“El secreto de Mar”
Capítulo 1: http://www.poringa.net/posts/relatos/5026790/Terapia-Especial-Capitulo-I.html
Capítulo anterior: http://www.poringa.net/posts/relatos/5047265/Terapia-Especial-Capitulo-VII.html
Viernes
A penas el reloj marcó las 7 am, Chloe salió de su casa rumbo a la universidad. La muchacha no quería llegar tarde, tenía un motivo por el cual debía dar su máximo y aprovechar cada minuto. Paulatinamente, empezó el movimiento en la casa, Blanca, quedó sorprendida al contemplar que ninguna de sus hijas se encontraba en sus habitaciones durmiendo. La mujer se preguntó si acaso estaba soñando, porque la responsabilidad era algo que sus hijas carecían.
Las manecillas siguieron su curso, ya eran casi las 9 am y el único que no había salido de su cuarto, era Tomás. Camila un poco preocupada, fue hasta el dormitorio en donde descansaba su hermano. Golpeando la puerta con gentileza, esperó alguna respuesta de del hombre, no obstante, un silencio abundó por ese rincón del domicilio. –“To-Tomás, ¿estás ahí?”- consultó con extrañeza y girando la manilla para abrir la puerta, dándose cuenta que estaba cerrada por dentro.
–“¿Tomás?”- enunció, tocando la puerta otra vez, aunque con algo más de fuerza. –“Dime, Cami”- respondió el psicólogo, con normalidad y generando alivio en su hermana. –“Perdón por molestarte, pero quería saber, ¿si te gustaría que tomemos desayunos juntos?”- expresó la mujer, percibiendo un ligero maullido y constantes azotes. –“Claro, dame unos minutos, me baño y voy a comer contigo”- contestó, con serenidad. A pesar de que no notaba nada raro en la voz de su hermano, ese sonido continuaba.
Intrigada, se apegó en la puerta, tratando de descubrir el origen de esos ruidos, a la vez que le preguntaba, si se encontraba bien. A pesar de que Tomás le dijo que todo estaba en orden y que apenas acabada de ducharse iría a la cocina, Camila seguía embrollada con aquel sonido, su instinto la hostigaba a que desconfié y se quedé detrás de la puerta, esperando alguna clave ante ese misterioso zumbido que no paraba de oír. El tiempo se lentificó para ella, tanto que un segundo pasó a ser una hora.
Escuchaba su respiración acelerada y los latidos de su corazón, algo que la irritaba pues no era capaz de oír con total claridad. Por suerte para Camila, una voz conocida logró tranquilizar su ansiedad voraz. –“Bueno amor, te dejo, para que te duches y vayas a desayunar con mi cuñadita”- resonó por las paredes. El dulce timbre de voz de April, se apoderó de la atención de su cuñada, la cual imaginando que quizás había interrumpido un momento íntimo de la pareja, se dio la media vuelta y bajó al primer piso.
Aquella irrupción de la Milf, fue un movimiento sensato para ocultar lo que en realidad pasaba en esa habitación. En ella no solo se encontraba Tomás, sino que también una de sus sobrinitas, la cual estaba echada en la cama, con su cabeza apoyada en el colchón, mordiendo y empuñando las sabanas, mientras mantenía su culo levantado, para que su tío la empotré. –“Hhmm… T-ti-tío…”- murmuró, con mucho esfuerzo para que no se le escapada un gemido.
–“¿Quieres otro beso para ahogar tus jadeos?”- interpeló él con una sonrisa, teniendo su mano izquierda apoyada en la cintura de esa chavala y con la otra sostenía su móvil, con el cual le transmitía esa incestuosa y cachonda escena a su esposa. April desnuda, se masturbaba impetuosamente y tachaba a una más de su lista. Apreciar el rostro de placer que colocaba esa joven al ir recibiendo el grueso miembro de su esposo en el culo y sus ojos dándose vuelta de regocijo, hacía que estar lejos de él valiera la pena.
Entre suspiro la muchacha le contestó a su tío que sí, que anhelaba un buen baboseo. Él consintiéndola, se acercó a sus labios y abriendo su boca fue frotándola contra la de ella, hasta que sus lenguas se entrelazaron. Esa chica se sentía en el cielo, con cada estocada que le daba el hombre, la forma en la que tocaba su cuerpo y su experta manera de besar. Apartándose de esa boquita Tomás mordió esos labios angelicales, sus alientos se hicieron uno y en un bisbiseo le dijo, –“¿Quieres que me venga dentro de tu culito, Luna?”-
La más joven de sus sobrinas, se tomó su tiempo para contestar, en sus libidinosas pupilas se reflejaban el gozo por esa cogida matutina. Pero todo empezó durante la noche, cuando fue testigo del morreó intenso que Tomás le dio Mar. Aquella imagen la aterró y sus celos florecieron, estaba decidida en interrumpirlos y evitar que su hermana cogiera con el maduro. Sin embargo, antes de que ella hiciera un movimiento, Mar se apartó de Tomás y lo abofeteó.
Aquello fue inesperado para Luna, pues aunque fueron unos segundos, ella se dio cuenta que Mar había disfrutado de ese morreo y esa boca madura. No solo fue su forma en la que se mantuvo apegada a los labios de él, sino que también las piernas de Mar temblaban de gusto. Luna estuvo cuestionándose en su cama, si ir a ver a su tío o no, hablar con él e implorarle que no la ignore como lo estaba haciendo, porque eso la mancillaba. Su cuerpo férvido apresuró su decisión, sin mirar las consecuencias se desvistió y fue a visitarlo.
A Luna ya no le importaba lo que su tío piense de ella, solo necesitaba que apacigüé ese ardor en su interior y el intenso dolor en su pecho, que se le generaba al ser rechazada por él. Trasladándose con sigilo, quedó por unos segundos quieta en frente de la puerta, suspiró, entretanto el frio se meció por su cuerpo. Abrió entre la penumbra y observando fijamente ese rostro que era iluminado por la luz artificial del celular, le expresó sin vacilar que, ya no soportaba lo que experimentaba.
Al ver que no la ignoraba y que sus ojos se perdían en su desnuda figura, eligió seguir a su instinto. Aproximándose a él y dejándose llevar por la lujuria que la abrazaba, se subió a la cama. Gateando en ella, cortó la distancia quedando a centímetros de su boca, con la cual había soñado. Sus respiraciones estaban sincronizadas y presa por la cachondez, agarró con sutileza ese miembro erguido que se escondía debajo de esas cobijas. El solo apretón de esos delgados dedos, eclipsaron a un ya caliente Tomás.
Él no lo dudo, abriendo su boca fue allegándose a ella, que lo miraba con ternura y lascivia. Apoyando sus labios en los de ella, sus manos se deslizaron por esa suave espalda, hasta llegar a esa cinturita, donde se posaron con fuerza. Ambos embriagado por sus propios demonios consumieron el pecado incestuoso en un denso y apasionado beso. Sus lenguas fogosas se enroscando, como dos ganchos, la delicadeza de la pequeña lengua de ella, excitaban más al maduro.
Luna fue levantando sus parpados y sus cejas, al notar cómo esa polla que tenía sujeta con sus manos, se hacía más grande, mientras tanto su vagina se empapaba. Cuando al fin se separaron, ya no había vuelta atrás, solo tenían que terminar esa locura, con una cogida, algo que era impensado para los dos. Si bien ella quería tener sexo con su tío, no proyectó que eso pasaría esa noche, a lo más imaginaba que él le pediría perdón por haberla estado ignorando y que no lo volvería hacer, besándola como lo hizo con Mar. En esos segundos que pensó en su hermana, se preguntó cómo había negado ese pollón.
Por parte del maduro, él no tenía concebido follar con Luna, aun quería seguir torturándola con su indiferencia. No obstante, tras lo sucedido con Mar y saber que al día siguiente tendría a Chloe montada en su verga, no lo dejó pensar con claridad cuando vio a su sobrina menor, en la entrada, completamente desnuda, a eso sumándola la figura de Adara que lo tenía caliente siempre. Todavía mudos, ella se metió entre las sabanas, apegando su cuerpo en la de su tío, rodeando con sus brazos el cuello del hombre.
El roce de sus pieles, condenó cualquiera posibilidad de arrepentimiento en ambos, mirándose a los ojos, fundieron sus bocas en otro largo y ardiente beso. Las manos de Tomás volvieron a explorar esa recta espalda, aunque no se detuvieron en la cintura de la muchacha, fueron más allá, apoyándose en esas posaderas. Como no eran tan grandes ni anchas, sus palmas parecían inmensas, en esos firmes y redondos bollos. Sus dedos acariciaban con delicadeza ese esfínter, causando que la joven diera un pequeño brinco.
A pesar de eso, sus labios no se despegaron, la calidez de ese intercambio de saliva y la dicha que probaban, hacía que se aferren uno al otro, para que aquel deseo prohibido jamás parada. El gusto de vainilla que desprendía esa baba vivaz, despertaba una gula en el hombre que no había experimentado en un buen tiempo. Por más que no querían, sus bocas terminaron de complacerse, recuperando el aliento, sus sexos se fueron frotando, aun cuando el miembro viril del maduro yacía guardado en el pijama, su dureza aniquilaba ese chochito.
Leves suspiros se fueron oyeron en ese cuarto oscuro, manteniéndose abrazados y en la misma postura, Tomás fue devorando la garganta de su sobrina. Luna echó su cabeza hacía atrás y sus manos acariciaron la nuca de su tío, quien voraz continuó comiendo a besos ese fino cuello. La muchacha empezaba a perder la cordura, con cada sobadura que daba su coño con ese mástil erguido, quería sentirlo adentro, que le revolvieran las entrañas y apagada el incendio que inició, hace un par de días.
Los minutos pasaban y el postergaba la espera de su siguiente movimiento, lo que exasperaba a esa chavala, aunque al mismo tiempo, no quería dejar de sentir a esa lengua veterana, delineando por su tierna piel. Finalmente Tomás, dejó recostada a su sobrina, la cual rogaba por ser penetrada, sin embargo, el maduro, se aproximó a ella a la vez que con sus dedos masajeaba esa vulva cachonda. Mordiendo esos labios que tan viciosos eran, descendió hasta llegar donde fluían esos melosos manjares que humedecieron su entrepierna.
Sentir la respiración sofocante de su tío en su sexo, le provocó un gran cosquilleo, el cual fue aliviado, con un trazo de esa lengua dominante. Con lengüetazos lentos a la orilla de esa vagina, empezó, luego con sus labios retuvo con gentileza ese sensible grano de maíz, para acabar, abriendo ese orificio con ayuda de sus manos y meter su lengua. Regalándole una exquisita comida de coño a esa muchacha que apenas había sido mimada 2 veces antes ahí.
Sujetándose en las sabanas, se regocijaba y jadeaba, su cuerpo entero tembló y se rindió ante ese experto amante que era su tío. Embadurnando la boca del hombre con su néctar, quedó tendida en esa cama por unos minutos, la cabeza le daba vuelta, con tanto deleite que había vivido. Cuando miró de nuevo al maduro, se dio cuenta que se estaba bajando el pantalón, apreciar, esa divina polla mecerse ante ella, prendió otra vez ese apetito de ser atravesada por ella.
Tomás antes de seguir, buscó entre sus cosas un preservativo, al colocárselo, se aproximó a la hija menor de Blanca. Sin quitarle los ojos de encima, fue tocando con su glande, los labios húmedos de ese chocho, separando la hendidura. Ella al notar esa punta gruesa y filuda a nada de entrar, la hizo estallar de gozo. El hombre dudó en clavárselo, estando tan sensible, pero ella se lo rogó, quebrando ese silencio que había entre ellos, hablándole por primera vez, después de todo lo que había hecho.
Ante esa petición, él no pudo contenerse. Agarrando las delgadas piernas de su sobrina, comenzó a sumergir su verga dentro de esa cueva estrecha. –“Dioss… Sigue tío, entiérrame todo ese pollón, por favor”- exclamó Luna, tocando con sus palmas el rostro del maduro y besándolo para callar sus bramidos. Tomás pausadamente clavaba su sable, no tenía apuros, sabía que la noche era lo suficiente larga, para disfrutar de un buen polvo, y que nadie los iba a interrumpir.
Incluso si en el peor de los casos, alguien se despertaba y los oía, podía aprovechar la penumbra a su favor y ocultar a la jovencita entre las cobijas. Al separarse de la boquita de su sobrina, ya tenía la mitad de su tronco ensartado en ese coño jugoso, que apretaba y engullía con fuerza. –“Más… Dame más duro tío…”- susurró mordiendo la oreja del maduro y paseando su lengua alrededor, pero pese a las insistencias de ella, él no cambió su plan.
Fue la última tortura que le hizo a esa chica, después de todo desde ese instante sería una amante mientras estuviera en esa casa. Cuando por fin todo su miembro estaba al interior de ella, apoyo las piernas de la jovencita en sus hombros e inició con embestidas más fuertes. Cada golpe que sentía Luna en su útero, la retorcía en júbilo. Aquel hombre era mejor de lo que imaginaba, su cuerpo fogoso le agradeció por haber sido valiente y dado el primer paso para acabar cogiendo con él.
Los minutos pasaban y Luna se sumergía más en el gozo que recibía por esa follada. No controlaba sus gemidos y tampoco su cuerpo, inconscientemente movía sus caderas, sincronizándose a los bombeos de su tío. Sus piernas temblaron, al mismo tiempo que una electricidad recorrió por su espina dorsal, explotando en un nuevo orgasmo. La joven trató de tomar aire, pero Tomás no le dio descanso, continuando frenéticamente penetrando su vagina.
Los aullidos de ella se intensificaron, para maquillarlos y no despierte a nadie, el hombre volvió a enroscar su lengua con la de ella. Luna había perdido la cuenta de cuantas veces ya se habían besado, sin embargo, cada vez que lo hacían, sentía que era mejor que el anterior. Las manos de su tío pasaron de su cintura, hacía sus pequeñas y redonditas tetas, esos dedos experimentados, dibujaron sobre ellas, tocando con ternura sus pezones erguidos. Él estaba rescribiendo sobre su cuerpo, el significado de placer.
Amasando esos suaves senos, los labios de Tomás regresaron a beber de la piel de esa joven. Más, más, más, balbuceó Luna, una y otra vez, mientras que sus sexos se azotaban con fuerza. El sabor del sudor de esa muchacha era igual de dulce que su saliva, o esa fue la impresión que tuvo Tomás por lo menos, que ya se encontraba en su clímax. Dando tres estocadas profundas, sacó su miembro de ese apetitoso coñito, para retirarse el condón y pintar esa figura como un lienzo.
Luna había quedado más que satisfecha y a la vez deseosa por más, no obstante, su cuerpo no le respondía, necesitaba descansar, había tenido lo que tanto ansiaba y acabó completamente agotada. Tomás la tomó entre sus brazos para acomodarla bien en la cama y taparla con las sabanas, luego se fue al baño en donde tomó una ducha. Había disfrutado de esa maravillosa cogida, lo único que lamentaba era no haberla registrado, para poder enviárselo a su esposa.
Así nació la idea de hacerle una video llamada a April, mientras jodía el culo de su sobrina más joven. –“Ss-sí… Tío… Dame tu leche en mi culo”- afirmó la chavala, mordiendo sus labios. Tomás palpando con sus dedos esa vulva empapada, dio sus últimas embestidas. Aquel masaje a su clítoris, contrastaba con los brutales bombeos en su ano, una combinación inesperada pero perfecta, que la hizo llegar a su éxtasis, acabando junto con él, al sentir su esfínter rellenado.
Aquella imagen de ese culito, era tan acalorada que sin pensarlo, Tomás tomó una foto sin que su sobrina se diera cuenta. Fotografía que se le enviaría a Adara, acompañado del mensaje: –“Me acabo de follar este culito, pensando en ti”-
Luna: Joder… Eso… Eso, fue maravilloso…
Comentó fatigada.
Tomás: ¿Valió la pena faltar a clases?
Luna: Claro que sí… Y quiero más, tío.
Dijo mostrando su cara más guarra.
Tomás: Lo haremos de nuevo, siempre y cuando, hagas tus tareas al día.
Las palabras de su tío no hicieron eco en los oídos de la muchacha, la cual solo pensaba en seguir cogiendo, en comer esa tranca que la había dado por el orto hace unos minutos. No obstante, cuando quiso darse vuelta para agarrar su caramelo, este ya había sido guardado por el maduro, quien se alistaba para ir a desayunar con su hermana. –“¿A dónde vas?”- preguntó Luna con ingenuidad. –“A comer con Cami, o va a sospechar que alguien no fue a clases y se quedó siendo la putita de su tío”- declaró con picardía.
Luna: ¿No te vas a bañar?
Tomás: Nop, porque Camila debe estar esperándome, lo haré luego de desayunar, pero tú hazlo ahora.
Esas palabras dejaron abrumada a Luna, porque pensó que después de haber pasado esa noche de pasión y esa mañana cachonda, él la trataría como si fuese su mujer. Pero no, su actitud seguía siendo la misma de siempre. Entendía que el hecho de haber cogido con su tío, no significaba que él la amaba, sin embargo, esperaba un trato más especial. Tomás bajó las escaleras y antes de ir a la cocina, pasó al baño, en donde rápidamente se lavó las manos y se perfumó, para disfrazar el hedor de sexo que emanaba.
Entretanto April tomaba una ducha, al tocar su cuerpo, sentía como este se mantenía candente y en el fondo extrañaba las acaricias de su esposo. Cerrando los ojos, lo veía entrando y aproximándose a ella, con una sonrisa dibujada en su rostro. Su mirada se perdía en ese hombre al que había elegido como compañero de vida y amante hace unos 21 años. Su corazón latía con tanta fuerza que sentía que su pecho se le inflamaba, pero encontró la calma, cuando Tomás, le tocaba la barbilla y allegaba sus labios.
Sin cuestionarse, abrió su boca y sacó su lengua, esperando por la de su marido, el cual primero le mordió con suavidad los labios y le murmuraba que la había extrañado. Ella le confesaba que también lo echó de menos, que estar lejos de él más de un día ha sido un martirio, que no esperaba pasar. Entrelazando sus lenguas e intercambiando sus salivas, se entregaban al placer, al amor que los había marcado desde ese primer encuentro en un salón de clases.
Las acaricias de Tomás eran distintas a las que ella se hacía para consolarse, pues provocaban algo distinto en su cuerpo y que nadie podría igualar. Cuando pensó que era un chico peculiar al que quería seguir conociendo, nunca imaginó que se volvería presa de sus besos, de sus manoseos, de su olor y de sus “te amo, Princesa”. Habían transcurrido varios días, desde la última vez que escuchó esas palabras, e incluso lo notaba algo distante, quizás eso la hizo refugiarse en la fantasía.
Sus labios eran devorados, al mismo tiempo que abría sus piernas al percibir los dedos de él, sobando por su sexo. Ese paseo que realizaba Tomás con sus yemas por sus labios, la hacía regocijarse y aferrarse más a esa boca con la cual charlaba lascivamente. Él con gentileza, fue sumergiendo sus dedos dentro de su vagina que estaba totalmente mojada, sentir esos afilados dedos entrando en ella, la mató de gozo, haciéndola temblar y sus pulsaciones incrementen.
Su esposo, conocía perfectamente su cuerpo y cómo tratarlo en la intimidad, algo que ella no le enseñó, nunca tuvo que decirle donde le encantaba más, por instinto él encontraba la forma de hacerla sentir bien. No creía que otro hombre fuera capaz de igualarlo, aún si supieran donde estaban sus puntos más sensibles. Sus gordos senos fueron apretados por la mano libre de su marido, la forma en la que se las magreaba era única, que ni ella podía hacerse sentir de esa manera.
Estaba cerca de venirse, no obstante, un mareo interrumpió abruptamente la fantasía de la Milf, Con los ojos bien abiertos, trataba de encontrar una explicación a ese repentino síntoma. Creyendo que tal vez se debía a que se había corrido ya un par de veces, al contemplar ese sexo en vivo que le compartió su esposo. April salió de la ducha y al ir secando su fibrosa figura, se dio cuenta que estaba algo más delgada de lo normal. No estaba haciendo dieta y había abandonado su actividad física, hace unas semanas.
Contemplándose fijamente en el espejo, se daba cuenta que mínimamente había perdido unos 3 a 5 kilos. Una interrogante se le abría a April, que no quería con la duda, en tanto, Vanessa conducía al trabajo, acompañada de Alessandra. Si bien ambas chicas no se conocían mucho, el hecho de estar sufriendo por amor y por el mismo chico, las unió para que conversaran de sus sentimientos. Era inusual que la hija de Tomás y April se sinceraba con una persona a la cual no consideraba intima.
Sin embargo, con la boda de su hermano tan cerca, buscaba consuelo en todo aquel que estuviera dispuesto a escucharla. Lo mismo pasaba para la fotógrafa, quien igualmente aprovecharía esa ocasión para sacar fotos a la modelo sensación, como lo era Vanessa. Al ir escuchando lo amargo que era la vida de la rubia, al tener que ver al hombre que ama con otra y que él la tratada con frialdad, hizo darse cuenta a la pelirroja, que ella por lo menos podía disfrutar de la amabilidad de Axel.
Benjamín por otra parte, se encontraba en clase, mirando a la ventana y con las palabras que su hermano le dijo tras contarle su historia con Pía María. –“La señora Isidora es la madre de Bruno”- murmuró una y otra vez, pensando en esa mujer que había conocido hace una semana. Al no saber a qué dedicarse en el futuro, el muchacho decidió meterse a unos talleres. Entre ellos se coló a uno de aprender a tocar piano. La música no era algo que le fascinada precisamente, pero la melodía del piano lo relajaba.
Fue ahí en donde conoció a Isidora, la ex vecina de su padre y madre de Bruno, era la encargada de enseñar. Tras el divorcio con Daniel y no tener dinero para sobrevivir, decidió tomar aquel empleó. Su habilidad en ese instrumento musical no se oxidó con los años que había dejado de tocar, después de todo era una virtuosa. Desde su primer encuentro, ella y Benjamín se hicieron cercano, en realidad al chico le daba algo de pena, porque esa mujer lucía muy melancólica y todas las canciones que tocaba transmitían ese sentimiento.
A Isidora por su parte, el chaval le recordaba a su hijo, por lo inocente que era, desconociendo que era el hijo de Tomás y April. Durante toda la jornada de clase, Benjamín, no fue capaz de sacarse de la cabeza a Isidora. Esa mujer estaba rodeada de misterios y descubrir que era la madre de Bruno, solo le generó más. Fue por eso que después de clases, él fue directo a la casa de ella. Dos días antes, Isidora lo invitó a su casa, con la excusa de que quería seguir enseñándole a tocar el piano, pero en realidad, solo buscaba compañía.
Antes de ir a la casa, la madura le pidió al muchacho que lo acompañada a comprar unas cosas. Curiosamente en aquella tienda se encontraba Bruno y Agustina, Benjamín se acercó a saludarlos, a Isidora le pareció un mal chiste de Dios esa situación, porque entre todas las posibilidades, cuál era el porcentaje que su estudiante fuera conocido de su hijo. Aterrada al rechazo por parte de Bruno, desapareció entre los pasillos tal como si fuera un fantasma, antes de que él la viera.
El soplido del viento movió el cabello fino de Benjamín, luego de interrogar a su maestra, por no haberle dicho que era la madre de Bruno. La mujer sintió como se le oprimía el pecho por esa mirada tan directa y seria. La piel se le colocó de gallina, similar a la primera vez que interactuó con Tomás. Tragando saliva, se tranquilizó un poco e invitó a ese jovencito a pasar hacía su casa, no quería hablar en la calle, con los ojos punzante de algunos vecinos.
Benjamín aceptó, después de todo a él tampoco le gustaba ser el centro de atención. Caminando detrás de ella, el muchacho dio un vistazo rápido a esa madura, pesé que su vestido era largo y ancho, evitando apreciar esas curvas divinas que poseía, él se sentía atraído. No era capaz de explicarse porqué de repente se empezó a fijar en el cuerpo de esa mujer y tener curiosidad sobre sus medidas, ya que siempre la había visto con ropa ancha.
Para cuando entraron, la pija de Benjamín ya estaba dura al imaginar que debajo de ese vestido, había una silueta majestuosa, como la de Pía María o su madre. Isidora ignoraba que estaba siendo desnudada y comida por los ojos lujuriosos de su pupilo. Sin observar el bulto marcado en el pantalón del joven, le pidió que se sentara mientras ella iría por unos refrescos a la cocina. Benjamín obedeció, teniendo así unos segundo de paz al no verla.
El muchacho suspiró, dándose cuenta que las palabras de su hermano, calaron hondo en su cabeza. El deseo que tenía Axel por esa Milf, se lo había transmitido a él, que no dejaba de alucinar y vagar entre la fantasía. Sin percatarse del regresó de Isidora, hasta que ella se sentó a su lado, despertaron un nerviosismo en Benjamín, que empezó a notar la fragancia de esa mujer y a obsesionarse con esos labios, que le hablaban y tentaban a tocar.
Isidora: (Suspiro) Benjamín, si no te dije que Bruno era mi hijo, se debe a que le hice daño y ahora él me odia.
Benjamín: ¿Daño? ¿Odiar?
Expresó sin dejar de observarles los labios y razonando con lentitud.
Isidora: Hice cosas malas, cosas que una madre no debe hacer, como mentirle a mi hijo o contratar a una puta para que lo enamorada y luego le rompiera el corazón y así él fuera solo mío. Él descubrió mis mentiras y ahora ya no me quiere ver. Aunque dudo que él sepa que su novia solo se acercó porque le pagué y yo no quiero decírselo porque ya ha sufrido mucho. No voy a entrar en más detalles Benjamín, si crees que no soy de confianza para seguir enseñándote, eres libre de abandonar las lesiones.
Declaró con seriedad y una angustia que la envolvía, por sentir que la única persona con la cual se había relacionado más y cambiado su monótona vida, tras varios meses de soledad, desaparecería y regresaría a su rutina amarga. No obstante, Benjamín no pensaba en abandonar las clases, menos cuando empezaba a interesarle esa mujer y percibir su belleza. –“Descuide, no vine aquí a juzgarla, solo quería saber el motivo por el cual no había dicho que era la madre de Bruno”- afirmó el muchacho.
Esas palabras sorprendieron a la mujer, la cual ya se había resignado a esa penumbra que la rodeaba. –“E… Eso, ¿quiere decir que vas a seguir viniendo a tus lesiones?”- preguntó, emocionada. Al oír la respuesta afirmativa de ese chico no pudo contener las lágrimas. Benjamín despertó de su hipnosis al verla llorar, atónito se interpelaba la razón de ese llanto y se quedaría en blanco, luego que ella lo abrazada y apoyada su cabeza contra su pecho.
En tanto April se encontraba en la universidad, arreglando sus cosas, para poder irse a su casa, en eso se asoma desde la puerta de su despacho, Bruno. La Milf al verlo, sonríe. –“¿A qué se debe está sorpresa, Bruno?”- señalo, retomando su actividad anterior. El muchacho había ido decidido, con las palabras ya memorizadas, no obstante, al ver a su cuñada, quedó en blanco. No imagino que una mujer se vería tan atractiva en un traje, las curvas de ella se delineaban perfectamente en esa tela.
–“¿Bruno?”- interpeló confundida, al no tener una respuesta por su cuñado. Tomando su bolso, se acercó al chico que no dejaba de admirar su silueta majestuosa. April sagaz como siempre, se daba cuenta que la razón del trabamiento de lengua del joven, era ella. No veía maldad en esos ojos que la apreciaban, sino deslumbramiento, que pronto se transformaría en inspiración. –“¿Agustina te comió la lengua?”- consultó con picardía, colocando sus brazos alrededor de su cuello y apoyando sus glúteos en el escritorio.
Esos ojos azules le devolvían el alma a Bruno, que se le había escapado del asombro. Contemplarlos fijamente, se sentía como estar en medio del océano, sin preocupaciones o temores. –“A… A-April”- tartamudeó, recordando porqué había ido hasta ahí. –“Discúlpame, solo quería preguntarte sobre mi hermano. Ya va una semana desde que no he hablado con él y me siento fatal por lo que le dije la última vez”- expresó sin desviar su mirada de esos tranquilizantes ojos.
Ella sonrió por la ternura que le transmitía ese chico, abrazándolo, lleva su rostro hacía sus pechos, despertando la lujuria que oprimía su cuñado. –“¿No has hablado con tus hermanas?”- interrogo, –“N… No”- contestó él, inhalando el aroma melosa de esa Milf. –“Bueno, Tommy fue a conocerlas. Lo más probable que regrese un día antes del matrimonio de Ignacia y Axel”- le murmuro en su oído. Aquello fue una revelación importante, no esperaba que el encuentro se diera tan pronto.
Por otra parte, Tomás volvía a la casa de Blanca, después de acompañar a Camila a una exhibición de arte. Su hermana menor se quedó a hablar con unos amigos y él decidió regresar a la casa, porque ya era hora de que su insolente sobrina también lo hiciera. Estaba ansioso por verla y aprovechar que no había nadie en el hogar para molestarlos, lo que había hecho con Luna, no se asemejaría con lo que tenía maquinado para Chloe, quería algo salvaje con esa zorrita provocativa.
Al ir a su cuarto, para instalar una cámara que había comprado y así transmitirle a su esposa, se percató de un pequeño detalle. El canastillo en donde había dejado la ropa que había usado el día anterior, tenía las prendas desordenadas. Intrigado, da vuelta el canastillo y comienza a meter una por una la ropa, dándose cuenta que su calzoncillo no estaba. Igual que el día anterior este había desaparecido, lo peor es que no podía echarle la culpa a una de sus sobrinas, porque ninguna estaba en casa.
Cauteloso salió de la habitación y caminó por el pasillo, abriendo levemente las puertas de los dormitorios de sus sobrinas. Observaba en esa pequeña abertura, si figuraba una de ellas, pero no era el caso. Así que se coló a los dormitorios de esas chicas, la primera que examinó fue la de Mar, en donde no hayo nada extraño, luego fue a la de Luna, donde pasó lo mismo y finalmente buscó en la de Chloe, sin encontrar nada. No había pruebas o algún rastro que delatara a esa ladrona de ropa interior.
Era alguien muy cuidadosa, aun cuando dejó desordenada la ropa del canastillo. Descubrir su identidad sería algo sencillo si volvía atacar, ya que ahora contaba con una cámara que registraría de manera infraganti el momento en que estuvieran realizando dicho acto de vandalismo. Así que dejó de indagar en algo que resolvería pronto y volvía a concentrarse en su querida Chloe, esperándola como un depredador vigila su cena, apenas abrió la puerta esa muchacha, fue recibida por su tío con un ferviente beso de lengua.
En un primer minuto la hija mayor de Blanca quedó asombrada e intentó librarse de esos brazos, por el temor de ser descubiertos. Sin embargo, a medida que pasaban los segundos y saboreaba esa boca madura, que recorría cada esquina de la suya, se fue rindiendo a la lujuria y deleite. Sus palmas que estaban apoyadas en el pecho de él, fueron descendiendo hasta la entrepierna del hombre, rozando con sus uñas, se da cuenta de lo excitado que estaba su tío.
Infirió que estaba así desde la mañana y no había dejado de pensar en ella, por eso con solo verla asomarse se le abalanzó encima. No podía culparlo porque después de haber dado su prueba, ella no pudo dejar de pensar en él y de soñar con esa cogida. La desesperación los consumía, ambos anhelaban desnudarse y acoplarse ahí mismo, como si fueran animales salvajes. Entre más tocaba ese miembro, más duro y grueso se hacía, bajándole la bragueta, buscaba sobarlo sin que una tela se interponga.
Mientras tanto, las manos del hombre se ubicaban cerca de esa cola, tenía tantas ganas de magrearla, nalguearla y luego hacerla suya, que a duras penas resistía. El deslizamiento de esos suaves dedos por la cabeza de su polla en donde borboteaba ya líquido preseminal, lo fue debilitando. Sus lenguas se apartaron y entre sus labios se delineó un hilo de saliva que los mantuvo conectados, hasta que ella habló. –“Vaya, sí que me has extrañado, tío”- dijo con la voz entre cortada.
–“Que no se te suban los humos a la cabeza pendejita. Solo te besé, para recordarte del premio que te estás jugando”- señaló, saboreándose la boca y oliendo el cuello de la joven. –“Bueno, mi madurito cachondo. Estás de suerte, porque obtuve la calificación más alta”- le contestó toqueteándole el falo. Tomás sonrió al escuchar eso, besándola de nuevo, le quita la mochila de la espalda. Para aquello, ella tuvo que soltar por unos segundos ese tronco ardiente.
Aprovechando la instancia, se llevó sus dedos a la boca y degustó el resto de semen que había entre sus uñas y yemas. Tomás abrió la mochila y buscó el examen de esa chavala, al dar con la hoja, se dio cuenta que no mentía que había logrado la nota máxima, sin embargo eso no significaba que había sido la más alta de las calificaciones, porque pudo que alguien la haya igualado. Al consultarle por las notas de los demás, Chloe sonrió de forma altanera y sacándose su celular de sus pechos, le mostró que nadie la había igualado.
–“¿Conformé?”- consultó la jovencita con ironía, acortando la distancia y apegando sus senos en él. –“Sí, perrita. Ahora yo cumpliré mi parte del trato”- dijo el psicólogo, levantándola desde la cintura. Atrevida pasó su lengua por los labios de él y volvió a pajear ese pene vigoroso. Sin decir nada, dejó que su tío la llevada a la habitación, una vez ahí, el maduro la tiró a la cama y cerró la puerta, para que nadie los interrumpa. Suspirando, la chica sentía unos espasmos en su interior de la ansiedad.
Era la primera vez en que estaría con un hombre mayor a ella, siempre se había divertido con chicos de su edad, a lo máximo había estado con alguien que era dos años mayor. Ver cómo él se desvestía y de su pantalón se asomaba una empalmada anaconda, la hizo temblar de placer. Ya había catado el día anterior, ese trozo de carne madura y disfrutó su dureza, sin embargo, tenerla enfrente suyo, tan imponente y con hilazas de semen colgando de su uretra, le abría su apetito.
Sin esperar que él se le acerque o le señale para que le dé una felación, disminuye la distancia entre ambos y toma ese garrote entre sus dedos, acariciándolo, entretanto se relamía. Sentir la respiración candente de Chloe sobre su glande, le encantó a Tomás, sin que expresada alguna palabra, esa chica abrió su boca y con su lengua revoltosa, inició a dar pincelada sobre esa cabeza, saboreando aquel líquido preseminal que se desprendía con cada lengüetazo.
Se notaba que esa muchacha había tenido un marco de mejora desde el día anterior, pese que no era la gran maravilla, la forma en que rodeaba su tranca con esa lengua viscosa, eran tan maravillosa como lo hacía Vanessa. Las papilas gustativas de la joven se embriagaban con el fuerte sabor de esa polla. Sacándosela de la boca, se pasa la lengua por los labios y luego se da unos golpecitos con esa vara robusta. Al hacerlo, recuerda cuanto ensoñaba con encontrarse con una verga así, desde que empezó su vida sexual.
Más larga de la media normal y bastante gruesa como para que no cupiera tan fácil en su boca. No obstante, solo era eso, una ilusión de algo que era improbable que suceda, jamás pensó que en realidad se iba a topar con un hombre que sería capaz de cumplir esa expectativa. Por eso cuando le bajó los pantalones a su tío en el probador de ropa, quedó incrédula con solo ver ese pene que se meció entre sus ojos inocentes y su cuerpo tembló en deseo.
Por la misma razón no quería que aquello fuera algo rápido, sino todo lo contrario, disfrutar al máximo y grabar maravillosos recuerdos con esa polla de ensueño. Abriendo su boquita, dejó caer su cálida y pringosa baba, que fue cayendo a lo largor de ese tallo venoso. Sin dejar de ojearlo, le da una tierna lamida a la cabeza y con sus manos inicia un masaje, esparciendo su saliva alrededor del falo. Volvió a segregar baba y la dejó caer por ese mástil que empezaba a relucir al ser cubierta por saliva.
Una vez que había empapado todo ese miembro viril, comenzó a tragárselo lentamente, ahogándose en la sazón que percibía su paladar. Nuevamente no fue capaz de pasar de la mitad de ese sable. Era tan gordo que le resultaba difícil pasar más allá sin ayuda, retirándosela y tomando aire, le preguntó con ingenuidad a su tío, si su esposa era capaz de comérsela toda. Tomás soltó una pequeña risita, para luego confirmarle que April se la comía toda sin ningún problema.
Los ojitos de esa muchacha se le iluminaron, preguntándose si en verdad, alguien era competente para esa verga. Regresó a chupar, intentando de llegar esta vez un poco más de la mitad, solo unos centímetros más dentro de su garganta quería. Tomás, acomodándole el cabello, le dijo que su esposa al principio también le resultaba imposible engullirse todo su pene, pero ella era una obstinada y no se rindió hasta lograrlo, con los años se fue haciendo una maestra, tanto que ninguna mujer se la igualaba.
Chloe sintió celos y admiración por la mujer de su tío. Dado a las palabras de él, dedujo que deberían tener una vida sexual muy activa, que le gustaba hacer algunos juegos y que ella estuviera mamándole la tranca a él, de seguro había sido petición de ella. Porque cada vez que hablaba de April, notaba el cariño y amor en las palabras de su tío, que sus ojos brillaban y una sonrisa tonta se le forjaba. Era imposible que le gustada serle infiel a su esposa, siendo un enamorado de ella.
Nuevamente fracasó en su intento de pasar ese umbral sin ninguna ayuda. Al quitársela de la boca, unos densos hilos se formaron entre sus labios y ese trozo de carne. –“Es hora que me domes”- expresó mirándolo coquetamente a los ojos, –“Ah, ¿sí?”- interpeló él con una sonrisilla burlesca. –“Desde mi punto de vista, ya te tengo domada, perrita. Estás sobando mi polla con tus manos y te la comes como un dulce queriendo asfixiarte con ella. Sin embargo, eres incapaz de tragártela entera”- agregó.
–“Como no eres capaz de hacerlo por tu cuenta, quieres que yo te complazca. Y claro que lo haré preciosa, pero dímelo con las palabras adecuadas”- sentenció, sujetándola del mentón. Tomás no sería un patán que se iba a aprovechar de la condición de su sobrina y la iba a maltratar físicamente –a lo más le daba nalgadas-. Él no era un tipo rudo, pero compensaría eso con frialdad y la torturaría emocionalmente, haciendo que esa muchacha tuviera que perder el orgullo al reconocer que no era capaz de complacerlo.
–“Tsk… Ti-ti… Tienes razón”- balbuceó, enamorada por esa forma en la que la miraba y la hacía sentir inferior. –“Perdóname tío. Pu-puedes… No, te suplico que me des tu majestuosa verga”- declaró la chica temblorosa. El hombre sin inmutarse por su ruego, pasó su dedo índice en los labios de ella. Automáticamente Chloe abrió su boca y lo chupó, era una nueva forma de sentir el placer masoquista y le estaba encantando, tanto que su cuerpo reaccionaba por voluntad propia ante ese semental.
Él retiro de esa boquita su dedo y la beso. Atrapando su lengua y mordiéndola con sutileza, al mismo tiempo que sus manos recorrían esa lisa espalda. Tocando esos pringosos cachetes, clavó su dedo húmedo en ese recto ajustado. Con solo sentir la punta de ese dedo entrando en su ano y metiéndose con lentitud, la torció en gozo, intensificando el hormigueó en su vulva. Al llegar al fondo de ese estrecho esfínter, agitó su dedo, encendiendo más esa llama de delirio.
Al retirarle el dedo, dejó de besarla, manteniendo sus ojos fijos en los de ella, le expresó su interés por esa colita, dejándole claro que la usaría. –“Has lo que quieras, soy toda tuya tío”- enunció, imaginando una correa en la mano de ese hombre que conectaba con su cuello. Aquel juego psicológico en realidad estaba siendo efectivo, ella se sentía como si él la estuviera domesticando como si fuera una perrita. De hecho al ver su palma extendida, como si le pidiera la mano, ella se lo dio sin dudar.
A Tomás le causo algo de gracia, la inocencia de su sobrina, le pidió entonces que se diera vuelta, dejando su espalda apoyada en el colchón y cabeza echada para atrás. Luego le solicitó que abriera su boca, ella nuevamente obedeció y esperó ansiosa a la siguiente orden. Pero no la hubo, en su lugar, su tío fue acercando ese enorme cilindro a ella y poco a poco se fue introduciendo en su garganta. Experimentar una follada de boca desde esa posición, le pareció una idea brillante.
Ese robusto trozo de carne superaba aquel límite para ella y sin darse cuenta la tenía completamente dentro de ella. Ahogándose por su tamaño y mareándose por la sangre a su cabeza. Él fue retirándola con delicadeza y se la ensartaba con la misma forma, hizo aquello unas cuatro veces, posteriormente, fue intensificando las estocadas. El sonido obsceno que hacía esa boca al recibir ese miembro, resonaba entre las paredes, que eran testigos de un nuevo acto incestuosa.
Tomando las piernas de la chica, las colocó sobre sus hombros, viendo esa brillante vagina, comienza a sobar por esos labios, para luego masturbarla. Chloe estaba en éxtasis con todo lo que hacía ese maduro, sus sombras en los parparos se corrían, por las lágrimas que caían por sus ojos, eran tan sofocante la situación, que en verdad pensó que se iba a asfixiar y esa sensación la enloqueció totalmente. Liberando a chorros sus jugos, como si fuera una fuente de agua.
Tras observar esa maravilla, Tomás fue bajando la intensidad de su taladrada, hasta que sus caderas quedaron quietas. Retiró su polla y la dejó encima del rostro de esa zorrita, que respiraba rápidamente y tocía. –“Bien, ahora quiero que te comas mis huevos”- afirmó Tomás, colocando sus testículos en los labios de la muchacha y apretando con esos senos redondo su verga. Ella abrió su boca y sacó con timidez su lengua, trazando con escuetamente sobre ellos.
El sabor de esas bolas, también la conquistaron. Moviendo en círculo dibujaba sobre las pelotas de su tío, chupando ambas como si fuera un caramelo que se desharía en su lengua. Al igual que pasaba con ese pene, ella sentía que podía estar horas masticando esos huevos y no se aburriría. Tomás alabó a Chloe por su sobresaliente desempeño en esa actividad y paseando su glande por los labios de esa muchacha, -que sacaba su lengua para lengüetearla y la seguía a todas partes-, le ordena que se colocara en cuatro.
La muchacha fatigada se toma unos minutos antes de continuar con jolgorio. Colocándose en posición que le había pedido se tío, le menea su colita, mientras lo miraba caprichosamente. Tomás contento, se allega a ella y amasa con fuerza esas nalgas, seducido por el aroma de ese chochito, traza con su lengua por el sexo de la joven. Fueron unos tiernos y lentos lengüetazos, pero ese no era el plato principal, sino aquel agujero que había empezado a dilatar hace un rato.
Dejando su boca a la altura de ese ano, empieza a revolver su lengua en él. Sujetándola con fuerza de la cintura, le da una nalgada a cada uno de sus glúteos, haciendo chillar a la muchacha que se aferraba a las sabanas ante tanto placer. El cual se haría más intenso y sofocante, cuando los dedos del maduro volvieron a ser protagonistas. Entraron sin ningún reparado dentro de esa vulva, sumergiéndose en lo más hondo y tocando lugares que solo retorcían a Chloe en deleite.
Su tío era un verdadero experto en el sexo y psicológicamente la tenía tan controlada, que se imagina atada y amordazada. Se sentía tan real aquello, que su cuerpo expulsó a chorros otro orgasmo. Tomás anonadado por lo que estaba produciendo en ella, paró de comer ese culito y se colocó en posición para empotrarla. Tomando los delgados brazos de su sobrina, se acomodó para comenzar con esa exploración dentro de ese apretadito y cálido chochito.
–“Sí, tío… Hazlo, métemela hasta el fondo y machácame sin piedad”- exclamó Chloe con la voz entrecortada, al notar la cabeza de ese pene entrando y dilatando sus labios vaginales. Tomás a la vez que terminaba de ensartar su miembro, metía un par de dedos en ese pomposo trasero. Su sobrina se inundada de un placer eterno, tanto físico como psicológico. Teniendo su polla introducida totalmente dentro de ese chocho rebelde y sus dedos hurgando en ese anito, le da una fuerte nalgada, para que bufe más.
–“Oooooohhhh… Di-Di-Diooooosssss mióóóóóógghhh…”- gritó la joven al experimentar el bombeo impetuoso del hombre. Su coñito tragaba ese tronco con una facilidad increíble y con sus músculos se afianzaba en él. Sus circulares tetas se bambaleaban por cada estocada que recibía. Él no dudo en intensificar sus embestidas, eran tan fuertes que le revolvían las entrañas a Chloe, quien aullaba de gozo como nunca lo había hecho.
Jalándole de su cabello, Tomás besó con vehemencia a su sobrina, a la cual le temblaban las piernas de tanto regocijo y ya no era capaz de modular una palabra. Se sentía mareada de tanto correrse. De repente esos dedos que estaban incrustado en su ano, salieron y se le acercaron a su boca. Chupándolo como si fuera un helado, degustaba el sabor de su culo, en tanto su vagina, sin tener tregua era brutalmente follada. Chloe volvió a rendirse soltando un rio de sus fluidos, Tomás en su clímax, retira su polla y cubre la espalda de esa muchacha con su semen.
Cansados y sudorosos, quedan tumbados en la cama. Acomodándose en el pecho de su tío, lo besa con locura, agradeciéndole por la cogida que le había dado. Al separarse de la boca madura de él, lo mira fijamente antes de cerrar los ojos y quedarse dormida. Tomás hizo lo propio, pues había pasado una noche y mañana acalorada con Luna. Al despertarse, Chloe seguía lona a su costado, prendiendo su celular, para fijarse de la hora, se percata que su amada Adara, le había contestado.
–“Joder, que envidia”- fue el mensaje de esa morocha, por la foto del culo abierto y rellanado de leche de Luna. –“Jajaja… ¿En serio dio envidia?”- consultó Tomás, a la vez que su polla se tensaba debajo de las sabanas. –“Sí y mucha”- respondió la traviesa Adara, acompañado de un emoji con el rostro sonrojado, para luego adjuntar una fotografía de su chochito mojado. –“Uuufff, nena. Como me gustaría estar a tu lado para hacerme responsable de esa calentura que te he provocado”- escribió él, tocando su verga empinada.
–“Sí, una lástima”- contestó esa hembra de piel ébano, con una carita llorando. Tomás se le dibujó una sonrisa y sin pensarle le ofreció otra vez la posibilidad de que se juntaran. No obstante, Adara rápidamente le bajaría las ilusiones al suelo al decirle que por más que la encendiera ella no se juntaría con él. El hombre, no se resignaría al observar nuevamente la imagen de ese coño empapado, enviándole la dirección de un lugar en donde podría hacer realidad su depravado sueño, ya que había una habitación con un glory hole.
–“No es necesario que nos veamos, ni tampoco que lo hagas gratis o cojamos. Me conformo con una mamada”- imploro. Los minutos pasaban y ella no contestaba, Tomás estaba perdiendo las esperanza de poder tener algo de esa mujeraza con la cual estaba obsesionado. –“Ok. Me transfieres la mitad ahora y después del servicio la otra”- al leer ese mensaje los ojos del maduro se iluminaron y la sonrisa que se le forjó fue de oreja a oreja. Sin importarle la cantidad absurda por una mamada, se lo deposita.
Tras hablar con Adara, Tomás no dejó de pensar en esa mujer y lo que haría con ella al otro día. Después de que se despertada Chloe, ambos salieron para bajar al primer piso, cuando le preguntaron que estaban haciendo, la muchacha dijo que estudiaban. Tomás continuó en las nubes, tanto que no le tomó importancia lo que pasaba a su lado. Cuando volvió a su cuarto para acostarse, se desviste y busca su pijama, percatándose que una camisa que había dejado en el canastillo ya no estaba.
Tragando saliva, busca su camisa, hasta convencerse que no estaba ahí y había sido robada al igual que sus calzoncillos. Recordando que tenía la cámara con la cual había grabado su sesión de sexo con Chloe. Prende su laptop y comienza a transferir los archivos. Al buscar en el material a la ladrona, su corazón se le agitó y cuando finalmente la encontró, no podía creer lo que estaba contemplado. La más difícil de sus sobrinas resultó ser culpable, Mar.
Sábado
A pesar del impactante descubrimiento que había hecho, Tomás no se olvidó que tenía una cita con su amiguita de internet. Después de pasar toda la mañana averiguando sobre las supuestas chicas que abusaban de su sobrina, se topó con otra sorpresa, pero que dejó de lado y se fue al baño para tomar una larga ducha. Con los ojos cerrados y mientras lavaba su cuerpo, su polla se le hinchaba al imaginar a una atrevida Mar, pidiéndole que dé verga. Agarrando su mástil que no podía estar más duro, comienza a frotarla, –“Uuuff… El tío va a darte todo esto y lo vas a gozar”- murmuró.
Al mismo tiempo en que recordaba el cuerpo voluminoso de su sobrina en el baño, se le venía a la mente la candente y morocha figura de Adara. –“Dios… No puedo creer que hoy vaya a pintar sobre ese cuerpecito”- se dijo a sí mismo, jadeando. Su mano de manera automática masajeaba su miembro de manera frenética, estaba tan caliente con todo lo que estaba viviendo que solo quería vaciar sus pelotas. Sin embargo, logró calmarse justo a tiempo, suspirando aliviado.
De la punta de su pene, se desprendía un denso hilo de semen, había acumulado una buena cantidad de líquido preseminal, que parecía estar burbujeando en la uretra. No quería desperdiciar ninguna gota más, todo lo que tenía acumulado, debía ir para su querida negrita. Si bien en un principio solo era una mamada lo que recibiría de esa muchacha, esperaba que terminaran cogiendo en algún motel. Quería recorrer la fogosa piel de esa hembra que lo tenía loco, con sus manos y labios.
Probar el néctar de ese coñito y perderse en sus besos. Entre más pensaba en ella, peor se colocaba, ya ni tocarse podía, porque una ansiedad lo invadía e inconscientemente pasaba a tocar su miembro con sus dedos. Solo esperaba que en esos momentos ni Luna ni Chloe, se asomaran por la puerta. Porque de hacerlo, iba a terminar follándoselas como un toro desatado. Para su fortuna, ninguna de sus juguetonas sobrinas, fue a visitarlo, a pesar de lo difícil que fue, terminó de lavarse y secarse.
Ya vestido, bajo al primer piso para comunicarles a sus hermanas que iba a salir por unos minutos. En la sala de estar se encontraba Camila sentada en el sofá mirando una película, a su lado la acompañaba Luna, que estaba metida en su móvil. La jovencita al ver a su tío, dejó de lado su celular y se centró en ese hombre que le había dado un buen revolcón y esperaba repetirlo. No obstante, él nuevamente pasaba de ella, como si no existiera, eso ya no era irritante, sino doloroso.
–“¿Pasa algo, hermano?”- preguntó Camila, dejando de mirar la televisión por unos segundos. –“Sí, quería decirte a ti y a Blanca que iba a salir un rato. Tengo un paciente que anda por la ciudad y necesita hablar, así que me juntaré con él”-, Tomás había improvisado aquello, tenía otra justificación mucho más creíble, pero no era capaz de razonar con claridad con tanta calentura. Por fortuna su hermana menor le creyó y le dijo que Blanca había salido a comprar.
Despidiéndose de Camila, se dio vuelta para irse, entonces sus ojos contemplaron esa figura chaparrita con abominables proporciones, en un vestido largo. Sus gordas tetas botaban con cada paso que daba. Al tenerla a centímetros de él, no pudo controlarse y le levantó la perilla para besarla en la mejilla muy cerca de sus labios. –“Te ves hermosa, Mar”- le susurro, sonrojando a la hija de al medio de Blanca y generando los celos en Luna, que quería ese mismo aprecio por su tío.
Ya no veía la inocencia en esa carita ruborizada. No, en su lugar observaba a la guarrilla que revolvía en su ropa sucia y obstinadamente se negaba a caer en su juego. Tenía unas enormes ganas de magrear ese culo que se untaba adecuadamente en el vestido, cargarla y llevarla a su habitación para reventarla igual que sus hermanas. A duras penas resistió a la tentación que tenía en frente. Ella no entendía por qué se avergonzaba, así que agachó la mirada para que él no lo notara, no obstante seguiría deslumbrándose, porque contemplaba la evidente erección de su tío.
Tomás lo tenía tan dura, que en cualquier momento iba a estallar. El bulto que apreciaba con sus ojitos de felinas era inmenso. El hombre avanzó, sin mirar atrás porque si lo hacía, no iba a contenerse con Mar. Ella por su parte, no borraría esa imagen de sus ojos y ya no solo su hedor le sería estimulante, sino también esa anaconda que se escondía en los calzoncillos que hurtaba. Al salir, Tomás se encuentra con Chloe, que vestía con unas ajustadas bermudas y un top blanco, lucía muy ardiente ante sus ojos.
Ella abalanzándose hacía él, lo abraza y le pregunta a dónde iba. El maduro nervioso por tener a semejante adolescente cachonda tan cerca, le miente igual como lo hizo con su hermana. Aun cuando se le hacía un poco absurda la justificación de su tío, ella le cree. –“Ya veo. Que lastima. Porque pensé que podíamos aprovechar que mamá no estaba, para que me castigues igual que ayer”- le maulló, tocando ese duro fierro con su mano.
Tomás, totalmente dominado por sus instintos, abrazó a esa jovencita y agarró su colita, entretanto la besaba apasionadamente. Chloe impresionada por el atrevimiento de su tío y excitada, se entregó completamente a ese intercambio de salivas. –“Joder, nena… Si llego antes de las cinco, voy a tu cuarto para darte con este garrote que tanto te encanta”- señaló, iluminando los ojitos claros de su sobrina mayor. Mordiendo sus labios, la joven tatuada lo alabó por su valentía de haberla besado, cuando alguien podía verlos.
Él sin dejar de amasar esas nalgas redonditas, le dijo que no le importaba que todos supieran que su sobrina era su putita y que si hubiera tenido tiempo, la cogía ahí mismo. Esas palabras dejaron cachondísima a Chloe, que esperaría que su tío termine antes de la cinco para gozar de un sexo tan intenso como la del viernes. Tomás se subió al coche y prendió rumbo, para el encuentro con Adara. Al llegar al lugar, caminó por él sin ninguna vergüenza, viendo diversos juguetes sexuales, pero ninguno le interesaba, solo quería el servicio de baño compacto y con un glory hole, que ofrecían.
Tras hablar con la encargada por su reserva, avanza a ese majestuoso lugar en donde experimentaría el deleite con esa morochita. Él entra al baño y le mensajea que ya estaba dentro, que la esperaría, Adara no tardó en contestarle, diciendo que ya iba en camino, que tardaría solo unos segundos. Al escuchar que la puerta se abría y el sonido de los tacones que usaba esa mujer, no aguantó más y se bajó el pantalón, liberando su morcilla que estaba inflamada, ferviente y soltando esperma.
Ella se metía al otro cubículo y luego de cerrar la puerta, murmuró, –“Hola señor Maslow”-, la dulzura de su voz concordaba con la del vídeo, no había duda que detrás de esa pared se encontraba su querida Adara. –“Hola, Adara. Me alegra que hayas venido”- recito, controlando su desesperación por esa mujer. –“Usted pagó, no podía dejarlo plantado”- contestó con ternura, –“Además, tengo curiosidad por su verga”- añadió con un tono sensual y guarro.
–“Quieres comprobar, si es tan grande como las fotos, ¿verdad?”- soltó con una sonrisa morbosa. –“Sí”- afirmó la muchacha sin vergüenza. –“Bueno, va ser un orgullo poder complacerte, aunque sea algo injusto, ya que me gustaría ver tu maravillosa anatomía también”- declaró Tomás, queriendo tirar la pared. –“Si quiere ver mi linda figura, puede meterse en mi perfil. Porque voy a transmitir este encuentro”- comentó dejando sin palabras al maduro.
Tomás estaba atónito por lo astuta que era esa chica al no desperdiciar la oportunidad para ganar más dinero y cachondo al saber que sería grabado y vería a esa negrita comerle la polla aunque no sea de frente. Conectándose a su streaming, ve como los números de usuarios que estaba visualizando aquello eran alto, esa traviesa mujer, estaba con un abrigo color beige, sus labios carnosos estaban pintados de una tonalidad dorada. Hizo un pequeño baile, antes de abrir su abrigo y exponer su anatomía voluptuosa.
–“Joder…”- murmuró Tomás, agarrando su polla y agitándola en el aire. Ella fue agachándose pausadamente, al igual que la cámara que registraba ese acto lujurioso. Quedando en cuclillas y su boca a la altura del glory hole, pasa su lengua por sus labios y espera pacientemente por su alimento. Tomás no titubeó y fue metiendo su pene en ese agujero, que tenía una circunferencia ideal con lo hinchada que estaba su verga en ese instante.
Ver cómo su miembro afloraba en ese hoyo y esa muchachita entusiasmada, que primero se mordía el labio inferior y después abrió la boca de manera grande para recibir ese sable que lucía mucho más colosal que en las fotos. Ella empezó pasando su lengua por la cabeza hinchada, disfrutando de ese viscoso y pegadizo líquido. Tomás no contuvo su gemido y lo dejó salir, con unos simples trazos, ya demostraba que era muy superior a Chloe e incluso a varias mujeres con las que había estado, solo igualándose a su mujer.
Adara continuó chupando la punta, mientras que con su mano pajeaba ese tronco de una forma formidable. Tomás no paraba de aullar, estaba recibiendo la mamada de su vida y eso que esa muchacha solo jugaba con su glande.
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Capítulo 1: http://www.poringa.net/posts/relatos/5026790/Terapia-Especial-Capitulo-I.html
Capítulo anterior: http://www.poringa.net/posts/relatos/5047265/Terapia-Especial-Capitulo-VII.html
Viernes
A penas el reloj marcó las 7 am, Chloe salió de su casa rumbo a la universidad. La muchacha no quería llegar tarde, tenía un motivo por el cual debía dar su máximo y aprovechar cada minuto. Paulatinamente, empezó el movimiento en la casa, Blanca, quedó sorprendida al contemplar que ninguna de sus hijas se encontraba en sus habitaciones durmiendo. La mujer se preguntó si acaso estaba soñando, porque la responsabilidad era algo que sus hijas carecían.
Las manecillas siguieron su curso, ya eran casi las 9 am y el único que no había salido de su cuarto, era Tomás. Camila un poco preocupada, fue hasta el dormitorio en donde descansaba su hermano. Golpeando la puerta con gentileza, esperó alguna respuesta de del hombre, no obstante, un silencio abundó por ese rincón del domicilio. –“To-Tomás, ¿estás ahí?”- consultó con extrañeza y girando la manilla para abrir la puerta, dándose cuenta que estaba cerrada por dentro.
–“¿Tomás?”- enunció, tocando la puerta otra vez, aunque con algo más de fuerza. –“Dime, Cami”- respondió el psicólogo, con normalidad y generando alivio en su hermana. –“Perdón por molestarte, pero quería saber, ¿si te gustaría que tomemos desayunos juntos?”- expresó la mujer, percibiendo un ligero maullido y constantes azotes. –“Claro, dame unos minutos, me baño y voy a comer contigo”- contestó, con serenidad. A pesar de que no notaba nada raro en la voz de su hermano, ese sonido continuaba.
Intrigada, se apegó en la puerta, tratando de descubrir el origen de esos ruidos, a la vez que le preguntaba, si se encontraba bien. A pesar de que Tomás le dijo que todo estaba en orden y que apenas acabada de ducharse iría a la cocina, Camila seguía embrollada con aquel sonido, su instinto la hostigaba a que desconfié y se quedé detrás de la puerta, esperando alguna clave ante ese misterioso zumbido que no paraba de oír. El tiempo se lentificó para ella, tanto que un segundo pasó a ser una hora.
Escuchaba su respiración acelerada y los latidos de su corazón, algo que la irritaba pues no era capaz de oír con total claridad. Por suerte para Camila, una voz conocida logró tranquilizar su ansiedad voraz. –“Bueno amor, te dejo, para que te duches y vayas a desayunar con mi cuñadita”- resonó por las paredes. El dulce timbre de voz de April, se apoderó de la atención de su cuñada, la cual imaginando que quizás había interrumpido un momento íntimo de la pareja, se dio la media vuelta y bajó al primer piso.
Aquella irrupción de la Milf, fue un movimiento sensato para ocultar lo que en realidad pasaba en esa habitación. En ella no solo se encontraba Tomás, sino que también una de sus sobrinitas, la cual estaba echada en la cama, con su cabeza apoyada en el colchón, mordiendo y empuñando las sabanas, mientras mantenía su culo levantado, para que su tío la empotré. –“Hhmm… T-ti-tío…”- murmuró, con mucho esfuerzo para que no se le escapada un gemido.
–“¿Quieres otro beso para ahogar tus jadeos?”- interpeló él con una sonrisa, teniendo su mano izquierda apoyada en la cintura de esa chavala y con la otra sostenía su móvil, con el cual le transmitía esa incestuosa y cachonda escena a su esposa. April desnuda, se masturbaba impetuosamente y tachaba a una más de su lista. Apreciar el rostro de placer que colocaba esa joven al ir recibiendo el grueso miembro de su esposo en el culo y sus ojos dándose vuelta de regocijo, hacía que estar lejos de él valiera la pena.
Entre suspiro la muchacha le contestó a su tío que sí, que anhelaba un buen baboseo. Él consintiéndola, se acercó a sus labios y abriendo su boca fue frotándola contra la de ella, hasta que sus lenguas se entrelazaron. Esa chica se sentía en el cielo, con cada estocada que le daba el hombre, la forma en la que tocaba su cuerpo y su experta manera de besar. Apartándose de esa boquita Tomás mordió esos labios angelicales, sus alientos se hicieron uno y en un bisbiseo le dijo, –“¿Quieres que me venga dentro de tu culito, Luna?”-
La más joven de sus sobrinas, se tomó su tiempo para contestar, en sus libidinosas pupilas se reflejaban el gozo por esa cogida matutina. Pero todo empezó durante la noche, cuando fue testigo del morreó intenso que Tomás le dio Mar. Aquella imagen la aterró y sus celos florecieron, estaba decidida en interrumpirlos y evitar que su hermana cogiera con el maduro. Sin embargo, antes de que ella hiciera un movimiento, Mar se apartó de Tomás y lo abofeteó.
Aquello fue inesperado para Luna, pues aunque fueron unos segundos, ella se dio cuenta que Mar había disfrutado de ese morreo y esa boca madura. No solo fue su forma en la que se mantuvo apegada a los labios de él, sino que también las piernas de Mar temblaban de gusto. Luna estuvo cuestionándose en su cama, si ir a ver a su tío o no, hablar con él e implorarle que no la ignore como lo estaba haciendo, porque eso la mancillaba. Su cuerpo férvido apresuró su decisión, sin mirar las consecuencias se desvistió y fue a visitarlo.
A Luna ya no le importaba lo que su tío piense de ella, solo necesitaba que apacigüé ese ardor en su interior y el intenso dolor en su pecho, que se le generaba al ser rechazada por él. Trasladándose con sigilo, quedó por unos segundos quieta en frente de la puerta, suspiró, entretanto el frio se meció por su cuerpo. Abrió entre la penumbra y observando fijamente ese rostro que era iluminado por la luz artificial del celular, le expresó sin vacilar que, ya no soportaba lo que experimentaba.
Al ver que no la ignoraba y que sus ojos se perdían en su desnuda figura, eligió seguir a su instinto. Aproximándose a él y dejándose llevar por la lujuria que la abrazaba, se subió a la cama. Gateando en ella, cortó la distancia quedando a centímetros de su boca, con la cual había soñado. Sus respiraciones estaban sincronizadas y presa por la cachondez, agarró con sutileza ese miembro erguido que se escondía debajo de esas cobijas. El solo apretón de esos delgados dedos, eclipsaron a un ya caliente Tomás.
Él no lo dudo, abriendo su boca fue allegándose a ella, que lo miraba con ternura y lascivia. Apoyando sus labios en los de ella, sus manos se deslizaron por esa suave espalda, hasta llegar a esa cinturita, donde se posaron con fuerza. Ambos embriagado por sus propios demonios consumieron el pecado incestuoso en un denso y apasionado beso. Sus lenguas fogosas se enroscando, como dos ganchos, la delicadeza de la pequeña lengua de ella, excitaban más al maduro.
Luna fue levantando sus parpados y sus cejas, al notar cómo esa polla que tenía sujeta con sus manos, se hacía más grande, mientras tanto su vagina se empapaba. Cuando al fin se separaron, ya no había vuelta atrás, solo tenían que terminar esa locura, con una cogida, algo que era impensado para los dos. Si bien ella quería tener sexo con su tío, no proyectó que eso pasaría esa noche, a lo más imaginaba que él le pediría perdón por haberla estado ignorando y que no lo volvería hacer, besándola como lo hizo con Mar. En esos segundos que pensó en su hermana, se preguntó cómo había negado ese pollón.
Por parte del maduro, él no tenía concebido follar con Luna, aun quería seguir torturándola con su indiferencia. No obstante, tras lo sucedido con Mar y saber que al día siguiente tendría a Chloe montada en su verga, no lo dejó pensar con claridad cuando vio a su sobrina menor, en la entrada, completamente desnuda, a eso sumándola la figura de Adara que lo tenía caliente siempre. Todavía mudos, ella se metió entre las sabanas, apegando su cuerpo en la de su tío, rodeando con sus brazos el cuello del hombre.
El roce de sus pieles, condenó cualquiera posibilidad de arrepentimiento en ambos, mirándose a los ojos, fundieron sus bocas en otro largo y ardiente beso. Las manos de Tomás volvieron a explorar esa recta espalda, aunque no se detuvieron en la cintura de la muchacha, fueron más allá, apoyándose en esas posaderas. Como no eran tan grandes ni anchas, sus palmas parecían inmensas, en esos firmes y redondos bollos. Sus dedos acariciaban con delicadeza ese esfínter, causando que la joven diera un pequeño brinco.
A pesar de eso, sus labios no se despegaron, la calidez de ese intercambio de saliva y la dicha que probaban, hacía que se aferren uno al otro, para que aquel deseo prohibido jamás parada. El gusto de vainilla que desprendía esa baba vivaz, despertaba una gula en el hombre que no había experimentado en un buen tiempo. Por más que no querían, sus bocas terminaron de complacerse, recuperando el aliento, sus sexos se fueron frotando, aun cuando el miembro viril del maduro yacía guardado en el pijama, su dureza aniquilaba ese chochito.
Leves suspiros se fueron oyeron en ese cuarto oscuro, manteniéndose abrazados y en la misma postura, Tomás fue devorando la garganta de su sobrina. Luna echó su cabeza hacía atrás y sus manos acariciaron la nuca de su tío, quien voraz continuó comiendo a besos ese fino cuello. La muchacha empezaba a perder la cordura, con cada sobadura que daba su coño con ese mástil erguido, quería sentirlo adentro, que le revolvieran las entrañas y apagada el incendio que inició, hace un par de días.
Los minutos pasaban y el postergaba la espera de su siguiente movimiento, lo que exasperaba a esa chavala, aunque al mismo tiempo, no quería dejar de sentir a esa lengua veterana, delineando por su tierna piel. Finalmente Tomás, dejó recostada a su sobrina, la cual rogaba por ser penetrada, sin embargo, el maduro, se aproximó a ella a la vez que con sus dedos masajeaba esa vulva cachonda. Mordiendo esos labios que tan viciosos eran, descendió hasta llegar donde fluían esos melosos manjares que humedecieron su entrepierna.
Sentir la respiración sofocante de su tío en su sexo, le provocó un gran cosquilleo, el cual fue aliviado, con un trazo de esa lengua dominante. Con lengüetazos lentos a la orilla de esa vagina, empezó, luego con sus labios retuvo con gentileza ese sensible grano de maíz, para acabar, abriendo ese orificio con ayuda de sus manos y meter su lengua. Regalándole una exquisita comida de coño a esa muchacha que apenas había sido mimada 2 veces antes ahí.
Sujetándose en las sabanas, se regocijaba y jadeaba, su cuerpo entero tembló y se rindió ante ese experto amante que era su tío. Embadurnando la boca del hombre con su néctar, quedó tendida en esa cama por unos minutos, la cabeza le daba vuelta, con tanto deleite que había vivido. Cuando miró de nuevo al maduro, se dio cuenta que se estaba bajando el pantalón, apreciar, esa divina polla mecerse ante ella, prendió otra vez ese apetito de ser atravesada por ella.
Tomás antes de seguir, buscó entre sus cosas un preservativo, al colocárselo, se aproximó a la hija menor de Blanca. Sin quitarle los ojos de encima, fue tocando con su glande, los labios húmedos de ese chocho, separando la hendidura. Ella al notar esa punta gruesa y filuda a nada de entrar, la hizo estallar de gozo. El hombre dudó en clavárselo, estando tan sensible, pero ella se lo rogó, quebrando ese silencio que había entre ellos, hablándole por primera vez, después de todo lo que había hecho.
Ante esa petición, él no pudo contenerse. Agarrando las delgadas piernas de su sobrina, comenzó a sumergir su verga dentro de esa cueva estrecha. –“Dioss… Sigue tío, entiérrame todo ese pollón, por favor”- exclamó Luna, tocando con sus palmas el rostro del maduro y besándolo para callar sus bramidos. Tomás pausadamente clavaba su sable, no tenía apuros, sabía que la noche era lo suficiente larga, para disfrutar de un buen polvo, y que nadie los iba a interrumpir.
Incluso si en el peor de los casos, alguien se despertaba y los oía, podía aprovechar la penumbra a su favor y ocultar a la jovencita entre las cobijas. Al separarse de la boquita de su sobrina, ya tenía la mitad de su tronco ensartado en ese coño jugoso, que apretaba y engullía con fuerza. –“Más… Dame más duro tío…”- susurró mordiendo la oreja del maduro y paseando su lengua alrededor, pero pese a las insistencias de ella, él no cambió su plan.
Fue la última tortura que le hizo a esa chica, después de todo desde ese instante sería una amante mientras estuviera en esa casa. Cuando por fin todo su miembro estaba al interior de ella, apoyo las piernas de la jovencita en sus hombros e inició con embestidas más fuertes. Cada golpe que sentía Luna en su útero, la retorcía en júbilo. Aquel hombre era mejor de lo que imaginaba, su cuerpo fogoso le agradeció por haber sido valiente y dado el primer paso para acabar cogiendo con él.
Los minutos pasaban y Luna se sumergía más en el gozo que recibía por esa follada. No controlaba sus gemidos y tampoco su cuerpo, inconscientemente movía sus caderas, sincronizándose a los bombeos de su tío. Sus piernas temblaron, al mismo tiempo que una electricidad recorrió por su espina dorsal, explotando en un nuevo orgasmo. La joven trató de tomar aire, pero Tomás no le dio descanso, continuando frenéticamente penetrando su vagina.
Los aullidos de ella se intensificaron, para maquillarlos y no despierte a nadie, el hombre volvió a enroscar su lengua con la de ella. Luna había perdido la cuenta de cuantas veces ya se habían besado, sin embargo, cada vez que lo hacían, sentía que era mejor que el anterior. Las manos de su tío pasaron de su cintura, hacía sus pequeñas y redonditas tetas, esos dedos experimentados, dibujaron sobre ellas, tocando con ternura sus pezones erguidos. Él estaba rescribiendo sobre su cuerpo, el significado de placer.
Amasando esos suaves senos, los labios de Tomás regresaron a beber de la piel de esa joven. Más, más, más, balbuceó Luna, una y otra vez, mientras que sus sexos se azotaban con fuerza. El sabor del sudor de esa muchacha era igual de dulce que su saliva, o esa fue la impresión que tuvo Tomás por lo menos, que ya se encontraba en su clímax. Dando tres estocadas profundas, sacó su miembro de ese apetitoso coñito, para retirarse el condón y pintar esa figura como un lienzo.
Luna había quedado más que satisfecha y a la vez deseosa por más, no obstante, su cuerpo no le respondía, necesitaba descansar, había tenido lo que tanto ansiaba y acabó completamente agotada. Tomás la tomó entre sus brazos para acomodarla bien en la cama y taparla con las sabanas, luego se fue al baño en donde tomó una ducha. Había disfrutado de esa maravillosa cogida, lo único que lamentaba era no haberla registrado, para poder enviárselo a su esposa.
Así nació la idea de hacerle una video llamada a April, mientras jodía el culo de su sobrina más joven. –“Ss-sí… Tío… Dame tu leche en mi culo”- afirmó la chavala, mordiendo sus labios. Tomás palpando con sus dedos esa vulva empapada, dio sus últimas embestidas. Aquel masaje a su clítoris, contrastaba con los brutales bombeos en su ano, una combinación inesperada pero perfecta, que la hizo llegar a su éxtasis, acabando junto con él, al sentir su esfínter rellenado.
Aquella imagen de ese culito, era tan acalorada que sin pensarlo, Tomás tomó una foto sin que su sobrina se diera cuenta. Fotografía que se le enviaría a Adara, acompañado del mensaje: –“Me acabo de follar este culito, pensando en ti”-
Luna: Joder… Eso… Eso, fue maravilloso…
Comentó fatigada.
Tomás: ¿Valió la pena faltar a clases?
Luna: Claro que sí… Y quiero más, tío.
Dijo mostrando su cara más guarra.
Tomás: Lo haremos de nuevo, siempre y cuando, hagas tus tareas al día.
Las palabras de su tío no hicieron eco en los oídos de la muchacha, la cual solo pensaba en seguir cogiendo, en comer esa tranca que la había dado por el orto hace unos minutos. No obstante, cuando quiso darse vuelta para agarrar su caramelo, este ya había sido guardado por el maduro, quien se alistaba para ir a desayunar con su hermana. –“¿A dónde vas?”- preguntó Luna con ingenuidad. –“A comer con Cami, o va a sospechar que alguien no fue a clases y se quedó siendo la putita de su tío”- declaró con picardía.
Luna: ¿No te vas a bañar?
Tomás: Nop, porque Camila debe estar esperándome, lo haré luego de desayunar, pero tú hazlo ahora.
Esas palabras dejaron abrumada a Luna, porque pensó que después de haber pasado esa noche de pasión y esa mañana cachonda, él la trataría como si fuese su mujer. Pero no, su actitud seguía siendo la misma de siempre. Entendía que el hecho de haber cogido con su tío, no significaba que él la amaba, sin embargo, esperaba un trato más especial. Tomás bajó las escaleras y antes de ir a la cocina, pasó al baño, en donde rápidamente se lavó las manos y se perfumó, para disfrazar el hedor de sexo que emanaba.
Entretanto April tomaba una ducha, al tocar su cuerpo, sentía como este se mantenía candente y en el fondo extrañaba las acaricias de su esposo. Cerrando los ojos, lo veía entrando y aproximándose a ella, con una sonrisa dibujada en su rostro. Su mirada se perdía en ese hombre al que había elegido como compañero de vida y amante hace unos 21 años. Su corazón latía con tanta fuerza que sentía que su pecho se le inflamaba, pero encontró la calma, cuando Tomás, le tocaba la barbilla y allegaba sus labios.
Sin cuestionarse, abrió su boca y sacó su lengua, esperando por la de su marido, el cual primero le mordió con suavidad los labios y le murmuraba que la había extrañado. Ella le confesaba que también lo echó de menos, que estar lejos de él más de un día ha sido un martirio, que no esperaba pasar. Entrelazando sus lenguas e intercambiando sus salivas, se entregaban al placer, al amor que los había marcado desde ese primer encuentro en un salón de clases.
Las acaricias de Tomás eran distintas a las que ella se hacía para consolarse, pues provocaban algo distinto en su cuerpo y que nadie podría igualar. Cuando pensó que era un chico peculiar al que quería seguir conociendo, nunca imaginó que se volvería presa de sus besos, de sus manoseos, de su olor y de sus “te amo, Princesa”. Habían transcurrido varios días, desde la última vez que escuchó esas palabras, e incluso lo notaba algo distante, quizás eso la hizo refugiarse en la fantasía.
Sus labios eran devorados, al mismo tiempo que abría sus piernas al percibir los dedos de él, sobando por su sexo. Ese paseo que realizaba Tomás con sus yemas por sus labios, la hacía regocijarse y aferrarse más a esa boca con la cual charlaba lascivamente. Él con gentileza, fue sumergiendo sus dedos dentro de su vagina que estaba totalmente mojada, sentir esos afilados dedos entrando en ella, la mató de gozo, haciéndola temblar y sus pulsaciones incrementen.
Su esposo, conocía perfectamente su cuerpo y cómo tratarlo en la intimidad, algo que ella no le enseñó, nunca tuvo que decirle donde le encantaba más, por instinto él encontraba la forma de hacerla sentir bien. No creía que otro hombre fuera capaz de igualarlo, aún si supieran donde estaban sus puntos más sensibles. Sus gordos senos fueron apretados por la mano libre de su marido, la forma en la que se las magreaba era única, que ni ella podía hacerse sentir de esa manera.
Estaba cerca de venirse, no obstante, un mareo interrumpió abruptamente la fantasía de la Milf, Con los ojos bien abiertos, trataba de encontrar una explicación a ese repentino síntoma. Creyendo que tal vez se debía a que se había corrido ya un par de veces, al contemplar ese sexo en vivo que le compartió su esposo. April salió de la ducha y al ir secando su fibrosa figura, se dio cuenta que estaba algo más delgada de lo normal. No estaba haciendo dieta y había abandonado su actividad física, hace unas semanas.
Contemplándose fijamente en el espejo, se daba cuenta que mínimamente había perdido unos 3 a 5 kilos. Una interrogante se le abría a April, que no quería con la duda, en tanto, Vanessa conducía al trabajo, acompañada de Alessandra. Si bien ambas chicas no se conocían mucho, el hecho de estar sufriendo por amor y por el mismo chico, las unió para que conversaran de sus sentimientos. Era inusual que la hija de Tomás y April se sinceraba con una persona a la cual no consideraba intima.
Sin embargo, con la boda de su hermano tan cerca, buscaba consuelo en todo aquel que estuviera dispuesto a escucharla. Lo mismo pasaba para la fotógrafa, quien igualmente aprovecharía esa ocasión para sacar fotos a la modelo sensación, como lo era Vanessa. Al ir escuchando lo amargo que era la vida de la rubia, al tener que ver al hombre que ama con otra y que él la tratada con frialdad, hizo darse cuenta a la pelirroja, que ella por lo menos podía disfrutar de la amabilidad de Axel.
Benjamín por otra parte, se encontraba en clase, mirando a la ventana y con las palabras que su hermano le dijo tras contarle su historia con Pía María. –“La señora Isidora es la madre de Bruno”- murmuró una y otra vez, pensando en esa mujer que había conocido hace una semana. Al no saber a qué dedicarse en el futuro, el muchacho decidió meterse a unos talleres. Entre ellos se coló a uno de aprender a tocar piano. La música no era algo que le fascinada precisamente, pero la melodía del piano lo relajaba.
Fue ahí en donde conoció a Isidora, la ex vecina de su padre y madre de Bruno, era la encargada de enseñar. Tras el divorcio con Daniel y no tener dinero para sobrevivir, decidió tomar aquel empleó. Su habilidad en ese instrumento musical no se oxidó con los años que había dejado de tocar, después de todo era una virtuosa. Desde su primer encuentro, ella y Benjamín se hicieron cercano, en realidad al chico le daba algo de pena, porque esa mujer lucía muy melancólica y todas las canciones que tocaba transmitían ese sentimiento.
A Isidora por su parte, el chaval le recordaba a su hijo, por lo inocente que era, desconociendo que era el hijo de Tomás y April. Durante toda la jornada de clase, Benjamín, no fue capaz de sacarse de la cabeza a Isidora. Esa mujer estaba rodeada de misterios y descubrir que era la madre de Bruno, solo le generó más. Fue por eso que después de clases, él fue directo a la casa de ella. Dos días antes, Isidora lo invitó a su casa, con la excusa de que quería seguir enseñándole a tocar el piano, pero en realidad, solo buscaba compañía.
Antes de ir a la casa, la madura le pidió al muchacho que lo acompañada a comprar unas cosas. Curiosamente en aquella tienda se encontraba Bruno y Agustina, Benjamín se acercó a saludarlos, a Isidora le pareció un mal chiste de Dios esa situación, porque entre todas las posibilidades, cuál era el porcentaje que su estudiante fuera conocido de su hijo. Aterrada al rechazo por parte de Bruno, desapareció entre los pasillos tal como si fuera un fantasma, antes de que él la viera.
El soplido del viento movió el cabello fino de Benjamín, luego de interrogar a su maestra, por no haberle dicho que era la madre de Bruno. La mujer sintió como se le oprimía el pecho por esa mirada tan directa y seria. La piel se le colocó de gallina, similar a la primera vez que interactuó con Tomás. Tragando saliva, se tranquilizó un poco e invitó a ese jovencito a pasar hacía su casa, no quería hablar en la calle, con los ojos punzante de algunos vecinos.
Benjamín aceptó, después de todo a él tampoco le gustaba ser el centro de atención. Caminando detrás de ella, el muchacho dio un vistazo rápido a esa madura, pesé que su vestido era largo y ancho, evitando apreciar esas curvas divinas que poseía, él se sentía atraído. No era capaz de explicarse porqué de repente se empezó a fijar en el cuerpo de esa mujer y tener curiosidad sobre sus medidas, ya que siempre la había visto con ropa ancha.
Para cuando entraron, la pija de Benjamín ya estaba dura al imaginar que debajo de ese vestido, había una silueta majestuosa, como la de Pía María o su madre. Isidora ignoraba que estaba siendo desnudada y comida por los ojos lujuriosos de su pupilo. Sin observar el bulto marcado en el pantalón del joven, le pidió que se sentara mientras ella iría por unos refrescos a la cocina. Benjamín obedeció, teniendo así unos segundo de paz al no verla.
El muchacho suspiró, dándose cuenta que las palabras de su hermano, calaron hondo en su cabeza. El deseo que tenía Axel por esa Milf, se lo había transmitido a él, que no dejaba de alucinar y vagar entre la fantasía. Sin percatarse del regresó de Isidora, hasta que ella se sentó a su lado, despertaron un nerviosismo en Benjamín, que empezó a notar la fragancia de esa mujer y a obsesionarse con esos labios, que le hablaban y tentaban a tocar.
Isidora: (Suspiro) Benjamín, si no te dije que Bruno era mi hijo, se debe a que le hice daño y ahora él me odia.
Benjamín: ¿Daño? ¿Odiar?
Expresó sin dejar de observarles los labios y razonando con lentitud.
Isidora: Hice cosas malas, cosas que una madre no debe hacer, como mentirle a mi hijo o contratar a una puta para que lo enamorada y luego le rompiera el corazón y así él fuera solo mío. Él descubrió mis mentiras y ahora ya no me quiere ver. Aunque dudo que él sepa que su novia solo se acercó porque le pagué y yo no quiero decírselo porque ya ha sufrido mucho. No voy a entrar en más detalles Benjamín, si crees que no soy de confianza para seguir enseñándote, eres libre de abandonar las lesiones.
Declaró con seriedad y una angustia que la envolvía, por sentir que la única persona con la cual se había relacionado más y cambiado su monótona vida, tras varios meses de soledad, desaparecería y regresaría a su rutina amarga. No obstante, Benjamín no pensaba en abandonar las clases, menos cuando empezaba a interesarle esa mujer y percibir su belleza. –“Descuide, no vine aquí a juzgarla, solo quería saber el motivo por el cual no había dicho que era la madre de Bruno”- afirmó el muchacho.
Esas palabras sorprendieron a la mujer, la cual ya se había resignado a esa penumbra que la rodeaba. –“E… Eso, ¿quiere decir que vas a seguir viniendo a tus lesiones?”- preguntó, emocionada. Al oír la respuesta afirmativa de ese chico no pudo contener las lágrimas. Benjamín despertó de su hipnosis al verla llorar, atónito se interpelaba la razón de ese llanto y se quedaría en blanco, luego que ella lo abrazada y apoyada su cabeza contra su pecho.
En tanto April se encontraba en la universidad, arreglando sus cosas, para poder irse a su casa, en eso se asoma desde la puerta de su despacho, Bruno. La Milf al verlo, sonríe. –“¿A qué se debe está sorpresa, Bruno?”- señalo, retomando su actividad anterior. El muchacho había ido decidido, con las palabras ya memorizadas, no obstante, al ver a su cuñada, quedó en blanco. No imagino que una mujer se vería tan atractiva en un traje, las curvas de ella se delineaban perfectamente en esa tela.
–“¿Bruno?”- interpeló confundida, al no tener una respuesta por su cuñado. Tomando su bolso, se acercó al chico que no dejaba de admirar su silueta majestuosa. April sagaz como siempre, se daba cuenta que la razón del trabamiento de lengua del joven, era ella. No veía maldad en esos ojos que la apreciaban, sino deslumbramiento, que pronto se transformaría en inspiración. –“¿Agustina te comió la lengua?”- consultó con picardía, colocando sus brazos alrededor de su cuello y apoyando sus glúteos en el escritorio.
Esos ojos azules le devolvían el alma a Bruno, que se le había escapado del asombro. Contemplarlos fijamente, se sentía como estar en medio del océano, sin preocupaciones o temores. –“A… A-April”- tartamudeó, recordando porqué había ido hasta ahí. –“Discúlpame, solo quería preguntarte sobre mi hermano. Ya va una semana desde que no he hablado con él y me siento fatal por lo que le dije la última vez”- expresó sin desviar su mirada de esos tranquilizantes ojos.
Ella sonrió por la ternura que le transmitía ese chico, abrazándolo, lleva su rostro hacía sus pechos, despertando la lujuria que oprimía su cuñado. –“¿No has hablado con tus hermanas?”- interrogo, –“N… No”- contestó él, inhalando el aroma melosa de esa Milf. –“Bueno, Tommy fue a conocerlas. Lo más probable que regrese un día antes del matrimonio de Ignacia y Axel”- le murmuro en su oído. Aquello fue una revelación importante, no esperaba que el encuentro se diera tan pronto.
Por otra parte, Tomás volvía a la casa de Blanca, después de acompañar a Camila a una exhibición de arte. Su hermana menor se quedó a hablar con unos amigos y él decidió regresar a la casa, porque ya era hora de que su insolente sobrina también lo hiciera. Estaba ansioso por verla y aprovechar que no había nadie en el hogar para molestarlos, lo que había hecho con Luna, no se asemejaría con lo que tenía maquinado para Chloe, quería algo salvaje con esa zorrita provocativa.
Al ir a su cuarto, para instalar una cámara que había comprado y así transmitirle a su esposa, se percató de un pequeño detalle. El canastillo en donde había dejado la ropa que había usado el día anterior, tenía las prendas desordenadas. Intrigado, da vuelta el canastillo y comienza a meter una por una la ropa, dándose cuenta que su calzoncillo no estaba. Igual que el día anterior este había desaparecido, lo peor es que no podía echarle la culpa a una de sus sobrinas, porque ninguna estaba en casa.
Cauteloso salió de la habitación y caminó por el pasillo, abriendo levemente las puertas de los dormitorios de sus sobrinas. Observaba en esa pequeña abertura, si figuraba una de ellas, pero no era el caso. Así que se coló a los dormitorios de esas chicas, la primera que examinó fue la de Mar, en donde no hayo nada extraño, luego fue a la de Luna, donde pasó lo mismo y finalmente buscó en la de Chloe, sin encontrar nada. No había pruebas o algún rastro que delatara a esa ladrona de ropa interior.
Era alguien muy cuidadosa, aun cuando dejó desordenada la ropa del canastillo. Descubrir su identidad sería algo sencillo si volvía atacar, ya que ahora contaba con una cámara que registraría de manera infraganti el momento en que estuvieran realizando dicho acto de vandalismo. Así que dejó de indagar en algo que resolvería pronto y volvía a concentrarse en su querida Chloe, esperándola como un depredador vigila su cena, apenas abrió la puerta esa muchacha, fue recibida por su tío con un ferviente beso de lengua.
En un primer minuto la hija mayor de Blanca quedó asombrada e intentó librarse de esos brazos, por el temor de ser descubiertos. Sin embargo, a medida que pasaban los segundos y saboreaba esa boca madura, que recorría cada esquina de la suya, se fue rindiendo a la lujuria y deleite. Sus palmas que estaban apoyadas en el pecho de él, fueron descendiendo hasta la entrepierna del hombre, rozando con sus uñas, se da cuenta de lo excitado que estaba su tío.
Infirió que estaba así desde la mañana y no había dejado de pensar en ella, por eso con solo verla asomarse se le abalanzó encima. No podía culparlo porque después de haber dado su prueba, ella no pudo dejar de pensar en él y de soñar con esa cogida. La desesperación los consumía, ambos anhelaban desnudarse y acoplarse ahí mismo, como si fueran animales salvajes. Entre más tocaba ese miembro, más duro y grueso se hacía, bajándole la bragueta, buscaba sobarlo sin que una tela se interponga.
Mientras tanto, las manos del hombre se ubicaban cerca de esa cola, tenía tantas ganas de magrearla, nalguearla y luego hacerla suya, que a duras penas resistía. El deslizamiento de esos suaves dedos por la cabeza de su polla en donde borboteaba ya líquido preseminal, lo fue debilitando. Sus lenguas se apartaron y entre sus labios se delineó un hilo de saliva que los mantuvo conectados, hasta que ella habló. –“Vaya, sí que me has extrañado, tío”- dijo con la voz entre cortada.
–“Que no se te suban los humos a la cabeza pendejita. Solo te besé, para recordarte del premio que te estás jugando”- señaló, saboreándose la boca y oliendo el cuello de la joven. –“Bueno, mi madurito cachondo. Estás de suerte, porque obtuve la calificación más alta”- le contestó toqueteándole el falo. Tomás sonrió al escuchar eso, besándola de nuevo, le quita la mochila de la espalda. Para aquello, ella tuvo que soltar por unos segundos ese tronco ardiente.
Aprovechando la instancia, se llevó sus dedos a la boca y degustó el resto de semen que había entre sus uñas y yemas. Tomás abrió la mochila y buscó el examen de esa chavala, al dar con la hoja, se dio cuenta que no mentía que había logrado la nota máxima, sin embargo eso no significaba que había sido la más alta de las calificaciones, porque pudo que alguien la haya igualado. Al consultarle por las notas de los demás, Chloe sonrió de forma altanera y sacándose su celular de sus pechos, le mostró que nadie la había igualado.
–“¿Conformé?”- consultó la jovencita con ironía, acortando la distancia y apegando sus senos en él. –“Sí, perrita. Ahora yo cumpliré mi parte del trato”- dijo el psicólogo, levantándola desde la cintura. Atrevida pasó su lengua por los labios de él y volvió a pajear ese pene vigoroso. Sin decir nada, dejó que su tío la llevada a la habitación, una vez ahí, el maduro la tiró a la cama y cerró la puerta, para que nadie los interrumpa. Suspirando, la chica sentía unos espasmos en su interior de la ansiedad.
Era la primera vez en que estaría con un hombre mayor a ella, siempre se había divertido con chicos de su edad, a lo máximo había estado con alguien que era dos años mayor. Ver cómo él se desvestía y de su pantalón se asomaba una empalmada anaconda, la hizo temblar de placer. Ya había catado el día anterior, ese trozo de carne madura y disfrutó su dureza, sin embargo, tenerla enfrente suyo, tan imponente y con hilazas de semen colgando de su uretra, le abría su apetito.
Sin esperar que él se le acerque o le señale para que le dé una felación, disminuye la distancia entre ambos y toma ese garrote entre sus dedos, acariciándolo, entretanto se relamía. Sentir la respiración candente de Chloe sobre su glande, le encantó a Tomás, sin que expresada alguna palabra, esa chica abrió su boca y con su lengua revoltosa, inició a dar pincelada sobre esa cabeza, saboreando aquel líquido preseminal que se desprendía con cada lengüetazo.
Se notaba que esa muchacha había tenido un marco de mejora desde el día anterior, pese que no era la gran maravilla, la forma en que rodeaba su tranca con esa lengua viscosa, eran tan maravillosa como lo hacía Vanessa. Las papilas gustativas de la joven se embriagaban con el fuerte sabor de esa polla. Sacándosela de la boca, se pasa la lengua por los labios y luego se da unos golpecitos con esa vara robusta. Al hacerlo, recuerda cuanto ensoñaba con encontrarse con una verga así, desde que empezó su vida sexual.
Más larga de la media normal y bastante gruesa como para que no cupiera tan fácil en su boca. No obstante, solo era eso, una ilusión de algo que era improbable que suceda, jamás pensó que en realidad se iba a topar con un hombre que sería capaz de cumplir esa expectativa. Por eso cuando le bajó los pantalones a su tío en el probador de ropa, quedó incrédula con solo ver ese pene que se meció entre sus ojos inocentes y su cuerpo tembló en deseo.
Por la misma razón no quería que aquello fuera algo rápido, sino todo lo contrario, disfrutar al máximo y grabar maravillosos recuerdos con esa polla de ensueño. Abriendo su boquita, dejó caer su cálida y pringosa baba, que fue cayendo a lo largor de ese tallo venoso. Sin dejar de ojearlo, le da una tierna lamida a la cabeza y con sus manos inicia un masaje, esparciendo su saliva alrededor del falo. Volvió a segregar baba y la dejó caer por ese mástil que empezaba a relucir al ser cubierta por saliva.
Una vez que había empapado todo ese miembro viril, comenzó a tragárselo lentamente, ahogándose en la sazón que percibía su paladar. Nuevamente no fue capaz de pasar de la mitad de ese sable. Era tan gordo que le resultaba difícil pasar más allá sin ayuda, retirándosela y tomando aire, le preguntó con ingenuidad a su tío, si su esposa era capaz de comérsela toda. Tomás soltó una pequeña risita, para luego confirmarle que April se la comía toda sin ningún problema.
Los ojitos de esa muchacha se le iluminaron, preguntándose si en verdad, alguien era competente para esa verga. Regresó a chupar, intentando de llegar esta vez un poco más de la mitad, solo unos centímetros más dentro de su garganta quería. Tomás, acomodándole el cabello, le dijo que su esposa al principio también le resultaba imposible engullirse todo su pene, pero ella era una obstinada y no se rindió hasta lograrlo, con los años se fue haciendo una maestra, tanto que ninguna mujer se la igualaba.
Chloe sintió celos y admiración por la mujer de su tío. Dado a las palabras de él, dedujo que deberían tener una vida sexual muy activa, que le gustaba hacer algunos juegos y que ella estuviera mamándole la tranca a él, de seguro había sido petición de ella. Porque cada vez que hablaba de April, notaba el cariño y amor en las palabras de su tío, que sus ojos brillaban y una sonrisa tonta se le forjaba. Era imposible que le gustada serle infiel a su esposa, siendo un enamorado de ella.
Nuevamente fracasó en su intento de pasar ese umbral sin ninguna ayuda. Al quitársela de la boca, unos densos hilos se formaron entre sus labios y ese trozo de carne. –“Es hora que me domes”- expresó mirándolo coquetamente a los ojos, –“Ah, ¿sí?”- interpeló él con una sonrisilla burlesca. –“Desde mi punto de vista, ya te tengo domada, perrita. Estás sobando mi polla con tus manos y te la comes como un dulce queriendo asfixiarte con ella. Sin embargo, eres incapaz de tragártela entera”- agregó.
–“Como no eres capaz de hacerlo por tu cuenta, quieres que yo te complazca. Y claro que lo haré preciosa, pero dímelo con las palabras adecuadas”- sentenció, sujetándola del mentón. Tomás no sería un patán que se iba a aprovechar de la condición de su sobrina y la iba a maltratar físicamente –a lo más le daba nalgadas-. Él no era un tipo rudo, pero compensaría eso con frialdad y la torturaría emocionalmente, haciendo que esa muchacha tuviera que perder el orgullo al reconocer que no era capaz de complacerlo.
–“Tsk… Ti-ti… Tienes razón”- balbuceó, enamorada por esa forma en la que la miraba y la hacía sentir inferior. –“Perdóname tío. Pu-puedes… No, te suplico que me des tu majestuosa verga”- declaró la chica temblorosa. El hombre sin inmutarse por su ruego, pasó su dedo índice en los labios de ella. Automáticamente Chloe abrió su boca y lo chupó, era una nueva forma de sentir el placer masoquista y le estaba encantando, tanto que su cuerpo reaccionaba por voluntad propia ante ese semental.
Él retiro de esa boquita su dedo y la beso. Atrapando su lengua y mordiéndola con sutileza, al mismo tiempo que sus manos recorrían esa lisa espalda. Tocando esos pringosos cachetes, clavó su dedo húmedo en ese recto ajustado. Con solo sentir la punta de ese dedo entrando en su ano y metiéndose con lentitud, la torció en gozo, intensificando el hormigueó en su vulva. Al llegar al fondo de ese estrecho esfínter, agitó su dedo, encendiendo más esa llama de delirio.
Al retirarle el dedo, dejó de besarla, manteniendo sus ojos fijos en los de ella, le expresó su interés por esa colita, dejándole claro que la usaría. –“Has lo que quieras, soy toda tuya tío”- enunció, imaginando una correa en la mano de ese hombre que conectaba con su cuello. Aquel juego psicológico en realidad estaba siendo efectivo, ella se sentía como si él la estuviera domesticando como si fuera una perrita. De hecho al ver su palma extendida, como si le pidiera la mano, ella se lo dio sin dudar.
A Tomás le causo algo de gracia, la inocencia de su sobrina, le pidió entonces que se diera vuelta, dejando su espalda apoyada en el colchón y cabeza echada para atrás. Luego le solicitó que abriera su boca, ella nuevamente obedeció y esperó ansiosa a la siguiente orden. Pero no la hubo, en su lugar, su tío fue acercando ese enorme cilindro a ella y poco a poco se fue introduciendo en su garganta. Experimentar una follada de boca desde esa posición, le pareció una idea brillante.
Ese robusto trozo de carne superaba aquel límite para ella y sin darse cuenta la tenía completamente dentro de ella. Ahogándose por su tamaño y mareándose por la sangre a su cabeza. Él fue retirándola con delicadeza y se la ensartaba con la misma forma, hizo aquello unas cuatro veces, posteriormente, fue intensificando las estocadas. El sonido obsceno que hacía esa boca al recibir ese miembro, resonaba entre las paredes, que eran testigos de un nuevo acto incestuosa.
Tomando las piernas de la chica, las colocó sobre sus hombros, viendo esa brillante vagina, comienza a sobar por esos labios, para luego masturbarla. Chloe estaba en éxtasis con todo lo que hacía ese maduro, sus sombras en los parparos se corrían, por las lágrimas que caían por sus ojos, eran tan sofocante la situación, que en verdad pensó que se iba a asfixiar y esa sensación la enloqueció totalmente. Liberando a chorros sus jugos, como si fuera una fuente de agua.
Tras observar esa maravilla, Tomás fue bajando la intensidad de su taladrada, hasta que sus caderas quedaron quietas. Retiró su polla y la dejó encima del rostro de esa zorrita, que respiraba rápidamente y tocía. –“Bien, ahora quiero que te comas mis huevos”- afirmó Tomás, colocando sus testículos en los labios de la muchacha y apretando con esos senos redondo su verga. Ella abrió su boca y sacó con timidez su lengua, trazando con escuetamente sobre ellos.
El sabor de esas bolas, también la conquistaron. Moviendo en círculo dibujaba sobre las pelotas de su tío, chupando ambas como si fuera un caramelo que se desharía en su lengua. Al igual que pasaba con ese pene, ella sentía que podía estar horas masticando esos huevos y no se aburriría. Tomás alabó a Chloe por su sobresaliente desempeño en esa actividad y paseando su glande por los labios de esa muchacha, -que sacaba su lengua para lengüetearla y la seguía a todas partes-, le ordena que se colocara en cuatro.
La muchacha fatigada se toma unos minutos antes de continuar con jolgorio. Colocándose en posición que le había pedido se tío, le menea su colita, mientras lo miraba caprichosamente. Tomás contento, se allega a ella y amasa con fuerza esas nalgas, seducido por el aroma de ese chochito, traza con su lengua por el sexo de la joven. Fueron unos tiernos y lentos lengüetazos, pero ese no era el plato principal, sino aquel agujero que había empezado a dilatar hace un rato.
Dejando su boca a la altura de ese ano, empieza a revolver su lengua en él. Sujetándola con fuerza de la cintura, le da una nalgada a cada uno de sus glúteos, haciendo chillar a la muchacha que se aferraba a las sabanas ante tanto placer. El cual se haría más intenso y sofocante, cuando los dedos del maduro volvieron a ser protagonistas. Entraron sin ningún reparado dentro de esa vulva, sumergiéndose en lo más hondo y tocando lugares que solo retorcían a Chloe en deleite.
Su tío era un verdadero experto en el sexo y psicológicamente la tenía tan controlada, que se imagina atada y amordazada. Se sentía tan real aquello, que su cuerpo expulsó a chorros otro orgasmo. Tomás anonadado por lo que estaba produciendo en ella, paró de comer ese culito y se colocó en posición para empotrarla. Tomando los delgados brazos de su sobrina, se acomodó para comenzar con esa exploración dentro de ese apretadito y cálido chochito.
–“Sí, tío… Hazlo, métemela hasta el fondo y machácame sin piedad”- exclamó Chloe con la voz entrecortada, al notar la cabeza de ese pene entrando y dilatando sus labios vaginales. Tomás a la vez que terminaba de ensartar su miembro, metía un par de dedos en ese pomposo trasero. Su sobrina se inundada de un placer eterno, tanto físico como psicológico. Teniendo su polla introducida totalmente dentro de ese chocho rebelde y sus dedos hurgando en ese anito, le da una fuerte nalgada, para que bufe más.
–“Oooooohhhh… Di-Di-Diooooosssss mióóóóóógghhh…”- gritó la joven al experimentar el bombeo impetuoso del hombre. Su coñito tragaba ese tronco con una facilidad increíble y con sus músculos se afianzaba en él. Sus circulares tetas se bambaleaban por cada estocada que recibía. Él no dudo en intensificar sus embestidas, eran tan fuertes que le revolvían las entrañas a Chloe, quien aullaba de gozo como nunca lo había hecho.
Jalándole de su cabello, Tomás besó con vehemencia a su sobrina, a la cual le temblaban las piernas de tanto regocijo y ya no era capaz de modular una palabra. Se sentía mareada de tanto correrse. De repente esos dedos que estaban incrustado en su ano, salieron y se le acercaron a su boca. Chupándolo como si fuera un helado, degustaba el sabor de su culo, en tanto su vagina, sin tener tregua era brutalmente follada. Chloe volvió a rendirse soltando un rio de sus fluidos, Tomás en su clímax, retira su polla y cubre la espalda de esa muchacha con su semen.
Cansados y sudorosos, quedan tumbados en la cama. Acomodándose en el pecho de su tío, lo besa con locura, agradeciéndole por la cogida que le había dado. Al separarse de la boca madura de él, lo mira fijamente antes de cerrar los ojos y quedarse dormida. Tomás hizo lo propio, pues había pasado una noche y mañana acalorada con Luna. Al despertarse, Chloe seguía lona a su costado, prendiendo su celular, para fijarse de la hora, se percata que su amada Adara, le había contestado.
–“Joder, que envidia”- fue el mensaje de esa morocha, por la foto del culo abierto y rellanado de leche de Luna. –“Jajaja… ¿En serio dio envidia?”- consultó Tomás, a la vez que su polla se tensaba debajo de las sabanas. –“Sí y mucha”- respondió la traviesa Adara, acompañado de un emoji con el rostro sonrojado, para luego adjuntar una fotografía de su chochito mojado. –“Uuufff, nena. Como me gustaría estar a tu lado para hacerme responsable de esa calentura que te he provocado”- escribió él, tocando su verga empinada.
–“Sí, una lástima”- contestó esa hembra de piel ébano, con una carita llorando. Tomás se le dibujó una sonrisa y sin pensarle le ofreció otra vez la posibilidad de que se juntaran. No obstante, Adara rápidamente le bajaría las ilusiones al suelo al decirle que por más que la encendiera ella no se juntaría con él. El hombre, no se resignaría al observar nuevamente la imagen de ese coño empapado, enviándole la dirección de un lugar en donde podría hacer realidad su depravado sueño, ya que había una habitación con un glory hole.
–“No es necesario que nos veamos, ni tampoco que lo hagas gratis o cojamos. Me conformo con una mamada”- imploro. Los minutos pasaban y ella no contestaba, Tomás estaba perdiendo las esperanza de poder tener algo de esa mujeraza con la cual estaba obsesionado. –“Ok. Me transfieres la mitad ahora y después del servicio la otra”- al leer ese mensaje los ojos del maduro se iluminaron y la sonrisa que se le forjó fue de oreja a oreja. Sin importarle la cantidad absurda por una mamada, se lo deposita.
Tras hablar con Adara, Tomás no dejó de pensar en esa mujer y lo que haría con ella al otro día. Después de que se despertada Chloe, ambos salieron para bajar al primer piso, cuando le preguntaron que estaban haciendo, la muchacha dijo que estudiaban. Tomás continuó en las nubes, tanto que no le tomó importancia lo que pasaba a su lado. Cuando volvió a su cuarto para acostarse, se desviste y busca su pijama, percatándose que una camisa que había dejado en el canastillo ya no estaba.
Tragando saliva, busca su camisa, hasta convencerse que no estaba ahí y había sido robada al igual que sus calzoncillos. Recordando que tenía la cámara con la cual había grabado su sesión de sexo con Chloe. Prende su laptop y comienza a transferir los archivos. Al buscar en el material a la ladrona, su corazón se le agitó y cuando finalmente la encontró, no podía creer lo que estaba contemplado. La más difícil de sus sobrinas resultó ser culpable, Mar.
Sábado
A pesar del impactante descubrimiento que había hecho, Tomás no se olvidó que tenía una cita con su amiguita de internet. Después de pasar toda la mañana averiguando sobre las supuestas chicas que abusaban de su sobrina, se topó con otra sorpresa, pero que dejó de lado y se fue al baño para tomar una larga ducha. Con los ojos cerrados y mientras lavaba su cuerpo, su polla se le hinchaba al imaginar a una atrevida Mar, pidiéndole que dé verga. Agarrando su mástil que no podía estar más duro, comienza a frotarla, –“Uuuff… El tío va a darte todo esto y lo vas a gozar”- murmuró.
Al mismo tiempo en que recordaba el cuerpo voluminoso de su sobrina en el baño, se le venía a la mente la candente y morocha figura de Adara. –“Dios… No puedo creer que hoy vaya a pintar sobre ese cuerpecito”- se dijo a sí mismo, jadeando. Su mano de manera automática masajeaba su miembro de manera frenética, estaba tan caliente con todo lo que estaba viviendo que solo quería vaciar sus pelotas. Sin embargo, logró calmarse justo a tiempo, suspirando aliviado.
De la punta de su pene, se desprendía un denso hilo de semen, había acumulado una buena cantidad de líquido preseminal, que parecía estar burbujeando en la uretra. No quería desperdiciar ninguna gota más, todo lo que tenía acumulado, debía ir para su querida negrita. Si bien en un principio solo era una mamada lo que recibiría de esa muchacha, esperaba que terminaran cogiendo en algún motel. Quería recorrer la fogosa piel de esa hembra que lo tenía loco, con sus manos y labios.
Probar el néctar de ese coñito y perderse en sus besos. Entre más pensaba en ella, peor se colocaba, ya ni tocarse podía, porque una ansiedad lo invadía e inconscientemente pasaba a tocar su miembro con sus dedos. Solo esperaba que en esos momentos ni Luna ni Chloe, se asomaran por la puerta. Porque de hacerlo, iba a terminar follándoselas como un toro desatado. Para su fortuna, ninguna de sus juguetonas sobrinas, fue a visitarlo, a pesar de lo difícil que fue, terminó de lavarse y secarse.
Ya vestido, bajo al primer piso para comunicarles a sus hermanas que iba a salir por unos minutos. En la sala de estar se encontraba Camila sentada en el sofá mirando una película, a su lado la acompañaba Luna, que estaba metida en su móvil. La jovencita al ver a su tío, dejó de lado su celular y se centró en ese hombre que le había dado un buen revolcón y esperaba repetirlo. No obstante, él nuevamente pasaba de ella, como si no existiera, eso ya no era irritante, sino doloroso.
–“¿Pasa algo, hermano?”- preguntó Camila, dejando de mirar la televisión por unos segundos. –“Sí, quería decirte a ti y a Blanca que iba a salir un rato. Tengo un paciente que anda por la ciudad y necesita hablar, así que me juntaré con él”-, Tomás había improvisado aquello, tenía otra justificación mucho más creíble, pero no era capaz de razonar con claridad con tanta calentura. Por fortuna su hermana menor le creyó y le dijo que Blanca había salido a comprar.
Despidiéndose de Camila, se dio vuelta para irse, entonces sus ojos contemplaron esa figura chaparrita con abominables proporciones, en un vestido largo. Sus gordas tetas botaban con cada paso que daba. Al tenerla a centímetros de él, no pudo controlarse y le levantó la perilla para besarla en la mejilla muy cerca de sus labios. –“Te ves hermosa, Mar”- le susurro, sonrojando a la hija de al medio de Blanca y generando los celos en Luna, que quería ese mismo aprecio por su tío.
Ya no veía la inocencia en esa carita ruborizada. No, en su lugar observaba a la guarrilla que revolvía en su ropa sucia y obstinadamente se negaba a caer en su juego. Tenía unas enormes ganas de magrear ese culo que se untaba adecuadamente en el vestido, cargarla y llevarla a su habitación para reventarla igual que sus hermanas. A duras penas resistió a la tentación que tenía en frente. Ella no entendía por qué se avergonzaba, así que agachó la mirada para que él no lo notara, no obstante seguiría deslumbrándose, porque contemplaba la evidente erección de su tío.
Tomás lo tenía tan dura, que en cualquier momento iba a estallar. El bulto que apreciaba con sus ojitos de felinas era inmenso. El hombre avanzó, sin mirar atrás porque si lo hacía, no iba a contenerse con Mar. Ella por su parte, no borraría esa imagen de sus ojos y ya no solo su hedor le sería estimulante, sino también esa anaconda que se escondía en los calzoncillos que hurtaba. Al salir, Tomás se encuentra con Chloe, que vestía con unas ajustadas bermudas y un top blanco, lucía muy ardiente ante sus ojos.
Ella abalanzándose hacía él, lo abraza y le pregunta a dónde iba. El maduro nervioso por tener a semejante adolescente cachonda tan cerca, le miente igual como lo hizo con su hermana. Aun cuando se le hacía un poco absurda la justificación de su tío, ella le cree. –“Ya veo. Que lastima. Porque pensé que podíamos aprovechar que mamá no estaba, para que me castigues igual que ayer”- le maulló, tocando ese duro fierro con su mano.
Tomás, totalmente dominado por sus instintos, abrazó a esa jovencita y agarró su colita, entretanto la besaba apasionadamente. Chloe impresionada por el atrevimiento de su tío y excitada, se entregó completamente a ese intercambio de salivas. –“Joder, nena… Si llego antes de las cinco, voy a tu cuarto para darte con este garrote que tanto te encanta”- señaló, iluminando los ojitos claros de su sobrina mayor. Mordiendo sus labios, la joven tatuada lo alabó por su valentía de haberla besado, cuando alguien podía verlos.
Él sin dejar de amasar esas nalgas redonditas, le dijo que no le importaba que todos supieran que su sobrina era su putita y que si hubiera tenido tiempo, la cogía ahí mismo. Esas palabras dejaron cachondísima a Chloe, que esperaría que su tío termine antes de la cinco para gozar de un sexo tan intenso como la del viernes. Tomás se subió al coche y prendió rumbo, para el encuentro con Adara. Al llegar al lugar, caminó por él sin ninguna vergüenza, viendo diversos juguetes sexuales, pero ninguno le interesaba, solo quería el servicio de baño compacto y con un glory hole, que ofrecían.
Tras hablar con la encargada por su reserva, avanza a ese majestuoso lugar en donde experimentaría el deleite con esa morochita. Él entra al baño y le mensajea que ya estaba dentro, que la esperaría, Adara no tardó en contestarle, diciendo que ya iba en camino, que tardaría solo unos segundos. Al escuchar que la puerta se abría y el sonido de los tacones que usaba esa mujer, no aguantó más y se bajó el pantalón, liberando su morcilla que estaba inflamada, ferviente y soltando esperma.
Ella se metía al otro cubículo y luego de cerrar la puerta, murmuró, –“Hola señor Maslow”-, la dulzura de su voz concordaba con la del vídeo, no había duda que detrás de esa pared se encontraba su querida Adara. –“Hola, Adara. Me alegra que hayas venido”- recito, controlando su desesperación por esa mujer. –“Usted pagó, no podía dejarlo plantado”- contestó con ternura, –“Además, tengo curiosidad por su verga”- añadió con un tono sensual y guarro.
–“Quieres comprobar, si es tan grande como las fotos, ¿verdad?”- soltó con una sonrisa morbosa. –“Sí”- afirmó la muchacha sin vergüenza. –“Bueno, va ser un orgullo poder complacerte, aunque sea algo injusto, ya que me gustaría ver tu maravillosa anatomía también”- declaró Tomás, queriendo tirar la pared. –“Si quiere ver mi linda figura, puede meterse en mi perfil. Porque voy a transmitir este encuentro”- comentó dejando sin palabras al maduro.
Tomás estaba atónito por lo astuta que era esa chica al no desperdiciar la oportunidad para ganar más dinero y cachondo al saber que sería grabado y vería a esa negrita comerle la polla aunque no sea de frente. Conectándose a su streaming, ve como los números de usuarios que estaba visualizando aquello eran alto, esa traviesa mujer, estaba con un abrigo color beige, sus labios carnosos estaban pintados de una tonalidad dorada. Hizo un pequeño baile, antes de abrir su abrigo y exponer su anatomía voluptuosa.
–“Joder…”- murmuró Tomás, agarrando su polla y agitándola en el aire. Ella fue agachándose pausadamente, al igual que la cámara que registraba ese acto lujurioso. Quedando en cuclillas y su boca a la altura del glory hole, pasa su lengua por sus labios y espera pacientemente por su alimento. Tomás no titubeó y fue metiendo su pene en ese agujero, que tenía una circunferencia ideal con lo hinchada que estaba su verga en ese instante.
Ver cómo su miembro afloraba en ese hoyo y esa muchachita entusiasmada, que primero se mordía el labio inferior y después abrió la boca de manera grande para recibir ese sable que lucía mucho más colosal que en las fotos. Ella empezó pasando su lengua por la cabeza hinchada, disfrutando de ese viscoso y pegadizo líquido. Tomás no contuvo su gemido y lo dejó salir, con unos simples trazos, ya demostraba que era muy superior a Chloe e incluso a varias mujeres con las que había estado, solo igualándose a su mujer.
Adara continuó chupando la punta, mientras que con su mano pajeaba ese tronco de una forma formidable. Tomás no paraba de aullar, estaba recibiendo la mamada de su vida y eso que esa muchacha solo jugaba con su glande.
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