Ese hombre, ese macho que solo conocía a través de la pantalla estaba allí… detrás de la puerta de la habitación del hotel en la que me estaba quedando en Buenos Aires.
Cuando oí los golpes en la puerta sentí muchas cosas juntas, no sé cuantas… calor, miedo, morbo, excitación, qué más? se me endurecieron los pezones y me dí cuenta que era la oportunidad de sacar todo eso que tenía retenido.
Caminé hasta la puerta, abrí y él estaba allí parado, con su jeans y su remera justa que marcaban esas largas piernas y su hermosa pija escondida atrás de un cierre de metal.
Le permití apenas entrar por seguridad de que nadie nos viera pero apenas cerré la puerta y él volteó sentí unas ganas incontenibles de besarlo, nunca había besado a un hombre pero sentí que a él si le quería comer la boca, fue intenso, las lenguas se tocaron a los pocos instantes y eso fue el detonante de todo lo que vino después.
Él es tímido y sin experiencia con hombres, recordé que le había prometido ir despacio así que para liberar tensiones lo invité a sacarse la ropa (yo ya estaba en bóxer y con una remera) e ir a darse una ducha, que si quería podía ser compartida, él aceptó.
Dos hombres peludos y desnudos bajo la misma ducha no es lo más común de ver, sin embargo me sentía tan “normal” tan cómodo allí.
Cuando el agua empezó a caer sobre nosotros liberamos los miedos y las tensiones y empezamos a besarnos nuevamente, los besos eran muy intensos e incluían el cuello, las orejas y por supuesto el pecho.
Él sabía que mi pecho es un punto débil así que lo dejó para el final, mientras tanto yo aprovechaba a disfrutar y recorrer con mis manos su pija, huevos y por supuesto su hermosa cola.
A los pocos minutos ya sentí que estaba muy caliente y noté que él también, que estaba como empezando a disfrutar de verdad lo que estaba pasando así que lo invité a mi cama.
Viendo cómo venía la situación opte por tomar un rol más dominante así que fue él quién se puso de rodillas primero para cumplir su primera fantasía, meterse una pija en la boca y chuparla como una putita. Qué bien que lo hace… por dios! yo lo ayudaba con mis manos en su nuca pero una vez que agarró el ritmo me hacía gemir como loco, tanto que tuve que sacarle la pija de la boca porque me iba a hacer acabar.
En ese momento ya se lo notaba caliente y desinhibido, tenía la boca llena de saliva, y un poquito de semen también entreverado y al parecer le gustaba, se sentía cómodo en ese rol de putita.
Le permití que se parara, nos besamos e intercambiamos esos fluidos de boca en boca y no pude contenerme más, di la vuelta y me paré detrás de él, le di unos cuantos besos en la nuca y la espalda y lo induje a que se dejara caer sobre la caja con la cola para arriba.
Esa imagen fue tremenda… esa cola peluda y durita ahí entregada para mí hizo que me fuera de cabeza a comerla y pasarle la lengua por todos los rincones, iba y venía de arriba abajo, le chupaba los huevos que asomaban apenas, hice mi mejor trabajo, tanto que sentía sus gemidos tanto como si lo estuviera pajeando.
El siguiente paso fue apoyar mi pija (que para ese momento estaba que explotaba) entre las nalgas y comenzar un franeleo frenético, aprovechando que él tenía toda la cola mojada de mis chupadas, entre el roce y el sonido de la pija que va y viene hizo que explotara de calentura y él perdiera los pocos miedos que le quedaban… fue tan así que en un momento me agarró del brazo, me llevó hasta él y me susurro que por favor se la metiera, “despacio por favor” terminó diciendo.
Continuará...
Les agradezco comentarios y puntos (nicovariopinto@gmail.com)
Cuando oí los golpes en la puerta sentí muchas cosas juntas, no sé cuantas… calor, miedo, morbo, excitación, qué más? se me endurecieron los pezones y me dí cuenta que era la oportunidad de sacar todo eso que tenía retenido.
Caminé hasta la puerta, abrí y él estaba allí parado, con su jeans y su remera justa que marcaban esas largas piernas y su hermosa pija escondida atrás de un cierre de metal.
Le permití apenas entrar por seguridad de que nadie nos viera pero apenas cerré la puerta y él volteó sentí unas ganas incontenibles de besarlo, nunca había besado a un hombre pero sentí que a él si le quería comer la boca, fue intenso, las lenguas se tocaron a los pocos instantes y eso fue el detonante de todo lo que vino después.
Él es tímido y sin experiencia con hombres, recordé que le había prometido ir despacio así que para liberar tensiones lo invité a sacarse la ropa (yo ya estaba en bóxer y con una remera) e ir a darse una ducha, que si quería podía ser compartida, él aceptó.
Dos hombres peludos y desnudos bajo la misma ducha no es lo más común de ver, sin embargo me sentía tan “normal” tan cómodo allí.
Cuando el agua empezó a caer sobre nosotros liberamos los miedos y las tensiones y empezamos a besarnos nuevamente, los besos eran muy intensos e incluían el cuello, las orejas y por supuesto el pecho.
Él sabía que mi pecho es un punto débil así que lo dejó para el final, mientras tanto yo aprovechaba a disfrutar y recorrer con mis manos su pija, huevos y por supuesto su hermosa cola.
A los pocos minutos ya sentí que estaba muy caliente y noté que él también, que estaba como empezando a disfrutar de verdad lo que estaba pasando así que lo invité a mi cama.
Viendo cómo venía la situación opte por tomar un rol más dominante así que fue él quién se puso de rodillas primero para cumplir su primera fantasía, meterse una pija en la boca y chuparla como una putita. Qué bien que lo hace… por dios! yo lo ayudaba con mis manos en su nuca pero una vez que agarró el ritmo me hacía gemir como loco, tanto que tuve que sacarle la pija de la boca porque me iba a hacer acabar.
En ese momento ya se lo notaba caliente y desinhibido, tenía la boca llena de saliva, y un poquito de semen también entreverado y al parecer le gustaba, se sentía cómodo en ese rol de putita.
Le permití que se parara, nos besamos e intercambiamos esos fluidos de boca en boca y no pude contenerme más, di la vuelta y me paré detrás de él, le di unos cuantos besos en la nuca y la espalda y lo induje a que se dejara caer sobre la caja con la cola para arriba.
Esa imagen fue tremenda… esa cola peluda y durita ahí entregada para mí hizo que me fuera de cabeza a comerla y pasarle la lengua por todos los rincones, iba y venía de arriba abajo, le chupaba los huevos que asomaban apenas, hice mi mejor trabajo, tanto que sentía sus gemidos tanto como si lo estuviera pajeando.
El siguiente paso fue apoyar mi pija (que para ese momento estaba que explotaba) entre las nalgas y comenzar un franeleo frenético, aprovechando que él tenía toda la cola mojada de mis chupadas, entre el roce y el sonido de la pija que va y viene hizo que explotara de calentura y él perdiera los pocos miedos que le quedaban… fue tan así que en un momento me agarró del brazo, me llevó hasta él y me susurro que por favor se la metiera, “despacio por favor” terminó diciendo.
Continuará...
Les agradezco comentarios y puntos (nicovariopinto@gmail.com)
2 comentarios - El hombre de la pantalla