola.
Me quede todo el día en su casa y el me tomabalas veces que el quería hasta la noche, preferimos los dos que yo me fuera aesa hora para evitar riesgos absurdos para el y para aceitar la forma de entrary salir del lugar porque el me pidió que nos viéramos frecuentemente con susreglas y mis costos, no había problema por eso, sabíamos que los dos estábamos asalvo por la confidencialidad que necesitábamos ambos, aunque en realidad esaera su fantasía, la realidad es que el único complicado de que esta experienciasaliera a la luz seria él.
Cuando nos despedimos me beso una vez más, mefui sin pensar demasiado pero sabiendo que había tenido una de las experienciasmas locas de mi vida sin dudas y que quizás era parte del servicio que me correspondíadar a la comunidad, ser el objeto sexual de los hombres.
0 comentarios - Él es un hombre religioso y yo soy su puta