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Segunda de coguendo con mi suegra

Cristo, tras haber poseído por primera vez a su suegra, la sigue persiguiendo, haciéndola suya nuevamente en su casa, aún estando su mujer en ella. No contento con ello, continua el acoso hasta que, aprovechando una estancia de su mujer en el hospital, vuelve hacer suya de nuevo a su suegra en la casa de esta, llenado su precioso coño con su semen, para luego terminar venciendo la resistencia de la madre de su mujer, quien termina accediendo a yacer con el mismo voluntariamente.
Tras lo ocurrido como mi suegra, el tiempo fue pasando sin ningún otro escarceo con la misma. Ella tampoco dejo de visitar en varias ocasiones mi casa, pero en todo momento intentaba evitarme. Por supuesto no había comentado a nadie nuestro encuentro, ni mi comportamiento con ella. Mi esposa por su parte continuaba con su embarazo de riesgo y quedaba por lo tanto descartado, cualquier intento se sexo con la misma. Eso me dejaba con un cierto desasosiego, extremo que me ocurre cuando paso cierto tiempo sin hacer el amor o sin masturbarme. Ya hacía tiempo que había descubierto que el sexo o la masturbación me ayudaban a controlar mi presión sanguínea, al tiempo que me relajaba bastante.
Por ello ante la situación de mi esposa, no me quedaba otro remedio que acudir a la auto-masturbación, circunstancia a la que solo podía acudir en algunos momentos, en casa.
Al propio tiempo seguía viendo a la suegra acudir por casa, y, su sola presencia, hacia endurecerme el nabo al instante. Notaba que Sara pese a que trataba de evitar quedarse a solas conmigo, en cuanto me veía se agitaba. En varias ocasiones, estando en casa ella captó como la miraba, notando su enrojecimiento al comprobar cómo llevaba mi mano hacia el bulto del pantalón para terminar tocándome el pene. Evidentemente, ella me echaba una mirada fulminante de reproche, al tiempo que se marchaba sumamente agitada hacia cualquier otro rincón de la casa.
Una tarde llegue a casa, y me di cuenta que mi esposa estaba descansando durmiendo la siesta en nuestro dormitorio. Su madre se encontraba en la cocina, por lo que aproveche la ocasión y me acerque donde se encontraba. Ella al verme llegar, deja de fregar, y enseguida se pone a la expectativa y en guardia, ante mi presencia. Me mira y me pregunta: -¿a qué viene?.
-tranquila suegra. Solo vengo a tomar algo a la cocina. ¿Tanto miedo le doy?
-Ya lo conozco. Y no me fio de Vd. – me contesto siempre en estado de alerta.
Tome un vaso de agua, la mire de arriba abajo, y le comente: -¿Por qué no deja de ponerse ya esa vestimenta? Al suegro no le va hacer nada con eso. Con lo buena que esta, debería usar una vestimenta que resaltara más su cuerpo.
Ella me mira, y me contesta:- Eso es problema mío. ¡Visto como me da la gana! ¡Ya sé que a ti te gustaría verme con una minifalda!, esto es lo que te gustaría ¿verdad?
-Con ese cuerpazo que tiene, una minifalda le quedaría del diez. Le conteste sonriendo.
-pues ¡te vas a quedar con las ganas!. Eso nunca lo verás en mi- me contesto.
Me sonreí, y le dije:- de todas formas suegra, puede vestir como quiera. ¡Pero a mí me gusta más verla totalmente en cueros!. Completamente desnudita. Ya sabe que ese cuerpo me pone.
Ella se gira hacia mí y me contesta alterada-¡tú lo que eres es un sinvergüenza!. No respetas ni a la madre de tu mujer. Te aseguro que no voy a permitir que te vuelvas a propasar más conmigo. ¡Te lo advierto! Me contesta alterada y de forma retadora.
Me acerque hasta ella, viendo que se ponía a la defensiva, le dije:- Altérese todo lo que quiera. Pero sabe que un día de estos volverá a ser mía de nuevo. “Sabe que en el fondo añora sentir mi tranca entrando en su coñito” ¿verdad que si suegra?.
-Eso jamás volverá a ocurrir…. sinvergüenza aléjate de mí- me contesto sumamente agitada. En el fondo sabía que mis palabras la excitaban, pero resultaba manifiesto que tampoco me iba a permitir nada. Su carácter conservador y sumamente autoritario era difícil de vencer. ¡La próxima vez que intente algo contra mi le denunciaré! ¡se lo advierto!
Me sonreí, y decidí no ponerla más alterada, ya que podía levantarse mi esposa. Pero al salir por la puerta de la cocina le dije: - ¡La próxima vez no solo le follaré ese coñito, sino que la montaré como una yegua! ¡váyase preparando!
-sinvergüenza….-me contesto, con la cara enrojecida por mis palabras y sumamente alterada.
Pasaron los días, y mis ansias de volver a tomar a mi suegra se acrecentaban. Aquella mujer me estaba volviendo loco. Mi esposa estaba ya en el sexto mes de embarazo, y por supuesto nada de nada, de relaciones con ella.
Sara, ante la situación de mi esposa, acudía a casa en esas fechas para ayudar, casi todos los días. Así fue como se dio la ocasión de nuevo. Un días percatándome que estaba fregando el baño de mi casa y mi esposa estaba descansando en el dormitorio, sin poder contenerme, entre el baño cerrando tras de mi la puerta. Ella la verme se alteró: -¿pero que hace aquí?. ¿Cómo se atreve a entrar? ¿no ve que estoy fregando el baño?
-relájese Sara. Se altera muy rápido. Le conteste mirándola de arriba abajo.
-Cristo. Salga de inmediato o grito. ¿a qué ha venido? - me pregunta con evidente agitación.
-¡Ya sabe a qué he venido suegra!. ¡Me tiene muy cerrero y tengo ganas de echarle un buen polvo! - le dije sin miramientos, y casi bajándome el cierre del pantalón al instante, dejándole a la vista mi cipote con una erección bastante creciente.
Sara se alteró. Los colores afloraron a su rostro. Pero, pese a lo violento de la situación, ella no dejó que contemplar mi mandarria que blandía fuera de mi pantalón, al tiempo que decía: -sinvergüenza. Salga de aquí… oh Dios mío… tapase eso...
Ni corto ni perezoso, y sin darle mucho tiempo a pensar, me acerque hasta donde se encontraba. Ella retrocedió hasta tropezar con el lavado. Pese a sus intentos de zafarse del abrazo, mí corpulencia hizo sus efectos y pronto se encontró sometida. Logré que la misma se colocara en cuatro mirando hacia el espejo del lavabo, y sin miramientos metí mano por debajo de su vestido subiéndolo hasta la misma cintura, dejando de nuevo a la vista su hermoso trasero completamente blanco. En esta ocasión portaba unas medias de color negro, y unas bragas blancas. Aquel cuerpo me excitaba.
-¿pero que me hace?. Oh cabrón suélteme. Voy a gritar .. suélteme- me decía intentando zafarse, e intentando golpearme. Era manifiesto que pese a todo no quería gritar muy alto para no llamar la atención de mi esposa.
Yo tremendamente encelado, de un tirón logré bajarle las bragas hasta más abajo de sus rodillas, y sin pérdida de tiempo, la obligué a separar las piernas. Nuevamente tenía su coño a mi disposición. Ademñas, al estar un poco inclinada sobre el lavado, pude visionar perfectamente, pese a su maraña de vellos, el hermoso coño de mi suegra. No me lo pensé más, y acerqué mi mandarria que blandía fuera de mi pantalón, para colocarme entre sus piernas y de un certero golpe logré clavarle casi la mitad de pene en su estrecho coño.
-oh no cabrón nooo otra vez noooo- exclamo al sentirse penetrada de nuevo. Era evidente que no se esperaba que en poco margen de tiempo, le hubiera envainado mi pene. Pero lo cierto es que, mi nabo entró más de la mitad de una sola vez en aquella estrecha vagina.
No la deje pensar mucho, y de un nuevo golpe de riñones terminé de envainarle completamente mi nabo hasta los mismos huevos. Joder, volví a recordar el enorme placer que me producía aquella vagina. ¡Mi suegra tenía un coño espectacular!. Su estrechez conllevaba que me produjera más placer, al notar la presión que ejercían las paredes de su vagina contra mi tranca. Mire al espejo, y ella también vio reflejada en el mismo mi figura. Le dije: - oh suegra ¡que ganas tenía de tenerla nuevamente clavada!. ¡Le gusta mi tranca verdad! ¿Verdad que necesitaba mi verga?
-cabrón salte. ¡Voy a gritar!. Mi hija se va a enterar de todo. Eres un desgraciado oooo- me decía mientras con ambas manos intentaba sujetarse al lavabo para aguantar mis profundas penetraciones. Mi cipote comenzó a horadar su vagina con gran énfasis, notando como se dilataba su coño a medida que mis bombeos se hacían más continuos y más firmes.
-grite cuanto quiera suegra. Pero en el fondo también me desea. ¡Vamos putita quiero ver como se corre!. Sé que lo está deseando.
-¡le juro que de esta lo mato…! oh por favor nooo oh cabron,….
Pese a sus protestas, pronto Sara comenzó a disfrutar. Aunque no quería aceptarlo, note como su vagina comenzó a apretar mi tranca, ejerciendo gran presión, dándome cuenta de que estaba pronto a venirse. Opte entonces por dejársela bien adentro de su coño, y la misma comenzó a revolverse con mi tranca dentro, apretando su culo hacia atrás para obtener mayor placer, mientras comenzó a moverse hacia adelante y hacia atrás, clavándose ella misma mi verga una y otra vez, hasta que no pudo más y alcanzó su orgasmo. Ella se dio cuenta de cómo la contemplaba a través del espejo, mientras se contraía, verificando las expresiones de su cara ante los estragos que aquel polvo le estaba produciendo. Tras unos momentos durante los cuales su cuerpo se convulsionó una y otra vez, observe como se relajo y su cuerpo quedó como desvanecido. Mi suegra había tenido un orgasmo de escándalo.
No le quise decir nada, pero tras unos momentos, comencé nuevamente a tomar la iniciativa y comencé a perforar su raja con gran energía, hasta que pronto mi eyaculación no se hizo esperar. Ella al darse cuenta, hizo varios intentos de salirse, hasta que al final consiguió que me saliera de ella. Pero mi semen ya estaba manando, por lo que sin contenerme más, vertí todo mi semen en sus nalgas y sus muslos. –oh siii.. que ganas tenías. Ooooo que corrida suegrita oooo
Realmente le pringue parte de su ropa y de su trasero. Tras acabar, se gira hacia mí y me afloja un tremendo tortazo que sonó en todo el baño como un tremendo trastazo. –sinvergüenza…cabrón…. lo has vuelto hacer. ¡Sal del baño!…¡te voy a denunciar!.
Yo tras meter mi nabo dentro del pantalón, salí del baño. El tortazo de la suegra había sido bastante fuerte, hasta el punto que me salió sangre por la comisura de los labios. En el fondo sabía que me lo tenía merecido. Pero tampoco me arrepentía. Me había logrado coger por segunda vez a mi suegra, y eso me satisfacía bastante.
Me repuse, y como pude me limpié la sangre que brotada de uno de mis labios. Me di cuenta que se me quedó la marca de la herida en los labios. Mi esposa evidentemente se iba a dar cuenta. De hecho, en el almuerzo, estando los tres sentado a la mesa, me pregunta: - ¿qué te ha pasado en el labio?
-No nada. Que me he mordido. Pero no es nada- le conteste, ante la mirada de satisfacción de mi suegra.
Tras lo acontecido en el baño, mi suegra en cuanto veía acercarme a ella, salía disparada. Así fueron pasando las semanas. Y mi esposa comenzó a manchar un poco, por los que los médicos recomendaron internarla en el Hospital durante unos días para estabilizarla y evitar problemas al feto.
Como consecuencia de ello, por las tardes comenzamos a visitar a mi esposa en el Hospital. Por supuesto, mi suegra en modo alguno aceptó que fuera a recogerla, por lo que iba y venía en taxi o en autobús. Y así ocurrió durante unos cinco días. Al sexto día, cuando terminó la visita en el Hospital, me percaté al salir que llovía torrencialmente. Ella había salido primero, y cuando llegue a la salida del Centro, la observé esperando por fuera del Hospital resguardada de la lluvia bajo un alero de la entrada. Estaba anocheciendo, y el agua no cesaba. Había bastante gente haciendo cola esperando por un taxi, percatándome el desespero de la gente. La parada de autobús estaba algo distanciada, y con la lluvia torrencial era prácticamente imposible llegar a ella, por lo que la mayor parte de los visitantes había optado por ir en taxi.
Viendo la situación, me acerque hasta donde se encontraba, y le comente:- Sara. Tengo el coche en el estacionamiento, y podemos llegar a el sin mojarnos. Ya ve la cola que tiene que hacer para tomar un taxi, y ¿si es que lo consigue?. ¡Ande, … vengase conmigo!.
Ella me mira con cara de pocas migas, y me contesta: aunque tenga que quedarme toda la noche aquí. Márchese… ya tomare un taxi. Con vd no iré a ninguna parte.
-¡como quiera! Después no me diga que no me ofrecí a llevarla.- le dije mientras me retiraba hacia el aparcamiento.
Estaba saliendo ya del aparcamiento del Hospital, casi en las afueras, cuando verificó la existencia de una caravana enorme de vehículos detenidos por un accidente. Los taxis no podían acceder al Hospital y estaban retenidos. Me llene de valor y regrese al aparcamiento. Me di cuenta desde lejos, que la gente estaba alterada por fuera del Hospital ya que no llegaban taxis, y ya la noticia de la retención había llegado a ellos. Localice a Sara y vi que estaba esperando, nerviosa, y no dejaba de mirar el reloj, viendo que ya era casi de noche cerrada y la lluvia se mantenía intensa y constante. Es más, los relámpagos comenzaron hacer su aparición. Yo sabía el temor que aquella tenía a los mismos.
Me acerque hasta donde estaba y al verme, me di cuenta que su rostro se ilumino. Al menos eso me pareció descubrir. No obstante, como obstinada me dice: - ¿a que ha vuelto? ¿Le ocurre algo a mi hija?
-Su hija está bien cuidada en la habitación. ¡He vuelto a por Vd!. le conteste.
-¿Por mi?- me contesta nerviosa y algo agitada, añadiendo- ya le dije que …
-Venga Sara. Hay una retención enorme a la entrada de la autopista y no creo que venga ningún taxi en mucho tiempo. ¡Ya ha visto la cola que tiene delante!. ¡Vamos tengo el coche en el estacionamiento!
Se le dije de una forma casi enérgica, autoritaria, y además la tome por el brazo, y ella, entre dudosa, no supo cómo reaccionar ante la gente que nos rodeaba y terminó por dejarse llevar y me acompañó hasta el coche. Ya dentro del mismo, a la salida del Hospital, ella verificó la enorme retención, y le dije:- lo siento por las personas que están esperando, pero lo tienen bastante complicado.
Ella en el fondo asintió pero no me dijo mas nada. Evidentemente se dio cuenta de que gracias a mi vuelta, hoy podría dormir en casa. Y con la lluvia que estaba cayendo se hacía más complicado aún.
Tras tomar varias carreteras secundarias, por fin llegamos a la casa de mi suegra. Durante el camino me di cuenta de su temor ante la gran cantidad de rayos que iluminaban la noche. Eran más de las diez y media de la noche. Comprobamos que la luz de la entrada de la casa estaba apagada, siendo posible que hubiera saltado un fusible como consecuencia de los rayos. Le dije: - tenga cuidado al bajarse. Voy por una linterna que tengo en el coche, a ver si puedo solucionar el problema de la luz. Espero que solo sea que haya saltado un fusible.
Ella no me hubiera permitido entrar en la casa estando sola, pero las circunstancias del momento la obligaron aceptar. Tras abrir la puerta, localicé el contador y pude contemplar que se trataba de un fusible que había saltado. Tras volver a colocarlo, volvió la energía eléctrica.
-Bueno. Parece que saltó la corriente con la lluvia y los relámpagos- le conteste.
Ella se quedó quieta sin decirme nada. Ambos teníamos ganas de cenar. Pero yo, ante todo, tenía unas ganas enormes de orinar. Por ello le dije:- voy un momento al baño. Me vengo aguantando las ganas desde hace tiempo.
Me di cuenta que se sonrojó, pero luego se marcho hasta la cocina. Cuando salí me dirigí a la cocina, y ella estaba preparando algo en el fuego. Ella entonces me dice:- siéntese un momento. No puede marcharse sin cenar. Estoy preparando algo.
-Pues tiene razón. Es bastante tarde, se lo agradezco. Y también tengo ganas de comer, no lo niego.
Mientras ella preparaba la cena, yo la miraba. Observaba el precioso trasero de aquella mujer y recordé lo ocurrido en su momento. Yo sabía que ella estaba pensando también en lo mismo, y notaba que por momento se agitaba y hasta perdía un poco el control de lo que estaba haciendo. Tras un rato, puso la cena en la mesa y comenzamos a comer.
En el momento mismo en que acabábamos de cenar, sonó un estruendo que hizo temblar toda la casa, iluminándose la estancia, y yéndose de nuevo la luz. Al momento los relámpagos hicieron su aparición.
Ella grito con voz aguda, y al tomar de nuevo la linterna constaté que estaba como asustada. –oh Dios mío ese ha tenido que caer muy cerca. Fue lo que atino a decir.
-eso parece. Pero tranquilícese, voy de nuevo a colocar el fusible. Note que volví a conectar la luz, y casi al momento volvió a saltar. Me di cuenta de la cara de preocupación de Sara. Tras colocarlo de nuevo, le dije:- ¿quiere que me quede esta noche con Vd? Veo que está asustada con este tiempo.
-¿quedarse conmigo ..? Me respondió casi revolviéndose, y mirándome con cara de preocupación. ¿Y que va a decir la gente luego?. Sabe que eso no está bien visto.
-Sara. ¡Nadie se va a enterar!. Además es de noche, ¿qué va hacer si se le vuelve a ir la luz? Tampoco creo que sea muy conveniente que me vaya a mi casa con este tiempo. Le comenté para hacerla dudar.
-pero…yo se que… ¿se va a portar bien?- me contesto.
La mire y le dije: -¿a qué se refiere con portarme bien?
-ya sabe a lo que me refiero. ¡No se haga el tonto…!- me dijo algo agitada.
-¿se refiere a si me la voy a follar de nuevo?. Pues, si le digo la verdad suegra llevo día tras día pensando en su vd. Ya sabe que su hija no puede tener relaciones sexuales, y tengo mi nabo y mis testículos llenos de mucha leche. ¡¡Y con necesidad de descargar!!.- le dije sin más y con total descaro.
Note como se sonrojó de nuevo y me contesta ¡Ya sabía yo que te querías aprovecharte de mí!. ¡Eres un sinvergüenza!.-Se detiene y añade. ¡Creo que mejor será que te marches!.
En ese momento volvió a saltar la luz. Toda la sala quedo a oscuras, y apenas se distinguía la figura de Sara. Me acerque hasta ella. Note que ella se dio cuenta, y me dijo:- ¡que va hacer… no se acerque…! pero al final terminé abrazándola.
-venga Sara tranquilícese. ¡Es solo un relámpago!. Me tiene aquí a su lado.
-Oh suélteme… que hace- exclamo al sentir como la abrazaba. Voy a gritar… suélteme…
-¿Por qué es tan arisca suegra? ¡Solo pretendo ayudarla! Le comente.
-¿Ayudarme?.. ¡Encima dice que pretende ayudarme!
-¿quiere que me marche?. Si así lo quiere me marcharé ¿Vd. decide?- le dije. La casa seguía a oscuras, y sabía que ella era bastante temerosa de los truenos y relámpagos. Y encima, la oscuridad la aterrorizaba. Me percaté que dudo. No me contesto. La seguía abrazando y notaba el agitar de su cuerpo.
Entonces me dirigí de nuevo al contador de la luz y volví a conectar la energía. Ella se relajó un poco. Me di cuenta que en lugar de contestarme, se giro y optó por dirigirse hacia su habitación. Yo me quedé un momento en la sala. No sabía cómo actuar, pero ni nabo estaba de nuevo enardecido. Por ello, sin saber cómo me iba a recibir, me acerque hasta su dormitorio, toque en la puerta y ella no me respondió. Dude si entrar o no.
Al ver que no me contestaba, decidí abrir la puerta, sorprendiéndome de que no tenía la llave puesta. Mi suegra no había cerrado la puerta. ¡Era algo extraño!.
Tras abrir la puerta me di cuenta que Sara se encontraba acostada dentro de la cama y la luz estaba apagada. Mi nabo se increpó al momento. Mi suegra no dijo nada. La escasa claridad que entraba en la habitación me había constatado que ella seguía despierta. Ante ello, decidí meterme en la cama con ella. ¡Era una completa locura, pero me arriesgue!
Ella estaba mirando hacia el otro lado. Me desprendí de mi ropa y me quede completamente en pelotas. Ella no me vio, pero si lo hubiera hecho hubiera contemplado que mi verga estaba con una erección mayúscula. No hubo ningún comentario. Levanté la ropa de la cama y me metí dentro. Apenas podía ver nada, pero me di cuenta que mi suegra estaba solo con un sostén y una braga. ¡Algo que nuevamente me sorprendió!
-¿Por qué se ha metido en mi cama?.-me pregunta ella, al verme ya dentro de la misma. ¿Que pretende?
-Suegra la noto muy agitada con este tiempo. Seguro que dormiremos mejor juntos. ¿No le parece?
- Es un caradura. ¡Como se atreve!. Luego se gira la cabeza hacia donde me encontraba a su lado y me dice: -Cristo no comprende que esto no puede seguir ocurriendo. Soy la madre de su mujer. Esto es una indecencia. Me dice ella.
-Sara. Será incesto, pecado o lo que quiera. Pero no puedo contenerme. Necesito hacerla mía de nuevo. Y sé que Vd. también lo desea.-le dije.
Me iba a contestar, pero en ese momento diversos relámpagos seguidos, la estremecieron, por lo que me acerque a ella y la abrace entre mis brazos. Ella no me rechazó, viendo como se apretaba a mi cuerpo como buscando refugio. Lo rodeaba con mis brazos, viendo que ella se acurrucaba entre los míos, acercando su culo hasta tropezar con mi verga.
Ella se percata de mi desnudez. Y continuando abrazada, me dice:- Oh Cristo .. ¿Se ha desanudo?.¡Oh Dios mío!. Ella, pasó su mano por mi vientre y alcanza mi nabo, el cual se encontraba con una buena erección. Note la agitación de Sara al tocar mi nabo. Pero no la retiró sino que la tomo en su mano, y comenzó a manosear la misma de arriba abajo, diciéndome: - Oh Cristo… ¿No pretenderá volver a meterme todo esto…? ¡Oh dios mío como estas!
-¿acaso no le gusta suegra?... le dije casi al oído.
-Pero… Cristo. ¡La tienes muy grande!. Tienes que tener bien abierta a mi hija… me comentó por toda respuesta sin dejar de tocar mi mandarria. Mi suegra esta vez estaba entregada. La curiosidad le llevaba a pasar su mano acariciando mi tranca a su largo y ancho, viendo como la misma iba creciendo en su mano. Nota como se agitaba, y pronto me di cuenta que logró acariciar mis testículos. Tengo uno testículos bien proporcionados, y además llevaba tiempo sin descargarlos. Le dije:
-¿Ha visto como tengo los testículos?. ¿Son grandes también verdad?
Ella me mira, y exclama: ¡Pero… joder creo que los tienes bien repletos! ¿De verdad llevas tiempo sin descargarlos?
-Bastante tiempo suegra. Los tengo bien llenos. Ya ha visto como me tiene.
Ella entonces me mira a la cara y me dice:- Oh Cristo. Pero… ¿Deberíamos hacerlo con condón?. Ya te dije que no estoy protegida. Si te por casualidad te corres dentro, así como los tienes, ¡seguro que me dejas embarazada. Todavía soy fértil. ¿Acaso no lo entiendes?
-Claro que si suegra. Pero llevo tiempo deseando regarle ese coñito con mi leche una vez más. Es algo que me tiene obsesionado.
-Pero Cristo. … encima pretendes correrte dentro. ¡Vas a terminar preñándome! ¿Sabes lo que ello supondría?. Exclama ella.
Sin más preámbulo, palpe sus senos. Y comencé a soltarle el sostén, para dejar los mismos al descubierto. Ella esta vez no puso reparo alguno, al contrario notaba como se agitaba a medida que mis manos acariciaban aquellos senos, que pronto la hice girar para poder llevarlos a mi boca, lamiendo sus pezones pasando de uno al otro ante los gemidos de ella. Oh por favor ooo sii ooo Cristo oooo
Esta vez fui más osado y comencé a besar sus orejas, para seguir besuqueando su rostro, notando su agitación, has que al fin pude alcanzar su boca. Era obvio que ella también lo estaba deseando, ya que nuestras bocas de unieron en un frenesí. Mi lengua entraba su boca y al inverso. Aquella mujer estaba entregada. Su cuerpo estaba entregado y enardecido, y se notaba deseosa. Fui bajando, por su ombligo hasta llegar cerca de sus bragas, las cuales retire. No veía casa nada, pero mi boca pronto encontró la ranura de su coño:
-oh Cristo que me haces.. ohh ahí no oooooooooo Dios ooooo
Era evidente que mi suegro nunca le había comido el coño. Para mi suegra era toda una novedad. Tras mis lengüeteos en su vagina, me di cuenta que ella estaba pronta a correrse, por lo que rápidamente me subí, me coloque entre sus piernas y acercando mi nabo a su raja. Al instante mi pene invadió su ahora bastante lubricada raja, notando como aquella cueva se abrió como si esperada mi entrada, recibiéndome con agitación.
-oh si … oh Cristo… despacio… oh como me abres ….ooo.
-le gusta suegra. Le gusta la polla de su yerno- le decía para calentarla.
-oh cabron me vas a reventar… pero sigue ¡ahora no te pares!… oh…si métela toda… ooo
-¡Joder suegra me la voy a follar toda la noche!. Le voy a dejar el coño completamente inflamado. Le decía mientras mi verga la horadaba una y otra vez. Mi suegra estaba acalorada, caliente… deseosa….¡era obvio, que ella estaba entregada y necesitada esa noche! Se había contenido una y otra vez, pero esa noche, algo cambio y decidió entregarse por completo.
-oh si … reviéntame… oh cabron… siiiiii mas ooooo
Mi nabo entraba como un pistón en aquella cocha de mujer, ansiosa esa noche de polla. Aquel coño no solo estaba bien lubricado, sino que estaba bien deseoso. Fue una delicia sentir como ni nabo se alojaba dentro de ella. –oh como me llenas ooo siii
- Um suegra que bien le entra. Tiene un coño de enseño… o siii que gusto.. suegra…
Arremetía contra su vagina una y otra vez, clavando mi falo hasta la misma empuñadura. Recordé como la otra vez, que mi suegra pese a ser madre, su vagina era bastante estrecha, lo que aumentaba las sensaciones de placer que me producía cada vez que entraba en ella.
-oh por favor… Cristo me vas a matar de placer oooo
Su vagina se había ensanchando lo suficiente para permitir el paso de mi daga, al tiempo todo su cuerpo comenzó a colaborar al ritmo de mis penetraciones.
-vamos suegra. Abrase bien. Quiero que mi polla le entre el mismo útero. ¡Uf que buena hembra!.
Ella no me contesto, pero me di cuenta que pronto sus manos atraparon mis muslos, depositando sus manos en mis nalgas, atrayéndome más hacia ella. Era manifiesto que estaba pronto a llegar al clímax: “mi querida suegra se iba a correr de nuevo con mi polla dentro”
-oo siii joder ….me matas… ohh siii Me vengo oooooo siii oooooo
Yo lejos de ceder, arremetí con más entusiasmo en cada una de mis embestidas, verificando que mi suegra comenzó a gozar como una posesa. Ahora solo pensaba en alcanzar su orgasmo, por lo que no tuvo inconveniente en gritar, chillar, gemir… mientras se convulsionaba y alcanza la felicidad deseada.
Cuando por fin acabó. Ella se relajó notando como su cuerpo se desvanecía. Me quedé un momento quieto con toda mi polla ensartada dentro de ella. La mire a los ojos. Ella entonces me dijo:- Joder Cristo. ¡Chico me tienes toda abierta!.
Pues esto no acaba más que empezar. Le comente mientras comenzaba otra vez a entrar y salir de su coño perforándolo con gran dinamismo.
-oh Dios. ¿pero?… ¿es que vas a seguir?… ¡oh como estas…! comentó a sentir como mi tranca seguía tan gruesa como antes... Me estas abriendo mucho… oh cabron… me tiene toda atravesada. Oh siii reviéntame…. ooo siii
-Joder suegra. Tiene un coño de campeonato. No sabe el placer que me produce follarla. –exclame sin parar de metérsela una y otra vez.
-Pero Cristo… ¿esto no estaba bien?. Tienes a mi hija… ella te necesita- me decía, aunque sin convicción.
-No se preocupe suegra. “Tengo polla suficiente para ambas”. Su hija ahora no me puede satisfacer. Y necesito desahogarme, al igual que Vd. Joder suegra llevo esperando este momento desde la vez anterior.
-eres un sinvergüenza oh… cabron me vas hacer venir otra vez ooooo- dijo al tiempo que volvía alcanzar nuevamente otro orgasmo.
Nuevamente mi suegra terminó en un orgasmo que denote bastante satisfactorio por las expresiones de su rostro. No obstante, me sonrió al ver que yo continuaba mi penetración. Pero esta vez yo estaba por terminar. Ella se dio cuenta de ello y, sujetándome con las manos, me dijo:- ¡Cristo no puedes hacerlo dentro…! ¡Me puedes dejar embarazada!... tienes que salirte.
-Vamos Sara.. Llevo mucha leche acumulada en mis pelotas esperando este momento. ¡La voy a llenar como se merece!.
Pero… Cristo. No seas loco. Me encuentro muy caliente esta noche… oh como me abres…. oh cabron veo en tus ojos que lo vas hacer…- me contesto ello, al tiempo que, ella misma tocaba de nuevo mis pelotas metiendo las manos hacia atrás palpándolas, contemplando que se lo decía en seria: ¡estaban llenas a reventar!.
-oh si suegra. Eso… comprueba cómo tengo los huevos: ¡están repletos! ¡Necesito descargarla!..
Ella se agito al verificar el estado de mi depósito de semen, y especialmente al escuchar mis palabras. Su nerviosismo aumentó e hizo gestos para que me saliera de ella, pero yo la tenía bien sujeta. Es más, mi ritmo de penetración ahora era cada vez más acelerado, notando ella como la atravesaba una y otra vez con mi nabo, llegando hasta los más hondo de su vagina.
-No Cristo. Estás loco… ¡oh cabron quieres preñar a su suegra!... oh.. joder lo vas hacer .. No lo hagas…..me contesto casi aterrada viendo que estaba dispuesto hacerlo dentro.
Era manifiesto que si estaba ovulando, era una completa locura. Pense: ¿Y si dejaba preñada a la madre de mi esposa?. Pero… “necesitaba llenarla”. Me lo había prometido a mí mismo. Estaba decidido a afrontar las consecuencias. En ese estado de poca lucidez atine a preguntarle: - ¿de verdad suegrita esta ovulando?. ¿lo está de verdad?
Ella me mira, y me contesta: -No lo sé seguro. Pero, sé que estoy cerca de mis días. Me siento muy caliente esta noche…. No corramos ese riesgo. No seas loco.-
Aquella respuesta fue suficiente para arriesgarme. Necesitaba llenar a mi suegra con mi leche. Y esa noche no se iba a escapar. Llevaba muchos días pensando en cómo iba a llenar aquel sabroso coño de la madre de mi esposa.
Estando pensando en ello, cuanto sentí como un torrente de espeso semen subía por mi tranca buscando salida. Mi excitación estaba al máximo, mi cuerpo de tenso, y sin poder contenerme más verifique como pronto mi semen era lanzado con gran fuerza dentro del ardiente coño de mi suegra. ¡Joder lo estaba haciendo! Me estaba corriendo dentro de mi suegra, pese a que pudiera estar ovulando! Pero ya no había marcha atrás. Las primeras lechadas ya regaban el coño Sara, y sabía que detrás de estas vendrían una cuentas más.
Escuché al momento a la madre de mi esposa gritar:- ¡oh Dios mío lo estás haciendo…!. Oh Cristo te estás corriendo dentro… ooo cabron… te siento… oh… ¡Dios mío me va a terminar preñando!.
-Oh suegra… siiii… me vengo. Uhm … oh siiii la voy a llenar. “Le voy a dejar bien lleno ese coñooooo”
Realmente no supe cuanto tiempo estuve lanzando mi preciada carga dentro de la vagina de mi querida suegra, pero tenía la impresión que me estaba deslechando. Durante mucho tiempo me había retenido, había almacenado bastante semen en mis testículos, y ahora había llegado el momento de soltar todo ese lastre fuera. Cuando por fin acabe, me dejó la impresión de que me había descargado por completo.
No obstante, me quedé dentro de ella durante un rato. Ella al final había aceptado que me iba a correr dentro, y hasta se que disfrutó sintiendo como volvían a regar su vagina con leche caliente varonil nuevamente. Luego me miró y me dijo:- ¿sabes lo que acabas de hacer?...Oh Cristo lo has hecho dentro.. ¿Qué voy hacer ahora si quedo embarazada?...¿cómo has podido…?
-vamos suegra. No creo que este ovulando. De todas formas no me arrepiento. Y,… si la dejo embarazada, le daremos un hermanito a mi esposa. Le conteste sin saber realmente lo que decía.
-Cristo… ¡estás loco de verdad cabronazo!. Me contesta ella, aún con todo mi vástago enterrado en su vagina.
Luego, decido que era hora de salir de ella. Ella se mira su vagina y no solo se veía la inflamación de sus labios vaginales, sino los restos de semen que brotaban de su interior. Terminamos rendidos en la cama, durmiendo abrazados.
Al día siguiente en la mañana, cuando me despierto, me doy cuenta de que mi suegra se había levantado primero y no estaba en el dormitorio. Al rato hace su aparición en el dormitorio trayendo un suculento desayuno. Todo un lujo.
Ella tenía puesta una bata de levantar. Yo continuaba totalmente desnudo dentro de la cama. Aunque me tapaba un poco con la sabana. Al acabar, le dije: -gracias suegra. Ha sido todo un detalle.
Ella me mira y se sonríe. Llevó los platos a la cocina, y luego regreso. Me dice: - ¿no piensas levantarse?
La mire de arriba abajo y le conteste:- aún es temprano. Ande vengase de nuevo a la cama. Le dije abriendo las sabanas a un lado, incitándola a entrar al lecho.
Ella se agita y me dice:- pero… ¿no tienes bastante con lo de anoche?
Me di cuenta, que pese a todo, Sara continuaba bastante excitada. Note que sus ansias de sexo pudieron más que sus convicciones. Por ello, se acerca hasta la cama donde me encontraba, y procede a quitarse la bata de levantar, dejando al descubierto todo su cuerpo desnudo. En ese momento, a plena luz del día, comprobé el hermoso cuerpo de mi suegra. ¡Era un pedazo de hembra en toda regla! La visión de aquel cuerpo, endureció mi verga al momento.
Ella observa mi verga, que ya estaba comenzado a crecer de nuevo, y exclama: - joder Cristo. ¿De verdad me metiste todo eso?.. ¡Chico.. es enorme! ¿No sé cómo pudiste meterme ese pedazo de carne con lo estrecha que soy?.
-Vamos suegra. Sé que desea tenerla dentro otra vez.
Ella se acerca hasta la cama, y alcanza mi tranca, la toma en su mano, la observa, y tras manosearla un poco, veo que la descapulla, y me dice:- ¡joder…que bien dotado estas!. “Jamás había visto algo semejante”.
Me atreví a preguntarle:- no se lo tome a mal suegra. Sabe que apreciaba a su marido. Pero, ¿la tenia igual que la mía?
Ella me mira. Se sonroja y me pregunta: ¿te refieres a su pene?..
Yo asentí con la cabeza.
Ella me contesta: - No es que la tuviera pequeña. Tenía un pene normal. Pero… el tuyo…el tuyo es mucho algo que supera la media… ¡pobre hija, la tienes que tener bien abierta!
Ella entonces, se deja de palabrerías y se coloca a horcajadas sobre mi cuerpo, y acerca su coño hasta la altura de mi nabo. Lo embadurna con sus jugos, y luego comienza a clavárselo, descendiendo poco a poco.
Esta vez no tuve reparos en tomar su pechos en mis manos mientras ella me cabalgaba, para luego besarlos y meterlos en mi boca, chupándolos obteniendo gemidos entrecortados de autentico gusto. Mi suegra ya estaba entregada y ahora disfrutaba del polvo. En esa posición pronto alcanzo el orgasmo. Tras ello, la coloque en cuatro sobre la cama, posición perrito, y posicionándome detrás de ella, acerque mi nabo a su raja y se la envainé hasta los mismos testículos. En esa posición mi pene entraba como vaselina en su vagina, y pronto mis penetraciones fueran más constantes, hasta que llegó el momento de venirme. En ese momento ella lo presiente y me dice echando la cabeza hacia atrás:
-Oh Cristo ¿no vayas a correrte otra vez dentro?…. ¡Oh joder lo vas hacer…! ¡…! “estas decidido a preñar a tu suegra”.
Pese haberme corrido la noche anterior, comprobé que nuevamente esta nueva eyaculación fue igualmente copiosa. Al retirarme de su vagina, comprobe como salía restos de mi semen de su inflamada raja.
Ya en la tarde, nos duchamos, y fuimos ambos a visitar a mi esposa.

2 comentarios - Segunda de coguendo con mi suegra

gust7387
Muy buen relato y como termino cediendo a ser cogida