Sofía estaba feliz por larelación que había desarrollado en poco tiempo con la hermana Mariángeles(Angie sólo para ella) Se comportaban como verdaderas amigas y sentía que elepisodio de haberse exhibido ante ella cogiendo con Luciano, le iba a permitirescalar en la confianza que ambas se tenían. La desilusión llegó como el aguade una bañera que se va enfriando hasta terminar congelándola.
Por la noche, Sofía agarra elteléfono para chatear con la monja caliente, pero se desilusiona al ver que laúltima conexión había sido hacía 2 horas. Evidentemente apagó el teléfono o lopuso en modo avión. Qué raro, se dijo.
El domingo lo mismo, Sofía volvióa escribirle y no tuvo respuesta, seguía sin conexión el teléfono de la hermanaMariángeles
El lunes Sofía entró al colegio ybuscó a la hermana, que no aparecía por ningún lado. Le preguntó a Luciano y aJosefina, su mejor amiga, y ambos le dijeron que no la habían visto. Llegó elprimer recreo y fue a buscarla. El resultado era el previsto, no la encontró.
En el segundo recreo la ansiedadempezó a carcomer a Sofía y la buscó hasta en la sala de profesores. Losalumnos tenían prohibida la entrada allí. Preguntó y la respuesta le llegó comoun rayo.
- Le hermana Mariángeles no viene más.
A Sofía la invadió la angustia,solo habían pasado 48 horas de aquel encuentro con Luciano en la cocina delcolegio ante la mirada de la monja. ¿Qué pudo haber pasado? El rostro de lajoven parecía desfigurado de angustia. Tan así, que la profesora le preguntó sile pasaba algo. Sofía se volvió a indagarla para confirmarlo
- ¿Cómo que no viene más?
- No viene más, se fue de retiro espiritual portiempo indeterminado
- ¿Y no puedo comunicarme con ella?
- No, debe haber apagado todo y en los retiros laesencia es esa – decía la locuaz profesora
- No puede ser – concluyó Sofía en voz alta
- ¿Pasa algo? – quiso saber la profesora
- Me estaba explicando matemáticas – mintió amedias Sofi
- Bueno, los retiros son por un tiempodeterminado…
- ¿Cuanto? – preguntó Sofía rápidamente
- No sé, pero no son eternos
- ¿Y va a volver al colegio?
- Sí, pero no sé cuando
A Sofía la invadió la culpa.Había llegado a un extremo al comportarse así con una monja y provocarla de lamanera en que lo había hecho.
Para colmo de males, el padreRoberto la llamó a Sofía para hablarle y temió lo peor: que la hermana se hayaconfesado con el padre y la haya incriminado a ella y a Luciano. Cuando comenzóa hablar el padre Roberto, pensó que se desmayaba
- Hola Sofía
- Hola Padre
- ¿Sabías que la hermana Mariángeles se fue deretiro?
- Si – dijo escuetamente
- Bueno, antes de irse me dejó dicho que lamentabano poder seguir enseñándote matemáticas
Sofía recobró parcialmente latranquilidad.
- Ah, ¿solo eso le dijo?
- No, eso solo no…
- ¿Que más?
- Me dejó esta carta para vos.
Sofía agarró el sobre temblando yse dio cuenta que estaba cerrado con pegamento, evidentemente no quería quenadie lo abriera.
- Gracias, padre – Dijo de manera escueta y se fue
Cuando estuvo sola y sin nadiecerca se sentó y sin abrirla miró el sobre por ambos lados. Lo había cerradominuciosamente, eso era señal de que lo que tenía que contarle eracompletamente secreto. Aun temblando, lo abrió lentamente y con mucho cuidado.El papel estaba doblado y con una letra clara y precisa. Comenzó a leer.
Querida Sofía:Espero que estés muy bien. Antes que nada, quiero decirte que te quiero mucho,te considero una amiga y disfruto mucho de la relación que tenemos en dondesomos muy francas y compinches cada una con la otra
Sofía hizo un respiro y releyóese párrafo, que hablara en tiempo presente de la amistad la alentaba a pensaren que volvería a verla pronto. Siguió leyendo.
Quiero quesepas que me fui de retiro espiritual por una decisión abrupta que tomé luegode lo que sucedió el sábado. Necesito volver a encontrarme en el camino delseñor. Para mí, es un gran paso reconocerlo y recordar que Dios siempre estádispuesto a escucharnos y perdonarnos si nos arrepentimos sinceramente denuestros errores
En este párrafo Sofía se sentíaculpable por lo que había hecho con su amiga religiosa manipulándola.
No quierodejar de decirte esto y quiero que sepas y tengas bien claro que no debessentirte culpable por nada de lo que pasó. No quiero que mal interpretes lo quete estoy escribiendo. Recordá que volver al camino del señor es un procesogradual y no sucederá de la noche a la mañana. Sin embrago, con dedicación yesfuerzo estoy segura que podré retomar mi conexión con Dios.
Sofía se conmovió al darse cuentaque cada cosa que escribía la monja respondía a las preguntas que ella misma seiba haciendo. Creía que no iba a hablar del tema sexual, era algo muy fuertepara expresarlo en una misiva, pero necesitaba alguna palabra del parte de lamonja. Cuando volvió sus ojos a la carta no podía creer lo que leía.
Es muy difícilpara mí expresar esto, pero siento que necesito compartir mis sentimientos convos. Últimamente, he estado lidiando con la confusión y el deseo sexual, y nosé cómo manejarlo.
Sé quenuestras conversaciones siempre han sido sinceras, y espero que puedasescucharme sin juzgarme. Me siento confundida porque no sé si este deseo esnormal o no. A veces siento que está fuera de mi control y me preocupa quepueda llevarme a hacer cosas que no quiero.
Sé que lasexualidad es un tema complicado y puede ser difícil de hablar, pero siento queno puedo mantener esto en secreto. Necesito tu apoyo y comprensión mientrastrato de entender mis sentimientos y cómo manejarlos.
No estoysegura de qué hacer a continuación, creo que el retiro espiritual es la mejordecisión en lo inmediato, pero estoy abierta a cualquier consejo o recursos quepuedas compartir conmigo. También estoy considerando buscar ayuda profesionalpara poder hablar de esto con alguien que tenga experiencia en este tema.
Gracias porescucharme y por ser una amiga en la que puedo confiar. Espero que podamosseguir hablando abierta y honestamente como siempre lo hemos hecho.
Sofía cerró la carta aferrándolaa su pecho, las lágrimas brotaban de sus ojos y su mirada se perdía dentro delaula y en completa soledad. Los sentimientos se alborotaban dentro de ella. Porun lado, sentía responsabilidad por todo lo que había pasado, pero, por otrolado, sentía la plenitud de saber que Angie (la hermana Mariángeles) laconsideraba una amiga férrea. Se secó las lágrimas y se quedó sentada. Guardóla carta en la mochila y fue viendo como sus compañeros volvían lentamente aclase entre risas y gritos.
Pasó más de una semana, en lacual Sofía había revisado el celular de a ratos y no tenía novedades de su religiosaamiga. A medida fueron pasando esos días se fue preguntando qué pasaría conAngie. ¿Volvería al colegio así sin más?
El lunes, Sofía estaba entrandoal colegio y sintió que la llamaban suavemente. Se dio cuenta en ese mismoinstante y quedó paralizada como si todo se hubiese detenido en ese momento.Era la voz de la hermana Mariángeles, Angie. Giró su cuerpo y sintió como elresto del mundo se desvanecía. Solo tenía ojos para ella. Su cara hizo unamueca de emoción, llanto y alegría al mismo tiempo. Sin dudarlo, aceleró elpaso hacia la religiosa que la miraba con alegría.
La hermana le hizo un gesto conlas manos hacia abajo para que moderase su efusividad, estaban en el colegio yno podían saludarse muy efusivamente. Sofía no pudo reprimirse y besó a lahermana en la mejilla mientras se aguantaba las ganas de abrazarla.
- ¡Hola Sofi! ¿Como estas? – dijo la hermana
- Ahora muy bien, Ang…, perdón Hermana Mariángeles– dijo Sofía mirando en ambas direcciones
- Gracias – le dijo la religiosa con una mirada decariño que desarmaba a cualquiera
- Gracias a vos, ehhh a usted hermana, por…
- ¿Por qué? – quiso saber la monjita
- Por acordarte de mí y escribirme una carta.
- Fue muy difícil para mí – decía la monja
- Lo sé y por eso te lo agradezco mucho
- No tenés nada que agradecerme.
- Bueno, ¿como te fue en el retiro? – quiso saber Sofía
- Es largo para contarte acá en el pasillo.
- ¿Y cuando nos vemos? – Sofía se moría por saberen más detalle
- Arreglamos por WhatsApp – dijo la monjita
- Ah si si
- Bueno, ahora andá a clases – la despidió lahermana Mariángeles
En clases Sofía parecía otrapersona, alegre, divertida y muy extrovertida, quería participar de la clase,hablaba con Josefina, su amiga.
Por la tarde llegó del colegio yle mandó un WhatsApp a la monja
- ¡Hola Angie!
- Hola Sofi – la respuesta no tardó en llegar
- ¿Cuando puedo verte? Preguntó Sofía sin mediarpalabra
- No sé, ¿el sábado? – escribía la monja
- ¿No puede ser antes?
- Es que acá hay mucha gente dando vueltas y novamos a poder hablar tranquilas
- Ah, lo entiendo – se desilusionó Sofía
- Va a tener que ser el sábado
- ¿Vos no podés salir? Se la jugó Sofía
- Si, poder puedo, ¿pero para ir a dónde?
- A mi casa
- No sé, ¿te parece?
- Sí, mi mamá no está y podríamos habar retranquilas
- ¿Hoy? - Preguntó la hermana rápidamente, ellatambién estaba ansiosa
- Si, si, hoy no está mi mamá, está de viaje
- Ah bueno, ¿a qué hora?
- ¿A qué hora?
- Jajaja
- Jajaja
Las dos escribían lo mismo almismo tiempo y se reían cada una mirando la pantalla del celular.
A las 6 de la tarde, la hermanaMariángeles vestida con el hábito completo, tocaba timbre en la casa de Sofía.Bajó a abrirle y la hizo pasar. Una vez adentro, Sofía abrió los brazoshaciendo el ademán de abrazar a la monja diciendo
- ¿Puedo?
- ¡Por supuesto! – Dijo la religiosa y tambiénabrió los brazos
Se dieron un fuerte abrazo y sequedaron pegadas un tiempo largo sin poder soltarse. Ambas se sentían con lanecesidad de sentir a la otra persona cerca y no se reprimieron.
- Vamos a mi cuarto – dijo Sofía al separarse
- Vamos
Sofía le mostró rápidamente lacasa mientras preparaba el termo para el mate y subieron al cuarto de la joven.La hermana no dejaba de mirar todo lo que veía y preguntaba fascinada porcuadros, adornos y posters que Sofía tenía en su habitación
Se sentaron en la cama yempezaron a hablar
- ¿Como te fue con el retiro? – preguntó Sofía de inmediato
A Mariángeles le gustaba laespontaneidad de Sofía, que no se reprimía cuando quería saber algo
- Te digo la verdad
- Si
- No sé si me sirvió de mucho
- ¿Pudiste pensar?
- Es que no sé si quería pensar o dejar de pensar
- Es que… - Sofía no sabía cómo entrar en eseterreno
- No quiero hablar de eso todavía
- Bueno, está bien
- Contame como andas vos? ¿El colegio?
- Bien, sin profe de matemáticas que me ayude,pero bien – Sofía hizo el gesto de tristeza y ambas se rieron
Estuvieron hablando de mil temaspor mucho tiempo, no se daban cuenta que el tiempo pasaba y se hacía tarde.Cuando la monja se asomó por la ventana y vio que oscurecía se sobresaltódiciendo
- es tardísimo, no puedo llegar a esta hora a laescuela!
- Bueno, quedate a dormir, le dijo
- No puedo, y menos en lo de una alumna
- ¿Y tienen que saberlo? – preguntó Sofía
- Debo avisar y no puedo mentir
- Decí que te quedas en lo de tu mamá
- ¡No! Eso es mentir
- ¿Vos dijiste que venías a mi casa? – quiso saber Sofía
- No
- Perfecto, entonces decís que por seguridadpreferís quedarte y no volver tan tarde y molestar en la escuela
Mariángeles la miró con un gestosevero de advertencia, pero eran tantas las ganas que tenía de quedarse que nose resistió y llamó al colegio. La atendió una hermana joven que no preguntódemasiado, de modo que muy precisamente le dijo
- Me voy a quedar a dormir acá y mañana voy aprimera hora al colegio, solo quería avisarle a la hermana para que no sepreocupe
- Ah bueno, hermana, yo le aviso
- Gracias y cortó
Se abrazaron casi festejando.Mariángeles la miró y le dijo
- Mirá las cosas que me haces hacer…
- Te he hecho hacer cosas peores… - Sofía lesostuvo la mirada
- Si – dijo la monja y se ruborizó por completo
- No te quiero hacer sentir mal – le dijo Sofíasintiéndose culpable
- No, quedate tranquila, Sofía – dijo la monja queno pudo disimular su turbación
En ese mismo instante vinieron ala cabeza de la religiosa la imagen de Sofía abierta de piernas en la mesa dela cocina y Luciano chupándole la vagina desde abajo, seguramente bebiéndosesus jugos, mientras ella se masturbaba detrás de la puerta. Su cuerpo sesacudió de placer y bajo el hábito tuvo que cerrar las piernas para sentirmejor su húmeda cavidad.
- ¿Te pasa algo? – preguntó Sofía
- No nada
- Decime la verdad – la apuró
- Es que…
- Lo recordaste y te calentaste, ¿verdad?
- Bueno no sé si…- la monja no se animaba
- ¿Que?
- Si – concluyó la monja
- No pasa nada, no tengas vergüenza y menosconmigo
- Gracias
- Yo soy re calentona – le reconoció Sofía
- Ya me di cuenta, jajaja – la monja hizo un cortopero muy efectivo chiste
- Jajajaja
Rieron las dos y salieron delpaso.
Sofía puso una pizza Sibarita alhorno y comieron. Le ofreció una cerveza que la hermana rechazó rotundamente yella tampoco bebió y se sentaron en el sillón enorme del living a mirar la teley a comer
- Creo que es la primera vez que como en un sillóny una mesa ratona – dijo la monja
- Ah bueno – dijo Sofía
- ¿Qué pasa?
- Mi primera vez también fue en este sillón,jajaja – dijo Sofía entre risas
- Jajaja – la monja se reía mucho con la desfachatezde su amiga alumna
Terminaron la pizza y Sofía pusomúsica y se puso a bailar, invitó a la monja que al principio rechazó lainvitación más luego terminó accediendo y bailando con el hábito.
Pusieron Taylor Swift, Nirvana,Lali, la Rosalía, entre tantos y se divirtieron muchísimo.
- Acompañame al cuarto así preparo tu cama – dijoSofía
- Ah, ¿vamos a dormir en el mismo cuarto? – se apresuró la monja
- Si obviamente
- No traje ropa de dormir y debajo del hábito…
- ¿No tenés ropa? – quiso saber
- Solo ropa interior, hace calor – dijo escuetaMariángeles
- Claro, claro
Suben al cuarto y Sofía seapresura a armar la cama de abajo y empieza a desvestirse con total naturalidaddelante de la monja que la mira absorta
- Ya me viste en situaciones peores, Angie – reía Sofía
- Sí, es verdad – decía la hermana Mariángeles
La miraba con incredulidad. Sofíase sacó la remera y el short quedando en bombacha y corpiño blancos. El corpiñodejaba adivinar sus pezones. Cuando la monja miró en esa zona sintió como lospezones de ella también se endurecieron y sintió vergüenza.
Así en ropa interior como estaba,Sofía le señaló el cuarto de su mamá y le dio una remera y un pantalón largopara que se lleve y se cambie allí.
Mariángeles estaba aturdida, perofue igual a la habitación de la madre de Sofía cerrando la puerta tras sí. Sequitó el hábito rápidamente y no pudo evitar mirarse en el espejo con la ropainterior y medias y zapatos. Se sintió ridícula, por un lado, peroincreíblemente sexy por otro. Sus pechos parecían hinchados de excitación y suspezones le dolían de lo duros que estaban. Mirándose aun al espejo se metió unamano dentro de la bombacha y se notó muy húmeda.
- ¿Ya estás? – se escuchó el grito de Sofía desde lejos
- Si si – se recomponía La hermana y se vestía conla ropa de Sofía
Cuando se miró al espejo con laropa de Sofía, no se reconoció a sí misma en un primer momento. Sus pechosparecían a punto de explotar la remera y el short también le quedaba pequeño.Se sentía tremendamente sexi y eso un poco le gustaba.
Llegó al cuarto de Sofía y éstase quedó mirándola largamente. Se la veía hermosa. A Sofía le gustó mucho elcuerpo de la monja enfundado en su propia ropa. Le vinieron a la mentepensamientos de lo más diversos y perversos, pero trató de reprimirlos. Lo quesi no pudo hacer es dejar de mirarla con deseo.
- ¿Qué pasa? – dijo la monja
- ¿Nada, por? – reaccionó Sofía
- Es que me miras de una manera…
- Ah sí, es que te queda un poco apretada la ropa,¿no?
- Si, un poco, pero no importa
- Noooo, como vas a dormir con ropa apretada! –dijo Sofía
- No voy a dormir en ropa interior…- aclaró lamonja
- No, claro, vení conmigo – dijo Sofía tomándolade la mano a la hermana
- ¿Que…a dónde vamos?
- A probarte ropa de mi mamá
- Nooooo
- Si, dale, no pasa nada
Al llegar al cuarto de la madre,Sofía vio en la cama el hábito de la monja extendido.
- Uy me olvidé de doblarlo y llevarlo. – dijo lahermana Mariángeles
- Nooo, déjalo ahí estirado así no se arruga
- Bueno – dijo la monja
- Vamos a ver – decía Sofía mientras revolvía elplacard de la madre
- No te hagas problema…
- Tomá ponete este. – le dijo Sofía y le alcanzóun camisón de tiritas
Sofía lo había hecho a propósito.Era un camisón muy sexi y quiso poner a prueba a la monja. La hermana lo mirócon diversión y decidió sorprender a Sofía
- Bueno, me lo voy a poner
- Queres que me vaya? – dijo Sofía
- No, date vuelta
Sofía se giró y la monja se sacóel short y la remera que le apretaban y se puso el camisón encima de la ropainterior y se volvió diciendo. Sofía estaba petrificada con lo que veía
- ¡Te queda perfecto!
- ¿Si? Bueno, ya está duermo con esto
- Pero así no se usa
- ¿No? Como se usa
- Sin corpiño, aparte vas a estar más cómoda paradormir
- ¿Si?
- ¿Vos dormís con ropa interior siempre? – preguntó Sofía
- Si – mintió la hermana, que algunas veces dormíasin ropa interior y le encantaba
- Noooo, tenés que dormir sin nada, por lo menosen la parte de arriba
- ¿Si??
- Vení, date vuelta – La obligó Sofía
- ¿Que? –decía la monja, pero se giraba
- Dejame a mí – decía Sofía y le desabrochaba elcorpiño
- ¿Me lo saco? ¿Te parece? – Decía la monjadivertida
- Siii, dale, si total, nadie se va a enterar,estamos solas – Sofía se estaba excitando
- A ver – La monja trataba con dificultad dequitarse el corpiño sin sacarse el camisón y le costaba
Sofía al ver la dificultad,acudió en su ayuda y le bajó un bretel del camisón. Las manos le temblaban. Porsu parte, Mariángeles se sentía conmovida por todo lo que estaba sucediendo.Cuando sintió que le bajó el tirante del camisón se sintió conmovida y unchorrito bajó dentro de su ya húmeda concha. Los pezones se le endurecieron ysus pechos parecían hincharse de excitación.
- No va a pasar nada si se te ve una teta – decíaSofía con tono médico
- No, claro – decía la monja totalmente excitada
Finalmente pudo sacarle elcorpiño y recompuso el camisón de seda. Era un espectáculo ver a la castahermana así vestida. Sería apenas 2 centímetros más alta que Sofía y el cuerpoparecía el de una modelo de lencería. Las tetas se adivinaban hermosas. Lospezones se le marcaban completamente y volvían loca de deseo a Sofía.
Por su parte, la monja se miró alespejo y se sintió hermosa y sensual. El contacto de la fina tela sobre lospezones la volvían loca. Buscó la mirada de Sofía en el espejo y la miró conseriedad. Sofía le devolvió la mirada y con voz ronca de excitación le dijo
- Sos una bomba, sabías?
- ¿Si?
- Si, si no fueras monja...
- ¿Que? –quiso saber la hermana
- Todo el mundo te querría…
- ¿Que? La monja quería sentirse deseada y queSofía se lo dijera con todas las palabras
- Mejor no te lo digo
La monja la miró más seria y ensus ojos se veía la excitación de una mujer en celo y con deseo puro.
- ¿Todo el mundo me querría…que?
- Coger
Tuvo que cerrar los ojos lahermana cuando sintió que se mojaba más aún. Los volvió a abrir y por el espejopudo ver a Sofía.
- Voy al baño – dijo la monja
- Andá a este – Sofía le señaló el baño en suitede su madre
- Ah
Ni bien entró la monja se bajó labombacha y se metió sin dilación dos dedos en la concha que entraron con muchafacilidad. Se preguntó si debía masturbarse y decidió abrir la canilla paradespistar un poco.
Del otro lado de la puerta, Sofíapreparaba una travesura de las que más le gustaban. Hacer un juego de rolesinvertido con la monja.
Mariángeles estaba muy excitada.Vio sus dedos empapados e hizo algo que le pareció una locura. Abrió la boca yse metió índice y mayor degustando su propio sabor. Una corriente de excitaciónla recorrió desde la concha hasta la cabeza pasando por todo su cuerpo estremeciéndolacomo nunca antes. ¿Fue eso un orgasmo sin tocarse se preguntaba la hermana? Selavó la cara intentando calmarse y creía haberlo logrado. Se miró al espejonuevamente y éste le devolvió la imagen de una loba en celo. Se giró y abrió lapuerta, no esperaba encontrarse lo que se encontró…
(continuará…)
Pueden dejarme sus comentarios enreybaco2005@hotmail.com
O en Telegram @reybaco2005
Por la noche, Sofía agarra elteléfono para chatear con la monja caliente, pero se desilusiona al ver que laúltima conexión había sido hacía 2 horas. Evidentemente apagó el teléfono o lopuso en modo avión. Qué raro, se dijo.
El domingo lo mismo, Sofía volvióa escribirle y no tuvo respuesta, seguía sin conexión el teléfono de la hermanaMariángeles
El lunes Sofía entró al colegio ybuscó a la hermana, que no aparecía por ningún lado. Le preguntó a Luciano y aJosefina, su mejor amiga, y ambos le dijeron que no la habían visto. Llegó elprimer recreo y fue a buscarla. El resultado era el previsto, no la encontró.
En el segundo recreo la ansiedadempezó a carcomer a Sofía y la buscó hasta en la sala de profesores. Losalumnos tenían prohibida la entrada allí. Preguntó y la respuesta le llegó comoun rayo.
- Le hermana Mariángeles no viene más.
A Sofía la invadió la angustia,solo habían pasado 48 horas de aquel encuentro con Luciano en la cocina delcolegio ante la mirada de la monja. ¿Qué pudo haber pasado? El rostro de lajoven parecía desfigurado de angustia. Tan así, que la profesora le preguntó sile pasaba algo. Sofía se volvió a indagarla para confirmarlo
- ¿Cómo que no viene más?
- No viene más, se fue de retiro espiritual portiempo indeterminado
- ¿Y no puedo comunicarme con ella?
- No, debe haber apagado todo y en los retiros laesencia es esa – decía la locuaz profesora
- No puede ser – concluyó Sofía en voz alta
- ¿Pasa algo? – quiso saber la profesora
- Me estaba explicando matemáticas – mintió amedias Sofi
- Bueno, los retiros son por un tiempodeterminado…
- ¿Cuanto? – preguntó Sofía rápidamente
- No sé, pero no son eternos
- ¿Y va a volver al colegio?
- Sí, pero no sé cuando
A Sofía la invadió la culpa.Había llegado a un extremo al comportarse así con una monja y provocarla de lamanera en que lo había hecho.
Para colmo de males, el padreRoberto la llamó a Sofía para hablarle y temió lo peor: que la hermana se hayaconfesado con el padre y la haya incriminado a ella y a Luciano. Cuando comenzóa hablar el padre Roberto, pensó que se desmayaba
- Hola Sofía
- Hola Padre
- ¿Sabías que la hermana Mariángeles se fue deretiro?
- Si – dijo escuetamente
- Bueno, antes de irse me dejó dicho que lamentabano poder seguir enseñándote matemáticas
Sofía recobró parcialmente latranquilidad.
- Ah, ¿solo eso le dijo?
- No, eso solo no…
- ¿Que más?
- Me dejó esta carta para vos.
Sofía agarró el sobre temblando yse dio cuenta que estaba cerrado con pegamento, evidentemente no quería quenadie lo abriera.
- Gracias, padre – Dijo de manera escueta y se fue
Cuando estuvo sola y sin nadiecerca se sentó y sin abrirla miró el sobre por ambos lados. Lo había cerradominuciosamente, eso era señal de que lo que tenía que contarle eracompletamente secreto. Aun temblando, lo abrió lentamente y con mucho cuidado.El papel estaba doblado y con una letra clara y precisa. Comenzó a leer.
Querida Sofía:Espero que estés muy bien. Antes que nada, quiero decirte que te quiero mucho,te considero una amiga y disfruto mucho de la relación que tenemos en dondesomos muy francas y compinches cada una con la otra
Sofía hizo un respiro y releyóese párrafo, que hablara en tiempo presente de la amistad la alentaba a pensaren que volvería a verla pronto. Siguió leyendo.
Quiero quesepas que me fui de retiro espiritual por una decisión abrupta que tomé luegode lo que sucedió el sábado. Necesito volver a encontrarme en el camino delseñor. Para mí, es un gran paso reconocerlo y recordar que Dios siempre estádispuesto a escucharnos y perdonarnos si nos arrepentimos sinceramente denuestros errores
En este párrafo Sofía se sentíaculpable por lo que había hecho con su amiga religiosa manipulándola.
No quierodejar de decirte esto y quiero que sepas y tengas bien claro que no debessentirte culpable por nada de lo que pasó. No quiero que mal interpretes lo quete estoy escribiendo. Recordá que volver al camino del señor es un procesogradual y no sucederá de la noche a la mañana. Sin embrago, con dedicación yesfuerzo estoy segura que podré retomar mi conexión con Dios.
Sofía se conmovió al darse cuentaque cada cosa que escribía la monja respondía a las preguntas que ella misma seiba haciendo. Creía que no iba a hablar del tema sexual, era algo muy fuertepara expresarlo en una misiva, pero necesitaba alguna palabra del parte de lamonja. Cuando volvió sus ojos a la carta no podía creer lo que leía.
Es muy difícilpara mí expresar esto, pero siento que necesito compartir mis sentimientos convos. Últimamente, he estado lidiando con la confusión y el deseo sexual, y nosé cómo manejarlo.
Sé quenuestras conversaciones siempre han sido sinceras, y espero que puedasescucharme sin juzgarme. Me siento confundida porque no sé si este deseo esnormal o no. A veces siento que está fuera de mi control y me preocupa quepueda llevarme a hacer cosas que no quiero.
Sé que lasexualidad es un tema complicado y puede ser difícil de hablar, pero siento queno puedo mantener esto en secreto. Necesito tu apoyo y comprensión mientrastrato de entender mis sentimientos y cómo manejarlos.
No estoysegura de qué hacer a continuación, creo que el retiro espiritual es la mejordecisión en lo inmediato, pero estoy abierta a cualquier consejo o recursos quepuedas compartir conmigo. También estoy considerando buscar ayuda profesionalpara poder hablar de esto con alguien que tenga experiencia en este tema.
Gracias porescucharme y por ser una amiga en la que puedo confiar. Espero que podamosseguir hablando abierta y honestamente como siempre lo hemos hecho.
Sofía cerró la carta aferrándolaa su pecho, las lágrimas brotaban de sus ojos y su mirada se perdía dentro delaula y en completa soledad. Los sentimientos se alborotaban dentro de ella. Porun lado, sentía responsabilidad por todo lo que había pasado, pero, por otrolado, sentía la plenitud de saber que Angie (la hermana Mariángeles) laconsideraba una amiga férrea. Se secó las lágrimas y se quedó sentada. Guardóla carta en la mochila y fue viendo como sus compañeros volvían lentamente aclase entre risas y gritos.
Pasó más de una semana, en lacual Sofía había revisado el celular de a ratos y no tenía novedades de su religiosaamiga. A medida fueron pasando esos días se fue preguntando qué pasaría conAngie. ¿Volvería al colegio así sin más?
El lunes, Sofía estaba entrandoal colegio y sintió que la llamaban suavemente. Se dio cuenta en ese mismoinstante y quedó paralizada como si todo se hubiese detenido en ese momento.Era la voz de la hermana Mariángeles, Angie. Giró su cuerpo y sintió como elresto del mundo se desvanecía. Solo tenía ojos para ella. Su cara hizo unamueca de emoción, llanto y alegría al mismo tiempo. Sin dudarlo, aceleró elpaso hacia la religiosa que la miraba con alegría.
La hermana le hizo un gesto conlas manos hacia abajo para que moderase su efusividad, estaban en el colegio yno podían saludarse muy efusivamente. Sofía no pudo reprimirse y besó a lahermana en la mejilla mientras se aguantaba las ganas de abrazarla.
- ¡Hola Sofi! ¿Como estas? – dijo la hermana
- Ahora muy bien, Ang…, perdón Hermana Mariángeles– dijo Sofía mirando en ambas direcciones
- Gracias – le dijo la religiosa con una mirada decariño que desarmaba a cualquiera
- Gracias a vos, ehhh a usted hermana, por…
- ¿Por qué? – quiso saber la monjita
- Por acordarte de mí y escribirme una carta.
- Fue muy difícil para mí – decía la monja
- Lo sé y por eso te lo agradezco mucho
- No tenés nada que agradecerme.
- Bueno, ¿como te fue en el retiro? – quiso saber Sofía
- Es largo para contarte acá en el pasillo.
- ¿Y cuando nos vemos? – Sofía se moría por saberen más detalle
- Arreglamos por WhatsApp – dijo la monjita
- Ah si si
- Bueno, ahora andá a clases – la despidió lahermana Mariángeles
En clases Sofía parecía otrapersona, alegre, divertida y muy extrovertida, quería participar de la clase,hablaba con Josefina, su amiga.
Por la tarde llegó del colegio yle mandó un WhatsApp a la monja
- ¡Hola Angie!
- Hola Sofi – la respuesta no tardó en llegar
- ¿Cuando puedo verte? Preguntó Sofía sin mediarpalabra
- No sé, ¿el sábado? – escribía la monja
- ¿No puede ser antes?
- Es que acá hay mucha gente dando vueltas y novamos a poder hablar tranquilas
- Ah, lo entiendo – se desilusionó Sofía
- Va a tener que ser el sábado
- ¿Vos no podés salir? Se la jugó Sofía
- Si, poder puedo, ¿pero para ir a dónde?
- A mi casa
- No sé, ¿te parece?
- Sí, mi mamá no está y podríamos habar retranquilas
- ¿Hoy? - Preguntó la hermana rápidamente, ellatambién estaba ansiosa
- Si, si, hoy no está mi mamá, está de viaje
- Ah bueno, ¿a qué hora?
- ¿A qué hora?
- Jajaja
- Jajaja
Las dos escribían lo mismo almismo tiempo y se reían cada una mirando la pantalla del celular.
A las 6 de la tarde, la hermanaMariángeles vestida con el hábito completo, tocaba timbre en la casa de Sofía.Bajó a abrirle y la hizo pasar. Una vez adentro, Sofía abrió los brazoshaciendo el ademán de abrazar a la monja diciendo
- ¿Puedo?
- ¡Por supuesto! – Dijo la religiosa y tambiénabrió los brazos
Se dieron un fuerte abrazo y sequedaron pegadas un tiempo largo sin poder soltarse. Ambas se sentían con lanecesidad de sentir a la otra persona cerca y no se reprimieron.
- Vamos a mi cuarto – dijo Sofía al separarse
- Vamos
Sofía le mostró rápidamente lacasa mientras preparaba el termo para el mate y subieron al cuarto de la joven.La hermana no dejaba de mirar todo lo que veía y preguntaba fascinada porcuadros, adornos y posters que Sofía tenía en su habitación
Se sentaron en la cama yempezaron a hablar
- ¿Como te fue con el retiro? – preguntó Sofía de inmediato
A Mariángeles le gustaba laespontaneidad de Sofía, que no se reprimía cuando quería saber algo
- Te digo la verdad
- Si
- No sé si me sirvió de mucho
- ¿Pudiste pensar?
- Es que no sé si quería pensar o dejar de pensar
- Es que… - Sofía no sabía cómo entrar en eseterreno
- No quiero hablar de eso todavía
- Bueno, está bien
- Contame como andas vos? ¿El colegio?
- Bien, sin profe de matemáticas que me ayude,pero bien – Sofía hizo el gesto de tristeza y ambas se rieron
Estuvieron hablando de mil temaspor mucho tiempo, no se daban cuenta que el tiempo pasaba y se hacía tarde.Cuando la monja se asomó por la ventana y vio que oscurecía se sobresaltódiciendo
- es tardísimo, no puedo llegar a esta hora a laescuela!
- Bueno, quedate a dormir, le dijo
- No puedo, y menos en lo de una alumna
- ¿Y tienen que saberlo? – preguntó Sofía
- Debo avisar y no puedo mentir
- Decí que te quedas en lo de tu mamá
- ¡No! Eso es mentir
- ¿Vos dijiste que venías a mi casa? – quiso saber Sofía
- No
- Perfecto, entonces decís que por seguridadpreferís quedarte y no volver tan tarde y molestar en la escuela
Mariángeles la miró con un gestosevero de advertencia, pero eran tantas las ganas que tenía de quedarse que nose resistió y llamó al colegio. La atendió una hermana joven que no preguntódemasiado, de modo que muy precisamente le dijo
- Me voy a quedar a dormir acá y mañana voy aprimera hora al colegio, solo quería avisarle a la hermana para que no sepreocupe
- Ah bueno, hermana, yo le aviso
- Gracias y cortó
Se abrazaron casi festejando.Mariángeles la miró y le dijo
- Mirá las cosas que me haces hacer…
- Te he hecho hacer cosas peores… - Sofía lesostuvo la mirada
- Si – dijo la monja y se ruborizó por completo
- No te quiero hacer sentir mal – le dijo Sofíasintiéndose culpable
- No, quedate tranquila, Sofía – dijo la monja queno pudo disimular su turbación
En ese mismo instante vinieron ala cabeza de la religiosa la imagen de Sofía abierta de piernas en la mesa dela cocina y Luciano chupándole la vagina desde abajo, seguramente bebiéndosesus jugos, mientras ella se masturbaba detrás de la puerta. Su cuerpo sesacudió de placer y bajo el hábito tuvo que cerrar las piernas para sentirmejor su húmeda cavidad.
- ¿Te pasa algo? – preguntó Sofía
- No nada
- Decime la verdad – la apuró
- Es que…
- Lo recordaste y te calentaste, ¿verdad?
- Bueno no sé si…- la monja no se animaba
- ¿Que?
- Si – concluyó la monja
- No pasa nada, no tengas vergüenza y menosconmigo
- Gracias
- Yo soy re calentona – le reconoció Sofía
- Ya me di cuenta, jajaja – la monja hizo un cortopero muy efectivo chiste
- Jajajaja
Rieron las dos y salieron delpaso.
Sofía puso una pizza Sibarita alhorno y comieron. Le ofreció una cerveza que la hermana rechazó rotundamente yella tampoco bebió y se sentaron en el sillón enorme del living a mirar la teley a comer
- Creo que es la primera vez que como en un sillóny una mesa ratona – dijo la monja
- Ah bueno – dijo Sofía
- ¿Qué pasa?
- Mi primera vez también fue en este sillón,jajaja – dijo Sofía entre risas
- Jajaja – la monja se reía mucho con la desfachatezde su amiga alumna
Terminaron la pizza y Sofía pusomúsica y se puso a bailar, invitó a la monja que al principio rechazó lainvitación más luego terminó accediendo y bailando con el hábito.
Pusieron Taylor Swift, Nirvana,Lali, la Rosalía, entre tantos y se divirtieron muchísimo.
- Acompañame al cuarto así preparo tu cama – dijoSofía
- Ah, ¿vamos a dormir en el mismo cuarto? – se apresuró la monja
- Si obviamente
- No traje ropa de dormir y debajo del hábito…
- ¿No tenés ropa? – quiso saber
- Solo ropa interior, hace calor – dijo escuetaMariángeles
- Claro, claro
Suben al cuarto y Sofía seapresura a armar la cama de abajo y empieza a desvestirse con total naturalidaddelante de la monja que la mira absorta
- Ya me viste en situaciones peores, Angie – reía Sofía
- Sí, es verdad – decía la hermana Mariángeles
La miraba con incredulidad. Sofíase sacó la remera y el short quedando en bombacha y corpiño blancos. El corpiñodejaba adivinar sus pezones. Cuando la monja miró en esa zona sintió como lospezones de ella también se endurecieron y sintió vergüenza.
Así en ropa interior como estaba,Sofía le señaló el cuarto de su mamá y le dio una remera y un pantalón largopara que se lleve y se cambie allí.
Mariángeles estaba aturdida, perofue igual a la habitación de la madre de Sofía cerrando la puerta tras sí. Sequitó el hábito rápidamente y no pudo evitar mirarse en el espejo con la ropainterior y medias y zapatos. Se sintió ridícula, por un lado, peroincreíblemente sexy por otro. Sus pechos parecían hinchados de excitación y suspezones le dolían de lo duros que estaban. Mirándose aun al espejo se metió unamano dentro de la bombacha y se notó muy húmeda.
- ¿Ya estás? – se escuchó el grito de Sofía desde lejos
- Si si – se recomponía La hermana y se vestía conla ropa de Sofía
Cuando se miró al espejo con laropa de Sofía, no se reconoció a sí misma en un primer momento. Sus pechosparecían a punto de explotar la remera y el short también le quedaba pequeño.Se sentía tremendamente sexi y eso un poco le gustaba.
Llegó al cuarto de Sofía y éstase quedó mirándola largamente. Se la veía hermosa. A Sofía le gustó mucho elcuerpo de la monja enfundado en su propia ropa. Le vinieron a la mentepensamientos de lo más diversos y perversos, pero trató de reprimirlos. Lo quesi no pudo hacer es dejar de mirarla con deseo.
- ¿Qué pasa? – dijo la monja
- ¿Nada, por? – reaccionó Sofía
- Es que me miras de una manera…
- Ah sí, es que te queda un poco apretada la ropa,¿no?
- Si, un poco, pero no importa
- Noooo, como vas a dormir con ropa apretada! –dijo Sofía
- No voy a dormir en ropa interior…- aclaró lamonja
- No, claro, vení conmigo – dijo Sofía tomándolade la mano a la hermana
- ¿Que…a dónde vamos?
- A probarte ropa de mi mamá
- Nooooo
- Si, dale, no pasa nada
Al llegar al cuarto de la madre,Sofía vio en la cama el hábito de la monja extendido.
- Uy me olvidé de doblarlo y llevarlo. – dijo lahermana Mariángeles
- Nooo, déjalo ahí estirado así no se arruga
- Bueno – dijo la monja
- Vamos a ver – decía Sofía mientras revolvía elplacard de la madre
- No te hagas problema…
- Tomá ponete este. – le dijo Sofía y le alcanzóun camisón de tiritas
Sofía lo había hecho a propósito.Era un camisón muy sexi y quiso poner a prueba a la monja. La hermana lo mirócon diversión y decidió sorprender a Sofía
- Bueno, me lo voy a poner
- Queres que me vaya? – dijo Sofía
- No, date vuelta
Sofía se giró y la monja se sacóel short y la remera que le apretaban y se puso el camisón encima de la ropainterior y se volvió diciendo. Sofía estaba petrificada con lo que veía
- ¡Te queda perfecto!
- ¿Si? Bueno, ya está duermo con esto
- Pero así no se usa
- ¿No? Como se usa
- Sin corpiño, aparte vas a estar más cómoda paradormir
- ¿Si?
- ¿Vos dormís con ropa interior siempre? – preguntó Sofía
- Si – mintió la hermana, que algunas veces dormíasin ropa interior y le encantaba
- Noooo, tenés que dormir sin nada, por lo menosen la parte de arriba
- ¿Si??
- Vení, date vuelta – La obligó Sofía
- ¿Que? –decía la monja, pero se giraba
- Dejame a mí – decía Sofía y le desabrochaba elcorpiño
- ¿Me lo saco? ¿Te parece? – Decía la monjadivertida
- Siii, dale, si total, nadie se va a enterar,estamos solas – Sofía se estaba excitando
- A ver – La monja trataba con dificultad dequitarse el corpiño sin sacarse el camisón y le costaba
Sofía al ver la dificultad,acudió en su ayuda y le bajó un bretel del camisón. Las manos le temblaban. Porsu parte, Mariángeles se sentía conmovida por todo lo que estaba sucediendo.Cuando sintió que le bajó el tirante del camisón se sintió conmovida y unchorrito bajó dentro de su ya húmeda concha. Los pezones se le endurecieron ysus pechos parecían hincharse de excitación.
- No va a pasar nada si se te ve una teta – decíaSofía con tono médico
- No, claro – decía la monja totalmente excitada
Finalmente pudo sacarle elcorpiño y recompuso el camisón de seda. Era un espectáculo ver a la castahermana así vestida. Sería apenas 2 centímetros más alta que Sofía y el cuerpoparecía el de una modelo de lencería. Las tetas se adivinaban hermosas. Lospezones se le marcaban completamente y volvían loca de deseo a Sofía.
Por su parte, la monja se miró alespejo y se sintió hermosa y sensual. El contacto de la fina tela sobre lospezones la volvían loca. Buscó la mirada de Sofía en el espejo y la miró conseriedad. Sofía le devolvió la mirada y con voz ronca de excitación le dijo
- Sos una bomba, sabías?
- ¿Si?
- Si, si no fueras monja...
- ¿Que? –quiso saber la hermana
- Todo el mundo te querría…
- ¿Que? La monja quería sentirse deseada y queSofía se lo dijera con todas las palabras
- Mejor no te lo digo
La monja la miró más seria y ensus ojos se veía la excitación de una mujer en celo y con deseo puro.
- ¿Todo el mundo me querría…que?
- Coger
Tuvo que cerrar los ojos lahermana cuando sintió que se mojaba más aún. Los volvió a abrir y por el espejopudo ver a Sofía.
- Voy al baño – dijo la monja
- Andá a este – Sofía le señaló el baño en suitede su madre
- Ah
Ni bien entró la monja se bajó labombacha y se metió sin dilación dos dedos en la concha que entraron con muchafacilidad. Se preguntó si debía masturbarse y decidió abrir la canilla paradespistar un poco.
Del otro lado de la puerta, Sofíapreparaba una travesura de las que más le gustaban. Hacer un juego de rolesinvertido con la monja.
Mariángeles estaba muy excitada.Vio sus dedos empapados e hizo algo que le pareció una locura. Abrió la boca yse metió índice y mayor degustando su propio sabor. Una corriente de excitaciónla recorrió desde la concha hasta la cabeza pasando por todo su cuerpo estremeciéndolacomo nunca antes. ¿Fue eso un orgasmo sin tocarse se preguntaba la hermana? Selavó la cara intentando calmarse y creía haberlo logrado. Se miró al espejonuevamente y éste le devolvió la imagen de una loba en celo. Se giró y abrió lapuerta, no esperaba encontrarse lo que se encontró…
(continuará…)
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12 comentarios - Mamá caliente (31)
Pronto, muy pronto
Te mando un abrazo