Bueno, aquí traigo el capítulo 2 de esta continuación alternativa del segundo libro, ya terminada.
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+700 pags
Recomiendo leer 1,2,3 y 2.5, en ese orden.
Espero que les guste, van 6 meses de trabajo.
Saludos
ESCENA 2:
SAB: Hermoso… Te extrañé ¿sabes?.- Me dijo de manera muy tierna.
Ella también había cambiado su chip. Y no me molestaba, obvio, pero sí me sorprendía mucho.
Como si tampoco ya no le importara nada.
¿Era así?
YO: Yo también, hermosa… Unas ganas de hacerte el amor tengo…- Le dije agarrando su rostro con las dos manos.
Esas pecas…
Estaban al rojo vivo.
Sonrió, ruborizándose.
Dios… Qué hermosa sonrisa…
Entramos al cuarto y cerramos la puerta.
Nada ni nadie nos iba a interrumpir. Tampoco me importaba que Mara siguiera cogiendo de manera tan promiscua por ahí.
Se había excedido… Como nunca en la vida…
Todas juntas…
¿En la boca? ¿Sin forros? ¿Adentro?
No quería ni recordarlo…
Sabrina me sujetaba muy fuerte mientras nos comíamos la boca yendo a la cama.
La manera en que lo hacía… No sé… No eran simples besos…
Por momentos, incluso, miraba para abajo.
Sujetándola de la cintura y suavemente del cuello, por el margen de una de sus mejillas, fuimos caminando juntos hacia atrás, besándonos sin poder despegarnos.
Ese olor de su boca…
Ya me pertenecía…
¿Por qué?
No me interesaba esa respuesta, sólo lo que me daba…
SAB: Hoo… Umm…- Suspiraba de manera inusual, mordiendo mis labios.
Bajé un poco más mi mano y la agarré de la cola.
El shorcito de jean que se había puesto, desabotonado, decidió ante la insistencia de mi extremidad.
Ahora sólo la parte baja de su húmeda bikini separaba su piel de la mía…
SAB: Tenía unas ganas de besarte… Oohh…- Expresó como si nada le impidiera hacerlo.
Que me dijera eso me partía al medio.
Todas esas semanas que pasaron desde la última vez que la había visto, fueron eternas…
Ahora entendía por qué…
Yo también la extrañaba…
A causa de un movimiento torpe de mi parte, choqué con la cama y caí de espaldas, junto con Sabrina.
SAB: ¡Uy! Jaja
Ella hizo lo propio sobre mi pecho. Por poco y nos chocamos los dientes, je.
YO: No sos la única que revolea a la gente…
Sonrió viéndome directo a los ojos.
Esas perlas azules se veían hasta en la más infinita oscuridad…
Qué diosa del Olimpo lucía sobre mí, con sus grandes y pulposos pechos meciendose sobre mi rostro.
Sus brazos estaban ligeramente apoyados en mis músculos pectorales y yo, me encontraba a la espera de que ella siguiera devorándome la boca.
Y así fué…
Sin darme cuenta, me había vuelto un completo adicto a sus besos, a su aroma, a su saliva.
Con cada choque de nuestros labios, recordé aquellos días que habíamos pasado también allí…
De no haber sido por ella, no podría haber soportado este cambio tan radical en mi vida. Quiero decir, las de ambos…
¿Qué estaría haciendo ahora? me pregunté.
No tenía sentido buscar una respuesta. No con semejante bombón de dulce de leche conmigo.
Además, esa secuencia de hacía sólo instantes, me había terminado de romper el alma y si Sabrina no hubiera estado en ese momento y lugar, el resultado hubiera sido trágico. Al menos para mí.
Las partes de mi esencia que aún buscaban unirse, lo hacían a causa del actuar de la pelirroja. Claro que sí. ¿Por quién más sino?
De solo pensar en la posibilidad de que no se encontrara conmigo…
Pasamos como 10 minutos sin poder dejar besarnos. Incluso, podía sentir la irritación de la piel de mi boca.
Aunque eso no fue óbice para que, en la misma posición y ya completamente desnudos, no le hiciera el amor como Dios manda.
Recuerdo esa fracción de segundo en que mi verga erecta tomó contacto con su delicada y rosa vagina.
Mmm…
Ese calor… Esa humedad… Alteraron todos mis signos vitales.
¿Y lo más increíble?
Que su primer orgasmo llegó antes del minuto.
¿Qué?
¿Cómo tan rápido?
No podía creerlo…
Menos de sesenta segundos penetrándola fueron suficientes para que se fundiera en un grito hermoso y me besara con el ceño fruncido y sujetando fuerte mis manos.
No podía ser real…
¿Era por mí?
No podía estar más feliz de que le pasara eso…
SAB: Ay, perdón… Hoo… Hoo…- Respiró agitada y sonriendo con los ojos cerrados.
Sus pezones, del color de un rosa bien claro, se aplastaban contra la piel de mi pecho.
Qué ricura…
YO: Ja… Me encantas…
Abrió sus ojos, con todo el pelo en el rostro…
No…
Esa mirada…
La mimé en la cintura y la cola. Qué bien se sentía su cuero al tacto.
YO: ¿Queres que me corra?
SAB: No, no… Je… Hermoso…
Mi verga, bien dura aún, latía dentro de su estrecha vulva, a la espera de poder continuar.
La miré y sonreí.
SAB: ¿Qué?
YO: Nada…
SAB: Decime…- Replicó aún algo agitada.
YO: Te volviste tan…- Me interrumpió.
SAB: Pará…
YO: ¿Qué?
Pareció estar dubitativa.
SAB: No, no importa, creo… Perdón…
YO: Tranquila… Solo te iba decir lo especial que te volviste para mí…
Abrió sus ojos, en una hermosa expresión.
Me miró como diciendo “qué pibe”.
SAB: Ahora te toca a vos, arriba…- Replicó con una sonrisa pícara.
YO: ¿Ah sí?
SAB: Ajam…
Lentamente, se movió hacia el costado.
Fue divina la sensación cuando mi miembro salió de dentro de ella.
YO: Haaa…-
Cuando se recostó boca arriba y sus gomas hicieron ese efecto rebote, casi me derrito sobre ella.
Para colmo, el cabello colorado había quedado esparcido sobre la cama, todo a la izquierda.
Lucía como una diabla…
No podía dejar de sonreír.
SAB: Dejá de sonreír así…
YO: ¿Por qué? jaja
SAB: Porque me vas a matar…- Expresó con una profundamente preciosa en la mirada.
Bajé, con mis brazos a sus costados y me apoyé sobre ella.
La vi suspirar…
Me observó como diciendo “¿lo vas a hacer de nuevo?” y con el beso terrible que le pegué se lo confirmé.
Umm…
Sabrina separó sus piernas para poder dejarme entrar nuevamente en ella.
No puedo describir lo que sentí cuando mi verga tomó nuevamente contacto con su conchita.
Dios…
La manera en que mi glande atravesó sus labios vaginales…
Mojados y calientes…
Además, la forma en que suspiró en mi boca cuando lo hice. Y se llevó con él, cada fibra de mi cuerpo que se estremeció.
Abrió su boca, así como si se hubiera sumergido en un estanque de agua helada.
Uh…
Recordarlo, aún me eriza la piel…
Como el abrazacaras de Alien, Sabrina cerró sus piernas por detrás de mí, cual si fuera de su propiedad.
Y nada me gustaba más que eso.
YO: Hermosa…- Le dije mordiéndome.
Ella sólo sonrió. No dijo nada.
Y claro, no podíamos hablar demasiado en ese momento.
¿Sobre qué?
¿Sobre cómo iba desarrollándose todo?
¿Cómo todo se había ido al carajo?
No tenía sentido.
Nos quedaba únicamente disfrutar cada momento.
Eso que tuve en el pecho durante las últimas semanas, parecía irse cuando estaba con ella. Supongo que debería de significar algo.
¿No?
Durante 15 o 20 minutos le hice el amor hasta que no aguanté más.
Fueron muchas caricias, muchos besos los que atentaron contra mi voluntad, sumado a lo que venía cargando desde antes.
Me tocó a mí acabar, esa vez.
YO: Uuuggghh…- Hice intentando contenerlo, ya que estaba muy dentro de ella.
Pero Sabrina, envuelta en un placer y lujuria sin precedentes, no me dejó salir.
Abrí los ojos como un sapo.
¿Cómo?
SAB: No pares, gor, no pares… Haa… Haa…- Gemía en continuado, con todos los pechos mojados de mi baba.
YO: Voy a acabar, roja, no puedo más… Aahhh…
Al oírme, no sólo no depuso su actitud, sino que me apretó con más fuerza, mordiendo su labio inferior con mucha intensidad.
¿De verdad?
Y fue un segundo…
Un pequeño instante en el que abrió los ojos y me vió. Estaba toda ruborizada y con el ceño fruncido, pero la descifré. Claro que lo hice…
Se me volvió intenible.
Y el problema no era que acabe… Si no la manera en que lo iba a hacer. Con mucha fuerza. Y no sé si eso era prudente.
Cerré los puños en la sábana y cómo si aullara por un dolor incesante, comencé a eyacular dentro de ella.
SAB: Aaaahh… ¡Dios, amor! Aaaahhh…
¿Amor?
YO: Mmmmmmm… Oooohhh…
Nunca me había dolido tanto una expulsión de semen…
Fueron 3, seguidas y muy fuertes.
Volé, sabiendo la cantidad de esperma que le estaba tirando en el interior de su vagina.
Pero fue más explosivo el grito casi desgarrador de Sabrina, con su segundo orgasmo.
SAB: Oooooorrrghh… Aahah…- Alcanzó a decir antes de que se le fuera la voz y me dejara mudo.
Uff…
Eso se escuchó desde la luna…
Caí rendido sobre mis antebrazos y su boca.
No podía respirar.
Ni ella… Que cada aliento que podía recobrar, lo gastaba en un beso para mí, agarrandome del pelo.
SAB: Dios… Cómo me gustas, nene… Aahh… Haa…
“Asombrado” creo que es la palabra correcta.
Era evidente el cambio de actitud en Sabrina. Más allá de que estaba totalmente complacido, no dejaba de sorprenderme.
¿Por qué?
¿Qué pasó en estas semanas?
Más allá de que nos besamos otro rato, sin despegarnos, yo pensaba que había de dejado de ser una cuestión puramente sexual con ella.
Obvio que hacía tiempo que sentía un cariño, pero eso también había cambiado. No sé qué tenía ella.
¿El aura? ja
No lo podía explicar.
Claramente no se portaba igual que las otras chicas. Ni hablar de Mara…
Había comenzado a aceptar la idea de que sólo estaba en esa casa por mí.
¿Podría ser?
Algo me decía que Sabri que ya no era la misma. Así como tampoco ella, que en ese momento quién sabe lo que estaba haciendo…
Todo eso pasaba por mi cabeza en ese instante y en el que vino después, en el que la colorada iba camino a su tercer polvo, cabalgando sentada sobre mis piernas, al borde de la cama.
No podíamos parar. Ni tampoco habíamos salido de la habitación.
Todo su cabello estaba al costado de su cabeza, mientras me succionaba los labios con los ojos cerrados.
Los jadeos íntimos que se reproducían en ese cuarto eran combustible para cualquier espectador que se encontrara cerca.
La abrazaba con un amor…
Sí, ese cariño ya se había transformado en algo más. Algo como eso…
Cuando dejaba de comerme, para poder respirar un poco, yo hundía mi cabeza en sus tetas.
Me derretía por lo rica que estaba. Sentir todo el peso de su cuerpito, saltando sobre el mío era un placer de dioses.
Y su figura no ameritaba menos, que compararla con alguien de esa índole.
Pude comprobar que cargaba con una vergüenza extrema. Y no era para menos, después de la semejante intimidad que estábamos teniendo. Porque eso era, una clase de intimidad única entre nosotros. Así como Mara también la tenía…
Su tercer orgasmo llegó cuando le dije algo que quizá no debí decirle…
Lo que pasa es que así lo sentí y así me salió.
“Vine por vos” le susurré en un momento que me abrazó y me mordió el cuello.
Y en un además tosco y descontrolado, acabó otra vez más.
Ja…
Si era un sueño, no quería despertar ahora… Ni nunca…
Quedó abrazada a mí, en silencio y suspirando como una loba.
Imploraba porque ese rato fuera eterno. No quería que termine.
Además, me estaba yendo muy bien, je…
SAB: Dios… Estoy toda mojada…- Exclamó respirando fuerte.
YO: Puedo hacer que te mojes más…
Se separó un poco y me vio a los ojos. Tenía todo el rostro sudado.
Yo le sonreí.
SAB: Uff… Basta de esas sonrisitas…
YO: Jaja… Yo podría decir lo mismo…
SAB: Sos increíble…- Soltó mordiéndose.
Lo más lindo, quizá, era que permanecía con mi miembro dentro de su vagina, que casi que se había convertido en una suerte de hogar para él… Y no podía estar más confortable…
YO: Vos lo sos… ¿Te gusta?
Sonrió, como tentada.
SAB: ¿Vos que crees? Oooomm…- Respondió succionando media cara.
Dios… Esos besos…
YO: ¿Queres la cuarta? jaja
Abrió los ojos como diciendo “qué atrevido”.
SAB: No puedo creer todo lo que estamos haciendo…
YO: Yo tampoco… Pero de parar ni hablemos…- Le respondí abrazándola fuerte.
SAB: Hermoso…- Me respondió y apoyó su mejilla en mi cabeza.
Ella era todo lo que quería en ese momento…
YO: No me respondiste aún…
Comenzó a reír, pero de vergüenza.
Qué bella, por el amor de dios…
YO: ¿Qué?
SAB: Sí… Pero esta vez, de espaldas quiero…
Uhh… Cuando dijo eso…
Sentí una punzada tremenda en la punta de la verga.
No tardé demasiado en hacerla cambiar de posición, con cuidado, claro. Me coloqué de rodillas, por detrás de su envidiable figura.
YO: ¿Así?.- Le dije agarrándola desde atrás.
No tiene descripción fiel posible lo que sentí cuando su cola pegó contra mi vientre.
SAB: Ajam…- Respondió mirándome de costado y llevando mis manos a sus tetas.
Qué infierno de mujer…
No me importaba tener la pija toda roja ya por tanta fricción.
Me acomodé un poco y puse la punta de mi miembro, nuevamente entre sus labios vaginales.
SAB: Mmm… Despacito, hermoso…- Dijo dulcemente.
Qué lindo fue ponersela así…
No sé cómo hacer para describir con total sintonía semejante secuencia…
Su cola, divina, pegaba contra mi pubis al compás de sus gemidos.
“Haa… Haaa.. Haa… Ummm… Haaa…” se oía en ese cuarto de la casa.
Mientras le hacía el amor pensaba “no puede ser cierto que semejante bombón esté conmigo”
Plaf, plaf, plaf, cacheteaba su cola en mi pubis.
Todo a la par de su sonrisa, a la cuál veía de costado.
Encima me daba besos…
Se giraba y me chuponeaba la boca, cada tanto, cuando la empalmaba.
¡Qué rico!
Además, era hermosa la sensación de mi verga, deslizándose en la cavidad vaginal de Sabrina. No quería sacarsela nunca.
Le besaba la espalda, el cuello… Acompañado de su aroma tan característico…
SAB: No puede ser… Ummm…
YO: ¿Qué, hermosa?
SAB: Estoo… Ahhh… La manera en que me lo hacess… Aahhh… Me pones loca…
Uff…
Ya me estaba quedando sin resto.
Y la verdad que venía guantando como un campeón. No era fácil estar a la altura de tremendo minón como ella.
Su cuerpo, su belleza, su clase… Tan fina y delicada…
Era la perdición. Mi perdición…
YO: No tiene explicación lo que me haces sentir… Aaahh… Te voy a hacer el amor todos los días…
Cuando le dije eso, pegó un grito tremendo.
SAB: Aaaaauuu…
YO: ¿Te dolió, hermosa?
SAB: No, no pares… Ahhh… Ahhh… Sí… Umm…
Se inclinó más adelante, apoyando sus tetas contra la cama.
Casi me mata con ese movimiento.
YO: Ooohhh… ¿Sabes qué, hermosa?
SAB: ¿Qué bombón? Haaa…- Suspiró
YO: Me encantó acabarte adentro antes… Uuhh…
SAB: ¡Ay! Dios… Jonás… Ahhh…
YO: Perdón, te lo tenía que decir…
SAB: Mmmm me encantó…
YO: ¿Sí?
SAB: Sí, muchísimo… Salió fuerte… Ahhhh…
Ya estábamos chorreando sudor, pero me quedaba tiempo para una deliciosa maniobra más, antes de que toda fuerza de voluntad para seguir se derrumbara.
Me subí un poco más sobre ella y la tomé de la cara desde abajo hacia arriba.
Su expresión lo fue todo…
No se esperaba que hiciera eso. Ni tiempo de gemir le di y le comí la boca.
Fue sumamente sabroso, ya que seguía penetrándola a la vez que la besaba.
SAB: Umm… Dios… Aaamm… Haa…- Sonreía en mis labios.
Qué linda manera de cogerla…
¡Mamita!
Para colmo, como un iluso había creído que me iba a favorecer hacérselo así. Ja…
¡Qué equivocado estaba!
Era tan placentero que aceleré el proceso…
Aunque aún así, intenté estirarlo.
Sobre todo, porque Sabrina estaba muy rica…
Se sentía terrible…
Único…
Tanto así que me empecé a retorcer.
SAB: Ay… Un poquito más, un poquito más… Haa…- Expresó con una voz orgásmica que me la hizo más difícil.
Encima sonreía…
YO: Hermosa… No… Puedo más…- Le respondí haciendo fuerza para no acabar.
SAB: Mmmm… Haa…. Siiiii… Aaaah…- Gritó fuerte.
¿Otro más?
Me contracturé todo el cuello, pero seguí cogiéndola desde atrás y más rápido. Lo más rápido que pude.
SAB: Nene.. Ahhh… Sí, sí… Aaaahh…-
No sé si fue la noche o qué, pero increíblemente, Sabrina comenzó a venirse otra vez. Sí, a la par mío.
Por ese motivo y dado que me estaba cayendo a causa de la fuerza que se me vencía, le devoré la boca zarpadamente.
SAB: Jonás… No… Ahhh…- Empezó a moverse toda, con gestos de fuerza.
¿De verdad otro orgasmo?
Uff…
SAB: Ay, no puedo más…- Expresó y fuertemente se hizo hacia atrás, clavándose mi verga bien adentro.
Exploté…
Salvaje…
Debido a su brusco movimiento, cayó pesadamente contra la cama y yo, sobre ella.
De reflejo, la abracé y continué besando mientras, acabamos…
SAB: Haaaa… Haaa… Mmm…
YO: Aaarrgg… Hermosa… Me mataste… Oooh…- Le dije escupiendo nuevamente dentro de su conchita y saboreando su boca…
Su sexo hervía.
SAB: Ay, bombón… Oooh… Te amo…- Dijo como si nada, haciéndome sentir una explosión en el corazón.
¿Qué?
¿Oí bien?
Abrí los ojos de golpe, más allá de la fatiga tremenda que sentía.
¿Cómo?
¿Te amo?
Pero enseguida, continuó.
SAB: Jaja no… Uff… Perdón… Ja… Dios… No quise decir eso…
Me salí con cuidado de su interior y me coloqué a su lado.
Aún no caía.
La miré sonriendo, sorprendido por sus palabras.
Ambos estábamos exhaustos.
Se giró hacia mí, de costado. Estaba violeta…
SAB: No me mires así… Jaja… De verdad no quise decir eso…
Yo la miraba descolocado.
A pesar de que se desdecía, lo había dicho.
Mudo me dejó.
SAB: Ay, decí algo… Me dejé llevar por el momento, pero no quise decir eso, gor…- Explicaba con su rostro cada vez más morado.
YO: Bueno, está bien… Jaja…
SAB: Ahora vas a pensar cualquiera… ¡Qué tarada!
Se me tiró encima, con una mano en mi rostro.
“Chuiik” se escuchó mientras se reía.
YO: ¿De qué te reís, roja?
SAB: Basta de sonreír así… En serio…- Me dijo muy avergonzada.
YO: Está bien jaja… Me sale solo… Me sorprendí…
SAB: Me quiero morir…
YO: Está bien que ames a tu protector…
SAB: Qué tonto…- Dijo pegándome con el brazo…
Me reía.
¿Se le habrá escapado por la vorágine o lo sentía de verdad?
De solo pensarlo…
SAB: No, posta… Sabes que te adoro… Pero dije una boludes, porque me dejé llevar…
YO: Ta bien…- Me reí, algo tentado.
SAB: De verdad te digo… ¡Me voy a mi casa, eh!
YO: No, no… ¿Estás loca, vos? Si te vas me voy con vos jaja
Me miraba como no creyendo lo que dijo.
Puede ser que lo haya dicho sin pensar…
Pero seguía riendose y tomándome del rostro.
SAB: Igual, sabes que te quiero… No te hagas…
La mueca se me dibujó sola.
YO: Yo también…
SAB: Pero posta ¿está claro, no? jaja
YO: Olvidate…
Se mordió el labio y sonrió, cerrando los ojos y quedándose completamente boca arriba.
YO: ¿Qué es esa risa?
Se agarró la cabeza y me miró, con sus labios entre sus dientes.
Otra vez más, se rió suspirando.
SAB: Es que nunca había acabado tantas veces seguidas… ¡Dios! Me encantó jaja.- Expresó con una sinceridad que me partió el alma a la mitad.
Verla sonreír de esa manera, toda ruborizada, sin poder ocultar su sentimiento, me voló la cabeza.
Encima y, más allá de su yerro, me tomó del rostro y me dio un beso más, que por poco y me causa un hormigueo en el estómago.
Estaba fascinado…
Atrás había quedado la secuencia tan cruda que presencié en ese baño…
Nada era mejor que lo que viví en ese rato.
Cada vez, Sabrina me sacaba más y más de esa fría realidad en la que estaba sumergido desde hacía meses.
Me cambiaba todo. La energía, las ganas…
Mientras me abrazaba tiernamente, tomando un respiro de nuestra alborotada sesión apasionada, pensaba en lo necesaria que se volvía para mí. No quería soltarla, je.
Amaba tener su atención…
Y poco me importaba que alguien entrara en la habitación y nos viera así, tan acaramelados…
Y por lo que parecía, a ella tampoco…
Permaneció junto a mí un buen rato. En realidad, ambos, intentabamos recuperar las energías perdidas.
Aún tenía muchas cosas por procesar.
Lo del baño… El repentino cambio de actitud de Sabrina hacia mí… Lo que venía por delante en esos días…
Era demasiado…
Encima recién empezaba todo…
Pero la miraba a ella y todo cobraba sentido…
¿Por qué?
Sinceramente no lo sé. Bueno, no lo sabía hasta ese momento.
Y a pesar de ese mal rato del principio, estaba totalmente complacido por esos instantes con Sabrina.
¡Dios!
Cuatro orgasmos tuvo…
¡Cuatro!
¿En cuánto tiempo?
¿Una hora?
Ja…
De no creer…
Si así iba a comenzar mi estadía allí, ya estaba deseoso por averiguar lo que me depararían las próximas horas y ¿días?
No me importaba más nada. No si ella estaba allí, conmigo.
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Espero que les guste, van 6 meses de trabajo.
Saludos
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SAB: Hermoso… Te extrañé ¿sabes?.- Me dijo de manera muy tierna.
Ella también había cambiado su chip. Y no me molestaba, obvio, pero sí me sorprendía mucho.
Como si tampoco ya no le importara nada.
¿Era así?
YO: Yo también, hermosa… Unas ganas de hacerte el amor tengo…- Le dije agarrando su rostro con las dos manos.
Esas pecas…
Estaban al rojo vivo.
Sonrió, ruborizándose.
Dios… Qué hermosa sonrisa…
Entramos al cuarto y cerramos la puerta.
Nada ni nadie nos iba a interrumpir. Tampoco me importaba que Mara siguiera cogiendo de manera tan promiscua por ahí.
Se había excedido… Como nunca en la vida…
Todas juntas…
¿En la boca? ¿Sin forros? ¿Adentro?
No quería ni recordarlo…
Sabrina me sujetaba muy fuerte mientras nos comíamos la boca yendo a la cama.
La manera en que lo hacía… No sé… No eran simples besos…
Por momentos, incluso, miraba para abajo.
Sujetándola de la cintura y suavemente del cuello, por el margen de una de sus mejillas, fuimos caminando juntos hacia atrás, besándonos sin poder despegarnos.
Ese olor de su boca…
Ya me pertenecía…
¿Por qué?
No me interesaba esa respuesta, sólo lo que me daba…
SAB: Hoo… Umm…- Suspiraba de manera inusual, mordiendo mis labios.
Bajé un poco más mi mano y la agarré de la cola.
El shorcito de jean que se había puesto, desabotonado, decidió ante la insistencia de mi extremidad.
Ahora sólo la parte baja de su húmeda bikini separaba su piel de la mía…
SAB: Tenía unas ganas de besarte… Oohh…- Expresó como si nada le impidiera hacerlo.
Que me dijera eso me partía al medio.
Todas esas semanas que pasaron desde la última vez que la había visto, fueron eternas…
Ahora entendía por qué…
Yo también la extrañaba…
A causa de un movimiento torpe de mi parte, choqué con la cama y caí de espaldas, junto con Sabrina.
SAB: ¡Uy! Jaja
Ella hizo lo propio sobre mi pecho. Por poco y nos chocamos los dientes, je.
YO: No sos la única que revolea a la gente…
Sonrió viéndome directo a los ojos.
Esas perlas azules se veían hasta en la más infinita oscuridad…
Qué diosa del Olimpo lucía sobre mí, con sus grandes y pulposos pechos meciendose sobre mi rostro.
Sus brazos estaban ligeramente apoyados en mis músculos pectorales y yo, me encontraba a la espera de que ella siguiera devorándome la boca.
Y así fué…
Sin darme cuenta, me había vuelto un completo adicto a sus besos, a su aroma, a su saliva.
Con cada choque de nuestros labios, recordé aquellos días que habíamos pasado también allí…
De no haber sido por ella, no podría haber soportado este cambio tan radical en mi vida. Quiero decir, las de ambos…
¿Qué estaría haciendo ahora? me pregunté.
No tenía sentido buscar una respuesta. No con semejante bombón de dulce de leche conmigo.
Además, esa secuencia de hacía sólo instantes, me había terminado de romper el alma y si Sabrina no hubiera estado en ese momento y lugar, el resultado hubiera sido trágico. Al menos para mí.
Las partes de mi esencia que aún buscaban unirse, lo hacían a causa del actuar de la pelirroja. Claro que sí. ¿Por quién más sino?
De solo pensar en la posibilidad de que no se encontrara conmigo…
Pasamos como 10 minutos sin poder dejar besarnos. Incluso, podía sentir la irritación de la piel de mi boca.
Aunque eso no fue óbice para que, en la misma posición y ya completamente desnudos, no le hiciera el amor como Dios manda.
Recuerdo esa fracción de segundo en que mi verga erecta tomó contacto con su delicada y rosa vagina.
Mmm…
Ese calor… Esa humedad… Alteraron todos mis signos vitales.
¿Y lo más increíble?
Que su primer orgasmo llegó antes del minuto.
¿Qué?
¿Cómo tan rápido?
No podía creerlo…
Menos de sesenta segundos penetrándola fueron suficientes para que se fundiera en un grito hermoso y me besara con el ceño fruncido y sujetando fuerte mis manos.
No podía ser real…
¿Era por mí?
No podía estar más feliz de que le pasara eso…
SAB: Ay, perdón… Hoo… Hoo…- Respiró agitada y sonriendo con los ojos cerrados.
Sus pezones, del color de un rosa bien claro, se aplastaban contra la piel de mi pecho.
Qué ricura…
YO: Ja… Me encantas…
Abrió sus ojos, con todo el pelo en el rostro…
No…
Esa mirada…
La mimé en la cintura y la cola. Qué bien se sentía su cuero al tacto.
YO: ¿Queres que me corra?
SAB: No, no… Je… Hermoso…
Mi verga, bien dura aún, latía dentro de su estrecha vulva, a la espera de poder continuar.
La miré y sonreí.
SAB: ¿Qué?
YO: Nada…
SAB: Decime…- Replicó aún algo agitada.
YO: Te volviste tan…- Me interrumpió.
SAB: Pará…
YO: ¿Qué?
Pareció estar dubitativa.
SAB: No, no importa, creo… Perdón…
YO: Tranquila… Solo te iba decir lo especial que te volviste para mí…
Abrió sus ojos, en una hermosa expresión.
Me miró como diciendo “qué pibe”.
SAB: Ahora te toca a vos, arriba…- Replicó con una sonrisa pícara.
YO: ¿Ah sí?
SAB: Ajam…
Lentamente, se movió hacia el costado.
Fue divina la sensación cuando mi miembro salió de dentro de ella.
YO: Haaa…-
Cuando se recostó boca arriba y sus gomas hicieron ese efecto rebote, casi me derrito sobre ella.
Para colmo, el cabello colorado había quedado esparcido sobre la cama, todo a la izquierda.
Lucía como una diabla…
No podía dejar de sonreír.
SAB: Dejá de sonreír así…
YO: ¿Por qué? jaja
SAB: Porque me vas a matar…- Expresó con una profundamente preciosa en la mirada.
Bajé, con mis brazos a sus costados y me apoyé sobre ella.
La vi suspirar…
Me observó como diciendo “¿lo vas a hacer de nuevo?” y con el beso terrible que le pegué se lo confirmé.
Umm…
Sabrina separó sus piernas para poder dejarme entrar nuevamente en ella.
No puedo describir lo que sentí cuando mi verga tomó nuevamente contacto con su conchita.
Dios…
La manera en que mi glande atravesó sus labios vaginales…
Mojados y calientes…
Además, la forma en que suspiró en mi boca cuando lo hice. Y se llevó con él, cada fibra de mi cuerpo que se estremeció.
Abrió su boca, así como si se hubiera sumergido en un estanque de agua helada.
Uh…
Recordarlo, aún me eriza la piel…
Como el abrazacaras de Alien, Sabrina cerró sus piernas por detrás de mí, cual si fuera de su propiedad.
Y nada me gustaba más que eso.
YO: Hermosa…- Le dije mordiéndome.
Ella sólo sonrió. No dijo nada.
Y claro, no podíamos hablar demasiado en ese momento.
¿Sobre qué?
¿Sobre cómo iba desarrollándose todo?
¿Cómo todo se había ido al carajo?
No tenía sentido.
Nos quedaba únicamente disfrutar cada momento.
Eso que tuve en el pecho durante las últimas semanas, parecía irse cuando estaba con ella. Supongo que debería de significar algo.
¿No?
Durante 15 o 20 minutos le hice el amor hasta que no aguanté más.
Fueron muchas caricias, muchos besos los que atentaron contra mi voluntad, sumado a lo que venía cargando desde antes.
Me tocó a mí acabar, esa vez.
YO: Uuuggghh…- Hice intentando contenerlo, ya que estaba muy dentro de ella.
Pero Sabrina, envuelta en un placer y lujuria sin precedentes, no me dejó salir.
Abrí los ojos como un sapo.
¿Cómo?
SAB: No pares, gor, no pares… Haa… Haa…- Gemía en continuado, con todos los pechos mojados de mi baba.
YO: Voy a acabar, roja, no puedo más… Aahhh…
Al oírme, no sólo no depuso su actitud, sino que me apretó con más fuerza, mordiendo su labio inferior con mucha intensidad.
¿De verdad?
Y fue un segundo…
Un pequeño instante en el que abrió los ojos y me vió. Estaba toda ruborizada y con el ceño fruncido, pero la descifré. Claro que lo hice…
Se me volvió intenible.
Y el problema no era que acabe… Si no la manera en que lo iba a hacer. Con mucha fuerza. Y no sé si eso era prudente.
Cerré los puños en la sábana y cómo si aullara por un dolor incesante, comencé a eyacular dentro de ella.
SAB: Aaaahh… ¡Dios, amor! Aaaahhh…
¿Amor?
YO: Mmmmmmm… Oooohhh…
Nunca me había dolido tanto una expulsión de semen…
Fueron 3, seguidas y muy fuertes.
Volé, sabiendo la cantidad de esperma que le estaba tirando en el interior de su vagina.
Pero fue más explosivo el grito casi desgarrador de Sabrina, con su segundo orgasmo.
SAB: Oooooorrrghh… Aahah…- Alcanzó a decir antes de que se le fuera la voz y me dejara mudo.
Uff…
Eso se escuchó desde la luna…
Caí rendido sobre mis antebrazos y su boca.
No podía respirar.
Ni ella… Que cada aliento que podía recobrar, lo gastaba en un beso para mí, agarrandome del pelo.
SAB: Dios… Cómo me gustas, nene… Aahh… Haa…
“Asombrado” creo que es la palabra correcta.
Era evidente el cambio de actitud en Sabrina. Más allá de que estaba totalmente complacido, no dejaba de sorprenderme.
¿Por qué?
¿Qué pasó en estas semanas?
Más allá de que nos besamos otro rato, sin despegarnos, yo pensaba que había de dejado de ser una cuestión puramente sexual con ella.
Obvio que hacía tiempo que sentía un cariño, pero eso también había cambiado. No sé qué tenía ella.
¿El aura? ja
No lo podía explicar.
Claramente no se portaba igual que las otras chicas. Ni hablar de Mara…
Había comenzado a aceptar la idea de que sólo estaba en esa casa por mí.
¿Podría ser?
Algo me decía que Sabri que ya no era la misma. Así como tampoco ella, que en ese momento quién sabe lo que estaba haciendo…
Todo eso pasaba por mi cabeza en ese instante y en el que vino después, en el que la colorada iba camino a su tercer polvo, cabalgando sentada sobre mis piernas, al borde de la cama.
No podíamos parar. Ni tampoco habíamos salido de la habitación.
Todo su cabello estaba al costado de su cabeza, mientras me succionaba los labios con los ojos cerrados.
Los jadeos íntimos que se reproducían en ese cuarto eran combustible para cualquier espectador que se encontrara cerca.
La abrazaba con un amor…
Sí, ese cariño ya se había transformado en algo más. Algo como eso…
Cuando dejaba de comerme, para poder respirar un poco, yo hundía mi cabeza en sus tetas.
Me derretía por lo rica que estaba. Sentir todo el peso de su cuerpito, saltando sobre el mío era un placer de dioses.
Y su figura no ameritaba menos, que compararla con alguien de esa índole.
Pude comprobar que cargaba con una vergüenza extrema. Y no era para menos, después de la semejante intimidad que estábamos teniendo. Porque eso era, una clase de intimidad única entre nosotros. Así como Mara también la tenía…
Su tercer orgasmo llegó cuando le dije algo que quizá no debí decirle…
Lo que pasa es que así lo sentí y así me salió.
“Vine por vos” le susurré en un momento que me abrazó y me mordió el cuello.
Y en un además tosco y descontrolado, acabó otra vez más.
Ja…
Si era un sueño, no quería despertar ahora… Ni nunca…
Quedó abrazada a mí, en silencio y suspirando como una loba.
Imploraba porque ese rato fuera eterno. No quería que termine.
Además, me estaba yendo muy bien, je…
SAB: Dios… Estoy toda mojada…- Exclamó respirando fuerte.
YO: Puedo hacer que te mojes más…
Se separó un poco y me vio a los ojos. Tenía todo el rostro sudado.
Yo le sonreí.
SAB: Uff… Basta de esas sonrisitas…
YO: Jaja… Yo podría decir lo mismo…
SAB: Sos increíble…- Soltó mordiéndose.
Lo más lindo, quizá, era que permanecía con mi miembro dentro de su vagina, que casi que se había convertido en una suerte de hogar para él… Y no podía estar más confortable…
YO: Vos lo sos… ¿Te gusta?
Sonrió, como tentada.
SAB: ¿Vos que crees? Oooomm…- Respondió succionando media cara.
Dios… Esos besos…
YO: ¿Queres la cuarta? jaja
Abrió los ojos como diciendo “qué atrevido”.
SAB: No puedo creer todo lo que estamos haciendo…
YO: Yo tampoco… Pero de parar ni hablemos…- Le respondí abrazándola fuerte.
SAB: Hermoso…- Me respondió y apoyó su mejilla en mi cabeza.
Ella era todo lo que quería en ese momento…
YO: No me respondiste aún…
Comenzó a reír, pero de vergüenza.
Qué bella, por el amor de dios…
YO: ¿Qué?
SAB: Sí… Pero esta vez, de espaldas quiero…
Uhh… Cuando dijo eso…
Sentí una punzada tremenda en la punta de la verga.
No tardé demasiado en hacerla cambiar de posición, con cuidado, claro. Me coloqué de rodillas, por detrás de su envidiable figura.
YO: ¿Así?.- Le dije agarrándola desde atrás.
No tiene descripción fiel posible lo que sentí cuando su cola pegó contra mi vientre.
SAB: Ajam…- Respondió mirándome de costado y llevando mis manos a sus tetas.
Qué infierno de mujer…
No me importaba tener la pija toda roja ya por tanta fricción.
Me acomodé un poco y puse la punta de mi miembro, nuevamente entre sus labios vaginales.
SAB: Mmm… Despacito, hermoso…- Dijo dulcemente.
Qué lindo fue ponersela así…
No sé cómo hacer para describir con total sintonía semejante secuencia…
Su cola, divina, pegaba contra mi pubis al compás de sus gemidos.
“Haa… Haaa.. Haa… Ummm… Haaa…” se oía en ese cuarto de la casa.
Mientras le hacía el amor pensaba “no puede ser cierto que semejante bombón esté conmigo”
Plaf, plaf, plaf, cacheteaba su cola en mi pubis.
Todo a la par de su sonrisa, a la cuál veía de costado.
Encima me daba besos…
Se giraba y me chuponeaba la boca, cada tanto, cuando la empalmaba.
¡Qué rico!
Además, era hermosa la sensación de mi verga, deslizándose en la cavidad vaginal de Sabrina. No quería sacarsela nunca.
Le besaba la espalda, el cuello… Acompañado de su aroma tan característico…
SAB: No puede ser… Ummm…
YO: ¿Qué, hermosa?
SAB: Estoo… Ahhh… La manera en que me lo hacess… Aahhh… Me pones loca…
Uff…
Ya me estaba quedando sin resto.
Y la verdad que venía guantando como un campeón. No era fácil estar a la altura de tremendo minón como ella.
Su cuerpo, su belleza, su clase… Tan fina y delicada…
Era la perdición. Mi perdición…
YO: No tiene explicación lo que me haces sentir… Aaahh… Te voy a hacer el amor todos los días…
Cuando le dije eso, pegó un grito tremendo.
SAB: Aaaaauuu…
YO: ¿Te dolió, hermosa?
SAB: No, no pares… Ahhh… Ahhh… Sí… Umm…
Se inclinó más adelante, apoyando sus tetas contra la cama.
Casi me mata con ese movimiento.
YO: Ooohhh… ¿Sabes qué, hermosa?
SAB: ¿Qué bombón? Haaa…- Suspiró
YO: Me encantó acabarte adentro antes… Uuhh…
SAB: ¡Ay! Dios… Jonás… Ahhh…
YO: Perdón, te lo tenía que decir…
SAB: Mmmm me encantó…
YO: ¿Sí?
SAB: Sí, muchísimo… Salió fuerte… Ahhhh…
Ya estábamos chorreando sudor, pero me quedaba tiempo para una deliciosa maniobra más, antes de que toda fuerza de voluntad para seguir se derrumbara.
Me subí un poco más sobre ella y la tomé de la cara desde abajo hacia arriba.
Su expresión lo fue todo…
No se esperaba que hiciera eso. Ni tiempo de gemir le di y le comí la boca.
Fue sumamente sabroso, ya que seguía penetrándola a la vez que la besaba.
SAB: Umm… Dios… Aaamm… Haa…- Sonreía en mis labios.
Qué linda manera de cogerla…
¡Mamita!
Para colmo, como un iluso había creído que me iba a favorecer hacérselo así. Ja…
¡Qué equivocado estaba!
Era tan placentero que aceleré el proceso…
Aunque aún así, intenté estirarlo.
Sobre todo, porque Sabrina estaba muy rica…
Se sentía terrible…
Único…
Tanto así que me empecé a retorcer.
SAB: Ay… Un poquito más, un poquito más… Haa…- Expresó con una voz orgásmica que me la hizo más difícil.
Encima sonreía…
YO: Hermosa… No… Puedo más…- Le respondí haciendo fuerza para no acabar.
SAB: Mmmm… Haa…. Siiiii… Aaaah…- Gritó fuerte.
¿Otro más?
Me contracturé todo el cuello, pero seguí cogiéndola desde atrás y más rápido. Lo más rápido que pude.
SAB: Nene.. Ahhh… Sí, sí… Aaaahh…-
No sé si fue la noche o qué, pero increíblemente, Sabrina comenzó a venirse otra vez. Sí, a la par mío.
Por ese motivo y dado que me estaba cayendo a causa de la fuerza que se me vencía, le devoré la boca zarpadamente.
SAB: Jonás… No… Ahhh…- Empezó a moverse toda, con gestos de fuerza.
¿De verdad otro orgasmo?
Uff…
SAB: Ay, no puedo más…- Expresó y fuertemente se hizo hacia atrás, clavándose mi verga bien adentro.
Exploté…
Salvaje…
Debido a su brusco movimiento, cayó pesadamente contra la cama y yo, sobre ella.
De reflejo, la abracé y continué besando mientras, acabamos…
SAB: Haaaa… Haaa… Mmm…
YO: Aaarrgg… Hermosa… Me mataste… Oooh…- Le dije escupiendo nuevamente dentro de su conchita y saboreando su boca…
Su sexo hervía.
SAB: Ay, bombón… Oooh… Te amo…- Dijo como si nada, haciéndome sentir una explosión en el corazón.
¿Qué?
¿Oí bien?
Abrí los ojos de golpe, más allá de la fatiga tremenda que sentía.
¿Cómo?
¿Te amo?
Pero enseguida, continuó.
SAB: Jaja no… Uff… Perdón… Ja… Dios… No quise decir eso…
Me salí con cuidado de su interior y me coloqué a su lado.
Aún no caía.
La miré sonriendo, sorprendido por sus palabras.
Ambos estábamos exhaustos.
Se giró hacia mí, de costado. Estaba violeta…
SAB: No me mires así… Jaja… De verdad no quise decir eso…
Yo la miraba descolocado.
A pesar de que se desdecía, lo había dicho.
Mudo me dejó.
SAB: Ay, decí algo… Me dejé llevar por el momento, pero no quise decir eso, gor…- Explicaba con su rostro cada vez más morado.
YO: Bueno, está bien… Jaja…
SAB: Ahora vas a pensar cualquiera… ¡Qué tarada!
Se me tiró encima, con una mano en mi rostro.
“Chuiik” se escuchó mientras se reía.
YO: ¿De qué te reís, roja?
SAB: Basta de sonreír así… En serio…- Me dijo muy avergonzada.
YO: Está bien jaja… Me sale solo… Me sorprendí…
SAB: Me quiero morir…
YO: Está bien que ames a tu protector…
SAB: Qué tonto…- Dijo pegándome con el brazo…
Me reía.
¿Se le habrá escapado por la vorágine o lo sentía de verdad?
De solo pensarlo…
SAB: No, posta… Sabes que te adoro… Pero dije una boludes, porque me dejé llevar…
YO: Ta bien…- Me reí, algo tentado.
SAB: De verdad te digo… ¡Me voy a mi casa, eh!
YO: No, no… ¿Estás loca, vos? Si te vas me voy con vos jaja
Me miraba como no creyendo lo que dijo.
Puede ser que lo haya dicho sin pensar…
Pero seguía riendose y tomándome del rostro.
SAB: Igual, sabes que te quiero… No te hagas…
La mueca se me dibujó sola.
YO: Yo también…
SAB: Pero posta ¿está claro, no? jaja
YO: Olvidate…
Se mordió el labio y sonrió, cerrando los ojos y quedándose completamente boca arriba.
YO: ¿Qué es esa risa?
Se agarró la cabeza y me miró, con sus labios entre sus dientes.
Otra vez más, se rió suspirando.
SAB: Es que nunca había acabado tantas veces seguidas… ¡Dios! Me encantó jaja.- Expresó con una sinceridad que me partió el alma a la mitad.
Verla sonreír de esa manera, toda ruborizada, sin poder ocultar su sentimiento, me voló la cabeza.
Encima y, más allá de su yerro, me tomó del rostro y me dio un beso más, que por poco y me causa un hormigueo en el estómago.
Estaba fascinado…
Atrás había quedado la secuencia tan cruda que presencié en ese baño…
Nada era mejor que lo que viví en ese rato.
Cada vez, Sabrina me sacaba más y más de esa fría realidad en la que estaba sumergido desde hacía meses.
Me cambiaba todo. La energía, las ganas…
Mientras me abrazaba tiernamente, tomando un respiro de nuestra alborotada sesión apasionada, pensaba en lo necesaria que se volvía para mí. No quería soltarla, je.
Amaba tener su atención…
Y poco me importaba que alguien entrara en la habitación y nos viera así, tan acaramelados…
Y por lo que parecía, a ella tampoco…
Permaneció junto a mí un buen rato. En realidad, ambos, intentabamos recuperar las energías perdidas.
Aún tenía muchas cosas por procesar.
Lo del baño… El repentino cambio de actitud de Sabrina hacia mí… Lo que venía por delante en esos días…
Era demasiado…
Encima recién empezaba todo…
Pero la miraba a ella y todo cobraba sentido…
¿Por qué?
Sinceramente no lo sé. Bueno, no lo sabía hasta ese momento.
Y a pesar de ese mal rato del principio, estaba totalmente complacido por esos instantes con Sabrina.
¡Dios!
Cuatro orgasmos tuvo…
¡Cuatro!
¿En cuánto tiempo?
¿Una hora?
Ja…
De no creer…
Si así iba a comenzar mi estadía allí, ya estaba deseoso por averiguar lo que me depararían las próximas horas y ¿días?
No me importaba más nada. No si ella estaba allí, conmigo.
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